Capítulo 13
Los días siguientes fueron oscuros. Mi cumpleaños fue
horrendamente triste. Mi tío me llevó a una pastelería para elegir un pastel
para mí. En casa mi tía no cocinó, pidió pizza y se fue con sus amigas de
compras tan pronto como terminó de almorzar. Solo mi tío se quedó conmigo a
cantar “Feliz Cumpleaños” Me regaló
un reloj muy bonito.
Jin había vuelto de su estancia en el Gyeongbokgung con una
gran sonrisa. Ella contaba cómo fue pasear con el príncipe en carroza por los
rededores. Sentía una pequeña pizca de envidia, pero lo ocultaba, me alegraba
que una de las dos fuera feliz con él. Estábamos desayunando, faltaba poco para
el inicio de clases y de eso hablábamos, pero entonces mi tía lo mencionó.
- ¿Y que te regaló su alteza por
Navidad? – preguntó – Hasta ahora no nos lo dices
- Mmm… me regaló una pulsera de “Tiffany & Co”
Contestó ella y el apetito se me fue.
- ¡Muéstranoslo!
Pidió mi tía aplaudiendo. Jin se alzó la manga de su blusa,
ahí había una pulsera de plata con un filigrana muy bonito y un dije en forma
de corazón. Mi corazón se estrujó al ver eso, y preguntas sobre si también
tendría un grabado al reverso, se hicieron presentes en mi mente.
- Al reverso dice “BFF”
Dijo Jin Kyong, dándole la vuelta al dije.
- Ya saben lo que dicen de los
mejores amigos, siempre terminan en otra cosa – mi tía me miró - ¿No lo creer
Min Jee?
- Sí… por supuesto
¿Es que ella quería atormentarme? ¿Acaso sabía algo? Lo que
fuese, estaba empezando a pensar que mi tía era el mismísimo demonio.
Terminamos de desayunar y Jin se fue a su habitación, ella aún no terminaba de
desempacar. Abrí mi cajón y miré los regalos de Donghae. Sentí de nuevo dolor
en el pecho.
- Ayúdame con mi equipaje - me
pidió Jin Kyong y yo asentí, cerrando con llave mi cajón - ¿Escondes un muerto
ahí?
Bromeó y yo reí. Jin encendió su televisor y juntas
empezamos a guardar sus ropas. Como siempre, el televisor estaba en las
noticias, pero por la hora, eran las noticias de espectáculos. Cuando
terminamos de guardar todo, nos sentamos en la cama y vimos la televisión.
- Otro tweet del príncipe ha dejado sorprendido a todo el mundo – dijo
el anfitrión del programa - ¿Será que de
nuevo nuestro príncipe se nos descarrilará?
Sé que es muy tarde
para decirlo…
Pero lo siento
Ratona.
Algunas cosas son así, pero nunca olvides que…
Miré la pantalla y nuevamente sentí una presión en el pecho.
Miré a Jin Kyong, ella apretaba el control remoto con fuerza y luego lo lanzó
contra la pared, rompiéndolo. Me sentí asustada al verla levantarse con el
rostro lleno de ira.
- ¡¿Quién es esa perra?! – gritó -
¡Él y yo tenemos algo! ¡¿Por qué no lo respeta?!
- ¿Por qué realmente no tienen
nada?
Jin me miró con furia.
- Ya te dije que no lo
entenderías – me dijo ella – Él solo es tímido, no me hubiera regalado un
corazón si no me quisiera, no me invitaría todo el tiempo a pasar días con él
si él no me quisiera cerca y…
- Entendí – la detuve, no quería
escuchar más – Pero tranquilízate
- ¡¿Cómo quieres que me
tranquilice?! – me preguntó a gritos - ¡Hay una maldita perra que quiere
quitármelo! – señaló la televisión - ¡Y él no parece querer detenerla! Oh Dios…
Donghae me está siendo infiel
- ¿Te escuchas a ti misma? – le
pregunté y ella me miró, ya sin rastro de enojo en su rostro – Suenas como una
loca – le dije – Cuando ya sean oficialmente algo, quéjate, mientras no lo
sean, él tiene la libertad de besar a quien sea
Me llevé las manos a la boca tan pronto dije aquello.
