Capítulo 20
El día lunes, al volver a clases, todos nos dimos con la
sorpresa de que el equipo entero, exceptuándome, de patinaje artístico, había
sido expulsado de la universidad por haber causado el incidente en el que me vi
afectada. Otro rumor era que la “Policía Real”
estaba rastreando los servidores desde los que se subieron los videos e
imágenes de mí semidesnuda, e iban a arrestar a los culpables por crimen
informático. Me quedé sorprendida al saber esto
¿Hae había sido capaz de algo así?
- También dicen que la rectoría
ha visto los videos de seguridad y van a expulsar a los que decoraron el
complejo con tus fotografías
Nos informó Kyu.
- ¡Ya sabía que tarde o temprano
estas estupideces tenían que terminar!
Celebró Yang, chocando palmas con Kyu, ellos se habían
vuelto muy buenos amigos.
- ¿Y dónde está Donghae?
Preguntó Hyuk, quien tenía la cabeza recostada en el hombro
de Sun.
- En el Gyeongbokgung
Contestó y yo me atraganté.
- ¿Por qué?
Pregunté.
- Mi tío se puso mal ayer –
contestó – Yo no voy porque… no sé qué podría hacer allá
- ¿Apoyo moral?
Sugirió Yang.
- Él no quiere mi apoyo moral –
todos me miraron – Deberías ir a verlo, pasa el día con él
- Sería una locura
Dije, pinchando mi fruta.
- La vida no es vida si no
cometes, al menos, una locura
Dijo Kyu y Yang asintió.
- Por eso me caes bien
El chico sonrió.
- Igual… tengo clases
- ¡Solo hazlo!
Me gritaron mis amigos.
- Te prestaremos los apuntes
Me prometió Kyuhyun.
- Te enseñaré geometría espacial
cuando lo deseas
Dijo Yang Mí.
- Y estoy disponible si deseas
saber química avanzada
Se sumó Hyuk.
- No creo que me dejen entrar si
llego de improviso y es una locura…
Volví a decir.
- ¡Tú solo ve!
Me ordenaron todos. Obedecí y salí de la cafetería a toda
velocidad. Unas personas estaban en mi auto esperándome, yo con miedo me les
acerqué.
- Min Jee… - me dijo un chico –
Perdón por haber pegado un letrero en tu auto
- A mí por haber lanzado un globo
con harina
- Y a mí por haber compartido el
video donde estabas con tu toalla – se disculpó el último - ¡Pero yo no lo
subí!
- De acuerdo…
- Le dices eso al príncipe
heredero por favor
Me pidió el segundo.
- De acuerdo
Los tres chicos se fueron y yo entré en mi auto. Todos
debían de tener miedo por lo que había pasado con el equipo de patinaje y los
rumores de la “Policía Real”. Recordé
el día del incidente, todos se lo tenían bien merecido.
Puse en marcha el auto y me fui. No podía creer nada de esto,
me estaba saltando todo el día de clases por ir a ver a Donghae ¡Era una
locura!
Por primera vez en mi vida lo vi, tan imponente, tan
majestuoso, el Gyeongbokgung. Las rejas de entrada estaban bloqueadas por
chicas con carteles. Me abrí paso entre ellas y le dije al guardia que debía de
entrar, este no me hizo caso y más bien se rió. Volví a decirle mi nombre y
hasta grité que la princesa Sun Hee había dado mi nombre, pero el guardia
seguía sin hacerme caso.
- Ay, que desesperante – me dije,
apartándome de las locas fanáticas - ¿Y ahora qué hago? – entonces el foco se
prendió – Ojalá conteste – me dije a mi misma, marcando su número – Contesta…
- ¿Ratona?
Preguntó su voz, se escuchaba raro, como si hubiera llorado.
- ¿Me puedes dejar entrar?
Le pregunté.
- No estoy en mi habitación
Me contestó.
- Lo sé – dije – Me refería al
Gyeongbokgung
- ¿Estás aquí?
Me preguntó y yo sonreí.
- Sí – contesté y escuché como
una puerta se abría de golpe y varios pies correr
- ¿Cómo?
- Sun…
Contesté.
- Le tendré que comprar ese
caballo que tanto quiere
Dijo y
colgó. Entonces las fanáticas empezaron a gritar aún más. No podía ver bien,
pero distinguí a varias personas con traje negro aparatar a las fans, eran
cientos de esos guardias. Entonces un auto rojo apareció, era el Porsche de Hae.
Todas las chicas gritaron, el auto avanzó lentamente y pronto llegó hacia mí.
Hae llevaba lentes de sol y me sonrió
me subí a su auto y él volvió a entrar en los seguros muros
del Gyeongbokgung.
El Gyeongbokgung era mucho más grande de lo que se veía en
las películas o en los series, era increíble y majestuoso. Nos bajamos del auto
y entramos, por dentro era aún más increíble que por afuera. No podía dejar de
ver todo lo que me rodeaba, el papel tapiz, los cuadros, la alfombra, los
muebles, y solo era el recibidor.
- Linda casa…
Bromeé. Él me miró y entonces me abrazó fuertemente.
- Gracias por haber venido
Me dijo, apretándome más. Yo lo rodeé con mis brazos
también. Me soltó y me sonrió.
- Todo fue idea de Sun
- ¿Cómo te convencieron de faltar
a clases?
Me preguntó, tomando mi mano y guiándome hacia unas enormes
escaleras.
- No me convencieron, me obligaron
Contesté.
- ¿Entonces realmente no quieres
estar aquí?
Me preguntó, soltando mi mano y mirándome, se veía herido y
yo me mordí el labio.
- Sí quería – contesté – Pero no
tengo el suficiente valor para hacer algunas cosas, a veces necesito un empujón
– Hae sonrió – Pero sí quería estar aquí
- Gracias
Me dijo y yo le tomé de la mano. Él volvió a sonreír y
juntos continuamos nuestro camino escaleras arriba, donde las habitaciones se
encontraban. Nos detuvimos en un pasillo y él me abrazó fuertemente, se veía feliz.
Le sonreí cuando nos separamos, él me devolvió el gesto y me acomodó el
flequillo a un lado, entonces nos besamos. Rodeé mis brazos alrededor de su
cuello y él abrazó mi cuerpo, mi corazón latía rápidamente, lo amaba, de eso
estaba segura.
