lunes, 15 de diciembre de 2014

WTF! Soy una Princesa! (Super Junior) - 47

NO SE OLVIDEN DE PASAR POR MI NOVELA “NO QUIERO QUE ME OLVIDES (KYUMIN)”


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Capítulo 47





Tan pronto como terminaron de interrogarnos acerca de lo sucedido, entregamos toda la evidencia que Jin había dejado y la búsqueda de mi tía se inició, era de esperarse que no se fuera a presentar al funeral de su hija. Por tres días estuvieron buscando a mi tía, la “Policía Real” la buscaba por cielo mar y tierra, pero no la hallaban. Mi tío había sido encontrado en una tribu que preparaba brebajes amargos para espantar a las pirañas. Estuvo en casa para el funeral de su única hija. Ahora estaba sentado a mi lado, tomándome de la mano, llorando sin derramar lágrimas.
La prensa estaba haciendo su agosto con noticias sobre cómo la tía de la futura princesa heredera la quiso bajo tierra. No nos dejaron en paz, pero ahora, por fin teníamos un momento a solas para despedirnos de ella. Aunque había algunos que se mantenían a una distancia muy adecuada para hacer un respetuoso funeral.
- Jin fue… - empezó a decir Donghae



– Mi mejor amiga desde la primaria – se aclaró la garganta – Yo era una año mayor que ella, y no había hecho amigos, pues todos huían al ver los gorilas que me cuidaban - soltó una risita – Al siguiente año entró ella – me miró – Había escuchado a otros niños decir que había una niña que tenía una urraca como institutriz – abrí los ojos ¿Se refería a Lady Shin? – Que no dejaba que otros niños se le acercaran – mi tío bajó la cabeza, debía de sentirse avergonzado – Yo la miraba, me daba pena ver a una niña sola en el sube y baja, así que me subí al otro extremo y me presenté – respiró hondo – “Soy Lee Donghae, y soy el príncipe de Corea” “Yo soy Kim Jin Kyong, y no soy princesa de nada” – los presentes rieron – Nos hicimos amigos al instante, y lo seguimos siendo durante mucho tiempo. Ella era la única persona que me conocía al derecho y al revés, y yo era el único que la conocía como realmente era. Cuando más necesité del hombro de alguien, ella estaba ahí. Para  espantar mis miedos o para sacarme una sonrisa, Jin siempre estaba ahí – Donghae volvió a respirar hondo




– Se me es muy difícil decirte adiós pequeña… - la voz se le quebró – Te tendré siempre en mi corazón, y espero que desde el Cielo me sigas protegiendo – miré hacia el ataúd – Nos veremos, Jin…
Él bajó de la tarima y volvió a mi lado, apretándome la mano mientras el ataúd descendía. Todos lloraban, yo lloraba, pero sabía que para Hae era más duro. El entierro terminó y todos se dispersaron, menos nosotros tres. Mi tío se arrodilló y lloró, Hae seguía con su mano entrelazada a la mía, él también lloraba.
- Lo siento hija – decía mi tío – Debí de estar ahí para ti, lo siento
No sabía qué hacer o decir. Me sentía triste pero sabía que mi tristeza no se podía comparar a la de mi tío o Donghae. Nos subimos a los autos y partimos lejos del cementerio.
Quería irme con mi tío, pero Donghae me pidió que me quedara con él, así que juntos nos fuimos a otra parte. Él conducía su auto y yo miraba mis manos. Él había confesado que la amaba, pero me había dicho que me amaba  a mí y a ella la amó de otra forma, él siempre me decía eso. Sin embargo no podía dejar de pensar en ello y me sentía una egoísta al pensar solo en si mi novio me amaba o no, cuando mi prima acaba de ser enterrada. Llegamos a la playa y Donghae me ayudó a bajar. Nos quitamos los zapatos y comenzamos a caminar por la arena; sabía que la playa era el lugar donde Donghae siempre se sentía tranquilo, yo sin embargo no lo estaba.
Él había llorado sin parar desde que nos pidieron dejar la morgue, no comió ni bebió en tres días. No sabía cómo consolarlo, y la única persona que él aceptaba era yo. No sabía cómo manejar todo esto, no tenía la suficiente madurez mental para lidiar con esto.
- ¿En qué piensas?
Me preguntó, apretando mi mano.

