domingo, 26 de octubre de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 36

Capítulo 36






En el camino a casa de Sun iba respirando y sudando. Cada semáforo rojo me miraba en el espejo, no quería que notasen que había llorado. Por fin llegué al edificio, este también se veía espeluznante. Subí por el ascensor y abrí la puerta. Todos me quedaron viendo, y mis ojos chocaron con un par de ojos cafés.

- ¡Ratona! - gritó él, corriendo hacia mí y abrazándome




– Te extrañé – se inclinó para poder darme un beso, pero yo me aparté - ¿Qué sucede?
- ¿Podemos hablar?
Pregunté, sintiendo la mirada de todos en mí.
- Claro, hablen
Dijo Sun, abriendo una lata de salsa de tomate.
- En privado
Miré a Donghae y este asintió.
- Vamos a tu habitación
- Preferiría que fuera… en otro lugar
- ¿A dónde quieres ir?
- Vamos a… - pensé un lugar apartado donde no mucha gente, sobre todo paparazis, pudieran vernos – Vamos a tu auto
- ¿Mi auto?
- Sí
Contesté.
- De acuerdo – Hae tomó su chaqueta – Luego podemos pensar a dónde ir
- Vamos
Él me tomó de la mano y juntos salimos del departamento. Entramos en el ascensor y Donghae me volvió a abrazar. Sentí los ojos escocer, no tenía el valor suficiente como para luchar, era una cobarde de primera y estaba a punto de renunciar a lo que más quería en este planeta.
Llegamos al sótano y entramos en su Audi con lunas polarizadas. Él puso el motor en marcha y me miró sonriente. Yo lo miré, intentando de demostrar ninguna sensación. Hae buscó algo en su chaqueta y luego me lo dio.
- Esto lo mandé hacer cuando nos fuimos a Aspen – me entregó la gran caja de terciopelo – Cada nueva princesa, hereda las tiaras de su antecesora – abrí la caja y me encontré con una tiara hermosa, con diseños de copos de nieves y lleno de diamantes y algunos zafiros, haciéndolo parecer hecho de nieve – Y añaden una nueva a la colección – miré a Donghae, él tomó la tiara y me la colocó en la cabeza – Es mi regalo pre-nupcial
- Hae…
Tomé la tiara y la dejé de nuevo en su caja.



- ¿No te gustó? – me preguntó, mirando con confusión la caja - ¿Debí de escoger algo más sencillo? – se veía triste, eso me destrozó por dentro – Lo diseñé yo
- No es eso… - sentí que un nudo se me formaba en la garganta y los ojos me empezaron a escocer – No puedo aceptarlo
- ¿Por qué no? – me miró con el entrecejo fruncido – Soy tu novio, te puedo regalar estas cosas, no te preocupes por el dinero
- No es eso…
- Quiero que la uses en la boda, se verá hermoso con el tema de “Paraíso invernal” que escogiste
- Hae…
- Te verás hermosa – Hae sonrió – Espero que ya hayas elegido tu vestido
- Escúchame…
Pedí.
- Yo ya tengo mi traje, lo compré en “Dolce & Gabbana” – siguió diciendo él – Mi corbata será azul, aunque el novio no debe de llevar nada azul
- ¡Hae, escuchame!
- Kyuhyun y Eunhyuk ya tienen sus trajes también, y Yoora…
- ¡No me casaré contigo!
Grité tan alto como pude. Donghae borró su sonrisa de pronto y me miró



. Yo derramé las lágrimas que tenía contenidas y me tapé el rostro. Miré mi mano y me quité el anillo.
- No…
Dijo Donghae con ojos humedecidos.
- Tómalo, por favor
Le pedí, extendiéndoselo.
- ¡No!
Gritó él, derramando las lágrimas.



No podía mirarlo, así que cerré los ojos y dejé el anillo en el tablero del auto. Me atreví a mirar a Donghae, se veía desconcertado, enojado, confundido y sobre todo, herido.
- Lo siento…
Dije, y él tomó el anillo.
- ¿Por qué?
Me preguntó con voz ahogada.
- Lo siento… - volví a decir – Pero no puedo
- ¿Fue tu tía? – me preguntó y yo me puse nerviosa - ¿Te hizo algo? – no podía decirle la verdad - ¡Responde!
- ¡No!
Grité.
- ¡¿Entonces qué?! – gritó aún más alto, golpeando el timón – Min Jee… - me miró, sus ojos derramaban lágrimas y su rostro se había tornado rojo – Te amo…
- Lo siento…
Volví a decir, restregándome las lágrimas.
- Prometiste estar siempre a mi lado – me recordó - ¡Prometiste que no me dejarías solo nunca y que me amarías siempre!



