Capítulo 5
***
Yo tenía licencia y conducía el auto de mi padre y el de mis
amigas, nunca tuve auto propio, pero ahora le colocaba la lona a mi Mercedes
descapotable, me iba a dar vergüenza conducirlo. Le había mandado una
fotografía a mis amigas y ella me dijeron lo afortunada que era, yo solo veía
ahí mi sentencia, mi vida había cambiado oficialmente. De vuelta en mi
habitación vi que Kangin me había mandado un mensaje recordándome nuestra cita
de mañana. Estaba feliz de nuevo, tantas cosas buenas hacían que la tristeza se
disipara. Me senté en mi sofá a leer mi vieja copia de “Los trabajos de Hércules” de Agatha Christie. Bajé a la cocina con
mi libro y comencé a preparar chocolate caliente. Así fuera verano, siempre me
iba a gustar tomar chocolate caliente mientras leía. Terminé de preparar el
chocolate y esperé a que se enfriara. Terminé de leer mi libro y serví un poco
de chocolate en una taza, agregué malvaviscos y volví a subir a mi habitación.
Tomé mi copia de “Orgullo y Prejuicio”,
siempre iba a ser mi libro favorito.
- ¿Tienes un momento?
Me preguntó Jin, entrando en mi habitación.
- ¿Qué sucede?
Le pregunté.
- Donghae me ha invitado a pasar lo que queda del verano en el
Gyeongbokgung
- ¿Y?
Pregunté sin entender el problema.
- ¿Y si me está invitando para
otra cosa? – me preguntó – Ya has tenido novio – me recordó – Si un chico te
invita a su casa es por algo ¿Verdad?
- En el mundo normal sí –
contesté, cerrando mi libro – Pero ya has ido varia veces ahí, no entiendo por
qué estás nerviosa
- Tienes razón – Jin me miró, se
veía avergonzada – No sé por qué pensé ello. Bueno, haré maletas, salgo
mañana en la tarde me recogerán su
guardias
- Wow, sí que te debe de amar
Dije y ella sonrió.
- Y yo a él
Jin se retiró de mi habitación y yo miré la puerta. Jin de
veras que estaba enamorada de él, solo esperaba que él le correspondiera,
porque su cabeza estaba llena de ilusiones sobre ellos dos juntos, ilusiones
que mi tía Hi alimentaba. Guardé mi nueva ropa en mi enorme closet y mis
tarjetas de crédito en mi nueva billetera de Gucci. Me puse a pensar en mis
padres, a mi padre no le hubiera gustado que tuviera tantas cosas caras, pero
mi mamá me diría que tendría que acostumbrarme, que las cosas nuevas vienen con
lo que logremos en la vida. Pero ese era el problema, no había ganado esto,
solo me lo habían regalado porque consideraban que mis cosas no eran
suficientes.
La mañana siguiente fue preciosa, ya quería ver a Kangin. Me
di una ducha y me puse un pantalón con una camiseta, zapatillas y cepillé mi
cabello, nunca me maquillaba, ni sabía cómo. Me miré en el espejo y sonreí.
Desayuné con Jin, ella metía varias cosas en su bolso y se repetía a sí misma
que no debía de olvidar nada.
- ¿Qué se siente dormir en el Gyeongbokgung?
Pregunté y a ella se le calló su billetera.
- Jamás
he dormido en el Gyeongbokgung
Me contestó y recogió su billetera, guardándola en su bolso.
- Pero has ido varias veces…
Dije, recordando lo que mi tía Anne siempre decía.
- Siempre voy a pasar el día, pero
duermo en un hotel lujoso que él reserva para mí
Me explicó ella.
- ¿En serio? – pregunté
sorprendida – Es raro…
Dije, pues bien podía irlo a visitar todos los días en lugar
de quedarse en un hotel.
- Tal vez para ti, pero soy una
invitada y no soy de la realeza, lo entiendo – Jin comió un pedazo de su
hotcake – Acaba rápido, ayúdame a escoger mi ropa
Terminé
de desayunar y subí corriendo para ver como Jin empacaba unos vestidos muy
bonitos.
Me le acerqué y ella me indicó que doblara la ropa que tenía
apilada. Terminamos de empacar sus cosas y nos recostamos en su cama a ver
televisión. Ella puso el canal de entretenimientos, empezaron a pasar una
noticia del príncipe.
- En otras noticias, el
príncipe Donghae fue aceptado en la Royal University of Corea
Me quedé viendo la televisión. Así que el príncipe iba a
estar en mi universidad, eso sería interesante supongo. Por lo menos tenía la
certeza de que la biblioteca estaría vacía todo el tiempo, aunque habría mucho
bullicio en las otras partes de la universidad.
