Capítulo 5
Entré corriendo a la habitación. Minnie tenía los ojos
abiertos y expresión de temor en el rostro. Estaba sentada, mirando a todos
lados, luciendo como un Conejo timorato y perdido.
Mi corazón comenzó a latir a toda velocidad. Sentí deseos de
ir hacia ella y abrazarla con todas mis fuerzas, de besarla y de jurarle que
nunca la volvería a dejar sola. No podía vivir sin ella, definitivamente era un
dependiente y adicto a Sungmin, y me sentía orgulloso; porque no existía otra
para mí salvo ella, porque no podía mirar a otra salvo a ella, y ella era todo
lo que yo quería.
Sus ojos chocaron con los míos y entonces se quedó tranquila.
Sonreí, hace mucho que no lo hacía y ahora lo único que quería hacer era
sonreír.
Los doctores entraron y empezaron a revisar a Sungmin.
Entonces me di cuenta de que algo no estaba bien. Minnie miraba a todos lados
con temor, abría y cerraba mucho la boca y hacía ruiditos. Me di cuenta de que
no movía ni brazos ni piernas, solo la cabeza para poder ver a todos lados.
- Sáquenlo de aquí
Indicó el doctor y yo fui guiado hacia afuera de la habitación
¿Qué pasaba ahora? Durante tres meses estuve deseando, rezando con Siwon, que
Minnie despertara en algún momento. Y ahora lo había hecho, pero algo no estaba
bien.
Al cabo de un rato los doctores salieron de la habitación y me
dejaron ingresar. Minnie ya no tenía el respirador ni tantos cables y
monitores. Caminé hacia ella, Minnie dormía en su cama y por primera vez en
tres meses me sentí aliviado al verla con los ojos cerrados.
- Gracias Conejo – acaricié su mano
– Te extrañé mucho mi amor
Me incliné hacia adelante y deposité un beso en su frente.
Miré su rostro, ella me miraba, pero no había expresión, no había vida en sus
ojos, solo los tenía abiertos. Me senté en una silla y la contemplé, ella
contemplaba el techo y no hacia ningún otro gesto.
- A diferencia de las películas… -
me volteé, ahí estaba Kibum – Cuando una persona despierta del coma presenta
ciertas dificultades tanto en lo físico como en lo psicológico
- No entiendo lo que dices
Admití.
- Estará de nuevo despierta, pero
caminar, hablar, incluso reconocerlos, será difícil
- ¿Cuánto tiempo estará así?
Pregunté, viendo como ella de nuevo dormía.
- No lo sé – contestó Kibum y yo
sentí frustración – La recuperación es progresiva
- Entiendo…
Contesté. Minnie se había vuelto quedar dormida, según Kibum
ese era otro efecto, dormir mucho. Minnie iba a estar durmiendo y despertando
cada cierto tiempo. Lo único que me quedaba era esperar a que ella pudiera
volver a ser la de antes.
Los Kim fueron a visitar a su hija y se quedaron todo el día.
Yo tuve que volver a casa, Sunny debía de haber regresado y me preocupaba que
algo le hubiese pasado. Llegué a casa y sentí un gran alivio, por primera vez
sonreí al entrar en mi vacía casa.
Aunque las cosas no fuesen como me las esperaba, me alegraba
que Minnie ya estuviera despierta. Ahora solo me quedaba esperar, a que se
recuperara como era debido ¿Cuánto tardaría eso? ¿Qué podría recordar?
¿Seguiría amándome? ¿Recordará el motivo por el que tuvo el accidente?
Tenía
muchas preguntas en mi cabeza, pero tuve que dejarlas cuando el timbre comenzó
a sonar. Era Sunny
, quien tenía una gran sonrisa en el rostro y una nueva
pañoleta de pandas en la cabeza. Ella me abrazó fuertemente y se despidió de su
amigo.
- Gracias por cuidarla
Le dije a la señora y ella asintió.
