NO
SE OLVIDEN DE PASAR POR MI NOVELA “NO QUIERO QUE ME OLVIDES (KYUMIN)”
00000000000000000000000
Capítulo 52
La boda fue increíble, pero llegó a su fin, y no planeamos una
luna de miel, pues Donghae quería estar con su padre y yo respetaba eso. Me
sentía tan nerviosa de vivir en palacio y lo único que podía pensar era: “¡WTF! ¡Soy una princesa!”
. Fue un golpe duro para la felicidad que nos rodeaba a Hae
y a mí. El funeral fue muy triste y con un protocolo igual de extenso que el de
la boda. No me separé de Donghae en toda una semana, y luego el solo salió de
la habitación y volvió a ser el mismo, aunque sabía que por dentro cargaba su
cruz, pero quería ser un pilar para él, así que no lo dejaba solo, y él me lo
agradecía.
En esa semana se
estuvo planeando la coronación, Donghae sería coronado rey de Corea y yo reina
consorte, me sentía muy nerviosa, incluso más que en la boda. Me paseaba por el
inmenso palacio leyendo libros y tratando de memorizar el protocolo de la
coronación, aunque sabía que en mi caso no iba a ser tanto como en el de
Donghae, quien pasaba su tiempo libre conmigo, leyendo acerca de protocolos.
- ¿No te cansas de leer?
Me preguntó, recostándose a mi lado en la cama.
- ¿Tú te cansas de amarme?
- ¡Obvio no!
Gritó él, frunciendo el entrecejo.
- He ahí tu respuesta
Contesté sonriente y él me robó un beso.
- ¿Estás nerviosa por lo de
mañana?
Me preguntó, acariciando mi cuello.
- No – cerré mi libro y lo miré –
La boda me hizo vivir todos mis miedos, y ya he pasado por muchas cosas como
para seguir teniendo miedo
- Así se habla – sonrió él, dándome
un beso – Ahora… - me miró con picardía – Hay que hacer herederos
- Ni hablar… - dije, dándole un
beso – No lo haré sin protección hasta cumplir veinticinco
- Dicen que es más divertido así
– protestó Donghae - ¡Y nosotros ya estamos casados!
- Sigo teniendo diecinueve
Le recordé, sentándome a horcajadas sobre él.
- Bueno…
Dijo él, besándome tiernamente. Él nunca podía, ni podrá,
ganarme una discusión. Quería disfrutar este momento, mi último momento como
alguien normal, tan pronto como amaneciera, dejaría de ser Kim Min Jee, la
granjera que amaba los libros y a la vaca Gloria, y pasaría a ser la reina de
una gran potencia mundial.
- Hoy, primero de marzo, nos reunimos para la coronación del príncipe
Donghae y la princesa Min Jee. Todos comentan cuál será el vestido que su
alteza usará hoy, ya que su gusto es tan…
- ¿Qué coño te he dicho de escuchar esa mierda?
Me preguntó Sun, cepillando mi cabello.
- ¿Esto no debería de estarlo
haciendo mi estilista?
Pregunté.
- ¿Estos inútiles? – preguntó Sun,
viendo a los hombres que arreglaban mis uñas – Mejor lo hago yo
Reí ante
sus palabras, Sun no iba a cambiar nunca. Terminaron de arreglarme y me miré al
espejo. Lucía bella; el vestido era largo, sencillo y elegante
, la prensa esperaba que me vistiera como estrella de
Hollywood, pero… no podía ni quería.
Salí de
mi habitación y me encontré con Donghae que lucía igual de elegante.
Él me sonrió y me extendió el brazo. Juntos salimos del
palacio y fuimos acorralados por los fotógrafos que estaban fuera de las rejas.
- ¿Nerviosa?
Me preguntó, abriéndome la puerta de la limusina.
- Mucho
Contesté y él rió. Entramos en la limusina y este partió
hacia la catedral. Mi corazón latía y mi estómago estaba lleno de mariposas,
moscas, polillas, cualquier insecto.
