miércoles, 31 de diciembre de 2014

No Quiero que me Olvides (Kyumin) - 8

¡Feliz Año Nuevo para todos! De parte de su amiga Wu Xin Qian. Espero que este año les traiga suerte, amor, y progreso. Les deseo lo mejor de lo mejor en este año nuevo, sobre todo que sean felices. ¡Los Quiero!
Atte.
Wu Xin Qian (Mily Wu)
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Capítulo 8





***
- Abrazo…
Dijo Minnie, despidiéndose de Sunny.
- Adiós omma
Dijo la niña, quien se iba a la escuela. Ya había pasado una semana desde que supimos que tendríamos otra niña. Desde que nos besamos, Minnie ya no rechazaba mis abrazos, y se le veía más animada, eso me alegraba.
Minnie me miró y me abrió los brazos, entonces yo la abracé. Tal como la vieja Minnie, a ella le gustaba mucho dar abrazos. Me alegraba que poco a poco, Minnie volviera a ser la misma de antes.
- ¿Lista para acompañarme al trabajo?
Le pregunté, ella solo tomó su Conejo y caminó hacia la cocina.
- Minnie…
Dijo, tomando un dulce de Sunny y comiéndolo. Minnie amaba los dulces y al parecer se le antojaban mucho, pues el único momento en el que no pedía ayuda para algo, era para coger dulces. Llevé a Minnie al baño y la ayudé a bañarse. Minnie, al volverse una especie de bebé, había tenido que volver a lo básico, es decir, tenían que ayudarla a comer e ir al baño, y eso incluía usar pañales de adultos.
- Deja de salpicar el agua
Le pedí, enjuagando su cabeza, ella solo reía. Saqué a Minnie de la tina y la envolví con su toalla, luego me dispuse a ordenar el baño. Volteé a verla, ella se había quitado la toalla y se miraba el cuerpo en el espejo de cuerpo completo. Se tocaba los pechos y luego se tocaba el vientre, se miraba con mucha curiosidad. Luego me miró y puso sus manos en mi pecho, mirándome a los ojos.
Respiré hondo, no quería hacer nada que la pudiera espantar y eso incluía apagar al animal que había en mí. Minnie volvió a mirarse al espejo y luego sonrió, debía de causarle gracias tener pechos y que yo no los tuviera. La volví a envolver en su toalla y la llevé a su cama. Ya allí la sequé y vestí con la ropa que Leeteuk me dejó. Ya listos, nos subimos en mi auto y partimos hacia mi trabajo.
Llegamos a la SM y entramos, yo tenía que ir a hacer más grabaciones. Podía dejar a Minnie con Leeteuk, pero su trabajo como abogada de la SM era muy difícil y necesitaba concentrarse, sobre todo ahora que un chico de TRAX quería separarse de la compañía. Así que Minnie se quedaría conmigo.
- Minnie, mi sobrina favorita – dijo Lee Soo Man, yendo donde Minnie, quien le sonrió como si lo reconociera y lo abrazó – No le digas a Chula que dije eso – mi jefe me miró – Ellas son mis dos únicas sobrinas, Teukie es mi única prima – asentí, intentando no reírme de aquella faceta de mi jefe - ¿Cómo está Sunny?
- Abrazo…
Dijo Minnie.
- Bien, en la escuela – contesté – Minnie siempre le da abrazos
- Me imagino, esta niña no cambia
Mi jefe le pellizcó la mejilla a Minnie y ella rió como niña pequeña. Mi jefe se fue y yo me metí en la cabina de grabación. Minnie estaba sentada al lado de Shindong y Hangeng, ella los miraba con miedo.
- Comencemos
Dijo Shindong. La música comenzó a sonar y yo comencé a cantar. Cada tanto tenía que detenerme para reír pues Minnie no dejaba de mirar el abultado abdomen de Shindong y mirarse el suyo. Veía que Shindong la miraba incomodo, pues ella lo tocaba constantemente, así que hicieron que se sentara lejos de él.