- ¡¿Por qué no me lo dijiste?! –
preguntó Jin al teléfono – Vaya sorpresa – ella sonrió ampliamente – Ahora
podremos vernos más seguido… Incluso los universitarios ocupados salen con sus
amigos
Ahí íbamos de nuevo, Jin dando malos consejos. Mi teléfono
comenzó a sonar, era un mensaje de Kangin diciendo que ya estaba aquí. Salí
corriendo del edificio y por fin lo vi. Alto, cabello castaño y ojos café, tan
guapo como siempre. Corrí hacia él y lo abracé fuertemente, él me correspondió
el abrazo al instante, fue como revivir, no me había dado cuenta que desde que
murieron mis padres, no había sonreído realmente, sintiendo tanta felicidad.
- Hola – me saludó y yo le di un
beso en los labios – También es bueno verte
Reí al oír eso.
- Hay tanto de que hablar – le
dije, entrando en su auto, un viejo Nissan – Ha pasado un año desde la última
vez que te vi – él encendió el auto – Prometiste regresar en vacaciones, y
nunca lo hiciste
Miré hacia abajo y él tomó mi rostro, besándome.
- No recuerdes cosas feas, no
ahora – me volvió a besar – Sé que ha pasado mucho tiempo, pero ahora estás
aquí
Fuimos a almorzar y a pasear por el centro. En verdad
extrañaba tenerlo de la mano, extrañaba abrazarlo, y sobre todo extrañaba
besarlo, en verdad extrañaba verlo. Fuimos al zoológico y nos tomamos muchas
fotos. Esta cita me recordaba a los viejos tiempos, cuando todo era perfecto y
feliz, nada podía arruinar esto. Estábamos debajo de un árbol, besándonos,
tenía mis brazos alrededor de su cuello y él me tenía sujeta por la cintura,
todo era perfecto, definitivamente todo era perfecto.
- Te
extrañé mucho
Me dijo él, y yo volví a besarlo.
- Yo también
Sentí como sonreía mientras me besaba.
- ¿Quiere ir a mi departamento?
Me preguntó y yo asentí. Hace tiempo que no lo hacía. Nos
subimos corriendo a su auto y pronto llegamos a su departamento, un edificio
cerca de su universidad. En el ascensor seguíamos besándonos y acariciándonos,
en verdad lo estaba disfrutando, mi cuerpo lo había extrañado. Entramos en su
departamento y él se detuvo para verificar si sus compañeros estaban. Eso me
pareció extraño, en Mokpo nunca nos importó si nuestros amigos estaban para
poder hacer el amor. Pero supuse que era porque en casa estaban nuestros amigos
de años mientras que aquí a penas y lo conocía. Entramos en su habitación y
cerramos la puerta.
Todo había sido maravillosos, demasiado maravilloso. Estaba
abrazada a él, podía oír su corazón latir y el subir y bajar de su pecho, me
sentía tan feliz, tan en paz. Nos volvimos a besar.
- Me alegra que estés aquí
Me dijo,
abrazándome. Nos volvimos a besar y entonces nos volvimos a vestir. Había sido
el mejor día de mi vida. Eran las seis de la tarde, mi prima ya debía de
haberse ido al Gyeongbokgung. Kangin me llevó a casa y nos despedimos con un
gran beso. Entré feliz a mi casa y me encontré con mi tía Hi sentada en el
sofá.
- ¿Dónde
estabas?
Me preguntó.
- Yo…
De acuerdo, había sido un muy enorme error. En casa nunca
tenía que pedir permiso, mis padres ya sabían que estaba en casa de mis amigas
o en la de Kangin y ellos confiaban de mí. Además de que nunca hacía nada
indebido como para que hablen de mí y nadie podía tacharme de algo malo, por
eso mis padres nunca me preguntaban nada. Pero no estaba viviendo con mis
padres, nunca volvería a vivir con ellos, no sabía cómo se debía de hacer.
- Estoy esperando…
Mi tía me miraba, jamás supe si era una mujer severa, sabía
que presionaba mucho, pero no sabía acerca de la severidad.
- Salí con mi novio
Contesté con temor.
- ¿Novio? – ella me miró confundida
- ¿Tan rápido?
- Es de casa, de Mokpo – contesté
– Va a la SNU
- Es buena universidad… - mi tía
comenzó a pasearse en frente de mí, lucía despampanantemente aterradora en su
vestido Dior – Min Jee, en lo sucesivo, cuando quieras salir, avísame, y si no
estoy, llámame o mándame un texto – asentí a sus palabras – Luego te diré si
puedes o no
Me quedé viendo a mi tía ¿Qué? ¿Ella decidiría si salía o
no? En casa nunca pasaba eso, pero bueno, debía de hacer como Darwin, adaptarme
para sobrevivir.
