Capítulo 19
En casa mi tía estaba de lo más amable conmigo, debía de
disfrutar mi sufrimiento. Jin Kyong salió con el príncipe en toda la semana, y
llegó el punto de frustrarle que la prensa no hablara de ella con el príncipe y
prefiriera hablar de mí con él; su frustración llegó al punto de que me obligó
a no salir con Kangin para que dejaran
de decir que yo “engañaba” al
príncipe con él.
El viernes por fin llegó y después de una muy productiva
práctica, me fui a las duchas para poder relajarme. Cerré la llave del agua y
me envolví en mi mullida toalla azul. Fui a buscar mi ropa y… esta no estaba.
Maldije a las perras de mis compañeras de equipo, maldije a la prensa
amarillista, maldije a todo el mundo. Respiré hondo y me ajusté la toalla al
cuerpo, salí de los baños hacia las pistas, mi ropa no estaba ahí.
- Que mierda…
Dije. Sintiendo nauseas, salí de las pistas y todo el mundo
empezó a reírse de mí. Tomaban fotos, algunos probablemente filmaban la escena.
Intenté ignorarlos y seguir con la búsqueda de mi ropa. Seguí caminando y todos
me hacían burlas, reían, y demás. Por fin vi mi ropa, estaban en la copa de un
árbol.
- A ver como la bajas
Rió un chico. Yo lo fulminé con la mirada y busqué alguna
rama caída lo suficientemente larga para alcanzar mi ropa. No había nada. Miré
de nuevo hacia atrás y todos siguieron riendo.
- ¡Muéstranos algo más de piel!
Pidió un chico del equipo de lucha.
- ¡Déjenme en paz!
Grité, sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas.
- ¡Muestra más piel!
Gritaron otros y entonces un chico intentó jalar mi toalla.
- ¡Que muestre más piel! ¡Que
muestre más piel! ¡Que muestre más piel!
Empezaron a decir a coro los del equipo de lucha.
- ¡Déjenme en paz! - volví a
gritar, intentando que la toalla no se me callera, pero el chico reía y tiraba
de ella - ¡Suéltame!
Grité y entonces una figura de blanco apareció y le dio un
puñetazo al chico, derribándolo. Donghae, en su traje de taekwondo, se acercó
al primer chico que gritó y también lo golpeó, luego le destruyó su teléfono.
Empecé a ver como Donghae se llevaba encima a todo el equipo de lucha, como los
golpeaba y pateaba. Algunos salieron corriendo del lugar, pero Hae los
alcanzaba y los golpeaba. Las chicas gritaban y lloraban, luego me miraban y me
lanzaban insultos.
- ¡Mira lo que provocas, zorra
desgraciada!
Gritó una chica y yo me le acerqué, dándole una bófeta. Ella
se desplomó y fue rodeada por sus amigas que me insultaron también. Todos
seguían grabando y tomando fotografía. Yo estaba estupefacta, no podía creer
que Donghae se estuviera peleando con todos los atletas de la universidad, y
estuviera ganando, entonces vi que Hyuk, también con traje de taekwondo, le
estaba ayudando. Otro hombre cayó y la mayoría salió corriendo, las únicas que
seguían ahí eran el grupo de chicas que me habían insultado.
- Su majestad… - empezó a decir
una chica – Todo esto lo ocasionó esa zorra que…
- ¡Lárguense!
Gritó Donghae y estas salieron corriendo. Donghae fue hacia
mí y me abrazó. Hyuk tenía en su mano unos cinco celulares.
- Es todo lo que pude tomar –
dijo él, entregándoselo al príncipe, quien lo lanzó al suelo y pisoteó – Pero
muchos deben de estar subiendo videos y fotos
a internet – Hyuk me miró, de nuevo sentí nauseas – Mañana toda Corea se
preguntará por qué Donghae te defendió de todo el mundo
- ¿Qué querías que hiciera? –
preguntó Donghae, pateando los restos de los celulares - ¿Qué la fotografiaran
desnuda?
- Cálmate, solo decía
- Esos son unos animales –
Donghae tenía los puños cerrados y una expresión de odio en el rostro - ¿Quién
te hizo esto?
