martes, 12 de agosto de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 10

Capítulo 10






   - Lo siento…                                                                  
Le dije, separándome de él.
- No tienes por qué – me dijo, mirando al suelo – Ratona…
- Hae…
Nos miramos el uno al otro. Sus ojos cafés tenían un brillo singular. No podía estar pasando esto, no a mí, sería doloroso enamorarme del príncipe, alguien que nunca podría ser mío. Aparté la mirada y me levanté de la cama, caminé hacia la puerta y ahí me quedé. Sentía una presión en mi pecho.
- Ratona… - volteé a verlo – No me dejes solo – me pidió – Por favor
- Tengo que irme – le dije, él solo asintió, mirando el suelo – Esto no es correcto – él me miró fijamente, parecía algo enfadado – Lo siento
Salí de su habitación y me fui sin mirar a los guardias. Llegué al estacionamiento y subí a mi auto, suspiré hondo. Acababa de serle infiel a mi novio, a mi novio de hace dos años. También pensé en Jin Kyong, mi prima, tan enamorada del príncipe ¿Cómo iba a poder verla ahora? Ella estaba muy enamorada de él y yo… yo acaba de besarlo… había sido extraño, se había sentido… diferente.
Saqué mi teléfono y lo miré. Desde que mis padres murieron, mi vida entera había cambiado radicalmente. Primero pasé de vivir en una granja y vivir con lo que teníamos a vivir en una enorme casa en la capital y vivir con más de lo que necesitaba. Jin siempre me donaba mi ropa, pero muy pocas veces la utilizaba, prefería usar mi ropa común y corriente, pero aquí en Seúl tenía que usarla. Pasé de tener que conducir una camioneta vieja a un “Mercedes” Y ahora me había besado con el mismísimo príncipe, heredero de la corona de Corea. Marqué un número y esperé.
- ¿Min? – me contestó Kangin - ¿Qué sucede?
- Nada… - contesté - ¿No puedo llamar a mi novio sin ningún motivo alguno?
- Que linda… - dijo, pero sin rastro de alegría – Estoy ocupado – me informó - ¿Salimos mañana?
- Mmm… tengo examen el Jueves
- Entonces te la pasarás estudiando todo el día de hoy y mañana… - su voz era de fastidio – Lo entiendo
- ¿Tú a caso no tienes que estudiar? – le pregunté, sintiendo como el enojo me invadía – El que tú vaya a la universidad solo para juerguear no quiere decir que todo el mundo lo hace
- No, lo que pasa es que sigues siendo la misma “Min come libros”
- ¿Y eso qué? – pregunté – ¿Tú eres mi novio por mí o por tener a alguien con quien follar gratis?
- Nunca me has hablado así
- ¿Y cómo quieres que te hable Young Woon? – le pregunté con enfado – Trato de ser linda contigo y en estos dos años de noviazgo solo he recibido mierda de tu parte por mi forma de ser – me empezaron a doler los dedos y vi que había roto un lápiz que había sacado de mi mochila - ¿Si no te gusta cómo soy, entonces por qué sigues conmigo?
- Ya… lo siento… - se disculpó él - ¿Me perdonas princesa?
Me preguntó y yo sentí un cosquilleo en el pecho, me encantaba cuando era dulce conmigo.
- Sí
Contesté.
- ¿Quieres venir un rato? – me preguntó – Estudia conmigo
- No estudiaré si estoy contigo
- Palabra de scout, prometo no distraerte… no mucho por lo menos
Reí al oír eso.
- De acuerdo
Acepté, poniendo en marcha el auto. Colgué el teléfono y le di una última mirada a la universidad. Me sentí extraña, una parte de mí quería correr de nuevo hacia él, y otra quería ir donde Kangin, y una pequeña parte quería ir a casa.
Llegué al departamento de Kangin, él estaba solo como la anterior vez. No pude estudiar, pero no me quejé como siempre. Estaba acurrucada en su pecho y él tenía los ojos cerrados, me sentía extraña, no lo había podido disfrutar como otras veces.
- ¿En que piensas?
Me preguntó, y yo miré a otro lado.
- En cómo me gusta el calor de tu cuerpo
Contesté, mirándolo. Él sonrió y me dio un beso, de nuevo sentí las cosquillas en mi interior. Nos vestimos y vimos una película mientras comíamos papitas. La estaba pasando tan bien con Kangin, extrañaba esos momentos con él y ni me importó el haberme salteado una clase.
- Young Woon, tienes los apuntes de… - dijo un chico, entrando en el departamento




