viernes, 12 de diciembre de 2014

No quiero que me olvides (Kyumin) - 1

Planeaba subir esto cuando terminara de subir "WTF! Soy una princesa!" pero tengo tantas ganas de subir esta novela, porque soy Kyumin shipper <3
ADVERTENCIA: Amo el Yaoi, pero lamentablemente no sé escribir así, y siguiendo mi estilo y siendo fiel a mí misma, convertí a los ukes en mujeres. Espero que esto no sea inconveniente para ustedes mis lectores. Sin más que decir... aquí está EL PRIMER CAPÍTULO DE "NO QUIERO QUE ME OLVIDES"
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Primera temporada:


Capítulo 1





- Despierta… por favor


Le pedía al cuerpo de Sungmin. Tan bella, tan frágil, sin consciencia, sin poder sentir que estaba a su lado, amándola, sufriendo por ella. Acariciaba su mano, pero ella no daba señales de poder sentirme. En tres meses no había dado señales de que estuviera cerca a despertar.
Maldecía aquella mañana, la mañana en la que arruiné absolutamente todo, la mañana que la obligó a irse en su auto hacia la casa de sus padres. Si ella hubiera estado concentrada en el camino hubiera escuchado la bocina del camión, hubiera pisado el freno y no hubiera terminado estrellándose. Pagué los daños de un camión, pero perdí a la mujer que amaba.
Acaricié su rostro, sus parpados eran suaves, sus labios eran suaves, su cuello era suave, toda en ella era suave. Seguí el recorrido de mi mano por su cuerpo, y entonces me detuve en ese bulto que tenía en el vientre. Había sido un milagro, o eso dijo Kibum, que habiendo protagonizado un horrible accidente, y quedado en coma, el bebé que llevaba dentro siguiera con vida.
Siempre me imaginé a Minnie siendo omma. Me la imaginaba a ella, dándoles el pecho a nuestros bebés, haciéndole aegyos y mimándolo como solo ella sabía hacer. No me quería volver a perder esa etapa, la de los pañales y las noches en vela. Pero no se iba a poder; tal como me habían explicado, no había garantía alguna de que ella pudiera despertar o que el embarazo se pudiera completar.
Era una noticia trágica tras otra ¿Cuándo acabaría? Quería abrir los ojos y darme cuenta de que todo era un sueño, pero no, era la realidad. Mi realidad era que la mujer que amaba estaba en coma, con mi hijo no nato intentando sobrevivir dentro de ella.
- Kyuhyun… - volteé, ahí estaba mi hyung, Siwon



- ¿Cómo estás?
- He estado mejor
Contesté con pesar. En los tres meses que Sungmin llevaba en coma, toda mi vida había cambiado. Del trabajo iba al hospital y me quedaba ahí hasta hartas horas de la noche, luego volvía a casa. Mis amigos y familiares se preocupaban por mí, pero yo no podía evitarlo, estar lejos de Minnie dolía.
- Deberíamos irnos, los paparazis ya no están cerca
- Un rato más – pedí – Si quieres adelántate
Le dije, tomando la mano de Minnie.
- De acuerdo… - Siwon dejó escapar un suspiro – Cuídate
- Siwon hyung… - volteé a verlo – Gracias…
- Para eso están los hermanos
Sonrió de lado, yo lo intenté, pero desde hace tres meses que no sonreía, así que se me hacía difícil. Siwon se fue y me dejó solo con Minnie. Me quedé contemplándola, a la espera de que un milagro se produjera, eso hacía cada noche.
Vi el reloj, once de la noche. No me importaba si tenía sesión de grabación en el estudio, yo me quedaría con Minnie. Besé su mano y la acaricié de nuevo.
Por un instante me odié de nuevo. Mi fama nuevamente había abierto una brecha entre los dos. Primero fue cuando éramos adolescentes, y ahora esto. Habíamos peleado por una estupidez que cometí, ella se fue y tuvo un accidente. Aunque dijeran que era un hecho fortuito, yo me sentía como el culpable de todo.
Pasé mi mano por su abultado, aunque poco perceptible, vientre. Tal vez era mi imaginación, pero podía sentirlo moverse. A pesar de lo malo que solía ser con ella, nos habían bendecido con un bebé.
- Despierta Conejo – le pedí a mi novia, acariciando su rostro – Muero sin ti
Besé su mejilla y luego besé sus labios. Tenía la esperanza de que fuera como en “La Bella Durmiente” pero no, no estábamos en un cuento de hadas. A las once y media me fui a mi casa.
La mansión en Seongbukdong, uno de los distritos más exclusivos en Seúl, se veía muy triste sin Sungmin