- En ti – contesté – En cómo te debes de sentir



- Mantente a mi lado y no me sentiré tan desolado – asentí - ¿Cómo van tus estudios para la boda?
- ¿En serio vamos a hablar de la boda?
Pregunté, sintiéndome repentinamente de mal humor.
- ¿Prefieres hablar de tu prima?
Me preguntó, mirándome con enojo.
- Quiero hablar de cualquier cosa menos de la boda
Contesté, caminando lejos de él.
- ¡Min! – gritó él, siguiéndome – ¡Min! – gritó con enojo - ¡Detente!
Obedecí.
- ¡¿Qué?!
Pregunté, girándome para encararlo. Me sentía muy enojada y lo único que quería era golpearlo. Él me miró, también lucía enojado y fruncía el entrecejo.
- ¿Qué te sucede?
Me preguntó.
- ¡¿Qué me sucede?! – pregunté, sintiéndome triste de pronto - ¡Mi prima se suicidó porque me casaré contigo!



- No diga eso…
- ¡Pero lo es! – grité, dejándome caer en el suelo y abrazando mis rodillas - ¡Y ahora está muerta y nada la traerá de vuelta!
- No digas eso…
Él me abrazó pero lo empujé.
- No me toques… - le pedí, levantándome - ¿Cómo me voy a casar contigo después de esto? ¿Cómo me voy a casar sabiendo que la amabas y que ella se suicidó por mi culpa?
- ¿Estás diciendo que no te casarás conmigo? – me preguntó, apretando con fuerza mis muñecas y mirándome fijamente - ¡Responde!
- ¿Es lo que tú quisieras?
- ¿Es lo que tú quisieras?
Me preguntó, soltándome.
- No…
Contesté en un susurró.
- ¡Yo no quiero separarme de ti! – gritó él - ¡Te lo he dicho unas mil puñeteras veces! – gritó aún más alto - ¡Estoy harto que siempre andes dudando de eso! ¡Que te quede claro de una jodida vez, estoy perdida y estúpidamente enamorado de ti, Min Jee!
- No sé qué pasa… - contesté, respirando hondo – Siento que… me ahogo
- Todo va a ir bien – me abrazó y esta vez no lo aparté – Confía en mí
- Lo hago – admití – Pero no confío en el mundo, siempre me buscará para hacerme caer de mi felicidad
- No lo permitiré
Me besó la frente y yo apoyé la cabeza en su pecho.
- Aún falta algo para poder estar a salvo y felices…
Le recordé.
- ¿Tu tía? – asentí – Atraparan a esa bruja – tomó mi rostro – No dejaré que nos separen, ni esto, ni tu tía, ni siquiera el apocalipsis zombi
- A menos que me convierta en zombi
Él rió.
- Pues entonces me pararé delante de ti para ser la primera persona a la que muerdas
Ahora reí yo. nos volvimos a besar y él tomó mi mano.
- Te amo Donghae – dije, mirándolo a los ojos – Intentaré ser buena esposa
- Y yo te amo Min Jee – me volvió a dar otro beso – Estudia para el protocolo
- Arruinaste el momento…
Me quejé y él rió. No lo había visto reír desde que mi prima saltó. Nos dimos otro abrazo y volvimos al auto. Él seguía con el semblante triste, no me gustaba verlo así, pero al mismo tiempo sentía vergüenza de verlo triste y yo no sentir nada por la muerte de mi prima, más que una pizca de pena ¿Qué me sucedía? Yo la amaba también, pero sentía que él sufría más de lo que yo sufría. Llegamos a casa y él se encerró en mi habitación, los demás nos observaron.
- ¿Cómo está él?
Me preguntó Sun.
- Sufre… - contesté – No debe ser fácil sentir que todas las personas que amas, se van más pronto de lo que deseas
- Puedo intentar imaginar su dolor, pero espero nunca sentirlo – habló Hyuk – Aunque suene egoísta y malvado… es mi amigo y lo compadezco
- Pero es cierto – dijo Kyu – Nadie lo gustaría pasar tantas desventuras como él
- Lastimosamente no existe una vida cien por ciento feliz
Intervino Yang y todos asentimos.
- Llamaré a Siwon
Les dije a los demás, marcando el número de mi amigo.
- Min – contestó él al instante - ¿Cómo estás?
- Siento como si me hubieran atropellado y jugado futbol americano encima de mis huesos rotos
- Eso debe de doler
Sonreí por sus palabras.
- ¿Crees… crees que ella vaya con Dios?
Le pregunté, esperando realmente a que me dé una respuesta.
- Tú la perdonaste, y ella te perdonó – empezó a decir – Fue una persona que sufrió mucho y su espíritu tendrá paz, ella debe de estar con Dios ahora
- Eso espero…
Derramé unas cuantas lágrimas.
- Ora pidiendo por ella
Me sugirió Siwon. Él siempre tenía buenos consejos, creo que era la ventaja de estar con Dios, te volvías empático. Si algo tenía que agradecerle a Dios, eran los amigos que me hizo conocer.
- Lo haré, Siwon – dije – Gracias
- Cuando me necesites, aquí estaré


