Capítulo 26
Los días
habían pasado, los exámenes finales se nos habían venido encima y mis momentos
con Hae se vieron reducidos por el estudio y las prácticas de patinaje para las
nacionales que serían en agosto. De esta forma me encontraba estudiando para mi
último examen del semestre,
eran las dos de la mañana y todo el departamento estaba en
silencio, excepto por Jin Kyong al teléfono, hablando con Donghae.
- ¡Sí lo sé! – gritó ella - ¡Es
una estúpida! – oí risas – Sí… tienes razón, debería de ser menos intensa –
rodé los ojos al oírla - ¿Mi prima? – preguntó de pronto y yo presté atención –
Ella está estudiando – contestó - ¿Tú no deberías hacer lo mismo? – mi prima
rió – Que modesto eres, después no te quiero ver enojado porque reprobaste algo
Volví mi atención a mis hojas. No debía molestarme, ese era
mi mantra. Dejé de oír a mi prima hablar por teléfono y mi teléfono comenzó a
sonar, era un mensaje de Hae:
Ve a dormir Ratona, ya es
tarde.
PD: Te amo
Sonreí y le contesté al instante. Le di una leída más a mi
material de clase y apuntes, luego me fui a la cama. Me quedé viendo el techo,
pensando cómo sería poder ir al extranjero con mis amigos, como sería poder
salir a la calle con mi novio sin que nos estén espiando. Pero sabía que jamás
se iba a poder; eso era un poco deprimente, no poder estar con quien amas de la
forma en que quisieras.
Desperté con pereza y fui a asearme. Partí a la universidad,
al arribar fui de prisa a la cafetería para tomar algo que me despertara
completamente. Sun y Hae estaban desayunando juntos, y no había rastro de los
demás. Me acerqué a ellos y me senté, dándole un beso en la mejilla a mi novio.
- ¿Cómo amaneciste?
Me preguntó Sun.
- ¡Yo quería preguntar eso! – se
quejó Hae - ¿Quién es su “novio” tú o
yo?
- Amanecí cansada
Contesté y Sun me dio su plato con panqueques.
- Eso te pasa por estar despierta
a tantas horas de la madrugada
Dijo Hae, terminando su desayuno.
- Por lo menos yo estudiaba, no
hablaba por teléfono
Le dije y él me fulminó con la mirada.
- Igual va a estar fácil el examen
Hae me sonrió con suficiencia, se parecía tanto al antiguo
Donghae. Yo le saqué la lengua y él sonrió, tomando mi mano por debajo de la
mesa. Recostó su cabeza sobre mi hombro y ahí se quedó, sosteniendo mi mano
mientras Sun y yo hablábamos sobre historia universal y cómo las Revoluciones
afectaron el pensamiento colectivo del mundo, y las secuelas.
- Debemos irnos
Dijo Kyu, llegando de improviso y luciendo ropa de hippie.
- ¿Qué haces vestido así?
Le preguntó Hae.
- Mi ropa está empacada, esta es
mi piyama – contestó Kyu, mientras todos caminábamos al aula – Esta tarde me
regreso a “Suwon”
- Eso lo explica todo
Rió Sun.
Llegamos al aula y nos sentamos juntos como siempre. Efectivamente, el examen
estuvo fácil, aunque vi una que otra cara de preocupación en el rostro de mis
compañeros. Sun, como siempre, fue la primera en entregar su examen, luego fui
yo. Ella le iba mandando mensajes a Hyuk, sabía que él no iba a regresar a Gyeonggi, se iría
con los príncipes al Gyeongbokgung. Yang tampoco iría con su familia; ella iría
con Kyu a Suwon, parecía que lo suyo ahora ya era cosa seria. La única que se
quedaría sola en Seúl iba a ser yo, pasaría el verano sin nadie, sin poder ir a
ver a mis amigas a menos que ellas vinieran. Iba a ser el peor verano de mi
vida, pero así iban a tener que ser las cosas. Lo que me daba miedo, era pensar
que esto probablemente podría poner fin a mi cuento de hadas con Donghae.
- ¿Qué tal examen, mi Ratona?
Preguntó Hae, envolviéndome con sus brazos.
- Bien
Contesté sonriente.
- ¡Oficialmente comenzaron las
vacaciones!