- Lo lamento
- No hay problema, no te
castigaré, pero en lo sucesivo… mi techo, mis reglas
Volví a asentir ante sus palabras. Mi tía me dejó, se tenía
que ir a una reunión con sus amigas. Subí a mi habitación y tuve una charla por
skype con mis amigas. Todas opinaban lo mismo que yo, pero bueno, era otro
sitio y mi tía tenía razón, su casa sus reglas. Solo esperaba poder soportar el
resto del verano sin Jin aquí.
Los días empezaron a quedarme cortos en lo que a salir con
Kangin se trataba, habíamos logrado rehacer nuestra relación, eso me alegraba.
Los días se me hacían largos, extensos, interminables, en lo que a salir de
compras con mi tía se trataba. Mi tía había decidido que para ir a una
universidad buena y cara debía de ir con
el aspecto correcto, así que todos los días, íbamos de compras. Detestaba las
compras y las sesiones de belleza con toda mi alma. Cuando no quería oírla o
ignorarla, leía. En lo que quedó del verano terminé de leer toda mi mini
biblioteca. Se me estaba haciendo insoportable vivir ahí.
El primer día por fin llegó. Estaba súper emocionada,
guardando mis cosas en mi mochila y verificando tener lo necesario. Jin había
vuelto el día anterior y estaba estirándose en su habitación, cuando fui a
pedirle un borrador la encontré contorsionándose. Me colgué la mochila al
hombro y salí rumbo a la universidad en mi auto nuevo.
El día anterior los alumnos que se quedaban en los
dormitorios habían llegado, pero aún podía ver a algunas personas llegar con
cajas. Estacioné y busqué mi salón, el día anterior habían sido las bienvenidas
y charlas, había sido un poco aburrido pero interesante. Llegué a mi primera
clase, Historia de la Literatura, el aula era enorme. Me senté cerca de la
pizarra, dejando un espacio para mi futuro compañero. Las personas habían
empezado a llegar y entonces me lamenté el no haberme quedado más tiempo el día
anterior. Todos parecían conocerse de años, de seguro algunos eran compañeros
de habitación o vivían cerca. Como fuera, yo estaba sola, me sentí una
inadaptada social. Nunca fui buena haciendo amigos, mis únicas amigas las había
conocido porque me pedían ayuda en las tareas, y ellas me presentaron a Minho y
Kangin. En conclusión, no era buena haciendo amigos.
El asiento a mi lado seguía vacío cuando el profesor ingresó
y mi autoestima y ánimo decayó. El profesor se presentó y escribió su nombre en
la pizarra, nos dio el plan de estudios y la forma en la que iba a calificar,
iba a haber un proyecto de investigación que debíamos de hacer a lo largo del
semestre, y sería en parejas, nuestra pareja sería la persona sentada a nuestra
derecha, yo solo miré el asiento vacío a mi lado y suspiré. El profesor se
aclaró la garganta para poder empezar con la lección y entonces la puerta fue
golpeada. Abrió la puerta y las alumnas al otro extremo empezaron a gritar de
emoción y cuchichear cosas que no entendía.
- Tenemos un alumno más al
parecer – dijo el profesor – Puede sentarse en el asiento libre su alteza
Tan pronto como dijo esas palabras mis ojos se abrieron como
platos. Mi derecha era el único asiento vacío. Las chicas empezaron a decir
cosas como “Que suertuda” o “Mierda, como no me senté ahí” y lo que
me hizo estremecer “Él será su compañero
de proyecto, que suertuda” Solo esperaba que el príncipe tuviera cerebro.
Un chico
alto, con cabello castaño oscuro algo largo y desordenado, y ropa que ni por
asomo te darías cuenta que es un príncipe, apareció. Los cuchicheos sobre que era más guapo de lo que pensaban
crecieron. Él sonrió con suficiencia y caminó hacía el asiento al mi lado.
Arrimé mis cosas e hice un asentimiento con la cabeza. Él
solo se sentó.
- Bueno… - el profesor, que
parecía un hombre muy seguro, ahora se veía nervioso – Hace unos segundos les
indiqué que… que sus compañeros de proyecto… serán sus compañeros de la derecha…
así que…
- ¿Sobre qué será el proyecto?
Pregunté alzando la mano.
