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Capítulo 42
¿El amor murió?
¿Será que el amor
entre nuestro príncipe y su novia, se ha acabado?
De príncipe
irresponsable e inmaduro al chico que da discursos solemnes y saca buenas notas
en la universidad. Todos estos cambios se lo atribuimos a que el corazón del
príncipe había sido tomado ¿Qué pasa ahora?
Al parecer el amor
que se tenían estos dos jóvenes, se ha extinguido. Unos días después de que el
príncipe anunciara su compromiso con su novia Elizabeth Jones, se le vio a esta
regresando a Nueva York con la princesa Rose y otra joven más. El príncipe, por
su parte, se fue con sus amigos a esquiar.
¿Ahora qué pasó? Ya
no se les ve a los dos juntos, y más bien se le vincula mucho con su amiga de
la infancia, la señorita Grace Jones. Fuentes internas de la RUA, han declarado
que desde que iniciaron las clases, no se les ha visto juntos a los dos
enamorados (O ex enamorados) juntos ¿Qué habrá pasado?
Leí de nuevo el maldito artículo ¿Quiénes habrán sido los
imbéciles que ventilaron mi vida? Respiré hondo para calmarme, funcionó a
medias. Hice bola el periódico y lo arrojé a la basura. Le di un sorbo a mi
café y me dispuse a ir a clases. Ya había pasado una semana desde mi último
encuentro con Siwon; quería hablar con él, pero siempre que lo encontraba solo,
él me evadía, eso me frustraba. Primero me quería decir algo importante, y
ahora no me quería decir nada ¿Qué mierda le pasaba a ese idiota?
Yo estaba cada vez más enfurecido con todo el mundo. Había
vuelto a beber demasiado y los tabloides me lo recordaban a cada minuto, mi
vida se estaba volviendo un caos; yo había dejado la bebida por leche y jugo de
naranja, ahora había vuelto a caer. Todo se estaba desmoronando. Cada vez que
intentaba hablar con Min, ella también me huía., y no encontraba solución alguna.
Quería aferrarme a esa idea, de que algo le había hecho su
maniaca tía, era menos doloroso a la idea de que me había sido infiel o incluso
era mejor a la idea de que simplemente me había dejado de amar. Pero no tenía
respuesta alguna, ni de Min ni de Siwon. Sabía que él sabía algo, o por lo
menos lo suponía, pero él ya no quería hablarme ¿Es que ella le había
convencido de no decirme nada? ¿Qué era lo que ocultaban? Solo esperaba que
fuera algo que beneficiara a la teoría del maltrato.
- Donghae… te estoy hablando
Me dijo
Jin. Había salido con ella como medida para no sulfurarme más. Ella estaba
abrazada a mi brazo
y caminábamos hacia “Tiffany
& Co” Ella seguía parloteando acerca de que su solo en la “Bella Durmiente” es muy complicado y
que su otro solo en el “Cascanueces” era
aún más complicado, la verdad es que no me interesaba mucho.
- Mira, esto está bonito
Le dije, señalándole lo primero que se me puso enfrente,
quería que se cayera de una buena vez o me cambiara el tema. A veces me
preguntaba ¿Cómo es que Jin es mi mejor amiga? A veces era insoportable, pero
luego recordaba que era la única compañía en mi soledad cuando era niño, que
siempre estaba ahí sin importar qué, dispuesta a gastar dinero para ir al otro
extremo del mundo a visitarme, siempre fue así, le debía mi cordura.
- Donghae… - me dijo ella,
asomándose a la vitrina – Es un anillo de compromiso
- Tenemos anillos de compromiso
muy hermosos – empezó a decir la encargada – Hasta podemos grabar sus iniciales
- Que bonito… - dijo Jin – Hasta
me dan deseos de casarme
Yo reí y ella también.
- ¿Puede mostrarme ese?
Pregunté y Jin me miró con los ojos bien abiertos.
- Es un precioso diamante –
comentó la encargada – Y el aro es de oro rosa
Rió Jin, tomando el anillo.
- ¿Lo quieres?