Kangin al instante me soltó - ¿Lo siento?
No se estaba disculpando, estaba preguntándose si se debía de disculpar. Miró a Kangin y luego a mí, luego entró en su habitación. Miré a Kangin, este miraba la puerta con enfado y luego volteó a ver la televisión.
- Lo lamento, pensé que regresaría dentro de dos horas más
Me dijo él y yo lo miré confundida.
- ¿Qué hay de malo en que me vea?
Kangin me sonrió y tomó mi mano, yo me sentí aún más confundida.
- Nada princesa, nada…
Miré mi reloj, mi clase ya había acabado, así que tomé mis cosas y me fui. La llegada del compañero de Kangin me había dejado una sensación extraña. Sacudí la cabeza, él no me ocultaba nada, por lo menos nada malo, él me amaba. Llegué a casa y me encerré en mi habitación, saqué mi teléfono y llamé a Sun, necesitaba ponerme al día con los deberes.
- ¿Dónde te metiste?
Me preguntó mi amiga.
- Estuve con tu primo
Le contesté, luego me mordí la lengua, no quería que me preguntara nada, no le iba a contar que me había besado con él.
- Ninguno de los dos apareció – dijo – Pensé que lo ibas a convencer de volver
- Lo intenté, pero estaba muy ebrio
Le expliqué.
- ¿Y te quedaste a beber?
Me preguntó y yo casi me atraganto ¿A caso ella sabía lo que había ocurrido? ¿Él se lo habrá contado?
- No, para nada – contesté – Pero me quedé a escuchar todo su drama – contesté, golpeándome mentalmente – Me contó cómo se sentía
- Vaya… eso ni a mí me lo cuenta – Sun soltó un suspiro – Bueno… vienes mañana temprano para poder estudiar
- Sí, dalo por hecho
Contesté y ella colgó. Miré al techo y suspiré, los recuerdos me volvían a la cabeza y la sensación de los labios de Donghae sobre los míos. La puerta fue golpeada y Jin entró en mi habitación, yo pegué un salto.
- ¿Sabes algo de Donghae?
Me preguntó de frente.
- No – contesté con rapidez - ¿Por qué?
- Es que… he intentado llamarlo y no me contesta
- Estará ocupado
Dije, levantándome y caminando a mi estante de libros.
- No lo creo – dijo y yo tomé un libro, “Crónicas de una muerte anunciada” – Es que suena y me manda a buzón de voz, me ignora – se sentó en mi cama y yo me recosté - ¿Sabes si está… viendo a alguien? – solté mi libro por inercia, luego me arrepentí - ¿Sale con alguien?
- No – contesté al instante – Sun me lo hubiera contado, ellos dos se cuenta de todo
- Bueno… no sé cómo puedes ser amiga de esa bruja, pero bueno… confiaré en él
- Son solo amigos – le recordé – No es tu novio como para que te moleste que no te conteste el teléfono
- Tú no lo entenderías, mi relación con él es diferente
Tan pronto como ella dijo eso su teléfono sonó. Ella contestó y colocó el altavoz.
- Lo siento – fue lo primero que se escuchó, de forma desesperada, la voz del príncipe – Estaba durmiendo y simplemente colgaba sin ver la pantalla, creí que eras Leeteuk
- No te preocupes, entiendo… - dijo ella, sonriendo – Debes de estar bien cansado
- No, estuve bebiendo con…
Miré aterrada él teléfono, luego miré el rostro de mi prima.
- ¿Con?
- Con un compañero, se llama Lee Hyuk  Jae, pero le dicen Eunhyuk vive en frente



