Capítulo 6
Todavía tenía el rostro del príncipe en mi mente. Se veía
ofendido, no, más que ofendido, se veía herido, como si mis palabras en serio
le hubieran afectado. Me puse a pensar en lo que normalmente hablaban de él en
la prensa, de lo que su padre decía sobre él, debía de estar muy acomplejado.
- Tierra
llamando a Min…
Sun agitaba su mano delante de mi rostro.
- ¿Qué?
Pregunté, mirando mi sándwich integral.
- Te estaba diciendo que puedo
hacer que seas mi compañera en lugar del idiota de mi primo
Contestó ella y nuevamente el rostro dolido del príncipe se
asomó por mi mente.
- ¿Crees que debería disculparme?
- ¿Por haberle dicho sus verdades?
– me preguntó y yo asentí – Obvio no – contestó – Él podrá ser el príncipe
heredero, pero tú sigues siendo una dama, él no te debía de tratar así, fue una
actitud indecorosa – parpadeé, ahora sí sonaba como una princesa – Estuvo bien
hacer eso. En casa, la primera vez que él hizo algo mal, le pidieron disculpas
por la reprimenda, luego siguió haciendo las cosas mal – Sun le dio una mordida
a su sándwich integral – Si le pides disculpas, le das cabida para que te
vuelva a tratar así
- Pero… se veía tan…
- En casa siempre lo atacan, y le
afecta, pero él no hace nada para cambiar lo que critican
- Un príncipe no debería ser así –
dije, terminando mi sándwich – Me da vergüenza ajena ser súbdita de él, deja
mal el nombre del país
- Auch, hasta a mí me dolió eso
Miré a Sun Hee, ella tampoco debía de ser bien portada, o
quizá al ver un poco de libertad intentaba ser ella misma.
- Lo siento…
- No te preocupes – me dijo,
dándome un codazo – Pero que no te oiga – me pidió – Eso lo derrumbaría –
asentí – Ahora me caes mejor, no eres como la mensa de su amiga
- ¿Quién?
Pregunté, intentando no parecer obvia.
- Una chica que parece más su fan
número uno en lugar de su amiga – contestó ella, poniendo cara de fastidio –
Está todo el tiempo alabándolo y celebrando su mal comportamiento. Quiero que
mi primo sea un buen rey, pero ella lo sabotea – Sun se cruzó de brazos – Es
una… arrastrada, parece un chicle y se da aires de superioridad como si fuera
yo… una princesa
- Tal vez cree que es una princesa
Pensando en la “relación” que ella tenía con el príncipe.
- Sí ella se convierte en reina,
me nacionalizó canadiense
Bromeó ella y ambas reímos.
- Vamos a clase
Le indiqué, viendo la hora. Caminamos tranquilamente por el
campus, algunas personas sacaban fotografías de Sun Hee. Llegamos al aula y nos
sentamos juntas. Estábamos hablando sobre cómo los calentadores eran el peor
invento de la moda y reíamos. Sun me agradaba, no era para nada una antipática
como había dicho tía Hi, era realmente divertida y muy amigable, estaba un poco
loca, pero me agradaba.
El aula comenzó a llenarse y de nuevo todos se sentaron en
grupo, me alegraba haber conocido a alguien, aunque ese alguien sea la princesa
Sun Hee. Dos chicas que estaban sentadas detrás de nosotras estaban hablando
del príncipe, de lo guapo que era y de cómo las había saludado sonrientemente.
Sun reía estridentemente, me dieron pena aquellas dos chicas de las que Sun se
burlaba. El profesor ingresó al aula, era un hombre bigotón y barrigón, con una
boina gris y un sobretodo, parecía un espía de los cincuenta o Mario Bros con
otro color.
-
Bienvenidos a Introducción al Inglés, soy el profesor Shindong seré su
profesor
Se presentó. Como el anterior profesor, este nos entregó una
hoja con el plan de estudios. Luego se puso a escribir el título del curso y
revisó algo entre sus cosas. Nos informó de un proyecto para el semestre, una
redacción de diez páginas por cada tema que vayamos a ver ¿Qué les pasaba a los
profesores? ¡Todo en un día! Igual que en la anterior clase, la puerta fue
golpeada. Miré a mi costado, me maldije, nuevamente estaba vacío ¿A caso nadie
quería sentarse conmigo o es que el mundo confabulaba contra mí? Entonces el
príncipe ingresó y nuevamente las chicas hicieron escándalo.