Le pregunté y ella me miró confundida. Siempre le consentía
todos sus caprichos a Jin, cualquier cosa que me pidiera, se lo compraba. No me
molestaba, el dinero me sobra, pero me encantaba consentirla; con Min nunca
podía hacer eso, ella nunca me dejaba comprarle nada caro. Era como una
necesidad tener que consentir a alguien, por eso Jin siempre me decía que algún
día seré un padre consentidor.
- ¿Para qué me regalarías un
anillo de compromiso?
Me preguntó, devolviendo el anillo a la encargada quien me
miraba confundida.
- No sé – me encogí de hombros –
Una promesa de nunca separarnos
- ¿Ya no haremos el típico
juramento quemando hojas en tu casa? – preguntó ella riendo y yo también, pues
nuestro ritual era muy cómico – Me gusta, cómpramelo
- Lo llevo
Le dije a la encargada y ella asintió. Salimos de la tienda
y seguimos caminando. Sentía a las personas mirándome, y a alguien
siguiéndonos, debían de ser paparazis. Yo, el príncipe heredero, había
anunciado mi matrimonio con una chica distinta al que se colgaba de mi brazo. A
las personas les encantaba emparejarme con Jin, pero yo jamás me fijé en ella
como algo más que una amiga, ni siquiera me atraía físicamente.
Jin y Min eran muy distintas en todo sentido. Jin Kyong
amaba la moda, las joyas, el lujo, le encantaba llamar la atención, era una
materialista. Le gustaban muchas cosas, siempre y cuando estuvieran a la moda o
se viera lindo. Min prefería lo simple, la vida de lujo no le iba bien y se
sentía incómoda en ese ambiente. Usaba las cosas que la hacían sentir cómoda y
siempre andaba con recato, siempre queriendo pasar desapercibido. Pero Jin
luchaba por lo que quería; Min en cambio o se rendía o le daba mucho miedo, no
se arriesgaba como Jin. Pero Min siempre iba a ser una persona muy alegre, nada
presuntuosa, amable, caritativa y muy bondadosa, era pura, esas eran cosas que
Jin no tenía y que nunca tuvo, por ello nunca me fijé en ella.
- ¿Entonces… nunca nos
separaremos?
Me preguntó Jin sonriente.
- Nunca pequeña – le contesté,
abrazándola – Eres una de las personas más importantes para mí
- ¿Y Min Jee?
Me preguntó, mirándome fijamente. Jin Kyong nunca hablaba de
nadie que no fuera ella, o nosotros, o su ballet, o yo; pero ahora decidía
preguntarme por la única persona que realmente me interesa saber y al mismo
tiempo de la que no quiero hablar. Eran primas, ella debía de saber qué le
pasaba a Min, después de todo, ellas eran unidas.
- Ella sigue siendo importante
Contesté y ella se soltó de mi abrazo. Sabía que eso
molestaba a Jin, pues no quería verme triste por su prima, sobre todo porque
era su prima. Pero era la verdad, yo no podía dejar de amar a Min y tenía que
hacerla volver a mí.
- ¿Cómo puedes decir eso?
Dijo ella, alejándose de mí.
- Jin… - le tomé del brazo – Min
Jee es importante, no puedo evitarlo
- ¿Y yo soy importante para ti?
Me preguntó y yo miré con confusión.
- Sí – contesté – Te lo acabo de
decir, eres una de las personas más importantes que tengo
- ¿Más que Min Jee?
- ¿Por qué me preguntas tanto?
La miré confundida y ella apartó la mirada, se veía
avergonzada.
- Lo lamento – contestó, se había
ruborizado – Es que siempre hemos sido los dos, y desde que entraste a la
universidad, siento que ya no lo somos
- ¡Oh, pequeña! – la volví a
abrazar – Siempre serás mi pequeña, y siempre estarás en mi corazón
- ¿En serio?
- No importa cuán lejos estemos,
siempre vas a ser mi Jin Kyong – ella sonrió – Nunca dejaremos de estar juntos,
eso te lo prometí hace mucho
- Te quiero Donghae
Sonreí y le di un beso en la cabeza.
- Yo también te quiero Jin
- Bueno… ahora le podré presumir
mi anillo a mis compañeras de ballet – Jin empezó a ver su mano con el diamante
ahí – Se morirán esas perras envidiosas
Me reí por las palabras de mi amiga, ella nunca cambiaría.