- ¿Ella es tu novia, Donghae?
Preguntó
una inocente voz. Hae se separó de mí y sus mejillas se tornaron rojas. Yo miré
a la niña que había ante nosotras, con un lindo vestido . Ella sonreía de forma pícara por habernos sorprendido
besándonos.
Era poco
decir que era hermosa, era bellísima, la niña más linda que alguien pudiera
ver. Tenía los ojos cafés como Donghae, el cabello en un lindo peinado con un
adorno, una sonrisa tierna en el rostro y unas mejillas que te invitaban a
querer pellizcarlas. Era una preciosura de niña
- Ella es Lee Yoora,
mi hermana
- Hola – saludé, luego recordé que
era una princesa e hice una reverencia – Su alteza
- Eres bonita – me dijo ella – Es
más bonita que la pesada de Jin Kyong
- ¡Yoora!
Protestó el príncipe.
- Pasa mucho tiempo con Sun Hee
¿Verdad?
Pregunté divertida.
- Mucho
Contestó Hae sonriendo.
- ¿Quieren jugar Monopolio?
Preguntó.
- Después Yoora – le dijo el
príncipe – Déjame a solas con Min Jee
- De acuerdo – aceptó la niña –
Pero solo porque es bonita – me sonrió y yo no pude evitar hacer lo mismo - ¿No
te parece?
- Sé que es muy bonita
Me sonrojé al oír eso.
- Fue un gusto Min Jee
Se despidió la princesita.
- El gusto fue mío
Dije yo, y la princesita se fue corriendo.
- Ven…
Me pidió él, tomando mi mano de nuevo y guiándome a una de
las habitaciones. Si el recibidor y la escalera me habían sorprendido, la
habitación de Hae me sorprendía aún más. Nos sentamos en uno de los sofás y nos
sonreímos de nuevo, era tan incómoda y graciosa la situación.
- Tu hermana es adorable
Comenté.
- Es una manipuladora, se
aprovecha de su adorabilidad
Me reí y él también.
- Esa sí no es una palabra – reí y
él también - ¿Cómo está…?
Me atreví a preguntar y él se puso serio de nuevo.
- El cáncer lo está consumiendo –
me contestó, hablando de su padre – Tuvo un ataque, no podía respirar, pero lo
salvaron – se mordió de nuevo el labio – Aún no quiero que se muera
- Nadie quiere que sus padres se
mueran
Dije, mirando el suelo. Él me abrazó y beso mi cabeza, yo
sonreí. Lo miré y nos dimos un corto pero dulce beso.
- No lo decía por eso – me dijo –
Es…
- ¿Tu ascenso al trono?
Pregunté y él asintió.
- Es complicado – me miró –
Necesito estar listo… me refiero… a con todos los requisitos…
- Serás un excelente rey, Donghae
- No me refiero a eso tampoco –
Hae puso cara de fastidio – Mejor no hablemos de eso – me pidió, yo me sentí
algo confundida – Fuera de eso, estoy bien, un poco preocupado porque… bueno…
tienes razón… es mi padre
- Sí… - miré la mesita de centro,
habían tres fotografías en hermosos portarretratos. En uno se veían a Hae y
Jin, en otro él con Sun y su hermana, y en otro a la reina con él en de unos
diez años – Que bonita era tu mamá
- Gracias… - contestó sonriendo –
Yo no quería tomarme esta foto, estaba enojado porque todos le prestaban más
atención a Yoora que recién había nacido – sonreí al oír la historia – Mamá me
llamó, me dijo que quería hacer algo especial conmigo – tomó la foto – Y se
tomó miles de fotos conmigo, usando su cámara – esbozó una nostálgica sonrisa –
Las demás las tengo guardadas en un álbum, esta es la que me gusta
- Ella es la reina que más admiro
– le confesé a Hae – Dejó su vida por…
- Por amor
Completó Hae y yo lo miré.
- Yo… también necesitaría un
empujón para hacer todo eso
- Yo te jalaría hacia mí
Lo miré, entonces nuevamente nos besamos. Sí, sabía que lo
haría, pero tenía tanto miedo, no era valiente como Sun Hee o Yang Mi, era una
cobarde. La puerta fue golpeada y Donghae soltó un gruñido.
- ¿Quién?
Gritó.
- Donghae, Yoora dice que tienes
una invitada
- Sí
Contestó él.
- ¿Se quedará a almorzar?
Preguntó la voz femenina.
- Sí tía, gracias – contestó él –
A cenar también
- ¿A cenar? – preguntó la princesa
Jae Hwa – Que milagro
Entonces se escucharon tacones alejarse.
- Mi amiga Jin Kyong jamás cena
con nosotros, es desesperante pero la dejo hacer
- A veces suena como si te
disgustara ella
Bromeé.
- Es agradable, es la única amiga
que tengo, bueno, hasta el año pasado era la única amiga que tenía – se
corrigió – Pero a veces suele ser caprichosa, entonces me desespera
- A mí también me des…
desesperaría
Me corregí al instante, Hae asintió.
- Su alteza… - dijo una voz
masculina, tocando la puerta – El almuerzo se servirá en breve
- Gracias Leeteuk, bajaremos en
seguida – contestó Hae – Vamos…
- ¡Espera! – le detuve – No… no
sé… no sé nada sobre etiqueta o modales en la mesa
Hae comenzó a reír.
- Tú solo imítame
Me pidió él y yo asentí. Bajamos al primer piso caminamos
por una inmensa sala de estar y algunos pasillos, y llegamos a un comedor
inmenso, decorado de forma muy lujosa, con arañas de cristales enormes y
candelabros. La princesa Jae Hwa estaba sentada junto a su esposo, y la pequeña
Yoora jugueteaba con su servilleta.