- Con un demonio
Escuché que murmuraba mientras se sentaba a mi lado. Me
sentí ofendida e incómoda, no era del agrado del príncipe, era la situación
antagónica de cualquier chica. La clase comenzó y, tal como la anterior, esta
también fue entretenida. Miré al príncipe de reojo, de nuevo miraba a la nada
con la cabeza apoyada en la mano. Negué con la cabeza, un príncipe no debía de
ser así. Tendría que utilizar toda mi fuerza para no tratarlo como se merece
cuando estemos haciendo el trabajo.
- Bueno… ahora les asignaré su
compañero… - dijo el profesor – Tú y tú… tú y tú – empezó a decir el profesor,
señalando a uno y al de su costado. Conté a las personas sentadas en mi misma
fila ¡Mierda! A mí me iba a tocar con… - Usted con su alteza
Solté un gruñido y el profesor me miró. Sentí que las
mejillas se me calentaban y me encogí en mi asiento. El príncipe me miró y yo
hice lo mismo, él me fulminaba con la mirada, yo hice lo mismo. Los alumnos
comenzaron a salir y de nuevo el príncipe se fue, solo que esta vez con sus
cosas. Sun me miró, se veía preocupada y suponía que era por mi cara de que
alguien se le está llevando el demonio. Salí apresurada del aula, en verdad
estaba enojada, el día realmente apestaba ¡Debía de ser un buen primer día en
mi universidad soñada!
- ¡Ey! – grité
- ¡Príncipe de pacotilla!
Tan pronto como grité aquello, varias personas voltearon a
verme, incluyendo al príncipe, quien se detuvo a verme, flanqueado por sus
manganzones disfrazados de adolescentes. Me le acerqué dando zancadas y apreté
los puños, no quería que me corrieran por golpearlo, pero es que desde que él
apareció mi día fue de mal en peor. El príncipe me miraba fijamente, había
desafío en sus ojos, tal vez pensaba que no me le enfrentaría por ser quien
era. Pues estaba muy equivocado si pensaba aquello…
- ¿Qué? – preguntó de forma
altanera – Cuatro ojos…
- Te dije que me buscaras en la
cafetería
Le recordé, intentando sonar amenazante, él solo rió.
- Me dio flojera – contestó – Si
eso era todo…
Él se dio media vuelta y yo volví a gritar.
- ¡Espera!
- ¿Y ahora qué quieres?
Me preguntó, mirándome como si yo fuera una piedra en el
zapato, una indeseable piedra en su caro zapato.
- Tenemos que hacer la tarea
Le contesté y él esbozó una sonrisa, acercándose a mí.
Muchas chicas soltaron un gritito cuando él se inclinó para estar a la altura
de mi rostro. Sentí deseos de golpearlo donde más le dolía, ya no me importaba
si me echaban de la universidad o no, solo quería darle un escarmiento.
- Hazlas tú, y te lo pago
Él me
sonrió de nuevo y se dio la media vuelta, yéndose y dejándome ahí parada,
sintiéndome como una tonta
¿Por qué no hacia nada? ¿Por qué estaba callada? ¡¿Por qué
seguía parada ahí sin hacer nada?! Porque era el príncipe y, aunque lo
detestara, tenía miedo a las consecuencias. Todos a mí alrededor se dispersaron
y me dejaron ahí parada en medio del pasillo sin saber qué hacer o a dónde ir.
- Esta vez sí se pasó de cretino -
dijo Sun a mi lado, la había olvidado por completo - ¿Qué te dijo cuando se te
acercó?
- Que hiciera el trabajo, yo sola,
y que me pagaría
- ¡¿Qué?! - gritó y yo comencé a
caminar hacia mi auto - ¿Y lo harás?
- No me queda de otra
Me lamenté.
- ¡Ay! Pero es que cuando lo
encuentre… - Sun empezó a dar puños al aire – Cuando volvamos a casa verá…
- Bueno… me voy a mi casa – dije,
por fin encontrando mi auto – Tengo que hacer la tarea y la de tu primo
- Ese pillo – Sun hizo un
chasquido – Le dejaré más planos los ojos cuando me lo encuentre
Reí al oír eso y ella también. Me despedí y subí a mi auto.
El camino estuvo tranquilo, no me había dado cuenta cuanto extrañaba conducir.
