Capítulo 4
***
- Después de eso nunca dejaste que
Zhou Mi se le acercara
Rió Hyuk.
- Aunque ella de todas formas lo
hacía
Reí yo, recordando el coraje que me daba que ese edificio
andante se le acerque a mi Conejo.
- ¿Quién diría que Kyuhyun sería
tan celoso?
Rió Wookie y yo asentí. Jamás se habrían imaginado que yo, Cho
Kyuhyun, celaría tanto a mi Conejo, o más aún, nadie hubiera imaginado que yo
me enamoraría de Kim Sungmin. Miré a Minnie de nuevo, con los ojos cerrados, respirando
gracias a una máquina. No podía continuar así, no sin ella.
- ¿Creen… creen que despertará
pronto?
Pregunté, pues en tres meses no había estado con mis amigos y
ellos no habían podido estar con Minnie ¿Ellos también la extrañaban? Eso era
obvio, pero no más que yo, y eso también era obvio.
- No lo sé
Contestó Ryewook, yo la miré, se veía apenada.
- Ojalá que despierte pronto…
Donghae hizo un puchero y Eunhyuk la abrazó, ella era muy
sensible.
- Solo debes darle tiempo, es
luchadora – habló Yesung, yo solo asentí – Ella lo logrará
- Eso espero…
Miré de nuevo a Minnie y acaricié su mano.
- Tengo que irme – dijo Hyuk,
consultando su reloj – Tengo examen mañana y debo de estudiar
- Yo igual – dijo Wookie - ¿No es
extraño?
- ¿Qué cosa?
Le preguntó su novio.
- Todos tenemos la misma edad,
deberíamos ir todos a la universidad, nuestro último año de universidad
- Pero Kyuhyun se adelantó en todo,
a los dieciséis ya era un ídolo
Hyuk me dio unas palmaditas en la espalda, sonriéndome. Me
despedí de mis amigos y me dejaron de nuevo solo con Minnie. Tenerla postrada
en una cama era demasiado para mí. Deseaba que pudiera sentirme, que despertara
y me dijera lo mal novio que soy y que me dedique uno de sus aegyos. Había
muchas cosas que quería de ella, pero no iba a despertar y cada día mi
esperanza disminuía.
Miré el vientre de Minnie. Ella no podía rendirse, por el
nuevo bebé, por Sunny, por las dos, ella debía de despertar. Sentí enojo por
dentro ¿Cómo podía dejarme solo con nuestros hijos?
- Despierta Conejo… - los ojos se me
llenaron de lágrimas - ¡¿Cómo puedes dejarnos a los tres así?! – derramé las
lágrimas - ¡Tienes una hija que te necesita! – grité - ¡Yo te necesito! –
golpeé la cama, sintiéndome frustrado y muy triste - ¡Despierta maldita sea,
despierta!
Entonces se escuchó un pitido, uno que hizo que toda la sangre se me congelara.
La línea recta en la pantalla continuaba, y sin darme cuenta los doctores ya me
estaban sacando de la habitación. Me abalancé sobre la puerta, viendo por la
ventanilla como intentaban revivir a mi novia. La respiración comenzó a
fallarme, el cuerpo entero me temblaba y las lágrimas caían sin control por mis
mejillas.
- Kyuhyun…
Miré a Kibum, quien me miraba con preocupación.
- Minnie…
Fue lo único que dije, antes de ponerme a llorar en medio del
pasillo.
***
Minnie
como cada fin de semana iba a mi casa a pasar el rato,
, o por lo menos eso era lo que ella le decía a sus padres,
pero lo que realmente hacía era venir a sentarse a ver cómo jugaba mis
videojuegos. Minnie con sus aegyos y pucheros manipuladores podía lograr que
mis dos horas diarias de videojuegos se extendieran a un día entero. Ella
lograba manipular a todos, a todos menos a mí. Yo al parecer era inmune a su
lindura.