- ¡No puedo hacerlo!
Grité.
- ¡¿Por qué?! – preguntó a gritos - ¡Tiene que haber una explicación!
- ¡Ya no te amo!
Grité y él abrió mucho los ojos. Se alejó un poco de mí y me miró horrorizado. Yo me sentía muy mal, sentía asco y nauseas. Quería decirle que no era verdad, que lo amaba con toda el alma, pero la imagen dantesca de mi tía volvió a aparecer. Hae miró al frente, el labio le tembló y negó con la cabeza.
- Eso no es verdad… - dijo quedamente - ¡Dime que eso no es verdad!
- Lo siento… - volví a repetir – Cuando regresé… sucedieron cosas que… me hicieron ver que no puedo hacer esto, no me gusta nada de esto
- ¿Qué cosas? – me preguntó – Las cambiaré, y así podremos estar juntos
- No puedes – negué con la cabeza – No me quiero casar a los diecinueve, pero tú lo necesitas; no quiero ser una princesa o una reina, quiero hacer otra cosa con mi vida; no quiero hacer nada de las cosas que me piden por ser tu novia, quiero ser libre – le miré, se veía aún más herido – Eres un príncipe, y ya me harté de esa parte tuya
- Renunciaré a mi título
- ¡No!
Le rogué, no quería eso.
- ¡De nada me sirve sin ti! – gritó él, soltando más lágrimas - ¡Tendré que ceder la corona a mi tía Jae Hwa!
- ¡Pues consigue a otra persona!
- ¡¿Cómo puedes pedirme eso?! – gritó y yo lloré más - ¡Te amo solo a ti, entiéndelo!
- ¡Pero yo ya no! – le grité y el rostro se le desencajó aún más – Tienes toda una boda lista para diciembre, solo necesitas una novia – quité el seguro de la puerta – Lo siento…
Salí del auto y caminé al mío. Entré y marqué el número de Siwon. Al tercer timbre contestó, me sentí aliviada.
- ¿Qué sucede Min? – me preguntó - ¿Estás bien?
- No – contesté entre sollozos, poniendo en marcha el auto y saliendo del edificio - ¿Dónde estás?
- En mi departamento
- ¿Estás ocupado?
Pregunté, intentando calmarme.
- No… - contestó él – Puedes venir, pero tranquilízate, respira hondo y recuerda que Dios te ama
- Gracias Siwon
- Nací para ayudar – me dijo él – Min, te mandaré la dirección a tu teléfono
- Gracias
Él colgó y al rato me llegó la dirección del edificio. Llegué al edificio, era muy bonito, en Gangman también, incluso era más bonito que el de Sun. Aparqué y me bajé, noté que había muchos paparazis, así que me coloqué lentes de sol. Entré al ascensor y toqué con desesperación la puerta, Siwon me abrió.
- ¡Dios bendito! – exclamó - ¿Estás bien?
Negué.
­- Duele
Fue lo único que le dije.
- Dios castigará a los que te hacen llorar
Dijo y yo lo abracé empezando a llorar de nuevo. Siwon me entregó una taza de té y yo lo bebí. Continué llorando hasta que los ojos me dolieron. Me recosté en el sofá él me dio una caja de pañuelos, yo le sonreí, era muy agradable también.
- Lamento haber aparecido de improviso
- No hay problema – dijo – Dios te puso en mi camino porque quiere que te ayude
- No creo que nadie pueda ayudarme
Lloriqueé.
- ¿Qué sucedió Min?
Me preguntó.
- Terminé con Donghae
Contesté. Entonces comencé a relatar cómo mi tía me amenazó esta mañana y cómo me vi obligada a terminar con él. Reviví las escenas y las palabras llenas de tristeza, las mentiras que tuve que decir, y como sus lágrimas dolían tanto como el puñal de mi tía.
- Yo creo que deberías decir la verdad
- No puedo…
- Es tu decisión, pero sigo creyendo que el diablo se metió en tu tía, ella ya no es tu tía
- Lo sé – me limpié las lágrimas con un pañuelo – Pero no le puedo hacer esto a mi tío, son su única familia
- En la biblia dice que debemos de pensar en el prójimo antes que en uno mismo – miré a Siwon y asentí – Pero en tu caso, tú eres una mártir
- ¿Eso es malo?
- Estás sufriendo por pensar en todos los demás – dijo Siwon – Ya llegó la hora de que dejes de ser una mártir y pensar un poco más en ti
- No sé cómo hacerlo
Admití.
- Por tu corazón noble y bondadoso es que lograrás entrar a los Cielos
- Gracias Siwon
- Hazme caso, ve y dile la verdad al príncipe – me pidió él – Si lo amas, si se aman, ni la muerte podrá romperlo, han sido tocados por Dios
Sonreí ante las palabras de Siwon. Me despedí y conduje a casa, aunque no quería alejarme de él, pero tenía que hacerlo. Por más que quería hacerle caso a Siwon, incluso a Sun en su momento, no podía, pues más pesaba mi miedo a morir a manos de mi tía.
Entré en casa y mi tía me miró, sonrió de oreja a oreja y dejó su revista a un lado. Jin bajó las escaleras y me miró, luego miró a su madre y ella sonrió. Jin se me acercó grácilmente y me mostró su teléfono.
- Adivina con quien saldré
- Que te diviertas – le dije, mirando la foto de Jin y Hae en un columpio, luciendo ropas iguales – Espero que logres lo que quieres, porque sino estarías causando sufrimiento innecesario
- ¡Cállate! – me ordenó mi tía y yo obedecí al instante - ¡Ve a tu habitación!
- Mis cosas aún no las saco de casa de Sun
- Usarás lo que
que Jin no use
Me dijo mi tía y yo asentí. Subí las escaleras con ella pisándome los talones. Mi habitación seguía igual que cuando me escapé, parecía que había despertado de un mágico sueño y aparecido en una realidad de pesadilla. Mi tía cerró la puerta tras de mí y escuché el sonido de la llave.
- ¡Déjame salir! – grité - ¡Por favor! – lloré - ¡Ya basta! – empecé a golpear la puerta - ¡¿Qué más quieres de mí?!




Golpeé la puerta hasta que las manos me dolieron. Me aovillé en el suelo y continué llorando. Era prisionera, era prisionera de mi cobardía, no solo de mi tía ¿Cómo es que habíamos llegado a este punto? ¡Lo único que había hecho había sido enamorarme! Ese había sido mi gran pecado. Recordé a Siwon y su forma de hablar de Dios ¿Qué era lo que Él tenía preparado para mí?


Ir a la universidad sabiendo que Hae estaría ahí no iba a ser nada fácil, de eso no podía tener duda ¿Cómo se lo habrían tomado mis amigos? ¿Ya se los habrás contado? ¿Me odiarán? Esperaba que no, pues eran mis pilares para no derrumbarme.
Salí de mi habitación, tenían ojeras y el cabello despeinado, no estaba de humor para arreglarme. Jin estaba tomando un té, me miró y sonrió. Caminé hacia la refrigeradora y tomé una manzana, me serví un café y con pesar me senté en la mesa junto a ella.
- Desconozco a mi prima – dijo ella en tono de burla – Romperle el corazón así al príncipe
- Si lo viste sufrir, te puedes hacer una idea de lo mucho que le duele que lo haya dejado
La miré con suficiencia, ella solo frunció el entrecejo.
- Lograré que te olvide y lo lamentarás
Me amenazó.
- A mí déjame en paz – solté – Ya te di todo lo que querías, solo hazlo feliz y logra de verdad que me olvide
- Pero…
Ella se veía sorprendida.
- La persona que amas está sufriendo por tu culpa, por tu maldad – la miré con asco, esa chica no era mi prima – Eso no es amor
- Lograré que me ame y será por mí por quien él llore
Dijo, levantándose de la mesa y yéndose. Miré la mesa, sentí deseos de romper algo, ahora sabía cómo debía de sentirse Hae cuando algo lo enojaba demasiado. Miré el reloj, tenía que irme ya, el estómago se me revolvió de nuevo.
Dejé todo en el fregadero y salí del departamento. Ya dentro de mi auto, me quedé pensando qué haría. Obvio tenía que ir a la universidad, pero no quería hacerlo, temía verlo ¿Qué haría al verlo? No podría hablarle, no podría mirarlo ¿Y los demás? ¿Seguiría todo como antes? Todos éramos amigos antes de que él y yo estuviéramos juntos ¿Lo seguiríamos aunque yo haya terminado con él de una forma muy chocante?
El camino a la universidad se me hizo demasiado corto. Mis manos sudaban y mi corazón latía con demasiada fuerza. Cuando me bajé del auto noté la mirada de todo el mundo sobre mí ¿Ya lo sabían? ¿O es que me miraban porque creían que aún era la prometida del príncipe?
Avancé a mi primera clase y me senté lejos del mundo, aislada en una esquina muy alejada del aula. Las personas empezaron a entrar, todas dedicándome una mirada y murmurando cosas, sentí un deja-bu. Entonces entraron, conversando entre murmullos, Sun y Kyu.
Kyuhyun, con su cabello castaño y alto como siempre, se veía serio, lo cual era extraño en él, pues siempre sonreía. Sun, su cabello rubio brillaba y sus ojos azules estaban opacos, se veía enojada. De nuevo sentí nauseas ¿Se sentarían a mi lado? ¿Me odiaban ahora? Sun me miró, sentí el pecho caliente y abrí la boca, pero la cerré al ver cómo me fulminaba con la mirada. Kyu también me miró y negó con la cabeza; sentí los ojos escocer, definitivamente me odiaban. El profesor entró y la clase dio inicio, Hae no llegó

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Disculpen la demora!!!! Comprendan que la universidad me tiene muy ocupada!! :/ Quisiera estar todo el día escribiendo pero no puedo TT_____TT bueno, espero que les guste el capítulo 

domingo, 19 de octubre de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 35

