Capítulo 25
- ¿Min Jee? - dijo él, jalándome
fuera del departamento - ¿Qué haces aquí?
- Aquí vivo
Contesté, cerrando la puerta. Tomé de la mano a Hae y
subimos las escaleras, no quería que Jin saliera y nos viera. Me senté en un
escalón y lo miré.
- ¿Eres la prima de Jin Kyong? –
asentí - ¿Por qué no me lo dijiste?
- Ella me pidió que no te lo
dijera
Contesté sin poder contenerme.
- ¿Por qué?
Preguntó.
- Porque… - pensé bien lo que
diría – Pensó que le quitaría su puesto como mejor amiga
- Eso es… estúpido
Dijo él y yo asentí. Era una mentira, pero era mucho mejor
que la verdad. No iba a decir la verdad, era lo más seguro.
- Lo sé
Contesté.
- Espera… - él me miró – Eso
explica por qué no te molesta que salga con ella
- Y también por qué me pongo muy
celosa – dije y él sonrió – Toda mi vida he escuchado lo lindo y maravilloso
que es tenerte como amigo, que la invitas a varios lugares, que le compras esto
y aquello – él me miró – Me da un poco de celos que… tal vez conmigo nunca
puedas llegar a tener esa confianza
- Ya te dije, Min Jee, que la
única chica que amo eres tú
Sonreí al oírlo.
- Lo sé
- Entonces no te pongas celosa –
me pidió, dándome un beso – Porque solo te quiero a ti
- Bueno… y ¿Cuál es la sorpresa?
- Yo – contestó él, señalándose a
sí mismo – Vine para sorprender a Jin – me explicó y yo sentí como si lijas
raparan mi interior – Como ayer no pude verla porque tenía que estar contigo –
lo fulminé con la mirada ¿Qué había dicho? Él me miró y me dio un abrazo, yo
solo solté un bufido – Pensé que sería una linda sorpresa sacarla a pasear,
aunque el que terminó sorprendido fui yo
- Sí, lo siento
Dije,
sonrojándome, él me dio un corto beso.
A veces no podía creer que yo, Kim Min Jee, una granjerita
de Mokpo, me esté besando con el príncipe, que yo era la dueña de su corazón.
Mis brazos rodearon su cuello y él me presionó más a su cuerpo; en verdad amaba
a este irresponsable, inmaduro e irritante chico, y no iba a permitir que nadie
interfiera en mi felicidad.
- ¿No es increíble? – me preguntó
cuando nos separamos – Ahora Jin es mi prima política - reí. Solo Donghae podía
hacerme reír de un tema que me enojaba - ¿Quieres salir conmigo?
- Pensé que querías salir con Jin
Kyong
Le miré alzando una ceja, él se mordió un labio, era un
hábito que tenía, pero provocaba en mí el deseo de besarlo de nuevo. Y así lo
hice, volví a unir mis labios con los suyos. Jamás me iba a cansar de besarlo,
era dulce, era tierno, cada beso que Hae me daba estaba repleto de sentimiento.
- Prefiero mil veces estar con mi
amada Ratona
Sonreí y él aprovechó para darme otro beso.
- Primero déjame cambiarme
Le señalé mi piyama de conejitos. - Te vez adorable
Hae me sonrió, yo solo me sentí avergonzada. Estaba con
piyama celeste, enorme, con conejitos sosteniendo flores ¡Me veía ridícula!
- No es cierto
- Sí – sonrió él de forma
divertida – Me dan ganas de comerte a besos
- Pervertido – dije, dándole un
zape – Espérame aquí, iré a ponerme algo decente
Regresé al departamento y entré con cuidado. Jin debía de
seguir durmiendo en su habitación, pues no había desorden en la cocina y no se
oía absolutamente nada. Corrí a mi habitación y me aseé y cambié en tiempo
record. Salí con cuidado de mi habitación y corrí a la salida. Hae estaba ahí,
recostado en la pared, luciendo tan guapo como una celebridad.