Seguimos paseando por las calles, viendo tiendas de ropa o zapatos, Jin amaba
las compras. Caminamos a Starbucks y abrí la puerta, empujando a alguien.
- ¡Ten cuidado!
Dijo una voz. Yo lo miré ¿Por qué me lo tenía que encontrar
en todas partes? Él me quedó mirando, con la boca abierta, se veía nervioso.
Miré lo que sostenía, dos cafés y una bolsa con lo que suponía eran Rollos de
canela, los favoritos de Min. Él asintió con la cabeza y caminó unos cuantos
pasos.
- ¡Espera!
Él se detuvo y me miró.
- ¿Su alteza?
Me preguntó.
- ¿Vas a ir a ver a Min? –
pregunté, aunque eso era obvio. Él miró lo que sostenía y asintió - ¿Ella está
bien?
Necesitaba saberlo. Si no me quería decir lo que quería
decirme en un comienzo, al menos quería saber si ella estaba bien, tal vez así
tantearía el terreno y haría que me revelara las cosas. Haría cualquier cosa
con tal de saber si ella me había dejado por su culpa, porque su tía le había
hecho algo o si simplemente no fui suficiente para ella. Miré a Siwon a la
espera de una respuesta, él solo me miraba sorprendido.
- Su alteza…
- ¿Ella está bien?
Volví a preguntar.
- No
Contestó y, asintiendo con la cabeza de nuevo, se fue. Vi
como se subía a su “Audi” y partía a
ver al amor de mi vida. Jin me jaló del brazo y me hizo entrar. Nos sentamos en
una mesa y ella miró por la ventana.
- ¿Quién era?
- Un chico de la universidad –
contesté – ¿Cómo está Min?
- Pues… bien – contestó ella, yo
sonreí – Estudia mucho
- Sí, siempre – sonreí - ¿Y tú
mamá?
- Oh, ya sabes – contestó ella –
Siempre fuera de casa, nunca hablamos, y me presiona mucho
- Al menos la tienes
Le dije.
- Es como si no
Miré a Jin y le acaricié la mejilla. Me alegraba saber que
Min estaba bien, quizá su tía había recapacitado y había dejado de maltratarla.
Pero también me sentía triste y enojado, pues mientras ella estaba bien, yo
sentía que moría. Sin ella, los días se hacían años para mí, no podía resistir
no tenerla conmigo, era un martirio.
Dejé a Jin en su casa y cuando estaba a punto de poner el
auto en marcha, Min llegó. Me bajé rápido del auto y la alcancé, antes de que
entrara al ascensor. Tomé su brazo y jalé de ella, Min me miró asustada.
- Min…
- ¡Hae! – ella empezó a ver a
todos lados con nerviosismo - ¿Qué haces aquí?
- Yo… yo…
- Me tengo que ir
Movió con desespero su brazo y yo la solté. Se veía nerviosa,
asustada ¿Qué le pasaba?
- Quiero hablar contigo
Le pedí y ella me miró.
- No puedo… - me contestó,
presionando el botón del ascensor y mirando a todos lados – Lo siento…
- ¿Qué sucede? – pregunté,
mirando hacia los lugares que ella miraba - ¿Estás bien?
- Sí
Contestó, aunque no lo parecía. El ascensor llegó y yo volví
a tomar su mano para que no se fuera. Ella soltó un quejido, yo la solté de
nuevo. Se acomodó las mangas de la camiseta que llevaba puesta y me miró. Noté
que aún usaba mi collar ¿Por qué lo hacía?
- Min…
- Por favor… - me miró - ¡Vete!
Me gritó y entró en el ascensor. Me quedé viendo como las
puertas se cerraban y el número iba ascendiendo. Entré en mi auto y regresé a
la universidad. Me sentía desanimado, me sentía sin esperanzas ¿Qué debía
hacer? Necesitaba hablar con Siwon, obligarlo a que me diga la verdad; él había
dicho que Min no estaba bien, y al verla pude notarlo ¿Qué era lo que pasaba?
Con decisión, caminé hacia la habitación de Siwon. Toqué la
puerta y al instante me abrió. Tenía una biblia en la mano y lentes, y una
mirada de espanto dibujada en el rostro.