Estaba pasando con mucha dificultad un nivel, había estado
invicto hasta ese punto. Minnie a mi lado estaba que tocaba el piano. Minnie
era muy talentosa, sabía tocar el piano, la guitarra, el bajo, la armónica, la
batería y el saxofón; además hacía gimnasia y artes marciales, era un Conejo
multi-talentoso. Minnie tocaba una canción, esa irritante de todas las cajas
musicales, “Para Elisa” y era
irritante, sobre todo porque la tocaba una y otra vez.
- Minnie… te quiero mucho, pero
deja de hacer ruido
Le ordené y ella obedeció.
- ¿Me dejas jugar?
Preguntó. Yo la miré, Minnie no era mala en los videojuegos,
más bien todo lo contrario ¡Pero era mi videojuego! Y ella era mi excusa para
seguir jugando.
- No – contesté y ella solo me miró
– No lo entenderías, además estoy invicto – le expliqué – Dame otra galleta –
le ordené y ella me extendió una galleta para que la mordiera – Ahora dame jugo
- Ya se acabó
Informó, agitando la caja de jugo.
- Tráeme otra
Ordené y ella se levantó. Minnie era tan servicial, a veces me
ponía a pensar en que debía de pagarle, o contratarla como sirvienta cuando sea
famoso. De algo podía estar seguro, ella aceptaría, porque era mi mejor amiga,
y lo sería siempre porque… ¿Dónde encontraría a otra persona que hiciera todo
lo que yo quería?
- ¿Te está divirtiendo Sungmin?
Escuché la voz de mi omma.
- Sí señora Cho
Escuché cómo Minnie ponía su voz tierna. Ella era una gran
manipuladora y mi madre siempre caía ante Minnie. Su ternura manipuladora me
hacía pensar que había escogido bien a mi mejor amiga, pues con su ternura
lograba conseguir todo lo que le ordenaba.
- ¿Deseas más galletas?
- Sí por favor, y jugo
- Enseguida preciosa
Minnie volvió a entrar en mi habitación y comenzó a tocar de
nuevo el piano. Mamá entró con una bandeja de galletas y dos cajas de jugo. Vi
cómo Minnie tomaba una y le colocaba la pajilla, luego me la alcanzó.
- Tengo las manos ocupadas
Le mostré el mando del videojuego.
- Sabes oppa… - Minnie colocó la
pajilla entre mis labios – Pronto será mi recital de piano – comentó – Me
gustaría mucho que fueras
- ¿Por qué?
Puse pausa al juego y miré a Minnie.
- Porque… - Minnie tenía una
expresión rara en el rostro, se veía linda… ¡¿Qué acabo de pensar?! – Eres mi
mejor amigo
- Ummm… de acuerdo
- ¿En serio?
Minnie sonrió de oreja a oreja.
- Sí – contesté, sonriendo sin
poder contenerme – Iré
- ¡Gracias oppa! – ella se abalanzó
sobre mí y me dio un fuerte abrazo – Mis padres te vendrán a recoger, no debes
de preocuparte por nada
- Sí… sí… - la aparté con un
empujoncito – Ahora déjame seguir jugando
- Gracias oppa
Ella se volvió a sentar y comenzó a tocar el piano, esta vez
no la detuve. Ahora era una melodía distinta, era alegre. La verdad, es que no
podía negar que Sungmin era talentosa.
Al día siguiente volvimos a clases. Minnie estaba abrazada a
mi brazo como siempre, conversando con Hae y Wookie. Yo hablaba con Yeye y Hyuk
sobre el partido de futbol que tendríamos contra el otro salón el día viernes.
- Tendremos que entrenar más
Dijo Yesung, acariciando la cabeza de su tortuga.
- Lástima que Donghae es niña,
sino, podría estar en el equipo
Dije, mirando a la novia de mi amigo.
- Sí, es una lástima
Hyuk se cruzó de brazos.
- Kyu… - Minnie me jaloneaba el
brazo para que le hiciera caso – Kyu…
Respiré hondo. Sungmin era muy desesperante. La había
extrañado mucho cuando estuvimos separados, pero en momentos como esos,
extrañaba de nuevo mi libertad. Lo que pasaba era que Minnie podía llegar a ser
como un chicle, lo quieres lejos pero está pegado a ti; pero cuando no estaba,
la extrañaba mucho. No sé por qué me pasaba esto, pero era desesperante, pues
en la escuela me molestaban mucho con ella ¡No somos parejas! ¡Y a penas
tenemos diez años!