- Donghae… - la princesa sonrió ampliamente,
era idéntica a Sun Hee - ¡Oh! – exclamó al verme – Tú no eres Jin Kyong…
- Ella es
Kim Min Jee – me presentó Donghae y yo hice una reverencia – Es mi…
Ratona
- Con que ella es la famosa
Ratona
Rió el tío de Donghae, Sir Im Jay Ha
- Es un gusto estar
aquí
Dije. Donghae jaló una silla e hizo que me sentara. Vi cómo
él se colocaba la servilleta en el regazo y lo imité. Varias personas
aparecieron y empezaron a dejar los platos en la mesa. Había samgyetang, galbi, bulgogi, arroces
por doquier, juk, gopchang, kimbaps, un sinfín de cosas más, y, el inigualable y que nunca
puede faltar, Kimchi.
- Come, después traerán el postre
– me susurró Donghae – Ahí están tus palillos
Me indicó, señalándome dos lindos palillos con diseños. La
comida estaba deliciosa; me servía de poco en poco porque no quería parecer
desesperada o hambrienta, pero deseaba comerme la mesa yo sola. Vi cómo Yoora
se limpiaba delicadamente con la servilleta e hice lo mismo; la princesa Jae me
miró y sonrió, yo hice lo mismo.
- ¡Galbi, delicioso!
Celebró Sir Jay Ha
- Querido…
Rió la princesa.
- Prueba
esto – me indicó Donghae en un susurro – ¿Qué te parece
todo?
- Todo es demasiado delicioso –
contesté – Hay platos que nunca en mi vida había visto
No pude evitar decir.
- Te acostumbrarás – la princesa
rió, no de forma burlona, sino una risita divertida – Me recuerdas a mi cuñada
- Gracias
Sentí que me iba a volver a sonrojar. Después de que
retiraran todos los platos, los sirvientes trajeron el postre. Miré mi colorido
plato, había hangwa, fruta y pequeños
pastelitos.
- Usa la cuchara pequeña
Indicó Donghae y yo obedecí. Estaba delicioso el postre.
Empecé a comerlo a bocados muy pequeños pues quería disfrutarlo y que durara.
Terminé mi postre y sentí un gran vacío por dentro, quería más. Hae rió y me
dio su postre.
- No está permitido hacerlo… pero
tú lo vales
Dijo él y por enésima vez me sonrojé. Luego nos sirvieron el
típico té coreano. Hae se me acercó y me susurró.
- No lo tomes aún, está caliente
Miré el humo salir de la fina taza.
- ¿Por qué hay un cubierto para
cada cosa?
Pregunté y Bell se rió.
- Ella me cae mejor que la tonta
de tu amiga
Rió ella y yo me sonrojé.
- Son cosas con las que uno vive
– me explicó la princesa Jae – Cuando no tomamos esto, tomamos té verde, ayuda
con la grasa
Tomé mi cuchara de café, la única cuchara que sí conocía, y
empecé a darle vueltas al té para quitarle un poco el calor. Luego lo probé,
sí, era delicioso. Había sido el almuerzo más delicioso de mi vida, y lamentaba
haberlo comido tan rápido.
- Iré a montar
Dijo Yoora, levantándose de la mesa y corriendo, siendo
seguida por unos hombres y una mujer que debía de ser su nana.
- Quiero que conozcas a Bada – me
dijo Hae – Si me disculpan…
- Esperemos que no la muerda como
a la caprichosa
Bromeó su tío.
- Mi amor…
Rió la princesa.
- ¿Bada ha mordido a Jin Kyong?
Pregunté mientras caminábamos hacia las escaleras.
- Varias veces – contestó él –
Cada vez que viene, no le agrada
- Que raro
Dije.
- Lo es, porque ella no le ha
hecho nada y siempre intenta hacerle mimos
- Olerá su aura
Bromeé, aunque era lo más probable.
- Una cosa más… - dijo él antes
de abrir la puerta de su habitación – Bada está embarazada, así que está un
poco huraña
- De acuerdo – acepté - ¿Tan
rápido pasó?
- Sí, odio al perro de la condesa
Lim, pero era el único bichón maltes disponible
- Ya, entremos
Hae abrió la puerta y me llevó hacia su cama. Lo que pensé
que era una almohada, era en realidad su esponjosa y blanca perrita. Ella alzó
la mirada y se levantó, moviéndole la cola.
- Hola
Bada – le saludó - ¿Cómo está mi reina? – la perrita le lamió el rostro
– Sí, yo también estoy feliz – Hae
me jaló del brazo e hizo que me acercara – Ella es Min Jee, es bonita ¿Verdad?
– la perrita le volvió a lamer el rostro, como si le respondiera – Opino lo
mismo – Hae me miró – Intenta acariciarla
Con miedo extendí mi mano hacia la bolita de pelos. Ella se
giró y me empezó a mover la cola. Seguí acariciando su cabeza y ella se recostó
en el colchón.
- Le agradas
Me dijo Hae.
- Y a mí me agrada ella
Como respuesta ella me lamió el rostro.
- ¡Bu!
Gritó una voz y ambos nos sobresaltamos, era Sun Hee.
- ¡¿Qué demonios haces aquí?!
Le gritó Donghae.
- Vinimos para tapar rumores
Contestó Hyuk, entrando en la habitación.
- Y para ver cómo estabas
Agregó Yang, tomando un adorno de la mesa.
- Linda habitación
Dijo Kyu, mirando todo lo que lo rodeaba.
- Todos están aquí – Hae sonreía -
¿Se podrán quedar esta noche?
- Ellos no, yo sí, es mi casa
Contestó Sun y los demás rieron.
- Estaremos hasta la noche – dijo
Kyu – Ha sido el día más rápido del mundo
- El tiempo se nos fue volando
Le dije a Hae y este asintió.
- ¡Bada! – gritó Sun y la perrita
le empezó a mover la cola - ¿Ya le diste tu bendición a Donghae y Min? – la
perrita le lamió el rostro – Que bueno que no es celosa
- Es adorable…
Kyu empezó a
acariciar a la perrita y esta empezó a mover la patita en señal de agrado.
- Bueno… podemos hacer lo que
queramos – dijo Hyuk, mirando su reloj - ¿Nos quieren hacer un tour por la
ciudad?
Donghae y Sun se miraron y luego asintieron. Los príncipes
nos guiaron hacia un lugar apartado del palacio, entonces entramos. Todos nos
quedamos con las bocas abiertas en un “O” Habían muchos autos, desde modernos a
clásicos, y también había en una esquina bicicletas y patinetas, pero lo que
llamaba la atención eran los autos. Sun y Hae caminaron hacia una pared donde
había un panel con varias llaves colgadas, entonces empezaron a hablar entre
ellos.