- No lo estés, estás conmigo
- Hace dos meses que cumplí
diecinueve – lo miré sonriente, todo esto me causaba gracia – Ahora estoy
casada y a punto de ser coronada reina
- Sí… - me miró y rió - ¿Loco, no?
- Demasiado…
Contesté y ambos reímos. No parecíamos príncipe y princesa a
punto de ser rey y reina, parecíamos dos adolescentes juguetones. Pero es que
eso éramos, éramos jóvenes pero no nos importaba. Nos teníamos el uno al otro y
un país ¿Qué más podíamos pedir?
Llegamos a la catedral. En la entrada estaban el arzobispo y
miembros del clero que lo asistirían. Todos tomaban fotografías y observaban
nuestra llegada y entrada a la catedral. Me sentía nerviosa, ahí estaba el
trono.
Donghae caminó hasta el trono y saludó. Nos arrodillamos en
un reclinatorio y comenzamos a rezar, luego tomamos asiento. Los obispos
trajeron la Biblia, la patena y el cáliz y los depositaron en el altar. Muchas
otras personas más se levantaron y depositaron algo en el altar y todo el mundo
estaba de pie.
Nos pusimos de pie y caminamos hacia un grupo conformado por
lores y el arzobispo. Donghae miró a los cuatro puntos cardinales y el
arzobispo habló:
- Señores, les presento a Lee
Donghae, su rey indiscutido. Por tanto, todos los que han venido este día a
prestarle vasallaje y servicio ¿Están dispuestos a hacerlo?
- ¡Dios salve al Rey!
Gritaron todos. Las trompetas resonaron y Donghae volvió a
su asiento. El arzobispo se acercó a él
y dijo:
- ¿Promete y jura gobernar los
pueblos de Corea, Jeju, Ulleungdo, Dokdo y las tres mil islas así como sus posesiones y demás territorios
pertenecientes a cualquiera de ellos de acuerdo con sus respectivas leyes y
costumbres?
- Lo prometo solemnemente
Contestó Donghae.
- ¿Y procura, en la extensión de
su poder, que todos los juicios estén presididos por la Ley, la Justicia y la
Misericordia?
- Sí
Donghae se veía tan solemne y serio, totalmente distinto.
- ¿Mantendrá con todo su poder
las leyes de Dios y la verdadera profesión del Evangelio? ¿Mantendrá en Corea la
religión? ¿Mantendrá y preservará la Iglesia Cristiana, su doctrina, culto,
disciplina y gobierno tal como establece la ley, así como las otras religiones
profesadas en este territorio? ¿Y preservará a los obispos y clérigos de Corea
y a las iglesias a su cargo todos los derechos y privilegios que por ley les
están reconocidos?
- Lo prometo. Todo lo que hasta
aquí he prometido lo cumpliré y guardaré con la ayuda de Dios
Después hicieron lo mismo conmigo. De nuevo la lengua se me
trabó y tuve miedo de ser recordada como “Min
Jee la Tartamuda” Después de eso siguió la ceremonia, todo era tan serio y
coreografiado, no había nada al azar.
Donghae y yo tuvimos que usar una túnica y encima otra
túnica, me sentía como una momia. Luego nos sentamos en los tronos. No me lo
podía creer ¡Tenía un trono! Luego recibimos los símbolos de la caballería, y
del arzobispo Donghae recibió la Espalda.
De nuevo nos paramos y recibimos la “Estola Real” y luego el “Manto
Real” y varias joyas de la corona. Recibimos el orbe coronado por una cruz,
luego un anillo, un cetro que tenía… ¡Mierda eran diamantes! El arzobispo se
acercó con una corona y la colocó sobre la cabeza de Donghae.
- ¡Dios salve al rey! ¡Dios salve
a la reina!
Gritaron todos los presentes y se escucharon cañones.
Entonces tomé conciencia de lo que estaba sucediendo ¡Mierda, coño, puta, soy…
soy… reina!
La ceremonia continuó y luego nos colocaron nuestras
coronas, a él una dorada con rubíes y a mí mi tiara en forma de copos de nieve.
Me sentí extraña ahora era reina, oficialmente era reina, a los diecinueve años
había logrado ser reina ¡Que locura!