Continuamos con la grabación, Minnie constantemente sonreía o reía, a ella siempre le gustó oírme cantar. La canción que estaba grabando era una canción sobre amar mucho a una persona y que ese amor que has entregado, no lo puedes recuperar, pues la otra persona lo tiene. La canción me hacía pensar mucho en Sungmin y en nuestro cruel destino. Me detuve, pues las lágrimas empezaron a salir de mis ojos.
- ¿Estás bien?
Preguntó Shindong.
- Sí… - mentí, viendo cómo Minnie de nuevo se levantaba e intentaba abrir la puerta para irse – Minnie, no…
Salí de la cabina y la tomé de la mano, sentándola de nuevo en su silla.
- Tal vez quiera ir a otra parte a caminar, debe de estar aburrida
Me dijo Hangeng.
- Yo puedo acompañarla
Dijo Dan Ji, entrando a la sala de grabaciones.
- No creo que…
Empecé a decir, pues ella no era exactamente confiable.
- Kyuhyun… en verdad te necesitamos concentrado – me pidió Shindong – No pensando en tu novia
Quise golpear a Shindong por decir eso, pero no lo hice y respiré hondo.
- Está bien, pero solo una hora
Le pedí a Dan Ji y ella asintió. Vi a mi novia irse con la asistenta de Hangeng y yo volví a meterme en la cabina. Seguimos con la sesión de grabación. En verdad necesitábamos trabajar en mi música, por todos los problemas con Sungmin, la grabación de mi álbum se vio afectada.
Continuamos grabando y por fin, tuvimos una canción y media listas. Cuando era joven creí que grabar una canción era cuestión de pararse y cantar por tres minutos, pero no era así. Tenía que grabar una y otra vez una misma estrofa hasta que quedara bien, y eso tomaba mucho tiempo y esfuerzo.
Miré el reloj, hora y media, Dan Ji no había vuelto. Salí de la cabina y junto con Hangeng, caminamos al pasillo, a la máquina de café, el café era la mejor medicina para el cansancio. Conversábamos acerca de la gira, de los primeros lugares a los que iría el próximo año, me estaba emocionando un poco poder volver a dar conciertos.
Mi vista se distrajo por un atolondrada Dan Ji que caminaba a paso veloz hacia nosotros, con rostro de preocupación. Mi vaso cayó al suelo, derramando el caliente líquido por el brillante piso. Dan Ji estaba roja y los ojos le lagrimeaban, y Sungmin no estaba con ella.
- ¿Dónde está Sungmin?
Pregunté, acercándome a la muchacha.
- Entré con ella al baño… - empezó a explicar ella, con voz agitada y temblando – Le pedí que no se moviera, entré en uno de los toilettes ¡No me demoré ni cinco minutos! – las manos me empezaron a temblar – Y al salir ella ya no estaba
- ¡¿Cómo la dejaste sola?!
Grité, agarrándola de los hombros y zarandeándola.
- ¡Lo siento! – lloró la muchacha - ¡Lo siento!
- ¡¿Dónde está mi novia?! – grité, enojado, preocupado - ¡Está embarazada, le puede pasar algo malo!
- Lo siento…
Lloriqueó Dan Ji.
- Kyuhyun… - Hangeng me separó de la muchacha – Cálmate
- ¡¿Cómo me pides eso?! – le pregunté, empujándolo - ¡Minnie está perdida por culpa de tu incompetente asistenta!
- Lo siento señor Cho
Volvió a decir Dan Ji. Llamaron a los de seguridad y pronto todos los que trabajaban en el edificio se pusieron a buscar a Minnie. Recorrí de arriba abajo el lugar y Minnie no estaba. Ninguno de los guardias reportaba haber encontrado a Minnie, ningún trabajador la había visto ¿Qué tan difícil era encontrar a una mujer embarazada vestida de rosado y con Conejos?
- ¿Y si salió del edificio?
