martes, 2 de septiembre de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 20 y 21

Capítulo 20




El día lunes, al volver a clases, todos nos dimos con la sorpresa de que el equipo entero, exceptuándome, de patinaje artístico, había sido expulsado de la universidad por haber causado el incidente en el que me vi afectada. Otro rumor era que la “Policía Real” estaba rastreando los servidores desde los que se subieron los videos e imágenes de mí semidesnuda, e iban a arrestar a los culpables por crimen informático. Me quedé sorprendida al saber esto  ¿Hae había sido capaz de algo así?
- También dicen que la rectoría ha visto los videos de seguridad y van a expulsar a los que decoraron el complejo con tus fotografías
Nos informó Kyu.
- ¡Ya sabía que tarde o temprano estas estupideces tenían que terminar!
Celebró Yang, chocando palmas con Kyu, ellos se habían vuelto muy buenos amigos.
- ¿Y dónde está Donghae?
Preguntó Hyuk, quien tenía la cabeza recostada en el hombro de Sun.
- En el Gyeongbokgung
Contestó y yo me atraganté.
- ¿Por qué?
Pregunté.
- Mi tío se puso mal ayer – contestó – Yo no voy porque… no sé qué podría hacer allá
- ¿Apoyo moral?
Sugirió Yang.
- Él no quiere mi apoyo moral – todos me miraron – Deberías ir a verlo, pasa el día con él
- Sería una locura
Dije, pinchando mi fruta.
- La vida no es vida si no cometes, al menos, una locura
Dijo Kyu y Yang asintió.
- Por eso me caes bien
El chico sonrió.
- Igual… tengo clases
- ¡Solo hazlo!
Me gritaron mis amigos.
- Te prestaremos los apuntes
Me prometió Kyuhyun.
- Te enseñaré geometría espacial cuando lo deseas
Dijo Yang Mí.
- Y estoy disponible si deseas saber química avanzada

Se sumó Hyuk.
- No creo que me dejen entrar si llego de improviso y es una locura…
Volví a decir.
- ¡Tú solo ve!
Me ordenaron todos. Obedecí y salí de la cafetería a toda velocidad. Unas personas estaban en mi auto esperándome, yo con miedo me les acerqué.
- Min Jee… - me dijo un chico – Perdón por haber pegado un letrero en tu auto
- A mí por haber lanzado un globo con harina
- Y a mí por haber compartido el video donde estabas con tu toalla – se disculpó el último - ¡Pero yo no lo subí!
- De acuerdo…
- Le dices eso al príncipe heredero por favor
Me pidió el segundo.
- De acuerdo
Los tres chicos se fueron y yo entré en mi auto. Todos debían de tener miedo por lo que había pasado con el equipo de patinaje y los rumores de la “Policía Real”. Recordé el día del incidente, todos se lo tenían bien merecido.
Puse en marcha el auto y me fui. No podía creer nada de esto, me estaba saltando todo el día de clases por ir a ver a Donghae ¡Era una locura!
Por primera vez en mi vida lo vi, tan imponente, tan majestuoso, el Gyeongbokgung. Las rejas de entrada estaban bloqueadas por chicas con carteles. Me abrí paso entre ellas y le dije al guardia que debía de entrar, este no me hizo caso y más bien se rió. Volví a decirle mi nombre y hasta grité que la princesa Sun Hee había dado mi nombre, pero el guardia seguía sin hacerme caso.
- Ay, que desesperante – me dije, apartándome de las locas fanáticas - ¿Y ahora qué hago? – entonces el foco se prendió – Ojalá conteste – me dije a mi misma, marcando su número – Contesta…
- ¿Ratona?
Preguntó su voz, se escuchaba raro, como si hubiera llorado.
- ¿Me puedes dejar entrar?
Le pregunté.
- No estoy en mi habitación
Me contestó.
- Lo sé – dije – Me refería al Gyeongbokgung
- ¿Estás aquí?
Me preguntó y yo sonreí.
- Sí – contesté y escuché como una puerta se abría de golpe y varios pies correr
- ¿Cómo?
- Sun…
Contesté.
- Le tendré que comprar ese caballo que tanto quiere
Dijo y colgó. Entonces las fanáticas empezaron a gritar aún más. No podía ver bien, pero distinguí a varias personas con traje negro aparatar a las fans, eran cientos de esos guardias. Entonces un auto rojo apareció, era el Porsche de Hae. Todas las chicas gritaron, el auto avanzó lentamente y pronto llegó hacia mí. Hae llevaba lentes de sol y me sonrió


me subí a su auto y él volvió a entrar en los seguros muros del Gyeongbokgung.
El Gyeongbokgung era mucho más grande de lo que se veía en las películas o en los series, era increíble y majestuoso. Nos bajamos del auto y entramos, por dentro era aún más increíble que por afuera. No podía dejar de ver todo lo que me rodeaba, el papel tapiz, los cuadros, la alfombra, los muebles, y solo era el recibidor.
- Linda casa…
Bromeé. Él me miró y entonces me abrazó fuertemente.
- Gracias por haber venido
Me dijo, apretándome más. Yo lo rodeé con mis brazos también. Me soltó y me sonrió.
- Todo fue idea de Sun
- ¿Cómo te convencieron de faltar a clases?
Me preguntó, tomando mi mano y guiándome hacia unas enormes escaleras.
- No me convencieron, me obligaron
Contesté.
- ¿Entonces realmente no quieres estar aquí?
Me preguntó, soltando mi mano y mirándome, se veía herido y yo me mordí el labio.
- Sí quería – contesté – Pero no tengo el suficiente valor para hacer algunas cosas, a veces necesito un empujón – Hae sonrió – Pero sí quería estar aquí
- Gracias
Me dijo y yo le tomé de la mano. Él volvió a sonreír y juntos continuamos nuestro camino escaleras arriba, donde las habitaciones se encontraban. Nos detuvimos en un pasillo y él me abrazó fuertemente, se veía feliz. Le sonreí cuando nos separamos, él me devolvió el gesto y me acomodó el flequillo a un lado, entonces nos besamos. Rodeé mis brazos alrededor de su cuello y él abrazó mi cuerpo, mi corazón latía rápidamente, lo amaba, de eso estaba segura.