- Sí sabes algo – me apuntó con su
dedo - ¡Me mentiste!
- De acuerdo… sí, mentí – dije -
¿Pero cómo querías que te lo dijera si estás tan obsesionada con él? – le
pregunté – Sabía que te pondrías justo así – la señalé – No quería que te
sintieras mal
- ¿Sabes quién es?
Me preguntó y yo negué al instante.
- Mira el lado positivo
Le dije, señalando la televisión.
- ¿Cuál es?
Me preguntó, posando sus manos sobre sus caderas, eso le
daba un aire amenazador.
- Lee el tweet, han terminado… -
Jin volvió a ver la pantalla y su rostro se iluminó al instante – Si es que
empezaron algo…
Susurré.
- Hola… ¿Estás bien?
Preguntó Jin Kyong al teléfono.
- Más o menos
Contestó su voz. Él no sabía que Jin era mi prima, así que
mejor me quedaba callada.
- Vi lo que pusiste en Twitter
- Ah… sí…
Dijo él.
- ¿Estás bien? – volvió a
preguntar Jin - ¿Qué paso?
- Nada… son cosas… - se escuchó un
bufido - ¿Llegaste bien a tu casa?
Preguntó él al final, era un claro intento de cambiar la
conversación, y si conocía tan bien a Jin Kyong, sabía que iba a funcionar.
- Sí, gracias – Jin sonrió – Por
cierto… a mis padres y a mi prima les gustó el regalo que me diste
- Tengo buen gusto para los
regalos de mujeres – rió él – Vivo con tres mujeres – le recordó, aún sin
perder el buen humor - ¿Y te regalaron tu perro?
- No – contestó Jin, haciendo un
puchero – Papá dice que sería lindo tener una mascota, mamá dijo que también
sería lindo, pero que debía de tener pedigrí y no sé que más
- Creo que quiere que sea de la
realeza
Bromeó.
- Por eso debes hacer que Bada tenga cachorros
Dijo ella y yo me sentí estúpida al no saber quién era Bada.
- Mi perrita morirá virgen
Dijo Hae y Jin rió.
- Que malo eres, le niegas una
mascota a una necesitada como yo
Jin rió y él también. Me levanté de la cama y me fui de su
habitación. No me había dado cuenta de lo poco que conocía a Hae. Su comida
preferida, su color preferido, el nombre de su mascota, son cosas que Jin Kyong
sabía de él y que yo no. Me encerré en mi habitación y busqué mi iPhone, y
escribí un Whatsapp:
Tienes razón.
Esto no podría funcionar.
También lo siento, y no
olvides que yo también…
No obtuve respuesta alguna. Tomé mis cosas y caminé hacia la
puerta diciendo a todo volumen que iría a caminar al parque. Por todos lados
veía parejas tomadas de la mano y dándose besitos ¿Qué es lo que ocurría? Aun
no era San Valentín. Tomé mi teléfono y llamé a Kangin, quería verlo.
- Mi amor – contestó él al
instante - ¿Qué pasó?
- Nada – contesté, él sonaba
preocupado - ¿Estás ocupado?
- Un poco – me senté en una banca
- ¿Por qué? ¿Quieres que nos veamos?
- Te extraño
Contesté, viendo la pulsera que me había regalado, donde
decía su nombre y el mío.
- Yo también te extraño princesa
– me dijo él – Estoy en mi pasantía como Contador en la empresa de tu tío
- ¿En serio?
Pregunté.
- Sí – no necesitaba verlo para
saber que sonreía – Solo entré, dije que era tu novio y aquí estoy
- Eso suena tan… para nada lindo
– reí – Entonces te voy a buscar allá, de paso que veo a mi tío
- Si, te espero
Miré mi billetera, tenía un poco de efectivo. Como regalo de
mi tío Jung, me abrieron una cuenta bancaria donde él depositaría dinero para
mis gastos que no tengan que ver con la universidad, ahora me movilizaba con
una tarjeta de débito. De esta forma tenía un poco más para la gasolina, comida
y uno que otro gusto, era suficiente para mí. Tomé un taxi y pronto llegué a la
oficina central de “Kim Inc.” Un
guardia me detuvo y yo di mi identificación, diciendo que era la sobrina del
jefe, él me dejó entrar. Caminé hacia el pulcro mostrador de la recepción
cuando el ascensor se abrió y vi a mi novio vestido de traje.