- ¿Qué quieres Minnie? – la miré
enojado - ¿No ves que estoy en algo importante?
- Lo lamento
Minnie bajó la mirada.
- ¡Aish! – solté, esa niña era
desesperante - ¿Qué querías?
- Nada…
Contestó ella cabizbaja.
- ¡Aish! – volví a soltar – ¡Dime, Conejo!
- Conejo – dijo ella riendo. La
miré un segundo y luego empecé a reír, Minnie era tan tierna – Quería
recordarte que el sábado es mi presentación
- Minnie, falta mucho para el
sábado
- Por eso te lo digo, para que no
se te olvide
Me dijo y yo sonreí.
- Bueno… - la miré, se veía
adorable – Ahora sí, déjame seguir con mi conversación
- ¡Sí!
Aceptó ella, volviendo a abrazar mi brazo y girándose para
seguir hablando con sus amigas. Negué con la cabeza, no porque el brazo me
doliera, sino por el Conejo rosado que tenía en mi brazo. Y aún así, me parecía
muy adorable.
La clase siguió y yo veía que Minnie estaba distraída con
algo, eran sus partituras. Minnie era perfeccionista, así que no me extrañaba
verla tan concentrada en algo como su música. Yo por mi parte, miraba a
Seohyun, la niña más bonita del salón ¿Cómo sería salir con la niña más linda
del salón?
- ¡Sungmin! – llamó el profesor y
mi Conejo reaccionó sobresaltándose - ¿Cuál es el resultado?
Minnie miró la pizarra, obviamente no sabía la respuesta.
- No lo sé
Contestó, haciendo uno de sus aegyos manipuladores.
- ¡Owww…!
Exclamaron todos.
- Bueno, no hay problema Minnie –
el profesor le sonrió – Continuemos clase
Aguanté la risa, hasta los profesores caían ante la lindura de
Sungmin. El recreo llegó y todos salimos corriendo del aula. Mi equipo de
futbol se reunió, así que decidí ir dónde estaban ellos.
- Minnie es muy bonita
Dijo de pronto Sehun y yo sentí una sensación extraña en el
pecho.
- Sí
Concordaron los demás.
- ¿Por qué estamos hablando de
Sungmin? – pregunté, cruzándome de brazos – Hablemos de cómo ganarle a los del
F
Los demás asintieron y comenzamos a planear nuestras tácticas.
Por ratos miraba a Sungmin, había algo distinto en ella, pero no sabía que era.
Tal vez era su enorme sonrisa al saltar la cuerda, o su cabello brillante o…
¿Qué estoy diciendo? ¡Puaj!
- ¿Todos entendieron?
Preguntó Tao y los demás asentimos. Entonces comenzamos a
jugar; a decir verdad, no era muy bueno en el futbol, pero se me daba bien como
las otras cosas. Soo pateó la pelota y esta salió volando hacia…
- ¡Seohyun, cuidado!
Grité, empujando a la chica y cayéndole encima.
- Gracias…
Me dijo ella sonriente, yo sentí una extraña sensación en el
abdomen y la ayudé a levantarse.
- De nada
Me di la media vuelta para poder regresar a mi juego. Podía
ver como Seo hablaba con sus amigas y reían, yo me sentía incomodo. Miré a
Minnie, ella seguía saltando ajena a todo lo que acaba de ocurrir. Me puse a
pensar en Donghae, si el mono hubiera salvado a otra chica, Hae ya hubiera
estado armando un alboroto. Minnie en cambio, ella seguía jugando… ¿Por qué de
pronto me siento molesto?
El timbre sonó y todos volvimos a las aulas. Me senté junto a
Minnie, ella seguía moviendo sus dedos sobre la mesa mientras leía sus
partituras. Sonreí al verla tan concentrada, Minnie era demasiado intensa en
ese aspecto, teníamos diez años, no debía estresarse tanto.