- ¿Ella es tu novia, Donghae?
Preguntó una inocente voz. Hae se separó de mí y sus mejillas se tornaron rojas. Yo miré a la niña que había ante nosotras, con un lindo vestido . Ella sonreía de forma pícara por habernos sorprendido besándonos.
Era poco decir que era hermosa, era bellísima, la niña más linda que alguien pudiera ver. Tenía los ojos cafés como Donghae, el cabello en un lindo peinado con un adorno, una sonrisa tierna en el rostro y unas mejillas que te invitaban a querer pellizcarlas. Era una preciosura de niña



  - Ella es Lee Yoora, mi hermana
- Hola – saludé, luego recordé que era una princesa e hice una reverencia – Su alteza
- Eres bonita – me dijo ella – Es más bonita que la pesada de Jin Kyong
- ¡Yoora!
Protestó el príncipe.
- Pasa mucho tiempo con Sun Hee ¿Verdad?
Pregunté divertida.
- Mucho
Contestó Hae sonriendo.
- ¿Quieren jugar Monopolio?
Preguntó.
- Después Yoora – le dijo el príncipe – Déjame a solas con Min Jee
- De acuerdo – aceptó la niña – Pero solo porque es bonita – me sonrió y yo no pude evitar hacer lo mismo - ¿No te parece?
- Sé que es muy bonita
Me sonrojé al oír eso.
- Fue un gusto Min Jee
Se despidió la princesita.
- El gusto fue mío
Dije yo, y la princesita se fue corriendo.
- Ven…
Me pidió él, tomando mi mano de nuevo y guiándome a una de las habitaciones. Si el recibidor y la escalera me habían sorprendido, la habitación de Hae me sorprendía aún más. Nos sentamos en uno de los sofás y nos sonreímos de nuevo, era tan incómoda y graciosa la situación.
- Tu hermana es adorable
Comenté.
- Es una manipuladora, se aprovecha de su adorabilidad
Me reí y él también.
- Esa sí no es una palabra – reí y él también - ¿Cómo está…?
Me atreví a preguntar y él se puso serio de nuevo.
- El cáncer lo está consumiendo – me contestó, hablando de su padre – Tuvo un ataque, no podía respirar, pero lo salvaron – se mordió de nuevo el labio – Aún no quiero que se muera
- Nadie quiere que sus padres se mueran
Dije, mirando el suelo. Él me abrazó y beso mi cabeza, yo sonreí. Lo miré y nos dimos un corto pero dulce beso.
- No lo decía por eso – me dijo – Es…
- ¿Tu ascenso al trono?
Pregunté y él asintió.
- Es complicado – me miró – Necesito estar listo… me refiero… a con todos los requisitos…
- Serás un excelente rey, Donghae
- No me refiero a eso tampoco – Hae puso cara de fastidio – Mejor no hablemos de eso – me pidió, yo me sentí algo confundida – Fuera de eso, estoy bien, un poco preocupado porque… bueno… tienes razón… es mi padre
- Sí… - miré la mesita de centro, habían tres fotografías en hermosos portarretratos. En uno se veían a Hae y Jin, en otro él con Sun y su hermana, y en otro a la reina con él en de unos diez años – Que bonita era tu mamá
- Gracias… - contestó sonriendo – Yo no quería tomarme esta foto, estaba enojado porque todos le prestaban más atención a Yoora que recién había nacido – sonreí al oír la historia – Mamá me llamó, me dijo que quería hacer algo especial conmigo – tomó la foto – Y se tomó miles de fotos conmigo, usando su cámara – esbozó una nostálgica sonrisa – Las demás las tengo guardadas en un álbum, esta es la que me gusta
- Ella es la reina que más admiro – le confesé a Hae – Dejó su vida por…
- Por amor
Completó Hae y yo lo miré.
- Yo… también necesitaría un empujón para hacer todo eso
- Yo te jalaría hacia mí
Lo miré, entonces nuevamente nos besamos. Sí, sabía que lo haría, pero tenía tanto miedo, no era valiente como Sun Hee o Yang Mi, era una cobarde. La puerta fue golpeada y Donghae soltó un gruñido.
- ¿Quién?
Gritó.
- Donghae, Yoora dice que tienes una invitada
- Sí
Contestó él.
- ¿Se quedará a almorzar?
Preguntó la voz femenina.
- Sí tía, gracias – contestó él – A cenar también
- ¿A cenar? – preguntó la princesa Jae Hwa – Que milagro
Entonces se escucharon tacones alejarse.
- Mi amiga Jin Kyong jamás cena con nosotros, es desesperante pero la dejo hacer
- A veces suena como si te disgustara ella
Bromeé.
- Es agradable, es la única amiga que tengo, bueno, hasta el año pasado era la única amiga que tenía – se corrigió – Pero a veces suele ser caprichosa, entonces me desespera
- A mí también me des… desesperaría
Me corregí al instante, Hae asintió.
- Su alteza… - dijo una voz masculina, tocando la puerta – El almuerzo se servirá en breve
- Gracias Leeteuk, bajaremos en seguida – contestó Hae – Vamos…
- ¡Espera! – le detuve – No… no sé… no sé nada sobre etiqueta o modales en la mesa
Hae comenzó a reír.
- Tú solo imítame
Me pidió él y yo asentí. Bajamos al primer piso caminamos por una inmensa sala de estar y algunos pasillos, y llegamos a un comedor inmenso, decorado de forma muy lujosa, con arañas de cristales enormes y candelabros. La princesa Jae Hwa estaba sentada junto a su esposo, y la pequeña Yoora jugueteaba con su servilleta.
