Capítulo 24
Abrí mis ojos ¿Lo había soñado todo? ¿Sungmin
realmente me iba a dar otra oportunidad? ¿Y si no fue real? Me senté en el
sofá, tallándome los ojos y adaptándome a la luz del día que se colaba por la
mampara. Me levanté y calcé las pantuflas, caminando hacia la cocina. Abrí la
puerta y me encontré con la escena más hermosa de todas: Sungmin dándole el
pecho a Jessica.
- Buenos días…
Saludé y Minnie al instante se tapó con la manta
rosa con Conejos de Jessica.
- Ho… hola…
Saludo ella, sonrojada a más no poder.
- ¿Cómo amaneciste?
Le pregunté, sirviéndome el desayuno que Minnie
había preparado.
- Bien – contestó,
sonriendo – Muy bien
- Me alegro
Dije, sonriendo también.
- Kyu…
- Minnie…
- Tú primero –
dijimos al unísono – No tú
Reímos.
- Yo primero – pidió
y yo asentí – Sobre lo de anoche…
- Anoche…
Miré mi plato, rezando por dentro para que no me
pidiera olvidarlo.
- Quiero intentarlo
Miré a Minnie sin poder creerlo ¿Lo había dicho?
¿Había escuchado bien? ¿En serio lo estaba diciendo? Si no estuviera dándole el
pecho a Jessy, me hubiera lanzado hacia ella para poder besarla.
- ¿En serio?
Pregunté, intentando no sonar muy emocionado
¡Mierda, estoy más que emocionado!
- Sí… - la bebé
comenzó a moverse y me la entregó, luego se acomodó la ropa – Pero tengo unas
cuantas condiciones
- ¿Cuáles?
- Primero… - me miró –
Ve lento – asentí – Segundo, nada de besos, solo abrazos, aún sigo viéndote
como mi mejor amigo – volví a asentir – Tercero, no dormiremos juntos porque…
mi punto dos – volví a asentir – Cuarto… - me miró fijamente – Si esto no
funciona… me dejarás ir, con mis hijas
- Sungmin…
- Por favor, no
protestes, por favor
- Solo una cosa –
dije, acariciando la nariz de Jessica y mirando a los ojos a Sungmin – Haré mi
mayor esfuerzo para poder volver a enamorarte, y así podamos ser la familia que
siempre debimos ser
- ¿No lo fuimos acaso?
Miré a Minnie, ella no sabía nada, y no estaba
listo, ni ella tampoco, como para decirlo. No le podía decir que la dejé, no
podía decirle que desprecié el amor que me tenía por algo tan efímero como la
fama. Miré a Minnie, ella le hacía mimos a Jessica e mis brazos.
- ¡Tengo hambre!
Se quejó Henry, entrando a la cocina con Sunny
en su espalda.
- ¡Arre caballo!
Reía mi hija, provocando las risas de Sungmin y
Henry.
- Tu appa solía hacer
eso también – miré a Minnie – Llevarme en su espalda por horas…
- Eso… - la miré –
Eso solo hice una vez – Minnie me miró con los ojos bien abiertos – Cuando… -
miré a Sunny y me sonrojé – Después de la fiesta de Año Nuevo
- ¿Estás intentando
decir que eso fue cuando…?
Minnie miró a Sunny también y se sonrojó.
- ¿Qué cosa?
Preguntó Sunny, sentándose en la mesa.
- Cuando tus padres
llamaron a la cigüeña
Contestó Henry y yo me atraganté.
- ¡Henry!
Le regañamos Minnie y yo.
- Yo también quiero
llamar a la cigüeña
Dijo Sunny y de nuevo me volví a atragantar.
- Tú le llamaras a la
cigüeña cuando tengas treinta, ya dije
Sentencié.
- Henry oppa… - dijo
Sunny y el susodicho la miró - ¿Tu amas a Amber oppa?
- Sí… mucho…
Contestó Henry, sonrojándose ligeramente.
- Entonces llamen a
la cigüeña por mí…
- ¡Tú llamarás a la
cigüeña a los treinta!
Sentenció Minnie, alzando la voz.
- Ustedes empezaron a
llamar a la cigüeña desde los quince – Henry nos señalaba con sus palillos -
¿Yo por qué no puedo hacer lo mismo?
