jueves, 28 de agosto de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 19

Capítulo 19




La semana había sido horrible. Primero fue el gran cartel de “A Min Jee le gusta chupar pitos” luego fueron los globos con harina y agua que le lanzaron a mi auto; después fueron los millones de mensajitos que esparcieron por la universidad con mi nombre, que decía que daba un “Servicio completo” También pasaba que la prensa no dejaba de darle vueltas al asunto de que yo jugaba con el príncipe ¡Jamás hubo nada entre nosotros! En toda la semana él no paso tiempo con nosotros, sus amigos, y por ende Hyuk tampoco, lo que hizo que Sun Hee se sintiera algo triste, pues entre ella y él estaba empezando a nacer algo.




En casa mi tía estaba de lo más amable conmigo, debía de disfrutar mi sufrimiento. Jin Kyong salió con el príncipe en toda la semana, y llegó el punto de frustrarle que la prensa no hablara de ella con el príncipe y prefiriera hablar de mí con él; su frustración llegó al punto de que me obligó a no salir con  Kangin para que dejaran de decir que yo “engañaba” al príncipe con él.
El viernes por fin llegó y después de una muy productiva práctica, me fui a las duchas para poder relajarme. Cerré la llave del agua y me envolví en mi mullida toalla azul. Fui a buscar mi ropa y… esta no estaba. Maldije a las perras de mis compañeras de equipo, maldije a la prensa amarillista, maldije a todo el mundo. Respiré hondo y me ajusté la toalla al cuerpo, salí de los baños hacia las pistas, mi ropa no estaba ahí.
   - Que mierda…
Dije. Sintiendo nauseas, salí de las pistas y todo el mundo empezó a reírse de mí. Tomaban fotos, algunos probablemente filmaban la escena. Intenté ignorarlos y seguir con la búsqueda de mi ropa. Seguí caminando y todos me hacían burlas, reían, y demás. Por fin vi mi ropa, estaban en la copa de un árbol.
- A ver como la bajas
Rió un chico. Yo lo fulminé con la mirada y busqué alguna rama caída lo suficientemente larga para alcanzar mi ropa. No había nada. Miré de nuevo hacia atrás y todos siguieron riendo.
- ¡Muéstranos algo más de piel!
Pidió un chico del equipo de lucha.
- ¡Déjenme en paz!
Grité, sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas.
- ¡Muestra más piel!
Gritaron otros y entonces un chico intentó jalar mi toalla.
- ¡Que muestre más piel! ¡Que muestre más piel! ¡Que muestre más piel!
Empezaron a decir a coro los del equipo de lucha.
- ¡Déjenme en paz! - volví a gritar, intentando que la toalla no se me callera, pero el chico reía y tiraba de ella - ¡Suéltame!
Grité y entonces una figura de blanco apareció y le dio un puñetazo al chico, derribándolo. Donghae, en su traje de taekwondo, se acercó al primer chico que gritó y también lo golpeó, luego le destruyó su teléfono. Empecé a ver como Donghae se llevaba encima a todo el equipo de lucha, como los golpeaba y pateaba. Algunos salieron corriendo del lugar, pero Hae los alcanzaba y los golpeaba. Las chicas gritaban y lloraban, luego me miraban y me lanzaban insultos.
- ¡Mira lo que provocas, zorra desgraciada!
Gritó una chica y yo me le acerqué, dándole una bófeta. Ella se desplomó y fue rodeada por sus amigas que me insultaron también. Todos seguían grabando y tomando fotografía. Yo estaba estupefacta, no podía creer que Donghae se estuviera peleando con todos los atletas de la universidad, y estuviera ganando, entonces vi que Hyuk, también con traje de taekwondo, le estaba ayudando. Otro hombre cayó y la mayoría salió corriendo, las únicas que seguían ahí eran el grupo de chicas que me habían insultado.
- Su majestad… - empezó a decir una chica – Todo esto lo ocasionó esa zorra que…
- ¡Lárguense!

Gritó Donghae y estas salieron corriendo. Donghae fue hacia mí y me abrazó. Hyuk tenía en su mano unos cinco celulares.