- ¡Lizzy!
Exclamó él. Se veía muy distinto con traje, no parecía el
chico fiestero que fumaba. Me le acerqué y le di un beso, él me tomó de la mano
y me llevó dentro del ascensor. Él me iba explicando cómo había sido su primera
semana en ese lugar. Nos besábamos y pronto entramos en su oficina, bueno… la
oficina que compartía con otros contadores.
- Y este es mi espacio
Me señaló.
- Interesante
Dije, tomando los cuadernos con cuentas.
- ¿Y que te hizo extrañar a tu
fabuloso novio?
Me preguntó y yo sonreí, estar en su ambiente le cambiaba la
personalidad.
- Que no te veía desde hace dos
días – le contesté, acercándomele y dándole un beso – Y no he podido decirte
cuanto te quiero
- Young Woon… aquí… oh
Ambos volteamos y vimos a un viejo calvo sosteniendo una
carpeta. Lo reconocí por ser uno de los invitados de la fiesta de Navidad.
- Lo siento Lord Shin
Se disculpó Kangin, suponía que ese debía de ser su jefe.
- ¿Quién es usted señorita? – me
preguntó el hombre mayor, mirándome de pies a cabeza. Me vi mi atuendo, parecía
una adolescente desaliñada y Kangin parecía todo un hombre. De nuevo me sentí
como en Navidad – Que seas amigo del señor Kim, no te da derecho a traer a
jovencitas al trabajo
- Señor yo…
Intenté decir.
- Lo siento, tendrá que irse – me
dijo él hombre – A menos que quiera unas monedas por su trabajo
- ¡¿Qué insinúa?! - pregunté con la voz alzada, él hombre me miró
– Que me vista cómodamente y no esté muy arreglada y producida, no quiere decir
que sea una perra interesada
- Min…
Kangin me tomó del brazo y yo me zafé.
- Si en verdad quieres llegar a
ser alguien, Kim Young Woon, deshazte de mocosas como ella, son unas trepadoras
- ¿Oh, su esposa fue así?
Pregunté y él hombre se me acercó.
- ¡Que insolente eres!
- ¡Y usted es un viejo amargado,
que por estar aguantado no puede ver a sus empleados con sus novias! – grité yo
- ¿Lo dejaron porque la tenía corta?
- Min Jee…
- ¡Usted es el que está siendo
insolente conmigo! – grité, recordando que él era el esposo de la vieja
presuntuosa - ¡Soy novia de este chico por dos años, lo amo, lo conozco desde
antes de verse así, él ni siquiera se ve así! – estaba fuera de mí, me sentía
furiosa y no iba a seguir permitiendo que me pisoteara toda esta aristocracia
coreana – ¡A sí que no se atreva a llamarme trepadora, usted viejo cascarrabias!
- Toma tus cosas Young Woon,
agradécelo a tu noviecita
- ¡Óigame usted Lord de pacotilla!
– grité – No va a despedir a Kangin – le dije – No por mi culpa
- Lamerme los zapatos no te
servirá
Me dijo él, esbozando una sonrisa burlona.
- No lo voy a ser – dije – Puede
que usted sea un Lord, puede que yo solo sea una granjera, pero usted sigue
siendo un empleado de mi tío y si la memoria de las clases de historia no me
falla – él me miró con miedo – Usted necesita esto debido a que su madre, la
Baronesa, los dejó sin nada
- Eres una…
- Shin… al fin te encuentro…
Mi tío entró y me miró.
- Querida… espérame en el auto, te
invito a almorzar – yo lo miré y asentí – Kangin, hazle compañía hasta que
baje, luego vuelves
- Si señor – Kangin asintió con la
cabeza – Lord Shin
Nick hizo un asentimiento que fue contestado por el Lord Hediondo y, tomándome de la mano,
salimos de la oficina. Descendimos hacia los estacionamientos por el ascensor.
Kangin no me decía nada, tampoco es que quisiera escucharlo. Llegamos al
estacionamiento del tercer sótano y caminé hasta que vi el Ferrari de mi tío.
Kangin caminó a paso veloz detrás de mí y me tomó de la mano, yo lo miré con
enojo.