Preguntó Shindong y yo lo miré horrorizado. Afuera había escalones por donde ella podía caer, había autos que podían atropellarla, había gente que podía hacerle daño, y estaban los malditos paparazis que podrían ponerla nerviosa. Salí corriendo del edificio, efectivamente, ahí estaban los camarógrafos. Me abrí paso por la marea de flashes y corrí por la cuadra, gritando el nombre de Minnie a todo pulmón.
No me importaba si las personas me veían raro, me importaba un bledo ser Cho Kyuhyun, yo quería encontrar a Minnie. Seguí recorriendo la cuadra y las cuadras aledañas, pero ni rastro de Minnie. Me detuve en una intersección, viendo a diestra y siniestra, sintiendo pánico, entonces sucumbí al llanto.
- ¡Minnie!
Grité de nuevo, mirando a todos lados. Sin darme cuenta, mis pasos me llevaron a aquel parque cercano de la SM, aquel que comenzó todo. No había rastro de Minnie, no había ni un niño en el parque, ni un adulto, nadie. Me senté en la banca habitual y lloré, escondiendo el rostro con mis manos.
- Minnie…
Alcé la mirada ¿Era mi imaginación? Minnie estaba ahí, parada a mi lado, con un helado en la mano ¿Cómo rayos había conseguido un helado? Me levanté y le toqué el rostro, era real. Minnie estaba bien, Minnie estaba a salvo…
- ¡¿Por qué mierda te fuiste?! - grité y ella me miró con miedo - ¡Casi muero! – derramé más lágrimas - ¡Eres una estúpida, Conejo, una tonta!
- Minnie…
Sungmin hizo un puchero y entonces comenzó a llorar.
- Me asustaste Conejo… - lloré aún más – Me asustaste…
- Minnie… - fue lo único que dijo y yo la miré – Abrazo…
Entonces, soltando su helado, me abrazó fuertemente. Yo le correspondí el abrazo, apretándola fuertemente contra mí. Nada le había pasado, eso estaba bien, ella estaba bien. Entonces ella soltó su agarre e intentó separarse de mí, yo no se lo permití.
- No dejes de abrazarme a menos que te lo ordene


***
Ya había pasado un mes desde que Minnie y yo no hablábamos. La veía siempre con sus amigas y con Zhou Mi, era tan frustrante verla siempre con ese edificio andante. Me molestaba verlo a él en mi lugar, actuando como si Minnie fuera su mejor amiga, y tal vez lo era ¡Pero primero fue mía! Y detestaba a Minnie por irse con él, la detestaba por elegirlo justo a él como amigo substituto ¿Pero por qué? Porque ella dijo que le gustaba.
Conforme los días pasaban, me daba cuenta de que había sido una pésima idea, lo debía de admitir, porque mi propósito era poder extinguir la llama rosa en forma de Conejo que había en mi interior, pero estando lejos de ella, hacía que la extrañara mucho. Y lo peor es que ni siquiera podía estar lejos de ella en todo el sentido de la palabra, pues éramos compañeros de clases, vecinos y para colmo, protagonistas de la obra escolar ¡Nos veíamos a cada momento! ¡Y ella solo actuaba como si yo no estuviera ahí! Era tan molesto verla, tenerla cerca, y no poder estar con ella como antes.
Sungmin, de nuevo, parecía no verse afectaba ¿Era verdad o fingía que no le afectaba? Como fuese, me arrepentía de mi decisión, pero yo mismo no hacía nada para solucionarlo. Simplemente dejaba que el tiempo pasara, y ella tampoco hacía nada para repararlo ¿Cómo es que lo solucionamos aquella vez? Me había puesto a llorar como un niño pequeño al que le quitaron su juguete. Zhou Mi me estaba quitando a mi Conejo, por eso estallé, pero ahora no quería reclamar como mío a mi Conejo, porque no quería que fuera mía.
- Kyuhyun… te estoy hablando
Dijo Seo, yo solo la miré.