- Es todo lo que pude tomar – dijo él, entregándoselo al príncipe, quien lo lanzó al suelo y pisoteó – Pero muchos deben de estar subiendo videos y fotos  a internet – Hyuk me miró, de nuevo sentí nauseas – Mañana toda Corea se preguntará por qué Donghae te defendió de todo el mundo
- ¿Qué querías que hiciera? – preguntó Donghae, pateando los restos de los celulares - ¿Qué la fotografiaran desnuda?
- Cálmate, solo decía
- Esos son unos animales – Donghae tenía los puños cerrados y una expresión de odio en el rostro - ¿Quién te hizo esto?
- Mis compañeras de patinaje
Contesté, viendo mi ropa en el árbol.
- Bájenla
Les pidió Hae a sus guardias, no había notado su presencia.
- ¿Por qué te hicieron esto?
Preguntó Hyuk.
- Por lo que dice la prensa de mí
Contesté y él príncipe me miró. Se me acercó rápidamente y tomó mi rostro entre sus mano. Yo lo miré a los ojos, sus ojos cafés brillaban, siempre brillaban.
- Lo siento…
Me susurró, entones le di un pequeño beso en los labios. Él me miró con sorpresa y me besó.




Todo era un lio, todo se había vuelto un lio, pero no importaba si al menos me permitía poder besarlo. Un carraspeo se escuchó y entonces nos giramos, era Hyuk.
- No sé si lo recuerdas, pero estás desnuda y aquí está tu ropa
Dijo él, y yo me sonrojé al instante. Tomé mi ropa y volví a las duchas a cambiarme. Regresé donde los chicos, ambos se habían cambiado la ropa. Donghae me abrazó y yo acepté su abrazo, me sentía protegida entre sus brazos.
- No quiero ir a casa
Dije, pues si iba, vería a Jin, y como ella vigilaba al príncipe en todas las redes sociales, ya debía de estar viendo lo ocurrido. Donghae y Eunhyuk se miraron y luego me miraron, se sonrieron y yo sentí miedo. Donghae me miró y dijo:
- ¿Quieres ir a casa de Sun?
- Sí
Contesté, sin entender por qué ese era motivo de risitas.
- Bien… iremos al palacio de la diversión
Celebró Hyuk, caminando delante de nosotros hacia la salida.
- Cada vez que vamos, es una locura – me explicó Hae – Deberías ir para obligarnos a estudiar
Reí y subimos a mi auto, Donghae conduciría. Llegamos en pocos minutos a casa de Sun, en parte fue por la forma de conducir de Donghae, sin respetar nada. Sun nos abrió la puerta y me abrazó fuertemente.
- Que sorpresa verlos aquí
Sonrió ella. Hyuk y ella se abrazaron fuertemente y se sentaron en un sofá.
- Que lindo departamento
Le dije, sentándome con Hae en otro.
- ¿Qué los trae por aquí?
Preguntó Yang Mi, saliendo de la cocina con un sándwich.
- Tuvimos un problema en la universidad
Contestó Hae.
- ¿Qué tan grave?
Preguntó Sun, mirando a Hyuk, quien rodeó sus hombros con un brazo.
- Mucho
Contestó Hyuk y Hae asintió.
- Mañana temprano iré a hablar con el rector de la universidad
Dijo Hae, abrazándome también y haciendo que me recueste en su pecho.
- Que linda escena – rió Yang – Falta Kyu aquí
- ¿Se quedan a dormir?
Preguntó Sun y yo negué.
- Tengo que volver
- Vamos Min, llama a tu tía y dile que te quedarás conmigo
Asentí, pero no llamé a mi tía, llamé a mi tío. Este me dio permiso en seguida. Cenamos comida china mientras veíamos las caricaturas. Me estaba divirtiendo mucho, con mis amigos, sin importarme las muchas cosas que estaban sucediendo. Yang se fue a dormir, al rato Hyuk y Sun se metieron en la habitación de esta y me dejaron sola con Donghae, quien bostezaba.
- Deberías ir a dormir, yo podría dormir en el sofá
Le sugerí y él sonrió.
- Yo podría dormir en el sofá y tú en la habitación libre
Sugirió él, sonriéndome con esa sonrisa que tanto me gustaba, su sonrisa tierna.
- Tú eres el príncipe
Le recordé.
- Tú eres una chica
- Ser príncipe le gana a ser chica
Bromeé y él volvió a sonreír.
- Ser la chica que quiero le gana a ser príncipe
Me miró y yo sentí las mejillas sonrojárseme.
- Igual pienso que ser príncipe le gana a todo lo demás
Él volvió a sonreír. Continuamos viendo televisión hasta que los ojos del príncipe se cerraron. Apagué el televisor, fui a la habitación libre y tomé una manta del closet, volví y cubrí a Donghae con ella. Volví a la habitación y me puse el piyama de Sun, me quedaba algo grande. Me metí bajo las sábanas y cerré mis ojos.


