lunes, 22 de diciembre de 2014

WTF! Soy una princesa! - Final

NO SE OLVIDEN DE PASAR POR MI NOVELA “NO QUIERO QUE ME OLVIDES (KYUMIN)”

00000000000000000000000

Capítulo 52






La boda fue increíble, pero llegó a su fin, y no planeamos una luna de miel, pues Donghae quería estar con su padre y yo respetaba eso. Me sentía tan nerviosa de vivir en palacio y lo único que podía pensar era: “¡WTF! ¡Soy una princesa!”
Los días siguieron pasando, mi primer mes de casada pasó volando y entonces, en la primera semana de febrero, el rey murió.



. Fue un golpe duro para la felicidad que nos rodeaba a Hae y a mí. El funeral fue muy triste y con un protocolo igual de extenso que el de la boda. No me separé de Donghae en toda una semana, y luego el solo salió de la habitación y volvió a ser el mismo, aunque sabía que por dentro cargaba su cruz, pero quería ser un pilar para él, así que no lo dejaba solo, y él me lo agradecía.
 En esa semana se estuvo planeando la coronación, Donghae sería coronado rey de Corea y yo reina consorte, me sentía muy nerviosa, incluso más que en la boda. Me paseaba por el inmenso palacio leyendo libros y tratando de memorizar el protocolo de la coronación, aunque sabía que en mi caso no iba a ser tanto como en el de Donghae, quien pasaba su tiempo libre conmigo, leyendo acerca de protocolos.
- ¿No te cansas de leer?
Me preguntó, recostándose a mi lado en la cama.
- ¿Tú te cansas de amarme?
- ¡Obvio no!
Gritó él, frunciendo el entrecejo.
- He ahí tu respuesta
Contesté sonriente y él me robó un beso.



- ¿Estás nerviosa por lo de mañana?
Me preguntó, acariciando mi cuello.
- No – cerré mi libro y lo miré – La boda me hizo vivir todos mis miedos, y ya he pasado por muchas cosas como para seguir teniendo miedo
- Así se habla – sonrió él, dándome un beso – Ahora… - me miró con picardía – Hay que hacer herederos
- Ni hablar… - dije, dándole un beso – No lo haré sin protección hasta cumplir veinticinco
- Dicen que es más divertido así – protestó Donghae - ¡Y nosotros ya estamos casados!
- Sigo teniendo diecinueve
Le recordé, sentándome a horcajadas sobre él.
- Bueno…
Dijo él, besándome tiernamente. Él nunca podía, ni podrá, ganarme una discusión. Quería disfrutar este momento, mi último momento como alguien normal, tan pronto como amaneciera, dejaría de ser Kim Min Jee, la granjera que amaba los libros y a la vaca Gloria, y pasaría a ser la reina de una gran potencia mundial.




- Hoy, primero de marzo, nos reunimos para la coronación del príncipe Donghae y la princesa Min Jee. Todos comentan cuál será el vestido que su alteza usará hoy, ya que su gusto es tan…
- ¿Qué coño te he dicho de escuchar esa mierda?
Me preguntó Sun, cepillando mi cabello.
- ¿Esto no debería de estarlo haciendo mi estilista?
Pregunté.
- ¿Estos inútiles? – preguntó Sun, viendo a los hombres que arreglaban mis uñas – Mejor lo hago yo
Reí ante sus palabras, Sun no iba a cambiar nunca. Terminaron de arreglarme y me miré al espejo. Lucía bella; el vestido era largo, sencillo y elegante



, la prensa esperaba que me vistiera como estrella de Hollywood, pero… no podía ni quería.
Salí de mi habitación y me encontré con Donghae que lucía igual de elegante.