- ¿Podemos cambiar el
tema? – pedí – Soon Kyu es muy joven para la charla de las abejas y las flores
- ¡Yo quiero oír esa historia!
Sunny alzó la mano como si estuviera en la
escuela.
- ¡La oirás cuando
tengas treinta!
- ¿Puedo hacer algo
ahora que tengo cuatro?
Preguntó, haciendo un puchero y cruzándose de
brazos.
- Terminar de
desayunar y jugar videojuegos
Contesté, sirviéndole mucha comida.
- Bueno…
Terminó aceptando ella, tomando los palitos y
comiendo un poco.
- Y yo tengo dos
hijas…
Susurré. Entonces sentí algo en mi brazo
izquierdo, era Minnie, abrazada a él. Sonreí, hacía mucho que no lo hacía,
extrañaba tener a mi Conejo conmigo, y en cierta forma seguía siéndolo. Tal vez
no era mi Conejo que me amaba y besaba, pero era la Conejo que tuve desde los
cuatro años, esa amiga incondicional. En conclusión, no había perdido del todo
a mi Conejo.
- Hay que ir al
parque – pidió Minnie de manera tierna, como antes – Hace mucho que no vamos a
nuestra banca
- ¿Nuestra banca?
Pregunté, recordándola, Minnie solo asentía.
- ¿Nuestros nombres
seguirán ahí tallados?
Preguntó.
- ¿El de “Sungmin y Kyuhyun: BFF”?
- Sí…
- Sí, me sirvió de
mucho
- ¿Por qué?
Ella me miró con ojos muy curiosos.
- Por nada, algún día
te lo contaré
- O lo recordará…
Dijo Henry y yo lo fulminé con la mirada. Había
muchas cosas que no quería que Minnie recordaba, pero que progresivamente lo
haría. Temía por aquellos recuerdos que dejaron heridas sangrantes que aún no
había logrado curar.
Después del desayuno nos alistamos para una
tarde en familia. Sungmin llevaba a Jessica en su cochecito, yo llevaba la
pañalera y Henry llevaba a Sunny en la espalda. Juntos los cinco caminamos
hacia el parque, siendo fotografiados desde lejos por los paparazis ¡Que odiosos!
Llegamos al parque y entonces los niños, es
decir Sunny y Henry, corrieron hacia los juegos. Minnie y yo nos sentamos en
nuestra banca, me encantaba poder decir que era “Nuestra”. Ella abrazó mi brazo izquierdo, acomodando el mosquitero
de Jessica.
- Es tan pacifico
aquí
Minnie soltó un suspiro.
- Sí… - miré a mi
hija jugar en los columpios – Este lugar no ha cambiado con el tiempo
- Solo nosotros…
Nos quedamos viendo, sonriéndonos.
- ¡Aish, me cansé!
Se quejó Henry, sentándose en medio de nosotros
dos.
- ¡Appa, ven a jugar!
– gritó Sunny desde los juegos - ¡Omma, tú también!
- Vayan, yo cuido a
Jessica
Nos indicó Henry. Caminamos hacia nuestra hija y
comenzamos a jugar con ella, empujándola en el columpio, en el sube-y-baja y
tomándonos muchas fotografías. Sunny quería subirse al “Castillo” y yo la acompañé, pues quería subirse al tobogán más
alto y temía que se callera.
Subimos tomados de las manos por las escaleras y
puentes, y Minnie haciendo bromas sobre que el juego se rompería por
sostenerme. Sunny se sentó en el tobogán y se dejó caer, siendo recibida por
Sungmin. Sunny se soltó y corrió de nuevo al inicio del juego, llegando de
nuevo a mi lado.
- Appa, deslízate
Me ordenó, jalándome del brazo para que me
sentara. Obedecí y ella me dio un empujoncito. Era un poco difícil deslizarme
por ahí, pues ahora era el triple de grande. Vi la luz y esperé a que mis
zapatos tocaran la arena…
- ¡Ay!
Exclamó Minnie, cayendo al suelo. Me enredé con
sus pies y caí encima. Ambos nos miramos, ella ligeramente boquiabierta.
- Lo lamento…
Intenté levantarme pero ella me detuvo.