-¡Dios salve al rey! ¡Dios salve a
la reina!
Gritaron de nuevo.
- ¡Salve!
Gritaron. Busqué con la mirada a Sun, ella me sonreía y gritaba
“¡Salve!” Salimos de la catedral y
todos los ahí presentes comenzaron a gritar.
- ¡Salve!
Donghae tomó mi mano, me sentía abrumada.
- Estás verde
Se burló él.
- Un chiste más y olvidaré la
etiqueta para golpearte
- Pues hazlo…
Donghae se me acercó y me dio un beso, todos empezaron a
gritar. Luego me levantó y me cargó como un saco de papas sobre su hombro.
Empecé a gritar y a golpear la espalda de mi esposo ¡Esto era humillante!
- ¡Ey, se me cayó mi tiara!
Grité, riendo y golpeando a Hae.
- Somos reyes ahora – dijo él,
bajándome – Pero no debemos de olvidar quienes somos – asentí – Te amo, reina Min
Jee V
- Y yo a usted rey Donghae IV
Nos besamos de nuevo y todos los flashes fueron disparados.
Luego nos metimos en la limusina y partimos al palacio, done sería la reunión
con el parlamento, los ministros y la familia real. En la limusina me quité mi
tiara y los zapatos, luego me recosté en el hombro de Donghae, él estaba
jugando con su teléfono.
- Quiero ir a ver las caricaturas
Me dijo y yo reí.
- Yo quiero ver a mis amigas
- Bueno… este es ahora nuestro
trabajo – dijo él - ¿Empezarás a escribir?
- Obvio, ya lo estoy haciendo – le
confesé – Es una historia sobre una chica que se enamora de una celebridad
- ¿Algo parecido a lo nuestro
- No – contesté sonriente – Tú no
eres una celebridad
- ¡Claro que sí! – exclamó - ¡Soy
el rey de Corea!
- Sí… claro
Reí y él frunció el entrecejo.
- ¡Ya estuvo, divorcio!
Reí aún más fuerte y él me dio un beso.
- Bueno… ¿Y ahora qué? – pregunté
– En los libros no dice qué hace una reina después de ser coronada en el siglo
XXI
- Mmm, bueno supongo que en
alguna parte dice que tienes que consentir a tu esposo
- No, no lo dice
Él me miró y sonrió.
- Bueno… ahora tengo más
responsabilidades, no podré seguir siendo el niño Donghae
Sonreí al imaginarme a un Donghae maduro.
- A mí me gusta mi esposo
aniñado, infantil, tierno – él me tomó de la mano – Tú déjame a mí la madurez
- Pero yo soy rey
- Yo ya te dije en un inicio – lo
miré fijamente – Puedes ser tú, la persona infantil y floja de la que me
enamoré, pero en tus momentos tienes que ser tu otro yo, el rey
- ¿Ya te he dicho que te amo?
Me preguntó y yo reí.
- No en los últimos cinco minutos
- Entonces te debo muchos “Te amo”
- Sí… - lo miré y recordé algo –
Por cierto… nunca me pagaste por haber hecho todos los trabajos en el primer
semestre
- Te lo estoy pagando
- ¿Cómo?
Pregunté, viendo que nos acercábamos al palacio.
- Te estoy convirtiendo en reina
de una gran potencia
- Tonto…
Reí y él me dio un beso. Bajamos de la limusina y entramos
en el palacio. Todos nos recibieron de pie y lo que más me gustó fue ver a mis
amigos. Me olvidé del protocolo y de la etiqueta, y corrí hacia mis amigos,
quienes me abrazaron.
- ¿Cómo está su majestad?
- Majestuosa
Todos reímos.
- Su majestad…
Volteé y vi a Leeteuk, luego miré al resto del parlamento.
- Lo siento…
Todos rieron y yo sentí mis mejillas arder. Nos asomamos
todos al balcón, teníamos que dar un discurso, el cual yo si tenía preparado y
mi esposo no. Él se paró en medio, donde toda Corea y el mundo podían verlo, se
aclaró la garganta y dijo.