- Mis compañeras de patinaje
Contesté, viendo mi ropa en el árbol.
- Bájenla
Les pidió Hae a sus guardias, no había notado su presencia.
- ¿Por qué te hicieron esto?
Preguntó Hyuk.
- Por lo que dice la prensa de mí
Contesté y él príncipe me miró. Se me acercó rápidamente y
tomó mi rostro entre sus mano. Yo lo miré a los ojos, sus ojos cafés brillaban,
siempre brillaban.
- Lo siento…
Me
susurró, entones le di un pequeño beso en los labios. Él me miró con sorpresa y
me besó.
Todo era un lio, todo se había vuelto un lio, pero no
importaba si al menos me permitía poder besarlo. Un carraspeo se escuchó y
entonces nos giramos, era Hyuk.
- No sé si lo recuerdas, pero
estás desnuda y aquí está tu ropa
Dijo él, y yo me sonrojé al instante. Tomé mi ropa y volví a
las duchas a cambiarme. Regresé donde los chicos, ambos se habían cambiado la
ropa. Donghae me abrazó y yo acepté su abrazo, me sentía protegida entre sus
brazos.
- No quiero ir a casa
Dije, pues si iba, vería a Jin, y como ella vigilaba al príncipe
en todas las redes sociales, ya debía de estar viendo lo ocurrido. Donghae y
Eunhyuk se miraron y luego me miraron, se sonrieron y yo sentí miedo. Donghae
me miró y dijo:
- ¿Quieres ir a casa de Sun?
- Sí
Contesté, sin entender por qué ese era motivo de risitas.
- Bien… iremos al palacio de la
diversión
Celebró Hyuk, caminando delante de nosotros hacia la salida.
- Cada vez que vamos, es una
locura – me explicó Hae – Deberías ir para obligarnos a estudiar
Reí y subimos a mi auto, Donghae conduciría. Llegamos en
pocos minutos a casa de Sun, en parte fue por la forma de conducir de Donghae,
sin respetar nada. Sun nos abrió la puerta y me abrazó fuertemente.
- Que sorpresa verlos aquí
Sonrió ella. Hyuk y ella se abrazaron fuertemente y se sentaron
en un sofá.
- Que lindo departamento
Le dije, sentándome con Hae en otro.
- ¿Qué los trae por aquí?
Preguntó Yang Mi, saliendo de la cocina con un sándwich.
- Tuvimos un problema en la
universidad
Contestó Hae.
- ¿Qué tan grave?
Preguntó Sun, mirando a Hyuk, quien rodeó sus hombros con un
brazo.
- Mucho
Contestó Hyuk y Hae asintió.
- Mañana temprano iré a hablar con
el rector de la universidad
Dijo Hae, abrazándome también y haciendo que me recueste en
su pecho.
- Que linda escena – rió Yang – Falta
Kyu aquí
- ¿Se quedan a dormir?
Preguntó Sun y yo negué.
- Tengo que volver
- Vamos Min, llama a tu tía y dile
que te quedarás conmigo
Asentí, pero no llamé a mi tía, llamé a mi tío. Este me dio
permiso en seguida. Cenamos comida china mientras veíamos las caricaturas. Me
estaba divirtiendo mucho, con mis amigos, sin importarme las muchas cosas que
estaban sucediendo. Yang se fue a dormir, al rato Hyuk y Sun se metieron en la
habitación de esta y me dejaron sola con Donghae, quien bostezaba.
- Deberías ir a dormir, yo podría
dormir en el sofá
Le sugerí y él sonrió.
- Yo podría dormir en el sofá y tú
en la habitación libre
Sugirió él, sonriéndome con esa sonrisa que tanto me
gustaba, su sonrisa tierna.
- Tú eres el príncipe
Le recordé.
- Tú eres una chica
- Ser príncipe le gana a ser chica
Bromeé y él volvió a sonreír.
- Ser la chica que quiero le gana
a ser príncipe
Me miró y yo sentí las mejillas sonrojárseme.