- Donghae… - la princesa sonrió ampliamente, era idéntica a Sun Hee - ¡Oh! – exclamó al verme – Tú no eres Jin Kyong…
- Ella es Kim Min Jee – me presentó Donghae y yo hice una reverencia – Es mi… Ratona
- Con que ella es la famosa Ratona
Rió el tío de Donghae, Sir Im Jay Ha
   - Es un gusto estar aquí
Dije. Donghae jaló una silla e hizo que me sentara. Vi cómo él se colocaba la servilleta en el regazo y lo imité. Varias personas aparecieron y empezaron a dejar los platos en la mesa. Había samgyetang, galbi, bulgogi, arroces por doquier, juk, gopchang, kimbaps, un sinfín de cosas más, y, el inigualable y que nunca puede faltar, Kimchi.
- Come, después traerán el postre – me susurró Donghae – Ahí están tus palillos
Me indicó, señalándome dos lindos palillos con diseños. La comida estaba deliciosa; me servía de poco en poco porque no quería parecer desesperada o hambrienta, pero deseaba comerme la mesa yo sola. Vi cómo Yoora se limpiaba delicadamente con la servilleta e hice lo mismo; la princesa Jae me miró y sonrió, yo hice lo mismo.
- ¡Galbi, delicioso!
Celebró Sir Jay Ha
- Querido…
Rió la princesa.
- Prueba esto – me indicó Donghae en un susurro – ¿Qué te parece todo?
- Todo es demasiado delicioso – contesté – Hay platos que nunca en mi vida había visto
No pude evitar decir.
- Te acostumbrarás – la princesa rió, no de forma burlona, sino una risita divertida – Me recuerdas a mi cuñada
- Gracias
Sentí que me iba a volver a sonrojar. Después de que retiraran todos los platos, los sirvientes trajeron el postre. Miré mi colorido plato, había hangwa, fruta y pequeños pastelitos.
- Usa la cuchara pequeña
Indicó Donghae y yo obedecí. Estaba delicioso el postre. Empecé a comerlo a bocados muy pequeños pues quería disfrutarlo y que durara. Terminé mi postre y sentí un gran vacío por dentro, quería más. Hae rió y me dio su postre.
- No está permitido hacerlo… pero tú lo vales
Dijo él y por enésima vez me sonrojé. Luego nos sirvieron el típico té coreano. Hae se me acercó y me susurró.
- No lo tomes aún, está caliente
Miré el humo salir de la fina taza.
- ¿Por qué hay un cubierto para cada cosa?
Pregunté y Bell se rió.
- Ella me cae mejor que la tonta de tu amiga
Rió ella y yo me sonrojé.
- Son cosas con las que uno vive – me explicó la princesa Jae – Cuando no tomamos esto, tomamos té verde, ayuda con la grasa
Tomé mi cuchara de café, la única cuchara que sí conocía, y empecé a darle vueltas al té para quitarle un poco el calor. Luego lo probé, sí, era delicioso. Había sido el almuerzo más delicioso de mi vida, y lamentaba haberlo comido tan rápido.
- Iré a montar
Dijo Yoora, levantándose de la mesa y corriendo, siendo seguida por unos hombres y una mujer que debía de ser su nana.
- Quiero que conozcas a Bada – me dijo Hae – Si me disculpan…
- Esperemos que no la muerda como a la caprichosa
Bromeó su tío.
- Mi amor…
Rió la princesa.
- ¿Bada ha mordido a Jin Kyong?
Pregunté mientras caminábamos hacia las escaleras.
- Varias veces – contestó él – Cada vez que viene, no le agrada
- Que raro
Dije.
- Lo es, porque ella no le ha hecho nada y siempre intenta hacerle mimos
- Olerá su aura
Bromeé, aunque era lo más probable.
- Una cosa más… - dijo él antes de abrir la puerta de su habitación – Bada está embarazada, así que está un poco huraña
- De acuerdo – acepté - ¿Tan rápido pasó?
- Sí, odio al perro de la condesa Lim, pero era el único bichón maltes disponible
- Ya, entremos
Hae abrió la puerta y me llevó hacia su cama. Lo que pensé que era una almohada, era en realidad su esponjosa y blanca perrita. Ella alzó la mirada y se levantó, moviéndole la cola.
- Hola Bada – le saludó - ¿Cómo está mi reina? – la perrita le lamió el rostro



– Sí, yo también estoy feliz – Hae me jaló del brazo e hizo que me acercara – Ella es Min Jee, es bonita ¿Verdad? – la perrita le volvió a lamer el rostro, como si le respondiera – Opino lo mismo – Hae me miró – Intenta acariciarla
Con miedo extendí mi mano hacia la bolita de pelos. Ella se giró y me empezó a mover la cola. Seguí acariciando su cabeza y ella se recostó en el colchón.
- Le agradas
Me dijo Hae.
- Y a mí me agrada ella
Como respuesta ella me lamió el rostro.
- ¡Bu!
Gritó una voz y ambos nos sobresaltamos, era Sun Hee.
- ¡¿Qué demonios haces aquí?!
Le gritó Donghae.
- Vinimos para tapar rumores
Contestó Hyuk, entrando en la habitación.
- Y para ver cómo estabas
Agregó Yang, tomando un adorno de la mesa.
- Linda habitación
Dijo Kyu, mirando todo lo que lo rodeaba.
- Todos están aquí – Hae sonreía - ¿Se podrán quedar esta noche?
- Ellos no, yo sí, es mi casa
Contestó Sun y los demás rieron.
- Estaremos hasta la noche – dijo Kyu – Ha sido el día más rápido del mundo
- El tiempo se nos fue volando
Le dije a Hae y este asintió.
- ¡Bada! – gritó Sun y la perrita le empezó a mover la cola - ¿Ya le diste tu bendición a Donghae y Min? – la perrita le lamió el rostro – Que bueno que no es celosa
- Es adorable…
Kyu  empezó a acariciar a la perrita y esta empezó a mover la patita en señal de agrado.
- Bueno… podemos hacer lo que queramos – dijo Hyuk, mirando su reloj - ¿Nos quieren hacer un tour por la ciudad?
Donghae y Sun se miraron y luego asintieron. Los príncipes nos guiaron hacia un lugar apartado del palacio, entonces entramos. Todos nos quedamos con las bocas abiertas en un “O” Habían muchos autos, desde modernos a clásicos, y también había en una esquina bicicletas y patinetas, pero lo que llamaba la atención eran los autos. Sun y Hae caminaron hacia una pared donde había un panel con varias llaves colgadas, entonces empezaron a hablar entre ellos.
