jueves, 14 de agosto de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 12

Capítulo 12







Nos separamos y él me abrazó fuertemente. Yo lo aparté lentamente y él me miró confundido. Yo lo miré y sentí que el corazón se me estrujaba. Lo quería, por muy loco que sonase, en tan corto tiempo, lo había logrado querer, pero era imposible. Había mil y un factores que impedían que yo pudiera tener algo con él. Sabía que enamorarme de él iba a ser doloroso, lo sabía, pero las cosas inevitables siempre terminan sucediendo, era como la gravedad, todo caía por su propio peso.
- ¿Qué sucede?
Me preguntó.
- Hay que volver a la realidad
Le pedí y él me miró de forma rara, totalmente confundido.
- ¿A que te refieres?
Preguntó.
- Esto – nos señalé – No puede ser
- ¿Por qué no? – me preguntó – Yo siento algo por ti – aquella revelación me dejó helada – Y tú sientes algo por mí – se me acercó y tomó mis manos, yo me aparté, y él me volvió a acerca a él - ¿Qué es lo que está mal?
  - Para empezar… - lo miré, separándome de él y caminando hacia el otro extremo de la habitación – Tengo novio – le recordé y él me miró con enojo – Segundo… - pensé en Jin y mi estómago se revolvió – Eso no te lo puedo decir… - miré al suelo – Y tercero… - mis ojos se llenaron de lágrimas – Tú eres Catherine y yo Heathcliff
- ¿Qué?
- Tú y yo no somos de la misma clase, tú eres el príncipe y yo… soy solo Anita la huerfanita – solté las lagrimas contenidas – No importa si siento algo por ti o tú por mí, sería imposible
- No tiene por qué serlo
- Pero lo es
Lloriqueé.
- No es cierto – él volvió a tomarme por los hombros – Mi madre fue plebeya y…
- ¿Cómo verán que el príncipe esté con un huérfana que vive de arrimada en la casa de sus tíos?
- ¿Eres huérfana?
- ¡Sí! – grité, soltando más lágrimas



– Y está Kangin, es lo único que tengo de casa…
- Entiendo… - dijo él – Lo amas, me lo has dicho…
- No solo es por él…
Intenté decir, pero luego me quedé callada.
- Pero es tu mayor motivo, no soy idiota
- Hae…
- Déjalo así… - me dijo, sentándose en su cama – Ya vete
- Hae…
- ¡He dicho que te vayas! – me gritó y yo salté hacia atrás - ¡Lárgate!
Me limpié las lágrimas y salí de su habitación. Cerré la puerta y ahí me quedé, luego escuché sus gritos y como golpeaba cosas. Quise volver a entrar, pero me contuve. Salí de la residencial con las lágrimas aún cayendo por mi rostro, ni me importaba que las personas me vieran. Seguí caminando hacia mi auto cuando me encontré a Sun.
- ¿Qué pasó?
Preguntó, yo la miré y luego miré el suelo.
- Nada
Contesté, aunque era una pésima mentira, era obvio que si me pasaba algo.
- ¿Donghae te volvió a tratar mal?
Me preguntó y yo negué con la cabeza.
- Le acabo de romper el corazón a alguien – contesté y ella me miró con confusión – Y creo que el mío también se rompió
Ella me miró con sorpresa, luego miró hacia la residencial y nuevamente hacia mí. No dijo nada, yo se lo agradecí y caminé hacia mi auto. A partir de ese punto qué debía hacer ¿Volver a casa? Ahora sí no podría ver a mi prima al rostro.


Las semanas habían pasado, el invierno había cubierto Seúl con un manto esponjoso de nieve, parecía un paraíso invernal