Él me sonrió y me extendió el brazo. Juntos salimos del palacio y fuimos acorralados por los fotógrafos que estaban fuera de las rejas.
- ¿Nerviosa?
Me preguntó, abriéndome la puerta de la limusina.
- Mucho
Contesté y él rió. Entramos en la limusina y este partió hacia la catedral. Mi corazón latía y mi estómago estaba lleno de mariposas, moscas, polillas, cualquier insecto.
- No lo estés, estás conmigo
- Hace dos meses que cumplí diecinueve – lo miré sonriente, todo esto me causaba gracia – Ahora estoy casada y a punto de ser coronada reina
- Sí… - me miró y rió - ¿Loco, no?
- Demasiado…
Contesté y ambos reímos. No parecíamos príncipe y princesa a punto de ser rey y reina, parecíamos dos adolescentes juguetones. Pero es que eso éramos, éramos jóvenes pero no nos importaba. Nos teníamos el uno al otro y un país ¿Qué más podíamos pedir?
Llegamos a la catedral. En la entrada estaban el arzobispo y miembros del clero que lo asistirían. Todos tomaban fotografías y observaban nuestra llegada y entrada a la catedral. Me sentía nerviosa, ahí estaba el trono.
Donghae caminó hasta el trono y saludó. Nos arrodillamos en un reclinatorio y comenzamos a rezar, luego tomamos asiento. Los obispos trajeron la Biblia, la patena y el cáliz y los depositaron en el altar. Muchas otras personas más se levantaron y depositaron algo en el altar y todo el mundo estaba de pie.
Nos pusimos de pie y caminamos hacia un grupo conformado por lores y el arzobispo. Donghae miró a los cuatro puntos cardinales y el arzobispo habló:
- Señores, les presento a Lee Donghae, su rey indiscutido. Por tanto, todos los que han venido este día a prestarle vasallaje y servicio ¿Están dispuestos a hacerlo?
- ¡Dios salve al Rey!
Gritaron todos. Las trompetas resonaron y Donghae volvió a su asiento. El arzobispo se acercó a él  y dijo:
- ¿Promete y jura gobernar los pueblos de Corea, Jeju, Ulleungdo, Dokdo y las tres mil islas  así como sus posesiones y demás territorios pertenecientes a cualquiera de ellos de acuerdo con sus respectivas leyes y costumbres?
- Lo prometo solemnemente
Contestó Donghae.
- ¿Y procura, en la extensión de su poder, que todos los juicios estén presididos por la Ley, la Justicia y la Misericordia?
- Sí
Donghae se veía tan solemne y serio, totalmente distinto.
- ¿Mantendrá con todo su poder las leyes de Dios y la verdadera profesión del Evangelio? ¿Mantendrá en Corea la religión? ¿Mantendrá y preservará la Iglesia Cristiana, su doctrina, culto, disciplina y gobierno tal como establece la ley, así como las otras religiones profesadas en este territorio? ¿Y preservará a los obispos y clérigos de Corea y a las iglesias a su cargo todos los derechos y privilegios que por ley les están reconocidos?
- Lo prometo. Todo lo que hasta aquí he prometido lo cumpliré y guardaré con la ayuda de Dios
Después hicieron lo mismo conmigo. De nuevo la lengua se me trabó y tuve miedo de ser recordada como “Min Jee la Tartamuda” Después de eso siguió la ceremonia, todo era tan serio y coreografiado, no había nada al azar.
Donghae y yo tuvimos que usar una túnica y encima otra túnica, me sentía como una momia. Luego nos sentamos en los tronos. No me lo podía creer ¡Tenía un trono! Luego recibimos los símbolos de la caballería, y del arzobispo Donghae recibió la Espalda.
De nuevo nos paramos y recibimos la “Estola Real” y luego el “Manto Real” y varias joyas de la corona. Recibimos el orbe coronado por una cruz, luego un anillo, un cetro que tenía… ¡Mierda eran diamantes! El arzobispo se acercó con una corona y la colocó sobre la cabeza de Donghae.
