Capítulo 22
Mi tío se iría de viaje, él se iría de viaje para poder
cerrar un trato y estaría incomunicado porque quería concentrarse en el
trabajo. Sentí miedo cuando mi tío nos informó de esto en el desayuno, perdería
a mi único aliado en casa. Él me dio un reconfortante abrazo y me prometió que
nada me pasaría, que intentaría estar atento a mí.
Jin Kyong no me habló, mi tía ni siquiera me sirvió el
desayuno, ambas me habían declarado la guerra. Me fui a la universidad y busqué
a Sun Hee, ella estaba en la cafetería con Eunhyuk y Kyuhyun, quien le estaba
pasando sus apuntes. Los saludé con desgano, pero luego vino Yang Mi, que con
su buen humor hizo que se me fuera un poco la preocupación y el estrés.
- ¿Y Hae?
Pregunté.
- En el Gyeongbokgung aún, en la
tarde ya debe de estar aquí
Nos informó Sun y yo asentí. Las clases se fueron volando,
tenía un inmenso hueco de tiempo libre y mi cabeza no me permitía estudiar.
Estaba en la biblioteca con mis amigos, todos concentrados, tomando nota,
pasándose apuntes, yo estaba en otro planeta. Mi teléfono comenzó a sonar, era
Zhou Mi.
- Tengo que irme
Les dije a mis amigos, corriendo hacia la salida. Contesté
mi teléfono la segunda vez que llamó, yo ya estaba entrando en mi auto. Zhou me
dijo que Taeyeon acababa de avisarle que iría a casa de Kangin, además me dijo
dónde encontrar una llave extra.
Llegué al
departamento, me sentía ansiosa, emocionada, y nerviosa. Quería terminar esto,
sería un drama menos en mi vida. Llegué a su piso y caminé hacia su puerta,
busqué la llave en la maseta que había en una ventana y abrí la puerta. Caminé
por el desierto departamento y abrí de golpe la puerta de la habitación de Kangin.
Ahí estaba él con Tae encima; una castaña que me recordaba mucho a mis amigas
de Mokpo
Kangin al verme la lanzó fuera de la cama, y se levantó de
la cama.
- ¡Min!
Dijo él, mirándome con miedo. Yo solo reí.
- Descuida
Fue lo único que dije.
- ¿Eres Min Jee?
Me preguntó la castaña.
- Tae…
Dijo él, tomándola de la mano.
- Oh, no… déjanos presentarnos –
le pedí a Kangin – Soy Kim Min Jee
- Soy Kim Taeyeon
- Me alegro de conocerte
Le dije sonriente.
- ¿Por qué?
Preguntó ella, también sonriendo.
- Porque Kangin es mi novio desde
hace dos años y ha estado engañándonos
Contesté sonriente, ella en cambio dejó de sonreír.
- ¿Qué?
- Min…
- ¡No! – lo miré con seriedad –
Puedo entender que me hayas dejado de querer, lo entiendo, también te dejé de
querer – él me miró sorprendido - ¿Pero jugar con una pobre chica? – la miré –
El seguía acostándose conmigo mientras estaba contigo – le informé - ¿Te decía “Princesita”? – ella asintió – Hasta la
semana pasada yo era su “Princesita”
- Kangin…
La chica lo miró.
- Puedo explicarlo
- ¿Cómo? – pregunté - ¿Qué no
tuviste los suficientes huevos para terminarme y en vez de eso me pusiste los
cuernos por medio año? – pregunté - ¿O que preferiste callar porque ahora
tenias dos chicas a las cuales follar?
- Min Jee…
- Eres un cobarde y una mierda
Young Woon - dije, dándole una bofetada, estaba disfrutando el momento – No me
enfado, me lo venía venir, solo siento lástima por ella – la miré – Rechazaste
a un chico muy lindo como Zhou Mi por una mierda como Kangin
Me di media vuelta y caminé hacia la salida.
- ¡Min espera! – gritó Kangin – No
es… no es lo que crees
- ¿Qué no es lo que cree? –
preguntó la chica - ¡Estábamos a punto de hacer el amor!
- ¿Qué tienes que decir al
respecto Kangin? – pregunté – Ella está realmente enamorada de ti ¿Tú?
- Sabes que yo solo te tengo a ti…
Dijo él.
- ¿Cómo pudiste?
