Capítulo 17
- Hola…
Contesté con desgano.
- ¿Estás ocupada?
Me preguntó.
- No – mentí - ¿Por qué?
- ¿Quieres venir?
Miré a la entrenadora, la práctica iba a dar comienzo.
- Dentro de dos horas salgo
- Dijiste que no estabas ocupada
Dijo él.
- ¿No tienes trabajo?
Pregunté.
- Sí, y ya lo terminé – contestó
él – Y no tengo clases más tarde
- Espérame dos horas entonces
Pedí.
- De acuerdo… - aceptó él con
fastidio – Te espero – dijo – Ven sexy
- Adiós Kangin
Miré de nuevo al príncipe y mi corazón se estrujó. Kangin
era mi novio desde hace dos años, tal vez no era perfecto, tal vez no me
trataba como yo quisiera, pero por lo menos podía estar con él. Él conocía todo
acerca de mí, y yo conocía todo acerca de él, me conocía muy bien. Yo no sabía
nada de Donghae, absolutamente nada, yo no era Jin Kyong. Tal vez ella era la
mejor opción para él, incluso mejor que una noble, ella lo comprendía realmente
¿Pero si no lo conocía, cómo es que llegué a quererlo tanto? Todo se resumía a
esa típica frase “Del odio al amor solo
hay un paso” aunque también podía usar la frase “Los polos opuestos se atraen” Era inevitable, había sido
inevitable.
- ¡Señoritas! – llamó la
entrenadora - ¡Comencemos! – volví a entrar en la pista – Dentro de poco será
la competencia de universidades
Una buena sesión de ejercicios era lo ideal para poder
despegar mi mente. Me sentía libre mientras volaba por los aires y aterrizaba
sobre el patín, no sé cómo es que no me quise dedicar a esto y solo lo tomé
como pasatiempo. Después de un discurso largo sobre cómo algunas debían de
mejorar su técnica y como yo no debo de intentar dar más vueltas de las que
puedo, la práctica terminó. Fui a las duchas y después de cinco minutos salí de
las pistas, ahí estaba Hae esperándome, yo lo miré e intenté seguir mi camino,
pero él me lo impidió.
- No te vayas…
Me pidió, sosteniéndome.
- Debo hacerlo… - le miré – No nos
engañemos Hae…
- No me engaño
- Pero yo sí lo haría – él me miró
con confusión – No soy la indicada para su alteza
Hice una reverencia y me alejé a paso rápido. El camino a
casa de Kangin fue más rápido del que me hubiera gustado, no tuve tiempo de
pensar en nada. Toqué el botón de intercomunicador entré en el edificio. Subí
por el ascensor y llegué a su puerta, toqué la puerta y Kangin al instante me
recibió con un húmedo beso lleno de deseo.
Tenía la cabeza apoyada en su pecho, su corazón latía con
rapidez y yo me sentía a gusto. Él me acariciaba la espalda y yo pasaba mis
dedos por su pecho desnudo, intentaba no sentirme rara, pero lo hacía. No
quería a Kangin, ya no, no sé cómo pasó, pero aunque me sentía a gusto, ya no
era lo mismo, y sin embargo me acababa de acostar con él.
- ¿Estás bien?
Me preguntó, yo lo miré.
- Simplemente estoy pensando
Contesté.
- ¿En qué?
Me alcé un poco y lo besé. Esperaba poder sentir las chispas
en mi interior, pero no las sentí. De pronto sentí vergüenza de estar desnuda
frente a él. Me senté en la cama y me coloqué la ropa interior y mi camiseta.
- ¿Te acuerdas lo que siempre
decía cuando tenías tus momentos buenos?
Le pregunté y él me miró con una ceja alzada.
- Que… te gustaría vivir en una
gran casa, con una mascota, un gran auto y mucho dinero
- Además de eso
Dije, mirándolo. Él frunció el entrecejo y me miró.
- No lo sé
Contestó y yo suspiré.
- Que me gustaría tener todo eso
contigo
Kangin puso los ojos en blanco, eso me dolió.
- Eres muy joven para pensar eso
- Lo sé – miré mis manos –
Simplemente…
- Tengo diecinueve – me dijo y yo
lo miré – Tú tienes dieciocho, es muy… extraño que pienses así – me miró con
una sonrisa burlona – Tengo… el trabajo de mis sueños, y la verdad es que no
creí poder conseguirlo – él soltó una sonrisa – No puedo pensar en casas y
cosas así, debo de pensar solo en mí
- ¿Jamás has pensado en un futuro
juntos?