- Lo siento
Ella me dio un beso corto y sonrió, luego se abrazó a mi brazo. Aquella acción se sintió tan extraña, pues no causaba en mí el mismo efecto que causaba Minnie al hacerlo. Cada vez que Minnie hacía eso, desde que tengo memoria, siempre producía un cosquilleo en mi interior; ahora con Seo, me sentía incómodo.
- Alumnos, hoy continuaremos con Romeo y Julieta – dijo la maestra – Cho Kyuhyun… - miré a la maestra – Tú y Kim Sungmin serán los protagonistas de “Los tres Mosqueteros”
- Sí…
Contesté, sintiéndome observado. A mí me gustaba mucho cantar, pero en mi casa, frente a Minnie, mis amigos, familia, o la clase de música, no frente a toda la escuela, padres y profesores ¡Me sentía aterrado!
- ¡Genial! – exclamó la profesora - ¡Les subiré dos puntos en el examen final! – miré a Minnie, ella solo escribía algo en unos pentagramas, debía de ser la música para la obra – ¿Y cómo van los ensayos?
- ¿No íbamos a terminar de hablar de Romeo y Julieta?
Escuché que mascullaba Seo.
- Bien…
Contesté.
- Kyuhyunie siempre llega tarde
Soltó Minnie y yo la miré. Después de mucho tiempo ella me había dicho Kyuhyunie, y se sintió muy bien. Ella volteó y nuestras miradas se encontraron, o por lo menos yo la estaba viendo a ella. Ella se giró de nuevo ¿Sin sonreírme? ¿Por qué me había llamado Kyuhyunie? ¿Es que ella sí me extrañaba?
- ¿En serio?
- Según ella, yo llego tarde a todos lados
Contesté y sentí cómo Seo me miraba.
- Es que lo haces
Dijo Sungmin, viéndome.
- No es cierto – contesté – Soy muy puntual
- En tu imaginación
Rió ella.
- Solo me he demorado diez minutos aquellas veces
- Fueron muchas veces – me recordó ella y yo sonreí al hacerlo también – No me gusta que seas impuntual – y ahí vino el puchero manipulador – No me gusta
- Entonces dejaré de ser impuntual ya que no te gusta
Las palabras habían salido de mi boca antes de que me diera cuenta. Miré a todos lados, todos me miraban ¿Qué acaba de pasar?
- El amor es la amistad… - dijo la maestra y yo miré al frente, sintiendo la sangre hervir – Continuando con “Romeo y Julieta”…
No me interesaba cómo es que Romeo se bebía el veneno creyendo que Julieta estaba muerta ¿Por qué lo hizo de todas formas? Fingir. Lo único que me interesaba era poder entender la extraña sensación en mi pecho. Era un cosquilleo, que descendía hasta la boca de mi estómago, haciendo erupción y llenándome con una sensación de calidez.
Las clases terminaron y esperé a Minnie para poder ir al ensayo de la obra. Normalmente yo llegaba después que ella, mucho después que ella ¡Por San Siwon, sí soy impuntual! Pero lo hacía porque no me la quería encontrar con Zhou Mi o sus amigas, y crear situaciones incómodas; quería que solo nos viéramos en los ensayos, el único momento en el que interactuábamos.
Me paré en la puerta y vi a Minnie salir del aula con su mochila al hombro. Caminé rápido hacia ella, Minnie solo me miró y continuó su camino. Yo caminaba a paso rápido tras ella ¿Por qué huía de mí?
- ¿Quieres dejar de seguirme?

Me preguntó, deteniéndose abruptamente y haciendo que choquemos.



- Estamos yendo al mismo sitio
Me defendí y ella volteó a verme.
- En serio Kyuhyun… - me miró fijamente, yo solo tragué saliva - ¿Qué tan tonta crees que soy?
