Capítulo 5
- ¡Suéltame!
Gritó ella de pronto.
-
Espera… solo intento
-
¿Ayudar?
- ¿Cómo
puedes soportar que te traten así?
- Son
mis padres – contestó, limpiándose las lágrimas con sus coletas – No los puedo contradecir
- Pero
tampoco puedes dejar que te traten como si fueras un…
- ¿Un…?
- Un
objeto que ellos puedan controlar – terminé por decir – Eres una persona y
mereces…
-
¿Respeto? – me miró, alzando una ceja – Esa conversación ya la tuvimos…
- Iba a
decir: Amor – Key me miró con los ojos bien abiertos – No eres de piedra, hasta
una niña malcriada como tú merece amor
- No… no
entiendo…
- Key…
Me acerqué de nuevo a ella y ella hizo lo mismo.
Miré sus ojos, rojos por el llanto y mi corazón de nuevo se estrujo ¿Cómo una
chica tan bonita podía tener ojos de sufrimiento? ¿Cómo alguien que lo tenía
todo, aparentemente, podía tener una mirada tan triste? Tomé a Key de nuevo de
los hombros y la abracé, fuertemente.
Ella estaba estática, yo sin embargo la apretaba
cada vez más contra mí ¿Por qué estaba haciendo esto? No podía soportar, aunque
ella no fuera de mi agrado, verla llorar, verla siendo apabullada por sus
padres, eso no estaba bien. Key me abrazó, me correspondió el abrazo y de nuevo
se puso a llorar, pero en silencio, derramando sus lágrimas en mi cuello.
-
¡Key-shi!
Gritó Jinki de pronto y entonces nos separamos.
- Onew…
- dijo Key, mirando a su amiga – Vamos a dar una vuelta por ahí
- Sí… -
la miró fijamente - ¿Estás bien?
- Te lo
contaré en el camino… - Jinki asintió – Jonghyun oppa… - Key me miró, yo me
sentía sorprendió por la forma en la que me había llamado – Gracias…
Y entonces ambas chicas se fueron. Me quedé
viéndolas, Jinki abrazaba a Key y esta iba cabizbaja ¿La vida de una niña rica
no era glamurosa? ¿No debería de vivir rodeada de lujos y mimos? Por lo que
había oído, sus padres no eran los seres más amorosos del mundo ¿Cómo podían
ellos tratar así a su hija? Yo jamás trataría así a la mía. Miré a Key, ella
seguía cabizbaja y cada tanto se limpiaba el rostro con sus coletas, luego se
fue de mi vista.
Me quedé viendo el lugar por donde ellas se
habían perdido y de nuevo sentí presión en pecho. El deseo de correr y
alcanzarlas me invadió, pero me contuve, yo no tenía por qué meterme en sus
vidas, en sus dramas familiares, ellas dos no eran nada para mí, Key no era
nadie para mí. Me acomodé la mochila al hombro y caminé hacia mi habitación,
dejándome caer en la cama.
Había sido una mañana cansada. Miré mi mochila,
con la ropa robada, debía de devolverla o me metería en problemas. Miré el
techo, unos ojos felinos me miraban, tapé mi rostro con la almohada.
No me podía quitar la imagen de Key llorando,
siendo maltratada por sus padres. El recuerdo de su appa arrebatándole su
cuaderno, la mirada de impotencia de Key, el saber que no se podía defender y
luego la resignación. Sus ojos volvieron a mí y empecé a derramar lágrimas.
Nadie debía de ser tratado así, nadie…
-
Cualquier cosa que les parezca raro, por favor, repórtenla – empezó a decir el
gerente – Han estado desapareciendo pertenencias de los huéspedes y no podemos
permitir eso – seguía diciendo – Robarle a un huésped no solo es motivo de
despido, también los mandaremos con las autoridades pertinentes si los
encontramos infraganti – miré el suelo, mis zapatos tenían manchas – Ahora
sigan con sus actividades
Todos los empleados se dispersaron, yo seguí a
Joon hacia las cocinas para lavar los platos del desayuno ¿Qué es lo que había
ocurrido? Pues que después de ese almuerzo, ya no me pude detener. Todos los
días me topaba con los hyungs y noonas de la “Alta Sociedad”, ellos no me
podían ver con la misma ropa, aunque eso significase tener que robar
constantemente.
Yo todas las mañanas, mientras los huéspedes
desayunaban, entraba a distintas habitaciones y robaba algunas cosas. Pero yo
no me las quedaba; mientras los huéspedes cenaban y las denuncias ya estaban
hechas, yo devolvía todo a su sitio. Hasta ahora había tenido suerte, nadie me
había descubierto, ni siquiera Joon que vivía conmigo.
Pero es que no me podía contener, tenía que
estar constantemente metido en este mundo, la sensación de sentirse importante
era sublime. Esa sensación de que todos te admiran por tu intelecto y por tus
pertenencias, era algo incomparable, ni un millón de wons se compararía a eso
¿Qué podía hacer? ¿Me estaba volviendo loco? Ahora era un criminal, este hotel
definitivamente me estaba dañando.
Los Kim por otra parte, seguían siendo muy
buenos anfitriones conmigo. El señor Kim constantemente me invitaba a
actividades con los socios y sus hijos. Ellos al caminar daban la sensación de
estar flotando por encima del resto de personas; en definitiva, yo quería sus
vidas.
A veces pasaba las tardes, las que le dejaba
todo el trabajo a Joon, con Jinki. Me gustaba realmente su presencia, era una
noona muy agradable. Ella por algún motivo siempre tenía pollo frito con ella,
eso me causaba gracia. A quien había dejado de ver era a Key y eso me
extrañaba. No la veía caminar por el hotel ni la veía en las reuniones que sus
padres organizaban ¿Dónde podía estar?