- ¡Oh! – exclamó el profesor –
Pues… tendrán que investigar sobre la vida de un autor por cada periodo de la
historia que vayamos a estudiar en el semestre, hacer una reseña de cada libro
que haya escrito y dar un comentario – vi mi lista, estaban Homero y Sófocles
en literatura clásica – En sus listas están los autores y los libros que ha
escrito, les recomiendo empezar porque sé darme cuenta cuando es un reseña de
internet, quiero ver que lean los libros
La clase introductoria comenzó y hablamos sobre la
Literatura Clásica. Siempre me gustó la literatura clásica por como presentan
el ideal de belleza y perfección que los hombres buscaban, me hacía sentir
envidia de una hoja de papel. Además, la literatura Griega siempre me había
gustado. Dioses y guerras épicas como la Odisea de Homero, el pobre Ulises pasó
un calvario por ofender a Poseidón. Además me gustaba: “Te casarás con tu madre y matarás a tu padre” esa frase siempre me
gustó de Edipo Rey[1],
si no fuera una única historia conocida de ese autor, tal vez podría hacer mi
trabajo sobre él.
La clase me encantaba, era muy entretenida e informativa. El
profesor era de esos que a pesar de ser anciano, te hacía reír con sus
explicaciones. Miré de reojo al príncipe, este tenía la cabeza apoyada en una
mano y no anotaba nada de lo que el profesor hablaba. Tenía expresión de
cansancio y aburrimiento, y cada tanto volteaba a ver a las chicas que estaban
atrás de él.
- Siento la demora, alguien me
encerró en mi habitación – se disculpó una desgarbada chica que tenía el
cabello teñido de rubio y ojos marrones - ¡Tú! – apuntó con el dedo al
príncipe, todos comenzaron a pasear la mirada entre la chica y el príncipe -
¡Maldito, cuando lleguemos a casa te mataré!
El príncipe apenas le dedicó una mirada.
- Su alteza, puede tomar asiento
en mi escritorio si lo desea
Le sugirió el profesor, viendo a la chica. Ella debía de ser
la princesa Im Sun Hee, la prima del príncipe, la chica que tanto detestaba mi
prima. Se veía amigable, es más, parecía una marimacha[1] en
lugar de una princesa ¿No parecer príncipes era cuestión de familia?
- La literatura griega y romana
corresponden a lo siglos X a.C. hasta el V d.C. – el profesor trazó una a línea
en el pizarrón – La literatura clásica a diferencia de las otras clases que le
precedieron, se caracterizó por ser netamente oral. Bueno, se nos acabó el
tiempo – estuve tan entretenida que no noté el paso del tiempo – Para la
siguiente clase el jueves, quiero un ensayo sobre su autor clásico favorito y
vayan decidiendo qué autor de la Literatura Clásica escogerán
Los alumnos comenzaron a salir del aula. El príncipe se
levantó y salió también, dejando su plan de estudios y la lista de libros. Me
sentí furiosa de repente ¡¿Cómo se podía olvidar el material más importan de la
clase?! ¡Estaba todo ahí! Sí estaba maldecida a ser su compañera, tendría que
hacerlo a mi modo.
- ¡Ey!
Me detuvo la rubia.
- Hola
Saludé, sintiéndome algo intimidada, además que no hice una
reverencia.
- Hola… soy Im Sun Hee
- Creo que… todo el mundo sabe eso
Me atreví a decir y ella rió.
- Sí, creo que sí – rió ella – Me
caes bien… serás mi nueva mejor amiga – ella engarfió su brazo al mío - ¿Qué es
eso?
- Son el plan de estudios, su
alteza
Contesté, entregándole el mío.
- Cierto… ya guardé el mío, pero
ni lo miré – la princesa soltó una risa - ¿Y qué hacemos ahora?
- ¿Ir a nuestra siguiente clase? –
pregunté divertida – Su alteza…
- Aliviánate – me pidió y yo me
sentí extrañada por el uso de esa palabra – Dime Sun, solo Sun, si me dices su
alteza… - esbozó una sonrisa macabra – Lanzaré la maldición de la momia sobre
ti
- De acuerdo… - reí, en verdad era
agradable, de una forma extraña – Bueno, yo tengo un tiempo libre y necesito… -
miré las hojas que tenía en la otra mano – Encontrar a…
- ¿Al inepto?
Me pregunté y yo no pude evitar reprimir mi risa.