Los días siguieron pasando y pronto nos encontramos en el invierno. El dolor de las perdidas no desapareció, y dudaba que algún día lo hicieran, pero eran más llevadera. Continuamos con nuestras vidas, sobre todo yo que me aprendí al derecho y al revés el protocolo de la Boda Real. Todo parecía ir bien, con cada uno viendo hacia delante, con el deseo de lograr los sueños.
Donghae ya no lloraba tanto, y a la semana volvió a salir de su habitación, aunque el ciclo ya lo tenía completamente perdido y sin derecho a reclamos. Lo único que lo hacía sonreír era pensar en la boda, eso me hacía sentir un poco incómoda y nerviosa. Siwon y él habían hecho pases, o por lo menos una tregua hasta el día de la boda; solo esperaba que ellos pudieran llevarse bien en el futuro. Mi tío continuó con su trabajo y su vida, se veía deprimido e intentaba estar con él todo el tiempo que me fuese posible; deseaba que pudiera recuperar su vida.
A mi tía la seguía buscando el “POLICÍA REAL”, y cada día que no tenían señales de ella, era un día que más aumentaba mi estrés. Sabía que mientras ella no estuviera en una celda aislada de las personas, yo no podría ser feliz. Ella siempre volvería a intentar arruinarme la vida. Jin decía que se había vuelto malvada igual que su madre, Jin solo necesitaba más amor.
Ya era diciembre, lo que significaba que estaban a pocos días de la boda. Mis amigas se frustraban al verme estudiar todo el día, no solo para las clases, si no para mi futuro como princesa ¿Qué podía hacer yo? Necesitaba dominar al menos uno de mis tres idiomas, etiqueta y todo lo que no me enseñaron en la escuela sobre historia y geografía. Era viernes en la noche, y yo sostenía un libro tan grande como la cabeza del ex novio de Sun.
- ¡Es viernes! – dijo ella, arrebatándome mi libro - ¡Tu cumpleaños fue el jueves diez, ayer!
- ¿Y?
Pregunté, abriendo otro libro.
- ¡Hay que salir a bailar!
Exclamó, quitándome mi otro libro.
- Faltan días para la boda – le recordé a mi amiga – No tengo tiempo para cumpleaños y fiestas
- Yo opino que es saludable darnos un respiro
Intervino Yang, sentándose a nuestro lado.
- Te vemos leer todo el tiempo, te van a salir raíces en el sofá
Bromeó Hyuk.
- Es bueno que te esfuerces, pero no exageres
Me pidió Kyu.
- Vamos Ratona, por un día que no estudies, no creo que vayas a hacer un desastre en la boda
Ahora era Hae quien hablaba, sentándose entre Kyu y Hyuk.
- Pero también está lo de la coronación y…
- ¡Ya!
Exclamaron todos.
- ¡Iremos a festejar y punto!
Me ordenó Sun, levantándose y yendo a su habitación.
- Vamos a arreglarnos
Me dijo Yang y entramos en la habitación de Sun. Jamás había ido a un club o discoteca. En Mokpo me gustaba ir a fiestas, pero fiestas de amigos, donde sí bebía, pero no iba provocativa ni nada por el estilo. Sun comenzó a sacar de su closet un centenar de vestidos cortos que me daban vergüenza de solo verlos. Yang y ella escogieron los suyos

