Capítulo 10
- Lo siento…
Le dije, separándome de él.
- No tienes por qué – me dijo,
mirando al suelo – Ratona…
- Hae…
Nos miramos el uno al otro. Sus ojos cafés tenían un brillo
singular. No podía estar pasando esto, no a mí, sería doloroso enamorarme del
príncipe, alguien que nunca podría ser mío. Aparté la mirada y me levanté de la
cama, caminé hacia la puerta y ahí me quedé. Sentía una presión en mi pecho.
- Ratona… - volteé a verlo – No me
dejes solo – me pidió – Por favor
- Tengo que irme – le dije, él
solo asintió, mirando el suelo – Esto no es correcto – él me miró fijamente,
parecía algo enfadado – Lo siento
Salí de su habitación y me fui sin mirar a los guardias.
Llegué al estacionamiento y subí a mi auto, suspiré hondo. Acababa de serle
infiel a mi novio, a mi novio de hace dos años. También pensé en Jin Kyong, mi
prima, tan enamorada del príncipe ¿Cómo iba a poder verla ahora? Ella estaba muy
enamorada de él y yo… yo acaba de besarlo… había sido extraño, se había
sentido… diferente.
Saqué mi teléfono y lo miré. Desde que mis padres murieron,
mi vida entera había cambiado radicalmente. Primero pasé de vivir en una granja
y vivir con lo que teníamos a vivir en una enorme casa en la capital y vivir
con más de lo que necesitaba. Jin siempre me donaba mi ropa, pero muy pocas
veces la utilizaba, prefería usar mi ropa común y corriente, pero aquí en Seúl
tenía que usarla. Pasé de tener que conducir una camioneta vieja a un
“Mercedes” Y ahora me había besado con el mismísimo príncipe, heredero de la
corona de Corea. Marqué un número y esperé.
- ¿Min? – me contestó Kangin -
¿Qué sucede?
- Nada… - contesté - ¿No puedo
llamar a mi novio sin ningún motivo alguno?
- Que linda… - dijo, pero sin
rastro de alegría – Estoy ocupado – me informó - ¿Salimos mañana?
- Mmm… tengo examen el Jueves
- Entonces te la pasarás
estudiando todo el día de hoy y mañana… - su voz era de fastidio – Lo entiendo
- ¿Tú a caso no tienes que
estudiar? – le pregunté, sintiendo como el enojo me invadía – El que tú vaya a
la universidad solo para juerguear no quiere decir que todo el mundo lo hace
- No, lo que pasa es que sigues
siendo la misma “Min come libros”
- ¿Y eso qué? – pregunté – ¿Tú
eres mi novio por mí o por tener a alguien con quien follar gratis?
- Nunca me has hablado así
- ¿Y cómo quieres que te hable
Young Woon? – le pregunté con enfado – Trato de ser linda contigo y en estos
dos años de noviazgo solo he recibido mierda de tu parte por mi forma de ser –
me empezaron a doler los dedos y vi que había roto un lápiz que había sacado de
mi mochila - ¿Si no te gusta cómo soy, entonces por qué sigues conmigo?
- Ya… lo siento… - se disculpó él
- ¿Me perdonas princesa?
Me preguntó y yo sentí un cosquilleo en el pecho, me
encantaba cuando era dulce conmigo.
- Sí
Contesté.
- ¿Quieres venir un rato? – me
preguntó – Estudia conmigo
- No estudiaré si estoy contigo
- Palabra de scout, prometo no
distraerte… no mucho por lo menos
Reí al oír eso.
- De acuerdo
Acepté, poniendo en marcha el auto. Colgué el teléfono y le
di una última mirada a la universidad. Me sentí extraña, una parte de mí quería
correr de nuevo hacia él, y otra quería ir donde Kangin, y una pequeña parte
quería ir a casa.
Llegué al departamento de Kangin, él estaba solo como la
anterior vez. No pude estudiar, pero no me quejé como siempre. Estaba
acurrucada en su pecho y él tenía los ojos cerrados, me sentía extraña, no lo
había podido disfrutar como otras veces.
- ¿En que piensas?
Me preguntó, y yo miré a otro lado.
