jueves, 18 de septiembre de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 26

Capítulo 26



Los días habían pasado, los exámenes finales se nos habían venido encima y mis momentos con Hae se vieron reducidos por el estudio y las prácticas de patinaje para las nacionales que serían en agosto. De esta forma me encontraba estudiando para mi último examen del semestre,



eran las dos de la mañana y todo el departamento estaba en silencio, excepto por Jin Kyong al teléfono, hablando con Donghae.
- ¡Sí lo sé! – gritó ella - ¡Es una estúpida! – oí risas – Sí… tienes razón, debería de ser menos intensa – rodé los ojos al oírla - ¿Mi prima? – preguntó de pronto y yo presté atención – Ella está estudiando – contestó - ¿Tú no deberías hacer lo mismo? – mi prima rió – Que modesto eres, después no te quiero ver enojado porque reprobaste algo
Volví mi atención a mis hojas. No debía molestarme, ese era mi mantra. Dejé de oír a mi prima hablar por teléfono y mi teléfono comenzó a sonar, era un mensaje de Hae:

Ve a dormir Ratona, ya es tarde.
PD: Te amo


Sonreí y le contesté al instante. Le di una leída más a mi material de clase y apuntes, luego me fui a la cama. Me quedé viendo el techo, pensando cómo sería poder ir al extranjero con mis amigos, como sería poder salir a la calle con mi novio sin que nos estén espiando. Pero sabía que jamás se iba a poder; eso era un poco deprimente, no poder estar con quien amas de la forma en que quisieras.
Desperté con pereza y fui a asearme. Partí a la universidad, al arribar fui de prisa a la cafetería para tomar algo que me despertara completamente. Sun y Hae estaban desayunando juntos, y no había rastro de los demás. Me acerqué a ellos y me senté, dándole un beso en la mejilla a mi novio.
- ¿Cómo amaneciste?
Me preguntó Sun.
- ¡Yo quería preguntar eso! – se quejó Hae - ¿Quién es su “novio” tú o yo?
- Amanecí cansada
Contesté y Sun me dio su plato con panqueques.
- Eso te pasa por estar despierta a tantas horas de la madrugada
Dijo Hae, terminando su desayuno.
- Por lo menos yo estudiaba, no hablaba por teléfono
Le dije y él me fulminó con la mirada.
- Igual va a estar fácil el examen
Hae me sonrió con suficiencia, se parecía tanto al antiguo Donghae. Yo le saqué la lengua y él sonrió, tomando mi mano por debajo de la mesa. Recostó su cabeza sobre mi hombro y ahí se quedó, sosteniendo mi mano mientras Sun y yo hablábamos sobre historia universal y cómo las Revoluciones afectaron el pensamiento colectivo del mundo, y las secuelas.
- Debemos irnos
Dijo Kyu, llegando de improviso y luciendo ropa de hippie.
- ¿Qué haces vestido así?
Le preguntó Hae.
- Mi ropa está empacada, esta es mi piyama – contestó Kyu, mientras todos caminábamos al aula – Esta tarde me regreso a “Suwon”
- Eso lo explica todo
Rió Sun. Llegamos al aula y nos sentamos juntos como siempre. Efectivamente, el examen estuvo fácil, aunque vi una que otra cara de preocupación en el rostro de mis compañeros. Sun, como siempre, fue la primera en entregar su examen, luego fui yo. Ella le iba mandando mensajes a Hyuk, sabía que él no iba a regresar a Gyeonggi, se iría con los príncipes al Gyeongbokgung. Yang tampoco iría con su familia; ella iría con Kyu a Suwon, parecía que lo suyo ahora ya era cosa seria. La única que se quedaría sola en Seúl iba a ser yo, pasaría el verano sin nadie, sin poder ir a ver a mis amigas a menos que ellas vinieran. Iba a ser el peor verano de mi vida, pero así iban a tener que ser las cosas. Lo que me daba miedo, era pensar que esto probablemente podría poner fin a mi cuento de hadas con Donghae.