- ¡Por Dios, Min Jee! – gritó él y
yo me estremecí - ¿Por qué estás pensando tanto acerca del futuro?
- Por nada… - mentí – Lo siento…
Kangin no dijo nada más. Yo me terminé de vestir y me fui,
él solo me dio un beso de despedida. En lugar de volver a casas fui al parque,
a sentarme en la misma banca donde me sentaba. Me puse a pensar en Kangin, en
cómo lo nuestro no tenía futuro y como sin embargo no quería dejarlo. No lo
haría porque era la opción segura, seguir con él a pesar de que no era lo
mismo, era más seguro que aventurarme en un romance con el príncipe heredero.
Prefería mil veces que Kangin me termine a tener que sufrir por estar con
Donghae. Mi padre me llamaría cobarde, pero con tanto sufrimiento en los últimos
meses, ya no quería más sufrimiento. Mi teléfono comenzó a sonar, era Jin.
- Hola
- ¿Dónde estás? – preguntó – Llega
ya, mi mamá no está y saldré al cine con Donghae
- Oh… - sentí una presión en el
pecho – Voy enseguida
Subí de nuevo en mi auto y llegué a mi edificio. Jin estaba
colocándose sus aretes mientras salía a paso veloz del departamento. Tal vez
este era mi destino, quedarme sola de por vida. Por un lado estaba que me había
quedado huérfana y las personas con las que vivía me hacían saber a cada
instante lo sola que estaba; luego tenía a un novio que no me quería y yo no
quería, y que aún así no acabábamos, y por otra parte estaba el chico perfecto
con el que tenía miedo de estar.
Tomé mis cosas y comencé a estudiar. Necesitaba tener la mente
ocupada en otra cosa que no sea el príncipe y Kangin. Mi teléfono volvió a
sonar y vi que era un mensaje de Sun Hee:
Mira la televisión,
el canal de Espectáculos
Obedecí, y encendí el televisor. En el canal de espectáculos
estaban hablando de la foto que se había filtrado en internet, donde el
príncipe y yo sonreíamos sentados en una mesa de la cafetería. Alcé el volumen
y me senté atenta.
- Y esta jovencita… - empezó a decir la anfitriona del programa – Ha estado habiendo especulaciones de que
esta señorita podría ser la famosa “Ratona” – miré la pantalla totalmente
aterrada - ¿Ustedes qué creen?
- Pues él ha posteado en Twitter cosas muy interesantes en la última
hora
Dijo el otro anfitrión.
- Sí, ahí están
En la pantalla aparecieron los tweet de Donghae:
A veces, tener mucho
dinero,
una corona, un título
nobiliario,
poder, el mundo en tu
mano, no te da felicidad
Cuando uno quiere
algo,
no debe de importarle
lo que los demás digan,
uno debe de luchar
por lo que quiere, y es justo lo que voy a hacer.
Me siento solo desde
que un ratón de biblioteca me mordió en el
pecho y huyó
- Debe de seguir muy deprimido por esta chica
- Tal vez “Ratona” sea una metáfora, o algo que lo entretiene, no una
persona
Dijo tercer anfitrión.
- ¿Qué me dicen de su amiga Kim Jin Kyong? – preguntó la anfitriona –
Hace poco se les vio entrar a un cine…
La televisión se apagó de pronto. Mi tía estaba parada
sosteniendo el cable.
No había notado cuando apareció, y hubiera deseado que
apareciera cuando no tuviera una noticia del príncipe en mi televisor. Ella me
miraba de una forma extraña, parecía que estudiaba mi rostro, mi corazón, mi
mente, mi alma. Avanzó, haciendo sonar los tacones, me miró y puso sus manos,
con uñas largas, sobre mis hombros. Apretó un poco y yo hice una mueca de
dolor.
- ¿Qué significa esto?
Preguntó lentamente, haciendo que me estremeciera.
- No… no lo sé
- ¡No mientas!
Gritó, dándome una bofetada.
- ¡En verdad no lo sé!
La miré aterrada, sosteniéndome la mejilla con una mano. Apreté
los dientes para no llorar. Mi tía tenía una mirada de furia, parecía que sus
ojos echaran fuego.
- Jin Kyong está con él ahora –
me dijo, acercándose a mí de nuevo, yo empecé a retroceder – Ellos han estado
juntos desde siempre ¿Lo sabes?