Capítulo 35



Los días fueron pasando. No les dije nada a mis amigas, no quería que pensaran que había sido manipulada por mi tía, o que me dijeran que era estúpida. Las tres vivíamos juntas


pero apenas nos veíamos; yo ya había empezado con mi entrenamiento de patinaje, e intentaba estar entrenando el mayor tiempo posible, no solo porque las regionales se acercaban, sino para evitarlas. Yang se tuvo que conseguir un trabajo de medio tiempo, y Sun era la única que permanecía aburrida, como ella decía, en casa. No quería pasar tiempo con mis amigas, pues temía que me hicieran preguntas, aunque ya sabían que iba a volver junto a ellas a la universidad. Por otra parte, como no quería hablar con Donghae y las pocas veces que lo hacía era para decirle que estaba entrenando o que me iría a dormir por el cansancio, no había podido evitar a mis tutores reales. Estudiar para ser princesa era doloroso ahora que ya no lo iba a ser.
Los chicos se habían ido a Aspen a probar un poco de adrenalina, e iban a regresar cuando el semestre iniciase, eso me convenía, pues no quería ver a Donghae. Tenía que planear muy bien qué decirle y cómo hacerlo, no podía tomármelo como una simple ruptura, iba a terminar con el príncipe heredero. Todas las noches sollozaba contra la almohada, pensando en cómo mi historia de amor no acabaría en un “Vivieron felices por siempre” Lo amaba, pero tenía demasiado miedo.
Estaba patinando, ensayando mi rutina sola. Había mentido a mis amigas diciendo que los sábados tenía entrenamiento, pero no era así, iba a la pista de hielo de la universidad y desperdiciaba ahí todo mi día, hasta que el cuerpo me pedía tregua. Tenía los audífonos puestos, con la melodía a todo volumen. El hielo era lo único que mantenía a Donghae lejos de mi mente. Aceleré y salté para hacer un Lutz; la imagen de Donghae apareció en mi mente y entonces caí estrepitosamente, golpeándome la cadera. Me quedé tendida en el hielo, con los ojos cerrados, y entonces sentí unos brazos ayudándome a levantarme.
- ¿Estás bien?
Me preguntó un muchacho de rostro amable, piel algo tostada, y, lo que más me llamó la atención, uno par de ojos café muy hermosos.
- Sí, gracias
Conteste, acomodándome la ropa.
- Te caíste muy… horrible
- Si… - reí con nerviosismo - ¿Qué haces…?
- ¡Oh! – exclamó él – Es que… este setiembre empiezo aquí – me informó – Quería visitar la pista, me uniré a hockey si me lo permiten
- Pues… - miré su cuerpo, se notaba que entrenaba mucho, y era muy alto – No dudo que logres entrar
- Gracias – sonrió él – Soy Choi, Choi Siwon




- Mucho gusto – le extendí la mano y él me la estrechó – Yo soy…
- Se quién es usted – Siwon me sonrió, tenía una sonrisa gentil - ¿Su alteza?
Solté un suspiro, no podía esconderme siempre.
- Min Jee
De todas formas me presenté.
- De acuerdo – él me miró extrañado, tal vez era intuitivo – ¿Deseas tomar algo? – me preguntó – Debes de estar muy cansada
- Gracias, pero… - mi teléfono comenzó a sonar, lo saqué, era el príncipe – Estoy practicando, hablamos luego
- Pero…
No escuché más, colgué.
- Disculpa que sea un entrometido, sobre todo porque nos acabamos de conocer – empezó a decir Siwon - ¿Pasa algo malo?
- No sé si deba de hablar de esto – contesté – Pero la verdad es que me muero por hablar del tema, pero no puedo decirle a las personas que sí conozco y confío
- ¿Tan grave es? – preguntó y yo asentí - ¿Le está siendo infiel a su alteza?
- ¡No!
Exclamé y él soltó una risita.
- Lo siento – dijo él y yo patiné fuera de la pista, yendo hacia las gradas – Acabamos de conocernos pero… todos me dicen que soy muy confiable
- No lo sé – dije – Acabamos de conocernos
- Por lo mismo no te juzgaré
Sonreí.
- No lo sé – volví a decir - ¿Cómo sé que serás confiable?
- Porque Dios me observa – contestó él – Dios dice que traicionar a una persona que confía en ti es tan malo como asesinar a alguien
- ¿En qué parte de la Biblia dice eso?
- En Hebreos once, versículo dos[1]
- Entiendo…
Reí, jamás creí toparme con un fanático religioso, aunque este me agradaba.
- Entonces te escucho
- Bueno… verás… - lo miré – Tengo un grave problema
Empecé a contarle, a este extraño, toda la historia. Le conté como fui adoptada por mis tíos, como conocí a Donghae en la universidad, como nos odiábamos y como nos terminamos enamorando. Le conté de la locura de mi tía y de la ceguera de mi prima, incluso le conté de la desaparición de mi tío. Le conté sobre los maltratos con lujo de detalle, de los miedos que tenía y de cómo sentía que jamás sería feliz.
- Dios siempre hace las cosas por una razón – me dijo – Tal vez no te de la felicidad que quieres de la manera que tu esperas, pero serás feliz, después de todo…
- Bienaventurados los que lloran
Sonreí al decirlo.
- Exacto
Él sonrió y yo no pude evitar soltar una risita, en verdad se sentía bien poder soltar todo.
- Pero espero que lo que me espere sea algo bueno – abracé mis piernas – Aunque no creo que Dios premie con felicidad a una cobarde como yo
- ¿A qué te refieres?
Me preguntó.
- A que le tengo mucho miedo a mi tía
Solté un sollozo, era todo tan difícil para mí.
- Ella será desterrada del Reino de los Cielos
Siwon comenzó a acariciar mi espalda con suavidad.
  - No le basta con golpearme – lloré – Ahora me amenaza con matarme
- Que me perdone Dios pero… ella es una hija de puta – reí al oírlo decir eso - ¡Ustedes se van a casar!
- Pues ya no – contesté – Eres el primero y único que lo sabe, ni el mismo príncipe lo sabe
- Descuida, mantendré tu secreto el tiempo que desees
- Gracias Siwon
- No me parece bien lo que haces, pero te respeto – lo miré y le sonreí – Deberías decirle a alguien, no debes de aguantar todo este maltrato
- Soy una cobarde, no sé por qué no lo hago – me limpié las lágrima – Soy un lio – reí – No la denuncio porque es la esposa de mi único tío, no la denuncio por miedo a que Donghae y Jin rompan su amistad, y no la denuncio porque temo lo que vaya a hacerme después
- Calma… - me pidió – No creo que se arriesgue a que la imagen de su hija se vea afectada
- Yo creo que lo haría de una forma tan solapada que nadie se daría cuenta que fue ella
- Rayos…
- Prométeme que no dirás nada
Le pedí y él asintió.
- Te doy mi palabra, lo juro – alzó la mano – Sino, que Dios me lo demande
- Gracias
Él me extendió un pañuelo y yo sonreí. Me limpié las lágrimas e hice bolita el pañuelo. Él me volvió a sonreír, tenía sonrisa amable, de esas que te hacen sentir mejor.
- Dios te recompensará
- Eso espero               
- Ten fe en Él, que todo lo puede y todo lo ve
- Supongo – dije sonriente – Por cierto… bienvenido a la Royal