- Su hija es muy linda
- Lo sé – abracé a mi niña – Es una
linda conejita
- Como omma
Agregó Sunny y yo sonreí. Seungho y su mamá se fueron; yo
llevé a Sunny a la cocina para que cenara. Ella estaba contenta, contándome
todo lo que hizo con su amigo y lo mucho que le gustó divertirse después de
haber estado mucho tiempo en el hospital.
- Me alegro que te hayas divertido
Le dije, tomando los platos vacíos y llevándolos al fregadero.
- Sí – Sunny rió – Ya quiero que el
cabello me crezca, para así verme más linda para Panda Ho
- Tú ya eres bonita – le di un beso
en la mejilla – Y no pienses mucho en ese niño, por lo menos no ahora
Después de un rato, después de jugar videojuegos con Sunny, la
llevé a su habitación para que pudiera dormir. Sunny estaba acostumbrada a que
su madre le leyera cuentos y durmiera con ella, y desde que se mudaron aquí
conmigo eso cambió. Ella debía de estar muy estresada por tantos cambios.
Ella vivió tres años con Sungmin y su familia, luego tuvo que
estar seis meses en un hospital, y ahora estaban aquí conmigo. Eran muchos
cambios para una niña. Solo esperaba que ella pudiera ser feliz, porque se lo
debía. Ella era mi hija y deseaba que le gustara estar conmigo, y ser feliz
conmigo, su padre.
- Papi… - la miré, ella estaba sin
su pañoleta, pero igualmente se veía hermosa - ¿Puedes dormir conmigo?
- Claro Bunny
Contesté, recostándome a su lado. Me tapé con las sábanas y
ella sonrió, abrazando más su peluche de Conejo. Acaricié la cabeza de mi hija
con ternura y cuidado, ella solo sonreía. Quería ser buen padre para ella;
tenía veintidós y no sabía nada de niños, pero lo intentaría.
- Ayer tuve una pesadilla – comentó
y yo la miré atento – Soñé que te ibas y me dejabas sola
Me mordí el labio inferior al oír eso. No había podido estar
con ella, la vida y las malas decisiones no me lo permitieron. Apenas medio año
era lo que la conocía, y en ese tiempo la llegué a querer mucho. No me quería
separar de ella nunca más, pero por mi trabajo sabía que eso era inevitable
¿Qué pasaría cuando tuviera que irme de gira? ¿Y si Sungmin no recuperaba todas
sus capacidades para entonces? De nuevo pensé en la posibilidad de dejarla con
Kangin y Leeteuk. Mi suegra no era un problema, me seguía adorando a pesar de
las atrocidades que hice. Kangin en cambio, él aprovecharía para quitármela.
- No te vas a quedar sola nunca, yo
no te voy a dejar nunca
Abracé fuertemente a mi hija, no quería soltarla nunca.
- Tía Chula dice que dentro de poco
será tu nueva gira
- Falta un año para eso
Le informé, sintiéndome enojado con Heechul. Había pedido,
rogado, y más al SM Entreteiment que no me mandaran de gira hasta solucionar lo
de Sungmin, luego pedí que no me mandaran de gira hasta que Sunny estuviera
curada, y otra vez volví a pedir el mismo favor. Por suerte, Lee Soo Man era el
tío de Minnie y comprendía. Creo que era una ventaja que tu jefe sea el tío de
tu novia. Mi gira sería el próximo año, a mediados del próximo año, era el
tiempo suficiente para poder recuperar lo que perdí.
- Pero entonces te irás
Dijo ella, escondiendo su rostro detrás del Conejo de felpa.
- Pero eso no significa que te vaya
a abandonar, es mi trabajo – le expliqué – Es la forma en la que consigo dinero
y te compro todos los juguetes que quieres
- ¿Qué es una gira?
Preguntó ella y yo reí. Estábamos hablando de algo que ella no
entendía, me recordaba mucho a Minnie. Que ella viviera tanto tiempo solo con
ella la ha afectado.