- S… sí…
Tartamudeé.
- No querrás verla infeliz
¿Verdad?
Mi tía me miró. Yo la miré también, sintiendo como la
mejilla me palpitaba. No, por supuesto que no quería que ella sufriera, ella
era precisamente una de las personas por las cuales no quería aceptar a Donghae.
Mi tía me miró y sonrió de forma burlesca.
- N… no
Contesté con miedo.
- Querida… - susurró, acariciando
mi cabello – Recuerda que solo eres una huérfana con suerte – mi tía tiró de un
mechón de mi cabello y yo solté un grito de dolor – No encajas aquí
Entonces me lanzó al suelo.
- Eres mi única tía – lloré sin
poder contenerme - ¿Cómo puedes decirme algo así?
- ¿Cómo es que se debe de tratar a
la plebe? – me preguntó ella, mirándome de forma burlona – Mi hija será la
reina y no permitiré que zorras como tú se interpongan entre ella y su amor
verdadero
Mi tía se
fue, cerrando mi puerta. Cerré con llave la puerta y, recostada en la puerta,
me largué a llorar.
Solo veía dolor y sufrimiento en mi futuro, en mi vida ¿Es
que jamás podría ser feliz? ¿Para esto fui adoptada por ellos? ¡Yo no tengo la
culpa de que Donghae se haya enamorado de mí! Jin Kyong volvió de su cita con
Donghae. Iba contando cómo los paparazis de nuevo la siguieron y tomaron fotos.
Yo me dediqué ver el techo, ahora todo iba a ser más difícil.
La mañana siguiente no desayuné en casa, no quería
encontrarme con mi tía. Llegué a la universidad y caminé hacia la cafetería con
paso veloz. Todos me miraron cando entré, todos empezaron a murmurar cosas,
sabía que era acerca del príncipe y yo. Compré mi café y salí de la cafetería.
Llegué a la biblioteca y me senté en la primera mesa libre que encontré.
- ¿Es ella?
Murmuraba una chica a su compañero.
- Sí… creo – le contestó él chico
- ¿Leíste el nuevo tweet del príncipe?
- No
Le contestó la chica.
- Dice… - escuché como el chico
sacaba algo de su mochila – “Los días se
ven cada vez más solitarios y desolados ¿Dónde quedó el “Feliz para siempre”
que se ve en los cuentos de hada? Yo no quiero una cenicienta, yo quiero a la
Ratona que le hizo el vestido”
- ¿No es romántico?
Preguntó la chica.
- Supongo… - dijo el chico –
Mira, hay otro: “Grito desesperado dentro
de cuatro paredes por el dolor e impotencia que siento al tener todo y nada a
la vez ¿Dónde está mi corazón? ¿Dónde está mi alma?”
- ¿Podrían dejar de hablar? – les
pedí y ellos me miraron – Algunos intentamos estudiar
- Creo que no somos discretos…
Rió la chica en murmullos.
- Creo que debe de sentirse
abrumada de que todo el mundo la presione a estar con él
No aguanté más y, tomando mis cosas, me largué de ahí.
Caminaba por los pasillos y sentía a las personas viéndome, todas murmuraban
por los malditos tweets del príncipe. Doblé la esquina y choqué con alguien,
tirando al suelo todos mis libros.
- Lo siento…
Dije, agachándome para recogerlos.
- Ratona…
Miré hacia arriba, era él. Me entregó uno de mis libros y me
sonrió. Yo me di media vuelta y corrí lejos de él. Escuché como gritaba mi
nombre, pero yo no lo escuché y seguí corriendo. Me metí en uno de los baños y
comencé a llorar encerrada en un cubículo. Caminé lentamente a mi primera
clase, deseaba tener una máscara cubriéndome. Llegué y me senté con Sun, quien
al parecer había estado en la cafetería con Eunhyuk y por estar entretenida no
me llamó.
- ¿Has visto las noticias? – me
preguntó Sun Hee y yo asentí - ¿Estás bien?
Yo la miré y sonreí. No, no me encontraba bien, pero tampoco
quería sentirme mal y menos que lo notaran, así que lo mejor era mentir y
aparentar. Como mi tío dijo, soy buena mentirosa.