Gritó Kyu, abrazándonos a Hae y a mí.
- El martes tienen que estar de
vuelta aquí para irnos – le recordó Sun y Kyuhyun asintió – Iré a ver a Hyuk
- Yo iré donde Yang Mi
Dijo Kyu, corriendo.
- Ese chico es tan… - empezó a
decir Hae, mirando por donde Kyu se había ido – A veces me desespera
- Pero así lo queremos
Le recordé, abrazándolo.
- Vamos a la cafetería
Asentí y empezamos a caminar. Mientras caminábamos era
consciente de que nos observaban; no nos demostrábamos afecto alguno, y esta
actitud hizo que los medios desistieran en ponernos como pareja. Era un poco
frustrante, pues sí éramos pareja, pero no lo podíamos demostrar. Nos sentamos
en nuestra mesa habitual y él me miró. Sus sonrisas siempre eran tiernas, pero
esta parecía algo triste.
- ¿Qué sucede?
Pregunté. él no dijo nada, solo hizo una seña para que le
trajeran su almuerzo. Me miró e intentó sonreír, pero solo le salió una mueca.
Sentí un vacío en el pecho ¿Qué podía pasarle?
- Gracias…
Dijo cuando su almuerzo especial
llegó.
- Hae… -
pronuncié lentamente, él me miró a los ojos - ¿Qué sucede?
- ¿Por qué
nunca me dices Donghae?
Preguntó, tomando un poco de su
sopa.
- Por el mismo
motivo que me dices “Ratona” – contesté, él asintió, sonriendo con sinceridad
esta vez – Conmigo no funciona eso de cambiar de tema – él me miró y soltó una
risita – Ahora pon tu “Real” lengua en movimiento y empieza a hablar
- Está bien… -
dijo, soltando un bufido – Hoy nos regresamos al Gyeongbokgung
- Oh…
Lo miré con ternura. Con que eso
era. Iba a ser la primera vez que nos íbamos a separar ¡¿Por qué rayos ya no se
puede entrar en el Gyeongbokgung?!
- Y no solo
eso – agregó, golpeando la mesa con el tenedor – Nos iremos un mes Min ¡Un mes!
- Lo sé
Bajé la mirada. No quería que se
fuera sin mí, lo iba a extrañar mucho.
- Sé que me
amas y tú sabes que te amo – empezó a decir, entreverando un poco las palabras
– Pero no creo que pueda resistir estar todo un mes sin ti
- No digas
babosadas – le pedí con firmeza – No vayas a cometer aluna locura cuando estés
ahí, ante todo recuerda quién eres
- ¡Me importa
un carajo! – explotó, haciéndome sobresaltar – Si yo quiero, lanzo todo esto a
la mierda y me quedo
- No… - negué
con la cabeza, sintiendo mis ojos llenarse de lágrimas – Todos están
ilusionados con el viaje, no puedes hacerles esto ¡Son tus amigos!
- ¡Pero tú
eres mi novia!
Gritó y todos prestaron atención.
- Si te pongo
en una encrucijada, elije la otra opción
Le pedí, mirando sus ojos
enojados.
- No me pidas
eso
- Yo también
puedo hacer lo que quiero
Dije, cruzando mis brazos en un
intento de verme más seria.
- No sé cómo,
pero haré que vallas
Me miró de forma amenazadora.
- No creo que
lo consigas – lo miré, él se veía furioso – Hay límites incluso para el
príncipe
- ¡Irás!
Gritó y yo volví a sobresaltarme.
Tomó su bandeja y caminó hacia la salida, donde estrelló los platos y
cubiertos. Todos lo miraron, todos me miraron, yo solo miraba el lugar por
donde se había ido.
No busqué a mis amigos de nuevo,
me fui a mi casa. Me recosté en mi cama, abracé mi almohada y lloré. Se suponía
que tendría que estar pasando mi último día con Donghae, no sola en mi
habitación.