- Ya no te ves adorable – dijo y
yo le di un golpe en el brazo - ¡Ay! – se quejó él, frotando el punto donde mi
puño impactó – Iba a decir que ahora estás… - se sonrojó – Sexy
- Donghae… – empecé a decir
mientras esperábamos el ascensor – Soy tu novia, no sientas vergüenza al decir
cosas así – él miró a otro lado avergonzado – Además, a las chicas nos gusta
que nos digan esas cosas
- Eres mi sexy Ratona
Dijo, abrazándome y entrando conmigo al ascensor. Salimos
del edificio y nos topamos con un centenar de fotógrafos. Sus guardias iban
rodeándonos, Hae me tenía sujeta del brazo y lentamente avanzábamos hacia la
camioneta blindada.
- Creo que uno de los fotógrafos
me quiso quitar la falda
Dije en broma, al ver que uno de los volantes de mi falda
estaba roto.
- ¡¿Qué?! – gritó Hae, asustándome
- ¡Esos desgraciados malditos, enfermos hijos de puta! – empezó a gritar él -
¡Lacra de la sociedad, malnacidos, escorias!
- ¡Ya!
Le pedí, él se quedó callado.
- Es que me enoja pensar que
alguien te toque
Admitió con las mejillas al rojo vivo.
- Lo decía en broma
Le dije y él se cruzó de brazos.
- Vaya broma…
Miró por la ventana.
- ¿Estás enojado?
- ¡Claro que sí! – me miró con
severidad – No hagas esas bromas – me dijo y asentí - ¿Qué hubiera pasado si me
bajaba y lo golpeaba? – preguntó – Y sabes que lo hubiera hecho
- Lo siento – me disculpé – Solo
intentaba darle un poco de comicidad al hecho de que no podemos escondernos por
más que lo tratemos
Miré mis manos. Me molestaba no tener privacidad, me enojaba
no poder salir con mi novio sin que nos molestaran, me enfurecía no poder estar
con Donghae sin que nos molestar ¡Era frustrante!
- Min… - dijo él, pero yo seguí
mirando mis manos – Lamento que no podamos tener una relación normal
- Ya te dije que no hay problema
Mentí, recostándome en su cuerpo. Él rodeó mi cuerpo con sus
brazos y yo apoyé mi cabeza en su pecho. Sentí sus labios haciendo presión
sobre mi cabeza, sonreí. Tal vez no podíamos tener una relación normal, pero
por lo menos podíamos estar juntos que era lo importante.
- ¿Alguna vez te dije lo mucho que
me gustan las caricaturas?
Preguntó de pronto y yo sonreí.
- No
Contesté.
- ¿Alguna vez viste “La vida moderna de Rocko[1]”?
- ¿Bromeas? – le pregunté
divertida – Mi primer perrito le puse “Spunky[2]”
- ¿En serio? – preguntó él riendo – Mi prima tenía una tortuga a la
que bautizamos “Filburt[3]”
- Eso es aún más chistoso
Reí yo y mi estómago comenzó a rugir.
- ¿Tienes hambre?
Yo asentí.
- Llévenos a McDonald's
Ordenó Hae.
- ¿Tan temprano?
- Sirven desayuno
Contestó él y yo reí. Llegamos al restaurante de comida
rápida. Había poca gente, era domingo, en abril, con clima un poco más cálido,
y no había mucha gente en McDonald's. Nos sentamos, Hae lucía como un niño de
nuevo, emocionado por comer en McDonald's.
- ¿Quieres otra “Cajita Feliz”?
Le pregunté y él me sacó la lengua, haciéndolo lucir aún más
infantil.
- ¿Qué vas a querer?
- Hotcakes
Contesté, relamiéndome. Él se levantó y fue a pedir la
comida. Al cabo de un rato regresó con mi pedido y se sentó. Él no comía, debía
de haber comido algo en la universidad. Cada tanto él pinchaba un poco de mis
hotcakes, debía de ser un gran cambio del desayuno gourmet que normalmente
comía.
- Podré comer con cubiertos de
plata y en platos de porcelana fina – dijo él, pinchando otro pedazo y
engulléndolo – Pero mi desayuno no le hace justicia a estos hotcakes
- Ya, no comas tanto que
engordaras
Bromeé, terminando mi desayuno.