- Sí – dije – Hay que aceptarlo
– Sun me miró, había compasión en sus
ojos, pero la compasión es una clase de lástima – Estoy bien con ello
- Min…
- En serio Sun… estoy bien
Le aseguré. Sun Hee la captó, asintió y se giró cuando la
profesora ingresó. En el tiempo libre fui con Sun a las pistas de hielo, ella
quería verme volar sobre hielo. Me calcé los patines y me liberé. Disfrutaba el
momento, la sensación, solo con mis patines podía ser feliz, lo mismo sucedería
con un buen libro y chocolate caliente, pero ahora solo tenía el hielo.
- Eres excelente
Me felicitó Sun Hee, arrojándome una botella de agua.
- No tanto, pero gracias
Sun rió y juntas salimos, ya iba a comenzar nuestra
siguiente clase. Salimos se las pistas y vi al príncipe salir del aula de artes
marciales, él me miró y siguió su camino. Sentí un pinchazo en el pecho, yo lo
había hecho con él, pero que él lo hiciera conmigo dolía. Continué mi camino
junto con Sun y llegamos a nuestra aula. Kyu llegó en ese momento, la primera
clase no la habíamos tenido juntos, su radiante sonrisa me hizo sentir bien.
- Hola chicas
Nos saludó y entonces pellizcó mis mejillas.
- Hola Kyu
Saludé yo, pellizcando las suyas. La puerta se abrió y el
príncipe entró. Solté la mejilla de Kyuhyun como acto reflejo, él solo nos vio
y caminó hacia su asiento. Yo lo miré, él jugueteaba con su teléfono, entonces
el mío empezó a sonar.
¿Cómo estás?
Apagué mi teléfono. No podía estar con él, no podía
engañarme. Mi tía tenía razón, él y yo simplemente no pertenecíamos al mismo
mundo, no iba a resultar. Por otra parte, la reacción de mi tía me había dejado
totalmente asustada; las palabras de mi tío cobraron sentido y mi mejilla me
escoció de nuevo. Mi tía me había golpeado, eso solo me llevaba a preguntarme:
¿De qué otra cosa sería ella capaz?
La clase terminó y junto a Kyu nos fuimos a la cafetería.
Yang Mi apareció y nos dijo que había tenido la visión de que algo loco estaba
a punto de ocurrir. Entonces un chico vestido de león, que era la mascota de la
universidad, entró corriendo y se estrelló con un chico, que le derramó jugo a
una chica y provocó que soltara su bandeja, que causó que una chica tropezara y
lanzara el contenido del plato a la cabeza de Donghae. Todos lo miraron y luego
miraron a la chica, esta hizo varias reverencias ante él, y hasta se arrodilló
ante él. Todos mirábamos, expectantes de saber qué iba a hacer Donghae. Él se
llevó una mano al cabello y luego olisqueó lo que le había caído encima; él
miró a la chica y entonces la ayudó a levantarse, la miró y delante de ella se
sacó la camiseta, dejando que todo el mundo (Más bien las chicas) viera sus
músculos definidos. Tomó su camiseta y se la lanzó a la cara, al instante sus
guardias le entregaron otra.
- Lavarás mi ropa – le dijo – Tú…
– señaló a la chica que había soltado su bandeja – Lavarás mis zapatos – se
quitó sus zapatos y se los lanzó, la chica tembló y los tomó – Tú… – señaló al
chico del jugo – Dame tus zapatos – ordenó
y el muchacho obedeció al instante – Y tú… - Hae caminó hacia el león –
Quiero que…
- Donghae… creo que ya fue
suficiente amigo
Pidió Eunhyuk, quien había corrido hacia él.
- ¿Quieres ser tú el castigado?
Preguntó Donghae, mirándolo de forma desafiante.
- Puede que seas el príncipe, pero
estás burlándote de los demás actuando así
- Tú mismo lo has dicho, soy el
príncipe, puedo hacer lo que me plazca
- Estás actuando como un idiota
Dijo Eunhyuk, parándose delante de él, era unos centímetros
más alto que Hae.
- Aquí él único idiota eres tú
Hae tomó el cuello de la camiseta de Eunhyuk y todos
ahogaron un grito.
- ¡No voy a pelear contigo amigo!
– gritó Eunhyuk - ¡Solo cálmate y conversemos!
- ¡No necesito tu ayuda!
Gritó Hae y le dio un puñetazo en el abdomen. Entonces ambos
amigos comenzaron a golpearse. Miré a Sun Hee y esta se levantó al instante, yo
la imité. Corrimos hacia la escena y vimos como Hae golpeaba una y otra vez a
Eunhyuk, este último no ponía resistencia alguna ¿Qué demonios sucedía?