Preguntó la chica, dándole una bofetada, luego se fue del
departamento. Yo iba a hacer lo mismo, pero Kangin me detuvo. Lo miré y quité
su mano con brusquedad.
- Min…
- No actúes como si te importara –
le pedí – Yo no actúo como si me doliera
Le dije, yéndome de ahí. Cuando salí del edificio vi a Zhou
Mi abrazando a la chica, quien lloraba. Él me miró y me sonrió, yo hice lo
mismo, había sido mi buena acción del día.
- ¡Ey! – me llamó la chica, yo me
giré – Lo lamento – me dijo, acercándoseme – No sabía que tú y él…
- Lo sé – contesté, mirando a
Zhou Mi – Chicos como él… chicas como nosotras siempre terminamos cayendo con
chicos así
- Sí… - ella miró al suelo – Lo
lamento… - se volvió a disculpar, yo solo sonreí – En verdad no sabía
- Ahora puedes estar con el
correcto – le señalé a Zhou Mi – Y la verdad es que no me afecta, yo… pensaba
terminarlo de todas formas, fuiste el empujón que necesitaba
- ¿En verdad lo dejaste de
querer? – yo asentí - ¿Por el príncipe?
- Sí
Confesé, sintiéndome muy bien al por fin poder decirlo. La
rubia sonrió ampliamente, como si se hubiera enterado de la primicia de un
actor de Hollywood, aunque podía ser lo mismo, era una primicia del príncipe de
Corea. Me despedí de ambos y volví a la universidad, dentro de poco sería mi
práctica, y había faltado ayer así que no debió de haber práctica por falta de
estudiantes que entrenar.
Me estacioné y vi a lo lejos a un chico de cabellos
castaños, ojos rasgados, usando una camiseta negra y unos pantalones de
mezclilla, luciendo tan despreocupado, sin parecer un príncipe. Corrí hacia él
y cuando por fin lo alcancé, me abalancé sobre él, abrazándolo por detrás. Él
pegó un grito y sus guardias reaccionaron, pero entonces me vio y me sonrió,
dándome un abrazo como debía ser.
- Ratona… - me susurró él – Que
linda bienvenida
- ¿Estás ocupado?
Le pregunté.
- No – contestó él - ¿Por qué?
- Porque tienes razón – contesté y
él me miró con clara confusión – No voy a seguir preocupándome por los demás o
por lo que dirá las personas
- ¿En serio?
Me contestó él sonriente.
- A partir de ahora solo quiero
ser feliz – le dije y él sonrió aún más – Y mi felicidad eres tú
- Min… - dijo él, abrazándome –
Te quiero tanto
- Yo también – dije, correspondiéndole
el abrazo – Perdón por haberte hecho esperar mucho
- No te preocupes – me dijo,
abrazándome aún más fuerte, ni siquiera me importaba que las personas
estuvieran viéndonos – Estoy muy feliz
- Ya suéltame
Le pedí.
- No pienso soltarte nunca
Me dijo él, apretándome aún más.
- Hazlo, porque no puedo respirar
Dije y él me soltó. Yo respiré dos veces y luego le di un
golpe en el brazo. Él se frotó el punto donde mi puño impacto y me miró con el
entrecejo fruncido y una sonrisa divertida en el rostro.
- Bruto
Le dije, sacándole la lengua.
- Lo siento, me emocioné
Dijo él, y entonces tomé su mano. Él miró nuestras manos
unidas y sonrió, apretando suavemente mi mano. Yo le sonreí, me sentía tan
feliz.
- Vamos a un lugar más privado
Me pidió y yo asentí. Empezamos a caminar hacia la
residencial estudiantil, él me iba contando que se había quedado un día más en
Palacio porque su perrita había dado a luz a cinco lindos cachorros. Yo iba
diciéndole lo mucho que me gustaría tener una mascota, hasta tenía un nombre
para él.
- Yuki – contesté – Me parece bonito
- Suena tierno – dijo él, mientras
llegábamos a su habitación – Mira, estos son
Me dijo, enseñándome su teléfono. Vi a Bada con cinco
bolitas blancas a su lado. Me sentía feliz de poder estar con Hae y no sentirme
preocupada por nada. Noté que muchas personas nos miraban. Debía de ser confuso
para todos, pues fuimos enemigos, luego amigos, luego yo era algo para él,
luego no lo era, luego no nos hablábamos, luego éramos amigos de nuevo, luego
yo lo engañaba y ahora nos veían juntos de nuevo. Sabía que las personas iban a
querer tener la primicia sobre la vida amorosa del príncipe, eso hizo que me doliera un poco el estómago
¿Estaría preparada para ser el foco de atención de todo el país?