- Es… un viaje en donde cantaré en
muchos lugares
- ¿En Seúl?
- No solo en Seúl
- ¿En Corea?
Volvió a preguntar.
- No solo en Corea
- ¿En Asia?
- No solo en Asia
- ¿Irás al espacio a cantar?
Me preguntó y yo reí.
- No creo que al espacio – contesté
– Aunque sería interesante jugar Starcraft en el espacio
- ¿Irás a la casa de Santa Claus?
- Sí – contesté y a mi hija se le
formó una gran sonrisa – Y te traeré muchos juguetes
- Y una foto
Pidió y yo al instante imaginé a Shindong vestido de Santa
Claus.
- ¿Por qué los gatos maúllan?
- Porque… no saben ladrar y al
maullar se ven más tiernos
- ¿Por qué la comida saludable es
asquerosa?
- Porque… la grasa es lo que hace
rico a las comidas malas
- ¿Qué es grasa?
- Algo de lo que si comes mucho, te
verás cómo Shindong
- No quiero verme así
Sunny hizo un puchero.
- Entonces debes de comer sano
- ¿Por qué le dices “Conejo” a mi omma?
Preguntó y yo sonreí, recordando tantas cosas.
- Porque cuando la conocí – sonreí –
Ella tenía cuatro años y toda su ropa era rosada y con Conejos
- ¿Ustedes se conocen desde que eran
niños?
- Sí
- ¿Eso fue hace siglos?
- ¡¿Siglos?! – pregunté y mi hija
rió – Esta niña… - Sunny siguió riendo – Apenas tengo veintidós, soy muy joven
aún
- ¿Entonces le dices “Conejo” a mi mamá porque todas sus
ropas tenían Conejos?
- Se me ocurrió porque siempre usaba
un broche de Conejo en la cabeza
- ¿Cuál?
Preguntó. Me levanté de la cama y fui a mi habitación. Busqué
en mi mesa de noche y tomé aquel broche que hace mucho había roto. Regresé
donde Sunny y se lo di.
- Es este…
- Está bonito – dijo y me lo
devolvió – Sabes… omma sigue usando mucho rosa y Conejos
- Me imagino… - reí un poco – Usa Conejos
hasta en la ropa interior
- ¿Has visto la ropa interior de
omma?
Me quedé de piedra al oír eso, debía de tener cuidado con lo
que decía delante de Sunny.
- Vi su ropa cuando la dejó en la
lavadora
- Ah ya
Fue lo único que dijo mi hija y yo sentí alivio.
- Ahora a dormir
Le pedí.
- Espera… - me miró y yo asentí -
¿Cómo es que nací?
Me quedé aún más estático.
- Oh… pues - ¡Por favor! ¿Es en
serio? ¡Veintidós, solo tengo veintidós años! ¡No estoy listo para esto! –
Cuando dos personas se aman mucho… - ella me miraba atentamente – Le escriben a
la fábrica de bebés y luego de nueve meses la cigüeña los deja en la puerta de
las casas
- ¿Entonces cuando tenga diecinueve
podré llamar a la fábrica?
- ¡No! – contesté algo alterado -
¡Tú le escribirás a la fabrica cuando tengas treinta años y hayas terminado la
universidad!
- Pero mamá y tú le escribieron a la
fábrica a esa edad – de nuevo, mi hija era demasiado inteligente para su edad,
eso lo había heredero de mí - ¿No es así?
- Sí – contesté – Pero… - no podía
decirle a mi hija que ella había sido un pequeño error del que no me arrepentía
– Lo normal es hacerlo a los treinta cuando ya tengas una casa propia, trabajo
y mucho dinero
- Appa…
- ¿Qué mi Bunny?
- Si los que le escriben a la
fábrica de bebés son personas que se aman mucho – miré a mi hija, ella se veía
triste - ¿Tú por qué te fuiste?