- ¿Qué tal examen, mi Ratona?
Preguntó Hae, envolviéndome con sus brazos.
- Bien
Contesté sonriente.
- ¡Oficialmente comenzaron las vacaciones!
Gritó Kyu, abrazándonos a Hae y a mí.
- El martes tienen que estar de vuelta aquí para irnos – le recordó Sun y Kyuhyun asintió – Iré a ver a Hyuk
- Yo iré donde Yang Mi
Dijo Kyu, corriendo.
- Ese chico es tan… - empezó a decir Hae, mirando por donde Kyu se había ido – A veces me desespera
- Pero así lo queremos
Le recordé, abrazándolo.
- Vamos a la cafetería
Asentí y empezamos a caminar. Mientras caminábamos era consciente de que nos observaban; no nos demostrábamos afecto alguno, y esta actitud hizo que los medios desistieran en ponernos como pareja. Era un poco frustrante, pues sí éramos pareja, pero no lo podíamos demostrar. Nos sentamos en nuestra mesa habitual y él me miró. Sus sonrisas siempre eran tiernas, pero esta parecía algo triste.
- ¿Qué sucede?
Pregunté. él no dijo nada, solo hizo una seña para que le trajeran su almuerzo. Me miró e intentó sonreír, pero solo le salió una mueca. Sentí un vacío en el pecho ¿Qué podía pasarle?
- Gracias…
Dijo cuando su almuerzo especial llegó.
- Hae… - pronuncié lentamente, él me miró a los ojos - ¿Qué sucede?
- ¿Por qué nunca me dices Donghae?
Preguntó, tomando un poco de su sopa.
- Por el mismo motivo que me dices “Ratona” – contesté, él asintió, sonriendo con sinceridad esta vez – Conmigo no funciona eso de cambiar de tema – él me miró y soltó una risita – Ahora pon tu “Real” lengua en movimiento y empieza a hablar
- Está bien… - dijo, soltando un bufido – Hoy nos regresamos al Gyeongbokgung
- Oh…
Lo miré con ternura. Con que eso era. Iba a ser la primera vez que nos íbamos a separar ¡¿Por qué rayos ya no se puede entrar en el Gyeongbokgung?!
- Y no solo eso – agregó, golpeando la mesa con el tenedor – Nos iremos un mes Min ¡Un mes!
- Lo sé
Bajé la mirada. No quería que se fuera sin mí, lo iba a extrañar mucho.
- Sé que me amas y tú sabes que te amo – empezó a decir, entreverando un poco las palabras – Pero no creo que pueda resistir estar todo un mes sin ti
- No digas babosadas – le pedí con firmeza – No vayas a cometer aluna locura cuando estés ahí, ante todo recuerda quién eres
- ¡Me importa un carajo! – explotó, haciéndome sobresaltar – Si yo quiero, lanzo todo esto a la mierda y me quedo
- No… - negué con la cabeza, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas – Todos están ilusionados con el viaje, no puedes hacerles esto ¡Son tus amigos!
- ¡Pero tú eres mi novia!
Gritó y todos prestaron atención.
- Si te pongo en una encrucijada, elije la otra opción
Le pedí, mirando sus ojos enojados.
- No me pidas eso
- Yo también puedo hacer lo que quiero
Dije, cruzando mis brazos en un intento de verme más seria.
- No sé cómo, pero haré que vallas
Me miró de forma amenazadora.
- No creo que lo consigas – lo miré, él se veía furioso – Hay límites incluso para el príncipe
- ¡Irás!


Gritó y yo volví a sobresaltarme. Tomó su bandeja y caminó hacia la salida, donde estrelló los platos y cubiertos. Todos lo miraron, todos me miraron, yo solo miraba el lugar por donde se había ido.
No busqué a mis amigos de nuevo, me fui a mi casa. Me recosté en mi cama, abracé mi almohada y lloré. Se suponía que tendría que estar pasando mi último día con Donghae, no sola en mi habitación.