- Igual pienso que ser príncipe le
gana a todo lo demás
Él volvió a sonreír. Continuamos viendo televisión hasta que
los ojos del príncipe se cerraron. Apagué el televisor, fui a la habitación
libre y tomé una manta del closet, volví y cubrí a Donghae con ella. Volví a la
habitación y me puse el piyama de Sun, me quedaba algo grande. Me metí bajo las
sábanas y cerré mis ojos.
La puerta de mi habitación se abrió y mis ojo también. Vi mi
reloj, dos de la mañana, llevaba media hora dormida. Vi un manchón enorme que
debía de ser una persona acercarse a mí y sentí cómo unas manos me tocaban el
hombro.
- ¿Te desperté?
Esa era la voz de Hae.
- Sí
Contesté, sentándome en la cama y tomando mis lentes.
- ¿Puedo dormir aquí? – me
preguntó – No me gusta dormir solo
- Pero siempre duermes solo
Le recordé.
- En una habitación pequeña con
mis guardias afuera, no en un enorme departamento con mis guardias afuera
- ¿Y en el Gyeongbokgung?
Le pregunté.
- Duermo con Bada, y antes con
Meo – me contestó él y yo lo miré con ternura – Por un año entero tuve que
dormir en el sofá de la habitación de Sun – se agachó hasta mi rostro y me hizo
un puchero - ¿Puedo dormir aquí? – volvió a preguntar – No hay perros y no
quiero dormir con Sun y Hyuk
- De acuerdo
Terminé aceptando, haciéndome a un lado. Él sonrió y se echó
a mi lado. Negué con la cabeza, parecía un niño pequeño, era tan tierno. Volví
a dejar mis lentes en la mesa de noche y me volví a recostar en la cama,
dándole la espalda al príncipe. Cerré mis ojos, podía escucharlo juguetear con
sus dedos y cantar una canción.
- ¡Cállate!
Le pedí, golpeándolo con la almohada.
- ¡Ey! – protestó él – Soy el
príncipe, no debes de agredirme
- Y yo soy una persona que quiere
dormir
Me quejé.
- Ya, lo siento
Se disculpó él, yo por alguna razón me reí.
- ¿Qué cantas?
Pregunté.
- Se llama “Loving you” – me contestó – Es una canción que escribí
- Interesante – dije y él sonrió -
¿De qué trata?
- Habla sobre estar enamorado – me
contestó y yo lo miré – Que quieres que esa persona esté siempre a tu lado – me
miró y mi corazón comenzó a latir a toda velocidad – Y que quisieras que te
dijera lo mismo – tomó mi mano por debajo de las sábanas – Porque la estás
amando
- Es una bonita canción
Sonreí.
- Algún día te la cantaré
- ¿Alguna vez te han dicho que pareces un actor de drama?
Le pregunté divertida.
- Varias veces – contestó él
sonriente - ¿Te gustan los dramas?
- Sí, es lo que más me gusta de
Corea
Bromeé.
- ¿Y yo?
Me preguntó, haciendo un puchero.
- Tú eres… también
Dije riendo y él me sacó la lengua, riendo.
- Acabas de admitir que te gusto
Sonrió él con una gran sonrisa.
- No, no lo he hecho – reí y él me
golpeó con la almohada – Pero no lo hice
Él rió y entonces comenzamos una guerra de almohadas. No sé
cómo terminé debajo de él, mientras me retorcía de la risa por las cosquillas.
Este momento era mágico, podía estar con él sin que me importe lo demás, aunque
luego la realidad me iba a golpear, pero por ahora no me importaba.
- Vamos a despertar a los demás si
no te callas
Rió él.
- ¡Demonios Hae! – exclamé al ver
el reloj – Son las cuatro de la mañana, dentro de tres horas tengo entrenamiento
- Pues durmamos, llegaremos a
tiempo
Me aseguró. Yo coloqué la alarma a las cinco, dormiría una
hora ¿Qué clase de práctica tendría? Mi rendimiento iba a ser horrible y de
nuevo me gritarían. Cerré mis ojos y sentí cómo un brazo rodeaba mi cuerpo. Donghae
me tenía abrazada como si fuera un peluche, o su perro; quise apartarlo, pero
no lo logré. Bufé y esperé a que el sueño me llegara. Al cabo de unos minutos
dejó de molestarme que me abrazara.