- ¿Te volviste loca?
Me preguntó y yo me zafé de su agarre.
- Lo siento…
Dije, aunque realmente no lo sentía.
- ¿Lo sientes? – me preguntó -
¡Casi me cuestas el trabajo de mis sueños!
- ¡Lo siento! – grité - ¡¿Qué
querías que hiciera si ese hombre estaba insultándome?!
- ¡Que te quedaras callada! –
gritó él - ¡Son superiores, no podemos enfrentarlos!
- ¡¿Desde cuándo te dan miedo los
nobles?!
Quería golpearlo, y si él no fuera demasiado alto para mí,
lo hubiera hecho.
- ¡Desde que uno es mi jefe,
demonios!
- Lo siento…
Volví a decir, solo que esta vez conteniendo el llanto.
- Min… - él respiró hondo – Yo lo
siento princesa, como tu novio debería protegerte, no dejar que te pisoteen
- Desde que llegué aquí he sido
pisoteada – le dije, mirándolo a los ojos, él me abrazó – Ya no lo soporto
- Lo siento mi amor
Me dio un beso y yo le correspondí. Al cabo de un rato, en
el que estuvimos abrazados, mi tío vino. Kangin se despidió de mí y yo me subí
en el auto de mi tío. Me gustaba mi tío, era muy distinto a mi tía, me
recordaba a mi padre. Mi tío me llevó a uno de esos restaurantes caros donde
las servilletas se colocan en el regazo, y pidió una mesa.
- Creí que para estos lugares se
necesitaba reservación
Dije, siendo guiada por un camarero en traje hacia una mesa
en el centro del restaurante.
- Es así, pero para mí no hay nada
que me nieguen
Mi tío me sonrió y por primera vez en todo el día, sonreí
con sinceridad.
- Bueno… es hora de aprender en
cinco segundos cómo usar tantos cubiertos
Bromeé.
- Min… - miré a mi tío, este no
perdía su sonrisa, pero sus ojos se veían afligidos - ¿Cómo has estado?
La pregunta me sorprendió ¿Cómo había estado? ¿A qué se
refería? Pero sabía la respuesta, no me encontraba nada bien. Había intentado
tapar el sol con un dedo, intentar no sentir dolor ante tantas cosas que
pasaban en mi vida, pero ya no podía, ya las fuerzas se me agotaron.
- Estoy bien
Mentí, jugueteando con una diminuta cuchara.
- Eres una buena mentirosa, como
tu padre – me dijo él – Él nunca dejaba que viéramos si algo le pasaba, siempre
decía estar bien y lo demostraba – miré a mi tío sin entender – Pero todas las
personas tienen un límite, tú ya llegaste al tuyo
No era una pregunta, era una afirmación. Sí, ya había
llegado al mío desde hace mucho, más bien me hicieron llegar al límite. Mi tía,
Kangin, Seúl, el príncipe… sobre todo él.
- ¿Puedo vivir con la princesa Sun
Hee?
Pregunté, derramando lágrimas de desesperación.
- Sé que… vivir con Mi Hi no es
lo más agradable del mundo, Jin Kyong misma lo dice – mi tío tomó un sorbo del
agua que nos habían servido – Pero somos tu familia
- Se los agradezco – admití,
porque era cierto, otras personas no me pagarían una universidad demasiado
cara, ni me darían comida y un techo – Pero sí estoy llegando a mi límite y no
puedo seguir, tío Jung Hee
- Entiendo… - dijo mi tío – Tú
tía no lo permitirá
- Lo sé, pero tú… - vi el miedo
en sus ojos – Es tu esposa, no tu patrona
- Lo sé… - mi tío soltó una
risita nerviosa – Pero creo que… cuando queremos que las personas se queden a
nuestro lado, hacemos tonterías como darles poder sobre ti
- Eso es…
- Tu papá siempre me recriminaba
eso, me doy vergüenza a mí mismo – mi tío rió – Soy el dueño y presidente del
conglomerado más grande de Corea, quizá del mundo – mi tío abrió el menú – Pero
le tengo miedo a mi esposa – no pude evitar reír, también abrí mi menú – Pero
hay algo en lo que siempre me enfrentaré a Mi Hi – me dijo, quitando los ojos
de su menú y viéndome – Y es en defender a mi familia, y no me refiero solo a Jin
Kyong – sonreí al oír eso y por primera vez sentí amor real – Tú también eres
mi familia, eres mi hija ahora
- Gracias tío Jung
Intenté no llorar, pero se me hacía difícil, y me daba algo
de vergüenza al estar en un restaurante.