- Deberíamos llevar a Richard
Sugería Sun.
- No, es descubierto – dijo Hae – No sé cómo te pueden gustar los autos descapotables
- Algún día tienes que superar tu miedo a la exposición
Le dijo ella.
- ¡Cállate! – protestó Hae – Llevemos a Miguel Ángel
- De acuerdo
Aceptó ella, tomando unas llaves. Ella presionó el botón y un Range Rover hizo “pip, pip”
- Avisaré a los guardias que saldremos
Dijo Hae, saliendo del enorme garaje.
- ¿Cuál es su trauma con los guardias?
Pregunté y Sun me miró, frunciendo el entrecejo.
- Por la muerte de su madre – me contestó como si fuera lo más obvio – Si tú vieras a tu madre ser asesinada frente a tus ojos… - me mordí el labio, había olvidado algo así - ¿No tendrías miedo de salir sin protección?
- Lo siento, fui una tonta
Ella me sonrió y negó con la cabeza.
- No, solo debes de prestar más atención a las noticias de la realeza
Hae volvió y nos metimos en el auto. Salimos del garaje y avanzamos hacia las puertas el palacio siendo rodeados por varios autos negros y hombres en motocicletas. Salimos de los terrenos del Gyeongbokgung  y avanzamos.
- Por nada del mundo bajen las ventanas – empezó a decir Hae – A cualquier sonido extraño, agáchense
- Si hay un terremoto no se alarmen, si estalla el apocalipsis zombi no se alarmen, si los extraterrestres nos invaden, alármense – empezó a decir Sun y todos reímos – Pero no salgan del auto pase lo que pase
- Sobre todo en el apocalipsis zombi – bromeó Hae - ¿A dónde vamos?
- A cenar
Pidió Yang, posando su mano en su abdomen.
- Tal vez podamos conseguir una mesa en…
Empezó a decir Sun pero yo la interrumpí.
- ¡Ah no! – todos me miraron – Cada vez que salimos con ustedes, vamos a restaurantes caros y de lujo – les dije a los príncipes – Comerán nuestra comida ahora
- ¿Qué quieres decir?
Preguntó Donghae.
- Que comerán lo más normal que existe
Contestó Hyuk, mirándome con complicidad.
- Hamburguesas
Terminó por decir Kyu, esbozando una gran sonrisa.

00000000000000000000000000000000000000000


Capítulo 21




- Jamás hemos comido hamburguesas de McDonald’s
Confesó Sun Hee.
- ¿Cómo es eso posible?
Preguntó Yang Mi con fingido horror.
- Es que en casa nos hacían hamburguesas, pero…
Empezó a decir Hae.
- Deben de ser esas gourmet – le interrumpió Kyuhyun y Hae asintió – Se han perdido de mucho
- ¿Por qué no han comido nunca en McDonald’s?
Pregunté.
- McDonald’s es como… como las joyas de la corona, es uno de los restaurantes más famosos del mundo
Intervino Eunhyuk, quien era el que menos podía creer que los príncipes no hubieran ido nunca a un McDonald's.
- Porque la abuela les decía a nuestros padres que era comida corriente, luego nuestros padres nos lo inculcaron a nosotros
Explicó Sun.
- Mi mamá comía ahí con sus amigas, decía que era delicioso – empezó a contar Hae mientras conducía a un McDonald's – Pero cuando se casó con mi papá, tuvo que dejar de comerlas
- Fue por mi tía que en palacio empezaron a cocinar hamburguesas y hot dog los domingos
Nos informó Sun.
- Bueno, ahora comerán comida real, y para que estén contentos, les compraremos una “Cajita Feliz” a cada uno – dijo Kyu y los demás rieron – Los demás comeremos con experiencia
- Está bien
Aceptaron los príncipes. La caravana de autos se detuvo en un McDonald's, había mucha gente con sus teléfonos, me sentí nerviosa de pronto. Los guardias nos guiaron dentro del restaurante, luego bloquearon la puerta y rodearon el restaurante para evitar que sacaran fotografías. Todos los comensales se nos quedaron viendo, debían de reconocer a Sun y Hae, estos se veían notablemente incómodos.
- Creo que por eso nunca nos traían a estos sitios
Le susurró Sun a Hae, quien asintió. Nos sentamos en una mesa circulas y comenzamos a ver las pantallas donde se veían las distintas clases de hamburguesas y demás. Hae y Sun miraban a cualquier lado menos a las pantallas, ellos veían las mesas, la gente, el lugar donde los niños jugaban.
- ¿Pueden tomarse una fotografía con nuestros hijos?
Preguntó una señora de rostro redondo.
- Claro
Aceptó Hae. La señora volvió con sus dos hijas pequeñas y les tomó fotografías con Sun y Hae. Las niñas abrazaron a Sun y besaron en las mejillas a Hae, luego se fueron sonrientes.
- Parecen celebridades
Rió Yang.
- ¿Ya saben que van a pedir?
Preguntó Hyuk, que tenía un lapicero y un pedazo de papel para anotar nuestro pedido.
- Cuando venga en mesero y nos entregue el menú
Contestó Sun y todos la miramos.
- El menú lo tienes frente a tus narices, preciosa
Le indicó Hyuk, señalando el mostrador con las cajeras y las pantallas con las imágenes de la comida.
  - ¿Y cómo les decimos lo que queremos?
Preguntó Hae, mirando de la mesa al mostrador. No pude evitar reír, ambos se veían tan perdidos. No podía creer que la realeza no pudiera disfrutar de algo tan cotidiano como el McDonald's.
- Tenemos que ir allá – señaló Yang – Pedir, pagar y esperar
- ¿No nos traerán la comida?
Preguntaron los príncipes al unísono.
- A ustedes les hace falta un golpe de realidad
Reí.
- Bueno, entonces son seis hamburguesas con todo, papas, gaseosas y dos cajitas felices
Dijo Hyuk y todos reímos.