Golpeé el colchón, era todo una
mierda, no podía molestarme en preguntarle a mi tía si me daba permiso de ir
con Donghae a América, era obvio cuál sería su respuesta. Preguntarle a mi tío
había sido una opción, pero después de cincuenta llamadas sin contestar,
desistí ¿Dónde se había metido? ¿La luna? Si me iba, las consecuencias iban a
ser malas, muy malas, eso lo tenía claro ¿Por qué no era valiente? Podía irme,
de verdad podía, Donghae lo tenía todo arreglado para sacarme del país, pero el
miedo no me dejaba. Podía oír a mi tío decir: “El que no arriesga no gana” ¿Pero y si mi arriesgaba y todo
terminaba mal?
Me limpié
las lágrimas y bajé a la cocina, tenía hambre. Ahí estaba mi tía, quien puso
cara de sorpresa al verme
La ignoré y abrí el refrigerador
para buscar algo de comida.
- ¿Qué pasó
querida? - me preguntó sonriente. La fulminé con la mirada y continué buscando
– Hay Min… - dijo ella, sentándose - ¿Pasó algo con el príncipe? - preguntó,
soltando una risita - ¿Ya te diste cuenta de que eres poca cosa para él?
- ¡¿Quieres
callarte?!
Grité y al instante recibí una
bofetada tan fuerte que me hizo caer al suelo.
- ¡No te
atrevas a levantarme la voz, tú sucia golfa!
Gritó ella. Yo la miré con los
ojos llorosos ¿Por qué me decía eso? ¿Por qué tenía que pasarme a mí? El timbre
de la casa sonó y mi tía me miró fijamente, yo me estremecí. Salió de la cocina
y me levanté del suelo, caminé al
fregadero y me mojé la mejilla palpitante. La puerta se abrió…
- Su alteza…
Escuché decir a mi tía ¿Y ahora
qué mierda hacía Donghae aquí? ¡Jin no estaba!
- Buenas
tardes señora Kim – saludó él de forma respetuosa. Abrí un poco la puerta y
observé a mi tía con Donghae, sentándose en los sofás - ¿Cómo ha estado usted?
- Bien su
alteza – contestó mi tía sonriente – ¿Disculpe que lo pregunte, pero a qué debo
su grata presencia?
- ¡Oh…! – Hae
soltó una risita, él era muy bueno con el diálogo – Venía a… - vi que sacaba
algo de su saco – Es una invitación – dijo, extendiéndole algo a mi tía –
Entenderá que es una “Invitación Real” así
que quiero que se cumpla – Donghae se escuchaba serio, vi como mi tía asentía –
Es una invitación para ir al Gyeongbokgung – explicó – Nos iremos a América
- ¿En serio? –
preguntó mi tía, abriendo mucho los ojos – Pero… ¿Por qué no dejaste el nombre
de Jin como siempre?
- Porque es
para Min Jee
Contestó él y sentí que el
corazón se me disparaba fuera del pecho ¿Qué estaba haciendo? Esto no estaba
bien, sabía que tendría consecuencias dolorosas. Vi el rostro de mi tía cambiar
de la sorpresa a la ira en menos de un segundo, mi interior tembló de miedo.
- ¿Qué?
Preguntó de forma seca.
- Quiero que
Min Jee, la sobrina que no me quiso presentar, vaya – mi tía miró la
invitación, yo tragué saliva – Recuerde que es una “Invitación Real” y exijo que se cumpla
No podía ver su rostro, pero suponía
que era igual de amenazadora que la de mi tía. Mi tía miro a través de Hae y me
observó, vi el mismo infierno en sus ojos. Ella volvió la mirada al príncipe y
esbozó una macabra sonrisa.
- De acuerdo… -
aceptó ella, dejándome sorprendida – Las dos irán mañana a…
- En realidad…
es solo para Min Jee la invitación
Ahogué un grito. Donghae sin
saberlo, estaba cavando mi tumba. El rostro de mi tía se desencajó y lo miró
con amargura, me daba la impresión de que lo mataría.
- Ya veo…
Dijo ella.
- Es que… - la
voz de Hae tembló – Quiero ir con mis amigos de la universidad y Min Jee me
dijo que tal vez usted no le daría el permiso y…
- Entiendo… -
pronunció lentamente mi tía – Mi niña irá
- De… de
acuerdo
Dijo él, levantándose del sofá.
- Descuide, yo
haré que llegue bien
- Eso espero –
dijo él, avanzando a la puerta – Me despido, señora Kim
- Que tenga
buen viaje su alteza
La puerta
se cerró y mi corazón empezó a latir a toda velocidad.
