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Capítulo 23
Sungmin se frustraba mucho al no poder hacernos felices, lo
notaba, ella vivía para hacer feliz al resto.
Habían pasado dos semanas desde aquel día, e intentábamos
seguir adelante, solo que por separado. Las grabaciones de mi álbum me
mantenían ocupado y ella intentaba dar todo de sí para mantener a nuestras
hijas felices. Era difícil, pero me esforzaría, no me rendiría.
- Kyuhyun… - dijo Hangeng a través del
micrófono – Te buscan
- ¿Quién?
Pregunté, saliendo de la cabina y encontrándome a mi suegro.
- Annyeong
Saludó.
- Ahjussi…
- ¿Podemos hablar?
Me
preguntó Kangin y yo asentí.
Caminamos hacia la cafetería en el segundo piso del edificio,
y pedimos dos cafés ¿Qué sucedía? ¿Por qué quería hablar conmigo? ¿Había hecho
algo malo? ¿Me diría que deje a Sungmin?
- Ahjussi…
- Gracias…
Dijo él y yo lo miré sorprendido.
- ¿Qué?
- A pesar de todo… de todas las
trabas que has tenido para poder estar con mi hija – él me miró, estaba… él
estaba sonriéndome – Jamás te he visto tirar la toalla, siempre has estado con
mi hija y no la has abandonado o traicionado, sobre todo ahora
- Es que… yo amo mucho a Sungmin
- Lo sé – dijo, tomando un sorbo a
su café – Ahora es que me doy cuenta de la magnitud
- Ahjussi…
- Cuando
sucedió lo de esa chica… Seohyun – miré la mesa – No lo podía creer, te habías
esforzado tanto por recuperar a Sunny y Minnie, que no podía creer que hayas
hecho algo tan vil – seguí viendo los reflejos de la luz sobre la mesa – Si
hubiera sido verdad, ahora estarías con esa
zorra, pero sigues con mi hija a pesar de que te rechaza
- Ahjussi – me sorprendían sus
palabras - ¿Usted me cree ahora?
- Sí… y lo siento Kyuhyun – terminó
su café, viéndome a los ojos – Te he hecho la vida imposible por mucho tiempo,
es hora de terminar con eso
- Gracias… Ahjussi, gracias
- Solo haz feliz a Minnie, como has
venido haciendo desde hace mucho
- Lo juro
- Más te vale
A las
seis de la tarde estuve libre y regresé a casa. Minnie ayudaba a Sunny a hacer
las tareas,
mientras alimentaba a Jessica con su biberón. Mis dos chicas
me miraron y luego sonrieron. Yo me acerqué y besé a Sunny en la frente, lo
mismo hice con Jessica y a Minnie solo le dije:
- Annyeong
- Hola…
Me dijo, cabizbaja.
- Appa, mira el dibujo que hice
Dijo Sunny, mostrándome un dibujo de una casa con todos
nosotros dentro.
- ¿Y este monstruo quién es?
Pregunté en broma y Sunny infló las mejillas.
- ¡No es un monstruo, soy yo!
- Oh… entonces es una princesa
- ¡Sí! – Sunny aplaudió, Minnie
sonrió - ¡Ya terminé con las tareas! – anuncio - ¿Puedo ir a la sala de juegos
a seguir siendo un ula-ula con patas?
- Ludópata, Sunny
Le corrigió Minnie con una sonrisa. Sunny no dijo nada, solo
salió corriendo escaleras arriba. Me quedé viendo a Minnie, Jessica se había
acabado su leche y ahora miraba a Minnie con atención. Yo las miré ambas,
imaginándome cómo habría sido vivir esto con Sunny, donde todo podía haber sido
normal.
- Sabes… - dijo ella, dejando a
Jessy en su coche – Eres mejor appa que yo
- Eso no es cierto – y no mentía –
Tú te estás esforzando, y lo estás haciendo muy bien
- Siempre me dices cosas lindas,
oppa – ella sonrió – Y no lo merezco
- Claro que sí, mereces que todos
los días te recuerde cuan especial eres
- Pero te hago daño, siempre te
estoy haciendo daño
- Es no es cierto…
- ¡Si lo es! – Minnie respiró hondo
– Como cuando dejé de hablarte de la nada, antes de la obra – la miré
sorprendido – O como cuando te decía lo mucho que me gustaba Zhou Mi, mientras
tú eras desdichado
- Minnie… - la miré sorprendido -
¿Has recordado algo?