- ¡Son hermosos!
Exclamé y varias personas comenzaron a cuchichear.
- Uno será para ti
- ¡Que lindo!
Exclamé, entrando en su habitación. Nos quedamos en silencio
al instante, nos miramos fijamente y luego nos sonreímos. Era tan incómoda y
linda la situación, ninguno de los dos parecía saber qué decir o hacer. Miré a
otro lado, en verdad me estaba sintiendo incómoda. Hae tomó mi barbilla y me
hizo mirarlo, sus ojos café brillaban y una sonrisa tierna surcaba su rostro.
- Te quiero
Dijo, y
entonces me besó.
. Por fin sentía paz dentro de mí al besarlo. Ya no me
importaba si no era digna para él, no me importaba si el parlamento no nos
dejaba estar juntos, yo lo iba a disfrutar el tiempo que durara lo nuestro;
dejó de importarme las consecuencias, mi prima y la imagen de mi tía con el
cuchillo, todo lo olvidé. Quería ser feliz y Donghae me hacía feliz. En todo el
tiempo que había pasado, desde la muerte de mis padres, nunca había sido tan
feliz como en ese momento, besando a Donghae, mi amado príncipe de pacotilla.
- Yo también te quiero – dije,
cuando mis labios se desocuparon – Ya no me importa nada – lo miré a los ojos –
Lo único que quiero es estar contigo
- Yo también – dijo, dándome un corto beso en los labios –
Lo decía en serio – Hae me soltó y se sentó en su cama, yo me senté enfrente de
él, en su sofá puff – No me importa lo que los demás digan, el parlamento, mi
familia, Corea entera, tendrá que adaptarse a mi elección – me miró y tomó mi
mano – Esta enojona, irritante, súper estudiosa, algo brusca – me empecé a reír
– Hermosa, con la sonrisa más linda que he visto, los ojos más lindos del
mundo, la chica que hace que mi corazón se acelere… - se me acercó y me volvió
a besar – Tendrás que aceptar que te amo y que no te dejaré ir por nada del
mundo
- Yo también te amo
Dije, estirándome y abrazándome a su cuello para poder
besarlo de nuevo.
- Entonces… - me miró y se
sonrojó al instante – Esto significa… - me miró y se mordió el labio inferior –
Ya sabes… tú y yo… ahora somos - Comencé a reír y él me miró con el ceño
fruncido. Me soltó y yo continué riendo - ¡Arruinas el momento!
- Lo siento – me reí de nuevo –
Bueno… - lo miré divertida – Aún no me dices nada – me miró confundido y yo
volví a reír – Hazme la pregunta
- Oh…
Él miró a todos lados con nerviosismo, se veía tan cómico.
Se levantó y se me acercó, tomó mi mano y me llevó fuera de la habitación. Las
personas se nos quedaron viendo y sentí mis mejillas enrojecer. Salimos de la
residencial estudiantil y caminamos hacia los estacionamientos ¿A dónde me
estaba llevando?
- ¿A dónde vamos?
Pregunté y él me miró, extendiéndome la mano libre.
- Dame tus llaves
- ¿Para qué?
Pregunté, soltándome y buscando mis llaves en mi bolso.
- Es una sorpresa
Contestó él. Le entregué mis llaves y buscamos mi auto.
Antes de que pudiera abrochar mi cinturón, él ya estaba poniendo en marcha el
auto y saliendo del estacionamiento. Seúl era bonito, siempre lo voy a tener
que admitir, pero este día se veía aún más bello, era una bella ciudad.
Llegamos entonces, para mi sorpresa, al “Tower
Infinity”
- Wow… - fue lo único que se me
ocurrió decir – Nunca había venido
- Me lo imaginaba – dijo él,
saliendo del auto y abriéndome la puerta, volvió a tomar mi mano – A puesto que aún no has ido a ver el “Puente Arcoíris” – yo negué con la
cabeza – Ratona, estás aquí por casi un año y no has visto nada aún de esta
ciudad
- Estudio y una fuerte depresión
Contesté y él me sonrió. A lo lejos vi a un fotógrafo. Tomó
mi mano y entramos en el icónico edificio, entramos en un ascensor y subimos
los muchos pisos hasta el mirador. La ciudad se veía fantástica desde ahí. Miré
a Donghae y él me sonrió, me pasó un brazo por los hombros y me acercó a su
cuerpo.