- Porque soy un tonto – contesté sin
tapujos – Y me arrepiento de haberlo hecho – miré a mi hija, tal vez no me
entendía, pero quería decirlo – Tú y Sungmin son lo más importante que tengo en
este mundo
No dije nada más y abracé a mi hija. Ella se quedó dormida
abrazada a mí, yo no pude dormir. Estaba mirando el techo, pensando en todo lo
que había lanzado a la borda por la fama. Era verdad lo que decían, uno no sabe
lo que tiene hasta que lo pierde.
Cuando terminé con Minnie, hace tres años, tampoco fue fácil
para mí ¡La amaba! Fue duro para mí, pues Minnie había sido la persona que más
amaba en este mundo. Intenté ocultar lo que sentía por ella, pues era la mejor
opción, debía de alejarme de mi infantil novia. Ahora veía que había sido una
pésima idea, la fama no valía ni de cerca lo que valía el amor verdadero.
La semana se fue volando. Yo todos los días iba a ver a
Sungmin, ella siempre me recibía con una sonrisa. Kibum decía que la reacción
de Minnie al verme era porque quizá, tan solo quizá, ella me recordaba.
Los días siguieron pasando y Sunny volvió al preescolar. Esas
horas que pasaba en la escuela yo las aprovechaba para poder ir a ver a Minnie
aunque sea unos minutos, pues la grabación de mi nuevo álbum no me permitía
muchas libertades con mi tiempo.
Minnie ya podía caminar, con dificultad, pero lo hacía. Su
vientre había crecido, ella se veía hermosa y siempre sonreía o jugaba con su
almohada. Una de esas mañana en las que fui a visitarla, le dejé su Conejo de
peluche, tan pronto lo vio dejó a un lado la almohada y no se despegó de su Conejo.
- Kyuhyun… - dijo Kibum, mientras yo
jugaba con Minnie y unas muñecas – Le darán el alta a Sungmin
Tan pronto como oí eso me giré y levanté ¿Ya podía llevarme a
Minnie a casa? ¿Era en serio? ¿Pero eso estaría bien? No lo sabía ¿Y qué pasaba
si le pasaba algo a ella o al bebé? Minnie no era la misma Minnie, era como un
bebé ¿Podría cuidar a dos bebés?
- ¿En serio?
Pregunté y Kibum asintió. Los papeles se firmaron y pronto me
encontré con una Sungmin en piyama en el asiento trasero de mi auto. Ella me
miraba con cara de miedo, abrazando su Conejo de peluche. Cada tanto daba
grititos, debía de estar confundida y asustada por no saber a dónde y con quién
se estaba yendo.
- Calma Minnie, todo va a estar
bien
- Minnie…
Pronunció ella y yo la miré con sorpresa a través del
retrovisor.
- Sí… - respiré hondo, era la
primera vez desde que despertó, que hablaba – Tú eres Minnie
Entramos en la casa y ella caminó lentamente sosteniéndose el
vientre, debía de pesarle. Miró a todos lados y comenzó a abrir y cerrar la
boca, balbuceando. La ayudé para que se sentara en el sofá, ella lo hizo sin
soltar a su Conejo. La miré y sonreí, Sunny se pondría contenta, pero al mismo
tiempo me preocupaba que ella viera así a su madre.
Miré a Minnie, deseaba poder besarla y abrazarla, pero no me
podía acercar mucho. Cuando intentaba abrazarla ella se ponía a gritar, después
de un tiempo solo se alejaba, ya no me tenía tanto miedo, por ello evitaba
hacerlo. Tenerla cerca y no poder tocarla era difícil. Ella me miró y se señaló
la boca.
- Amm…
Dijo.
- ¿Quieres comer algo?
Pregunté y ella seguía haciendo el mismo gesto.
- Hyung, papá y mamá dicen que
puedo… - volteé a ver a Henry, quien no sé cómo logró entrar en mi casa -
¡Sungmin!