- Solo eso – dijo – No sé por qué
dejé de hablarte, solo recuerdo que ocurrió – me explicó – Y Zhou Mi me recordó
que yo hablaba mucho de él delante de ti y que eso te dolía
- ¿Zhou Mi te dijo eso?
- Él viene para intentar hacer que
te recuerde
- ¿En serio? – ella asintió – Aish…
le debo mucho a ese edificio andante
- Pero solo ahora realmente he
logrado recordar eso
- Me alegra saber que estás
empezando a recordar
- Oppa… tengo miedo de saberlo todo
– me quedé callado; era verdad, había muchas cosas que ella no podía saber
¿Cómo sería cuando las averiguara? - ¿Y si no es de mi agrado?
- Probablemente muchas cosas no lo
serán – aseguré – Pero de todas formas en algún momento las recordarás, y yo
seré paciente, esperaré a que eso pase
- Oppa… - ella me miró - ¿Somos
felices?
- Eso depende…
***
- ¿Estás escribiendo una nueva
canción?
Me preguntó Shindong, el practicante a ingeniero de sonido.
- Tengo más o menos la música
Le mostré mis partituras.
- Se ve bien – dijo, empezando a
tocarla en el piano - ¿Ya estás escribiendo la letra?
- Estoy bloqueado
Admití, mirando las miles de bolas de papel con letras
fallidas. No podía, desde que terminé con Sungmin, escribir una canción, o si
quiera tocar bien una canción. En un mes no había podido hacer nada, y mi álbum
tenía que tener al menos tres canciones compuestas por mí ¡Pero no podía!
¡Tenía un bloqueo mental!
- Pues supéralo – dijo Shindong –
Esto está muy bueno
- Gracias…
Contesté sin ánimo.
- Kyuhyun… tienes mucho talento –
sonreí de lado al oírlo – Las personas tenemos dificultades, el temple de uno
se mide en cómo logramos superarlos o sobrellevarlos – lo miré, sus palabras me
estaban haciendo sentir mejor – Que termines con tu novia no es el fin del
mundo…
- Sí pero… - lo miré, pues él sabía
todo, era como un amigo para mí – La amo mucho, desde hace mucho
- Si necesitas llorar hazlo, no te
he visto hacerlo desde que sucedió lo de su atentado – me pasó un brazo por los
hombros – A veces llorar todo un día es la mejor solución, y el primer paso
para súper un problema
- Gracias…
Volví a decir, mirando mi anillo de pareja, aquel que no podía
usar en público. Los ojos se me llenaron de lágrimas y entonces rompí en
llanto. Extrañaba a Sungmin, siempre extrañaba a Sungmin, pero ahora lo sentía
diferente, pues esta no era una pelea simple como mis ataques de celos, que
podía solucionar con una disculpa o comprándole una dulcería entera; esta vez
mi fama era la que nos había separado.
¿Qué debía de hacer? ¿Renunciar? Era una posibilidad pero…
¿Sería capaz de hacerlo? Miré mis partituras, tocando la música mentalmente.
Amaba esto, era mi sueño hecho realidad, no quería dejarlo; pero si era la
única forma de volver con Sungmin…
En la noche volví a casa, pues había tenido que ir a otro
programa de entrevistas, volviendo a negar que tuviera alguna relación con
Sungmin que no fuese una amistad de hace años. Eran las diez de la noche y la
camioneta blindada por fin me dejó en mi casa. entré en ella, sintiéndome muy
cansado y entonces…
- ¡Sungmin! – gritó mi dongsaeng de
diez año, desde alguna parte de la casa - ¡Quiero más pastel!
- ¡Ya te lo llevo! - gritó la voz de
Sungmin, saliendo de la cocina – Kyuhyun…
- Hola… - saludé, sorprendido por su
presencia - ¿Qué haces aquí?
- Henry tiene un resfriado, tus
padres trabajo y Siwon con unnie en quien sabe Dios donde – contestó, caminando
hacia la habitación de Henry – Pensé que llegarías más tarde
- Duró menos de lo que esperaba
- Sí… - Minnie abrió la puerta,
dejó el pastel y volvió a salir – Supongo que negar tantas veces que no tienes
nada conmigo, ha hecho que ya no necesites dar un gran discurso
- Minnie…
- Bueno… ahora que ya llegaste –
tomó su chamarra rosa – Puedo volver a mi casa
- Minnie – tomé su brazo para que
no se fuera – Hablemos…
- Kyuhyun… - ella soltó un suspiro,
mirando al suelo – Lo mejor es que… olvidemos todo esto
- No quiero
Sentencié.