Corrí hacia la otra puerta de la
cocina justo en el momento en que mi tía entraba a toda velocidad. Escuché como
sacaba algo del cajón y yo corrí hacia las escaleras. Corrí a mi habitación y
algo me golpeó la cabeza, era un cucharón. Cerré la puerta con lleve y arrastré
los muebles para bloquearla.
- ¡Abre la
puerta, maldita!
Gritó mi tía y yo me aovillé en
el suelo, cerrando los ojos. Mi tía golpeaba y gritaba, lanzando maldiciones.
Yo me arrastré debajo de mi cama y ahí me quedé, esperando a que su furia se
apaciguara. Cerré mis ojos y la puerta se abrió, yo seguía con los ojos
cerrados cuando sentí el filo del cuchillo contra mi abdomen, los abrí cuando
sentí la presión.
- No te metas
en nuestro camino – me dijo mi tía, tapándome la boca con una mano – No me importan
las consecuencias, Jin será reina – dijo, pasando el filo del gran cuchillo por
mi brazo, la mano de mi tía reprimía mi alarido - ¿Te duele? – preguntó,
mirándome de forma maniaca – No se compara al dolor que te causaré si arruinas
la felicidad de Jin – mi tía destapó mi boca - ¿Entendiste?
- ¡Él no la
ama!
Grité y mi tía clavó el cuchillo
en mi alfombra.
- ¡Lo haría si
tú no estuvieras!
Me gritó mi tía, arrastrándome
fuera de la protección de mi cama.
- ¡No la amo
antes, no la amará ahora! – grité - ¡Ustedes dos están locas!
- ¡Cállate! –
gritó mi tía, golpeándome con el mango del cuchillo en la cabeza - ¡Eres igual
a tu madre! – gritó - ¡Quitando lo que nos pertenece, arruinando todo!
Mi tía me
miró y soltó el cuchillo. Respiró hondo, parecía una enajenada mental, la
personificación de la locura, temblando y mirándome. Salió de mi habitación; me
toqué la frente, me dolía, por suerte solo tenía una pequeña herida que
sangraba. Entré en mi baño y me limpié las heridas.
Mis ojos estaban hinchados por
las lágrimas. Yo solo quería ser feliz, nada más ¿Por qué tenía que pasar esto?
Mi teléfono comenzó a sonar, lo tomé, era un mensaje de Donghae:
Mi Ratona, he ido a tu casa.
Al parecer la vieja bruja
sí te dará permiso para ir,
nos vemos mañana en la
mañana.
Te amo
Borré el mensaje ¿Qué tendría que
hacer ahora? No era justo, yo no debería de estar pasando por esto. Donghae me
amaba a mí, no a ella, yo debería de estar disfrutando de mi novio, no
preocupándome por consecuencias. Era una adolescente, no debía de tener tantas
preocupaciones más allá de la universidad y no quedar embarazada. Me limpié las
lágrimas, no iba a dejar que la vida me quite algo más, no esta vez. Salí de mi
habitación y vi como Jin ingresaba a la casa.
- ¡Querida! –
exclamó mi tía, abrazando a Jin – Hija, Donghae vino
- ¿Qué?
Preguntó ella, mirando sorprendida
a su madre.
- Sí, vino a
traerte esto
Y entonces vi cómo mi tía le daba
mi invitación al Gyeongbokgung, a Jin. Ella miró con confusión a mi tía y esta
me sonrió desde el primer piso, una sonrisa tan maligna y venenosa. Volvió a
sonreírle a mi prima, quien seguía con la invitación en la mano, mirando con
confusión a su madre.
- ¿Quiere que
vaya a visitarlo?
Preguntó ella, confundida, de
seguro porque Hae siempre la invitaba personalmente.
- Es que se
irán a América
- ¡¿Qué?!
Jin esbozó una gran sonrisa.
- Supongo que
es para que conozcas a su familia materna – mi tía sonreía - ¿Sabes qué
significa? – Jin asintió – Es tu oportunidad hija, tienes que estar
despampanante en ese viaje y él caerá rendido
- ¡Sí! – Jin
empezó a dar saltitos de la emoción – Voy a llamarlo
- No… - la
detuvo mi tía – Dijo que iba a estar muy ocupado y no iba a poder contestar el
teléfono
- ¿Donghae,
ocupado?