- ¿Qué van a desear señor?
Preguntó el camarero.
- Yo un filete miñón – pidió mi
tío – No le digas a tu tía, no me deja comer tanta grasa
- Yo quiero la lasaña con el pan
al ajo
Pedí y el camarero se fue.
- Tienes la suerte de comer y no
engordar
- Es que en casa yo hacía mucho
ejercicio – le expliqué, me gustaba por fin poder hablar de mi casa – Más bien,
cuando comience el semestre, me meteré a algún deporte
- ¿Cuál eliges?
- Gimnasia – contesté – Siempre
hice gimnasia en mi escuela, pero realmente siempre quise practicar patinaje,
pero no teníamos dinero, ese es mi sueño frustrado, ser patinadora
- Tu padre pudo ir a los
olímpicos, pero tenía que trabajar
Mi tío miró la mesa con pesar.
- Lo sé
- Sacrificó tanto, y la vida le
cobra así
- Las cosas suceden por algo
Dije porque… era lo que normalmente se decía.
- Supongo
- Si eso no hubiera pasado… no
hubiera podido ir a la Royal – empecé a decir – No viviría en una gran ciudad,
no hubiera conocido a Sun, no hubiera podido estar cerca de Kangin, no hubiera
conocido a…
Me quedé callada al instante y mi tío me miró.
- ¿A…?
- No tiene importancia
- Si la vida me ha enseñado algo
Min Jee, es que todo aquel que pasa por nuestro camino, es importante
- Si pero… esto es distinto
- Sabes… - empezó a decir mi tío –
Tal vez sea porque, en su afán de querer darle la mejor educación, Jin Kyong
nunca estaba en casa y nunca… pudimos formar ese vinculo padre e hija, y la
verdad es que ella no me necesita – mi tío sonrió de lado, jamás me había
preguntado si él era feliz con su vida, al parecer era cierto que el dinero no
compraba felicidad – Pero tú me necesitas, y sé que solías hablar siempre con tu
padre de cualquier tema, puedes confiar en mí, también soy buen mentiroso
- De acuerdo… - reí por ello,
pensar en mi tío ocultándole cosas a mi tía era un tanto descabellado, pero
quería poder confiar en alguien de mi familia, poder contar lo que tenía atascado
desde hace días – Es… un chico
- ¿Young Woon? – yo negué con la
cabeza - ¿Ha pasado algo con este chico? – asentí – Bueno…
- Nada grave – dije con rapidez,
lo que menos quería era que pensara que era una cualquiera – Solo… besarnos –
recordar a Donghae era un poco doloroso - Nunca hice nada con él además de eso
- ¿Y te gusta? – yo asentí – Pues
si te gusta deberías dejar a Kangin – sugirió él – Si es que eres correspondida
– añadió rápidamente y yo sentí deseos de reír - ¿Eres correspondida?
- Dijo que está enamorado de mí
- ¿Y tú?
- También lo estoy
- ¿Cómo pasó esto?
- Él… era mi compañero de trabajo
en varias clases – le contesté – Era un idiota y un inútil – reí al decir eso –
Nunca hacia nada y me decía que me pagaría por hacer todo yo sola – sonreí – Y
no sé en qué momento empezó a gustarme tanto
- ¿Y si te lo ha dicho, y tú se lo
has dicho, por qué no están juntos?
Me preguntó.
- Porque es complicado
Contesté, viendo cómo el mesero se acercaba con nuestra
comida.
- El amor siempre es complicado –
admitió mi tío - ¿Qué tan complicado es en tu caso?
- Mucho…
Contesté con frustración, apuñalando mi lasaña.
- ¿Tanto para una adolescente de
dieciocho?
- Sí
- Eso es imposible, nada puede ser
tan complicado
- Es el príncipe heredero
Confesé, derramando lágrimas.
- Oh…
Una pregunta, alguna vez pensas actualizar My Life with One Direction?
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