- Deberíamos llevar a Richard
Sugería Sun.
- No, es descubierto – dijo Hae –
No sé cómo te pueden gustar los autos descapotables
- Algún día tienes que superar tu
miedo a la exposición
Le dijo ella.
- ¡Cállate! – protestó Hae –
Llevemos a Miguel Ángel
- De acuerdo
Aceptó ella, tomando unas llaves. Ella presionó el botón y
un Range Rover hizo “pip, pip”
- Avisaré a los guardias que
saldremos
Dijo Hae, saliendo del enorme garaje.
- ¿Cuál es su trauma con los
guardias?
Pregunté y Sun me miró, frunciendo el entrecejo.
- Por la muerte de su madre – me
contestó como si fuera lo más obvio – Si tú vieras a tu madre ser asesinada
frente a tus ojos… - me mordí el labio, había olvidado algo así - ¿No tendrías
miedo de salir sin protección?
- Lo siento, fui una tonta
Ella me sonrió y negó con la cabeza.
- No, solo debes de prestar más
atención a las noticias de la realeza
Hae volvió y nos metimos en el auto. Salimos del garaje y
avanzamos hacia las puertas el palacio siendo rodeados por varios autos negros
y hombres en motocicletas. Salimos de los terrenos del Gyeongbokgung y avanzamos.
- Por nada del mundo bajen las
ventanas – empezó a decir Hae – A cualquier sonido extraño, agáchense
- Si hay un terremoto no se
alarmen, si estalla el apocalipsis zombi no se alarmen, si los extraterrestres
nos invaden, alármense – empezó a decir Sun y todos reímos – Pero no salgan del
auto pase lo que pase
- Sobre todo en el apocalipsis
zombi – bromeó Hae - ¿A dónde vamos?
- A cenar
Pidió Yang, posando su mano en su abdomen.
- Tal vez podamos conseguir una
mesa en…
Empezó a decir Sun pero yo la interrumpí.
- ¡Ah no! – todos me miraron –
Cada vez que salimos con ustedes, vamos a restaurantes caros y de lujo – les
dije a los príncipes – Comerán nuestra comida ahora
- ¿Qué quieres decir?
Preguntó Donghae.
- Que comerán lo más normal que
existe
Contestó Hyuk, mirándome con complicidad.
- Hamburguesas
Terminó
por decir Kyu, esbozando una gran sonrisa.
00000000000000000000000000000000000000000
Capítulo 21
- Jamás hemos comido hamburguesas
de McDonald’s
Confesó Sun Hee.
- ¿Cómo es eso posible?
Preguntó Yang Mi con fingido horror.
- Es que en casa nos hacían
hamburguesas, pero…
Empezó a decir Hae.
- Deben de ser esas gourmet – le
interrumpió Kyuhyun y Hae asintió – Se han perdido de mucho
- ¿Por qué no han comido nunca en
McDonald’s?
Pregunté.
- McDonald’s es como… como las
joyas de la corona, es uno de los restaurantes más famosos del mundo
Intervino Eunhyuk, quien era el que menos podía creer que
los príncipes no hubieran ido nunca a un McDonald's.
- Porque la abuela les decía a
nuestros padres que era comida corriente, luego nuestros padres nos lo
inculcaron a nosotros
Explicó Sun.
- Mi mamá comía ahí con sus
amigas, decía que era delicioso – empezó a contar Hae mientras conducía a un
McDonald's – Pero cuando se casó con mi papá, tuvo que dejar de comerlas
- Fue por mi tía que en palacio
empezaron a cocinar hamburguesas y hot dog los domingos
Nos informó Sun.
- Bueno, ahora comerán comida
real, y para que estén contentos, les compraremos una “Cajita Feliz” a cada uno – dijo Kyu y los demás rieron – Los demás
comeremos con experiencia
- Está bien
Aceptaron los príncipes. La caravana de autos se detuvo en
un McDonald's, había mucha gente con sus teléfonos, me sentí nerviosa de
pronto. Los guardias nos guiaron dentro del restaurante, luego bloquearon la
puerta y rodearon el restaurante para evitar que sacaran fotografías. Todos los
comensales se nos quedaron viendo, debían de reconocer a Sun y Hae, estos se
veían notablemente incómodos.
- Creo que por eso nunca nos
traían a estos sitios
Le susurró Sun a Hae, quien asintió. Nos sentamos en una
mesa circulas y comenzamos a ver las pantallas donde se veían las distintas
clases de hamburguesas y demás. Hae y Sun miraban a cualquier lado menos a las
pantallas, ellos veían las mesas, la gente, el lugar donde los niños jugaban.
- ¿Pueden tomarse una fotografía
con nuestros hijos?
Preguntó una señora de rostro redondo.
- Claro
Aceptó Hae. La señora volvió con sus dos hijas pequeñas y
les tomó fotografías con Sun y Hae. Las niñas abrazaron a Sun y besaron en las
mejillas a Hae, luego se fueron sonrientes.
- Parecen celebridades
Rió Yang.
- ¿Ya saben que van a pedir?
Preguntó Hyuk, que tenía un lapicero y un pedazo de papel
para anotar nuestro pedido.
- Cuando venga en mesero y nos
entregue el menú
Contestó Sun y todos la miramos.
- El menú lo tienes frente a tus narices,
preciosa
Le indicó Hyuk, señalando el mostrador con las cajeras y las
pantallas con las imágenes de la comida.
- ¿Y cómo les
decimos lo que queremos?
Preguntó Hae, mirando de la mesa al mostrador. No pude
evitar reír, ambos se veían tan perdidos. No podía creer que la realeza no
pudiera disfrutar de algo tan cotidiano como el McDonald's.
- Tenemos que ir allá – señaló
Yang – Pedir, pagar y esperar
- ¿No nos traerán la comida?
Preguntaron los príncipes al unísono.
- A ustedes les hace falta un
golpe de realidad
Reí.
- Bueno, entonces son seis
hamburguesas con todo, papas, gaseosas y dos cajitas felices
Dijo Hyuk y todos reímos.