entraba, ella me recibía con grititos y saltitos, me daba un fuerte abrazo que hacía que me tambaleara y luego me besaba. Ahora había silencio, mucho silencio.
Me senté en mi sofá y miré todo alrededor. El corazón comenzó a latirme con fuerza y los ojos se me llenaron de lágrimas, y lo peor es que Sungmin no estaba para consolarme. Todo era tan injusto ¡¿Por qué justo te tenía que pasar a mi Minnie?!
Tomé la foto que tenía en la mesa de centro. Era de cuando éramos niños, Minnie con su vestido rosa y orejas de conejo, yo abrazándola. Las lágrimas comenzaron a rodar por mis mejillas. Quería despertar, quería pensar que estos tres meses fueron una pesadilla. Pero era mi cruda realidad.

A la mañana siguiente tenía que ir al estudio. El edificio del “SM Entertainment” estaba rodeado por miles de camarógrafos. Todos querían saber qué estaba pasando con Sungmin. Entré rápidamente al edificio y solté un bufido, lo que menos quería era que me recordaran que mi novia estaba en coma desde hace tres meses.
- ¡Kyuhyun!
Miré a quién me llamaba, era Hangeng, mi manager.



- Hola…
Saludé sin ánimo, caminando a la cabina de grabación y dejando en el suelo mi bolso.
- ¿Cómo está…?
- Estable
Contesté y Hangeng solo asintió.
   - La vida continúa…
Miré a mi manager y amigo, sintiendo deseos de golpearlo ¿La vida continua? Minnie estaba en coma y yo sentía que me había muerto, no quería hacer nada, ni siquiera quería seguir cantando, que fue lo que me separó de ella en un principio. La vida no continuaba si ella
- Supongo que… esperaré
Hangeng asintió. Nos metimos en la cabina y comenzamos a grabar. Desde que era pequeño, me gustaba cantar, a los quince fui contratado por la “SM Entertainment” y a los dieciséis era un gran ídolo.
Convertirme en famoso me alejó de muchas personas, entre ellas estaba Sungmin. Dejarla aquella vez fue un grave error, y me arrepentí tan pronto como lo hice. Ahora era al revés, ella me había dejado a mí, solo que no de la forma en la que lo hice yo, pero eso lo estaba haciendo peor.
Pensé en mi conejo rosa. Pensé en su sonrisa, en su cabello, sus mejillas infladas y lo que más me gustaba en ella, sus aegyos. Minnie era muy linda y yo un imbécil que no la merecía.
- ¿Está todo bien?
Preguntó Shindong, mi ingeniero



No me había dado cuenta de que había dejado de cantar. Hangeng y Shindong me miraban con preocupación, yo solo me quité los audífonos y salí de la cabina.
- Iré a caminar… - Hangeng asintió – Lo siento, continuaremos esto después
Salí de la SM y fui hacia el parque más cercano. Miré mi reloj, aún era muy temprano para ir al hospital. Miré el parque y sentí una extraña sensación, era el parque donde conocí a Sungmin, hace dieciocho años…