 






luego me indicaron que hiciera lo mismo. No sabía qué escoger, en las fiestas yo usaba faldas y blusas, o pantalones y camisetas, nunca vestido con los que me verían el alma.
- Nadie te tocará indebidamente – me aseguró Sun – Donghae no los dejaría
Me extendió un vestido y yo me sentí avergonzada. Bufé y me lo puse, me sentía ridícula.
Luego comenzaron a maquillarse y peinarse, después jugaron a la muñeca Barbie conmigo. Me miré al espejo, mis amigas tenían buena mano para los cosméticos y peinados.
- ¿Dónde está mi novia?
Preguntó Donghae al verme.
- ¿Me veo tan mal?
Pregunté, intentando jalar la falda.
- No, te ves bien – contestó él, pasando su brazo alrededor de mis hombros – Demasiado diría yo, así que cámbiate
Me empujó dentro de la habitación y me empezó a lanzar sobretodos y demás ropa de anciana. Al final me decidí por un vestido negro no tan corto ni tan largo. Luego saqué mi teléfono, si Donghae quería fastidiarme, yo lo fastidiaría también.
- ¿Siwon?
 

- Hola
Me saludó mi amigo.
- No le pidas que venga con nosotros
Me advirtió mi novio.
- ¿Quieres ir a bailar? – pregunté – Por mi cumpleaños
- Umm… de acuerdo
Aceptó él.
- Genial, iremos a recogerte
Colgué el teléfono y miré a mi novio, quien tenía el ceño fruncido.
  - No puedo creer que lo hayas invitado
Refunfuñó mi novio y yo rodeé los ojos. Nos subimos en la camioneta blindada y fuimos a recoger a Siwon. Se veía sexy, muy sexy, la verdad es que todos estábamos vestidos de esa forma.