Iba escuchando música, algo de pop para alegrar mi día. Iba cantando a todo
volumen cuando la bocina de un camión sonó antes de que cruzara, no me había
dado cuenta del semáforo en rojo. Mi cuerpo quedó estático y comencé a temblar.
Las personas hacían sonar las bocinas pero yo solo estaba ahí, con las dos
manos sobre el volante, temblando ¿Por qué temblaba? Sacudí mi cabeza y
nuevamente puse en marcha el auto.
Llegué a casa y el olor de lasaña inundó mi olfato. El
estómago empezó a sonarme, mi almuerzo había sido un sándwich por no querer
gastar demasiado dinero, y Sun se había pedido uno solo para probar. Saludé a
mi tía y subí a mi habitación, tenía que empezar a leer ya los libros que nos
pedían en Historia, además tenía que leer lo que el príncipe de pacotilla no
iba a leer, y hacer las demás tareas, adelantar tareas y además estudiar para
mis otras materias. Definitivamente iba a ser un semestre difícil.
- ¡¿Adivina quien brilló en la
clase de ballet?!
Preguntó mi prima, entrando a mi habitación y haciéndome
caer de la impresión.
- ¿Tú?
- ¡Sí!
Mi prima comenzó a dar saltitos y aplaudir de la felicidad.
- ¿Adivina quien tuvo un horrible
día?
Le pregunté.
- ¿Por qué? – me preguntó,
alzando una ceja y luciendo confundida – Te gusta el estudio, amas leer y el
estrés
- No me malinterpretes, amo las
clases y ya estoy tratando de organizarme
- ¿Entonces?
Grace lucía aún más confundida y yo no estaba segura si
decirle o no.
- Por la persona que hizo
miserable mi día
Terminé contestando.
- ¿Conociste a un chico? – Jin
sonrió pícaramente y se sentó a mi lado - ¿Es guapo?
- Supongo… - contesté, pensando en
el estúpido príncipe – Pero es insoportable, no sé cómo te cae bien
- ¿Qué…? – Jin me miró y luego
abrió los ojos - ¿Donghae está en tus clases?
- ¡En todas! – me lamenté,
cubriéndome el rostro con el libro – Y para colmo, me tocó como compañero de
proyecto en dos cursos – iba a ser muy malo, lo podía imaginar, no iba a poder
resistir - ¡Es un idiota!
- Es un poco perezoso – admitió
Jin riendo y yo la fulminé con la mirada – Pero mira el lado bueno…
- ¿Qué si no entrego nada igual me
pondrán buena calificación debido a él?
Pregunté sarcásticamente y ella me dio un zape.
- No – contestó – Me refería a… -
miré a Jin, se había sonrojado – Mí
- ¿Qué quieres que haga?
Le pregunté, sintiéndome un tanto asustada.
- ¿Él sabe que eres mi prima?
- Probablemente ni siquiera
recuerda mi nombre – recordé al príncipe de pacotilla y cómo me había llamado –
Me llamó cuatro ojos, ese maldito
- ¿Ojos de línea? – mi prima se
carcajeó – No los tiene tan rasgados, son bonitos, y tú lo dijiste – fruncí el
ceño. Sí, lo había dicho, pero antes de saber que era un idiota – Bueno… lo que
quiero es que… me digas todo lo que diga de mí
- ¡Jin, no le hablo! – le recordé
– Es un odioso, me importa un comino que sea el príncipe, no lo soporto, no
haré el trabajo con él
- ¡Por favor!
Me suplicó, haciendo un puchero y mirándome con ojos de
súplica.
- ¡Mierda, de acuerdo!
Terminé por aceptar.
- Pero no le digas que eres mi
prima
- ¿Entonces cómo se supone que le
saque información sobre ti?
Pregunté sintiendo un poco de fastidio.
- Ya verás cómo
Me dijo ella sonriente.
- ¿Por qué quieres que haga esto?
Le pregunté con curiosidad y ella nuevamente se puso roja.
- Porque he estado a su lado por
toda una vida – me contestó sonriente, sonreí al oírla, eran palabras salidas
del corazón – Sé que siente algo por mí, eso es obvio, solo que… quiero que él
haga el primer paso
- Así se habla – dije yo,
aplaudiendo – Sé que son tiempos modernos y podemos ser nosotras las que nos
confesemos a un chico, pero mujer que se respeta espera a que él haga el primer
paso
- Sí… supongo – dijo Jin riendo –
Además quiero que por lo menos podamos disfrutar de una relación como cualquier
otra antes de…
- ¿Antes de qué?