- Conejo… yo…
- ¿Conejo? – ella me miró y luego sonrió de forma sarcástica – Perdiste el derecho de decirme así
- Sungmin… no te lo tomes a pecho – ella comenzó a caminar de nuevo y yo la volví a seguir – No dije que íbamos a dejar de ser amigos, solo…
- Solo que ya no debía de estar tan cerca de ti – completó – Kyuhyun, eso es lo mismo
- Minnie… - la tomé de la mano y ella se volvió a detener – Te extraño…
- Un mes Kyuhyun… - dijo ella con lentitud – Esperé a que me dijeras eso por un mes – se soltó de mi agarre – Madurar te tomó mucho tiempo
Dijo y yo la miré boquiabierto ¿Se refería a que ya era tarde para nosotros? No podía ser cierto, yo no podía perder a mi Conejo, no quería perderla, pero al mismo tiempo no quería sentir esto por ella ¡No! Entonces lo comprendí. No es que no quisiera sentir algo por ella, es que tenía miedo de sentir algo por ella.
Minnie siguió el camino hacia el auditorio, yo solo me quedé en el pasillo. Sentía que algo me presionaba el pecho, era mi corazón herido. Había sido un idiota, pues no había logrado dejar de sentir cosas por ella, lo había incrementado, tal como dijo Siwon. Y ahora, la había perdido.
Caminé sin ánimos al auditorio y entré en los camerinos. Todo el equipo de producción estaba ahí; algunos pintaban escenografías, otros bordaban, otros leían los guiones, y otros, el grupo de Sungmin, practicaban las canciones. Me acerqué a ese grupo, estaban practicando una de las canciones románticas.
La maestra había dicho que teníamos que aprendernos primero las canciones y luego comenzaríamos con los ensayos. En un mes, nos habíamos aprendido todas las canciones, Minnie había hecho un excelente trabajo con la música. Luego pasamos con las escenas y ahora teníamos que ensayar las escenas ya aprendidas con las canciones correspondientes. En un mes teníamos listo la primera parte de la obra.
- Bien mis pupilos… - todos miramos a la maestra semejante a un pavo real – Hoy, viendo que mi Constance y mi D'Artagnan están un poco… - miré a Minnie, ella seguía en lo suyo – Hoy haremos una de las escenas emotivas
Miré a Minnie y ella asintió. Trajeron la utilería y pronto nos encontrábamos haciendo la dichosa escena, pero había algo mal. La canción nos la sabíamos, el dialogo nos lo sabíamos, pero había algo malo en todo esto, no estaban nuestros sentimientos. Solo repetíamos lo que sabíamos que teníamos que decir, pero no lo sentíamos. Eran palabras vacías, que no expresaban nada y que por lo tanto, no era creíble.
- ¡Aish!
Exclamó Minnie con frustración.
- ¡Paren! – gritó la maestra, mirándonos con frustración – ¡Necesito ver amor! – miré a la maestra, no quería ver a Minnie - ¡Se supone que están enamorados, demuéstrenlo!
- ¿Podemos dejarlo para mañana? – preguntó uno de los mosqueteros – Tengo tarea de algebra
- ¡No! – gritó la maestra - ¡Ninguno se irá hasta que no vea amor! – miré a Minnie, ella solo miraba a la maestra con el ceño fruncido - ¡Conmuévanme!
Repetimos la escena unas cinco veces más, ninguna era del agrado de la maestra. Los demás actores se veían enojados ¿Y quién no? Por mi culpa ellos pagaban plato roto.
- ¡¿Pueden hacerlo bien?!
Gritó uno de los personajes secundarios.
- ¡Me quiero ir ya!
Protestó otro mosquetero.
- ¡Se acabó! – gritó la maestra, lanzando el guión al suelo - ¡Vengan conmigo! – la maestra nos guió fuera del auditorio y nos llevó al armario de suministros - ¡Entren!
   - Pero…
Intentó decir Minnie, pero la maestra la lanzó dentro, luego lo hizo conmigo. La maestra cerró la puerta y luego escuchamos el sonido de la llave. Minnie y yo nos miramos y comenzamos a golpear la puerta con desesperación.