- Kyu… - la miré,
ella estaba sonrojada – Bésame…
***
Definitivamente
no iba a olvidar a Sungmin, no lo iba a hacer y no iba a dejar que nos separen,
ni siquiera ella misma. Ya había pasado una semana, el el “SM Town”
estaba a dos días y mi canción estaba lista. Solo había un inconveniente,
que mis jefes me dejen presentarla, pues ellos elegirían cuál sería la mejor
canción para presentar.
- Está muy buena
Felicitó Shindong, dándome unas palmadas en la
espalda.
- Me gusta mucho,
solo espero que me la acepten
- Tienen que hacerlo
– Shindong rió – De tu segundo álbum, solo tienes esta y tres canciones más
totalmente grabadas – volvió a reír – Estamos muy atrasados
- Soy un niño aún,
tengo otras cosas que hacer
Me defendí, también riendo.
- Vamos a dársela a Dongie
para que los jefes la escuchen – Shindong puso la el CD en su estuche – ¿Te das
cuenta que casi todas tus canciones hablan de Sungmin?
- Sí, y no me importa
– me crucé de brazos, dando vueltas en mi silla – La conozco desde los cuatro
años, obvio que todas mis canciones hablan sobre ella
- Wow, yo nunca hablo
de Nari de esa forma, y tú solo tienes dieciséis
- Pero eso no me
detiene para amar a alguien de esta forma
- Iré ahora –
Shindong se levantó – Tú reza para que dejen poner esto en la presentación
Asentí y vi como salía de ahí. Empecé a rezar mentalmente
para que me dejen presentar esa canción en el concierto, pues mis amigos irían
y obvio obligarían a Sungmin a ir. Tenía que cantarle la canción y esperar a
que eso sea suficiente para poder volver con ella. Al rato Shindong volvió con
una sonrisa en el rostro.
- ¿Y?
- Al parecer les
gustó
Dijo él, sentándose a mi lado. Sonreí,
sintiéndome más optimista. Solo esperaba que fuera suficiente para Sungmin.
Henry había dicho que una canción siempre hacía caer a Minnie a mis pies,
esperaba que esta vez fuera igual, que una canción pudiera regresármela.
Regresé a casa y me dormí con la esperanza en el corazón.
Los dos días pasaron rápido y yo estaba
ensayando para mi presentación con Shindong, quien era cada tanto mi
coreógrafo. Me alegraba saber que podía cantar mi canción, y me alegraba el
doble cuando Donghae me reveló que Sungmin también iría a verme. Quería que
todo saliera bien, necesitaba que todo saliera bien. Leí de nuevo mi letra,
casi todo eran palabras que ella me había dicho aquella vez, esperaba que lo
entendiera, que entendiera que no podía vivir sin ella y que debíamos de estar
juntos a pesar de todo. Esperaba que, aunque fuese egoísta de mi parte,
quisiera volver a vivir esta doble, triple, cuádruple vida como mi novia,
porque en verdad la necesitaba, o no podría sobrevivir; era un adicto a
Sungmin, estaba obsesionadamente
enamorado de ella.
- ¿Listo?
Me preguntó Dongie colocándome la chaqueta.
- Sí…
Contesté, respirando hondo. Me paré a ver el
espectáculo desde tras bambalinas, rezando para que mis amigos y Sungmin
estuvieran ahí. Los grupos entraban y salían del escenario, y mi corazón latía
cada vez más rápido.
- Kyuhyun… te toca
Me indicó mi manager y entonces subí al
escenario. Ahí estaban los cinco, con baritas azules en las manos, color
característico de mi club de fans. Había un mar de azul zafiro perlado, pero a
mí solo me importaba una persona, que me estaba mirando desde el público,
sosteniendo su barita azul.
La música comenzó y comencé a bailar junto con
mi grupo de bailarines. No era muy buen bailarín, por eso me alegraba tener
todo un ejército de bailarines diestros. Las fans gritaban y gritaban, la
presentación de esta nueva canción era un éxito. La música se detuvo e hice una
reverencia al público.