- ¡Dios salve al rey! ¡Dios salve a la reina!
Gritaron todos los presentes y se escucharon cañones. Entonces tomé conciencia de lo que estaba sucediendo ¡Mierda, coño, puta, soy… soy… reina!
La ceremonia continuó y luego nos colocaron nuestras coronas, a él una dorada con rubíes y a mí mi tiara en forma de copos de nieve. Me sentí extraña ahora era reina, oficialmente era reina, a los diecinueve años había logrado ser reina ¡Que locura!
-¡Dios salve al rey! ¡Dios salve a la reina!
Gritaron de nuevo.
- ¡Salve!
Gritaron. Busqué con la mirada a Sun, ella me sonreía y gritaba “¡Salve!” Salimos de la catedral y todos los ahí presentes comenzaron a gritar.
- ¡Salve!
Donghae tomó mi mano, me sentía abrumada.
- Estás verde
Se burló él.
- Un chiste más y olvidaré la etiqueta para golpearte
- Pues hazlo…
Donghae se me acercó y me dio un beso, todos empezaron a gritar. Luego me levantó y me cargó como un saco de papas sobre su hombro. Empecé a gritar y a golpear la espalda de mi esposo ¡Esto era humillante!
- ¡Ey, se me cayó mi tiara!
Grité, riendo y golpeando a Hae.
- Somos reyes ahora – dijo él, bajándome – Pero no debemos de olvidar quienes somos – asentí – Te amo, reina Min Jee V
- Y yo a usted rey Donghae IV
Nos besamos de nuevo y todos los flashes fueron disparados. Luego nos metimos en la limusina y partimos al palacio, done sería la reunión con el parlamento, los ministros y la familia real. En la limusina me quité mi tiara y los zapatos, luego me recosté en el hombro de Donghae, él estaba jugando con su teléfono.
- Quiero ir a ver las caricaturas
Me dijo y yo reí.
- Yo quiero ver a mis amigas
- Bueno… este es ahora nuestro trabajo – dijo él - ¿Empezarás a escribir?
- Obvio, ya lo estoy haciendo – le confesé – Es una historia sobre una chica que se enamora de una celebridad
- ¿Algo parecido a lo nuestro
- No – contesté sonriente – Tú no eres una celebridad
- ¡Claro que sí! – exclamó - ¡Soy el rey de Corea!
- Sí… claro
Reí y él frunció el entrecejo.
- ¡Ya estuvo, divorcio!
Reí aún más fuerte y él me dio un beso.
- Bueno… ¿Y ahora qué? – pregunté – En los libros no dice qué hace una reina después de ser coronada en el siglo XXI
- Mmm, bueno supongo que en alguna parte dice que tienes que consentir a tu esposo
- No, no lo dice
Él me miró y sonrió.
- Bueno… ahora tengo más responsabilidades, no podré seguir siendo el niño Donghae
Sonreí al imaginarme a un Donghae maduro.
- A mí me gusta mi esposo aniñado, infantil, tierno – él me tomó de la mano – Tú déjame a mí la madurez
- Pero yo soy rey
- Yo ya te dije en un inicio – lo miré fijamente – Puedes ser tú, la persona infantil y floja de la que me enamoré, pero en tus momentos tienes que ser tu otro yo, el rey
- ¿Ya te he dicho que te amo?
Me preguntó y yo reí.
- No en los últimos cinco minutos
- Entonces te debo muchos “Te amo”
- Sí… - lo miré y recordé algo – Por cierto… nunca me pagaste por haber hecho todos los trabajos en el primer semestre
- Te lo estoy pagando
- ¿Cómo?
Pregunté, viendo que nos acercábamos al palacio.
- Te estoy convirtiendo en reina de una gran potencia
- Tonto…
Reí y él me dio un beso. Bajamos de la limusina y entramos en el palacio. Todos nos recibieron de pie y lo que más me gustó fue ver a mis amigos. Me olvidé del protocolo y de la etiqueta, y corrí hacia mis amigos, quienes me abrazaron.
- ¿Cómo está su majestad?