- ¿No me has visto? – me
preguntó, alzándose la camiseta y mostrándome los músculos de su abdomen –
Tengo buen físico
- Sí – contesté, tapándome el
rostro – Ahora acomódate la ropa – le pedí y él obedeció - ¿Por qué tenias que
ser tan guapo?
- La naturaleza quiso que su
alteza fuera un Adonis – dijo él y yo rodeé los ojos, el ser humilde era algo
que no le iba bien a él – “Tú, tres veces
más bello, que yo soy” – lo miré con una ceja alzada, ese poema era preciso
para él – Y tú eres mi Venus[1]
- No… yo soy más un pokemón - él
rió y yo también – Sigue, ese poema me encanta
- A mí también – confesó – Es una
de mis obras favoritas de Shakespeare – yo asentí, lo era para mí también – Tú
tendrías que continuar, es algo que Venus le dice a Adonis – volví a alzar una
ceja – Nunca me dices lo guapo que soy
- Tú te lo recuerdas solo – dije
en broma y él me fulminó con la mirada, yo reí – “Cuya flor y dulzura, ciegamente ama el prado, que las ninfas empañas,
y que eres como el hombre, más blanco que las rosas y las propias palomas” – Donghae
sonrió – “Te hizo un día de Natura, con
ella en competencia por decirle al Mundo que con tu muerte acaba”
- No hay jabalís en Seúl
- Que chistoso – le lancé una
bola hecha de la servilleta de papel – Este “Mundo”
– me señalé – Moriría si su “Adonis” le
llegara a pasar algo
- Pues este “Adonis” no puede vivir sin su “Venus” – dijo él y yo sonreí – Si
no estuviéramos en público, te besaría ahora mismo
- ¿Quieres ir a otra parte? –
pregunté y él asintió – Vamos a caminar a la playa, dicen que es romántico
- Las playas siempre me calman
Dijo él, levantándose de la mesa y haciéndome señas para que
salgamos. Salimos del restaurante, otra vez entre trompicones con los
paparazis, y entramos en el auto. Miré a Hae y le tomé de la mano, sonriéndole.
- “Siéntate junto a mí, donde no haya serpientes silbando alrededor,
mientras te beso mi amante” – y entonces nos besamos, mientras el auto se
ponía en marcha – No continuaré recitando el poema
- Sí… - él se removió incómodo – A
la playa…
Ordenó. En el camino íbamos hablando de un sinfín de cosas,
desde nuestros programas de televisión favoritos, cómo había sido nuestra
infancia, hasta cosas más personales de mi vida como cuando fue mi primer beso
o cuando fue mi… primera vez.
- Fue extraño, me asusté mucho
Terminé de contar.
- Eras muy joven – me recordó él y
yo asentí – Te amo…
Hae me besó, pero había algo distinto en este beso. Llegamos
a la playa y él tomó mi mano para ayudarme a bajar del auto. Caminamos por la
arena y nos sentamos, sin importar nuestras ropas inapropiadas. Él soltó un
suspiro y yo lo miré, él miraba el horizonte, con expresión de tristeza en el
rostro.
- ¿Qué pasa?
Pregunté.
- Nada – contestó, tomando con
discreción mi mano – Es solo que las playas siempre me han gustado, siento que
mi madre está en cada una de las playas a las que voy
- ¿Por qué ella murió en una
playa? – me atreví a preguntar – Lo siento, a veces no sé cómo hacer preguntas
discretas
- Descuida – me dijo él,
acariciando el dorso de mi mano – Aquella vez… - me miró – Cuando te llevé a la
enfermería porque te habías desmayado…
- Parece como si hubiera pasado
una eternidad desde entonces
Dije, pues parecía otra vida.
- Cuando te vi… - se acercó más a
mí – Me acordé de mi madre
- Debió haber sido horrible haber
estado ahí
- Lo fue – afirmó él – Fue más que
horrible ver a mi madre morir, y yo sin poder hacer nada – bajó la mirada y le
dio un golpe a la arena – Es por eso que no me gusta estar sin guardias, me da
miedo que vuelva a pasar
- ¿Qué alguien te asesine?
Él asintió.