- Quiero una “Cajita feliz”
Pidió Sun y Hyuk sonrió; Sun también podía ser tierna como
Hae. Hyuk se fue y pidió, luego volvió con las manos vacías, lo cual sorprendió
y confundió aún más a los príncipes. Llamaron a Hyuk y este, con la ayuda de
Kyu, trajo la cena.
- Disfruten de su primer
McDonald's
Dijo Yang, tomando su hamburguesa y echándole kétchup.
- Está muy rico
Kyu se relamía los labios. Vi como Sun y Hae, miraban sus
hamburguesas pero no las tocaban. Ellos se miraron y nos miraron. Debía de ser
extraño comer sin cubiertos y servilletas en el regazo, pero debían de
acostumbrarse. Hae tomó una servilleta y la desdobló, luego la puso sobre su
regazo, yo reí y ella me miró.
- Ahora tú imítame a mí
Le indiqué y él asintió. Tomé su mano y la acerqué a las
papas fritas. Él puso resistencia pero luego tomó las papas y las sumergió en
las distintas salsas. Al poco rato ya lo hacia solo y Sun lo imitó. Hae echó
kétchup a su hamburguesa y, tomándola con ambas manos, le dio un gran mordisco.
Todos aplaudimos en celebración, él solo rió.
- Está rico
Dijo, dándole otro mordisco.
- Obvio que está rico – dijo Hyuk
– Es el sabor de América en Corea
Todos reímos. Los príncipes en verdad estaban disfrutando su
primera experiencia con la comida rápida, y hasta pidieron para llevar. El
gerente les regaló dos copas de helado a los príncipes y estos gustosos
comieron. Hae me invitó un poco, pero le dije que tenía que disfrutar de todo
el paquete completo. Sun abrió su “Cajita
Feliz” y se llevó la sorpresa de encontrar un llavero con un peluche de “Hello Kitty” princesa. Hae abrió la
suya y sacó lo que parecía ser un juguete de dragón.
- Les tengo que tomar una foto
Rió Yang, sacando su teléfono. Los príncipes sonrieron a la
cámara, sonrientes. En verdad habían disfrutado de la experiencia.
- ¡Espera! – la detuve – Falta
algo… - dije, caminando hacia el mostrador - ¿Tendrán esas coronas de cartón?
Pregunté y la cajera me dio dos. Volví donde los demás y les
puse a los príncipes sus nuevas coronas. Ellos rieron al verlas, parecían niños
pequeños en una juguetería.
- Perfecto
Dijo Kyu, quien también había sacado su celular.
- Tengo una corona nueva
Bromeó Sun.
- Es más bonita que la última que
te compraron
Rió Hae.
- Ya debemos irnos
Dijo Hyuk de pronto, yo miré mi reloj, era verdad. Parecía
que la feliz atmosfera se había disipado, dejando solo una sensación de vacío.
Había sido un día perfecto y pronto se acabaría, eso entristeció a todos.
- Estamos actuando como si no nos
fuéramos a ver nunca más
Rió Donghae y todos lo miramos. Él me tomó de la mano por
debajo de la mesa, yo le sonreí. Era verdad, él se quedaría hasta mañana en el
Gyeongbokgung y todos regresaríamos a nuestras casas. Cuando los príncipes
salieran de los muros del Gyeongbokgung podríamos seguir haciendo cosas como
estas.
- Mañana en la noche volveremos a
estar todos en el mismo lugar – bromeó Sun, apoyando la cabeza en el hombro de
Hyuk – En la universidad hay que hacer esto una vez a la semana, al menos
- Obvio
Contestamos todos. Regresamos al Gyeongbokgung, pero nos
quedamos en los terrenos, a punto de subir a los autos que nos regresarían a
nuestro mundo. Los príncipes se quedarían porque tenían que estar en familia,
lo entendíamos, pero se sentía extraño tener que separarnos todos. Sun se había
reído al respecto, actuábamos como si nunca nos fuéramos a ver, pero íbamos a
estar todos en la misma ciudad.
Hyuk y Sun se habían
apartado un poco del resto y estaban abrazados en una esquina; Sun lloraba y
reía al mismo tiempo, debía de sentirse tonta por llorar como si no lo fuera a
ver en un año, solo iban a estar separados un día. Me dio cierta envidia cuando
se comenzaron a besar; ella podía estar con él porque no había una tía que la
amenazara, y Hyuk tenía buena posición económica, podían estar juntos si
querían, podían hasta casarse si quisieran. Pero en cambio yo no podía. Tenía a
Jin y una tía loca que me lo impedían. Y aunque me armara de valor y decidiera
que no me importaba, jamás podría ser aceptada por la realeza.
- Le caíste bien a mi familia
Me dijo Hae en un susurro, parado a mi lado.
- ¿Qué?
Lo miré sin entender.
- Le agradaste a mi familia – Hae
se paró delante de mí y me miró - ¿Entiendes? – quise apartar la mirada, pero
él no me dejó – A pesar de que no eres… ellos te aceptaron
- Ellos no saben que soy huérfana
y pobre Hae – le recordé – No se los dijiste
- Al diablo eso Min Jee – volvió a
decir – Les agradarás así seas huérfana
- No lo sé Hae… - lo miré – Hay
mucho en nuestra contra, por lo menos de mi parte
- Sí… - dijo, soltando un suspiro
– Míralos… - me señaló a Sun y Hyuk – Me gustaría poder besarte aquí sin que
nada más importe
- Pero no podemos
- Claro que pondríamos – me dijo,
tomándome de los hombros – Así por lo menos dejarían de decir que me engañas,
dirán que por fin me enamoré – miré a Hae a los ojos – Porque me he enamorado
de la chica más especial y hermosa del mundo
- Basta…
Le pedí, sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas.
- Solo dame un beso
Pidió.
- No puedo – le miré suplicando –
Y no porque tenga novio, o porque tú seas el príncipe y yo una plebeya,
simplemente no puedo – le volví a decir – Tienes que intentar comprender
- Lo intento
Me dijo, soltándome. Yo miré el suelo, sintiendo como las
lágrimas caían por mis mejillas. Puse mi mano sobre su brazo y él volvió a
mirarme a los ojos.
- Solo puedo hacer esto…
- ¿Qué cosa?
Me preguntó.