- Quiero una “Cajita feliz”
Pidió Sun y Hyuk sonrió; Sun también podía ser tierna como Hae. Hyuk se fue y pidió, luego volvió con las manos vacías, lo cual sorprendió y confundió aún más a los príncipes. Llamaron a Hyuk y este, con la ayuda de Kyu, trajo la cena.
- Disfruten de su primer McDonald's
Dijo Yang, tomando su hamburguesa y echándole kétchup.
- Está muy rico
Kyu se relamía los labios. Vi como Sun y Hae, miraban sus hamburguesas pero no las tocaban. Ellos se miraron y nos miraron. Debía de ser extraño comer sin cubiertos y servilletas en el regazo, pero debían de acostumbrarse. Hae tomó una servilleta y la desdobló, luego la puso sobre su regazo, yo reí y ella me miró.
- Ahora tú imítame a mí
Le indiqué y él asintió. Tomé su mano y la acerqué a las papas fritas. Él puso resistencia pero luego tomó las papas y las sumergió en las distintas salsas. Al poco rato ya lo hacia solo y Sun lo imitó. Hae echó kétchup a su hamburguesa y, tomándola con ambas manos, le dio un gran mordisco. Todos aplaudimos en celebración, él solo rió.
- Está rico
Dijo, dándole otro mordisco.
- Obvio que está rico – dijo Hyuk – Es el sabor de América en Corea
Todos reímos. Los príncipes en verdad estaban disfrutando su primera experiencia con la comida rápida, y hasta pidieron para llevar. El gerente les regaló dos copas de helado a los príncipes y estos gustosos comieron. Hae me invitó un poco, pero le dije que tenía que disfrutar de todo el paquete completo. Sun abrió su “Cajita Feliz” y se llevó la sorpresa de encontrar un llavero con un peluche de “Hello Kitty” princesa. Hae abrió la suya y sacó lo que parecía ser un juguete de dragón.
- Les tengo que tomar una foto
Rió Yang, sacando su teléfono. Los príncipes sonrieron a la cámara, sonrientes. En verdad habían disfrutado de la experiencia.
- ¡Espera! – la detuve – Falta algo… - dije, caminando hacia el mostrador - ¿Tendrán esas coronas de cartón?
Pregunté y la cajera me dio dos. Volví donde los demás y les puse a los príncipes sus nuevas coronas. Ellos rieron al verlas, parecían niños pequeños en una juguetería.
- Perfecto
Dijo Kyu, quien también había sacado su celular.
- Tengo una corona nueva
Bromeó Sun.
- Es más bonita que la última que te compraron
Rió Hae.
- Ya debemos irnos
Dijo Hyuk de pronto, yo miré mi reloj, era verdad. Parecía que la feliz atmosfera se había disipado, dejando solo una sensación de vacío. Había sido un día perfecto y pronto se acabaría, eso entristeció a todos.
- Estamos actuando como si no nos fuéramos a ver nunca más­
Rió Donghae y todos lo miramos. Él me tomó de la mano por debajo de la mesa, yo le sonreí. Era verdad, él se quedaría hasta mañana en el Gyeongbokgung y todos regresaríamos a nuestras casas. Cuando los príncipes salieran de los muros del Gyeongbokgung podríamos seguir haciendo cosas como estas.
- Mañana en la noche volveremos a estar todos en el mismo lugar – bromeó Sun, apoyando la cabeza en el hombro de Hyuk – En la universidad hay que hacer esto una vez a la semana, al menos
- Obvio
Contestamos todos. Regresamos al Gyeongbokgung, pero nos quedamos en los terrenos, a punto de subir a los autos que nos regresarían a nuestro mundo. Los príncipes se quedarían porque tenían que estar en familia, lo entendíamos, pero se sentía extraño tener que separarnos todos. Sun se había reído al respecto, actuábamos como si nunca nos fuéramos a ver, pero íbamos a estar todos en la misma ciudad.
 Hyuk y Sun se habían apartado un poco del resto y estaban abrazados en una esquina; Sun lloraba y reía al mismo tiempo, debía de sentirse tonta por llorar como si no lo fuera a ver en un año, solo iban a estar separados un día. Me dio cierta envidia cuando se comenzaron a besar; ella podía estar con él porque no había una tía que la amenazara, y Hyuk tenía buena posición económica, podían estar juntos si querían, podían hasta casarse si quisieran. Pero en cambio yo no podía. Tenía a Jin y una tía loca que me lo impedían. Y aunque me armara de valor y decidiera que no me importaba, jamás podría ser aceptada por la realeza.
- Le caíste bien a mi familia
Me dijo Hae en un susurro, parado a mi lado.
- ¿Qué?
Lo miré sin entender.
- Le agradaste a mi familia – Hae se paró delante de mí y me miró - ¿Entiendes? – quise apartar la mirada, pero él no me dejó – A pesar de que no eres… ellos te aceptaron
- Ellos no saben que soy huérfana y pobre Hae – le recordé – No se los dijiste
- Al diablo eso Min Jee – volvió a decir – Les agradarás así seas huérfana
- No lo sé Hae… - lo miré – Hay mucho en nuestra contra, por lo menos de mi parte
- Sí… - dijo, soltando un suspiro – Míralos… - me señaló a Sun y Hyuk – Me gustaría poder besarte aquí sin que nada más importe
- Pero no podemos
- Claro que pondríamos – me dijo, tomándome de los hombros – Así por lo menos dejarían de decir que me engañas, dirán que por fin me enamoré – miré a Hae a los ojos – Porque me he enamorado de la chica más especial y hermosa del mundo
- Basta…
Le pedí, sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas.
- Solo dame un beso
Pidió.
- No puedo – le miré suplicando – Y no porque tenga novio, o porque tú seas el príncipe y yo una plebeya, simplemente no puedo – le volví a decir – Tienes que intentar comprender
- Lo intento
Me dijo, soltándome. Yo miré el suelo, sintiendo como las lágrimas caían por mis mejillas. Puse mi mano sobre su brazo y él volvió a mirarme a los ojos.
- Solo puedo hacer esto…
- ¿Qué cosa?