- Mi mamá… - él soltó una risita
– Odiaba a los guardaespaldas, los detestaba – volvió a soltar otra risita –
Ella siempre decía que eran innecesarios, que ella podía con todo, que era
invencible – sonreí al oír eso – “Seo
Jung, por favor, cualquier cosa puede pasar en las calles” le dijo mi padre
antes de que saliéramos de la casa, en nuestra isla privada – Hae tomó un
puñado de arena y lo lanzo – “Seo Jung,
siempre hay personas que nos quieren hacer daño, no salgas sin guardias” –
continuó diciendo – Era una isla privada – me miró - ¿Qué podía pasar? Solo
estaba nuestra casa – los ojos de Donghae se llenaron de lágrimas – Jugaba con
Yoora a hacer castillos de arena, mamá había ido a buscar conchas y caracolas.
Entonces apareció un barco, de los “Terroristas”
Me quedé impactada. Toda Corea sabía de la muerte de la
amada reina a manos de “terroristas”
que decían que la monarquía debía de caer y que la reina era una persona ruin
que había olvidado sus raíces y no daba ayuda a los necesitados por llenarse
los bolsillos del dinero de los contribuyentes. Luego se descubrió que todo era
un complot entre la reina madre y una familia noble, pues antes de que el rey Donghae
III conociera a la reina Seo Jung, él estaba prometido a la hija mayor de esta
familia, una mujer que él conocía de toda la vida y había sido su mejor amiga.
Fue la amiga, presa de los celos, la que lideró el complot.
- Que horror…
Murmuré.
- “¡Abajo la monarquía!” – gritó una voz – Mamá corrió hacia nosotros
y… - tomé la mano de Hae y este la apretó – Entonces se escuchó un disparo,
mamá nos gritó que nos fuéramos, y luego se oyeron dos disparos más – una lágrima
rodó por la mejilla de Hae – Abracé a Yoora para que no viera la escena. El
bote se fue pero la guardia costera los atrapó. Mamá murió de camino al
hospital – más lágrimas – Esto… no se lo he dicho a nadie, pero antes de que
ella muriera, me dijo que amaba y que pronto regresaría, que no debía de
preocuparme – lo abracé fuertemente y él empezó a llorar – Recé por tres horas,
pidiéndole a Dios que no la dejara morir, pero murió
- A veces Dios nos da lo que
pedimos, pero no de la forma en la que se lo pedimos – él me miró – Tal vez
pidamos cosas a Dios y Él nos la concede, pero tal vez no de la forma en la que
queríamos
- Debe ser… - me miró y apretó de
nuevo mi mano, yo limpié sus lágrimas – Te trajo a mí
- Hae…
- Te amo Min Jee… más que a nada
en el mundo
- También te amo Donghae
Dije sonriente, sintiendo cómo mi corazón latía con rapidez.
Lo conocía poco, pero solo él podía hacer que mi corazón latiera con rapidez.
Solo él podía hacer que sintiera una gran maga de sentimientos, desde felicidad
hasta nerviosismo cada vez que me miraba. No podía creer, fuera del hecho de
que sea príncipe, lo afortunada que era por estar con alguien como él. Me
estiré para poder besarlo, pero entonces…
- ¡Atrápame si puedes!
Gritó, lanzándome a la arena.
- ¡Donghae!
Grité, corriendo hacia él. Volvimos a la camioneta y nos
abrazamos fuertemente. Me había
divertido mucho en este día con él, ni me importó que los paparazis nos
hubieran tomado fotografías. Él me apretó fuertemente y me dio un beso en la
frente, luego me miró, vi nerviosismo en sus ojos.
- Ratona… - dijo - ¿En el verano
harás algo?
- No lo creo, supongo que
conseguir un trabajo de medio tiempo
Contesté.
- Mmm… - me miró y sonrió -
¿Quieres ir de viaje al extranjero conmigo?
- ¿Ah?
hola, estuvo muy bieno el capitulo, de verdad que lo esperaba mucho, pero por favor continualo, ya he esperado por cuatro dias, esto es una crueldad ); please sube cap!!!!!
ResponderEliminarokey, se paciente, es que la universidad no me da tiempo
Eliminarsube cap please, quiero saber la respuesta a lo del viaje!!! ),:
ResponderEliminarsorry no habia leido tu respuesta jejjejej y si te entiendo 100%, mientras estudio reviso la pag jejejej
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