Sun volvió, pero solo para quedarse una semana, hasta la mañana antes de Navidad; ella quería buscar un departamento donde vivir con Yang Mi, pues odiaba las duchas comunitarias, además me volvieron a ofrecer quedarme con ellas. La prensa nos había seguido a todos lados, emocionados con la noticia de que ella sería la primera persona en la historia de la familia real que decidía, a tan temprana edad, independizarse. A raíz de salir en las noticia con mis dos nuevas mejores amigas, mis viejas amigas me dejaron de hablar, decían que ya no estaban a la altura de mi persona y que me había vuelto una presumida, lejos de molestarme o entristecerme, me alegró haberme separado de esa mala hierba. Luego estaba Kangin, con el príncipe lejos, mi relación con él había mejorado bastante, sin embargo, con sus besos no me hacía sentir lo que Hae me había hecho sentir. Jin había ido al Gyeongbokgung a pasar Navidad con Hae; me sentí extraña al enterarme, en años anteriores solo la hubiera escuchado presumir sobre su amistad con él, pero ahora era diferente.
La mañana del veinticuatro de diciembre llegó, Sun se iba ese día. Habíamos tenido una muy divertida pijamada, las tres viendo películas de terror y comiendo frituras, habían sido muy divertido, pero ahora acompañábamos a Sun Hee, en una caravana, hacia el aeropuerto. Los flashes de las cámaras impactaban contra nosotras, por lo menos nos dejaron despedirnos con un fuerte abrazo.
- Ábrelo en Navidad
Me pidió ella, entregándome un paquete rectangular, estaba envuelto en un papel dorado muy bonito con un listón rojo. Lo guardé en mi mochila y, junto con Yang, nos abrazamos de nuevo. Regresé a mi casa y me encerré en mi habitación, mi tía salió y yo me quedé sola de nuevo.
En Mokpo, a esa hora en mi mamá estaría intentando decorar las galletas que preparaba con forma de muñecos de nieve, y también estaría cocinando todo el banquete navideño. Con mis tíos, mi tío seguía en el trabajo y mi tía había dejado todo hecho el día anterior, no había magia de Navidad en la casa, solo una fría y enorme casa con adornos fríos de plástico.
Guardé el paquete en mi cajón y lo cerré con llave. Había sido un gran golpe para mi tía, saber que su sobrina era mejor amiga de la princesa Im Sun Hee y que ella quería que viviéramos juntas. Mi tía dio un discurso de veinte minutos sobre cómo debía de negarme a las futuras, si es que habían, recalcó, invitaciones al Gyeongbokgung, pues no podía nuestra familia abusar de la hospitalidad, pues ya era suficiente con hospedar a Jin Kyong en un hotel cinco estrellas y pagarle todos los gastos; en otras palabras significaba, que si me invitaban algún día, no me iba a dar permiso de ir pues era algo exclusivo para Grace.
Caminé hacia mi estante y pasé mi mano por los lomos de los libros. Tomé mi nuevo libro: “Cien años de Soledad” Ese había sido el paquete que me había regalado Donghae, cuando me contó lo mucho que le había gustado “Crepúsculo”. Me senté en mi cama y lo continué leyendo. La verdad es que él había tenido razón, necesitaba analizarlo menos y disfrutar más de la trama. Era una novela muy buena, hablaba de familia, sobre el esfuerzo de la gente, locura y demás, era muy completa, la amaba. Con pesar llegué a la última página y terminé de leerlo. Miré el punto final y sentí nostalgia, pues yo le había puesto punto final a algo también y eso me dolía.
Aún no podía creerlo, el príncipe Donghae, el príncipe heredero, él sentía algo por mí. Y por si fuera poco, a pesar de que las cosas con Kangin estaban bien, yo seguía pensando en Hae. Pero no podía ser, yo no era Seo Jung, yo no era una adinerada estudiante proveniente de un pueblito, hija de un empresario, que tuvo la suerte de interponerse entre una bola de baseball y el otro jugador; yo era la huérfana, que vivía de arrimada, sin ni un centavo, que tuvo la suerte de conocerlo. Mi tía había declarado que yo solo usaría las tarjetas de crédito con su permiso (Jin gastaba indiscriminadamente) Esto lo hacía porque erré en decir que necesitaría cosas nuevas al tener amigos nobles. Mi tío me dejaba dinero suficiente en efectivo, lo suficiente como para llenar el tanque de gasolina todos los días y comer, lo demás tenía que comprarlo ahorrando o pidiendo más, pero solo a él, pues mi tía me ponía mil y un trabas ¿Qué le estaba sucediendo a la adorable tía que solía tener? Pero ella era un recordatorio de que yo no era de esa clase. Luego teníamos a Jin, ella siempre estaba detrás de él ¿Cómo es que no se daba cuenta de que él no sentía nada por ella? Pero ella era otra de las personas que no me permitían estar con él, no podía quitarle a la persona que ella amaba. Aunque dejara a Kangin, había muchos factores que no me permitirían estar con Donghae.
Cambié la página y vi que había una nota. Me sorprendió mucho hallar aquello, había tenido el libro por un mes y no me había dado cuenta de la existencia de aquel mensaje. Pasé mi mano por las palabras y me imaginé a él escribiéndolas, no me había dado cuenta de que lo extrañaba. Pero no podía dejar a Kangin, ya no era lo mismo pero aún sentía algo por él, lo sentía. Además que era el único que me quedaba de casa, lo único que me hacia recordar Mokpo, lo único que me recordaba el pasado, un momento feliz de mi vida. Volví a ver la nota, no era nada romántico ni mucho menos, pero era bonita:

Querida Min Jee:
Espero que este libro te haya gustado tanto como a mí. Es mágico, incluso más que Harry Potter.
Este libro significó mucho para mí, fue el último regalo que me dio mi padre en persona, antes de que mi mamá muriera. Mamá tenía ese mismo libro, solo que en inglés, y a pesar de que sí entiendo lo que leía, mi padre quiso comprarlo. El mismo Gabriel García Márquez lo firmó (De seguro no te diste cuenta, está al inicio) mi mamá lo contactó solo para firmarme mi libro. Es un libro especial porque es mío, de mi padre, de mi madre y ahora tuyo.
Te debo mucho Ratona. Me hiciste recordar lo que era importante, y me hiciste ver mis errores. Intentaré ser mejor, te lo prometo.
Con mucho afecto:
Su Alteza Real, el príncipe Lee Donghae (En otras palabras yo, Hae)


Suspiré y volví a guardar el libro. Ya eran las seis, fui a la cocina y tomé una de las galletas, no parecía Navidad ya que no había nadie en casa. El árbol tenía muchos regalos, algunos eran para mí, eso me sorprendió. Uno debía de ser un perro, Jin había estado llorando por uno desde hace tiempo. Tomé otra galleta y volví a mi habitación, no era la Navidad más feliz del mundo, y eso empezaba a afectarme. Cogí mi teléfono y marqué el número de mi novio, al segundo timbre contestó.
- Hola princesa
- Hola – saludé yo - ¿Cómo estás pasándola?
- Bien, a punto de salir con unos amigos – me contestó él y yo me mordí el labio - ¿Quieres venir?
- Me encantaría amor, pero no creo que me den permiso
Sentí frustración por dentro, extrañaba vivir con mis padres, extrañaba la Navidad con mis padres, extrañaba a mis padres.
- Bueno… ya fue pues – contestó él y yo fruncí el ceño – Mañana te busco para darte tu regalo de Navidad – sonreí al oír eso – Espero que te guste
- Si es con amor, entonces me gustará
- Eso espero, me esforcé mucho, princesa
- Que lindo eres – dije sonriente – Te quiero
- Te amo mi amor
Me quedé helada al oír eso.
- Ya… ya llegó mi tía – mentí – Voy a ayudarla con el lechón
Colgué el teléfono al instante. Miré la pantalla, no sabía cómo sentirme. Quería a Kangin, lo quería pero… la rara definitivamente era yo, no la relación. Me dejé caer en mi cama, y miré el techo, golpeé el colchón y luego comencé a llorar.




No quería estar ahí, quería estar en casa, con mis padres, mis viejas amigas, mi novio, quería mi vida de antes. Volví a tomar mi teléfono y marqué otro número, uno que quería marcar desde que el semestre acabó.
- ¿Ratona?
Me contestó él.
- Hola Hae
Saludé.
- ¿Estás bien? – preguntó – Suenas… rara
- Sí, es que… - recordé entonces que Jin debía de estar ahí - ¿Estás ocupado?
- No, para nada – contestó él y escuché como cerraba una puerta – Ahora sí… ¿Cómo estás?
- Mal
Contesté.
- ¿Por qué?
- Es… es difícil… no entenderías
- ¿Me llamaste para decirme algo o para no decirme nada?
Me preguntó y yo sentí deseos de colgarle ¿Por qué no podía ser lindo todo el tiempo?
- Es que… es Navidad
- ¿Estás sola?
- Sí
Contesté con tristeza, tenía ganas de llorar.
- Lo imaginé – me dijo él y por algún motivo sonreí – Me gustaría estar ahí contigo
- Me gustaría que estuvieras aquí
Admití.
- Espero que mi regalo te alegre el día
Dijo de pronto.
- ¿Qué regalo?
  - Sun te lo debe de haber dado
Miré mi cajón, entonces era de Donghae.
- Gracias – dije sonriente – Aún no sé que es, pero gracias
- De nada
- Hae...
- ¿Si?
- Gracias por alegrar mi Navidad
- Aún no es Navidad – me recordó – Dentro de unas horas tendré que superarme
- Gracias
- No te sientas sola Ratona – me pidió – Recuerda que aquí estoy
- Gracias
Volví a repetir.
- Tengo que colgar… - me dijo él y yo sentí un nudo en la garganta – Cuídate
- Tú igual
Dije y él colgó. Más lágrimas cayeron de mis ojos, no me gustaba estar sola. A las nueve llegaron mis tíos con algunos invitados. Me sentía extraña al estar rodeada de personas en trajes y vestido, si hubiera sabido que iban a ver invitados me hubiera dado si quiera una ducha.
- Esa es la sobrina de Jung Hee, es una chiquilla sin clase
Dijo una señora, mirándome de forma despectiva.
- Estoy aquí presente
Le dije a la señora, esta solo me miró como si yo fuera una rata y sorbió de su copa de champan
- Min Jee…
Mi tía me miró con el entrecejo fruncido, yo me levanté del sofá donde me encontraba, y caminé hacia las escaleras.
- No sé cómo puedes albergar a una niña como esa en tu casa, Mi Hi
Apreté los puños y caminé dando zancadas hacia mi habitación. Cerré con llave y me recosté en mi cama ¿Para eso murieron mis padres? ¿Para que sea infeliz? Mi fe en Dios es grande pero en momentos como estos, es que flaquean. Empecé a derramar las lágrimas, sosteniendo una foto de mi familia ¿Por qué no podía ser feliz? Era la peor Navidad en mi vida.
El reloj marcó la medianoche y escuché el bullicio de los invitados dándose bendiciones por Navidad. Busqué la llave de mi cajón y lo abrí. Saqué la caja dorada y con mucho cuidado lo desenvolví. Era una caja de “Tiffany & Co” la abrí. Era un collar, un precioso collar en forma de corazón. El dije en forma de corazón tenía pequeños diamantes incrustados, parecía una estrella en forma de corazón. La parte de atrás no tenía diamantes, lo miré y había algo escrito en él:

사랑해[1]

Lancé los papeles al cesto de la basura, entonces noté que había algo pegado al reverso del papel dorado. Me agazapé al suelo y lo tomé. Era una nota, otra más de Alexander, pero esta solo tenía una frase escrita:

Te quiero


Tomé el papel entre mis manos con suma delicadeza, tenía miedo de que se rompiera o algo parecido. Lo doblé con cuidado y lo guardé en mi cajón. Volví a tomar el collar entre mis manos y sonreí, de verdad me había alegrado el día. Como si me estuviera leyendo la cabeza, mi teléfono empezó a sonar, era él.
- Feliz Navidad Ratona
Me deseó él, yo no podía evitar sonreír como tonta con el teléfono pegado a la oreja.
- Feliz Navidad Hae
- ¿Abriste mi regalo?
Me preguntó.
- Sí, gracias, es hermosos – contesté sonriente, esperaba que pudiera sentir mi felicidad en mi voz – Me ha gustado mucho
- Me alegro – me dijo él – Ratona…
- Te quiero…
Solté, sintiendo un nudo en la garganta.
- Yo también te quiero Ratona…
- En verdad te quiero Donghae…
- Yo igual Ratona – me dijo él, y nuevamente escuché como una puerta se cerraba – Te quiero – sentí que las lágrimas volvían a deslizarse por mis mejillas – Pero tienes razón…
- ¿Qué?
No entendía a qué se refería.
- Min Jee… estoy enamorado de ti… - tuve que taparme la boca para reprimir un gritito – Pero tienes razón al decir que lo nuestro nunca podrá ser, no importa cuán enamorado este yo de ti
- ¿Y si yo también lo estoy?
Pregunté, sintiendo las saladas lágrimas en mi boca.
- ¿También estás enamorada de mí?
- Pues sí – contesté – Estoy enamorada de su gran alteza real, príncipe de pacotilla, eres un descerebrado, irresponsable, y eres un dolor de cabeza – tuve que respirar hondo por que las lágrimas no me dejaban hablar – Pero sí, estoy enamorada de ti, y…
- Para… – me pidió – Es mejor que dejemos todo así
- ¿Entonces por qué me dijiste que me querías? – le pregunté, sintiendo enojo por dentro - ¿Por qué el collar? ¿Por qué todo esto? ¡¿Por qué me bésate?! – grité – Si sabias que no iba a poder ser… ¿Por qué permitiste que me enamorara de ti? – le pregunté, derramando más lágrimas – Eres cruel
- No lo sabía – me aseguró, sonaba honesto – Pensé que podría ser… pero me he dado cuenta de que no
- Eres un…
- Pero recuerda que te quiero… de eso no dudes Ratona
- ¡No me digas así!
Grité, dándole una patada a mi cama, esta se movió unos centímetros.
- Min… en verdad te quiero, lo siento…
- Yo te odio
Dije y entonces escuché silencio.
- Min Jee…
Ya no quise escuchar más. Colgué el teléfono y luego lo apagué. Guardé el collar junto con la nota y cerré todo con llave. Aún con la ropa puesta me metí bajo las sábanas y abracé mi almohada.
  - Feliz Navidad mamá – lloré, apretando la almohada contra mi boca para no llora – Feliz Navidad papá…





[1] Saranghae: Te amo

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