- Majestuosa
Todos reímos.
- Su majestad…
Volteé y vi a Leeteuk, luego miré al resto del parlamento.
- Lo siento…
Todos rieron y yo sentí mis mejillas arder. Nos asomamos todos al balcón, teníamos que dar un discurso, el cual yo si tenía preparado y mi esposo no. Él se paró en medio, donde toda Corea y el mundo podían verlo, se aclaró la garganta y dijo.
- Como rey, prometo respetar las tradiciones de Corea, pues son tradiciones que me inculcaron de pequeño – todos aplaudieron – Sin embargo, también soy joven, y he crecido en esta nueva era, así que intentaré combinar la nueva era con las tradiciones – más aplausos – Sé que en los últimos años mi comportamiento fue indecoroso, y pido públicamente, a todos los coreanos, una disculpa – todos estaban en silencio – He madurado, y ahora soy su rey, y quiero hacerlo bien, igual de bien que mi padre y mi abuelo – todos aplaudieron – No los defraudaré
Me tocó mi turno, me sentí nerviosa. Vi mis hojas y luego vi a las personas, y entre esa multitud vi a mis amigos. Las hojas quedaron en el olvido, iba a decir lo que me saliera del corazón, iba a expresarme por primera vez.
- Soy muy joven – comencé a decir – Apenas tengo diecinueve y tengo que confesar que estoy muy nerviosa – hubo silencio – Vengo de un pueblo rural, mi familia se dedicaba a la siembra y ganadería – miré a todos – Pero con el paso del tiempo demostré, incluso a mí misma, que venir de un lugar humilde no te hace menos capaz que alguien nacido en cuna de oro – miré a la multitud – Sé que soy lo suficientemente capaz de hacer un buen trabajo. Soy joven, sí, pero sé que puedo llegar a ser una gran reina si me lo propongo, y siempre pongo empeño en todo lo que hago – la multitud aplaudió – Espero no traicionar su confianza puesta en mí, la adolescente Min Jee, y espero que algún día me puedan ver como la reina Min Jee
- ¡Dios salve a la reina!
Gritó la multitud y los fuegos artificiales comenzaron.
- Te ganaste el corazón de Corea
Susurró Donghae, tomando mi mano.
- Espero seguir teniendo el corazón de Corea conmigo – miré a Donghae – No tengo miedo, por primera vez no tengo miedo – él asintió – Quise esto y lo voy a hacer bien, intentaré ser buena reina
- Lo serás
Me aseguró Donghae, juntando sus labios con los míos. Los fuegos artificiales comenzaron a hacer su espectáculo, parecía año nuevo de nuevo. Miré al cielo, quedaban algunos rayos de sol.
Cerré mis ojos y pensé en mis padres ¿Ellos estarían orgullosos de mí? Este nunca fue mi plan, pero en verdad quería hacerlo bien, tal y como me enseñaron, hacer algo, aunque no quieras, pero hacerlo bien. Realmente quería esto, no ser reina y ridículamente millonaria, sino el poder sentirme orgullosa de algo. Me sentía orgullosa de mí, no por haber logrado algo importante, pues lo único que hice fue enamorarme y enamorar a alguien; me sentía orgullosa de mí misma por no haber cedido ante la presión y el miedo. Hubo momentos en los que flaqueó mi valentía y el miedo fue quien me guió, pero ahora ya no. me había vuelto más segura de mí misma y sería así a partir de ahora, siguiendo a mi cerebro y a mi corazón, pues los dos, escuchados con claridad, te llevan a la cima, como a mí.
- Ahora sí hay que hacer un heredero
Me pidió Hae, abrazándome por atrás.
- ¡No!
Grité. Mi esposo nunca iba a cambiar, pero yo ya estaba acostumbrada. Inmaduro e infantil, así era Donghae y lo amaría siempre.
000000000000000000000000000000000000000000