- ¡Sé que estás molesto! – gritó
él mientras Hae le pegaba una patada en el abdomen - ¡Pero esta no es la forma
en la que te debas de desquitar!
- ¡Cállate! - gritó Hae,
pegándole otro puñetazo – ¡Tú no sabes nada!
Las palabras de Eunhyuk hicieron eco en mi cabeza ¿La razón
de su mala actitud de hoy era por mi culpa? Miré al chico de cabello castaño,
él yacía en el suelo con un labio partido y expresión de dolor intenso. Donghae
en cambio se veía furioso, iracundo. Apreté los puños ¿Por qué todo el mundo
salía dañado con esto?
- ¡Ya detente!
Gritó Sun y Hae se detuvo. La miró y luego me miró a mí,
entonces su postura se relajó. Miré a Eunhyuk y sentí una presión en el pecho.
Sun lo ayudó a levantarse, Kyuhyun la ayudó, y juntos salieron de la cafetería.
Todos dejaron de mirar al príncipe, solo veían a Sun con Eunhyuk siendo
arrastrado. Miré de nuevo al príncipe, este miraba el suelo y tenía los puños
cerrados con tanta fuerza que los nudillos se le habían puesto blancos.
Entonces salió a paso veloz de la cafetería, yo lo seguí.
- ¡Ey! – grité y él no se detuvo -
¡Ey! – volví a gritar - ¡Hae!
- ¡¿Qué quieres?! – me gritó - ¡Eres
la última persona con la quiero hablar en este momento!
Esas palabras me dolieron, eran como cuchillos directos al
corazón.
- Lo que le hiciste a Hyuk…
- ¡Te dije que no quiero hablar
contigo!
Me gritó.
- ¡No me levantes la voz, estoy
tratando de ser educada contigo!
- ¡Pues métete tu educación por
donde te quepa! – gritó aún más alto – Mejor vete Min Jee, no quiero decirte
algo de lo que después me pueda arrepentir
- No me iré – le dije y él me miró
- ¿Por qué estás tan… enojado?
- ¿Eres tan cínica de preguntar
eso?
Miré el suelo.
- Hae… entiende que…
- Puedo entenderlo, pero no
esperes que me sienta feliz con esa decisión – asentí y volví a mirar al suelo
- ¿A ti te duele tanto como a mí?
- Hae…
- Responde…
Me ordenó, mirándome fijamente.
- Sí
Lo miré a los ojo, ellos me miraban con un cierto brillo.
- No me gusta sentirme así
- Lo siento…
- Seguiré intentando – me dijo él
y yo lo miré sin entender – Seguiré intentándolo, luchando, hasta que me
aceptes
- Hae…
- Te lo dije – me interrumpió él –
No me importa lo que los demás digan, yo solo te amo a ti
- Pero no vamos a poder, no lo
lograrás
- Claro que sí – me tomó de los
hombros y me miró a los ojos, no me importaba que los demás nos vieran –
Lucharé contra todo, incluso contra ti – lo miré, sus ojos se veían
esperanzados – Te haré entender que aunque no sea fácil, podré hacerte feliz
- Quiero ser feliz, pero no quiero
más sufrimiento
- Yo te puedo hacer feliz – fue
acercando su rostro al mío – Y tú me haces muy feliz a mí con tan solo estar
aquí
- Detente… - le pedí – Aunque
podamos, no puedo…
Recordé a mi tía, las palabras de advertencia de mi tío, y
entonces sentí miedo. Miré a Donghae, él me soltó y retrocedió un paso. Me miró
fijamente, había tristeza de nuevo.
- ¿Por qué no?
Me preguntó.
- Tengo miedo
No sabía de lo que mi tía podía ser capaz, pero no quería
averiguarlo. Otra vez me imaginé a mi padre diciéndome que era una cobarde,
pero lo ignoré, era una cobarde timorata, pero era cuestión de supervivencia.
Hae soltó un suspiro y asintió.
- Para ser feliz, hay que sufrir
– me dijo, tomando mis hombros de nuevo – Sé que sufres, pero es parte del
camino hacia la felicidad anhelada
- No entenderías – le dije –
Solo… encuentra a alguien más
- No quiero a nadie más
- Pues no seré yo – sentencié –
Lo lamento Donghae…
Me alcé sobre la punta de los dedos de los pies y le di un
beso en la mejilla. Luego me di media vuelta para poder ir a la pista de hielo
de nuevo.