- Gracias – él sonrió de oreja a oreja – Me alegra tener una amiga
- Espero ser buena amiga – bajé la mirada – Mi amigos tuvieron que esconderse por mucho tiempo por ser mis amigos
- ¿Por la prensa?
- Sí
- Supongo que es el precio a pagar por tu amistad – Siwon seguía sonriente, me llenaba de paz – Dios eclipsará tu sufrimiento Mn Jee
- Terminaré yendo a la iglesia si sigues hablando así
Bromeé y él rió.
- Deberías – dijo – Pero supongo que debes de mantener una imagen
- No estaría mal que me vean yendo a la iglesia, después de tanto escándalo en el que estuve
- Pues cualquier día te llevo a la mía
- Gracias Siwon
- Dios agradece cada oveja que lleves a su rebaño
Reí a carcajadas, jamás me habían comparado con una oveja.
- Ojalá entres en hockey, así podré verte
Dije sin poder contenerme.
- Sí… - él sonrió aún más, mostrando sus blancos dientes - ¿Ya pensaste cómo decírselo al príncipe?
- Obvio no – contesté, abrazando mis piernas de nuevo y escondiendo el rostro entre mis rodillas – No creo tener el valor, pero debo de hacerlo – suspiré – Supongo que llegado el momento, se me ocurrirá algo
- Que la fuerza te acompañe
De nuevo me empecé a carcajear. Siwon no solo era muy cristiano, también era muy divertido. Continuamos hablando y luego nos pusimos a patinar, también era un excelente patinador. No había reído de esta forma desde que mi tía me amenazó con muerte si no dejaba a Donghae, debía de ser porque Siwon no me hacía pensar en é.
La hora del almuerzo llegó y nos despedimos, prometiendo que nos veríamos al día siguiente. La verdad es que me gustaba la idea de tener un amigo que no esté relacionado con el príncipe, así podría hablar todo lo que tenía retenido. Llegué a mi departamento, había extrañado mucho conducir, y entré. Preparé macarrones con queso y almorcé, mi teléfono volvió a sonar, era Donghae.
- Hola
Saludé, fingiendo voz de cansancio.
- ¿Estabas durmiendo?
Preguntó.
- Iba a irme a la cama – mentí – Estoy exhausta
- Me imagino – dijo él – Te extraño
- Yo también te extraño
Admití, sintiendo un nudo formándose en mi garganta. Quería decirle que lo amaba, que lo extrañaba demasiado, que lo necesitaba para volver a sonreír, que había sido una muy mala idea salir del Gyeongbokgung, y que sí debíamos de irnos a Las Vegas a casarnos. Pero entonces la imagen de mi tía sobre mí, sosteniendo el filoso artículo de manicura, apareció en mi cabeza. Todo mi cuerpo tembló, no quería que me pasara nada malo.
- Te compré algo muy bonito, espero que te guste
- ¿Qué es?
- Es sorpresa
Me dijo él y yo sonreí.
- Donghae…
- ¿Qué pasa Ratona?
- Te amo mucho
Confesé, sintiendo que el corazón se me estrujaba y los ojos se me llenaban de lágrimas.
- Pronto estaremos juntos, solo se paciente – me pidió él y yo solté un sollozo – Yo también te amo Ratona, no llores
- Es fácil para ti decirlo
Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano.
- Claro que no, no me gusta estar lejos de ti
Sonreí al oír eso, pero de nuevo los miedos aparecieron. Volteé a ver la olla del macarrón, se estaba quemando la base. Pegué un grito y apagué la candela.
- Casi causo un incendio
- ¿Te distraje? – preguntó él con inocencia – Mi amor, te dejo, contesta cuando te llamo, te amo
- Yo también
Comí mi almuerzo entre lágrimas ¿Cómo iba a poder hacer esto? Donghae me amaba y yo a él ¿Cómo podía hacerlo? No podía terminar con él, pero el miedo podía más que mi corazón, el miedo me dominaba y no tenía valor como para hacerle frente.
- ¿Se puede saber por qué no le estás contestando el teléfono a mi primo?
Preguntó Sun Hee, entrando con varias bolsas con el logotipo de Gucci.
- He estado practicando, las regionales se acercan
Intenté explicar, a pesar de que era una mentira.
- Me importa un carajo – Sun lanzó las bolsas al sofá - ¡Es tu novio!
- ¡Lo sé! – grité - ¡No necesitas gritarlo!
- ¡Entonces haz algo! – gritó ella - ¡Está realmente preocupado por ti!
- De acuerdo
Eso ya lo sabía, sabía que él se preocupaba por mí, no por nada me llamaba cada cinco minutos. Pero no podía hablarle, sabía que si lo hacía lloraría, pues era muy difícil para mí imaginarme el tener que dejarlo ¿Es que nunca podré tener un final feliz?
- ¿Qué sucede Min Jee? – me preguntó Sun – Y no me digas que es exceso de entrenamiento porque esa ni tú te la crees – ella me miraba con enojo, era de esperarse pues Hae era su primo – Con un centenar de trabajo encima, de igual forma podías pasar tiempo con él
- Simplemente estoy cansada
Dije.
- ¡¿Cansada de qué?!
Gritó Sun y yo la miré.
- ¡De todo!
Grité.



- ¿Te estás arrepintiendo de casarte con Donghae?
Me preguntó y yo miré al suelo.
- Lo amo más que a nada – miré a Sun, sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas – Pero en serio necesito un respiro de toda la locura de la princesa
- Tienes razón, lo siento – miré a Sun, ella asentía – Debe de ser abrumador para ti
- Lo es
Aseguré. Sun me abrazó; estaba mintiéndole, ocultándole algo muy importante a una de mis mejores amigas, pero tenía que hacerlo. Le serví el almuerzo a Sun y me fui a mi habitación. Tenía muchas cosas en las qué pensar.


El tiempo siguió pasando y ya nos encontrábamos en las últimas semanas del verano. Me había distanciado de mis amigas por estar todo el tiempo en el hielo; al mismo tiempo, había logrado crear una linda amistad con Siwon, en verdad me agradaba.
Todos los días nos veíamos en el hielo, nos quedábamos hablando por horas y siempre me daba consejos acerca de mi decisión. Él no estaba de acuerdo conmigo, y de una forma muy elegante me decía lo tonta que estaba siendo, pero la gran mayoría de las veces él solía escucharme y darme buenos consejos. Me alegraba que el complejo deportivo fuera privado, pues así podía pasar un rato con un amigo sin preocuparme por los paparazis. Después de cada práctica él iba a buscar el almuerzo y comíamos en los vestidores, era todo un caballero. Lo único que tenía Siwon de malo, era que me recordaba a Donghae.
Había sostenido conversaciones con mi novio, tanto por teléfono como por skype, y siempre terminábamos diciéndonos cuánto nos amábamos. Deseaba poder dejar de hacerlo, dejar de decirle que lo amo, y terminar con él de una buena vez, pero no podía. Me había planteado mentalmente que buscaría un buen momento para hacerlo, pero cuanto más pasaba el tiempo nos íbamos acercando más a la boda. Los tres últimos días, tuve que ir con mis amigas a ver lo del bufete, el catering, y la vajilla ¡Estaba planeando una boda que no iba a suceder! Y yo aún no le decía nada a Donghae.
- ¿Has hablado con el príncipe últimamente?
Me preguntó Siwon y yo asentí.
- No sabes cuánto lo extraño, no te imaginas cuanto lo amo
- Me puedo hacer una idea – dijo él y yo lo miré sorprendida – Yo también amo a alguien, o bueno… - bajó la cabeza – Amé a alguien
- ¿Y por qué no estás con ella?
- Siguió a Dios
Contestó, intentando sonreír.
- ¿Se volvió monja?
Él sonrió de verdad, pero negó con la cabeza.
- Murió
Me quedé boquiabierta y me golpeé mentalmente.
- Lo siento…
- No hay problema
- ¿Cómo se llamaba?
- Gabrielle
- Es un hermoso nombre
Él sonrió y me pasó un brazo por los hombros.
- Fue el amo de mi vida – dijo él – Mi auto se llama como ella – intenté no reír, pero él lo hizo primero – Pero ya no la tengo, pero soy feliz de saber que está con Dios
- Ahora está en un mejor lugar – él asintió - ¿Hace cuanto pasó?
- Ya se van a cumplir cuatro – contestó y yo abrí mucho los ojos – Murió de leucemia – luego esbozó una sonrisa – Fuimos novios desde tercero de primaria
- Wow… - dije, pues no sabía qué más decir - ¿Y no has pensado en tener otra novia?
- Sé que a ella le gustaría que me diera otra oportunidad – Siwon sonrió y yo asentí – Pero no he encontrado a alguien tan bella como ella