- Este es mi reino – me dijo,
haciéndome ver el horizonte - ¿Es hermoso?
- Mucho
Contesté, viendo todo el paisaje.
- No más que tú – dijo él y me
hizo girar para verlo. Tomó mi mano y la colocó en su corazón, podía sentir sus
latidos. Miré sus ojos y vi de nuevo ese brillo singular en ellos – Eres la
única chica por la que he sentido esto – admitió y yo sentí una extraña
sensación en el estómago – Mi corazón te lo entrego – acercó su rostro a mi
oído - ¿Quieres ser mi novia?
- Sí
Contesté en un susurro. Él me abrazo fuertemente y yo le
correspondí. Había muchas personas ahí, algunos con los teléfonos alzados,
todos viéndonos, todos siendo testigos de cómo me volvía la persona más feliz
sobre la faz de la tierra.
Donghae tomó de nuevo mi mano y volvimos a mi auto. Dentro
del auto, con las lunas polarizadas, por fin pudimos darnos nuestro primer beso
como novios. Él sonrió y yo también, luego empezamos a reír.
- Estoy muy feliz
Me dijo él y yo asentí.
- Yo igual
- Esto queda para la historia –
dijo él, encendiendo el auto – El día que su alteza fue aceptado por la chica
más bonita del mundo
- ¡Ay no exageres!
Pedí, sonrojándome.
- ¡Estará en los libros de
historia! – dijo él, acelerando – Porque te amo, y haré lo que sea para que te
quedes a mi lado por siempre
- No tendrás que hacer mucho,
porque yo quiero estar siempre a tu lado – él sonrió y se estiró hacia mí -
¡Vista al frente!
- Que aguafiestas eres
Se quejó.
- Y tú eres un mal conductor
Dije y él frunció el ceño.
- Soy excelente – aseguró él,
sonriendo con suficiencia – Tú eres muy nerviosa
- ¡Claro que no! – protesté – Solo
que… tengo miedo de sufrir un accidente – me froté las manos, recordando – Si
te distraes del camino, pueden ocurrir cosas feas, y todo por besarme
- ¿Así murieron tus padres?
Me preguntó y yo asentí, mirando mi mano derecha donde se
veía una cicatriz.
- Yo fui la única que se salvó –
le dije – Tengo esta cicatriz – le informé – Es el recuerdo de esa noche
- Te prometo conducir con
precaución – me dijo, bajando la velocidad – ¿Te puedo ordenar algo?
- Depende – contesté – Soy tu
novia ahora, técnicamente no me puedes ordenar nada, nunca la verdad, pues no
soy tu sirvienta – Hae rió – Y no me gusta obedecer a su alteza
- Quiero que uses el collar que
te regalé – me quedé viéndolo, luego pensé en casa y me estremecí – Por favor…
- De acuerdo
Acepté.
- Bien…
Fue lo único que dijo.
- ¿Tú también tienes un collar?
Le pregunté y él asintió.
- Tengo un collar especial – se
metió la mano dentro de la camiseta y extrajo un precioso guardapelo con la
letra “A” grabada – Es muy especial para mí, me lo regaló alguien muy especial
- ¿Jin Kyong?
Pregunté, sintiendo un pinchazo de celos.
- Sí
Contestó él, guardándolo de nuevo.
- ¿Puedo ver lo que hay dentro?
- No – contestó y yo fruncí el
entrecejo – Otro día te lo muestro – me sonrió – Es que… temo que te enojes, y
no quiero cambiar lo que hay ahí
No insistí más con el tema y continuamos nuestro camino
hacia la universidad. Él tomó mi mano y la apretó un poco, yo sonreí. Llegamos
a la universidad de nuevo, ni siquiera me importaba haber faltado a clases. Nos
volvimos a besar en el auto, protegidos por los vidrios polarizados de mi auto.
Nos sonreímos al separarnos, podía ver en su rostro lo feliz que se sentía, así
debía de verme yo. Me quité el cinturón e hice el ademán de salir del auto,
pero Hae me detuvo, sosteniéndome de la mano. Me giré para verlo y dijo:
- Mantengamos esto
en secreto por favor
me encanta *-*
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