- Decirte que te amo con todo mi
corazón
Confesé y él abrió mucho los ojos, sonriendo ampliamente.
- Puedo vivir con eso – me dijo,
sonriendo, vi sus ojos brillar, pero esta vez eran por las lágrimas contenidas
– Saber que me amas – yo sonreí, limpiándome una lágrima – Yo también te amo
Lo miré, entonces nos abrazamos. Nos despedimos con besos y
abrazos, nos veríamos en un día, pero igual iba a ser difícil, más ahora que
sabía mis sentimientos.
En el auto iba pensando en lo que haría al llegar a casa. Me
empecé a arrepentí de haber vivido esta aventura, todo esto saldría en las
noticias. Empecé a sentir miedo, nacía en mi estómago y se expandía por mi
espalda hasta llenar cada parte de mi cuerpo. Habíamos sido fotografiados
llegando a McDonald's, obviamente me debieron haber fotografiado cuando ingresé
al Gyeongbokgung, y debieron de habernos fotografiado cuando estábamos en
aeropuerto. Mi tía iba a verlo, de eso no había duda, quizá no hoy por la hora,
quizá mañana en la mañana, como una primicia en el periódico, o en el
noticiero, pero lo vería ¿Qué me haría?
Llegué a mi casa, era muy tarde y sabía que iba a tener
consecuencias. Abrí la puerta con mucho cuidado y me topé con mi tío, él estaba
hurgando en el refrigerador. Me miró y me hizo señas para que guardara silencio
y me le acercara. Obedecí y caminé lentamente hacia él.
- ¿Dónde estuviste?
Me preguntó, comiendo lo que parecía ser una albóndiga.
- En el Gyeongbokgung
Contesté y a mi tío se le cayó una albóndiga.
- ¿Qué hacías ahí?
- Me salí de clases para ver a
Donghae
Contesté y mi tío me sonrió.
- Tienes suerte de que tu tía se
haya tomado una pastilla para dormir, a las nueve – sonreí aliviada al ir eso –
¿Cómo está él?
- Bien, su papá tuvo un ataque,
pero todo está bien
Le contesté, me gustaba poder conversar con alguien sobre
Hae.
- Me alegro que el rey esté bien
- Sí, a mí también…
Miré el suelo, recordando todo el día con nostalgia.
- ¿Y cómo están ustedes dos como
pareja?
- No somos pareja
Contesté.
- Min Jee, sé que temes que tu
tía te haga algo… - mi tío me tomó por los hombros y luego me dio unas
palmaditas en la mejilla – Pero no creo que haga algo tan malo como asesinarte
– él rió – El que no arriesga no gana
- ¿Entonces por qué la gran
advertencia?
Le pregunté a mi tío.
- Porque tal vez no te asesine,
pero te hará la vida imposible – mi tío me miró – Y sé que Jin Kyong nunca te
lo perdonará – me mordí el labio al oír eso – Pero son cosas en las que uno no
debe de pensar si en verdad ama a alguien, y por tu cara, y la cara del
príncipe, porque hija, he visto muchas noticias – no pude evitar reír – Puedo
ver que ustedes dos no la estás pasando bien
- Puede ser, tío Jung, pero yo
sigo siendo una persona no “apta” para él
- Que los comentarios de las
viejas urracas no te afecten
Mi tío volvió a palmearme la mejilla y yo sonreí.
- A veces no puedo evitar que me
afecten
- Medítalo con la almohada – me
sugirió mi tío – Sé un poco más egoísta Min Jee
Miré a mi tío y asentí, él tenía razón. Me despedí y caminé
a mi habitación, me puse el piyama y me metí debajo de las sábanas. Las
palabras de mi tío volvieron a mí; en verdad debía de dejar de pensar en todo
lo malo que podía suceder o sucederme, debía de pensar en mí, en ser feliz, en
ser feliz con la persona que quería, y si ese era Donghae.
El día siguiente sin darme cuenta había pasado muy rápido.
Extrañé la presencia de Sun Hee y por supuesto la presencia de Donghae, aunque
Kyuhyun me mantenía de buen humor y no me dejaba sola, eso se lo iba a tener
que agradecer. Por otra parte, los rumores sobre mí ya no se oían en la
universidad, aunque las noticias siguieron hablando mal de mí, sobre todo ahora
que habían salido las noticias sobre mi día en el Gyeongbokgung. Ese era, más
bien, el tema de chismorreo de ese día; el cómo me había ido todo un día, en un
sitio donde solo nobles y funcionarios entran, para estar con Donghae dándole
apoyo moral tras lo ocurrido con su padre, y cómo después mis demás amigos
llegaron. En el Gyeongbokgung, Sun negaba todo por twitter, ella decía que
todos íbamos a ir en grupo pero que yo me adelanté por estar libre antes que
ellos. Se lo agradecí, debíamos de ser discretos para no causar revuelo.
Esa mañana, después de mi primera clase, Kangin me llamó
furioso por las noticias, yo solo lo escuché y le dije que después hablaríamos.
Ya era tiempo de cortar mi relación con él, al fin y al cabo, aunque no pudiera
estar con el príncipe, yo ya no sentía nada por él. Kangin no había quedado
satisfecho con eso, así que le colgué.
Después de la práctica de patinaje, donde fui la única
estudiante, dónde aprovechamos a perfeccionar mi técnica y aprender una rutina
más, conduje hacia el parque como de costumbre. Esta vez sentía miedo, esta vez
de verdad no quería volver a casa, me daba miedo. Sabía que mi tía, y tal vez
Jin, estarían ahí, y no quería verlas, pues en todos los medios rondaba mi cara
y la unían con la del príncipe. Caminé hacia mi banca y de nuevo vi al
compañero de Kangin, Zhou Mi. Me senté a su lado, tenía el semblante lleno de
enojo y destrozaba una hoja de árbol.
- Hola
Me saludó él.
- ¿Sabías que vendría? – le
pregunté, y él para mi sorpresa asintió - ¿Por qué?
- ¿Tú amas a Kangin? – me preguntó
– No me malinterpretes – dijo rápidamente – He oído los rumores sobre tú y el
príncipe, pero realmente no me importan… solo respóndeme
- No – contesté y el chico me miró
– No lo amo… jamás lo hice y para serte sincera – solté un largo suspiro –
Estaba pensando en terminarle
- ¿Quisieras hacerme un favor?