- ¡Saldrán cuando se estén amando!
Gritó la maestra, luego escuchamos pasos.
- ¡Esa profesora está loca!
Grité, golpeando la puerta.
- ¡Mi padre es policía! – gritó Minnie - ¡Y mi madre es abogada! – Minnie golpeó aún más fuerte la puerta - ¡Sáquenos!
Entonces Minnie comenzó a respirar con dificultad. La vi con detenimiento, ella estaba pálida. Entonces recordé la hora; era muy tarde y nadie había comido nada, sobre todo ella. Aquella vez, la primera vez que la vi desmayarse, cuando tenía diez años, me juré que la cuidaría bien, y su anemia no le afectó tanto en mucho tiempo.
- Minnie…
- Estoy bien…
Me dice, sacando un dulce de su bolsillo y comiéndolo.
- Eso no te dará nutrientes
Le dije, ella solo me fulminó con la mirada.
- ¿Qué más te da? – me preguntó – Ya deja de preocuparte por mí
- No voy a dejar de preocuparme por ti
- ¿Por qué habrías de hacerlo?
Me miró desde el suelo, con una ceja alzada y su sonrisa burlona en el rostro.
- Porque eres mi mejor amiga
- Error – dijo ella y yo me quedé boquiabierto – Tú dijiste que ya no éramos amigos
- ¡Yo no dije eso!
Protesté, golpeando la pared, Minnie solo me miró.
- Decirme que deje de estar junto a ti todo el tiempo – ella me miró, de nuevo vi el dolor en sus ojos – Es lo mismo que decir que ya no seamos amigos
- ¿Por qué?
- Porque siempre hemos estado juntos – contestó ella – Y a mí eso me gustaba – me senté a su lado – Abrazarte, mimarte, pasar el tiempo contigo… - Minnie me miró – Era mi forma de demostrarte mi cariño, era la forma en la que exteriorizaba mi amistad hacia ti
- Minnie cállate
Le pedí, pues de nuevo había usado aquella palabra que dolía como un fusilamiento.
- ¡No! – gritó ella – Me quitaste esas cosas, me quitaste la forma en la que te demostraba mi amistad y por lo tanto la despreciaste
- Cállate…
- ¡No me voy a callar! – gritó ella - ¿Por qué lo hiciste? – los ojos de Minnie estaban llenos de lágrimas - ¡Era tu mejor amiga!
- ¡Cállate! – grité, golpeando la pared con tanta fuerza que esta retumbó – Solo cállate
- ¿Te molesta que te diga la verdad? – la miré fijamente – Me cambiaste por tu novia, eso es lo que hiciste – miré el piso, ella no se callaría – Yo soy tu amiga desde los cuatro años, y ella es tu novia desde hacer tres meses… - miré a Minnie – Tal vez ella tenga razón y novia le gana a amiga, pero al menos esperaba que respetaras tu promesa de no dejarme de lado aunque tu novia sea una loca psicópata
- Yo no quería despreciar tu amistad
- Pero es lo que hiciste – Minnie escondió el rostro en las rodillas – Y esperé a que recapacitaras, a que me demostraras que esta amistad de nueve años significaba algo para ti – de nuevo la palabra hiriente – Pero no lo hiciste, y ahora es muy tarde
- Yo estoy arrepentido, no debí pedirte eso
- Pero ya es muy tarde para el arrepentimiento – Minnie se restregó las lágrimas – Ya no somos amigos y no lo volveremos a ser – Minnie soltó una risita – Y da igual, porque últimamente preferías estar con tus amigos que conmigo
- ¡Eso no es cierto! – exclamé enojado – Conejo, prefiero mil veces estar contigo que con alguien más
- Bonita forma de demostrarlo
Rió ella.
- ¡Conejo, ya basta! – grité y ella me miró - ¡Lo siento! – grité de nuevo, llevándome las manos a la cabeza - ¡En verdad lo siento! – la miré, ella seguía llorando - ¡No debí pedirte que me dejarás, no debí apartarte! ¡Fui un idiota! ¡Fui el más grande de los idiotas!