- Debes de olvidarme
Me pidió, mirándome con tristeza.
- No puedo…
- Pero tienes que, es lo mejor…
- ¿Tú ya me has olvidado? –
pregunté, sintiendo que el corazón se me caía a pedazos - ¿Ya me dejaste de
querer?
- Kyuhyun…
- Respóndeme…
Rogué, mientras mi corazón se deshojaba como un girasol.
- No – contestó ella – Estoy loca
por ti – confesó y mi corazón nuevamente se armó – Cada momento que hemos
pasado, sigue en cada latido de mi corazón, y despierta mi corazón que quiere
dormir – la miré, acercándome más a ella – Quisiera dejarte ir
- No quiero que lo hagas
- Lo sé – Minnie me miró, sus ojos
estaban cristalinos – Cuando intento olvidarte, solo encuentro más recuerdos –
se acercó a mí – Porque eres mi amor sin fin
- Minnie…
Entonces la besé, sin poder evitarlo, sin querer soltarla, y
aunque esto no significara que volveríamos a estar juntos, solo quería besarla.
Ella me correspondía, enredando sus brazos alrededor de mi cuello. Posé mis
manos en sus caderas y la acerqué más a mi cuerpo, sintiendo el latido de su
corazón contra mi pecho. La falta de aire hizo que nos separásemos; ella me
miró y luego se alejó unos pasos de mí.
- Kyu…
- Si aún me amas… - volví a
acercarme a ella - ¿Por qué te quieres alejar de mí?
- Porque no podemos tener una
relación normal, y eso no me gusta – se puso la chamarra y caminó hacia la
puerta – Lo siento Kyuhyun… algunas cosas simplemente no pueden ser
- Minnie… - la tomé del brazo – No
me dejes…
- No quiero hacerlo pero… - ella
quitó mi mano de su brazo – No puedo seguir así
Y entonces se fue, dejándome parado en medio de la sala, con
la mano extendida. Henry salió de su habitación, con la cara llena de
chocolate; yo lo miré, él me dio un abrazo, yo le correspondí, era
reconfortante. Henry me soltó y me sonrió, yo solo hice una mueca.
- Minnie aún te ama, solo debes de
hacer algo que haga que regrese contigo
Dijo, lamiendo su plato.
- ¿Cómo qué?
- Hazle una canción – contestó,
caminando a la cocina, yo le seguí – Siempre cae a tus pies cuando le compones
una canción
- Cierto… - me lo pensé bien –
Debería hacerlo…
- Pues hazlo… - dijo mi hermano,
sacando el cuchillo – Pero primero sírveme más pastel
- Niño…
Fulminé con la mirada a mi hermano y luego le serví su pastel.
Entré en mi habitación y me recosté en mi cama, viendo mi “Minnie altar” Henry tenía razón, debía de hacer algo para
recuperarla, quizá una canción, pero estaba con mi bloqueo mental.
Tomé mi guitarra y un lápiz. Comencé a tocar las pocas notas
que había comenzado a escribir en la mañana, y fue como si la música viniera a
mí. Empecé a escribir notas en las partituras improvisadas, vertiendo
nuevamente mi alma y mi corazón, en cada nota. Pensaba en el rostro de Sungmin,
en sus aegyos, en sus pucheros, en sus sonrisas y en sus Conejos rosas, no
quería perderla, no lo iba a permitir.
Siete de la mañana, tenía que volver al estudio de grabación.
Me desperecé, me aseé y cambié. Tomé mi nueva canción y la guardé en mi bolso,
me coloqué los lentes de sol y caminé hacia la cocina para tomar mi desayuno.
- Mira
Minho, nuestro hijo parece una súper estrella – omma me tomó una foto con su
teléfono
- ¿No es guapo mi hijo?
- Obvio que sí, salió a mí
Rió appa, dándole un beso en la mejilla a omma.
- No, ninguno de mis hijos se
parecen a ti
- Taemin, si Siwon es tan guapo es
porque soy su appa
- No, tú eres una rana
- Estoy aquí parado, quiero mi
desayuno
Pedí, sentándome en el antecomedor.
- Lo siento hijito
Se disculpó omma, dándome un beso en la mejilla.
- ¡Omma! – gritó Henry, entrando a
la carrera - ¡Siwon dice que parezco un hámster!