Al día siguiente llegué temprano, no había mucha gente en la
escuela. Caminé hacia el salón de música y encontré a mi Conejo tocando una
complicada pieza de música en el piano. Ella no se había percatado de mi
presencia, así que simplemente me senté a observarla. Cuando se sumergía en su
música, se aislaba de todos y yo perdía a mi sirvienta, así que deseaba que su
recital pasara pronto.
Minnie de pronto se desplomó sobre las teclas y yo corrí hacia
ella. La zarandeé un poco y ella alzó la cabeza. Se veía pálida y cansada ¿Qué
le pasaba a mi Conejo? Sentí una presión en mi corazón, ella no se veía nada
bien.
- Kyu… - pronunció ella quedamente
– Estoy muy cansada
Y de nuevo se desplomó sobre las teclas.
- Minnie…
Volví a zarandearla y ella volvió a despertar. El timbre sonó
y la ayudé a levantarse. La llevé al salón de clases y nos sentamos, ella se
recostó en el pupitre y así se quedó hasta que el recreo llegó. Ella no salió
del salón, se quedó leyendo sus partituras.
Al día siguiente ella estaba igual, pálida y cansada ¿Qué le
estaba pasando? Cuando regresé a mi casa, su omma nos esperaba en la puerta y
la recibió sonriente. Minnie se despidió de mí y yo caminé hacia la mía.
- Siwon… - llamé a mi hermano y este
me miró – ¿Heechul te ha comentado si algo le pasa a Sungmin?
- No – contestó él – Nada – asentí -
¿Por?
- Por nada
Contesté. Entré en mi habitación y me quedé viendo el techo,
pensando en Minnie y su expresión de cansancio. El teléfono comenzó a sonar y
entonces mi mamá me llamó.
- Es para ti – me informó – Una
niña llamada Seohyun
- Pásamelo – le pedí – Hola…
- Kyuhyun… - dijo ella – Hola
- Hola
Volví a decir, sintiendo un vacío en la panza.
- Quería saber si el sábado quieres
ir al cine
- ¿Sábado?
Me lo pensé bien, no tenía nada que hacer el sábado.
- Sí
- Sí
Contesté sonriente.
- Bien, te espero el sábado a las
tres
- De acuerdo
- Adiós
- Annyeong
Colgué el teléfono y se lo devolví a mi mamá.
- ¿Qué dijo? – preguntó - ¿Es de la
escuela esa niña?
- Sí – contesté – De mi grado –
agregué – Me ha invitado al cine
El sábado por fin llegó y yo estaba emocionado por ir al cine
con la más bonita del salón. Llegué al cine con mi papá y ahí me esperaba ella,
se veía muy bonita. Entramos en el cine, íbamos a ver una comedia familiar,
pues no podíamos ver nada más debido a nuestra edad.
- Pensé que no me ibas a aceptar
Me dijo ella.
- ¿Por qué no?
- Porque a ti te gusta Sungmin
Contestó ella y yo me atraganté.
- A mí no me gusta ella
- ¿A no? – me miró y luego sonrió –
Es que como siempre estás con ella, y nunca la sueltas
- Ella nunca me suelta a mí
Me defendí.
- De acuerdo – Seo sonrió aún más -
¿Por eso no fuiste a su recital de piano?
Mi caja de pop corn cayó al suelo, al igual que mi alma. Miré
a Seo y a ella se le esfumó la sonrisa ¡¿Había olvidado el recital?!
No disfruté la película. Regresé a mi casa sintiéndome muy
mal. Caminé hacia la cocina, pero la voz de mis padres me hizo detenerme.
- Se gentil Minho
Le pidió mi omma a mi appa.
- No
Taemin
esto no está bien, es algo que
debemos de corregir en nuestro hijo – decía appa – Mira a Siwon, él nunca haría
algo así
- ¿Appa?
Entré en la cocina y mis padres se quedaron callados.
- ¿Por qué no nos dijiste de la
invitación de los Kim?
Preguntó omma.
- Kyuhyun… - miré a appa – Parte de
ser un hombre, es ser valiente – bajé la mirada – Si querías cancelarle a
Minnie, debiste ser valiente y hacerlo
- Lo sé…
- Ahora ve a tu habitación y
reflexiona acerca de lo que has hecho
No me dijeron nada más y caminé hacia mi habitación. Me llevé
la almohada al rostro y respiré hondo. Solo esperaba que esto no fuera motivo
para que nos volvieran a separar.