Pregunté, Jin se había quedado viendo el suelo.
- El rey está grave, eso debes de
saberlo – asentí. Toda Corea sabía de los problemas de salud del Rey Donghae
III, tenía cáncer terminal y creían que no le quedaba mucho tiempo – Cuando él
muera… Donghae tendrá que subir al trono – asentí – Todos rumorean que al rey
le queda menos de dos años, y eso, podría morir antes
- Ve al grano Jin, hablar de
padres muertos no es de mi agrado
Le interrumpí. No había sido mi intención, las palabras
simplemente salieron de mi boca antes de que las pensara. Jin me miraba, su
sonrisa se había borrado y yo me maldije a mí misma. Me había propuesto no dar
lástima y tratar de vivir mi vida sin sentir tristeza por la muerte de mis
padres.
- Lo siento, fue desconsiderado de
mi parte
Se disculpó ella.
- Descuida… - miré a otro lado -
¿Puedes continuar?
- Sí… - ella me miró y yo le
dediqué una sonrisa, ella me correspondió – Dentro de dos años el apenas tendrá
veinte
- ¿Y?
- En serio Min, en lugar de leer
tantos libros, deberías de leer sobre tu propio país – me reprendió ella y yo
asentí. Era verdad, debía de ver un poco más el noticiero o leer el periódico,
pero es que mi mamá era la que se encargaba de leer y ver noticias y luego
contármelas, yo solo leía novelas – Para que un príncipe o princesa ascienda al
trono, su antecesor debe de haber abdicado o muerto
- Eso lo sé
- Pero además debe de tener
veinticinco o más años
Agregó y yo la miré confundido.
- Pero… entonces… él no será rey
- Sí lo será – dijo Jin – Si se
casa
- ¡Esperas casarte con él a los
veinte! – grité horrorizada - ¿Y tu sueño de ser bailarina? – pregunté, ella
solo me miró – Te pondrán a hacer herederos como si fueras una incubadora con
patas
- ¿Tú renunciarías a tu sueño de
ser una famosa escritora y tener tu propia editorial por la persona a la que
amas?
Me quedé en blanco ¿Podría? ¿Por Kangin? Si Kangin me
pidiera sacrificar mis sueños… ¿Sería capaz de hacerlo? La respuesta llegó
rápidamente a mí, aunque me enojaba pues demostraba debilidad de mi parte. Sí
sacrificaría mis sueños por la persona que amaba. Kangin lo era todo para mí,
podría incluso morir por él.
- ¡Chicas, la cena!
Llamó mi tía. La lasaña sabía igual a su aroma, delicioso,
mi tía sí que era una excelente cocinera. Jin se comió solo un cuarto de su
porción y el resto me lo dio a mí, iba a tener que ir al gimnasio si seguía
desbordándome con la comida. De regreso en mi habitación, me dispuse a terminar
mi ensayo sobre Homero; luego de eso me quedé leyendo un par de capítulos más
de la Odisea, jamás lo iba a acabar si tenía que leer dos libros en un periodo
tan corto de tiempo. Maldije al príncipe cuando vi que el reloj marcaba las dos
de la mañana.
Desperté con pereza a las seis, cuatro horas de sueño, me
sentía exhausta, y mi cómoda cama no era de gran ayuda. Me estiré y levanté de
la cama. Me di una ducha para terminar de despertarme, me cambié y desayuné
cereales. Conduje hasta la universidad y entré en la cafetería, necesitaba un
buen café y algo más sustancioso que el cereal.
- ¡Min! – gritó una voz y yo miré
para todos lados - ¡Por aquí! – gritaron de nuevo y entonces vi a Sun, sentada
en una mesa muy amplia – Te guardé un puesto, desayuna conmigo
- Esto no parece comida de
cafetería
Dije, mirando los huevos revueltos y los hotcakes con miel.
Había un bol con ensalada de fruta, jugo de naranja y una canastilla con pan.
No era un desayuno, era un banquete de desayuno.