Jin se encogió de hombros y subió
por las escaleras, yo me volví a encerrar en la mía. Me sentía furiosa, quería
romper todo lo que tenía delante, pero me contenía, pues dudaba que mi tía lo
fuera a reponer. Tenía que hacer algo para que mi tía pare su red de locuras y,
sobre todo, deje de llenarle la cabeza a Jin de ilusiones estúpidas.
Las horas pasaron y la cena
llegó. Mi tía había cocinado, pero a mí me dio comida congelada. Jin miró a su
madre pero se encogió de hombros, con ella no era el asunto, ella no se
metería. Regresé a mi habitación y me quedé viendo el techo. Mis ojos
comenzaron a llenarse de lágrimas; mañana se supone que debía de ser un buen
día, pero no lo iba a ser. Lloraba, maldiciendo a todo el mundo mentalmente,
era horrible, no merecía tanta estupidez en mi vida. Miré la foto de mi
familia, la mirada de mi padre; cerré los ojos y me lo imaginé, hablándome y
diciéndome:
- Si no quieres sufrimiento, haz
algo, el poder está en ti
Abrí mis ojos. La voz de mi padre
resonaba en mi cabeza, luego dejaría el tema de si me volví loca a un lado,
ahora tenía que concentrarme en lo que era importante para mí. Pensé en lo que
haría, no iba a quedarme de brazos cruzados, iba a hacer algo.
Me levanté de mi cama, con la
decisión quemando mi interior, y abrí la puerta de mi closet. Tomé mi mochila y
lance un par de pantalones. Iba a cometer una locura, lo sabía, pero como dijo
Kyu, tenía que cometer al menos una locura en mi vida. Tomé unas cuantas
camisetas y algo de ropa interior, no era mucho, pero tenía que viajar ligero
si iba a hacer esto.
Vi el reloj y me sorprendí al ver
que eran las dos de la madrugada. Salí de mi habitación con mucho sigilo; si
conocía a mi familia tan bien como creía, la invitación debía de estar en la
habitación de mi tía, en el tercer piso. Caminé lentamente hacia su habitación,
sintiendo que el corazón se me saldría del pecho. Tomé la perilla de la puerta
y respiré hondo, sintiendo miedo, pero no iba a retroceder. Con mucho cuidado
abrí la puerta y vi a mi tía durmiendo en su inmensa cama. Avancé con cuidado,
tenía que buscar ¿Pero dónde? Miré su habitación, de seguro en las mesas de
noche. Con mucho cuidado me acerqué a su cama, los cajones tenían llave,
maldije para mis adentros.
- ¿Dónde puede
estar la bendita llave?
Miré el suelo, miré la cómoda, el
tocador, el mueble del televisor, no estaba en ningún lado. Mi tía se giró y yo
ahogué un grito, ella soltó un ronquido y yo me relajé un poco. Algo brilló en
su mano, la llave.
- Mierda…
Susurré. Me volví a acercar a mi
tía, sentía como si estuviera a punto de jalar el gatillo de una pistola.
Estiré mi mano y el corazón comenzó a latirme con tanta fuerza que temí que mi
tía lo escuchara. Tomé la llave con dos dedos e intenté jalar de ella; mi tía
se removió un poco, pero no la solté, jalé un poco más y empezó a ceder. Jalé
más y por fin se despegó de las manos de mi tía. Con cuidado, evitando respirar,
abrí el cajón. No había nada ahí, además de una caja de chocolates y una de
pañuelos. Maldije. Saqué la caja de chocolates y con cuidado la abrí, tampoco
había nada ahí. La otra mesa de noche no tenía cajón, me decidí por su closet.
Con mucho cuidado entré en él, era más grande que el de Jin Kyong. Revisé los
cajones, moviendo las cajas de joyas, moví la ropa, los zapatos y no había
rastro del maldito boleto. Regresé a la habitación, sintiendo mis ojos escocer.
Caminé hacia la cómoda y abrí el primer cajón, ahí estaba, al lado de unas
medias. Lo tomé en mis manos para ver si era ese, lo era. Sonreí, lo guardé en
mi bolsillo y cerré el cajón. Se escuchó un chirrido y un golpe, entonces mi
corazón se detuvo.