Golpeé el colchón, era todo una mierda, no podía molestarme en preguntarle a mi tía si me daba permiso de ir con Donghae a América, era obvio cuál sería su respuesta. Preguntarle a mi tío había sido una opción, pero después de cincuenta llamadas sin contestar, desistí ¿Dónde se había metido? ¿La luna? Si me iba, las consecuencias iban a ser malas, muy malas, eso lo tenía claro ¿Por qué no era valiente? Podía irme, de verdad podía, Donghae lo tenía todo arreglado para sacarme del país, pero el miedo no me dejaba. Podía oír a mi tío decir: “El que no arriesga no gana” ¿Pero y si mi arriesgaba y todo terminaba mal?
Me limpié las lágrimas y bajé a la cocina, tenía hambre. Ahí estaba mi tía, quien puso cara de sorpresa al verme


La ignoré y abrí el refrigerador para buscar algo de comida.
- ¿Qué pasó querida? - me preguntó sonriente. La fulminé con la mirada y continué buscando – Hay Min… - dijo ella, sentándose - ¿Pasó algo con el príncipe? - preguntó, soltando una risita - ¿Ya te diste cuenta de que eres poca cosa para él?
- ¡¿Quieres callarte?!
Grité y al instante recibí una bofetada tan fuerte que me hizo caer al suelo.


- ¡No te atrevas a levantarme la voz, tú sucia golfa!
Gritó ella. Yo la miré con los ojos llorosos ¿Por qué me decía eso? ¿Por qué tenía que pasarme a mí? El timbre de la casa sonó y mi tía me miró fijamente, yo me estremecí. Salió de la cocina y  me levanté del suelo, caminé al fregadero y me mojé la mejilla palpitante. La puerta se abrió…
- Su alteza…
Escuché decir a mi tía ¿Y ahora qué mierda hacía Donghae aquí? ¡Jin no estaba!
- Buenas tardes señora Kim – saludó él de forma respetuosa. Abrí un poco la puerta y observé a mi tía con Donghae, sentándose en los sofás - ¿Cómo ha estado usted?
- Bien su alteza – contestó mi tía sonriente – ¿Disculpe que lo pregunte, pero a qué debo su grata presencia?
- ¡Oh…! – Hae soltó una risita, él era muy bueno con el diálogo – Venía a… - vi que sacaba algo de su saco – Es una invitación – dijo, extendiéndole algo a mi tía – Entenderá que es una “Invitación Real” así que quiero que se cumpla – Donghae se escuchaba serio, vi como mi tía asentía – Es una invitación para ir al Gyeongbokgung – explicó – Nos iremos a América
- ¿En serio? – preguntó mi tía, abriendo mucho los ojos – Pero… ¿Por qué no dejaste el nombre de Jin como siempre?
- Porque es para Min Jee
Contestó él y sentí que el corazón se me disparaba fuera del pecho ¿Qué estaba haciendo? Esto no estaba bien, sabía que tendría consecuencias dolorosas. Vi el rostro de mi tía cambiar de la sorpresa a la ira en menos de un segundo, mi interior tembló de miedo.
- ¿Qué?
Preguntó de forma seca.
- Quiero que Min Jee, la sobrina que no me quiso presentar, vaya – mi tía miró la invitación, yo tragué saliva – Recuerde que es una “Invitación Real” y exijo que se cumpla
No podía ver su rostro, pero suponía que era igual de amenazadora que la de mi tía. Mi tía miro a través de Hae y me observó, vi el mismo infierno en sus ojos. Ella volvió la mirada al príncipe y esbozó una macabra sonrisa.
- De acuerdo… - aceptó ella, dejándome sorprendida – Las dos irán mañana a…
- En realidad… es solo para Min Jee la invitación
Ahogué un grito. Donghae sin saberlo, estaba cavando mi tumba. El rostro de mi tía se desencajó y lo miró con amargura, me daba la impresión de que lo mataría.
- Ya veo…
Dijo ella.
- Es que… - la voz de Hae tembló – Quiero ir con mis amigos de la universidad y Min Jee me dijo que tal vez usted no le daría el permiso y…
- Entiendo… - pronunció lentamente mi tía – Mi niña irá
- De… de acuerdo
Dijo él, levantándose del sofá.
- Descuide, yo haré que llegue bien
- Eso espero – dijo él, avanzando a la puerta – Me despido, señora Kim
- Que tenga buen viaje su alteza
La puerta se cerró y mi corazón empezó a latir a toda velocidad.