Me preguntó y yo lo miré.
- ¿Qué clase de favor?
Pregunté y él sonrió.
- Quiero que pague
Fue lo que obtuve por respuesta.
- No entiendo…
- Hay una chica – me dijo y sentí
una patada en el estómago – Se llama Taeyeon. Ella… ella es un sol – el chico
sonrió – Estudió conmigo desde el primer año de secundaria y es… especial
¿Entiendes? – asentí a su pregunta – Kangin y ella empezaron a salir desde el
segundo semestre
- ¿En serio?
La noticia me sorprendió, no me dolió, pero sí sentí una
mezcla de sensaciones, la más reconocible era el deseo de asesinarlo. Yo había
estado todo un año pensando en que él me esperaría, que cuando yo fuese a Seúl
volveríamos a retomar lo nuestro. Estaba realmente feliz cuando salimos aquella
primera vez, y de no ser por Donghae seguiría enamorada de Kangin, y él me
había estado viendo la cara de estúpida todo este tiempo.
- Le dijo que no tenía novia ni nada,
y ella estaba sola – Zhou Mi bajó la mirada hacia el suelo, sentí lástima por
él – Él sabía de mis sentimientos hacia Tae, pero al verla tan ilusionada con
él… me hice a un lado y lo acepté – el chico cerró los puños y golpeó el banco
– Entonces los vi juntos a ustedes dos y él me hizo prometer no decir nada a
nadie – me miró – Luego tú me confirmaste que tenían una relación muy larga.
Intenté decirle a Tae, pero ella creyó que solo se lo decía porque nunca me
agradó que ella saliera con él
- Pero en las noticia salieron
fotografías mías besándome con él
Recordé y él asintió.
- Ambos sabemos que él es muy
persuasivo, manipulador y convencedor – asentí ante sus palabras, recordando
muchas cosas – Le dijo que te ayudábamos, me incluyó porque habían fotos mías
también, a mantener tu relación en secreto con el príncipe – me quedé
sorprendida por eso, sonaba convincente si veías el contexto – Ella se volvió
tu fiel partidaria, defendiéndote en las redes
- ¿Qué quieres que haga?
- Quiero que lo descubras con las
manos en la masa
Me pidió él.
- ¿Cómo?
- Primero dame tu teléfono – lo
miré confundida – Cuando estén “Infraganti”
te avisaré y te tendrás que aparecer para sorprenderlos y armar un
escándalo y esas cosas que hacen las novias histéricas – reí – Quiero que Tae
abra los ojos
- ¿Seguirás viviendo con Kangin?
- Desde que me contaste la verdad,
me mudé con un amigo
- De acurdo, entonces estaré
esperando
- Mañana saldrán, estate atenta a
tu teléfono – asentí – Muchas gracias
- No tengo mucho derecho de
hacerle escándalo o reclamarle algo, también le he sido infiel
- ¿Con el príncipe?
Me preguntó y yo asentí.
- Ponte a pensar que él te fue
infiel primero, tus actos solo fueron una consecuencia de los suyos
Asentí a sus palabras. Él sonrió y después de intercambiar
números, se fue. Me quedé un rato más en mi banca. La noticia me había caído
como un balde de agua fría, pero me daba la excusa ideal para terminar con él.
Vi mi reloj, eran las ocho y media de la noche, tenía que
volver a casa. Suspiré y sentí mi cuerpo estremecer. Había una fuerza que no me
dejaba levantarme de la banca, pero no me podía quedar a dormir ahí, tarde o
temprano tenía que volver a mi casa. Tal vez después de esto sería echada a la
calle por mi tía, aunque lo dudaba, mi tío no lo permitiría. Entré en mi auto y
encendí la música de mi teléfono, poniéndome los audífonos, la canción de Hae
se repetía una y otra vez en mis oídos.
Llegué a casa y abrí la puerta. Las viejas urracas me
quedaron viendo, yo las miré. Estaban bebiendo té y mi tía me miró con
severidad, si, había visto las noticias. Fui a la cocina y me crucé con Jin,
esta me miró con enojo.
- Hola…
Susurré.
- ¿Por qué no me avisaste que ibas
a ir al Gyeongbokgung?
Me preguntó ella.
- Fue algo que salió de improviso
– contesté – Su padre casi murió y…
- ¡Por lo mimo me necesitaba!
Jin alzó la voz
- Sun fue la que organizó la
escapada, no yo
Le dije, abriendo el refrigerador y sacando la jarra con
limonada.
- ¿Y qué te costaba llamarme?
- Mucho – contesté, sintiendo
enojo, ya me estaba hartando la loca de mi prima. Me serví un vaso de limonada
y bebí, luego me serví otro - Era Sun la que organizaba todo, no yo, ella logró
que nos dejaran entrar, no yo – dije - Ni siquiera sabe que somos primas, me
dijiste que no se lo dijera a nadie. No iba a poder decirle que agregue una
persona más a la lista inexistente de civiles que pueden entrar, además no le
agradas
- ¡Él me necesitaba!
Gritó ella.
- ¡Sí realmente te necesitara te
hubiera llamado!
Grité y ella me miró con los ojos bien abiertos ¿Por qué no
veía lo obvio?
- ¡El me lo dijo! – gritó – ¡Me lo
dijo, que solo faltaba yo para que su día hubiera sido perfecto! – ella tenía
el rostro rojo y podía leer “Locura” por
todos lados - ¡El me quiere a mí! ¡Siempre me lo dice! ¡Deja de meterte!
- ¡Tú eres la que me metió! – le
grité - ¡¿Quién fue la que m dijo que intentara ser su amiga para que chismeara
todo lo que él decía de ti?! – Jin no dijo nada - ¡Y déjame decirte algo, él
nunca habla de ti y si lo hace es para decir lo fastidiosa que eres!
- ¡Mientes! – gritó ella, dándome
una bofetada - ¡Solo me tienes envidia porque yo tengo todo esto y tú nada!
¡Porque mis padres están vivos y tú eres una pobre huérfana! ¡Y envidias que yo
vaya a ser la futura reina mientras tú seguirás siendo una pobretona!