***
Yo no es que fuera antisocial, tenía cuatro años y dudo mucho que un niño de esa edad sea antisocial, a menos que sufra de algún problema. Pero prefería quedarme en casa jugando con mis videojuegos. Me fascinaba mi Nintendo, cuatro años y ya tenía todo Mario Bros completo sin haber perdido ni una sola vez, era excelente.
Mamá quería que saliera más, era verano y podíamos salir al parque hasta hartas horas, pues no había tareas pendientes; pero yo no quería, el parque era un lugar con mucha gente y gritos, a mi me gustaba la paz de mi habitación con mi consola de nintendo. Sin embargo, a veces era un poco aburrido no tener a alguien con quien jugar, y por otra parte estaba lo que todo niño teme: Los regaños. Papá me regañaba mucho por pasar más de doce horas seguidas frente al televisor; él preferiría verme con otros chicos, jugando y siendo un niño normal. Era en esos momentos cuando pensaba en la idea de ir al dichoso parque y encontrar a alguien para tenerlo como excusa para jugar más tiempo sin regaños.
- Hijo… - miré a mi omma – Hace un buen día, deberías salir a jugar al parque
Miré mi televisor, Mario se encontraba congelado en el aire y el anuncio de “Juego en pausa” titilaba sobre él. Miré a mi omma, ella me sonreía a la espera de mi respuesta. Me lo medité bien; si tuviera un verdadero amigo, me dejarían jugar más tiempo, porque tendría alguien con quien jugar. Pero la sola idea de tener que sociabilizar me incomodaba y enojaba, la única persona con la que quería sociabilizar era con Mario y Luigi.
- Sí
Terminé aceptando. Omma sonrió complacida y, extendiendo su mano para que se la tomara, nos fuimos al parque. Intentaba no pensar en el ruido que habría, no quería pensar en los niños gritones y el llanto de alguno por caerse. La cabeza empezó a dolerme, quería volver con mi videojuego.
Llegamos al parque y vi todo verde. Había mucho verde en el parque, era una explosión de verde. Había arboles, pasto, animales, y gente, muchas gente. Mamá me llevó hacia la zona de recreo, un espacio con juegos donde muchos niños corrían y gritaban. Sentí pavor. Intenté tranquilizarme, de seguro alguno de esos niños iría conmigo al pre-escolar, tenía que hacer amigos tarde o temprano.
Caminé con paso decidido al castillo de madera, una construcción con puentes, escaleras y toboganes. Me imaginaba que era Mario en el castillo del Bowser. Estaba empezando a disfrutar del parque, ni siquiera me incomodaban los gritos de los demás niños.
Subí por varias escaleras y crucé varios puentes hasta que llegué al tobogán más alto, uno por el cual los demás niños no querían deslizarse. Miré hacia abajo, sintiéndome poderoso y superior, pues haría algo que los demás no. Me senté y dejé que mi cuerpo se deslizara por el tobogán, dando muchas vueltas. Vi la luz y esperé a que mis zapatillas tocaran la arena, pero no fue así.
- ¡Ay!
Exclamó una vocecita. Miré hacia abajo, había una niña de cabello negro y rostro lindo debajo de mí. Ella me miró e hizo un puchero ¡Oh no! ¡Se iba a poner a llorar! Me levanté y la ayudé a levantarse. La miré, ella aferraba su manta rosada con conejos. La miré con detenimiento, usaba un vestido rosado con conejos, en su cabello tenía un broche con un muñeco de conejo, sus zapatos blancos tenían conejos y ella parecía un conejo, tierno e indefenso.
- No te pongas a llorar
Le ordené y ella me miró. Lo que más odiaba de las niñas era que eran muy lloronas. La niña conejo me miró con el entrecejo fruncido y las mejillas infladas, al parecer ella se había enojado.
- Yo no me iba a poner a llorar
Dijo, aún con las mejillas infladas. Intenté no reírme, tenía una expresión tan tierna ese conejo. Ella me miró de nuevo y sonrió, tenía una linda sonrisa, me daban ganas de pellizcar sus mejillas.
- Pareces un conejo
Solté, riéndome, ella de nuevo infló las mejillas.
- Eres un tonto
Se quejó ella, haciendo un puchero.
- Lo siento, pero es que me causas gracia
- ¡Heechul! – gritó la niña de pronto - ¡Este niño está siendo malo conmigo!
¿Heechul? La única Heechul que conocía era Kim Heechul, una odiosa chica de la que mi hyung, Siwon, estaba enamorado. Esperaba que esa odiosa niña de diez años no apareciera, pero entonces la vi.