- Como rey, prometo respetar las
tradiciones de Corea, pues son tradiciones que me inculcaron de pequeño – todos
aplaudieron – Sin embargo, también soy joven, y he crecido en esta nueva era,
así que intentaré combinar la nueva era con las tradiciones – más aplausos – Sé
que en los últimos años mi comportamiento fue indecoroso, y pido públicamente,
a todos los coreanos, una disculpa – todos estaban en silencio – He madurado, y
ahora soy su rey, y quiero hacerlo bien, igual de bien que mi padre y mi abuelo
– todos aplaudieron – No los defraudaré
Me tocó mi turno, me sentí nerviosa. Vi mis hojas y luego vi
a las personas, y entre esa multitud vi a mis amigos. Las hojas quedaron en el
olvido, iba a decir lo que me saliera del corazón, iba a expresarme por primera
vez.
- Soy muy joven – comencé a decir
– Apenas tengo diecinueve y tengo que confesar que estoy muy nerviosa – hubo
silencio – Vengo de un pueblo rural, mi familia se dedicaba a la siembra y
ganadería – miré a todos – Pero con el paso del tiempo demostré, incluso a mí
misma, que venir de un lugar humilde no te hace menos capaz que alguien nacido
en cuna de oro – miré a la multitud – Sé que soy lo suficientemente capaz de
hacer un buen trabajo. Soy joven, sí, pero sé que puedo llegar a ser una gran
reina si me lo propongo, y siempre pongo empeño en todo lo que hago – la
multitud aplaudió – Espero no traicionar su confianza puesta en mí, la
adolescente Min Jee, y espero que algún día me puedan ver como la reina Min Jee
- ¡Dios salve a la reina!
Gritó la multitud y los fuegos artificiales comenzaron.
- Te ganaste el corazón de Corea
Susurró Donghae, tomando mi mano.
- Espero seguir teniendo el
corazón de Corea conmigo – miré a Donghae – No tengo miedo, por primera vez no
tengo miedo – él asintió – Quise esto y lo voy a hacer bien, intentaré ser
buena reina
- Lo serás
Me aseguró Donghae, juntando sus labios con los míos. Los
fuegos artificiales comenzaron a hacer su espectáculo, parecía año nuevo de
nuevo. Miré al cielo, quedaban algunos rayos de sol.
Cerré mis ojos y pensé en mis padres ¿Ellos estarían
orgullosos de mí? Este nunca fue mi plan, pero en verdad quería hacerlo bien,
tal y como me enseñaron, hacer algo, aunque no quieras, pero hacerlo bien. Realmente
quería esto, no ser reina y ridículamente millonaria, sino el poder sentirme
orgullosa de algo. Me sentía orgullosa de mí, no por haber logrado algo
importante, pues lo único que hice fue enamorarme y enamorar a alguien; me
sentía orgullosa de mí misma por no haber cedido ante la presión y el miedo.
Hubo momentos en los que flaqueó mi valentía y el miedo fue quien me guió, pero
ahora ya no. me había vuelto más segura de mí misma y sería así a partir de
ahora, siguiendo a mi cerebro y a mi corazón, pues los dos, escuchados con
claridad, te llevan a la cima, como a mí.
- Ahora sí hay que hacer un
heredero
Me pidió Hae, abrazándome por atrás.
- ¡No!
Grité. Mi esposo nunca iba a cambiar, pero yo ya estaba
acostumbrada. Inmaduro e infantil, así era Donghae y lo amaría siempre.
000000000000000000000000000000000000000000
Epílogo
- ¡No te muevas tanto!
Le gritaba Sun a su hijo.
- Déjalo
divertirse Sun, es un niño – le recordó Yang, sosteniendo a su hija
– Lo que quiere es divertirse y
ensuciarse
- Sí –
dijo Young Soo, limpiándole la nariz a su hijo que se fue a seguir jugando
– Olvida que es el príncipe Lee
Sungmin
- Saben…
- dije,
sosteniendo
a mi pequeña de dos años
- ¿Por qué nosotras estamos
cuidando a los niños?
- No lo sé, es el cumpleaños de Hai
Yang y dijimos estrictamente que nosotras no íbamos a cuidarlos mientras ellos
engordan
Dijo Sun, buscando con la mirada a Eunhyuk.