- ¡Cho Siwon!
Regañó omma, tomando de la oreja a mi hyung.
- ¡Lo siento, fue solo una broma!
- ¡Familia, me tengo que ir en unos
momentos! – les recordé - ¡Mi desayuno!
- Ya… no te enojes Henry –
consolaba appa a Henry – Te compraré un nuevo violín
- Mejor un perrito
- Desayuno…
- Eres el mayor, debes de dar el
ejemplo
Regañaba omma.
- Sí omma…
- Desayuno…
- Un perrito será – dijo appa –
Tae, tendremos un perrito
- A Heechul no le gustan los perros
– comentó Siwon – No vendrá a casa si hay uno
- ¿Y a mí que me importa?
Contestó Henry, inflando las mejillas.
- Desayuno…
- ¿Un perro? - preguntó omma –
Bueno…
- Saben qué, mejor me sirvo jugo y
me voy
Me levanté de mi asiento, mientras mis padres seguían
atendiendo a mis hermanos. Saqué el jugo y algo de la comida de ayer; me serví
un poco y lo calenté en el microondas. Después de diez minutos, en donde mi
familia seguía hablando como si yo no estuviera, mi trasporte llegó.
- Annyeong…
Dije y todos dejaron de hacer lo que hacían.
- Annyeong hijito
Omma me dio un abrazo y un beso. Salí de la casa y vi a
Sungmin salir también, con su uniforme escolar. La quedé viendo, mi corazón
comenzó a latir a toda velocidad, quería correr hacia ella, besarla y
abrazarla, pero entonces ella siguió su camino. Entré en la camioneta y partí,
pasando por su lado, y grabándome su figura en la mente.
Llegué al edificio de la SM y corrí hacia la sala de
grabación. Ahí estaba Shindong, tan diligente, mezclando la música de una de
mis canciones. Él se volteó y me miró, sonriente, en el futuro él será mi
ingeniero personal, no lo iba a compartir.
- Te ves mejor
Dijo y yo sonreí, sacando la canción de mi bolsillo.
- Lo logré
Agité las hojas con la letra y la partitura.
- ¿Tan rápido? – preguntó, mirando
la letra - ¿Qué pasó?
- Me dongsaeng me inspiró
- ¿Tu dongsaeng te inspiró una
canción romántica?
- Su consejo
Aclaré y este asintió, leyendo la letra de nuevo.
- Comencemos ya…
Exigí impaciente.
- ¿Cómo se llama?
Preguntó y me quedé viendo las hojas, aún no le ponía título.
- “You’re my endless love”
Contesté, y Shindong asintió, escribiéndolo en la hoja.
- Entra ya muchacho
Me ordenó
y yo obedecí sonriente. Primero grabamos la música con el “MIDI” eso nos tomó unas cuantas horas.
Dongie apareció y se sentó al lado de Shindong, observándome,
yo solo lo veía, deseando tener otro manager, quizá Hangeng.
- ¿Es nueva?
Preguntó Dongie y yo asentí.
- La escribí ayer
Contesté.
- Es buena – decía él mientras
asentía – Haré unas llamadas…
Y diciendo esto se fue.
- A veces me da miedo ese hombre…
Bromeó Shindong y yo reí.
- Terminemos esto
Pedí y mi amigo asintió. Cuatro horas después ya teníamos la
canción hecha, solo faltaba los arreglos que de eso se encargaba Shindong. Me
fui a la sala de ensayos, el concierto de la SM era pronto y teníamos que
presentar nuevas canciones.
Encendí la música y comencé a practicar una de las
coreografías de mi álbum, hacía mucho que no lo hacía. La pegajosa música
comenzó y yo inicié mi baile, tropezándome de vez en vez ¡Soy cantante, no
bailarín! Repetí la misma coreografía unas cinco veces y entonces me dejé caer
en el suelo, cerrando los ojos y cubriéndomelos con el brazo. Respiré hondo,
agotado, pero con un solo pensamiento en mente: Sungmin…
- Hola…
Dijo una voz y yo alcé la mirada. Parpadeé varias veces y
entonces la vi, sonriéndome, con las mejillas sonrojadas. Me senté en el suelo,
aún sorprendido por verla, y volví a parpadear.
- Hola
Saludé.
- Hola…
Repitió ella.
- ¿Qué hace aquí, Seohyun?
- Oh pues… - ella sonrió – Un
agente de la SM nos vio a Tiffany y Taeyeon cantando en una fiesta y pues…
- ¿Vas a ser parte de la SM?