- Muchas gracias –
dije, volviendo a hacer una reverencia, mirando a Sungmin – Hace unas semanas
escribí una canción – todos gritaron – Salió desde lo más hondo de mi corazón –
miré a Sungmin – Esto es… - señalé al púbico, luego miré a Minnie, esperando
que entendiera que era para ella – “You’re
my endless love”
Dije y todo el lugar estalló en gritos. Miré a
Minnie, ella tenía los ojos muy abiertos, debía de saber que esas habían sido
sus palabras. La música comenzó y yo empecé a cantar (https://www.youtube.com/watch?v=ULO5nx6S7Wo
) sin quitarle los ojos de encima a Minnie. Veía como los ojos se le llenaban
de lágrimas, entonces supe que lo había logrado, entrar en su corazón de nuevo,
derrumbar ese muro que intentaba construir.
Terminé de cantar y me bajé del escenario,
tendría que esperar a verla. Mi corazón latía a toda velocidad; lo sabía, sabía
que había funcionado, ahora solo tenía que verla para pedirle que no me vuelva
a dejar solo, y la envolvería en mis brazos para no dejarla nunca. Mi corazón
latía con fuerza, necesitaba verla ya, estaba muy ansioso, necesitaba verla.
El concierto dio fin y todo el público se fue
yendo. Fui guiado hacia los camerinos, me cambié de ropa y luego me guiaron
hacia mi camioneta blindada. Mi corazón seguía latiéndome con fuerza,
haciéndome doler el pecho, quería llegar ya a casa e ir a la de alado, donde
Minnie.
- Pareces un gusano
loco, intenta bajar la adrenalina
Dijo Dongie y Shindong me hacía gestos con la
mano para que me calmara.
- ¿Podría ir más
rápido?
Le pedí al conductor.
- ¿Qué sucede?
- Quiero llegar
rápido a casa – le contesté a mi manager – Acelere por favor
El auto aceleró y yo miré por la ventana,
respirando hondo e intentando calmar el ansia de ver a Minnie. Si me volvía a aceptar,
sería la persona más feliz del mundo y nunca la dejaría de nuevo, nunca
permitiría que le hicieran nada, y la protegería siempre. El auto aceleró, yo
seguí viendo por la ventana, pensando en el rostro de Sungmin, sus mejillas
regordetas y sus aegyos; amaba sus aegyos y no podía creer que hubo una época
en la que me molestaban
¿Cómo pude sentirme fastidiado con su presencia?
Cuando Sungmin era la persona más maravillosa del mundo ¿Cómo no me di cuenta
de cuánto la amaba? Pudimos haber tenido más de un año de “relación normal” pero yo tenía que ser un ciego. No volvería a
decepcionarla, la amaría siempre y haría todo lo posible para que se quede a mi
lado…
- ¡No tengo frenos!
Gritó el chofer, girando el auto.
- ¡Ah!
Gritamos todos. La camioneta comenzó a dar
vueltas y vueltas, mi cabeza golpeó la ventana y esta se quebró. Todo mi cuerpo
era sacudido hacia todas las direcciones, golpeándose y magullándose. La
camioneta se volcó y comenzó a rodar. Sentí un fuerte dolor en la pierna y otro
en el brazo. Cerré mis ojos y me los cubrí con el brazo bueno, los vidrios
explotaron. Sentía dolor, mucho dolor.
- Sungmin…
Susurré, entonces todo se puso negro.
***
Me incliné hacia adelante, presionando mis
labios con los de Sungmin. Cerré los ojos, disfrutando de aquel tacto, tan
inocente y suave. Sentí como Minnie me daba leves empujones, entonces me separé
de ella.
Sus mejillas estaban rojas y respiraba
lentamente. Me levanté y la ayudé a levantarse, sacudiéndose su rosada ropa.
Ella me miró fijamente, luego se tocó los labios. Me quedé ahí parado viéndola,
esperando a que dijera algo.
- Cada que me besas… -
empezó a decir, aún tocándose los labios – Siento como si una corriente
eléctrica recorriese mi cuerpo – me miró – Con mucha fuerza como…
- El romper de las olas
del mar azul zafiro perlado
Completé, recordando.
- Que es eterno… - me
miró fijamente – Como nuestro amor…
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Hasta aquí este capítulo, subiré tres más.
FRIDaa extraño tus comentarios
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