¿Por qué mentía? ¿Qué había de malo? Entonces miré a Jin. Había mucho de malo, ella no se tomaría bien, estaba segura, que fuese amiga de Donghae. Ella siempre había, y me lo había confesado, estado celosa de mí por tener chicos rondándome, mientras ella no tenía ni uno solo. El único chico que le prestaba atención tenía que estar lejos de mí, la chica que siempre recibía atención.
- Ah… ya hiciste amigos
A Jin Kyong no pareció agradarle mucho la noticia, de seguro temía perder su posición como única amiga del príncipe.
- Sí, es buen cambio, solo tengo dos amigos y son mujeres
- Solo me tienes a mí – le recordó Jin – Sun Hee es tu prima
- No hablaba de Sun
Admitió el príncipe y nuevamente me sentí tensa.
- ¿Entonces?
- Ya me tengo que ir Jin – dijo él de pronto – Hablamos mañana – Jin soltó un bufido – No te pongas así – le pidió - ¿Te invito a comer mañana?
- Te lo agradecería, me debes varias por no contestarme
- De acuerdo, te compraré algo lindo – Jin sonrió – Te quiero, adiós
- Yo también te quiero, cuídate y duerme temprano
Jin dejó mi habitación y fue a contarle al instante a su madre, lo que había pasado con el príncipe. Yo volví a cerrar la puerta y guardé mi libro, dejé escapar un suspiro y regresé a mi cama. Miraba el techo pensando en Kangin, pensando en Sun Hee, pensando en Jin Kyong, pensando en mis viejas amigas y pensando en Donghae. Me quedé dormida recordando nuestra charla en su habitación ¿Qué iba a hacer ahora?
Amaneció, y con eso mi convicción acerca de mis sentimientos hacia Kangin. Lo amaba, no podía dudarlo, si no lo amara no hubiera estado dos años con él, y no seguiría con él ahora. Me di una ducha y me vestí; extrañaba usar mi ropa de siempre, así que una camiseta, pantalones de mezclilla y zapatillas eran el perfecto cambio a las blusas, botas y sombreros. Bajé a desayunar con Jin, ella tenía el noticiero en la televisión, mirándolo atentamente. Había noticias sobre el primer ministro, el robo a mano armada a una joyería, la próxima reapertura del ala infantil del hospital que trataba el cáncer. Sabía que Jin Kyong esperaba una noticia en particular, lo había estado esperando desde los quince años, ahora se había vuelto adicta a ver el noticiero.
- Y en otras noticias, el día de ayer, el príncipe… – Jin alzó el volumen y dejó su cubierto a un lado, yo me serví cereal y me senté a su lado – Escribió un tweet que dejó al país, sobre todo a las chicas, en estado de shock – miré la pantalla y me llevé una cucharada a la boca – “Gracias Ratona por pasar el día conmigo, significó mucho para mí” – me empecé a atragantar cuando escuché eso. Jin comenzó a darme golpecitos en la espalda hasta que me calmé – ¿Será que el príncipe por fin maduró? Le debemos mucho a esta “Ratona”
- ¿Quién demonios es ella? – me preguntó Jin, apagando la televisión - ¿La conoces?
- Ya sabes que no me llevo bien con su “Real antipática cabeza de chorlito” – le recordé, dejando mi cereal a un lado - ¿Cómo crees que voy a estar pendiente de su vida?
- Sí, tienes razón…
Jin Kyong se veía enojada, pero al mismo tiempo triste, me sentí mal por ella. Terminé mi desayuno y volé hacia la universidad. Entré en la biblioteca y encontré a Sun, ella leía un libro e iba haciendo anotaciones, me senté a su lado y saqué mi material. Ella me miró y puso una hoja encima de mi libro.