- En cómo me gusta el calor de tu
cuerpo
Contesté, mirándolo. Él sonrió y me dio un beso, de nuevo
sentí las cosquillas en mi interior. Nos vestimos y vimos una película mientras
comíamos papitas. La estaba pasando tan bien con Kangin, extrañaba esos
momentos con él y ni me importó el haberme salteado una clase.
- Young
Woon, tienes los apuntes de… - dijo un chico, entrando en el departamento
Kangin al instante me soltó - ¿Lo
siento?
No se estaba disculpando, estaba preguntándose si se debía
de disculpar. Miró a Kangin y luego a mí, luego entró en su habitación. Miré a
Kangin, este miraba la puerta con enfado y luego volteó a ver la televisión.
- Lo lamento, pensé que regresaría
dentro de dos horas más
Me dijo él y yo lo miré confundida.
- ¿Qué hay de malo en que me vea?
Kangin me sonrió y tomó mi mano, yo me sentí aún más
confundida.
- Nada princesa, nada…
Miré mi reloj, mi clase ya había acabado, así que tomé mis
cosas y me fui. La llegada del compañero de Kangin me había dejado una
sensación extraña. Sacudí la cabeza, él no me ocultaba nada, por lo menos nada
malo, él me amaba. Llegué a casa y me encerré en mi habitación, saqué mi
teléfono y llamé a Sun, necesitaba ponerme al día con los deberes.
- ¿Dónde te metiste?
Me preguntó mi amiga.
- Estuve con tu primo
Le contesté, luego me mordí la lengua, no quería que me
preguntara nada, no le iba a contar que me había besado con él.
- Ninguno de los dos apareció –
dijo – Pensé que lo ibas a convencer de volver
- Lo intenté, pero estaba muy
ebrio
Le expliqué.
- ¿Y te quedaste a beber?
Me preguntó y yo casi me atraganto ¿A caso ella sabía lo que
había ocurrido? ¿Él se lo habrá contado?
- No, para nada – contesté – Pero
me quedé a escuchar todo su drama – contesté, golpeándome mentalmente – Me
contó cómo se sentía
- Vaya… eso ni a mí me lo cuenta
– Sun soltó un suspiro – Bueno… vienes mañana temprano para poder estudiar
- Sí, dalo por hecho
Contesté y ella colgó. Miré al techo y suspiré, los
recuerdos me volvían a la cabeza y la sensación de los labios de Donghae sobre
los míos. La puerta fue golpeada y Jin entró en mi habitación, yo pegué un
salto.
- ¿Sabes algo de Donghae?
Me preguntó de frente.
- No – contesté con rapidez - ¿Por
qué?
- Es que… he intentado llamarlo y
no me contesta
- Estará ocupado
Dije, levantándome y caminando a mi estante de libros.
- No lo creo – dijo y yo tomé un
libro, “Crónicas de una muerte anunciada”
– Es que suena y me manda a buzón de voz, me ignora – se sentó en mi cama y
yo me recosté - ¿Sabes si está… viendo a alguien? – solté mi libro por inercia,
luego me arrepentí - ¿Sale con alguien?
- No – contesté al instante – Sun
me lo hubiera contado, ellos dos se cuenta de todo
- Bueno… no sé cómo puedes ser
amiga de esa bruja, pero bueno… confiaré en él
- Son solo amigos – le recordé –
No es tu novio como para que te moleste que no te conteste el teléfono
- Tú no lo entenderías, mi
relación con él es diferente
Tan pronto como ella dijo eso su teléfono sonó. Ella
contestó y colocó el altavoz.
- Lo siento – fue lo primero que
se escuchó, de forma desesperada, la voz del príncipe – Estaba durmiendo y
simplemente colgaba sin ver la pantalla, creí que eras Leeteuk
- No te preocupes, entiendo… -
dijo ella, sonriendo – Debes de estar bien cansado
- No, estuve bebiendo con…
Miré aterrada él teléfono, luego miré el rostro de mi prima.
- ¿Con?
- Con un compañero, se llama Lee
Hyuk Jae, pero le dicen Eunhyuk vive en
frente
¿Por qué mentía? ¿Qué había de malo? Entonces miré a Jin.