- Tú esposo debe de estar atacando
el banquete
Rió Yang.
- El tuyo debe de estar poniéndole
gusanos de goma a los niños en sus dulces
Se rió Sun, pues Kyuhyun seguía siendo igual de bromista.
- El mío debe de estar leyéndole
la biblia a alguien
Dijo Young Soo y todas reímos.
- Y mi esposo probablemente está
jugando en el castillo inflable con el resto de niños
- Mami… -
mi hija mayor, Hai Yang, se me acercó
– Mira lo que encontré
Hai Yang era idéntica a su padre. Tenía ojos rasgados, lindo
rostro, lindos labios, nariz perfecta, y lo único que tenía de mí era el
cabello. Ella sostenía una flor de color morado por un lado, roja por otra y
amarilla en otro pétalo.
- Debió ser blanca y le calló
pintura
Le dije a mi pequeña cumpleañera. La princesa heredera, Lee
Hai Yang, cumplía cinco años. En mis brazos, Tian Kong miraba con atención a su
hermana mayor, y trataba de acomodarse la pequeña tiara sobre su cabeza. Hai
Yang le sonrió a Tian Kong y le dio la flor, mi bebé de dos años sonrió.
- Gracias
Dijo y le dio su tiara.
- Ya tengo muchas – le dijo Hai
Yang a su hermanita – Esta quédatela, cuando tengas mi edad tendrás más tiaras,
pero por ahora solo tienes esta
- Está bien…
Contestó Tian Kong, chupando su dedo.
- Iré a jugar con Sehun
Dijo Hai Yang, refiriéndose a su mejor amigo, hijo de Siwon
y Young Soo.
- Algún día Sehun será duque,
escuchen mis palabras
Todas
miramos a Sun, se había vuelto más malhumorada, pero así la queríamos. Eunhyuk
apareció con Yuri, la hija mayor de Sun.
Mi sobrina era idéntica a Sun, pero con el humor de Eunhyuk;
aún nos preguntábamos cómo le hacía Eunhyuk para soportar su malhumor por tanto
tiempo, su secreto era perderse en su mundo o ir a buscar a Donghae. Ellos dos,
por ser de la familia real, seguían viviendo conmigo, eso me gustaba.
- Yuri quiere ir al baño y no
pienso hacer eso – le dijo a su esposa – Tiene cuatro años y no me enseñaron
esto en biología y anatomía
- Bien, cuida a Sungmin
Le pidió Sun, entregándole el pequeño bebé.
- Sun te domina
Se burló Kyuhyun, besando en la cabeza a la pequeña Luna.
- ¿Y Sully? - preguntó Yang – No
confío en ti cuando dices que vigilarás a las niñas
- Mi amor, solo las asusté de
muerte una vez, no es para tanto
- “De muerte” es la frase clave
Bromeé.
- Omma…
Se acercó un niño.
- ¿Qué pasa Minho?
Preguntó Young Soo, abrazando a su otro hijo.
- Sully dice que soy lindo…
- ¡Oh…!
Young Soo nos miró a todos.
- ¡Espera un segundo amigo! –
dijo Kyuhyun, cargando al hijo de Siwon - ¿Qué intentas con mi hija?
- Será que intenta tu hija con mi
hijo
Rió Siwon.
- Esta juventud…
Rió Eunhyuk y todos también.
- ¡Volví! - dijo Sun, sosteniendo
de nuevo a Sungmin - ¿Por qué Kyuhyun mira como si quisiera asesinar a Minho?
- Porque Sully le dijo a Minho que
es lindo
Contesté.
- ¡Oh, fabuloso!
Exclamó mi rubia amiga.
- ¡¿Qué?! – gritó Kyuhyun y Yang
rió - ¡Es una niña, es mi niña!
- ¿Y? – preguntó Sun – Son niños…
- Sí, son niños
Dijo Eunhyuk, abrazando a Sun.
- Por ejemplo Yuri – siguió
hablando Sun – Ella tiene tres años y dice ya tener novio
- ¡¿Qué?!