- ¿A no? – preguntó ella – Solo
pedí a mis asistentes que me trajeran el desayuno
- Pues hicieron un buen trabajo –
aseguré, tomando un pan, estaba caliente – Pero no se compara a esto – dije,
alzando mi sándwich integral – Esto es comida de cafetería
- Yo dije que quería comida de
cafetería – les dijo Sun a sus asistentes – No comida de palacio en la
cafetería
- ¡Ey, pero no te quejes! – le
dije – Comerás cosas ricas – no pude evitar que se me hiciera agua a la boca al
ver los hotcakes – Tienes mucha suerte
- Adelante, come, puedes comer
todo esto, yo quiero que me traigan un pastelillo – les ordenó Sun a sus
asistentes - ¡Cómprenlo aquí! – gritó – Uno ya no puede tener buenos empleados
¿Cierto?
- Claro… - asentí, engullendo los
hotcakes ¡Al gimnasio el próximo mes! – Yo jamás he tenido empleados
- ¿Y cómo lavas tu ropa?
Me preguntó Sun, tocando mi blusa.
- La lavo yo
- ¡Tienes que enseñarme! – me
pidió ella con sus manos en forma de rezo – Ayer se me ensució mi camiseta
preferida y… no sé usar las lavadoras
Me reí al oír aquello. Las puertas de la cafetería fueron
abiertas y todas las chicas empezaron a gritar. Cerré mis ojos y respiré hondo.
Con que así iba a empezar mi mañana…
- ¿Qué hace ella aquí? – preguntó
el príncipe – Y comiéndose tu desayuno – miré con odio al príncipe de
pacotilla, iba a disfrutar de los hotcakes con miel así me esté molestando -
¿Qué no te alimentan?
- ¿Puedes dejar de ser un
imbécil?
Le pregunté y él me miró fijamente. Se sentó y chasqueó los
dedos, al instante sus asistentes se dispersaron, de seguro estaban yendo por
su desayuno. Yo seguí comiendo y a Sun le trajeron su “Desayuno de cafetería” El príncipe de pacotilla no dejaba de verme
y eso me hacía sentir aún más enojada ¡Dame un respiro imbécil!
- Te conviene ser amable conmigo
Dijo, sonriendo con suficiencia y poniendo sus manos detrás
de su cabeza.
- ¿Por qué?
Pregunté con la boca llena. Tomé un sorbo de agua y me
limpié, él solo me miraba como si yo fuera un bicho raro ¡Pues que te den!
- Soy el futuro gobernante de este
país, soy un enemigo poderoso y peligroso
Lo miré con una ceja alzada y solté una carcajada.
- Primero tienes que demostrar
que eres capaz para que abdiquen a tu favor, y en eso estás haciendo un
horrible trabajo
- No sabes de lo que hablas
El príncipe me apuntó con su dedo y yo le di un manotazo,
sus guardias se acercaron pero él los detuvo.
- Digo lo que veo – contesté – Me
debes cuatro horas de sueño, no sé cómo me las pagarás
Le dije, levantándome de mí asiento.
- Vamos juntas, me terminaré esto
en el camino
Dijo Sun, levantándose también.
- Y te diré otra cosa – le dije
al príncipe de pacotilla, acercándomele – Si vuelves a llegar tarde, y te
asignan como mi compañero, dejaré sin heredero a Corea
- No me amenaces cuatro ojos
Él estaba muy cerca de mí, y su aliento olía a menta.
- Mi nombre es Min Jee, recuérdalo
Me di media vuelta y caminé al salón de clases junto a Sun.
Entramos en el aula y las personas empezaron a entrar, incluyendo al príncipe,
quien se veía enojado, eso me hizo sentir bien. Vi como ignoraba a tres chicas
que le intentaban hablar, de veras que él estaba enojado. El profesor entró y
se presentó, y de nuevo repetimos la rutina de entregar los planes de estudio.
- Bienvenidos a “Poesía en la Edad Media”
Nos dijo y la clase comenzó. En verdad era muy interesante
todo lo que hablaba el profesor y sin darme cuenta mi hoja estaba llena de
apuntes. Miré a Sun, ella tenía aún más apuntes que yo. Antes de terminar la
clase, el profesor hizo un temido anuncio.
- Este semestre he decidido hacer
un trabajo que valdrá la mitad de la calificación – maldije por dentro, pero
por lo menos ahora sabía que Rose sí trabajaba. El profesor explicó de qué iba
a tratar el trabajo y luego dijo – Elegiré al azar a las parejas
Miré a Sun y me puse a rezar mentalmente. El profesor tomó
su lista y comenzó a emparejar las parejas por orden alfabético. Los que tenían
apellidos con “A” eran emparejados con personas con apellidos con “Z” y así
sucesivamente hasta que llegaron a la “K”.