Corrí hacia la otra puerta de la cocina justo en el momento en que mi tía entraba a toda velocidad. Escuché como sacaba algo del cajón y yo corrí hacia las escaleras. Corrí a mi habitación y algo me golpeó la cabeza, era un cucharón. Cerré la puerta con lleve y arrastré los muebles para bloquearla.
- ¡Abre la puerta, maldita!
Gritó mi tía y yo me aovillé en el suelo, cerrando los ojos. Mi tía golpeaba y gritaba, lanzando maldiciones. Yo me arrastré debajo de mi cama y ahí me quedé, esperando a que su furia se apaciguara. Cerré mis ojos y la puerta se abrió, yo seguía con los ojos cerrados cuando sentí el filo del cuchillo contra mi abdomen, los abrí cuando sentí la presión.
- No te metas en nuestro camino – me dijo mi tía, tapándome la boca con una mano – No me importan las consecuencias, Jin será reina – dijo, pasando el filo del gran cuchillo por mi brazo, la mano de mi tía reprimía mi alarido - ¿Te duele? – preguntó, mirándome de forma maniaca – No se compara al dolor que te causaré si arruinas la felicidad de Jin – mi tía destapó mi boca - ¿Entendiste?
- ¡Él no la ama!
Grité y mi tía clavó el cuchillo en mi alfombra.
- ¡Lo haría si tú no estuvieras!
Me gritó mi tía, arrastrándome fuera de la protección de mi cama.
- ¡No la amo antes, no la amará ahora! – grité - ¡Ustedes dos están locas!
- ¡Cállate! – gritó mi tía, golpeándome con el mango del cuchillo en la cabeza - ¡Eres igual a tu madre! – gritó - ¡Quitando lo que nos pertenece, arruinando todo!
Mi tía me miró y soltó el cuchillo. Respiró hondo, parecía una enajenada mental, la personificación de la locura, temblando y mirándome. Salió de mi habitación; me toqué la frente, me dolía, por suerte solo tenía una pequeña herida que sangraba. Entré en mi baño y me limpié las heridas.


Mis ojos estaban hinchados por las lágrimas. Yo solo quería ser feliz, nada más ¿Por qué tenía que pasar esto? Mi teléfono comenzó a sonar, lo tomé, era un mensaje de Donghae:

Mi Ratona, he ido a tu casa.
Al parecer la vieja bruja sí te dará permiso para ir,
nos vemos mañana en la mañana.
Te amo