Gritó Eunhyuk.
- Son solo niños…
Se burló Kyuhyun.
- Vete a la mierda Kyuhyun
- No repitan esa palabra o los
mato a todos ustedes
Amenazó Sun, viendo a Yuri y Minho.
- Váyanse a jugar
Pidió Yang y los niños obedecieron.
- Por eso yo solo tengo niños
Rió Siwon.
- Sí, pero yo solo tengo niñas
Se quejó Kyuhyun.
- Mejor para mí, así puedo jugar
con ellas
Dijo Yang sonriente.
- Y te olvidas de jugar conmigo
Todos reímos de la cara de Kyuhyun.
- Yo estoy conforme con tener uno
de cada uno
Dijo Sun.
- Sobre todo a la hora de ir al
baño – intervino Eunhyuk – La mamá con la hija, el papá con el hijo
- A Siwon le dieron arcadas todo
un día la primera vez que cambió un pañal
Rió Young Soo.
- Eunhyuk se desmayó
Reveló Sun y Eunhyuk se quedó boquiabierto, ella solo le dio
un beso.
- Yo no tengo suficiente estómago
Se defendió Siwon.
- Yo cambio los pañales de mis dos
hijas
Dijo Kyuhyun con orgullo.
- Sí, una vez al día
Habló Yang y todos reímos.
- Por lo menos tienen al esposo
para ayudar con los bebés – dije – El mío anda tan ocupado que no les ha
cambiado el pañal nunca, a ninguno de los tres
- ¡Ey! – exclamó una voz - ¡Tu
amado y sexy esposo, nunca te deja sola por más de tres horas seguidas!
- Se nota… si no, no seguirían
haciendo bebés
Se burló Kyuhyun y Yang le dio un zape.
- Donghae… - tomé a mi pequeño Yun
Duo, de un año, de sus brazos, él y Tian Kong se llevaban bien - ¿Cómo está mi
bebé?
- Él está bien, algo cansado –
contestó Donghae – Yo… también algo cansado
- Me imagino
Me levanté y le di un beso en los labios, él sonrió. Todos
los días al despertar, me volvía a enamorar de mi esposo, era perfecto.
Habíamos celebrado hace poco nuestro noveno aniversario y ahora celebrábamos
los cinco años de nuestra primera hija, la vida me había bendecido.
- Esta noche dame cariño
- ¡Hablen sus cochinadas en otra
parte!
Se quejó Eunhyuk y todos reímos.
- Se dan cuenta que siempre en
todas las reuniones, olvidan a los invitados para estar aquí
Comentó Kyuhyun. Volteé a ver, había muchos niño de la
escuela de Hai Yang y había muchas personas más, pero a mí solo me importaban
mis amigos, y Hai Yang ignoraba a todos por estar con Sehun, quien le daba…
¡Ese niño estaba besando a mi hija!
- ¡Controla a tu hijo Young Soo!
Exclamé y Young Soo miró hacia su hijo.
- ¿No sería lindo que ellos se
hicieran novios en el futuro?
Preguntó la castaña sonriente.
- ¡Ey! – exclamó mi esposo - ¡Mi
hija apenas tiene cinco años!
- Bueno… será lo que Dios quiera
Dijo Siwon y así comenzó una discusión entre él y mi esposo.
- ¡La hora del pastel!
Exclamé
viendo mi reloj. Le entregué los bebés a Donghae y corrí dentro del palacio. Mi
hija iba a tener un pastel enorme digno de la realeza y con todos los sabores
que ella quería.
Salí con el enorme pastel en un carrito y todos los niños
comenzaron a revolotear.
- Muchas gracias por haber venido
en este día especial, los cinco años de mi hija, la princesa Hai Yang – mi hija
sonrió ampliamente a todos los invitados – Esperemos que esta velada sea de su
agrado
- ¡Pastel!
Exclamó Hai Yang y todos rieron. Cantamos el tradicional “Feliz cumpleaños a ti” y Hai Yang sopló
las velas. Todos aplaudieron, Donghae y yo la llenamos de besos, ella era
nuestra bendición y la amábamos mucho. Cortamos el pastel, estaba delicioso y
todos comieron. De nuevo los niños comenzaron a revolotear, jugando por todas
partes, y en las mesas los adultos conversando y riendo.