- La hallarás
Le aseguré y él volvió a sonreír.
- Supongo… en el futuro
Me contestó y yo sonreí.
- Cuando la veas, escucharas un coro de ángeles y el cielo se abrirá
- Eso suena celestial – ambos sonreímos – Usted debe de pensar más en el Cielo y confiar en Dios, así dejarás de temer
- ¿Estudiarás teología?
Pregunté y él rió.
- Negocios – contestó – Mi padre es dueño de empresas y quiere que las dirija algún día
- ¿Y tú quieres hacerlo?
Le pregunté y él sonrió.
- Quiero estudiar música
- ¿Y por qué no lo haces?
Pregunté intrigada.
- Mis padres no me lo permitirían
Terry bajó la mirada, se veía afligido.
- Yo creí que los cristianos escuchaban a sus hijos
- Lo hacen – me aseguró él – Pero el mío elije lo que es mejor para mí, así son las costumbres
- Entiendo… - dije – No lo apruebo, pero entiendo
Él sonrió y terminó su comida. Nos despedimos, yo le deseé suerte y él hizo lo mismo conmigo. Esperaba que, al menos, alguien en este mundo pudiera estar con la persona que amaba.


Ya faltaba poco para el comienzo de clases. Me sentía muy nerviosa, pues Donghae ya iba a regresar, no estaba lista para ello. Cuando lo viera, iba a ser incapaz de terminar con él, sin importarme el miedo. Mi corazón me decía que no me rinda, que debía de luchar por mi amor, pero mi cerebro me ordenaba alejarme, que terminaría dañada, o peor, muerta.
Había recibido una llamada de mi tía, me ordenaba ir a su casa. Me sentía nerviosa ¿Era correcto ir? ¿Y si era una trampa? Me vi tentada a avisarle a Sun, pero no lo hice, pues pediría muchas explicaciones, así que opté por avisarle a Siwon, quien me deseó buena suerte.
Me fui acercando a la gran casa, se veía espeluznante y era apenas el mediodía. Aparqué mi auto y entré por el portón. Conforme iba caminando por el camino de grava, mi corazón se aceleraba. El miedo se estaba apoderando de mí, y con mano temblorosa, toqué el timbre.
- Tú… - la mirada de odio que me dedicó mi prima me dejó totalmente helada



 - ¡¿Qué haces aquí?!
- Tú mamá me llamó                                                                  
Expliqué.
- Déjala pasar
Escuché su voz.
- ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! – me gritó Jin Kyong - ¡Sabías que lo amaba y no te importó para meterte en medio! – me lanzó un adorno y yo lo esquivé - ¡Yo lo amaba, y él a mí, lo sabías, y me lo quitaste!
- ¡Ya basta! – gritó mi tía – Min… - ella me miró fijamente


– A partir de mañana vivirás aquí de nuevo
- ¡¿Qué?!
Gritó Jin.
- Vivirás aquí – volvió a repetir de forma severa – Saldrás de la universidad y vendrás directo a aquí, no saldrás con tu grupito ese – asentí – No usarás el teléfono, ni el internet, y te decomisaré el celular todos los días al llegar
- No me puede mantener aislada del mundo
- Si es la única forma para que te alejes del príncipe, soy capaz de encerrarte en un sótano
Me sorprendieron las palabras de mi tía ¿Cuán loca y peligrosa era? Miré a Jin, ella lucía confundida, nos miraba a mi tía y a mí.
- ¡No te saldrás con la tuya! – grité en un arranque de valentía - ¡Él me ama, no a Jin!
- ¡Cállate, prostituta!
Gritó mi tía, abofeteándome.



- ¡Dime prostituta todo el tiempo que quieras! – grité con lágrimas en los ojos - ¡Pero yo no necesité de prostituirme o ponerme ropa costosa para enamorarlo!
- ¡El no te ama a ti!
Gritó mi prima, tapándose las orejas con las manos.
  - ¡Soy su primer beso! – grité - ¡Soy su primer amor! ¡Y también soy su primera vez!
- ¡Cállate! – gritó mi prima, sosteniéndose la cabeza con ambas manos - ¡El me ama! – gritó - ¡A mí, no a ti, me amó primero!
- ¡Reacciona loca psicópata! – le grité a mi prima - ¡Si nunca te amó no lo hará aunque me vaya!
- ¡No!
Los ojos de mi prima estaban desorbitados y comenzó a balancearse de atrás hacia adelante.
  - ¡Él me ama a mí, por eso se casará conmigo!
Grité y sentí algo golpear mi cabeza. Caí al suelo y vi la sangre caer en el piso de madera. Miré a mi tía sosteniendo un bate de baseball, sus ojos soltaban chispas y de nuevo sentí miedo.
- Él me ama a mí – volvió a repetir Jin – No hay mejor persona para él que yo
- Mi hija y el príncipe están unidos, y una cualquiera como tú no lo romperá
Mi tía se empezó a carcajear y mi prima la imitó. Me sentía furiosa, quería matarlas a ambas, pero seguí en el suelo. Mi teléfono comenzó a sonar y yo lo saqué de mi bolsillo, era Sun. Mi tía me miró fijamente y vocalizó “Piensa bien lo que vas a decir”
- Hola
Saludé.
- ¿Dónde carajos estás? – me preguntó - ¿Se te olvidó quien llega ahora?
- No
- Entonces trae tu trasero aquí – me ordenó – Donghae ya llega y querrá verte
- Ya voy
Contesté y ella me colgó. Mi tía me miró fijamente y luego miró a Jin.
- Haz que luzca decente – Jin asintió – Te esperaré aquí
- Sí
Dije, siguiendo a Jin a su habitación. Ella me dio un descolorido vestido y me entregó maquillaje para la herida. Me miré al espejo y comencé a llorar. Todo era tan injusto ¿Por qué no me dejaban en paz? ¿Por qué no me morí junto con mis padres? No pasaría por tanto drama so eso hubiera pasado.
- Cuando termines con el príncipe… - mi prima apareció detrás de mí, desabrochando mi collar – Él vendrá directo a mí, y yo estaré lista para consolarlo, porque siempre lo he hecho
- ¿Estarás feliz habiendo destruido el amor de la persona que dices amar?



- Como lo amo, es por lo que hago esto
Dijo ella, reemplazando mi collar por una pañoleta.
- ¿Intentarás mantener a tu lado a alguien que no te ama?
- Eso no es cierto – mi prima empezó a ajustar con excesiva fuerza la pañoleta – Él siempre me amó, pero tú lo confundiste
- Eso… eso es… lo que tú crees – dije con esfuerzo – Pero no ganarán
- Jin… deja que se vaya
Ordenó mi tía y Jin obedeció. Yo salí del baño y caminé hacia la puerta. Mi tía me tomó de la mano y me miró con ojos llenos de odio. Yo me zafé de sus garras y la miré sintiendo todo el odio posible.
- No diré nada – prometí – Volveré
- ¿Lo harás hoy?
Me preguntó.
- Ya veré qué día hacerlo
- ¡No! – gritó ella, sacando una navaja ¿Dónde guardaba ella todo los objetos filosos? - ¡Lo harás hoy!
- ¡No estoy lista! – grité, intentando alejar mi rostro del filo de la navaja - ¡Él tampoco!
- Por lo mismo – mi tía sonrió – Tu sufres, él sufre y Jin consuela
- Eres una lunática
Escupí y mi tía rió.
- Que no te pase nada en el camino querida
Mi tía me dio un abrazo y yo sentí que el cuerpo se me escarapelaba. Salí corriendo del departamento y corrí escaleras abajo, hacia el sótano. Entré en mi auto, encendí el aire acondicionado y me largué a llorar.