La puerta de mi habitación se abrió y mis ojo también. Vi mi reloj, dos de la mañana, llevaba media hora dormida. Vi un manchón enorme que debía de ser una persona acercarse a mí y sentí cómo unas manos me tocaban el hombro.
- ¿Te desperté?
Esa era la voz de Hae.
- Sí
Contesté, sentándome en la cama y tomando mis lentes.
- ¿Puedo dormir aquí? – me preguntó – No me gusta dormir solo
- Pero siempre duermes solo
Le recordé.
- En una habitación pequeña con mis guardias afuera, no en un enorme departamento con mis guardias afuera
 - ¿Y en el Gyeongbokgung?
Le pregunté.
- Duermo con Bada, y antes con Meo – me contestó él y yo lo miré con ternura – Por un año entero tuve que dormir en el sofá de la habitación de Sun – se agachó hasta mi rostro y me hizo un puchero - ¿Puedo dormir aquí? – volvió a preguntar – No hay perros y no quiero dormir con Sun y Hyuk
- De acuerdo
Terminé aceptando, haciéndome a un lado. Él sonrió y se echó a mi lado. Negué con la cabeza, parecía un niño pequeño, era tan tierno. Volví a dejar mis lentes en la mesa de noche y me volví a recostar en la cama, dándole la espalda al príncipe. Cerré mis ojos, podía escucharlo juguetear con sus dedos y cantar una canción.
- ¡Cállate!
Le pedí, golpeándolo con la almohada.
- ¡Ey! – protestó él – Soy el príncipe, no debes de agredirme
- Y yo soy una persona que quiere dormir
Me quejé.
- Ya, lo siento
Se disculpó él, yo por alguna razón me reí.
- ¿Qué cantas?
Pregunté.
- Se llama “Loving you” – me contestó – Es una canción que escribí
- Interesante – dije y él sonrió - ¿De qué trata?
- Habla sobre estar enamorado – me contestó y yo lo miré – Que quieres que esa persona esté siempre a tu lado – me miró y mi corazón comenzó a latir a toda velocidad – Y que quisieras que te dijera lo mismo – tomó mi mano por debajo de las sábanas – Porque la estás amando
- Es una bonita canción
Sonreí.
- Algún día te la cantaré
- ¿Alguna vez te han dicho que pareces un actor de drama?
Le pregunté divertida.
- Varias veces – contestó él sonriente - ¿Te gustan los dramas?
- Sí, es lo que más me gusta de Corea
Bromeé.
- ¿Y yo?
Me preguntó, haciendo un puchero.
- Tú eres… también
Dije riendo y él me sacó la lengua, riendo.
- Acabas de admitir que te gusto
Sonrió él con una gran sonrisa.
- No, no lo he hecho – reí y él me golpeó con la almohada – Pero no lo hice
Él rió y entonces comenzamos una guerra de almohadas. No sé cómo terminé debajo de él, mientras me retorcía de la risa por las cosquillas. Este momento era mágico, podía estar con él sin que me importe lo demás, aunque luego la realidad me iba a golpear, pero por ahora no me importaba.
- Vamos a despertar a los demás si no te callas
Rió él.
- ¡Demonios Hae! – exclamé al ver el reloj – Son las cuatro de la mañana, dentro de tres horas tengo entrenamiento
- Pues durmamos, llegaremos a tiempo
Me aseguró. Yo coloqué la alarma a las cinco, dormiría una hora ¿Qué clase de práctica tendría? Mi rendimiento iba a ser horrible y de nuevo me gritarían. Cerré mis ojos y sentí cómo un brazo rodeaba mi cuerpo. Donghae me tenía abrazada como si fuera un peluche, o su perro; quise apartarlo, pero no lo logré. Bufé y esperé a que el sueño me llegara. Al cabo de unos minutos dejó de molestarme que me abrazara.
Mi alarma sonó de nuevo y le toqué la puerta a Yang para que me prestara ropa interior. Cuando fui a la cocina para poder llenar mi botellón con agua, vi que Donghae estaba ahí engullendo unos huevos más hechos, con las yemas reventadas y algo quemadas por un lado.
- Vámonos
Me indicó, tomando mis llaves. Salimos del departamento y entramos en mi auto. Él condujo hacia la universidad, en todo el camino él iba cantando esa canción, debía de admitir que era un excelente cantante. Nos estacionamos y me bajé con pesadez del auto, tenía demasiado sueño.
- Suerte
Me dijo él, tirándome las llaves.
- Gracias