- ¡¿Qué pasó?!
Preguntó ella, mirando de arriba abajo a la niña conejo, tal vez en busca de algún daño. Había oído hablar a mi hyung muchas veces sobre esa niña; él decía que era temible pero aún así hermosa, y que le encantaba la forma en la que protegía a su hermana menor… Y a todo esto… ¿Dónde estaba mi hyung?
  - Ese niño dice que soy un conejo…
- ¡Ey! – la temible niña me miró con mirada severa - ¡¿Por qué tratas mal a mi dongsaeng?!
- ¡Heechul! – volteé, ahí venia corriendo mi hyung - ¿Kyuhyun?
- Con que aquí estabas…
Me crucé de brazos y lo miré con severidad.
- Siwi… ¿Conoces a este niño?
Le preguntó la Chula.
- Sí… - Siwon me miró, después me recriminaría en casa el causarle problemas con su “novia” – Es mi dongsaeng
- Pues él está tratando mal a Sungmin
Acusó la chica.
- ¿Por qué estás tratando mal a Minnie?
Miré a la niña conejo y bufé; todo esto fue por una niña color rosado.
- Yo no la traté mal – miré a la niña conejo, ella se escondía detrás de su unnie – Me caí encima de ella por accidente, estaba deslizándome por el tobogán
- No fue su intención Chula – me defendió mi hyung; la chica de todas formas me miró con severidad – Fue un accidente
- Pero…
Volteé a ver, era la niña.
- ¿Qué pasa Sungmin?
Le preguntó Heechul, quedando a la altura de su dongsaeng.
- Él no me pidió disculpas…
Miré a la niña y rodeé los ojos ¡¿Era en serio?! ¡Por el Dios de Siwon! ¡Que niña tan irritante!
- Kyuhyun…
Miré a mi hyung. Él no estaba esperando a que yo… ¿O sí? ¡No! ¡No lo iba a hacer! Iba en contra de mis principios tener que disculparme con una niña. Miré a mi hyung, Siwon me miraba fijamente a la espera de que yo dijera algo. Heechul me miraba como si quisiera matarme o algo más cruel, y la niña conejo me miraba de forma extraña… como asustada y algo más.
- Lo siento…
Terminé diciendo y la niña sonrió.
- Bueno, eso fue todo – dijo Siwon – Todos amigos
- Bueno… - Heechul me miró de forma amenazadora – Minnie, quédate aquí – le ordenó y la niña conejo asintió – Siwon, cómprame un helado – la chica se fue y mi hyung revisó sus bolsillos - ¡Siwon!
- ¡Ya voy!
Gritó él, corriendo hacia ella. Era en esos momentos, cuando se dejaba manipular por esa chica, que sentía vergüenza de ser hermano menor de Siwon. Miré a otro lado, la niña conejo seguía a mi lado, tomándome del brazo y en su otra mano su manta de conejos.
- ¿No quieres ir donde tu hermana?
Le pregunté, esperando que me soltara, pero ella negó ¡¿Y ahora cómo me apartaba de esa niña?! Intenté caminar hacia otra parte, pero la niña seguía sosteniéndose de mí, como si estuviera pegada a mi brazo ¡Era tan frustrante! Y cada vez más extrañaba mis videojuegos.
Noté que muchas madres, incluyendo la mía, nos miraban sonrientes ¿Y estas qué? Caminé de nuevo al castillo, tenía que caminar lento porque la niña no me soltaba. Me detuve al pie del tobogán y me senté ¿Qué hizo la niña? Se sentó detrás de mí y me abrazó. Nos deslizamos y ella cayó sobre mí. Ella comenzó a reír y aplaudir, su risa era bonita, parecía un bebé enorme color rosado.
- Hagámoslo de nuevo
Pidió, levantándose de mi espalda.
- ¿No estabas enojada conmigo?
Le pregunté, limpiándome los pantalones.
- No…
Contestó ella sonriendo. No sé por qué, pero también sonreí, su sonrisa era contagiosa.
- Yo no quiero subir de nuevo
Me crucé de brazos y pise la arena con firmeza.
- Por favor…
Me pidió, abriendo mucho los ojos y haciendo un puchero, parecía un conejo degollado.
- No
Volví a repetir.
- Por favor…
La miré, y fue como si su expresión cambiara de mínima intensidad a máxima en un segundo. Me quedé embobado, sentí una presión en el corazón, su rostro de conejo degollado estaba haciendo algo en mí. Solté un bufido, después me iba a odiar por esto.
- ¡Está bien! – grité – Solo… deja de mirarme así, duele
- ¡Sí!
Celebró, tomando mi mano y corriendo hacia el castillo. Después de veinte vueltas más, me estaba empezando a divertir. Tal vez era un poco desesperante, pero era linda, y su mirada era cautivadora ¡Era una manipuladora profesional que se chupaba el dedo!
- Kyuhyun…
Dijo, mientras yo me columpiaba.
- ¿Qué?
Miré a Sungmin, ella estaba sentada en el columpio, viéndome con un puchero en los labios ¡Pucheros manipuladores!
- Empújame
Me pidió.
- No molestes
Le dije, intentando llegar más alto con el columpio.
- Por favor…
Volvió a poner su cara de conejo degollado ¡Tengo que ser fuerte! Esa niña era una manipuladora experta.
- No
Volví a decir y ella infló las mejillas, mirándome con el entrecejo fruncido. Me detuve, porque me causaba una sensación extraña en la barriga esa cara de conejo molesto. De nuevo bufé y bajé de mi columpio. Me puse detrás de ella y comencé a empujarla. Ella gritaba y reía de la emoción, yo no pude evitar hacer lo mismo.
- ¡Sungmin!
Gritó una voz masculina y yo detuve el columpio.