  - No puedo hacerlo – lloré – No puedo hacerlo




[1] Hebreos 11, versículo 2: Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos confiaron en él

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¿Qué pasará ahora? ¿Lo hará? ¿Habrá un final feliz? Descúbranlo en el proximo capítulo de WTF! Soy una princesa!


viernes, 17 de octubre de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 34

Capítulo 34




Después de mis dos clases, y de que me dejaran tarea, almorcé con mis amigos en el jardín de nuevo. Sentía tanto enojo que no pude evitar apuñalar mi suflé de queso. Todos me miraban extraño, sobre todo Donghae; no podía controlar mi enojo. Esa maldita loca no me iba a detener, yo me había ganado mi puesto en la Royal, en la más prestigiosa universidad de Corea, con mi esfuerzo e intelecto. No le iba a permitir meterse conmigo nunca más, no se lo iba a permitir.
- No has comido nada
Me susurró Hae y yo lo miré.
- No tengo mucha hambre
- Como un poco – me pidió – No quiero que te vuelva a pasar aquello por el exceso de trabajo
Lo miré, se veía preocupado. Suspiré, del enojo se me había quitado el hambre. Los platos fueron retirados y los chicos decidieron ir a entrenar taekwondo, eso me iba bien, pues quería hablar con mis amigas.
- Vamos a mi habitación
Les pedí y ellas me siguieron. Entramos y cerré la puerta con llave, luego nos fuimos a mi cama. Mis amigas me miraron y yo respiré hondo.
- La universidad me ha llamado
- ¿Qué, te han ofrecido una beca a alguna universidad en el extranjero?
Preguntó Yang.
- No – contesté – Debo dinero a la universidad y si no pago no podré seguir estudiando
- ¡¿Qué?!
Gritó.
- ¿Qué tu tío no te paga la universidad? – preguntó Sun y yo asentí - ¿Qué pasó entonces?
- Ha desaparecido, no sé dónde está
- ¿Cómo es eso?
Preguntó con el entrecejo fruncido.
- Desde que  se fue de viaje, ya hasta olvidé cuándo se fue
Me sentía desesperada ¿Dónde podría estar? ¿Qué le había pasado? ¿Dónde estaba? Ahora que lo pensaba, no había sabido nada de mi tío en mucho tiempo, a pesar de que había prometido que mantendría el contacto.
- ¿Y qué harás? – preguntó Yang - ¿Ustedes no la pueden ayudar?
- No – contestó Sun – No hasta que esté casada con mi primo, solo así la corona le podrá dar dinero
- En otras palabras, adiós semestre
Solté un suspiro, no era justo.
- ¿Fue tu tía verdad?
Preguntó Yang y Sun frunció el entrecejo de nuevo.
- Eso supongo
- ¡Esa maldita bruja! – gritó ella - ¡Este iba a ser “El Semestre”! – Sun golpeó el colchón – Quería ver a todas las personas bizcas al verte
- Pues no podrá ser – me lamenté – A menos…
- ¿Qué estás planeando?
- Es algo loco y… totalmente alejado de mi personalidad…
- ¿Cómo algo que haría Sun?
Me preguntó Yang y yo asentí.
- Estoy planeando hacer algo que haría Sun Hee
- ¿Te enfrentarás a tu tía?
Me preguntó la princesa y yo asentí.
- Ya que seré la reina… - miré a mis amigas – Le haré hacer lo que yo quiera
- Así habla un gobernante loco
Yang empezó a aplaudir y yo me reí.
- Bien, iremos las tres – miré a Sun y ella sonrió – Solo así el tonto de mi primo no protestará
- Diremos que iremos a nuestro pent-house y que atacaremos las tiendas
Bromeó Yang y nosotras también.
- Haré el anuncio en la cena – dijo Sun – Ya no hay eventos en donde mi linda presencia tenga que presentarse
- Gracias, chicas
Mis amigas y yo nos abrazamos, en verdad era afortunada por haberlas encontrado. Mis amigas y yo bajamos al cine. Los chicos se nos unieron, Hae tenía un golpe en la cara producto de enseñarle a pelear a Kyuhyun. Le di un beso en el golpe.
- Yo me quedo con el Starcraft
Dijo Kyu y todos reímos. No quería estar un semestre lejos de mis amigos, tenía que ir con ellos sí o sí este semestre. Miré a mi novio y este me sonrió, vocalizó la frase “Te amo” y me dio un beso.
La hora de la cena llegó, nos sentamos junto a la princesa Jae Hwa y sir Jay Ha, Yoora estaba encima de su padre y la reina madre conversaba con una baronesa. Trajeron los platos y comenzamos a comer. Una de las cosas buenas de volverme reina algún día, era que iba a poder comer delicioso todo el tiempo.
- Quiero hacer un anuncio – dijo Sun y todos prestamos a tención – Quiero volver a mi pent-house antes de tiempo
- ¿A qué se debe, hijita?
Preguntó a princesa Jae.
- Es que queremos ir ahora, instalarnos, comprar cosas nuevas y disfrutar de la ciudad antes de que nos estresemos mucho por la universidad
- A mí me suena bien
Dijo sir Jay, pinchando un langostino.
- Yo puedo ir también, me gustaría pasar al menos una semana con mi hija
- Pero yo quiero pasarla con mis amigas, no con mi madre
Miré el rostro de la princesa Jae; se veía afectada por las palabras de Sun. Todo el mundo sabía que la princesa Jae adoraba a su única hija Sun Hee, nadie lo podía negar. Sin embargo, también sabían que la muerte de la reina Seo Jung no solo afectó a sus hijos, sino a también a Sun.
  - De acuerdo…
- Tal vez… podrías quedarte con nosotros unas semanas – propuso Sun y la princesa Jae sonrió – Si la agenda no te lo impide
- Claro que no
Las princesas se sonrieron y la atmosfera en el comedor se aligeró.
- Yo también pienso que está bien – habló el rey – Son tiempos modernos, dejemos a los chicos vivir sus vidas, tienen que saber vivir para poder ser gobernantes
- Yo no gobernaré
Recordó Yoora sonriente y todos reímos.
- Supongo que opino lo mismo – habló la reina madre – Tenga mucho cuidado princesa
- Gracias abuela
- Nosotros forzosamente tendremos que esperar para poder ir a la residencial
Dijo Kyu y Yang hizo un puchero.
- Cuando entremos a clases tendrán que ir a buscar un departamento
Sun y Hyuk se dedicaron miradas pícaras, entonces entendí el mensaje oculto en sus palabras; el departamento se convertiría en un nido de amor para ellos.
- Podrían vivir los tres
Ahora era Yang la que compartía miradas pícaras con Kyu, yo solo me sonrojé. Las bromas en doble sentido siguieron, los adultos solo nos miraban sin entender, aunque el rey y sir Jay sí reían con nosotros. El único que no reía era Donghae. Él comía viendo su plato con el entrecejo ligeramente fruncido.
- ¿Cuándo se irán?
Preguntó cuando el trajeron el postre.
- Mañana en la tarde
Contestó Sun y la expresión de Hae empeoró. Sentí miedo, Donghae se enojaba con mucha facilidad, así que me tenía que preparar para una pelea. Lo único que esperaba era que no saliera nada mal.
Los platos fueron levantados y cada uno se retiró de la mesa. Caminé a paso veloz a mi habitación, el viaje iba a ser mañana en la tarde y tenía que acomodar todas mis cosas. Entré en el inmenso armario y saqué toda mi ropa, la ropa que Sun me había regalado. Metía todo con mucho cuidado en mis maletas, revisando siempre no olvidarme nada. Yuki, a mi lado, mordisqueaba su hueso de plástico, haciendo un sonido chirriante. Le acaricié la cabeza y él movió la esponjosa cola; miré alrededor y suspiré, en verdad no me quería ir, pero tenía que hacerlo.
- ¿Podemos hablar?
Preguntó una voz. Era Donghae, cerrando con llave la puerta. Yo lo miré y de nuevo volví a mirar mi ropa, continuando con mi labor de doblar y guardar.
- Claro
- ¿Por qué de repente Sun quiere cambiar sus planes?
Me preguntó y yo dejé caer una camiseta.
- Supongo que extrañaba su libertad
Contesté, volviendo a doblar la ropa.
- Sun podrá creerse la “Rebelde sin Causa” pero ella jamás incumple una agenda
- ¿A mí qué me dices? – lo miré, me estaba empezando a enojar – Son decisiones de ella, ella quiere hacerlo
- ¡No mientas! – gritó él y yo caí sentada en mi cama - ¡Algo te debe de haber de pasado para que de pronto todas quieran volver!
- ¡No te oculto nada!
Grité yo también.
- ¡¿Por qué no me lo quieres decir?! – me preguntó, sacando las cosas que yo iba empacando - ¡Soy tu novio!
- ¡Soy libre de querer hacer lo que yo quiera!
- ¡Entonces admites que sí eres la razón por la cual se van!
- ¡No! – Donghae me estaba empezando a desesperar, quería lanzarlo por la ventana – Simplemente queremos volver, además mi entrenamiento ya va a empezar
- ¿Es por tu entrenamiento?
Me preguntó de forma más calmada. Yo lo miré, debía de decirle la verdad, pero de nuevo me preguntaba ¿Cuál verdad? ¿La versión donde le sigo ocultando cosas por el bien de los que me dañan, o la versión real?
- Tengo que resolver unos asuntos
Terminé por contestar.
- ¿Qué asuntos?
Me preguntó y yo solté un suspiro.
- Al parecer mi tía no permite que me paguen la universidad
- ¡Es maldita bruja!
Gritó Donghae y yo reí.
- Sí, es una maldita bruja
Reí.
- Mi amor, siento que por mi culpa te pasa todo esto
- Eso no es cierto – posé mi mano en la mejilla de Hae y este sonrió – No vuelvas a pensar así – él asintió – Te amo
- Yo también te amo – nos dimos un beso – Podríamos irnos a Las Vegas y casarnos ahí – bromeó él – Entonces así podrías pagar la universidad
- ¿Y arriesgarnos a que nos castiguen? – pregunté riendo, él me volvió a besar – Además, aunque suena tentador, sabes que eso sería imposible
- Lo lamento
Le di un beso.
- ¿Qué te dije? – él asintió – Bueno, ayúdame a empacar
- Terminaré desempacando tu ropa, es que realmente no quiero que te vayas
Reí, Donghae era demasiado tierno. Nos dimos otro beso y yo seguí con mi tarea de empacar mi ropa. Él se quedó con Yuki y Bada, jugando. La noche llegó y nos dormimos juntos, era nuestra última noche, después de un mágico verano.