Le dije. Caminé hacia el complejo deportivo de la universidad, de nuevo noté a medio mundo mirándome. En cuanto abrí la puerta, varias fotografías de mí, en toalla, llorando, y siendo ridiculizada, aparecieron. Las personas se empezaron a carcajear de mí, señalándome con un dedo y tomándome más fotografías, yo solo podía ver la versión humillante de la “Capilla Sixtina” Corrí hacia las pistas de hielo y cerré la puerta. La entrenadora me miró y me llamó la atención por haber llegado diez minutos tardes. Mis compañeras rieron. Me calcé los patines y entré en el hielo. Al instante una chica me empujo con la cadera y yo caí.
- Señorita Kim, si no es capaz de mantener el equilibrio, entonces le pediré que se retire
La entrenadora me miró con enojo.
- Lo lamento zorrita
Se burló por lo bajo una de las chicas.
- Comiencen con los ejercicios básicos, luego quiero ver las coreografías – nos ordenó la entrenadora – Y Kim, quiero verte bien esta vez, eres una de mis candidatas
Eso me tomó por sorpresa ¿Candidatas para competir? Con la universidad, tareas, trabajos, estudiar, mis dramas ¿Tendría tiempo de ir a una competencia? Empecé a desear haber entrado en yoga junto con Yang.
Comenzamos a patinar, dar saltos y demás. Las patinadoras me empujaban, no me dejaban espacio para desplazarme, y me susurraban a cada momento “Zorra”. Yo las ignoraba, sabía que no lo era, y sabía que algún día todo esto se voltearía.
- Rector Kim Kibum… - dijo la entrenadora y todas dejamos de hacer lo nuestro - ¿Qué… qué lo trae por acá?
- Me temo que cosas malas Yuna – contestó él, entonces Hae entró a las pistas y las chicas empezaron a saludarlo – Sus alumnas tendrán que venir conmigo
La entrenadora nos miró y luego miró al Rector. Miré a Hae, él miraba de forma burlesca a las chicas, eso me causó gracia. La entrenadora se paró delante de todas nosotras, nos miró, se veía la preocupación en su rostro.
- Tienen que ir con el Rector
- ¿Por qué?
Preguntó una de las veteranas.
- No lo sé
Contestó la entrenadora. Todas salimos del hielo y nos quitamos los patines. En fila india seguimos al Rector, entonces Hae me tomó del brazo y yo me detuve.
- Tú no
Me dijo y él Rector asintió.
- Todos menos Kim Min Jee
Dijo el rector y se fue con mis demás compañeras.
- Bueno entrenadora Kim – dijo el príncipe – Puede seguir su entrenamiento con Min Jee
- Sí… - dijo ella, se veía algo confundida – Al hielo, ahora mismo
Con el hielo despejado, sin estorbos ni empujones, pude hacer mi rutina sin ninguna caída ni desvío. Donghae me aplaudió cuando me detuve, la profesora me miraba y asintiendo, anotó algunas cosas en su libreta.
- Estuviste excelente
Me dijo Hae, entregándome mi botellón de agua.
- Gracias
Le dije.
- Bueno… estoy de acuerdo con su alteza – sonreí al oír eso – Pueden retirarse, el entrenamiento acabó
- Vamos
Me dijo él, cargando mi bolso.
- ¿Qué pasó en antes?
Pregunté, saliendo de las pistas con él.
- Nada – contestó él sonriente – Solo me encargué de algo
- ¿De qué?
Pregunté, temiendo oír su respuesta.
- Ya lo verás
Me dijo, entonces mi teléfono comenzó a sonar, era Kangin.
- Hola
Contesté.
- ¿Quieres venir?
Me preguntó, sonaba enojado.
- No puedo
Contesté, mirando al príncipe, quien miraba el suelo y se mordía el labio.
- Deja de estudiar por un día y ven que te quiero aquí
- No estoy estudiando y no soy tu empleada para obedecerte – le contesté, Hae a mi lado me miró y frunció el entrecejo – No voy a ir, no insistas
- Maldición Min Jee, te quiero aquí, conmigo
- No Young Woon, no me llames para esas cosas – sentí vergüenza de tener a Hae a mi lado y hablar de esas cosas – Soy tu novia… - miré a Hae y me maldije por mi elección de palabras; él de nuevo se empezó a morder el labio y a mirar el suelo – No tu prostituta
Colgué.
- ¿Aún crees que te ama?
Me preguntó Hae, mirando el suelo.
- No – contesté y él me miró – Dudo que en algún momento lo haya hecho
- ¿Y por qué sigues con él? – me preguntó - ¿Lo amas?
- No – contesté y él de nuevo me miró – Pero es que es la opción más segura
- ¿Cómo es eso?
Me preguntó, sentándose en una de las bancas de la plaza al lado del complejo.
- Como yo lo veo – empecé a decir – Él ha sido mi novio por dos años, me conoce muy bien y sobre todo – lo miré fijamente – Es de mi misma clase social y no hay impedimentos – Hae asintió – Por otra parte estás tú – él sonrió de lado, desanimado – Eres el príncipe heredero, eso abre una gran brecha entre nosotros