- Kangin, deja a Minnie con su nuevo amigo
Le ordenó una mujer delgada al hombre que se veía temible.



- ¡Pero es un niño!
- Kangin…
La mujer miró con severidad al hombre y este se encogió.
- De acuerdo amor, solo cinco minutos más
- Bien… ahora cómprame algo de beber
- Pero ya te compre algo…
- Kangin…
- Ya voy
El hombre se fue corriendo hacia otra parte.
- Tengo solo cuatro años pero… - miré a la niña conejo, ella seguía sonriendo – Pobre hombre
- Es mi appa
La miré y miré a la mujer. Tenía sentido, después de todo “De tal palo tal astilla”. Ya veía de dónde Heechul y ella eran tan manipuladoras.
- Heechul noona me da miedo
Confesé y Minnie rió.
- Cinderella es buena – aseguró ella, mirándome, sus ojos brillaban – Tu hermano me parece lindo
- ¿Siwon? – pregunte y ella asintió - ¿Por qué a todos les parece lindo? – me quejé – También soy lindo
- No…
Contestó ella y yo la fulminé con la mirada.
- Tampoco eres tan linda
Ella miró su vestido rosa con conejos.
- Yo soy adorable
Dijo y yo reí. Era verdad, tenía que admitir que esa niña era adorable. Es decir… parecía un bebé en el cuerpo de una niña.
- Creo que yo no le parezco lindo a nadie – mire mis pies – Mi omma siempre dice que soy un niño intrépido, pero el lindo es Siwon
- Eso no es cierto
Dijo Minnie, sosteniendo mi rostro.
- ¿Qué cosa?
- Que no le pareces lindo a nadie – contestó ella – A mí no me pareces lindo, a mí me pareces muy lindo
Sentí que la sangre se me iba al rostro ¿Podía ella ser más irritante? Y así se le veía tierna ¡Pero era un conejo irritante!
- ¡Minnie! – llamó su omma – Ya vámonos
- Adiós Kyuhyun
Se despidió ella, agitando su manito.
- Adiós conejo
- Sungmin – me corrigió – No olvides mi nombre, me llamo Sungmin