- Kim Min Jee… - volteé a ver al
príncipe, él se veía tan relajado, como si no le importara jugarse la nota, o
perjudicar a otro – Serás con… Lee – anunció él y yo deseé que hubiera otro Lee
en el aula – Lee Donghae – mierda, no de nuevo – Bueno… eso es todo
Todos se levantaron y yo corrí hacia el profesor.
- Profesor…
- ¿Pasa algo señorita Kim?
- Sí… - miré a Sun, su primo aún
estaba en el aula - ¿Hay alguna posibilidad de que pueda cambiar de compañero?
- Mmm pues… si encuentra a alguien
- Se lo prohíbo – dijo una voz,
era el príncipe de pacotilla hablando – Quiero que la cuatro ojos sea mi
pareja, si no le importa
- Su alteza… - el profesor hizo
una reverencia y el príncipe me miró con una sonrisa burlona, yo lo maldije
mentalmente – Lo siento Kim…
- Al parecer seremos pareja de
nuevo
La sonrisa en su rostro creció y yo sentí deseos de
castrarlo. Él se dio media vuelta y siguió su camino. Nuevamente me sentí
enojada conmigo misma por no decirle nada. Tomé mis cosas y lo seguí, Sun venía
detrás de mí.
- ¡Ey, príncipe tonto! – grité y
él se dio media vuelta, fulminándome con la mirada - ¿Qué haremos con el
trabajo?
- No sé – contestó con total
tranquilidad, tanta que quise golpearlo en las pelotas – Yo tengo asuntos que
atender, te deberé otras cuatro horas de sueño, tal vez un viaje al spa para
que te quiten lo fea
Palmeó mi
mejilla y se fue.
Sun me llevó a la cafetería y me pagó el almuerzo, le dije
que era innecesario, que yo podía pagar el mío, pero ella insistió. Me sentía
tan enojada que destrocé mi gelatina. Él era tan desesperante, me daba asco una
persona cómo él. Pero yo no hacía nada para detenerlo, solo lo permitía.
- La primera vez lo hiciste bien
– me dijo Sun y yo dejé de apuñalar a la gelatina – Ahora pareces asustad cada
vez que ves a Donghae
- Para una persona que lo ha
perdido todo, supongo que es su método de defensa – solté sin importarme nada –
Él tiene razón, es un enemigo poderoso y peligroso
- ¿Por qué dices eso?
- ¡Sun, es el príncipe heredero!
– le recordé alzando un poco mi voz - ¡Me estoy buscando que me expulsen! – mis
ojos se llenaron de lágrimas por el enojo - ¡Si él quisiera podría hacer que me
saquen y entonces me quedaría sin nada!
- ¿Por qué dices eso?
Me volvió a preguntar y yo me quedé callada. A eso se
refería, quería saber qué había perdido. Ella me miró, parecía confundida y yo
miré mi plato a medio comer.
- Mis padres murieron en un
accidente de auto – le contesté y ella abrió mucho los ojos – La universidad es
lo único que me queda, ahora estoy viviendo como princesa con mis tíos, pero no
quiero quedarme ahí para siempre. Me arruinaría la vida ser expulsada, sobre
todo por algo tan estúpido como no poder aguantar a tu primo
- Entiendo… - dijo ella y yo
sonreí de lado – Pero igual no lo debes de soportar, vas a tener que hacer tres
trabajos tu sola
- No importa, siempre y cuando
pueda estar aquí
- Mereces una medalla
Rió ella lo cual provocó que me riera también.
- Solo será un semestre – dije,
aunque más para mí que para ella – Con suerte reprobará todo y yo seré libre
- Sí… - dijo ella – Ahora te diré
“Anita la Huerfanita”
- ¡Ey!
Exclamé y ambas reímos. Me alegraba tener una amiga en la
universidad, Sun hacía un perfecto trabajo haciéndome sentir mejor. Caminamos
hacia nuestra siguiente clase, el príncipe ya estaba ahí y nosotras nos
sentamos muy lejos de él. En esa clase no había ningún trabajo grupal, me sentí
aliviada por primera vez en dos días.
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HASTA AQUÍ EL CAPÍTULO!!! COMENTEN!!!!!
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