Tú eres la Ratona ¿Cierto?
No lo niegues

Miré el papel de Sun Hee ¿Qué demonios? Tomé un papel, lápiz y escribí:

Sí, soy yo

- ¡Cuéntamelo todo y exagéralo!
Me pidió Sun, haciendo bola la hoja y guardándola en su bolso.
- ¿Qué quieres que te cuente?
Le pregunté, resaltando una línea del libro.
- ¿Qué pasó ayer?
Me preguntó.
- Nada…
Me estaba empezando a sentir incómoda.
- ¿En serio?
Sun Hee me miró de forma suspicaz, yo solté un bufido.
- Ya te dije que solo escuché la historia de su vida – Sun asintió – No me dijo nada más, en realidad no le dije nada como para que me agradezca
- Esto es muy…
Entonces ella me miró fijamente, con los ojos bien abiertos, luego se llevó la mano a la boca para silenciar una risa.
- ¿Qué sucede?
Le pregunté, alzando una ceja.
- Nada… - contestó ella, cerrando su libro – Vamos a clases
Ambas cogimos nuestras cosas y caminamos hacia el salón de clases. Yo iba leyendo los apuntes de Sun Hee, y cuando entramos en el aula los escribí en mi cuaderno. Los alumnos empezaron a llegar y se sentaban, todos cuchicheando como siempre. Un par de chicas se sentaron detrás de nosotras y conversaban animadamente sobre las noticias de esta mañana. No quería escuchar, pero la curiosidad me ganó.
- Mi primo vive en la habitación a dos puertas de la del príncipe – empezó a decir una de las chicas – Dice que siempre ve a una chica con ropa anticuada entrar en su habitación
- ¿Una chica anticuada?
Preguntó la otra, deseé ser Jing Kyong en ese instante.
- Quisiera saber quién es esa chica… la muy perra es afortunada
- Es una perra, de seguro le hace un servicio completo – ambas chicas rieron y yo apreté los puños, no quería decir nada que me dejara al descubierto – La muy ilusa debe de pensar que se convertirá en princesa de esa forma
- Es una zorra… - rió la otra chica – Disculpa… Min Jee… - volteé a ver a las chicas, tenía el entrecejo fruncido y las fulminaba con la mirada - ¿Tienes apuntes del Renacimiento?
- Sí
Contesté, dándome la vuelta.
- Se supone que nos lo debe de prestar – le susurró la chica a la otra - ¿Es estúpida o qué?
- ¡No soy estúpida y ustedes deberían dejar de hablar sandeces!
Grité, levantándome de mi asiento. Las dos chicas me miraron confundidas y luego miraron a otro lado. Los gritos comenzaron y supe que Donghae había entrado, la sangre se me heló.
- ¡Yo seré tu Ratona!
Gritó una de las chicas. Me parecía una locura lo que ocurría aquí. Había sido un simple tweet, nada comprometedor, que no decía nada en absoluto, pero todo el mundo creía que tenía un significado. No podía tener un significado, hasta el día anterior ambos no llevábamos una agradable relación, no lo había vuelto a ver en todo el día y no supe de él hasta que llamó a Jin, nada había cambiado entre los dos, solo nos habíamos dado un beso.
Las chicas seguían gritando y yo levanté la mirada. Él tenía el semblante serio y sus ojos rasgados buscaban algo en el aula, con determinación, como un depredador acechando. Sus ojos y los míos chocaron, sentí algo deslizarse hacia mi estómago y hacer erupción. Donghae avanzó hacia mí y todos nos observaban.
- Falta poco para el fin de semestre – me dijo de forma seria, parándose delante de mí – Nos veremos en la biblioteca a las seis, no llegues tarde
Se dio media vuelta y se fue a sentar lejos, donde un grupo de chicas lo recibieron con fuentes con cupcakes y chocolate caliente. Miré al frente de nuevo ¿Quién se creía ese tipo como para hablarme de esa forma? No era una de sus sirvientas, merecía respeto. Me parecía increíble que después de lo que había pasado entre los dos, siguiera siendo un imbécil, tenía la esperanza de que nos volviéramos amigos o algo parecido, pero él siempre iba a ser un imbécil.
La clase empezó y terminó antes de que me diera cuenta, había sido tan entretenida que el tiempo se fue volando. Siempre pensé que cuando disfrutabas mucho de algo, el tiempo jugaba en tu contra. Salí con Sun a la cafetería; como siempre sus guardias le trajeron su almuerzo especial y yo comí un sándwich y parte de su guiso.
- Este ramen está horrible – se quejó Sun – Cámbienlo – pidió y sus guardias se llevaron el plato al instante – Mi tía Seo Jung hacia un delicioso ramen casero – me dijo ella de pronto, yo la miré, ella tenía una mirada de nostalgia – Ella hacia los fideos conmigo, mi mamá nunca lo hubiera hecho, casi nunca hago nada con ella – ella miró a la mesa - ¿No es tonto?
- ¿Qué cosa?
Pregunté.
- Soy princesa – me contestó, señalando su peineta con zafiros – Y daría todo por volver a hacer fideos con mi tía
- Es normal sentirse así – le aseguré – Yo daría lo que fuera por volver a estar con mis padres
- Oh… Min… lo siento…
Miré a Sun y le sonreí.
- Descuida…
No volvimos a hablar del tema. Los temas de gente muerta nunca eran apropiados cuando vas a comer, pero me gustó ver una faceta nueva en lo que parecía ser la dura coraza de Sun Hee. Le trajeron un nuevo ramen a Sun y solo se tomó la mitad alegando que seguía horrible; algunas cosas estaban en los genes, en momentos así ella se parecía mucho a Donghae.
Sun y yo caminamos hacia nuestra siguiente clase, íbamos hablando sobre lo mucho que Donghae lucía como un actor de dramas, ella opinaba lo mismo que Jin Kyong. Íbamos cantando canciones por el pasillo y nos encontramos al príncipe. Él nos miraba de forma seria, y luego me miró a mí.
- Cantas bien
Me dijo y yo me quedé helada ¿Eso había sido un cumplido? Entramos en el aula y tomamos nuestros asientos. Por ratos veía a Donghae, por primera vez en todo el semestre lo vi tomando nota. Después de la clase, Sun y yo fuimos a su habitación, Yang Mi se nos unió y juntas íbamos hablando acerca del nuevo restaurante francés que habían abierto a unas cuadras, y que deberíamos de ir.
- Cierto, le dejaré un mensaje a mi tía
Dije, escribiendo en mi teléfono.