Borré el mensaje ¿Qué tendría que hacer ahora? No era justo, yo no debería de estar pasando por esto. Donghae me amaba a mí, no a ella, yo debería de estar disfrutando de mi novio, no preocupándome por consecuencias. Era una adolescente, no debía de tener tantas preocupaciones más allá de la universidad y no quedar embarazada. Me limpié las lágrimas, no iba a dejar que la vida me quite algo más, no esta vez. Salí de mi habitación y vi como Jin ingresaba a la casa.
- ¡Querida! – exclamó mi tía, abrazando a Jin – Hija, Donghae vino
- ¿Qué?
Preguntó ella, mirando sorprendida a su madre.
- Sí, vino a traerte esto
Y entonces vi cómo mi tía le daba mi invitación al Gyeongbokgung, a Jin. Ella miró con confusión a mi tía y esta me sonrió desde el primer piso, una sonrisa tan maligna y venenosa. Volvió a sonreírle a mi prima, quien seguía con la invitación en la mano, mirando con confusión a su madre.
- ¿Quiere que vaya a visitarlo?
Preguntó ella, confundida, de seguro porque Hae siempre la invitaba personalmente.
- Es que se irán a América
- ¡¿Qué?!
Jin esbozó una gran sonrisa.
- Supongo que es para que conozcas a su familia materna – mi tía sonreía - ¿Sabes qué significa? – Jin asintió – Es tu oportunidad hija, tienes que estar despampanante en ese viaje y él caerá rendido
- ¡Sí! – Jin empezó a dar saltitos de la emoción – Voy a llamarlo
- No… - la detuvo mi tía – Dijo que iba a estar muy ocupado y no iba a poder contestar el teléfono
- ¿Donghae, ocupado?
Jin se encogió de hombros y subió por las escaleras, yo me volví a encerrar en la mía. Me sentía furiosa, quería romper todo lo que tenía delante, pero me contenía, pues dudaba que mi tía lo fuera a reponer. Tenía que hacer algo para que mi tía pare su red de locuras y, sobre todo, deje de llenarle la cabeza a Jin de ilusiones estúpidas.
Las horas pasaron y la cena llegó. Mi tía había cocinado, pero a mí me dio comida congelada. Jin miró a su madre pero se encogió de hombros, con ella no era el asunto, ella no se metería. Regresé a mi habitación y me quedé viendo el techo. Mis ojos comenzaron a llenarse de lágrimas; mañana se supone que debía de ser un buen día, pero no lo iba a ser. Lloraba, maldiciendo a todo el mundo mentalmente, era horrible, no merecía tanta estupidez en mi vida. Miré la foto de mi familia, la mirada de mi padre; cerré los ojos y me lo imaginé, hablándome y diciéndome:
  - Si no quieres sufrimiento, haz algo, el poder está en ti
Abrí mis ojos. La voz de mi padre resonaba en mi cabeza, luego dejaría el tema de si me volví loca a un lado, ahora tenía que concentrarme en lo que era importante para mí. Pensé en lo que haría, no iba a quedarme de brazos cruzados, iba a hacer algo.
Me levanté de mi cama, con la decisión quemando mi interior, y abrí la puerta de mi closet. Tomé mi mochila y lance un par de pantalones. Iba a cometer una locura, lo sabía, pero como dijo Kyu, tenía que cometer al menos una locura en mi vida. Tomé unas cuantas camisetas y algo de ropa interior, no era mucho, pero tenía que viajar ligero si iba a hacer esto.
Vi el reloj y me sorprendí al ver que eran las dos de la madrugada. Salí de mi habitación con mucho sigilo; si conocía a mi familia tan bien como creía, la invitación debía de estar en la habitación de mi tía, en el tercer piso. Caminé lentamente hacia su habitación, sintiendo que el corazón se me saldría del pecho. Tomé la perilla de la puerta y respiré hondo, sintiendo miedo, pero no iba a retroceder. Con mucho cuidado abrí la puerta y vi a mi tía durmiendo en su inmensa cama. Avancé con cuidado, tenía que buscar ¿Pero dónde? Miré su habitación, de seguro en las mesas de noche. Con mucho cuidado me acerqué a su cama, los cajones tenían llave, maldije para mis adentros.
- ¿Dónde puede estar la bendita llave?
Miré el suelo, miré la cómoda, el tocador, el mueble del televisor, no estaba en ningún lado. Mi tía se giró y yo ahogué un grito, ella soltó un ronquido y yo me relajé un poco. Algo brilló en su mano, la llave.
- Mierda…