Intenté detener a mi hermano, pero él ya había corrido hacia
ella y la abrazó. Minnie primero abrió mucho los ojos y luego le correspondió
el abrazo ¡¿Qué?! Conmigo ella se alejaba pero con mi hermano ella correspondía
¿Cómo era posible?
- Ves hyung – Henry me sonrió con
burla – Te dije que Minnie me quería más que a ti
- Calla idiota
Le dije, entrando en la cocina como alma que se la lleva el
diablo. Lancé un trapo al suelo y pateé una silla ¿Por qué le aceptaba abrazos
a mi hermano pero a mí me huía? No tenía sentido, sobre todo porque Minnie no
había visto a Henry en mucho tiempo, él no podía ir a visitarla cuando ella ya
despertó, era la primera vez que lo veía y hacía eso. Odiaba a mi hermano ahora
más que nunca. Intenté calmarme, no era culpa de Henry, pero igual me enojaba.
***
- ¿Quieres que te
cocine algo?
Le pregunté a Minnie, entrando en mi casa y dejando mi mochila
en el suelo.
- Mejor cocínale algo
a Henry
Contestó Minnie, quien llevaba a mi latoso hermano de siete
años de la mano. Habían pasado tres años, ahora éramos adolescentes. En tres
años nosotros habíamos cambiado mucho: Yo era más alto y fuerte; Minnie por su
parte había dejado un poco el color rosa y los Conejos, pero aún los tenía
presentes. Imaginar a una Sungmin sin Conejos y color rosado era tan extraño
como pensar en Diciembre con sol.
Como la omma de Minnie era abogada de “SM Entertainment” y su appa trabajaba como policía todo el día, ella
pasaba la mayor parte del tiempo en mi casa, y normalmente le cocinaba, en
verdad me gustaba hacerlo para ella. Mis padres también trabajaban todo el día:
Appa tenía una empresa de textiles y omma había empezado a trabajar como CEO en
reemplazo de mi abuelo en sus hoteles de cinco estrellas hasta que este se
mejore de su resfriado (Aunque todos dudábamos que lo hiciera, él quería que
omma tomase su lugar desde hace mucho) De esta forma nosotros siempre teníamos
la casa para nosotros solos y Henry; Siwon estaba en la universidad muy ocupado
como para venir a casa; así que eran horas y horas de diversión con mi Conejo.
- Él puede cocinarse
algo
Respondí, sacando una hoya.
- ¡No es cierto!
Protestó mi hermanito, cruzándose de brazos e inflando las
mejillas.
- ¡Owww…! – exclamó Minnie, abrazándolo –
Descuida, yo no dejaré que el malvado de Kyu te deje sin cena
- ¡Te quiero Minnie!
Mi molesto hermano abrazó a Minnie y ella soltó una risita.
- ¡Ey! – exclamé,
separando a Henry de Minnie - ¡Consíguete tu mejor amiga!
En estos tres años había descubierto algo: Odiaba, mucho,
hasta casi hacerme planear como asesinar a alguien, el que alguien abrazara o
se acercara si quiera a Minnie. No podía soportarlo, hacía que la sangre me
hirviera y los puños se me cerrasen, y mi hermano no era la excepción para ello
¿Es que nadie podía entender que solo yo podía abrazarla? Era mi mejor amiga,
no la del resto ¡Minnie era mía!... No exactamente en ese sentido.
- Ya lo hice –
contestó, mirándome de tal forma que se parecía al Gato de Shrek – Es Sungmin
Los dos se volvieron a abrazar.
- Aish… pues no – jalé
a Sungmin – Ella es MI mejor amiga, no TUYA
- Puedo ser mejor
amiga de ambos
- ¡No puedes ser mejor
amiga de mi hermano!
- ¿Por qué no?
- ¡Porque no!
- ¿Pero por qué no? –
volvió a preguntar – Yo quiero ser amiga de Henry
- ¡No, lo prohíbo!