Mi alarma sonó de nuevo y le toqué la puerta a Yang para que
me prestara ropa interior. Cuando fui a la cocina para poder llenar mi botellón
con agua, vi que Donghae estaba ahí engullendo unos huevos más hechos, con las
yemas reventadas y algo quemadas por un lado.
- Vámonos
Me indicó, tomando mis llaves. Salimos del departamento y
entramos en mi auto. Él condujo hacia la universidad, en todo el camino él iba
cantando esa canción, debía de admitir que era un excelente cantante. Nos
estacionamos y me bajé con pesadez del auto, tenía demasiado sueño.
- Suerte
Me dijo él, tirándome las llaves.
- Gracias
Le dije. Caminé hacia el complejo deportivo de la
universidad, de nuevo noté a medio mundo mirándome. En cuanto abrí la puerta,
varias fotografías de mí, en toalla, llorando, y siendo ridiculizada,
aparecieron. Las personas se empezaron a carcajear de mí, señalándome con un
dedo y tomándome más fotografías, yo solo podía ver la versión humillante de la
“Capilla Sixtina” Corrí hacia las
pistas de hielo y cerré la puerta. La entrenadora me miró y me llamó la
atención por haber llegado diez minutos tardes. Mis compañeras rieron. Me calcé
los patines y entré en el hielo. Al instante una chica me empujo con la cadera
y yo caí.
- Señorita Kim, si no es capaz de
mantener el equilibrio, entonces le pediré que se retire
La entrenadora me miró con enojo.
- Lo lamento zorrita
Se burló por lo bajo una de las chicas.
- Comiencen con los ejercicios
básicos, luego quiero ver las coreografías – nos ordenó la entrenadora – Y Kim,
quiero verte bien esta vez, eres una de mis candidatas
Eso me tomó por sorpresa ¿Candidatas para competir? Con la
universidad, tareas, trabajos, estudiar, mis dramas ¿Tendría tiempo de ir a una
competencia? Empecé a desear haber entrado en yoga junto con Yang.
Comenzamos a patinar, dar saltos y demás. Las patinadoras me
empujaban, no me dejaban espacio para desplazarme, y me susurraban a cada
momento “Zorra”. Yo las ignoraba,
sabía que no lo era, y sabía que algún día todo esto se voltearía.
- Rector Kim Kibum… - dijo la
entrenadora y todas dejamos de hacer lo nuestro - ¿Qué… qué lo trae por acá?
- Me temo que cosas malas Yuna –
contestó él, entonces Hae entró a las pistas y las chicas empezaron a saludarlo
– Sus alumnas tendrán que venir conmigo
La entrenadora nos miró y luego miró al Rector. Miré a Hae,
él miraba de forma burlesca a las chicas, eso me causó gracia. La entrenadora
se paró delante de todas nosotras, nos miró, se veía la preocupación en su
rostro.
- Tienen que ir con el Rector
- ¿Por qué?
Preguntó una de las veteranas.
- No lo sé
Contestó la entrenadora. Todas salimos del hielo y nos
quitamos los patines. En fila india seguimos al Rector, entonces Hae me tomó
del brazo y yo me detuve.
- Tú no
Me dijo y él Rector asintió.
- Todos menos Kim Min Jee
Dijo el rector y se fue con mis demás compañeras.
- Bueno entrenadora Kim – dijo el
príncipe – Puede seguir su entrenamiento con Min Jee
- Sí… - dijo ella, se veía algo
confundida – Al hielo, ahora mismo
Con el hielo despejado, sin estorbos ni empujones, pude
hacer mi rutina sin ninguna caída ni desvío. Donghae me aplaudió cuando me
detuve, la profesora me miraba y asintiendo, anotó algunas cosas en su libreta.
- Estuviste excelente
Me dijo Hae, entregándome mi botellón de agua.
- Gracias
Le dije.
- Bueno… estoy de acuerdo con su
alteza – sonreí al oír eso – Pueden retirarse, el entrenamiento acabó
- Vamos
Me dijo él, cargando mi bolso.