  - Ya te estoy extrañando
Me dijo él, abrazándome.
- No exageres – me reí – No me estoy yendo a la luna, me iré a Gangman, un lugar al que tú también puedes ir,  un lugar al que tú irás dentro de unas semanas
- No dejes que la vieja bruja te haga daño – pidió, abrazándome más fuerte – Te amo mi Ratona
- Yo también te amo mi príncipe de pacotilla
Nos besamos y luego caminamos a la puerta donde la limusina esperaba.
- Min… - Hae me miró – Protege a Jin.
Miré a Donghae y asentí. Él sonrió y me volvió a dar un abrazo, susurrándome un “Gracias” Yo era la que se iba a tener que proteger de Jin, pero no dije nada, era mejor así. Pasara lo que pasara, yo no quería acabar con su relación, una amistad que venía de años.
Subimos a la limusina y partimos hacia nuestro pent-house. En el camino iba retorciéndome los dedos del miedo ¿Qué pasaría cuando llegue a casa? ¿Cómo le diría a mi tía lo de la boda? ¿Cómo estaría Jin con respecto a la boda? Todas estas incógnitas, y más, me atormentaban.
Al Gyeongbokgung no se permitían civiles, a menos que sean nobles o famosos por pedido de alguien. Ahí adentro estaba protegida ¿Qué harían cuando me vieran? Ahora podía entender el miedo de Donghae a estar sin guardaespaldas.
- Tranquila
Me pidió Sun y yo asentí. La limusina se estacionó y fuimos recibidas por varios paparazis. Entramos en el edificio y subimos por el ascensor hacia el pent-house. Todo estaba en orden y limpio, tal como lo habían dejado. El día anterior Leeteuk había mandado a los sirvientes a limpiar el pent-house de la princesa Sun, debía de admitir que tener sirvientes era una gran ventaja. Nos acomodamos en las habitaciones y pedimos comida china, yo tomé mi teléfono y llamé a Donghae.
- Ratona
Contestó él al instante.
- Hola
- ¿Llegaron bien?
Preguntó él y yo sonreí, siempre era tan sobreprotector.
- Sí – contesté – Aunque los paparazis nos sorprendieron – comenté – Y uno me golpeó el brazo
- ¡¿Quién fue para matarlo?!
Me reí, a veces él era un poco exagerado.
- Descuida, no fue nada, fue solo un golpecito con la cámara, lo estaban empujando a él también
- Eres muy compasiva – dijo – Y sensible, noble y… nada egoísta. Esas cualidades hacen que me enamoré más de ti todos los días
- Te amo mi amor – quería abrazarlo, besarlo, pero no podía – Te extraño
- El tiempo se pasará rápido – sonreí al oír eso – Después podremos estar siempre juntos
- Eso espero
- Dalo por hecho – reí – Por cierto Ratona, en setiembre tendrás que ir viendo lo de tu vestido, la boda será después de Navidad
- Me casaré a los diecinueve
Sentí nauseas de pronto, era muy pronto.
- Y con un príncipe
Bromeó él, pero no hizo ningún efecto con mis nauseas, solo las aumentaron.
- Siempre pensé que mi boda la organizaría yo, vería lo de la fiesta, la decoración, y la comida
- Bueno… eso lo harán por ti, lo lamento
- No hay problema
Le tranquilicé. Mi novio creía que me hacía infeliz más de lo que era feliz, pero la verdad es que era muy feliz con él. Sin importar qué, siempre era feliz con Donghae, por ello me daba miedo que eso acabara, con él era muy feliz, y la felicidad no es eterna.
- El pastel y la comida lo elegiremos – me informó – El tipo del bufet y catering irá a la universidad, Leeteuk ya lo arregló. La decoración igual, sólo tienes que elegir lo que quieras y ellos harán magia
- ¿Acabas de arreglar todo eso mientras hablábamos por teléfono?
Le pregunté sorprendida.
- Lo que la amada de su alteza quiera, su alteza se lo dará – puse los ojos en blanco, a veces él no era nada humilde – Tengo que ir a una reunión con el parlamento, hablamos luego
- Se buen príncipe
Le pedí y él colgó. La comida llegó y mis amigas y yo comimos mientras veíamos “High School Musical” Luego de cantar todas las canciones, nos fuimos a la habitación de Sun para poder conversar sobre lo que pasaría al día siguiente.
- ¿Qué harás si tu tía no te deja volver a la universidad?
Me preguntó.
- Primero… lloraré – mis amigas rieron – Luego supongo que vendré aquí y esperaré paciente a la boda
- Suena sencillo
Dijo Yang y yo asentí. Sonaba muy sencillo, demasiado para mi gusto. Era una opción o la otra, solo esas, era demasiado sencillo, y si algo había aprendido leyendo tantas novelas: Los villanos nunca dejarían que los protagonistas se vayan con una opción u otra, siempre iban a hacer algo para que haya más sufrimiento, y no dejar que sea feliz. Con las dos opciones, sería feliz, sin sufrir, y eso no estaba bien, pues mi tía era una psicópata, eso solo significaba que me estaba esperando algo realmente malo.
- Ya vámonos a dormir – pidió Yang – Mañana iremos de compras después de que hables con la loca de tu tía