Epílogo




- ¡No te muevas tanto!
Le gritaba Sun a su hijo.



- Déjalo divertirse Sun, es un niño – le recordó Yang, sosteniendo a su hija



– Lo que quiere es divertirse y ensuciarse
- Sí – dijo Young Soo, limpiándole la nariz a su hijo que se fue a seguir jugando



– Olvida que es el príncipe Lee Sungmin
- Saben… - dije,



sosteniendo a mi pequeña de dos años



- ¿Por qué nosotras estamos cuidando a los niños?
- No lo sé, es el cumpleaños de Hai Yang y dijimos estrictamente que nosotras no íbamos a cuidarlos mientras ellos engordan
Dijo Sun, buscando con la mirada a Eunhyuk.
- Tú esposo debe de estar atacando el banquete
Rió Yang.
- El tuyo debe de estar poniéndole gusanos de goma a los niños en sus dulces
Se rió Sun, pues Kyuhyun seguía siendo igual de bromista.
- El mío debe de estar leyéndole la biblia a alguien
Dijo Young Soo y todas reímos.
- Y mi esposo probablemente está jugando en el castillo inflable con el resto de niños
- Mami… - mi hija mayor, Hai Yang, se me acercó



– Mira lo que encontré
Hai Yang era idéntica a su padre. Tenía ojos rasgados, lindo rostro, lindos labios, nariz perfecta, y lo único que tenía de mí era el cabello. Ella sostenía una flor de color morado por un lado, roja por otra y amarilla en otro pétalo.
- Debió ser blanca y le calló pintura
Le dije a mi pequeña cumpleañera. La princesa heredera, Lee Hai Yang, cumplía cinco años. En mis brazos, Tian Kong miraba con atención a su hermana mayor, y trataba de acomodarse la pequeña tiara sobre su cabeza. Hai Yang le sonrió a Tian Kong y le dio la flor, mi bebé de dos años sonrió.
- Gracias
Dijo y le dio su tiara.
- Ya tengo muchas – le dijo Hai Yang a su hermanita – Esta quédatela, cuando tengas mi edad tendrás más tiaras, pero por ahora solo tienes esta
- Está bien…
Contestó Tian Kong, chupando su dedo.
- Iré a jugar con Sehun
Dijo Hai Yang, refiriéndose a su mejor amigo, hijo de Siwon y Young Soo.
- Algún día Sehun será duque, escuchen mis palabras
Todas miramos a Sun, se había vuelto más malhumorada, pero así la queríamos. Eunhyuk apareció con Yuri, la hija mayor de Sun.



Mi sobrina era idéntica a Sun, pero con el humor de Eunhyuk; aún nos preguntábamos cómo le hacía Eunhyuk para soportar su malhumor por tanto tiempo, su secreto era perderse en su mundo o ir a buscar a Donghae. Ellos dos, por ser de la familia real, seguían viviendo conmigo, eso me gustaba.
- Yuri quiere ir al baño y no pienso hacer eso – le dijo a su esposa – Tiene cuatro años y no me enseñaron esto en biología y anatomía
- Bien, cuida a Sungmin
Le pidió Sun, entregándole el pequeño bebé.
- Sun te domina
Se burló Kyuhyun, besando en la cabeza a la pequeña Luna.



- ¿Y Sully? - preguntó Yang – No confío en ti cuando dices que vigilarás a las niñas
- Mi amor, solo las asusté de muerte una vez, no es para tanto
- “De muerte” es la frase clave
Bromeé.
- Omma…
Se acercó un niño.
- ¿Qué pasa Minho?
Preguntó Young Soo, abrazando a su otro hijo.
- Sully dice que soy lindo…
- ¡Oh…!
Young Soo nos miró a todos.
- ¡Espera un segundo amigo! – dijo Kyuhyun, cargando al hijo de Siwon - ¿Qué intentas con mi hija?
- Será que intenta tu hija con mi hijo
Rió Siwon.