- Vuelvo a decir: No me importa lo que los demás digan
Me interrumpió él.
- Pero a mí sí – admití, mirando el suelo – La persona que dice eso se engaña a sí mismo, siempre nos termina importando lo que las personas dicen de uno – lo miré – Y vivo en un mundo donde todos me tachan de algo que no soy solo por no tener los mismos recursos o no ser como ellos quieren
- ¿Hablas de tus tíos?
Me preguntó y asentí.
- Sobre todo mi tía – revelé, sintiendo ira por dentro – Ella y las urracas de sus amigas aman restregarme en la cara que no soy de ese círculo, que no pertenezco aquí – solté una risita – Tal vez tengan razón, vivo en una enorme casa y voy a una universidad de niños ricos, estoy viviendo otra realidad
- No digas eso
Me pidió Hae y yo le sonreí.
- Una de esas mujeres me llamó “Putita” y mi tía me dijo que jamás podría estar contigo por ser una huérfana con suerte
- ¡Al demonio con todos! ¡Y que se la metan bien hondo a la vieja esa!
Gritó él y yo me reí por la elección de palabras del príncipe.
- ¿Qué pasó con la educación de la realeza?
- Al diablo la etiqueta y la educación – volvió a decir él – Min… si tú quieres, puedes hacer lo que quieras, y eso me incluye
- En verdad te quiero – confesé – Pero hay cosas que simplemente no pueden ser
- Solo ignora a tu tía, ellas no tienen la razón, no dejes que te apabullen
Hae me tomó de las manos.
- No es solo eso
No podía decirle que tenía miedo de que me hiciera algo por defender el amor de su hija, que era Jin, su mejor amiga. Si le decía eso, tendría que revelarle que Jin estaba enamorada de él, y temía que él pudiera rechazarla de forma brusca al saber lo de su madre, y lo que menos quería era hacer sentir mal a mi prima. Ella era como mi hermana, era la única hermana que tenía, no merecía que yo le hiciera esto.
- ¿Entonces?
Me preguntó.
  - Traerá dolor


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