Me sentía nerviosa, el taxi estaba a una peligrosa distancia del edificio donde solía vivir. Parecía otra vida, como si hubieran pasado años en lugar de unos meses. Aún me impactaba como había cambiado todo, y todo ese cambio debido a algo tan absurdo. Antes de que conociera a Donghae, de que nuestro drama romántico naciera, en casa era feliz; tenía a mi prima, que era una de mis mejores amigas, tenía a mis tíos que estaban actuando como padres ¡Me daban de todo! Pero ahora tenía menos de lo que tenía al quedar huérfana.
- Señorita, hemos llegado
Me informó el taxista y yo pagué. Me bajé del taxi y miré a todos lados. Era un típico sábado en la mañana, muchos niños a punto de saliendo al parque, mujeres en tacones muy altos, mascotas, y un hombre leyendo una revista de decoración. Caminé hacia la puerta y la abrí con mi llave, una que sentí arder en mi mano. Mi corazón latía a toda velocidad mientras caminaba por el camino de grava ¿Qué me esperaba? ¿Me atacaría? ¿Cómo estaría Jin? Llegué a la puerta, le di tres golpes y esperé.
- Vaya, vaya… - era la vieja urraca – Miren lo que la marea trajo – esbozó una sonrisa burlesca – No es nada más que la putita
- Hazla pasar
Escuché una voz tan filosa como un cuchillo, era mi tía. La urraca se hizo a un lado y yo entré, sintiendo que las piernas se me volvían gelatina. Mi tía estaba ahí, se veía macabra, pero no como una bruja o una asesina en serie, sino como una muerta en vida. Estaba pálida, sus ojos estaban opacos, tenía los cabellos despeinados y un cigarrillo en la mano izquierda. Le dio una colada al cigarro y dejó caer las cenizas en el suelo, luego me miró con sus tenebrosos ojos.
- Yo…
- ¿A qué has venido?
Me preguntó.
- Yo… - era justo ahora que la valentía y el enojo se me tenía que ir, solo sentía miedo en mi interior – Venía a pedir… - respiré hondo – Que me dejes volver a la universidad este semestre
Mi tía esbozó una sonrisa macabra y luego dejó caer el cigarrillo, pisoteándolo. Ella se paseó delante de mí y luego se me acercó. Tomó mi mano y observó mi anillo de compromiso, luego dejó caer mi mano y encendió otro cigarrillo.
- Bonita sortija – dijo ella, dándole una colada al cigarro – Así que quieres que te permita volver a la Royal
- Sí…
Contesté con miedo.
- Que descaro
Dijo mi tía, soltando humo por su boca y dejando caer las cenizas en el suelo.
- Tía, por favor…
- Lo haré
- ¿Qué?
No entendía ¿Me iba a ayudar así de fácil? Me estaba esperando un monologo cruel de su parte, me esperaba un estallido que arrasara todo como Pompeya, me esperaba el acabose, pero esto era muy sorprendente ¡¿Se le zafó un tornillo?! Mi tía de nuevo esbozó su sonrisa macabra y yo me estremecí. Toda ayuda, proveniente de una persona malvada, siempre tiene un precio.
- Pagaré tu universidad – empezó a decir con lentitud – Si dejas al príncipe
- ¿Qué?
Sentí que el aire se me escapaba. Una parte de mí se lo estaba esperando, pero el impacto de las palabras fue peor de lo que me imaginaba. Miré a mi tía, no estaba muy lejos de parecerse a la imagen dantesca que solía aparecer en mi mente.
- Es lo justo – me miró con desprecio – Tú quieres la universidad, yo quiero a mi hija feliz
- Pero…
- ¿Sabes dónde está Jin? -– negué con la cabeza – Está en terapia… - mi tía frunció el ceño – Le rompiste el corazón – lanzó el cigarro al suelo y lo pisoteó - ¿Sabes cuánto lloró? – mi tía avanzó hacia mí, con lentitud y balanceándose un poco - ¡¿Lo sabes?! – gritó y yo me estremecí - ¡Contesta, hija de puta!
Me lanzó una bofetada y sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas.
- ¡No!
Contesté, apretando los dientes para no llorar. Solo me había imaginado la reacción de Jin al saber que el príncipe estaba enamorado de mí y no de ella, que sería yo y no ella la que se casaría con él, incluso había sentido satisfacción al imaginármelo. Jamás pensé que mis acciones la llevarían al punto de necesitar ayuda psiquiátrica.
A mi mente apareció mi prima, aquella muchacha que me ofreció su hombro para poder llorar cuando mis padres murieron. Ella siempre fue como mi hermana, éramos muy unidas a pesar de vivir separadas. La quería mucho y ella a mí, éramos hermanas y mejores amigas ¡¿Cómo pude hacerle tanto daño a alguien que significó mucho para mí?!
- Eres una perra – habló la urraca - ¡Hacerle algo así a tu propia familia!
Por primera vez no podía contradecir a lady Shin. Era cierto, era una perra. Estaba en el código de mujeres: “No te metas con el chico que le gusta a tu amiga” Yo sabía lo enamorada que Jin estaba de Donghae, y aún así no pude evitar besarlo aquella vez en su habitación. Todo se había iniciado con ese beso, tal vez si nunca lo hubiese besado, él estaría con Jin y todos seriamos felices. Era una perra.
- ¡El no la ama! – grité - ¡El me ama a mí!
- ¡Hija de puta!
Gritó mi tía, dándome otra bofetada.
- ¡Estás loca si crees que dejaré a Donghae por una matrícula!
Grité y sintiendo la mejilla arder.
- ¡Maldita puta! – gritó mi tía, abalanzándose sobre mí. Ella me apretó el cuello con sus manos y me miraba con furia. Cada vez apretaba más y yo intentaba sacarla de encima, pero no podía – Dejémoslo así – me miró, sacando una lima y posicionando la punta en mi mejilla – Tú dejas al príncipe… - hizo presión y yo empecé a soltar lágrimas - ¡O yo te mato!

  - ¡No, por favor! – grité y ella sonrió, soltando mi cuello – Lo haré…