El día lunes llegó. No había tenido la valentía de ir a su
casa a disculparme. Me senté a su lado y ella al instante se levantó y se fue a
sentar con Zhou Mi, quien le sonrió. Me quedé viéndola y sentí una extraña
sensación en el estómago.
El recreo llegó y ella se fue corriendo donde sus amigas. Mis
amigos me llamaron pero yo cada tanto volteaba a verla, sobre todo porque
saltaba la cuerda junto con Zhou Mi ¿Por qué siempre que se molestaba conmigo
se tenía que ir con él? ¡Me enojaba!
Caminé hacia ellos y al instante detuvieron sus saltos. Miré a
Minnie, se veía pálida, cansada, definitivamente no debía de haber saltado la
cuerda. Abrí la boca para decir algo, pero no sabía qué, así que continué
mirándola.
- Creo que… mejor nos vamos
Dijo Wookie, jalando a una Hae que quería ver qué pasaba.
- Minnie…
Minnie no me hizo caso y caminó un paso lejos, yo la detuve.
- ¿Qué quieres?
Minnie me miró con enojo, sus ojos de Conejo me miraban con
ferocidad.
- Lo lamento
Me disculpé.
- ¿Lo lamentas? – me preguntó y
soltó una risita sarcástica – Sabías lo importante que era para mí, y lo
olvidaste
- Lo siento – volví a decir – Es
que…
- Y encima fue por ir al cine con
Seohyun – Minnie me miró de forma extraña, como si estuviera a punto de ponerse
a llorar – Soy tu mejor amiga
- Lo siento
Volví a decir y ella negó.
- No Kyuhyun… - ella me miró, se
veía triste y aún más pálida – Un perdón no lo arreglará
Y entonces se fue. Me quedé ahí para sin saber qué hacer. No
podía creer que de nuevo nos estábamos separando, y ahora por mi culpa. No
quería perderla de nuevo ¿Por qué? Porque ella realmente me importaba ¡Era mi
mejor amiga! La quería mucho porque era mi amiga.
- ¡Minnie!
Gritó Wookie de pronto y yo volteé a ver a una Sungmin
desmayada.
- ¡Conejo!
Corrí hacia ella y todos nos rodearon.
- Llamen a un maestro
Pidió Hae.
- Minnie – zarandeé a Sungmin pero
esta no despertaba - ¡Minnie!
Los profesores llegaron y al rato llegó la ambulancia.
Colocaron a Minnie en una camilla y partieron. Lo único que había en mi mente
era: “Sungmin está yéndose de emergencias
por mi culpa”. Me quedé ahí parado y mis amigos se me acercaron.
- No llores Kyuhyun
Me pidió Hae ¿En qué momento me puse a llorar? Solo miraba a
la distante ambulancia con su sirena bulliciosa. Ahí iba mi Conejo, no sabía si
bien o mal, pero ahí iba lejos de mí.
Por una semana, la comidilla de la escuela fue la intervención
de los paramédicos en la escuela. Para mí era el constante recuerdo de que mi
mejor amiga estaba enferma. Recordar a Minnie siendo llevada en una ambulancia
y yo sin poder saber qué le había pasado.
No me dejaban verla, decían que estaba aún un poco delicada;
sin embargo mi mamá logró entrar en la casa Kim. Mamá decía que no era nada
grave, pero que ahora su familia debía de ser precavida con ella. Me lo tomé
muy apecho y aunque ella siguiera molesta conmigo, la obligaba a descansar,
comer y beber agua, las tres cosas en grandes cantidades. Me volví su sirviente
por un mes, hasta que ella decidió perdonarme y volver a nuestra rutia, pero yo
seguía cuidándola. No quería que le pasara lo mismo, porque no podía imaginar
mi vida sin Minnie.
***
- ¡Kibum!
Miré a Kibum, quien salía boquiabierto de la habitación de
Minnie.
- Despertó…
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