- ¡Tú! - gritó
mi tía y yo corrí fuera de la habitación - ¡Vuelve aquí!
Bajé las escaleras salteándome
varios escalones, una pantufla me cayó en la cabeza. No tenía tiempo de pensar
así que solo corrí hacia la escalera de servicio, una delgada escalera de
caracol, mientras escuchaba los pasos de atacante. La escalera era serpenteante
e intentaba bajarla lo más rápido posible. Caí y me levanté al instante,
arrastrando el pie. Llegué a la cocina entonces alguien cayó sobre mí. Mi tía
me rasguñó el brazo izquierdo y yo grité de dolor. Intenté quitarla de encima
pero ella intentaba llegar a mi bolsillo trasero.
- ¡No!
Grité.
- ¡No irás! –
gritó ella, apretándome el cuello con una mano - ¡No arruinarás las cosas!
- ¡Déjame ir!
Intenté decir, pero ella seguía
presionando. Vi entonces el cuchillo ¿Dormía con eso? Lo alzó y me lo acercó al
vientre. Grité mientras la fina hoja me cortaba la piel.
- ¡Dámelo!
Gritó, mirándome con ojos
desorbitados, se veía espeluznante.
- ¡No!
Grité, empujándola con una fuerza
que venía de no sé dónde. Ella calló y yo me levanté, sentí su mano en mi
tobillo y otro corte más, pero en la pierna. Pateé su rostro y ella soltó un
alarido. Me soltó y yo seguí corriendo fuera de la casa. Escuchaba sus gritos y
maldiciones, yo pronto llegué al estacionamiento y subí a mi auto, que no debía
de tener mucho combustible, pero rezaba porque fuera suficiente para ir al
aeropuerto.
Puse en
marcha el motor y salí a la noche. Sentí un gran alivio por dentro, jamás me
había sentido tan relajada en mi vida. El camino fue corto y antes de que me diera
cuenta, ya estaba llegando al Gyeongbokgung.
Me detuve en una esquina, se
podía ver el palacio, pero yo necesitaba relajarme, tomar un respiro, había
sido una noche muy difícil. La herida en mi abdomen sangraba, la del tobillo
también, y tenía una marca en el cuello. Busqué en la guantera mi botiquín de
emergencia; siempre se burlaban de mí por tener algo así en mi auto, ahora era
que agradecía a mis paranoias. Me limpié las heridas y luego me quité la ropa,
iba a tener que desechar esas ropas ensangrentadas. El abdomen me ardía, al
igual que mi tobillo. Me observé en el espejo, tenía moretones amarillentos y
otros recientes por todo el cuerpo, cortadas pequeñas y ahora una enorme en mi
vientre, eran las huellas del sufrimiento.
Ahora ya no había marcha atrás,
no era solo un viaje con mis amigos, tenía el presentimiento de que algo bueno
iba a suceder ahí. Me volví a sentar, respiré hondo, sonriente. Miré por la
ventana ¿Qué estaría haciendo mi tía? De seguro gritando y maldiciendo mi
nombre ¿Qué pasaría con Jin? Ella creía que iba a viajar a América con el
príncipe ¿Qué haría? ¿Mi tía sería capaz de conseguirle un vuelo a América?
Esperaba que no, pues eran muchas cosa que se tenían que reservar con tiempo, y
además no la quería cerca, quería paz, sentirme libre de poder estar con
Donghae sin preocuparme por nada. Luego podría asustarme, luego podría
abrumarme con lo que vendría, con las consecuencias, pero ahora tenía que
pensar solo en lo que haría al llegar al Gyeongbokgung, y eso era ir corriendo
a refugiarme en los brazos de mi amado.
uuuuuuuyyyyy estuvo muy emocionante, no podia parar de leerlo, escribes my bien!!!!
ResponderEliminarahora quiero saber que hara su tia loca, la perseguira?, lograra entrar al gyeongkgung e irse con sus amigos??????
espero con ansias el siguiente cap, hahahha tu nove la reviso una 3 veces al dia jajajjaja
apenas puedas, sin dejar de estudiar, sube cap, y que te vaya bien, suerte y exito ;)