- ¡Noche de fiesta!
Gritó Sun a la cámara. Ella lucía hermosa en su conjunto negro, y a Hyuk parecía gustarle mucho. Mis amigos cantaban las canciones que sonaban en la radio y saltaban sobre sus asientos, solo Hae y yo no hacíamos tanto laberinto. La muerte de mi prima seguía fresca, no me sentía muy bien el querer divertirme.
Llegamos al club, la música estaba a máximo volumen y las personas bailaban de forma desenfrenada bajo las luces. Me sentía fuera de lugar, pero al mismo tiempo quería divertirme. Habían pasado tantas cosas que lo único que quería era disfrutar el momento.
- ¿Bailamos?
Miré a Donghae. Él me extendía la mano y juntos fuimos al centro de la pista de baile. Por los tres minutos que duró la canción, me sentí libre. Sentía que por fin podía ser libre, feliz, sin preocupaciones o culpas. Me abracé a mi novio y él me tomó de la cintura, bailando al ritmo de la música.
Mis amigos estaban sentados en una zopa VIP, solo lo mejor para realeza. Nos sentamos y nos trajeron bebidas, no quería beber, quería estar lúcida pues sabía cómo se ponía Donghae con el alcohol y mis amigos eran iguales. Siwon y yo comenzamos una amena conversación mientras los demás bebían, era agradable tener a alguien no ebrio con quien hablar.
- ¿Ya te sientes mejor?
Me preguntó Siwon, alzando su voz un poco debido a la bulla.
  - Algo
Contesté con sinceridad.
- Recuerda que ella ahora está con el Señor
- Es lo único que me hace sentir mejor
- ¿Quieres bailar?
Me propuso y yo miré a mi novio. Donghae estaba riendo tontamente abrazado de Hyuk, parecían una pareja. Las chicas estaban igual y Kyu estaba en las piernas de Yang, no podía creer que se hubieran embriagado tan rápido. Miré de nuevo a Siwon y asentí.
Él me llevó a la pista de baile y comenzamos a bailar una muy movida canción. En verdad me estaba divirtiendo, y Siwon era un excelente bailarín. Entre los deberes de la universidad y los estudios de princesa, no me habían dejado tiempo para divertirme como Dios manda. Los demás seguían bebiendo, yo seguía bailando, era tan divertido.
- ¡Me encanta esta canción!
Grité.
- ¡A mí también! – admitió Siwon - ¡Esos Shinee, son geniales!
- ¡Sí! – acepté - ¡Buscaré sus canciones en internet!
- ¡¿La reina va a piratear música?!
Se burló Siwon.
- ¡Aún no soy reina! – le recordé - ¡Y soy una adolescente, todos lo hacen!
Ambos reímos y bailamos por otras cuatro canciones. Volvimos a nuestra zona VIP, pues los tacones me mataban, no estaba acostumbrada a ellos. Nos sentamos y Donghae me abrazó fuertemente.
- ¿Qué haces bailando tanto con Siwon? – me preguntó sonriente, estaba demasiado ebrio – Quédate conmigo
- No vas a beber más en lo que queda de la noche
Le dije, quitándole el vaso.
- No seas aguafiestas, Ratona – me pidió, dándome un beso, el cual sabía a mucho alcohol – Estamos intentando divertirnos
- Sí, pero tú no beberás más
Volví a decir.
- Mi novia es una controladora
Rió y yo le di un zape.
- Iré al baño
Dije, levantándome.
- Iré contigo
Donghae intentó levantarse, pero se tambaleó y volvió a caer en el acolchado sofá.
- Mejor quédate aquí con los demás
Le sugerí, soltando su mano, él hizo un puchero. Me reí por su actitud tan infantil, era tierno. Me incliné y le di un beso.
- Yo te acompaño
Dijo Siwon y yo miré a mis embriagados amigos.
- Mejor cuídalos
Contesté y él asintió. Salí de la zona VIP y caminé por el mar de personas bailando, hasta lo baños. Para ser un sitio exclusivo, los baños eran un desastre, o se debía a la cantidad de personas ebrias que no sabían ni qué hacer con un baño.
Entré en un cubículo y rellené la tapa con mucho papel, se veía desagradable. La puerta y las paredes estaban pintarrajeadas con mensajes con números de teléfono y todo lo que podían hacer si llamabas. Escuché un ruido en el cubículo de al lado y después oí gemidos. Me acomodé la ropa, quería salir lo más antes posible de ese lugar.
Intenté abrir la puerta pero esta no se abría. La empuje y empuje y no se abría. Me estaba empezando a sentir claustrofóbica, era como volver a la cámara de torturas de mi tía, solo que con mal olor. Golpeé y golpeé la puerta, pero no se abría.
- ¡Que alguien me saque!
Grité, golpeando de nuevo la puerta. Saqué mi teléfono de mi bolso e intenté llamar a Sun, no me contestó, con todo el ruido no debía de oír su número. Maldije para mis adentros.
- ¡Coño, que alguien abra la puerta!
Volví a golpear la puerta, pero algo la cubría, quizá eran los calenturientos de al lado. Protesté, quería salir de ahí lo más antes posible. Volví a gritar, golpeando la puerta con manos y pies, pero lo que cubría mi puerta no cedía. Volví a gritar no sucedía nada. Seguí golpeando la puerta cuando vi que algo rodaba hacia mis pies. Me agaché a ver qué era pero entonces empezó a emitir humo. Me tapé instintivamente la nariz y la boda con una mano y con la otra volví a golpear la puerta
¿Qué sucedía? ¿Qué querían hacerme? Sentí miedo ¿Esto estaba sucediendo de verdad? Volví a marcar el número de Sun y destapé mi rostro.
  - Sun… - tosí – Auxilio…
Los ojos me comenzaron a picar y el miedo me invadió ¿Qué ocurría? ¿Por qué ahora? ¿Por qué a mí?


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