Había mucho de malo, ella no se tomaría bien, estaba segura, que fuese amiga de
Donghae. Ella siempre había, y me lo había confesado, estado celosa de mí por
tener chicos rondándome, mientras ella no tenía ni uno solo. El único chico que
le prestaba atención tenía que estar lejos de mí, la chica que siempre recibía
atención.
- Ah… ya hiciste amigos
A Jin Kyong no pareció agradarle mucho la noticia, de seguro
temía perder su posición como única amiga del príncipe.
- Sí, es buen cambio, solo tengo
dos amigos y son mujeres
- Solo me tienes a mí – le recordó
Jin – Sun Hee es tu prima
- No hablaba de Sun
Admitió el príncipe y nuevamente me sentí tensa.
- ¿Entonces?
- Ya me tengo que ir Jin – dijo él
de pronto – Hablamos mañana – Jin soltó un bufido – No te pongas así – le pidió
- ¿Te invito a comer mañana?
- Te lo agradecería, me debes
varias por no contestarme
- De acuerdo, te compraré algo lindo
– Jin sonrió – Te quiero, adiós
- Yo también te quiero, cuídate y
duerme temprano
Jin dejó mi habitación y fue a contarle al instante a su
madre, lo que había pasado con el príncipe. Yo volví a cerrar la puerta y
guardé mi libro, dejé escapar un suspiro y regresé a mi cama. Miraba el techo
pensando en Kangin, pensando en Sun Hee, pensando en Jin Kyong, pensando en mis
viejas amigas y pensando en Donghae. Me quedé dormida recordando nuestra charla
en su habitación ¿Qué iba a hacer ahora?
Amaneció, y con eso mi convicción acerca de mis sentimientos
hacia Kangin. Lo amaba, no podía dudarlo, si no lo amara no hubiera estado dos
años con él, y no seguiría con él ahora. Me di una ducha y me vestí; extrañaba
usar mi ropa de siempre, así que una camiseta, pantalones de mezclilla y
zapatillas eran el perfecto cambio a las blusas, botas y sombreros. Bajé a
desayunar con Jin, ella tenía el noticiero en la televisión, mirándolo
atentamente. Había noticias sobre el primer ministro, el robo a mano armada a
una joyería, la próxima reapertura del ala infantil del hospital que trataba el
cáncer. Sabía que Jin Kyong esperaba una noticia en particular, lo había estado
esperando desde los quince años, ahora se había vuelto adicta a ver el
noticiero.
- Y en otras noticias, el día de ayer, el príncipe… – Jin alzó el
volumen y dejó su cubierto a un lado, yo me serví cereal y me senté a su lado –
Escribió un tweet que dejó al país, sobre
todo a las chicas, en estado de shock – miré la pantalla y me llevé una
cucharada a la boca – “Gracias Ratona por
pasar el día conmigo, significó mucho para mí” – me empecé a atragantar
cuando escuché eso. Jin comenzó a darme golpecitos en la espalda hasta que me
calmé – ¿Será que el príncipe por fin
maduró? Le debemos mucho a esta “Ratona”
- ¿Quién demonios es ella? – me
preguntó Jin, apagando la televisión - ¿La conoces?
- Ya sabes que no me llevo bien
con su “Real antipática cabeza de
chorlito” – le recordé, dejando mi cereal a un lado - ¿Cómo crees que voy a
estar pendiente de su vida?
- Sí, tienes razón…
Jin Kyong se veía enojada, pero al mismo tiempo triste, me
sentí mal por ella. Terminé mi desayuno y volé hacia la universidad. Entré en
la biblioteca y encontré a Sun, ella leía un libro e iba haciendo anotaciones,
me senté a su lado y saqué mi material. Ella me miró y puso una hoja encima de
mi libro.
Tú eres la Ratona ¿Cierto?
No lo niegues
Miré el papel de Sun Hee ¿Qué demonios? Tomé un papel, lápiz
y escribí:
Sí, soy yo
- ¡Cuéntamelo todo y exagéralo!
Me pidió Sun, haciendo bola la hoja y guardándola en su
bolso.
- ¿Qué quieres que te cuente?
Le pregunté, resaltando una línea del libro.
- ¿Qué pasó ayer?
Me preguntó.
- Nada…
Me estaba empezando a sentir incómoda.
- ¿En serio?