Me preguntó.
- Decirte que te amo con todo mi corazón
Confesé y él abrió mucho los ojos, sonriendo ampliamente.
- Puedo vivir con eso – me dijo, sonriendo, vi sus ojos brillar, pero esta vez eran por las lágrimas contenidas – Saber que me amas – yo sonreí, limpiándome una lágrima – Yo también te amo
Lo miré, entonces nos abrazamos. Nos despedimos con besos y abrazos, nos veríamos en un día, pero igual iba a ser difícil, más ahora que sabía mis sentimientos.
En el auto iba pensando en lo que haría al llegar a casa. Me empecé a arrepentí de haber vivido esta aventura, todo esto saldría en las noticias. Empecé a sentir miedo, nacía en mi estómago y se expandía por mi espalda hasta llenar cada parte de mi cuerpo. Habíamos sido fotografiados llegando a McDonald's, obviamente me debieron haber fotografiado cuando ingresé al Gyeongbokgung, y debieron de habernos fotografiado cuando estábamos en aeropuerto. Mi tía iba a verlo, de eso no había duda, quizá no hoy por la hora, quizá mañana en la mañana, como una primicia en el periódico, o en el noticiero, pero lo vería ¿Qué me haría?
Llegué a mi casa, era muy tarde y sabía que iba a tener consecuencias. Abrí la puerta con mucho cuidado y me topé con mi tío, él estaba hurgando en el refrigerador. Me miró y me hizo señas para que guardara silencio y me le acercara. Obedecí y caminé lentamente hacia él.
- ¿Dónde estuviste?
Me preguntó, comiendo lo que parecía ser una albóndiga.
- En el Gyeongbokgung
Contesté y a mi tío se le cayó una albóndiga.
- ¿Qué hacías ahí?
- Me salí de clases para ver a Donghae
Contesté y mi tío me sonrió.
- Tienes suerte de que tu tía se haya tomado una pastilla para dormir, a las nueve – sonreí aliviada al ir eso – ¿Cómo está él?
- Bien, su papá tuvo un ataque, pero todo está bien
Le contesté, me gustaba poder conversar con alguien sobre Hae.
- Me alegro que el rey esté bien
- Sí, a mí también…
Miré el suelo, recordando todo el día con nostalgia.
- ¿Y cómo están ustedes dos como pareja?
- No somos pareja
Contesté.
- Min Jee, sé que temes que tu tía te haga algo… - mi tío me tomó por los hombros y luego me dio unas palmaditas en la mejilla – Pero no creo que haga algo tan malo como asesinarte – él rió – El que no arriesga no gana
- ¿Entonces por qué la gran advertencia?
Le pregunté a mi tío.
- Porque tal vez no te asesine, pero te hará la vida imposible – mi tío me miró – Y sé que Jin Kyong nunca te lo perdonará – me mordí el labio al oír eso – Pero son cosas en las que uno no debe de pensar si en verdad ama a alguien, y por tu cara, y la cara del príncipe, porque hija, he visto muchas noticias – no pude evitar reír – Puedo ver que ustedes dos no la estás pasando bien
- Puede ser, tío Jung, pero yo sigo siendo una persona no “apta” para él
- Que los comentarios de las viejas urracas no te afecten
Mi tío volvió a palmearme la mejilla y yo sonreí.
- A veces no puedo evitar que me afecten
- Medítalo con la almohada – me sugirió mi tío – Sé un poco más egoísta Min Jee
Miré a mi tío y asentí, él tenía razón. Me despedí y caminé a mi habitación, me puse el piyama y me metí debajo de las sábanas. Las palabras de mi tío volvieron a mí; en verdad debía de dejar de pensar en todo lo malo que podía suceder o sucederme, debía de pensar en mí, en ser feliz, en ser feliz con la persona que quería, y si ese era Donghae.


El día siguiente sin darme cuenta había pasado muy rápido. Extrañé la presencia de Sun Hee y por supuesto la presencia de Donghae, aunque Kyuhyun me mantenía de buen humor y no me dejaba sola, eso se lo iba a tener que agradecer. Por otra parte, los rumores sobre mí ya no se oían en la universidad, aunque las noticias siguieron hablando mal de mí, sobre todo ahora que habían salido las noticias sobre mi día en el Gyeongbokgung. Ese era, más bien, el tema de chismorreo de ese día; el cómo me había ido todo un día, en un sitio donde solo nobles y funcionarios entran, para estar con Donghae dándole apoyo moral tras lo ocurrido con su padre, y cómo después mis demás amigos llegaron. En el Gyeongbokgung, Sun negaba todo por twitter, ella decía que todos íbamos a ir en grupo pero que yo me adelanté por estar libre antes que ellos. Se lo agradecí, debíamos de ser discretos para no causar revuelo.
Esa mañana, después de mi primera clase, Kangin me llamó furioso por las noticias, yo solo lo escuché y le dije que después hablaríamos. Ya era tiempo de cortar mi relación con él, al fin y al cabo, aunque no pudiera estar con el príncipe, yo ya no sentía nada por él. Kangin no había quedado satisfecho con eso, así que le colgué.
Después de la práctica de patinaje, donde fui la única estudiante, dónde aprovechamos a perfeccionar mi técnica y aprender una rutina más, conduje hacia el parque como de costumbre. Esta vez sentía miedo, esta vez de verdad no quería volver a casa, me daba miedo. Sabía que mi tía, y tal vez Jin, estarían ahí, y no quería verlas, pues en todos los medios rondaba mi cara y la unían con la del príncipe. Caminé hacia mi banca y de nuevo vi al compañero de Kangin, Zhou Mi. Me senté a su lado, tenía el semblante lleno de enojo y destrozaba una hoja de árbol.
- Hola
Me saludó él.
- ¿Sabías que vendría? – le pregunté, y él para mi sorpresa asintió - ¿Por qué?
- ¿Tú amas a Kangin? – me preguntó – No me malinterpretes – dijo rápidamente – He oído los rumores sobre tú y el príncipe, pero realmente no me importan… solo respóndeme
- No – contesté y el chico me miró – No lo amo… jamás lo hice y para serte sincera – solté un largo suspiro – Estaba pensando en terminarle
- ¿Quisieras hacerme un favor?