- Esta juventud…
Rió Eunhyuk y todos también.
- ¡Volví! - dijo Sun, sosteniendo de nuevo a Sungmin - ¿Por qué Kyuhyun mira como si quisiera asesinar a Minho?
- Porque Sully le dijo a Minho que es lindo
Contesté.
- ¡Oh, fabuloso!
Exclamó mi rubia amiga.
- ¡¿Qué?! – gritó Kyuhyun y Yang rió - ¡Es una niña, es mi niña!
- ¿Y? – preguntó Sun – Son niños…
- Sí, son niños
Dijo Eunhyuk, abrazando a Sun.
- Por ejemplo Yuri – siguió hablando Sun – Ella tiene tres años y dice ya tener novio
- ¡¿Qué?!
Gritó Eunhyuk.
- Son solo niños…
Se burló Kyuhyun.
- Vete a la mierda Kyuhyun
- No repitan esa palabra o los mato a todos ustedes
Amenazó Sun, viendo a Yuri y Minho.
- Váyanse a jugar
Pidió Yang y los niños obedecieron.
- Por eso yo solo tengo niños
Rió Siwon.
- Sí, pero yo solo tengo niñas
Se quejó Kyuhyun.
- Mejor para mí, así puedo jugar con ellas
Dijo Yang sonriente.
- Y te olvidas de jugar conmigo
Todos reímos de la cara de Kyuhyun.
- Yo estoy conforme con tener uno de cada uno
Dijo Sun.
- Sobre todo a la hora de ir al baño – intervino Eunhyuk – La mamá con la hija, el papá con el hijo
- A Siwon le dieron arcadas todo un día la primera vez que cambió un pañal
Rió Young Soo.
- Eunhyuk se desmayó
Reveló Sun y Eunhyuk se quedó boquiabierto, ella solo le dio un beso.
- Yo no tengo suficiente estómago
Se defendió Siwon.
- Yo cambio los pañales de mis dos hijas
Dijo Kyuhyun con orgullo.
  - Sí, una vez al día
Habló Yang y todos reímos.
- Por lo menos tienen al esposo para ayudar con los bebés – dije – El mío anda tan ocupado que no les ha cambiado el pañal nunca, a ninguno de los tres
- ¡Ey! – exclamó una voz - ¡Tu amado y sexy esposo, nunca te deja sola por más de tres horas seguidas!



- Se nota… si no, no seguirían haciendo bebés
Se burló Kyuhyun y Yang le dio un zape.
- Donghae… - tomé a mi pequeño Yun Duo, de un año, de sus brazos, él y Tian Kong se llevaban bien - ¿Cómo está mi bebé?
- Él está bien, algo cansado – contestó Donghae – Yo… también algo cansado
- Me imagino
Me levanté y le di un beso en los labios, él sonrió. Todos los días al despertar, me volvía a enamorar de mi esposo, era perfecto. Habíamos celebrado hace poco nuestro noveno aniversario y ahora celebrábamos los cinco años de nuestra primera hija, la vida me había bendecido.
- Esta noche dame cariño
- ¡Hablen sus cochinadas en otra parte!
Se quejó Eunhyuk y todos reímos.
- Se dan cuenta que siempre en todas las reuniones, olvidan a los invitados para estar aquí
Comentó Kyuhyun. Volteé a ver, había muchos niño de la escuela de Hai Yang y había muchas personas más, pero a mí solo me importaban mis amigos, y Hai Yang ignoraba a todos por estar con Sehun, quien le daba… ¡Ese niño estaba besando a mi hija!
- ¡Controla a tu hijo Young Soo!
Exclamé y Young Soo miró hacia su hijo.
- ¿No sería lindo que ellos se hicieran novios en el futuro?
Preguntó la castaña sonriente.
- ¡Ey! – exclamó mi esposo - ¡Mi hija apenas tiene cinco años!
- Bueno… será lo que Dios quiera
Dijo Siwon y así comenzó una discusión entre él y mi esposo.
- ¡La hora del pastel!
Exclamé viendo mi reloj. Le entregué los bebés a Donghae y corrí dentro del palacio. Mi hija iba a tener un pastel enorme digno de la realeza y con todos los sabores que ella quería.