Susurré. Me volví a acercar a mi tía, sentía como si estuviera a punto de jalar el gatillo de una pistola. Estiré mi mano y el corazón comenzó a latirme con tanta fuerza que temí que mi tía lo escuchara. Tomé la llave con dos dedos e intenté jalar de ella; mi tía se removió un poco, pero no la solté, jalé un poco más y empezó a ceder. Jalé más y por fin se despegó de las manos de mi tía. Con cuidado, evitando respirar, abrí el cajón. No había nada ahí, además de una caja de chocolates y una de pañuelos. Maldije. Saqué la caja de chocolates y con cuidado la abrí, tampoco había nada ahí. La otra mesa de noche no tenía cajón, me decidí por su closet. Con mucho cuidado entré en él, era más grande que el de Jin Kyong. Revisé los cajones, moviendo las cajas de joyas, moví la ropa, los zapatos y no había rastro del maldito boleto. Regresé a la habitación, sintiendo mis ojos escocer. Caminé hacia la cómoda y abrí el primer cajón, ahí estaba, al lado de unas medias. Lo tomé en mis manos para ver si era ese, lo era. Sonreí, lo guardé en mi bolsillo y cerré el cajón. Se escuchó un chirrido y un golpe, entonces mi corazón se detuvo.
- ¡Tú! - gritó mi tía y yo corrí fuera de la habitación - ¡Vuelve aquí!
Bajé las escaleras salteándome varios escalones, una pantufla me cayó en la cabeza. No tenía tiempo de pensar así que solo corrí hacia la escalera de servicio, una delgada escalera de caracol, mientras escuchaba los pasos de atacante. La escalera era serpenteante e intentaba bajarla lo más rápido posible. Caí y me levanté al instante, arrastrando el pie. Llegué a la cocina entonces alguien cayó sobre mí. Mi tía me rasguñó el brazo izquierdo y yo grité de dolor. Intenté quitarla de encima pero ella intentaba llegar a mi bolsillo trasero.
- ¡No!
Grité.
- ¡No irás! – gritó ella, apretándome el cuello con una mano - ¡No arruinarás las cosas!
- ¡Déjame ir!
Intenté decir, pero ella seguía presionando. Vi entonces el cuchillo ¿Dormía con eso? Lo alzó y me lo acercó al vientre. Grité mientras la fina hoja me cortaba la piel.
- ¡Dámelo!
Gritó, mirándome con ojos desorbitados, se veía espeluznante.
- ¡No!
Grité, empujándola con una fuerza que venía de no sé dónde. Ella calló y yo me levanté, sentí su mano en mi tobillo y otro corte más, pero en la pierna. Pateé su rostro y ella soltó un alarido. Me soltó y yo seguí corriendo fuera de la casa. Escuchaba sus gritos y maldiciones, yo pronto llegué al estacionamiento y subí a mi auto, que no debía de tener mucho combustible, pero rezaba porque fuera suficiente para ir al aeropuerto.
Puse en marcha el motor y salí a la noche. Sentí un gran alivio por dentro, jamás me había sentido tan relajada en mi vida. El camino fue corto y antes de que me diera cuenta, ya estaba llegando al Gyeongbokgung.
Me detuve en una esquina, se podía ver el palacio, pero yo necesitaba relajarme, tomar un respiro, había sido una noche muy difícil. La herida en mi abdomen sangraba, la del tobillo también, y tenía una marca en el cuello. Busqué en la guantera mi botiquín de emergencia; siempre se burlaban de mí por tener algo así en mi auto, ahora era que agradecía a mis paranoias. Me limpié las heridas y luego me quité la ropa, iba a tener que desechar esas ropas ensangrentadas. El abdomen me ardía, al igual que mi tobillo. Me observé en el espejo, tenía moretones amarillentos y otros recientes por todo el cuerpo, cortadas pequeñas y ahora una enorme en mi vientre, eran las huellas del sufrimiento.
Ahora ya no había marcha atrás, no era solo un viaje con mis amigos, tenía el presentimiento de que algo bueno iba a suceder ahí. Me volví a sentar, respiré hondo, sonriente. Miré por la ventana ¿Qué estaría haciendo mi tía? De seguro gritando y maldiciendo mi nombre ¿Qué pasaría con Jin? Ella creía que iba a viajar a América con el príncipe ¿Qué haría? ¿Mi tía sería capaz de conseguirle un vuelo a América? Esperaba que no, pues eran muchas cosa que se tenían que reservar con tiempo, y además no la quería cerca, quería paz, sentirme libre de poder estar con Donghae sin preocuparme por nada. Luego podría asustarme, luego podría abrumarme con lo que vendría, con las consecuencias, pero ahora tenía que pensar solo en lo que haría al llegar al Gyeongbokgung, y eso era ir corriendo a refugiarme en los brazos de mi amado.

1 comentario:

  1. uuuuuuuyyyyy estuvo muy emocionante, no podia parar de leerlo, escribes my bien!!!!
    ahora quiero saber que hara su tia loca, la perseguira?, lograra entrar al gyeongkgung e irse con sus amigos??????
    espero con ansias el siguiente cap, hahahha tu nove la reviso una 3 veces al dia jajajjaja
    apenas puedas, sin dejar de estudiar, sube cap, y que te vaya bien, suerte y exito ;)

    ResponderEliminar