Me preguntó y yo lo miré.
- ¿Qué clase de favor?
Pregunté y él sonrió.
- Quiero que pague
Fue lo que obtuve por respuesta.
- No entiendo…
- Hay una chica – me dijo y sentí una patada en el estómago – Se llama Taeyeon. Ella… ella es un sol – el chico sonrió – Estudió conmigo desde el primer año de secundaria y es… especial ¿Entiendes? – asentí a su pregunta – Kangin y ella empezaron a salir desde el segundo semestre
- ¿En serio?
La noticia me sorprendió, no me dolió, pero sí sentí una mezcla de sensaciones, la más reconocible era el deseo de asesinarlo. Yo había estado todo un año pensando en que él me esperaría, que cuando yo fuese a Seúl volveríamos a retomar lo nuestro. Estaba realmente feliz cuando salimos aquella primera vez, y de no ser por Donghae seguiría enamorada de Kangin, y él me había estado viendo la cara de estúpida todo este tiempo.
- Le dijo que no tenía novia ni nada, y ella estaba sola – Zhou Mi bajó la mirada hacia el suelo, sentí lástima por él – Él sabía de mis sentimientos hacia Tae, pero al verla tan ilusionada con él… me hice a un lado y lo acepté – el chico cerró los puños y golpeó el banco – Entonces los vi juntos a ustedes dos y él me hizo prometer no decir nada a nadie – me miró – Luego tú me confirmaste que tenían una relación muy larga. Intenté decirle a Tae, pero ella creyó que solo se lo decía porque nunca me agradó que ella saliera con él
- Pero en las noticia salieron fotografías mías besándome con él
Recordé y él asintió.
- Ambos sabemos que él es muy persuasivo, manipulador y convencedor – asentí ante sus palabras, recordando muchas cosas – Le dijo que te ayudábamos, me incluyó porque habían fotos mías también, a mantener tu relación en secreto con el príncipe – me quedé sorprendida por eso, sonaba convincente si veías el contexto – Ella se volvió tu fiel partidaria, defendiéndote en las redes
- ¿Qué quieres que haga?
- Quiero que lo descubras con las manos en la masa
Me pidió él.
- ¿Cómo?
- Primero dame tu teléfono – lo miré confundida – Cuando estén “Infraganti” te avisaré y te tendrás que aparecer para sorprenderlos y armar un escándalo y esas cosas que hacen las novias histéricas – reí – Quiero que Tae abra los ojos
- ¿Seguirás viviendo con Kangin?
- Desde que me contaste la verdad, me mudé con un amigo
- De acurdo, entonces estaré esperando
- Mañana saldrán, estate atenta a tu teléfono – asentí – Muchas gracias
- No tengo mucho derecho de hacerle escándalo o reclamarle algo, también le he sido infiel
- ¿Con el príncipe?
Me preguntó y yo asentí.
- Ponte a pensar que él te fue infiel primero, tus actos solo fueron una consecuencia de los suyos
Asentí a sus palabras. Él sonrió y después de intercambiar números, se fue. Me quedé un rato más en mi banca. La noticia me había caído como un balde de agua fría, pero me daba la excusa ideal para terminar con él.
Vi mi reloj, eran las ocho y media de la noche, tenía que volver a casa. Suspiré y sentí mi cuerpo estremecer. Había una fuerza que no me dejaba levantarme de la banca, pero no me podía quedar a dormir ahí, tarde o temprano tenía que volver a mi casa. Tal vez después de esto sería echada a la calle por mi tía, aunque lo dudaba, mi tío no lo permitiría. Entré en mi auto y encendí la música de mi teléfono, poniéndome los audífonos, la canción de Hae se repetía una y otra vez en mis oídos.
Llegué a casa y abrí la puerta. Las viejas urracas me quedaron viendo, yo las miré. Estaban bebiendo té y mi tía me miró con severidad, si, había visto las noticias. Fui a la cocina y me crucé con Jin, esta me miró con enojo.
- Hola…
Susurré.
- ¿Por qué no me avisaste que ibas a ir al Gyeongbokgung?
Me preguntó ella.
- Fue algo que salió de improviso – contesté – Su padre casi murió y…
- ¡Por lo mimo me necesitaba!
Jin alzó la voz
- Sun fue la que organizó la escapada, no yo
Le dije, abriendo el refrigerador y sacando la jarra con limonada.
- ¿Y qué te costaba llamarme?
- Mucho – contesté, sintiendo enojo, ya me estaba hartando la loca de mi prima. Me serví un vaso de limonada y bebí, luego me serví otro - Era Sun la que organizaba todo, no yo, ella logró que nos dejaran entrar, no yo – dije - Ni siquiera sabe que somos primas, me dijiste que no se lo dijera a nadie. No iba a poder decirle que agregue una persona más a la lista inexistente de civiles que pueden entrar, además no le agradas
- ¡Él me necesitaba!
Gritó ella.
- ¡Sí realmente te necesitara te hubiera llamado!
Grité y ella me miró con los ojos bien abiertos ¿Por qué no veía lo obvio?
- ¡El me lo dijo! – gritó – ¡Me lo dijo, que solo faltaba yo para que su día hubiera sido perfecto! – ella tenía el rostro rojo y podía leer “Locura” por todos lados - ¡El me quiere a mí! ¡Siempre me lo dice! ¡Deja de meterte!
- ¡Tú eres la que me metió! – le grité - ¡¿Quién fue la que m dijo que intentara ser su amiga para que chismeara todo lo que él decía de ti?! – Jin no dijo nada - ¡Y déjame decirte algo, él nunca habla de ti y si lo hace es para decir lo fastidiosa que eres!
- ¡Mientes! – gritó ella, dándome una bofetada - ¡Solo me tienes envidia porque yo tengo todo esto y tú nada! ¡Porque mis padres están vivos y tú eres una pobre huérfana! ¡Y envidias que yo vaya a ser la futura reina mientras tú seguirás siendo una pobretona!