- Sí… supongo
- Ya sabía que no se iba a tomar
en serio esto – dijo ella, cruzándose de brazos y alzando una ceja, dándole el
aspecto de una jueza a punto de dictar sentencia – Yo que tú, lo busco ahora y
lo obligo a estudia
- En verdad necesito hacerlo – le
contesté, empezando a caminar fuera del aula – Es mi compañero de trabajo
- Que mala suerte tienes – se
lamentó ella, negando con la cabeza y riendo – Donghae es muy perezoso, apuesto
que ahora está en su cama o recostado en algún lado
- No me bajes la moral, quiero
buenas notas
Le dije.
- ¡Oh! – exclamó ella de pronto -
¿Eres de esas chicas que estudian y nunca salen?
- Sí salgo… pero me gusta estudiar
- ¡Eres la perfecta combinación! –
la princesa, es decir… Sun, alzó los brazos en el aire y muchas personas nos
miraron – Que buena elección hice para mi mejor amiga
- ¿Gracias? – no pude evitar reír
de nuevo y ella me abrazó, los príncipes sí que eran raros – Bueno… con
respecto a tu primo…
- Oh cierto – Sun sacó de su
bolsillo un iPhone con un estuche decorado con lo que parecía ser diamantes -
¡Ey tú! ¿Dónde estás?... Bien, espérame – ella colgó y me miró – Está en su
habitación
Asentí y ella me tomó de la mano, arrastrándome por los
pasillos. Noté que unos hombres nos seguían, parecían alumnos pero tenían un
aspecto raro. Ese debía de ser el famoso Servicio
Secreto. Llegamos a las residenciales y Sun me guió hasta el último piso, y
de ahí a una habitación con una puerta diferente a la de las demás. Entonces vi
a las personas que en la mañana llevaban cajas, estaban vigilando la entrada de
la habitación.
- Quiero ver a mi primo
Informó Sun.
- El príncipe…
- No me contradigas
Sun lo miró de forma desafiante y el hombre abrió la puerta.
Entramos en la habitación y vimos al príncipe recostado boca abajo en su cama,
sin camisa, y pude ver que tenía un tatuaje en un hombro. Sun se sacó el zapato
y se lo lanzó.
- ¡Ah! – gritó el príncipe,
sentándose precipitadamente en su cama - ¡Mierda Sun Hee! – gritó - ¡¿Qué coño
haces acá?!
- Te traje a alguien
- ¿Quién es la cuatro ojos?
Preguntó el príncipe. Sentí deseos de darle un puñetazo en
el rostro, en verdad me estaba colmando la paciencia, ambos príncipes me
estaban colmando la paciencia. Por otra parte, me había ofendido lo de cuatro
ojos, nunca nadie me había dicho así, por lo menos no de forma despectiva.
- Es tu compañera de proyecto –
contestó Sun – Es… es… - me miró - ¿Cómo dijiste que te llamas?
- Min Jee
Contesté de forma seca.
- Te diré Min, es más corto
Dijo Sun y el príncipe rió.
- Muy bien, ya te vi – me dijo el
príncipe - ¿Puedes largarte? – me señaló la puerta - No tengo clases y quiero
dormir
Apreté los puños, esto colmaba mi paciencia ¿Quién se creía?
Podía ser el príncipe, pero esa no era forma de tratar a una persona, sobre
todo si era una que se tomaba la molestia de llevarle el material de la clase.
Caminé hacia él tiré sus hojas en la cara. A mí nadie me botaba de ningún
lugar, yo me iba, no iba a permitir que un príncipe caprichoso e inmaduro me
tratase como si yo fuera cualquier estropajo. Él me miró sorprendido y Sun
tenía la boca abierta, tal vez nunca en sus vidas alguien se había atrevido a
hacer algo así.
- ¡Ese es tu plan de estudios! –
grité - ¡Lo otro es la lista de libros por cada autor que vayamos a estudiar! –
el príncipe me miró con el entrecejo fruncido - ¡Te espero a las cuatro en la
cafetería para planear que hacer, y vendrás o te vendré a buscar! ¡Además
tienes tarea, un ensayo sobre tu autor clásico favorito! ¡¿Me oíste príncipe
que pacotilla?!
Me quedé callada, la adrenalina se había ido, el valor se
había esfumado y solo quedó el miedo. Acababa de insultar y gritar al heredero
a la corona de Corea. Podía verme siendo expulsada de la universidad el primer
día, podía ver mi rostro en los periódicos bajo un encabezado de “Indeseable nº 1” Él se levantó y me
miró fijamente, se veía enojado y yo solo tragué saliva.
- ¿Quién te creer que eres para
hablarme así?
- Kim Min Jee – contesté con nerviosismo,
me maldije por dentro por ello – Una chica que no regala la nota y que no se
verá perjudicada por un irresponsable como tú
[1]
Mujer ruda.
[1]
Tragedia griega de Sófocles.
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