- Eso parece…
Seo esbozó una radiante sonrisa.
- ¡Eso es genial!
Le felicité.
- ¿Te alegra que ahora podamos
vernos más?
Preguntó, acariciando mi brazo izquierdo, el brazo de Minnie.
- Sería bueno tener caras conocidas
por aquí
Dije, caminando hacia la radio.
- Oí que tú y Sungmin terminaron…
- No lo hemos hecho
Mentí con rapidez.
- ¿A no?
- No, es solo para callar a la
prensa y calmar a las personas
- ¿Entonces por qué me lo dices?
- Porque
sí… - me senté al lado de la radio – En el “SM
Town” le dedicaré una canción, y ella estará en primera fila
- ¿En serio…? – preguntó Seo,
acercándose a mí – Porque es Minnie la que anda diciendo en la escuela que ya
terminaron
- Como te dije… - me aparté – Es
solo para callar a la prensa
- Pues yo no me lo creo…
- ¡Seo, al fin te encontramos! –
exclamó Taeyeon - ¡Kyuhyun!
- Hola…
Saludé.
- Justo hace poco vi a Sungmin
- ¿Qué?
- Creo que vino a ver a su omma
- ¿Dónde la viste?
- En el ascensor, la vi entrar…
No oí más, salí corriendo hacia el ascensor, presionando el
botón a la planta más alta, donde se encontraban los ejecutivos. Busqué la
oficina de Leeteuk, había tenido que ir allí una vez, cuando firmé mi contrato,
pues ella es la jefa del cuerpo legal de la SM. Por fin encontré la puerta con el
letrero de “Kim Jung Soo” Toqué la
puerta y entonces ella me abrió la puerta.
- No eres mi omma
Fue lo que salió de sus labios.
- Gracias a Dios que no
Dije, entrando.
- ¿No deberías estar ensayando o
grabando algo?
Preguntó, sentándose en la silla de su omma.
- Estaba en la sala de ensayos,
pero me dijeron que estaba aquí así que…
- Tú y yo ya no somos nada – sus
palabras taladraron mi corazón, fueron tan crudas y pesadas, tan calientes como
el magma de Pompeya, tan destructivas como un terremoto, fueron horribles – No
tienes que dejar tus labores por mí
- Quería hacerlo – la miré,
acercándomele – Aunque hayas terminado conmigo, yo no lo he hecho contigo
- Kyu…
- Tú aún me amas – le recordé – Te
recuperaré como sea Sungmin – rodeé su cintura con mis brazos y la atraje hacia
mí – Así sea lo último que haga
- Kyu…
No la dejé terminar de hablar, atrapé sus labios con los míos.
Era en estos momentos en los que desearía no ser famoso, pues no podía estar
con la chica que amaba. Un carraspeo nos hizo separarnos, era Leeteuk.
- Ahjumma…
- Omma…
- Hola –
Leeteuk nos sonrió – Me alegra ver que ya están bien, pero sean precavidos, los
pueden ver, y el escritorio no es muy cómodo para estas cosas
- ¡Omma…! - las mejillas de Sungmin
se encendieron – No estábamos haciendo nada…
- A pues, parecía que sí
- ¡Omma!
- Yo…
Miré a ambas mujeres, sintiéndome acalorado.
- Kyuhyun, mejor vete – me pidió
Sungmin – Vine a ver a mi omma, no a ti
- Minnie…
- ¡¿Eres sordo?! – gritó y su madre
la miró con los ojos bien abiertos - ¡Vete!
- ¡Kim Sungmin! – le regañó Teukie
- ¿Qué modales son esos?
Minnie hizo un puchero y me tomó del brazo, arrastrándome
fuera de la oficina de su madre. Minnie apretaba mucho mi brazo, debía de
reconocer que mi Conejo era muy fuerte. Ella me llevó a una esquina y me lanzó
contra la pared, mirándome con enojo; respiró hondo y relajó la expresión,
luego miró el suelo.
- No lo hagas más difícil oppa… -
pidió – Me duele verte…
- A mi me alegra verte…
- Kyu… - entonces se levantó sobre
la punta de sus pies y me dio un beso – Te amo…
- Yo más…
- Por favor, no vuelvas a buscarme…
***
- Kyuhyun… - sentí que algo me
sacudía – Kyuhyun… - abrí mis ojos y vi a Sungmin – Kyuhyun… despierta…
Minnie estaba con su pijama rosa y su bata rosa, se veía
adorable. Me tallé los ojos y parpadeé varias veces. Ella sostenía a Jessica
con un brazo y con el otro me zarandeaba. La miré fijamente y ella dejó de
zarandearme, luego miré mi reloj, eran las tres de la mañana.