- Es que… no comprendo del todo por qué lo hiciste – ella me miró fijamente – Ya llevabas tres meses con ella y siendo mi amigo, no había problema alguno
- No fue por Seo que te pedí que te alejaras
Confesé.
- ¡¿Entonces qué?!
- No te lo puedo decir
Contesté, pues sabía que ella no sentía lo mismo. Ahora podía admitirlo, me había enamorado de Sungmin, o más bien, siempre estuve enamorado de ella, pero el cruel destino me jugó chueco. Todo el mundo pensaría que sería ella la que estaría enamorada de mí, o que al menos sentiría lo mismo; pero no, para ella, yo solo era un amigo, aquel con el que pasaba el día desde los cuatro años, aquel que secó sus lágrimas, la hacía reír y trataba como sirvienta. Pero yo estaba profundamente enamorado de ella, y ahora era que me daba cuenta.
- ¿Quieres que me quede con eso? – me preguntó con el entrecejo fruncido – O sea, simplemente lanzaste nuestra amistad por la borda y no me dirás el por qué – ella soltó una risita sarcástica – Es lo más estúpido que escuché, ya veo cuanto valía nuestra amistad para ti – de nuevo la palabra - ¡No luchaste por nuestra amistad!
- ¡¿Y qué me dices de ti?! – pregunté con enojo, ella solo me miró - ¡¿Por qué yo soy el único que tenía que luchar?! – pregunté - ¡Cuando tu padre nos obligó a separarnos, cuando dejaste de hablarme! – grité - ¡Yo fui el que intentó recuperarte! – Minnie abrió la boca, pero no dijo nada - ¡No me importó si mis amigos se burlaba de mí, o si Seohyun pensaba que tenía algo contigo! ¡Yo lo hice porque valoro, en verdad valoro, tu amista!
- Kyu…
- ¡¿Tú por qué no luchaste?! ¡Ahora las cosas son al revés y yo te dejé de hablar! ¡¿Por qué no luchaste?!
Pregunté a gritos.
- Tú dijiste…
- ¡Se lo que dije, Conejo! – grité, golpeando la pared - ¡Y me arrepentí al instante! – las lagunas de mis ojos se desbordaron, no pude contenerlas - ¡Si me hubieras pedido que todo volviera a ser como antes, lo hubiera hecho!
- Oppa… - la miré fijamente, pues hacía mucho que no escuchaba que me dijera de esa forma – Yo siempre hago lo que me pides
- ¡¿Por qué tenías que obedecerme en esto?! – me sentía enfadad con mi tonto Conejo - ¡Eres una tonta!
- Supongo que me acostumbre a hacer lo que me ordenas
- ¡Pues te tengo una nueva orden!
Ella me miró y yo hice lo mismo. Sus ojos, dos manantiales en donde me podía ver reflejado, sus mejillas eran dos pétalos de rosas, y su expresión era tristeza. La miré fijamente y entonces la abracé, la abracé como si mi vida dependiera de ello, aprisionándola con mi cuerpo, jurándome que nunca más la alejaría de mí.
- Oppa…
- La nueva orden… la nueva ley – susurré – Es que no dejes de abrazarme a menos que te lo ordene
- Oppa…
Minnie intentó zafarse.
- ¡No te he ordenado que me sueltes!
Grité, apretándola más fuerte.
- No… respiro…
Relajé mis brazos y Minnie dejó de quejarse.
- ¿Podemos volver a ser amigos?
Le pregunté, sin soltarla.
- Sí…
Contestó ella sonriente.
- Extrañaba abrazarte – la apreté más – Promete que nunca dejarás de abrazarme
- A menos que me lo pidas expresamente
Contestó ella, sonriendo ampliamente.
- De acuerdo – acepté – Sobre todo porque nunca querré que me dejes de abrazar
- Te quiero oppa
- Yo te quiero más Conejo
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ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO

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