- ¿Te creer mejor que yo solo por tener muchas cosas? – le pregunté y ella me miró con la boca abierta - ¡No tienes amigos! ¡Paras sola! ¡Tú madre te mandó lejos doce años de su vida! ¡No tienes nada excepto dinero!
- ¡Soy mejor que tú!
- ¡¿En qué?! – pregunté, riéndome escandalosamente - ¡Me gradué con honores de la escuela, me ofrecieron becas en muchas universidades, y a ti tus padres tuvieron que contratarte tutores para que al menos pasaras las materias con una nota mínima! ¡Tengo muy buenos y leales amigos! ¡Tuve unos padres que me amaron hasta la muerte! ¡Amor!
- ¡Eres una perra! – me gritó - ¡En esta vida no puedes ganar con amor! ¡Y él es mío, entiéndelo, él me ama a mí!
Y diciendo esto, se fue. Respiré hondo diez veces, quería romper algo, pero me contenía. Salí de la cocina, sabiendo que las viejas urracas habían escuchado todo, y no me recibirían bien. Las viejas me miraron, mi tía tenía el rostro de enojo, en mi ente la mandé bien lejos, a ella y a sus malditas amigas.
- Que niña más irrespetuosa
Dijo una mientras yo caminaba hacia las escaleras.
- Irrespetuosa y malcriada – dijo otra con tono de indignación – Mira que gritar cuando hay visitas
- Lo siento tanto Hi, debe ser duro soportarla
Habló una tercera vieja.
- Es mi deber como buena cristiana
Dijo mi tía cuando llegué a las escaleras.
- Esa zorra no le puede quitar el novio a tu hija, tienes que hacer algo Hi
Me quedé en el primer escalón, sintiendo que mi interior hervía.
- No creo que el príncipe se fije en una putita sin clase
Apreté el vaso en mi mano.
- Es una prostituta sin clase, jamás podrá estar con el príncipe, pierde su tiempo haciéndose ilusiones y causando tanto alboroto en la prensa. Es solo una cualquiera caza-fortunas
No aguanté más y caminé hacia las viejas. Tomé con fuerza mi vaso y le lancé el contenido en la cara a la vieja urraca. Las mujeres soltaron un gritito y la mujer a la que le había lanzado mi bebida parpadeaba y se limpiaba el rostro con una servilleta que otra mujer le había dado.
- ¡¿Cómo te atreves?!
Preguntó escandalizada.
- ¡¿Cómo se atreve usted a insultarme?! – grité aún más alto - ¡Tal vez no tenga clase, tal vez no tenga dinero y no frecuente a la alta sociedad! – las miré a todas, sobre todo a mi tía - ¡Pero tengo más educación que ustedes en la punta de mi dedo! ¡Tener tanto dinero no las vuelve superiores si por dentro son unas mierdas de personas!
- ¡Min Jee, ya fue suficiente! – gritó mi tía – Ve a tu habitación
- ¡No! – grité y ella me tomó del brazo, empujándome fuera de la sala de estar - ¡Les demostraré a todas que yo lograré a ser superior a ustedes!
Dije, zafándome del agarre de mi tía.
- ¿Tú? ¿Superior a nosotras?
Se burló una de las viejas.
- Tendrías que volver a nacer, tal vez Dios se apiade de ti
Rió otra.
- ¿Osan usar su nombre cuando ustedes no merecen nada de Él?
Pregunté y las señoras se quedaron calladas.
- Min Jee… - mi tía pronunció lentamente mi nombre – Ve a tu habitación
Las miré a todas.
- Ustedes bajarán la mirada por el suelo por donde pase
Fue lo último que dije, yendo a mi habitación. Desde ahí podía oír cómo mi prima hablaba animadamente con el príncipe. Encendí la televisión, estaban pasando una noticia sobre mi estadía en el Gyeongbokgung. Sentí ira por dentro. No me iba a quedar de brazos cruzados, no iba a seguí escuchando estupideces, yo sabía lo que valía y eso también lo sabía el príncipe, él me amaba a mí, por ser como era, no por tener mucho, él mismo me lo había dicho. Estaba decidida, ellas iban a pagármelas, ibas a reverenciare algún día. Una voz en mi mente me dijo que pensar de esa forma era incorrecto, pero me daba el valor que necesitaba para poder por fin aceptar a Hae. Las urracas se fueron y respiré aliviada.
- Acabo de terminar de hablar con Hae
Dijo Jin, irrumpiendo en mi habitación. Ella tenía una sonrisa soberbia en el rostro. Intenté tranquilizarme, no lo estaba logrando.
- Jin… - pronuncié lentamente – Lárgate
- No me hables así – dijo ella, sentándose en mi cama – Estuvimos hablando sobre cómo sería una boda perfecta – la miré, quería matarla – Dijo que ese día sería perfecto si yo estaba en él – rió - ¿Qué otra prueba quieres? El me ama y me acaba de insinuar que se casará conmigo
- De acuerdo, él te ama, tú estás loca, ahora lárgate
- Alégrate, hay una reina en la familia
- ¡Lárgate!
Le grité y ella se fue riendo. Escuché cómo se cerraba la puerta de su habitación y entonces bajé por algo de beber. Entré en la cocina y busqué en el refrigerador algo que beber. Algo me jaló de los cabellos y me tiró contra la encimera, golpeándome la espalda. Mi tía estaba presionando su cuerpo contra el mío, inmovilizándome. La miré con miedo, y entonces sentí algo frio en mi cuello, mi tía sostenía un cuchillo.
- No sabes de lo que soy capaz Min Jee, no te metas entre Jin Kyong y el príncipe
- El me ama a mí – revelé y mi tía abrió mucho los ojos – No a Jin Kyong
- Escúchame bien niña idiota – mi tía presionó el cuchillo contra mi rostro – No me provoques, te desfiguro el rostro
000000000000000000000000000000000000000000000000000

LAMENTO LA DEMORA!!!! POR SER MI CUMPLEAÑOS, SUBÍ DOS CAPÍTULOS, DISFRUTENLO

No hay comentarios:

Publicar un comentario