Tía me quedaré a estudiar con unas amigas.
Llegaré tarde.

Esperé a que me contestara. Sabía que mi tía diría sí a todo lo que estuviera relacionado con estudiar, pero sabía que no me daría permiso si le decía que era con el príncipe. Esperé a que mi tía me contestara mientras escuchaba a mis amigas hablar sobre las vacaciones y cómo pasaríamos navidad.
- En mi casa…
Empezó a decir Sun y Yang Mi rió.
- ¿Tu casa?
- Bueno… en el Gyeongbokgung… - Sun también rió – Vendrá un puñado de personas que no me importan
- Yo no sé – contesté – Será la primera vez que pase navidad lejos de mi casa y sin mis padres
Miré mis manos, no había pensado en eso desde que llegué.
- Deberías venir conmigo – me pidió Sun – Así no tendría que soportar a la insoportable amiga de mi primo
- No creo que mi tía me dé permiso para ir
Contesté, pues era imposible que me deje ir a un lado que era exclusivo para su hija.
- Yo la convenceré
Insistió Sun.
- No lo creo… - dije – Además, es navidad… por lo menos quiero pasarla con la única familia que me queda
- Min Jee tiene razón – dijo Yang, abrazándome – Yo me quedaré aquí, no quiero ir a casa, además por Navidad iremos a Brooklyn a ver un negocio de mi padre
- Yo quisiera ponerle ese nombre a mi hija
Confesó Sun y nosotras reímos. El mensaje de mi tía llegó, me daba permiso pero que no llegara después de las nueve. Seguimos hablando hasta que vi mi teléfono, faltaban diez minutos para las seis. Me despedí de mis amigas y salí de la habitación. No caminé ni diez pasos cuando vi al príncipe caminar hacia mí.
- Hola Ratona
Me saludó él sonriente.
- ¿No ibas a salir?
Le pregunté, pues él tenía que salir con Jing Kyong y suponía que llegaría tarde, teniendo en cuenta que la clase terminaba a las cuatro. Él me miró con los ojos abiertos y se llevó las manos a la cabeza. Yo lo miré confundida, podía suponer lo que había pasado.
  - ¡Lo olvidé! – gritó – Es que quería verte y se me fue de la mente…

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