Miré con amargura al pequeño engendro.
- ¿Y desde cuando
tengo que hacer lo que tú dices?
Preguntó, posando sus manos sobre sus caderas, clara señal de
que se había enfadado.
- ¡Porque tú solo
puedes ser amiga mía!
- ¿Y que hay de Wookie
y Hae?
Preguntó ella, sacando el ramen de la despensa.
- Es diferente –
contesté, llenando la hoya con agua – Son niñas
- ¿Entonces no puedo
ser amiga de los niños?
- Exacto – contesté,
mirándola, era tan frustrante que no cumpliera mis órdenes - ¿Para qué quieres
más amigos si ya me tienes a mí?
- Yeye y Hyuk también
son mis amigos
- Pero es distinto,
ellos son los novios de tus amigas
- Kyuhyun… - Minnie me
miró y yo la miré – Eres un idiota
- Calla Conejo, o te dejo sin
comida
- Eres un malvado
Minnie hizo un puchero, me pareció tierno.
- No por nada lo
llamas Evil Kyu
Dijo mi hermano.
- ¡A callar!
Le ordené.
- Mochi, ve a traer
tus juguetes, hoy me quedo a jugar contigo
Le pidió Minnie a mi hermano y este se fue corriendo a su
habitación.
- Te dije que Minnie me quería más
que a ti
- ¡Eso fue todo! –
protesté, lanzando mi trapo al suelo - ¡Te quedas sin comer!
Minnie se empezó a carcajear y caminó hacia mí con los brazos
extendidos. Me abrazó fuertemente, y yo sentí como los cabellos de la nuca se
me erizaban. Su vincha de Conejo rosa lastimaba mi nariz, y ella seguía riendo.
Entonces se levantó sobre la punta de sus pies y me dio un beso en la mejilla.
Sentí un pinchazo en el estómago. Desde hace tiempo sentía eso cada vez que
ella hacía eso, era extraño y no sabía qué podía ser.
Ella y yo éramos amigos desde siempre, nos conocíamos desde
que teníamos cuatro años ¿Qué había cambiado? Nada, pues esa extraña sensación
en el estómago la sentía desde siempre con ella, pero ahora se sentía más
fuerte ¿Qué me pasaba?
- Cocina y yo mantengo
lejos de ti a Henry
- Eres un sol
Le dije sonriente, echando el ramen en la olla.
- No… – dijo ella y yo
la miré, estaba sonriente – Soy un Conejo
- Mi Conejo
Dijo Henry, abrazando a Minnie.
- ¡Deja a MI Conejo! – grité,
pegándole con el trapo a Henry – Vete a jugar con mi play y a mi déjame con
ella
- De acuerdo – terminó aceptando
Henry – No te pongas celoso, no te voy a quitar a tu esposa
- ¡Henry!
Minnie soltó una risita y se sonrojó. Yo me quedé quieto y
miré a Minnie reír. La sensación en mi estómago creció y yo negué mentalmente
con la cabeza.
No lo había notado hasta ahora, o tal vez es que me lo negaba
a mí mismo. Era como si de pronto me hubieran sacado un velo de los ojos,
aunque yo ya hubiese sabio lo que había del otro lado. Era tan obvio y a la vez
no, pues como niño me negaba rotundamente a creerlo o aceptarlo. Pero era
tiempo de hacerlo, o mataría a Henry por osarse a abrazar a Minnie. Yo… yo no
podía aceptarlo, no podía ser cierto.
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ESPERO
QUE LES HAYA GUSTADO
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pido mas capitulos por favor, ojala sunny entienda y no se asuste o enoje, es una niña muy inteligente para su edad, me gusta mucho la novela, sube mas capitulos, ya sabes como soy de adicta a la lectura y a los fics jajajaj
ResponderEliminarnos leemos, que estes bien
de acuerdo. Esta como la anterior, ya la tengo terminada ;)
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