- Su alteza…
- ¿Podemos dejar el formalismo a
un lado? – pregunté y él agachó la mirada - ¿Puedo entrar?
Él me miró con la boca abierta y luego se hizo a un lado. Su
habitación, al igual que la de muchos niños ricos como Hyuk y Kyu, no tenía
compañero; era una bendición, pues él tenía un altar en una mesa con velas
misioneras, un crucifijo encima de su cama y los libros de la universidad en su
escritorio, sentía que había entrado a una mini-capilla.
Me senté en la silla de su escritorio y él me continuó
mirando; le hice una seña para que se sentara y él obedeció, aún mirándome con
miedo. Miré toda la habitación y luego lo miré a él, quería golpearlo, pero
necesitaba respuestas primero. Si me decía que él había sido la razón por la
cual Min me dejó, lo golpearía hasta dejarlo inconsciente; si me decía que
había sido su tía la que provocó que Min me dejara, lo abrazaría y le compraría
una estatua de algún santo bendecida por el mismísimo Papa; si me decía
cualquier otra cosa, moriría.
- ¿Qué lo…?
- Deja el formalismo, por favor –
le volví a pedir – Tengo dolor de cabeza
- Lo siento – él hizo una
reverencia - ¿Qué deseas?
- Quiero… - lo miré fijamente –
Que me digas qué sucede con Min
- Yo…
- No intentes huir – le advertí –
Me querías decir algo con respecto a ella, ahora te ordeno que me lo digas
- Alteza…
- ¿Tú eres la razón por la cual
ella me dejó?
- ¡Alteza! – exclamó él – No… -
sentí un golpe en el pecho – Yo solo quería decirle, que no debía de juzgar tan
mal a Min. Ella y yo no tenemos nada, solo somos amigos, llegué como ángel
guardián para ella, pero solo es amistad lo que sentimos el uno por el otro –
escuchar eso era peor que escuchar que me había engañado – Quería decirle, que
estaba siendo injusto con ella al tratarla tan mal – Siwon no me miraba, miraba
el suelo y movía mucho las manos – Porque ella nunca lo engañó – miré a otra
parte, me sentía ahogado - ¡Usted le dijo cosas muy ofensivas injustamente!
- ¡Basta! – grité - ¿Solo era eso?
- Sí – contestó, aún con la cabeza
gacha – Solo eso
- ¿No sabes nada más? – él siguió
mirando al suelo - ¡Respóndeme!
- ¡No! – gritó él - ¡No sé nada
más!
Vi que sostenía con fuerza su biblia, algo pasaba ¿Qué
estaba escondiendo? Ya no soportaba esta situación, en serio que no lo
soportaba. Todos ocultaban algo, nadie me quería decir la verdad, todos
contribuía a que la poca cordura que me quedaba, se me acabara. Miré a Siwon y
él se levantó de su cama, abriendo la puerta.
- Donghae… - lo miré, era la
primera vez que me llamaba por mi nombre - Ayúdala
Me quedé viéndolo ¿A qué se refería? Salí de su habitación y
caminé a la mía. Saqué las últimas cajas de cerveza que me quedaban, abrí mi
primera lata y comencé a beber.
Él no era el motivo, y al parecer jamás sabría qué fue lo
que causó que Min dejara de amarme. Tendría que descubrirlo de alguna forma
¿Pero cómo? Ella no me diría nada, y nadie parecía querer decir algo, por más
mínima que fuera. Tendría que hacer que me diga la verdad, porque no podía
aceptar que ella ya no me amaba. Si eso fuera cierto, entonces moriría. Morir,
era justo lo que quería; quería morir, tal vez así dejaría de ser tan infeliz.
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Nos acercamos al finallll!!! ¿Qué pasará ahora con Donghae y Min Jee???? Descubránlo DURANTE LA PROXIMA SEMANA PORQUE YA ESTOY DE VAGACIONES Y PODRÉ ESCRIBIR Y PUBLICAR MÁS SEGUIDOS (GRITOS Y APLAUSOS) GRACIAS POR LA COMPRENSIÓN!!! BESOS!!!
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