- ¿Te creer mejor que yo solo por
tener muchas cosas? – le pregunté y ella me miró con la boca abierta - ¡No
tienes amigos! ¡Paras sola! ¡Tú madre te mandó lejos doce años de su vida! ¡No
tienes nada excepto dinero!
- ¡Soy mejor que tú!
- ¡¿En qué?! – pregunté, riéndome
escandalosamente - ¡Me gradué con honores de la escuela, me ofrecieron becas en
muchas universidades, y a ti tus padres tuvieron que contratarte tutores para
que al menos pasaras las materias con una nota mínima! ¡Tengo muy buenos y
leales amigos! ¡Tuve unos padres que me amaron hasta la muerte! ¡Amor!
- ¡Eres una perra! – me gritó -
¡En esta vida no puedes ganar con amor! ¡Y él es mío, entiéndelo, él me ama a
mí!
Y diciendo esto, se fue. Respiré hondo diez veces, quería
romper algo, pero me contenía. Salí de la cocina, sabiendo que las viejas
urracas habían escuchado todo, y no me recibirían bien. Las viejas me miraron,
mi tía tenía el rostro de enojo, en mi ente la mandé bien lejos, a ella y a sus
malditas amigas.
- Que niña más irrespetuosa
Dijo una mientras yo caminaba hacia las escaleras.
- Irrespetuosa y malcriada – dijo
otra con tono de indignación – Mira que gritar cuando hay visitas
- Lo siento tanto Hi, debe ser
duro soportarla
Habló una tercera vieja.
- Es mi deber como buena
cristiana
Dijo mi tía cuando llegué a las escaleras.
- Esa zorra no le puede quitar el
novio a tu hija, tienes que hacer algo Hi
Me quedé en el primer escalón, sintiendo que mi interior
hervía.
- No creo que el príncipe se fije
en una putita sin clase
Apreté el vaso en mi mano.
- Es una prostituta sin clase,
jamás podrá estar con el príncipe, pierde su tiempo haciéndose ilusiones y
causando tanto alboroto en la prensa. Es solo una cualquiera caza-fortunas
No aguanté más y caminé hacia las viejas. Tomé con fuerza mi
vaso y le lancé el contenido en la cara a la vieja urraca. Las mujeres soltaron
un gritito y la mujer a la que le había lanzado mi bebida parpadeaba y se limpiaba
el rostro con una servilleta que otra mujer le había dado.
- ¡¿Cómo te atreves?!
Preguntó escandalizada.
- ¡¿Cómo se atreve usted a
insultarme?! – grité aún más alto - ¡Tal vez no tenga clase, tal vez no tenga
dinero y no frecuente a la alta sociedad! – las miré a todas, sobre todo a mi
tía - ¡Pero tengo más educación que ustedes en la punta de mi dedo! ¡Tener
tanto dinero no las vuelve superiores si por dentro son unas mierdas de
personas!
- ¡Min Jee, ya fue suficiente! –
gritó mi tía – Ve a tu habitación
- ¡No! – grité y ella me tomó del
brazo, empujándome fuera de la sala de estar - ¡Les demostraré a todas que yo
lograré a ser superior a ustedes!
Dije, zafándome del agarre de mi tía.
- ¿Tú? ¿Superior a nosotras?
Se burló una de las viejas.
- Tendrías que volver a nacer, tal
vez Dios se apiade de ti
Rió otra.
- ¿Osan usar su nombre cuando
ustedes no merecen nada de Él?
Pregunté y las señoras se quedaron calladas.
- Min Jee… - mi tía pronunció
lentamente mi nombre – Ve a tu habitación
Las miré a todas.
- Ustedes bajarán la mirada por el
suelo por donde pase
Fue lo último que dije, yendo a mi habitación. Desde ahí
podía oír cómo mi prima hablaba animadamente con el príncipe. Encendí la
televisión, estaban pasando una noticia sobre mi estadía en el Gyeongbokgung.
Sentí ira por dentro. No me iba a quedar de brazos cruzados, no iba a seguí
escuchando estupideces, yo sabía lo que valía y eso también lo sabía el
príncipe, él me amaba a mí, por ser como era, no por tener mucho, él mismo me
lo había dicho. Estaba decidida, ellas iban a pagármelas, ibas a reverenciare
algún día. Una voz en mi mente me dijo que pensar de esa forma era incorrecto,
pero me daba el valor que necesitaba para poder por fin aceptar a Hae. Las
urracas se fueron y respiré aliviada.
- Acabo de terminar de hablar con
Hae
Dijo Jin, irrumpiendo en mi habitación. Ella tenía una
sonrisa soberbia en el rostro. Intenté tranquilizarme, no lo estaba logrando.
- Jin… - pronuncié lentamente –
Lárgate
- No me hables así – dijo ella,
sentándose en mi cama – Estuvimos hablando sobre cómo sería una boda perfecta –
la miré, quería matarla – Dijo que ese día sería perfecto si yo estaba en él –
rió - ¿Qué otra prueba quieres? El me ama y me acaba de insinuar que se casará
conmigo
- De acuerdo, él te ama, tú estás
loca, ahora lárgate
- Alégrate, hay una reina en la
familia
- ¡Lárgate!
Le grité y ella se fue riendo. Escuché cómo se cerraba la
puerta de su habitación y entonces bajé por algo de beber. Entré en la cocina y
busqué en el refrigerador algo que beber. Algo me jaló de los cabellos y me
tiró contra la encimera, golpeándome la espalda. Mi tía estaba presionando su
cuerpo contra el mío, inmovilizándome. La miré con miedo, y entonces sentí algo
frio en mi cuello, mi tía sostenía un cuchillo.
- No sabes de lo que soy capaz Min
Jee, no te metas entre Jin Kyong y el príncipe
- El me ama a mí – revelé y mi tía
abrió mucho los ojos – No a Jin Kyong
- Escúchame bien niña idiota – mi
tía presionó el cuchillo contra mi rostro – No me provoques, te desfiguro el
rostro
000000000000000000000000000000000000000000000000000
LAMENTO LA DEMORA!!!! POR SER MI CUMPLEAÑOS, SUBÍ DOS CAPÍTULOS, DISFRUTENLO
No hay comentarios:
Publicar un comentario