- ¡No tengas miedo! - gritó y me
volteé a verlo - ¿Dónde quedó la Min Jee que no temía ser castigada por ofender
a su alteza?
Miré el suelo ¿Dónde estaba ella? Jamás había sido cobarde,
jamás había retrocedido ante nada, jamás, por más alto que fuese el muro, me
rendía ¿Qué me sucedía entonces? Pero la respuesta llegó rápidamente, y la
imagen dantesca de mi tía volvió. Mi tía era, definitivamente, un muro muy alto
y lleno de trampas.
Donghae me miraba, no sé cuánto tiempo habré estado parada
en el pasillo mirándolo, así que me di la vuelta y corrí hacia la biblioteca.
Estudié, intentando apartar mi mente de cosas como mi tía y el príncipe, al fin
y al cabo, yo estaba en la universidad para estudiar no para meterme en dramas.
Cerré mis libros y llamé a Sun, ella seguía en la enfermería con Hyuk. Llegué y
vi a todos mis amigos rodeando al amigo del príncipe.
- ¿Estás bien?
Le pregunté al muchacho.
- Sí – contestó él sonriente – No
es nada
- ¿No es nada? – preguntó Sun con
histeria - ¡Ese animal te pudo haber matado!
- Pero no lo hizo
Intervino Kyu y Sun lo fulminó con la mirada.
- Lo que no entiendo es cómo no
estás enojado con su alteza
Dijo Yang y yo la miré, ella tenía un buen punto.
- Porque soy su único amigo, y él
es el mío – contestó Eunhyuk y sentí un nudo en el pecho – No le gusta estar
solo, ni siquiera le gusta comer solo, o incluso ir al baño solo – rió – Cuando
ustedes no están yo estoy ahí para él, sabía que estaba enojado, y la única
forma de bajarse el enojo que él conoce es…
- Tú no eres rompible
Protestó Sun Hee y él rió.
- Solo descargaba su ira de la
única forma que él conoce
- Es un idiota – hablé y todos me
miraron – Si eres su amigo, no debió tratarte así
- Está bien Min Jee… - Hyuk me miró – Es mejor a mí que alguno de
ustedes, o algún pobre desconocido
- Santa nobleza – bufé yo – En
verdad eres buen amigo Hyuk
- Me le han dicho muchas veces
Dijo él sonriente.
- Eres noble pero poco humilde
Se burló Sun Hee y le dio un beso en la mejilla. Diez
minutos después corrí hacia las pistas para mi práctica. Empezamos con las
coreografías, las competencias ya iban a empezar. Salí totalmente exhausta y vi
a Hae ahí parado, cargando un bolso de deporte.
- Hola…
Me saludó.
- ¿Estás acosándome?
Le pregunté sin detener el paso, él me siguió.
- Hago taekwondo – me contestó –
Pensé que… sería preferible golpear cosas inertes a personas… o romper mis
propias cosas
- ¿Ya viste a Eunhyuk? – le
pregunté – Está hecho mierda
- Lo siento
- Conmigo no te disculpes,
discúlpate con él
- Por lo menos me estás hablando
Hae sonrió.
- Solo puedo hacer esto, hablar –
sentí su mirada en mí, yo tenía la mía fija en la salida del complejo – No más
miradas, ni mensajes, ni discusiones en medio del pasillo ni nada de eso
- Entiendo… - entonces lo miré
¿Qué significaban esas palabras para mí? – Normalmente consigo lo que quiero –
él soltó una risa – Pero desde hace dos meses estoy intentando conseguir algo y
me frustra no tenerlo
- No soy una posesión
- Lo sé – dijo él, apresurando el
paso – Pero igual es frustrante ser rechazado – rió – Jamás pensé que la
primera vez que me enamoraría sería también la primera vez que me rechazarían –
me miró, nos habíamos quedado quietos, maldición – Al menos… al menos hay…
- ¿Qué ser amigos? - pregunté y él asintió, se veía triste, así
debía de verse mi rostro también – Pues bien… – sonreí y él me miró, yo le
extendí la mano – Hasta pronto…
Él estrechó mi mano con la suya. Sentí una pequeña
electricidad recorrer mi cuerpo, entonces miré sus rasgados ojos cafés, él lo
había sentido también. Solté su mano y seguí mi camino hacia el
estacionamiento, él se fue a la residencial estudiantil. Me subí en mi auto y
partí hacia el parque, no podía regresar a mi casa, necesitaba pensar.
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