Salí con el enorme pastel en un carrito y todos los niños comenzaron a revolotear.
- Muchas gracias por haber venido en este día especial, los cinco años de mi hija, la princesa Hai Yang – mi hija sonrió ampliamente a todos los invitados – Esperemos que esta velada sea de su agrado
- ¡Pastel!
Exclamó Hai Yang y todos rieron. Cantamos el tradicional “Feliz cumpleaños a ti” y Hai Yang sopló las velas. Todos aplaudieron, Donghae y yo la llenamos de besos, ella era nuestra bendición y la amábamos mucho. Cortamos el pastel, estaba delicioso y todos comieron. De nuevo los niños comenzaron a revolotear, jugando por todas partes, y en las mesas los adultos conversando y riendo.
- Imagínate qué hubiera pasado si aquel primer día, no hubiera llegado tarde
Me dijo Donghae, abrazándome por atrás. Me puse a pensar en eso. Si yo conocí a Donghae fue porque él llegó tarde aquel primer día de clases. Sí él nunca hubiera llegado tarde, no se hubiera sentado a mi lado, y no lo hubieran asignado como mi compañero. Si no lo hubieran asignado como mi compañero, jamás hubiera aceptado hablar con Sun, y si no lo hubiera hecho, no hubiera conocido a Yang, Eunhyuk, y Kyuhyun. Nada malo hubiera pasado, pero jamás hubiera conocido a Young Soo y a Siwon. Miré a mis amigos, todos felices, riendo, disfrutando de sus vidas. Todos habíamos crecido, madurado, hecho nuestras vidas, pero seguíamos juntos. Yo no cambiaria eso por nada en la vida.
- Si me preguntaran qué cambiaria de mi pasado… - le empecé a decir a mi esposo – Diría que nada, pues me trajeron aquí, a nosotros, a ellos – señalé a mis amigos – Tengo la vida perfecta gracias a tu impuntualidad
- Que viva mi impuntualidad
Susurró él  y yo reí. Nos dimos un beso, demostrando cuanto nos amábamos. Tal vez no tenía lo que siempre soñaba, o tal vez tenía más de lo que siempre soñé, como fuere, yo estaba feliz. Tenía a tres maravillosos hijos y un esposo que me amaba y que yo amaba de igual manera. No podría cambiar eso ni aunque me dijeran que eso traería a mi familia de vuelta.
- Te amo príncipe de pacotilla
Le dije, dándole otro beso.
- Te amo mi Ratona
Nos dimos otro beso. Todos estos años me sirvieron para entender que no siempre podía esconderme tras un libro o que no debía de callarme cuando algo me molestaba o que no debía de ser tan temerosa. Todo esto me sirvió para volverme una persona más segura, que lucha por lo que quiere. Yo luché por lo que quise, porque Donghae era lo que yo quería y necesitaba. Al final, después de tantas pesadillas, por fin podía estar tranquila, ya no estaba mi tía intentando hacerme algo malo. Le debía mucho a ella también. Si nunca hubiera matado a mis padres, yo no hubiera viajado a Seúl y no hubiera conocido a ninguno de mis amigos.
Volví a mirar a todos lados. Me sentía feliz, tranquila y en paz. Amaba mi vida, era perfecta. Como dijo Siwon, Dios cumplió y me volvió la persona más feliz sobre la faz de la tierra.
- Amo mi vida
Dije, mirando a mis amigos. Mi pequeño Yun Duo se removió incomodo y yo le di un beso en la cabeza. Nada, ahora sí, nada ni nadie podía dañar mi felicidad. Fui muy feliz por nueve años, y lo continuaría siendo hasta el día de mi muerte.
- Te amo Min Jee
- Te amo Donghae

Fin
000000000000
Hemos llegado al final de esta historia. Muchas gracias a todos los que la han leído y muchas gracias a todos los que comentaban. Continúen soñando y luchando por sus sueños. Con esto me despido, nos vemos en mi siguiente novela.
GRACIAS!!!!
Mily Wu…

2 comentarios:

  1. lloro, por un lado no queria que terminara, bueno ahora a leer tu otra novela, estuvo fantastico el final, digno de la gran novela que escribiste, y lo mejor es que no fue un final precipitado o a la rapida, dejaste todo claro, me gusto mucho que al final todo haya salido bien, fue fantastico seguir tu novela, no puedo creer que comence a leerla cuando recien ibas como en el capitulo 12!!! ha pasado mucho tiempo, muchas gracias por terminar la novela, espero leer muchas mas de tus novelas :D

    ResponderEliminar