***
Nuca olvidé su nombre, no me dejó olvidármelo a decir verdad. Aquel día la conocí. Siendo un niño, su ternura y dulzura me irritaban, pero con el tiempo fue diferente. Desde ese día, todas las tardes mi mamá me obligaba a ir al parque, y la niña conejo siempre estaba ahí, esperándome para jugar. Ella entonces se convirtió en mi martirio, ella era tan desesperante.
No había notado que se me había formado una sonrisa en el rostro al recordarla ¿Cuán ciego puede ser un niño? Ellos son inocentes y miran con el corazón, pero mi corazón estaba ciego. Mi teléfono comenzó a sonar, era Luna.
- ¿Luna?
- Kyuhyun… - contestó ella - ¿A qué hora vas a venir?
Me preguntó y yo miré la hora, la una de la tarde.
- ¿Para qué…?
- ¡¿Lo olvidaste?! – gritó ella – Si serás idiota – murmuró – El autobús ya llegó del campamento de verano
- ¡Mierda, lo olvidé!
- Si… ya me di cuenta
La ironía en la voz de Luna no me causaba gracia, pero de todas formas tenía razón. Colgué y busqué las llaves de mi auto. Conduje a la escuela lo más rápido que el sistema de tránsito me permitía, esperando que no se hubieran ido de ahí solos, porque si no, me matarían.
Llegué a mi antigua escuela, una grande que abarcaba todas las etapas, desde el pre-escolar hasta la preparatoria. Bajé de mi auto y muchas chicas se pusieron a gritar, supongo que no todos los días podían ver a “Cho Kyuhyun, ídolo musical” tan cerca como ahora ¡Concéntrate Kyuhyun!
- ¡Hyung! – gritó una voz y yo me giré - ¡Hyung!
Ahí vi a Henry, mi dongsaeng de quince años,



quien me quitó mi puesto de maknae de la casa. Él estaba rodeado de muchas chicas y uno que otro amigo. Me dio un abrazo y yo le correspondí, luego me dio su maleta y yo rodé los ojos, ese niño era embustero.
- Les dije que mi hyung era Cho Kyuhyun, páguenme
Los niños sacaron sus billeteras y le dieron dinero, él sonreía ampliamente. Me sorprendía que después de siete años de carrera, muchos no supieran que Henry era mi hermano menor, porque todo el mundo sabía que Siwon era mi hyung.
- ¿Apostaste con mi nombre? – le pregunté, dándole un zape – Le diré a omma
- Yo le diré a omma que casi no llegas y que escuché a la maestra Luna decir que nos habías olvidado – fulminé con la mirada a mi dongsaeng – Siwon si hubiera llegado a tiempo de no ser porque trabaja mucho con appa
- Bien… - fulminé de nuevo a mi hermano, quería matarlo a veces, pero era mi hermano – Vámonos
- ¡Espera! – me detuvo - ¿No te olvidas de alguien? – preguntó – Mide menos de un metro, usa un pañuelo de conejos en la cabeza, lindos aegyos, su nombre comienza con “S”
- ¡Sunny! – me llevé las manos a la cabeza - ¡Sunny!
Empecé a buscarla en la maraña de niños y adolescentes, con grandes maletas, y algunos tomándome fotos. Seguí gritando su nombre, con Henry ayudándome ¿Cómo es que la dejó sola? Ese niño era más irresponsable que yo.
- ¡Sunny!
Gritó Henry.
- ¡Sunny! – la logré divisar - ¡Sunny!
La pequeña de cuatro años volteó y sonrió.



Soltándose de la mano de Luna, corrió hacia mí. La abracé y le di muchas vueltas en el aire, aliviado de tenerla en mis brazos de nuevo, sana y salva.
  - Appa, te extrañé

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Espero que les haya gustado el primer capítulo de "No quiero que me olvides (Kyumin)" 


2 comentarios:

  1. Muero de amor con este capitulo, mas monos por dios *_*

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  2. OH POR DIOS....me dije leere un poco...sinceramente me da pena cuando el fic es triste....creo que me pondre a llorar...sabes porque?...porque de casualidad leii unos cap mas avanzados...y me sentí tan mal....
    pero difinitivamente tu fic tiene un yo que se....QUE ME ENCANTA!!!!....hace tiempo que no leia un cap de sungmin como mujer...o en general los ukes de mujeres....es grandioso!!!!!!
    escribes muy bien!!!!!....realmente una GRAN escritora!!!!!!
    continuare leyendo con temor...que un cap me haga llorar como magdalena!!!!!! TT-TT

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