- ¿Qué pasó en antes?
Pregunté, saliendo de las pistas con él.
- Nada – contestó él sonriente –
Solo me encargué de algo
- ¿De qué?
Pregunté, temiendo oír su respuesta.
- Ya lo verás
Me dijo, entonces mi teléfono comenzó a sonar, era Kangin.
- Hola
Contesté.
- ¿Quieres venir?
Me preguntó, sonaba enojado.
- No puedo
Contesté, mirando al príncipe, quien miraba el suelo y se
mordía el labio.
- Deja de estudiar por un día y
ven que te quiero aquí
- No estoy estudiando y no soy tu
empleada para obedecerte – le contesté, Hae a mi lado me miró y frunció el
entrecejo – No voy a ir, no insistas
- Maldición Min Jee, te quiero
aquí, conmigo
- No Young Woon, no me llames para
esas cosas – sentí vergüenza de tener a Hae a mi lado y hablar de esas cosas –
Soy tu novia… - miré a Hae y me maldije por mi elección de palabras; él de
nuevo se empezó a morder el labio y a mirar el suelo – No tu prostituta
Colgué.
- ¿Aún crees que te ama?
Me preguntó Hae, mirando el suelo.
- No – contesté y él me miró –
Dudo que en algún momento lo haya hecho
- ¿Y por qué sigues con él? – me
preguntó - ¿Lo amas?
- No – contesté y él de nuevo me
miró – Pero es que es la opción más segura
- ¿Cómo es eso?
Me preguntó, sentándose en una de las bancas de la plaza al
lado del complejo.
- Como yo lo veo – empecé a decir
– Él ha sido mi novio por dos años, me conoce muy bien y sobre todo – lo miré
fijamente – Es de mi misma clase social y no hay impedimentos – Hae asintió – Por
otra parte estás tú – él sonrió de lado, desanimado – Eres el príncipe
heredero, eso abre una gran brecha entre nosotros
- Vuelvo a decir: No me importa
lo que los demás digan
Me interrumpió él.
- Pero a mí sí – admití, mirando
el suelo – La persona que dice eso se engaña a sí mismo, siempre nos termina
importando lo que las personas dicen de uno – lo miré – Y vivo en un mundo
donde todos me tachan de algo que no soy solo por no tener los mismos recursos
o no ser como ellos quieren
- ¿Hablas de tus tíos?
Me preguntó y asentí.
- Sobre todo mi tía – revelé,
sintiendo ira por dentro – Ella y las urracas de sus amigas aman restregarme en
la cara que no soy de ese círculo, que no pertenezco aquí – solté una risita –
Tal vez tengan razón, vivo en una enorme casa y voy a una universidad de niños
ricos, estoy viviendo otra realidad
- No digas eso
Me pidió Hae y yo le sonreí.
- Una de esas mujeres me llamó “Putita” y mi tía me dijo que jamás
podría estar contigo por ser una huérfana con suerte
- ¡Al demonio con todos! ¡Y que
se la metan bien hondo a la vieja esa!
Gritó él y yo me reí por la elección de palabras del
príncipe.
- ¿Qué pasó con la educación de la
realeza?
- Al diablo la etiqueta y la educación
– volvió a decir él – Min… si tú quieres, puedes hacer lo que quieras, y eso me
incluye
- En verdad te quiero – confesé –
Pero hay cosas que simplemente no pueden ser
- Solo ignora a tu tía, ellas no
tienen la razón, no dejes que te apabullen
Hae me tomó de las manos.
- No es solo eso
No podía decirle que tenía miedo de que me hiciera algo por
defender el amor de su hija, que era Jin, su mejor amiga. Si le decía eso,
tendría que revelarle que Jin estaba enamorada de él, y temía que él pudiera
rechazarla de forma brusca al saber lo de su madre, y lo que menos quería era
hacer sentir mal a mi prima. Ella era como mi hermana, era la única hermana que
tenía, no merecía que yo le hiciera esto.
- ¿Entonces?
Me preguntó.
- Traerá dolor