Sun Hee me miró de forma suspicaz, yo solté un bufido.
- Ya te dije que solo escuché la
historia de su vida – Sun asintió – No me dijo nada más, en realidad no le dije
nada como para que me agradezca
- Esto es muy…
Entonces ella me miró fijamente, con los ojos bien abiertos,
luego se llevó la mano a la boca para silenciar una risa.
- ¿Qué sucede?
Le pregunté, alzando una ceja.
- Nada… - contestó ella, cerrando
su libro – Vamos a clases
Ambas cogimos nuestras cosas y caminamos hacia el salón de
clases. Yo iba leyendo los apuntes de Sun Hee, y cuando entramos en el aula los
escribí en mi cuaderno. Los alumnos empezaron a llegar y se sentaban, todos
cuchicheando como siempre. Un par de chicas se sentaron detrás de nosotras y
conversaban animadamente sobre las noticias de esta mañana. No quería escuchar,
pero la curiosidad me ganó.
- Mi primo vive en la habitación
a dos puertas de la del príncipe – empezó a decir una de las chicas – Dice que
siempre ve a una chica con ropa anticuada entrar en su habitación
- ¿Una chica anticuada?
Preguntó la otra, deseé ser Jing Kyong en ese instante.
- Quisiera saber quién es esa
chica… la muy perra es afortunada
- Es una perra, de seguro le hace
un servicio completo – ambas chicas rieron y yo apreté los puños, no quería
decir nada que me dejara al descubierto – La muy ilusa debe de pensar que se
convertirá en princesa de esa forma
- Es una zorra… - rió la otra
chica – Disculpa… Min Jee… - volteé a ver a las chicas, tenía el entrecejo
fruncido y las fulminaba con la mirada - ¿Tienes apuntes del Renacimiento?
- Sí
Contesté, dándome la vuelta.
- Se supone que nos lo debe de
prestar – le susurró la chica a la otra - ¿Es estúpida o qué?
- ¡No soy estúpida y ustedes
deberían dejar de hablar sandeces!
Grité, levantándome de mi asiento. Las dos chicas me miraron
confundidas y luego miraron a otro lado. Los gritos comenzaron y supe que
Donghae había entrado, la sangre se me heló.
- ¡Yo seré tu Ratona!
Gritó una de las chicas. Me parecía una locura lo que
ocurría aquí. Había sido un simple tweet, nada comprometedor, que no decía nada
en absoluto, pero todo el mundo creía que tenía un significado. No podía tener
un significado, hasta el día anterior ambos no llevábamos una agradable
relación, no lo había vuelto a ver en todo el día y no supe de él hasta que
llamó a Jin, nada había cambiado entre los dos, solo nos habíamos dado un beso.
Las chicas seguían gritando y yo levanté la mirada. Él tenía
el semblante serio y sus ojos rasgados buscaban algo en el aula, con
determinación, como un depredador acechando. Sus ojos y los míos chocaron,
sentí algo deslizarse hacia mi estómago y hacer erupción. Donghae avanzó hacia
mí y todos nos observaban.
- Falta poco para el fin de
semestre – me dijo de forma seria, parándose delante de mí – Nos veremos en la
biblioteca a las seis, no llegues tarde
Se dio media vuelta y se fue a sentar lejos, donde un grupo
de chicas lo recibieron con fuentes con cupcakes y chocolate caliente. Miré al
frente de nuevo ¿Quién se creía ese tipo como para hablarme de esa forma? No
era una de sus sirvientas, merecía respeto. Me parecía increíble que después de
lo que había pasado entre los dos, siguiera siendo un imbécil, tenía la
esperanza de que nos volviéramos amigos o algo parecido, pero él siempre iba a
ser un imbécil.
La clase empezó y terminó antes de que me diera cuenta,
había sido tan entretenida que el tiempo se fue volando. Siempre pensé que
cuando disfrutabas mucho de algo, el tiempo jugaba en tu contra. Salí con Sun a
la cafetería; como siempre sus guardias le trajeron su almuerzo especial y yo
comí un sándwich y parte de su guiso.