- Imagínate qué hubiera pasado si
aquel primer día, no hubiera llegado tarde
Me dijo Donghae, abrazándome por atrás. Me puse a pensar en
eso. Si yo conocí a Donghae fue porque él llegó tarde aquel primer día de
clases. Sí él nunca hubiera llegado tarde, no se hubiera sentado a mi lado, y
no lo hubieran asignado como mi compañero. Si no lo hubieran asignado como mi
compañero, jamás hubiera aceptado hablar con Sun, y si no lo hubiera hecho, no
hubiera conocido a Yang, Eunhyuk, y Kyuhyun. Nada malo hubiera pasado, pero
jamás hubiera conocido a Young Soo y a Siwon. Miré a mis amigos, todos felices,
riendo, disfrutando de sus vidas. Todos habíamos crecido, madurado, hecho
nuestras vidas, pero seguíamos juntos. Yo no cambiaria eso por nada en la vida.
- Si me preguntaran qué cambiaria
de mi pasado… - le empecé a decir a mi esposo – Diría que nada, pues me
trajeron aquí, a nosotros, a ellos – señalé a mis amigos – Tengo la vida
perfecta gracias a tu impuntualidad
- Que viva mi impuntualidad
Susurró él y yo reí.
Nos dimos un beso, demostrando cuanto nos amábamos. Tal vez no tenía lo que
siempre soñaba, o tal vez tenía más de lo que siempre soñé, como fuere, yo
estaba feliz. Tenía a tres maravillosos hijos y un esposo que me amaba y que yo
amaba de igual manera. No podría cambiar eso ni aunque me dijeran que eso
traería a mi familia de vuelta.
- Te amo príncipe de pacotilla
Le dije, dándole otro beso.
- Te amo mi Ratona
Nos dimos otro beso. Todos estos años me sirvieron para
entender que no siempre podía esconderme tras un libro o que no debía de
callarme cuando algo me molestaba o que no debía de ser tan temerosa. Todo esto
me sirvió para volverme una persona más segura, que lucha por lo que quiere. Yo
luché por lo que quise, porque Donghae era lo que yo quería y necesitaba. Al
final, después de tantas pesadillas, por fin podía estar tranquila, ya no
estaba mi tía intentando hacerme algo malo. Le debía mucho a ella también. Si
nunca hubiera matado a mis padres, yo no hubiera viajado a Seúl y no hubiera
conocido a ninguno de mis amigos.
Volví a mirar a todos lados. Me sentía feliz, tranquila y en
paz. Amaba mi vida, era perfecta. Como dijo Siwon, Dios cumplió y me volvió la
persona más feliz sobre la faz de la tierra.
- Amo mi vida
Dije, mirando a mis amigos. Mi pequeño Yun Duo se removió incomodo
y yo le di un beso en la cabeza. Nada, ahora sí, nada ni nadie podía dañar mi
felicidad. Fui muy feliz por nueve años, y lo continuaría siendo hasta el día
de mi muerte.
- Te amo Min Jee
- Te amo Donghae
Fin
000000000000
000000000000
Hemos
llegado al final de esta historia. Muchas gracias a todos los que la han leído y
muchas gracias a todos los que comentaban. Continúen soñando y luchando por sus
sueños. Con esto me despido, nos vemos en mi siguiente novela.
GRACIAS!!!!
Mily
Wu…
lloro, por un lado no queria que terminara, bueno ahora a leer tu otra novela, estuvo fantastico el final, digno de la gran novela que escribiste, y lo mejor es que no fue un final precipitado o a la rapida, dejaste todo claro, me gusto mucho que al final todo haya salido bien, fue fantastico seguir tu novela, no puedo creer que comence a leerla cuando recien ibas como en el capitulo 12!!! ha pasado mucho tiempo, muchas gracias por terminar la novela, espero leer muchas mas de tus novelas :D
ResponderEliminargracias. Paseate por la nueva que estoy escribiendo
Eliminar