- ¿Qué pasa?
- ¿Cómo debo de alimentar a
Jessica? - me preguntó y yo la miré sin entender – Me olvidé de comprar más
fórmula para bebés, y ya le di lo último que quedaba… - miró al bebé – Creo que
sigue con hambre
- Sungmin… no soy mujer – le dije –
Eso deberías saberlo tú
- Pero no lo sé – Minnie hizo un
puchero – No tengo la mente de una adulta
- Solo… ábrete el pijama y dale el
pecho
Le indiqué.
- Ummm…
- ¿Qué?
- Vuelve a dormir entonces
- ¿Por qué?
- No quiero que me veas
- Conejo… ya te he visto muchas
veces sin corpiño
- ¡Kyuhyun! – Minnie me dio un zape
- ¡No digas esas cosas delante de dos niñas!
- Solo hay un bebé y una mujer de
veintitrés años
- Aún así – Minnie me miró de forma
severa - ¿Cuándo te volviste tan pervertido?
- Desde que tuvimos nuestra primera
vez
- ¡Por el Dios de Siwon! – exclamó
- ¡Cállate!
- ¿Por qué?
- ¡Porque no quiero recordar esas
cosas!
- De acuerdo, lo siento – me
levanté del sofá caminé al baño - ¿Has recordado algo más últimamente?
- No… -
escuché que contestaba – Me acuerdo… - Minnie se quedó callada, yo salí del
baño, ella estaba dándole el pecho a Jessica – Se siente raro – el puchero en
sus labios se veía adorable. Era la primera vez que la veía de esa forma. Con
Sunny me perdí esto, pero ahora podría disfrutarlo
con Jessica y nunca fallarle ni faltarle a mis dos hijas – Me acuerdo… - ella
me miró – Verte llorando, mucho
- Obvio, lloré mucho por ti
- ¿Por qué?
- Porque mi mejor amiga me veía
solo como un amigo, porque no podía estar contigo, por muchos motivos he
llorado por ti…
- No digas eso…
- Minnie… - la miré, ella volteó la
vista a otro lado – Te amo desde que usabas tus vestidos rosados con Conejos –
ella seguía sin mirarme – Te amo desde que te vi con tu manta rosada con un Conejo
en nuestro parque – Minnie seguía mirando hacia otro lado – Te amo desde…
- No sigas – me ordenó, mirándome -
¿Eres masoquista? – la mirada en sus ojos era severa - ¿Te gusta sentirte mal?
- Minnie…
- ¿Cómo puedes decirme todo esto? –
preguntó – Sabiendo que no recuerdo nada
- Yo…
- Lejos de hacer que te quiera,
estás logrando que sienta asco
- Minnie…
- Lo siento oppa… - Minnie bajó la
mirada – Te dije que lo intentaría – asentí – Ve lento – pidió – Porque solo
estás logrando que quiera evitar todo lo que dices
- Minnie…
- Tienes que tener presente… -
ambos nos miramos – Que tal vez no pueda volver a esa época, que no recuerde
nunca lo que pasó entre tú y yo
- No digas eso… - cerró con fuerza
los puños – Te haré recordar, Conejo, así sea lo último que haga en mi vida
- Oppa…
- Yo no puedo estar lejos de ti
Minnie – ella me miró fijamente, con las disculpas en los ojos – No me pidas
que te suelte si no logras recordar – los ojos comenzaron a llenárseme de
lágrimas – No voy a ser capaz de hacerlo porque tú eres yo, tú eres una parte
de mí y sin ti… - respiré hondo, intentando evitar en vano que las lágrimas
salgan – Así tengamos ochenta años cuando logres recordar algo de estos diez
años… aún así no te dejaré
- ¿Y si nunca llego a recordar
nada?
- Pues entonces volveré a enamorarte
– Minnie me miró con los ojos bien abiertos – Lo hice una vez y lo haré todas
las veces que sean necesarias
- Oppa…
- Déjame volver a enamorarte Minnie
- Oppa…
- Sé que me has dado mil y un
oportunidades, te pido una última…
Las lágrimas comenzaron a caer.
- Oppa… te la doy
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