- Este ramen está horrible – se
quejó Sun – Cámbienlo – pidió y sus guardias se llevaron el plato al instante –
Mi tía Seo Jung hacia un delicioso ramen casero – me dijo ella de pronto, yo la
miré, ella tenía una mirada de nostalgia – Ella hacia los fideos conmigo, mi
mamá nunca lo hubiera hecho, casi nunca hago nada con ella – ella miró a la
mesa - ¿No es tonto?
- ¿Qué cosa?
Pregunté.
- Soy princesa – me contestó,
señalando su peineta con zafiros – Y daría todo por volver a hacer fideos con
mi tía
- Es normal sentirse así – le
aseguré – Yo daría lo que fuera por volver a estar con mis padres
- Oh… Min… lo siento…
Miré a Sun y le sonreí.
- Descuida…
No volvimos a hablar del tema. Los temas de gente muerta
nunca eran apropiados cuando vas a comer, pero me gustó ver una faceta nueva en
lo que parecía ser la dura coraza de Sun Hee. Le trajeron un nuevo ramen a Sun
y solo se tomó la mitad alegando que seguía horrible; algunas cosas estaban en
los genes, en momentos así ella se parecía mucho a Donghae.
Sun y yo caminamos hacia nuestra siguiente clase, íbamos
hablando sobre lo mucho que Donghae lucía como un actor de dramas, ella opinaba
lo mismo que Jin Kyong. Íbamos cantando canciones por el pasillo y nos
encontramos al príncipe. Él nos miraba de forma seria, y luego me miró a mí.
- Cantas bien
Me dijo y yo me quedé helada ¿Eso había sido un cumplido?
Entramos en el aula y tomamos nuestros asientos. Por ratos veía a Donghae, por
primera vez en todo el semestre lo vi tomando nota. Después de la clase, Sun y
yo fuimos a su habitación, Yang Mi se nos unió y juntas íbamos hablando acerca
del nuevo restaurante francés que habían abierto a unas cuadras, y que deberíamos
de ir.
- Cierto, le dejaré un mensaje a
mi tía
Dije, escribiendo en mi teléfono.
Tía me quedaré a estudiar con
unas amigas.
Llegaré tarde.
Esperé a que me contestara. Sabía que mi tía diría sí a todo
lo que estuviera relacionado con estudiar, pero sabía que no me daría permiso
si le decía que era con el príncipe. Esperé a que mi tía me contestara mientras
escuchaba a mis amigas hablar sobre las vacaciones y cómo pasaríamos navidad.
- En mi casa…
Empezó a decir Sun y Yang Mi rió.
- ¿Tu casa?
- Bueno… en el Gyeongbokgung… -
Sun también rió – Vendrá un puñado de personas que no me importan
- Yo no sé – contesté – Será la
primera vez que pase navidad lejos de mi casa y sin mis padres
Miré mis manos, no había pensado en eso desde que llegué.
- Deberías venir conmigo – me
pidió Sun – Así no tendría que soportar a la insoportable amiga de mi primo
- No creo que mi tía me dé permiso
para ir
Contesté, pues era imposible que me deje ir a un lado que
era exclusivo para su hija.
- Yo la convenceré
Insistió Sun.
- No lo creo… - dije – Además, es
navidad… por lo menos quiero pasarla con la única familia que me queda
- Min Jee tiene razón – dijo
Yang, abrazándome – Yo me quedaré aquí, no quiero ir a casa, además por Navidad
iremos a Brooklyn a ver un negocio de mi padre
- Yo quisiera ponerle ese nombre
a mi hija
Confesó Sun y nosotras reímos. El mensaje de mi tía llegó,
me daba permiso pero que no llegara después de las nueve. Seguimos hablando
hasta que vi mi teléfono, faltaban diez minutos para las seis. Me despedí de mis
amigas y salí de la habitación. No caminé ni diez pasos cuando vi al príncipe
caminar hacia mí.
- Hola Ratona
Me saludó él sonriente.
- ¿No ibas a salir?
Le pregunté, pues él tenía que salir con Jing Kyong y
suponía que llegaría tarde, teniendo en cuenta que la clase terminaba a las
cuatro. Él me miró con los ojos abiertos y se llevó las manos a la cabeza. Yo
lo miré confundida, podía suponer lo que había pasado.
- ¡Lo olvidé! – gritó – Es que quería verte y
se me fue de la mente…
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