Su ausencia se hacía notar, pues no había una
persona llamándome “Perro” ni
intentando hacerme quedar en ridículo. Jinki también parecía afectarle su
ausencia, pues ya no conversaba con la misma confianza con los otros invitados,
era como si le faltara Key para dejarse conocer. Cada vez que le preguntaba a
Jinki por Key, ella solo se encogía de hombros y decía que era algo privado,
entonces yo no insistía. Pero entonces el rostro de Key volvía a atormentarme,
su dolor se había quedado en mi memoria y no podía quitarlo.
Su expresión de aquel día había hecho que algo
en mí se removiera. Siempre había creído que las personas adineradas eran
felices, pues vivían sin restricciones, pero Key claramente no lo era.
Intentaba mentalizarme a mí mismo que ella no debía de importarme, y no me
importaba, simplemente era que… no me había gustado verla triste por culpa de
sus padres.
- ¿Quién
estará robándole a los huéspedes?
Preguntó Joon de pronto, yo me tensé.
- No lo
sé, hyung
- Debe
ser alguien bien osado como para arriesgarse a ir a la cárcel – me miró - ¿No
lo crees?
-
Supongo…
Miré a otro lado. Sí, lo sabía, estaba
arriesgando todo por nada, porque tan pronto como terminara el verano, tan
pronto como los Kim se fueran del “Jeju
Sun-Resort” mi fantasía acabaría ¿Por qué entonces todos estos riesgos?
-
Tenemos que ir a acomodar habitaciones
Me dijo Joon, golpeándome con un trapo de cocina.
Asentí a sus palabras y juntos salimos de las cocinas, con las caminas del
uniforme colgadas al hombro. Caminamos al cuarto de mantenimiento y sacamos uno
de los carritos, luego fuimos a las habitaciones, nuevamente nos tocaba limpiar
el piso seis.
- Es
curioso que esta habitación esté vacía por una semana
Comenté, entrando en la 615.
- Es
porque es de las habitaciones más simples, los huéspedes prefieren las grandes
o las suites
Explicó Joon y yo asentí.
- Algún
día me hospedaré en esta misma habitación – me dejé caer en la cama – Como un
hombre millonario, tal vez hasta casado con una belleza de mujer
- Sí… y
como padrino de Minho tendrás que traerlo también – bromeó Joon, haciendo
referencia a su hijo imaginario - ¿Ya no ves a los ricachones?
- No… -
mentí – Te dije que solo iba a ser ese día
- Me
alegro… - dijo él y yo lo miré – Porque en algún momento te terminarías
enredando con tus mentiras y todo te iría mal
-
Probablemente…
- ¡He
dicho que no quiero! – gritó de pronto alguien, afuera de la habitación -
¡Lárgate! ¡Déjame sola! ¡No voy a ir!
-
¡Kibum, obedecerás y punto!
Tan pronto como escuche es nombre me asomé por
la puerta. Ahí estaba una llorosa Key, siendo tomaba con firmeza de la muñeca
por su madre. Key forcejeaba y su omma tiraba más de su brazo. La chica se veía
desesperada y Jinki las miraba a ambas sin saber qué hacer.
- ¡No
quiero! – gritó aún más alto - ¡No quiero ir! – siguió gritando - ¡¿Para qué
quieres que vaya?! – se legró soltar de su madre y la miró con enojo - ¡¿Para qué
te sigas burlando de mí?! ¡¿Para que sigas permitiendo que se burlen de mí?!
-
¡Cállate! – gritó su omma, levantando la mano y deteniéndose al instante; los
ojos de Key ya no eran de tristeza, eran de odio – Soy tu omma y obedecerás
- Pues
no lo haré… - Key se cruzó de brazos – Ve con Jinki si quieres, yo me quedo
-
¡Kibum, ven aquí! – gritó la señora Kim, pero Key ya se había metido en su
habitación con Jinki - ¡Esta niña es el demonio! – gritó, golpeando la puerta –
¡Kibum, abre! ¡Tenemos que ir con ahjumma! – dejó de golpear la puerta – Si
sales te compraré lo que quieras… - dijo en voz suave y dulce – Ven hijita,
omma te quiere, discúlpame por gritarte
- ¿Qué
demonios?
Susurró Joon, parado detrás de mí.
- Hijita
ven – volvió a pedir – Te compraré un nuevo perrito cuando estemos de vuelta en
Seúl…
- No
quiero un perrito… - Kibum salió de su habitación – Solo déjame en paz
- Hijita…
- la señora Kim acarició el rostro de su hija, Key otra vez esta se quedó
inexpresiva – Lo lamento…
- Ya
déjame… - volvió a pedir Key, quitando la mano de su madre – Espérame diez
minutos, estaré lista
- ¡Me
alegras el día, hijita! – exclamó la señora Kim, acomodándole el cabello a Key
– Ve, hijita, Jinki usted también
- Sí…
Jinki hizo una venia y cerró de nuevo la puerta.
La señora Kim se quedó ahí para y luego se dio la vuelta, mostrando su rostro
de enfado, disgusto y amargura. Sentí miedo; la mujer que se había mostrado
dulce con su hija ahora parecía una asesina en serie, la persona más cruel del
mundo ¿Cómo podía ser ella una madre?
- ¡Oh,
Jonghyun-shi! – exclamó al verme, de nuevo sonriente - ¿Esta es su habitación?
– señaló - ¡Oh este debe ser el hyung del que nos habló! – Joon me miró
confundido – Mi esposo lo invita a un almuerzo en el “Salón Presidencial”
- Sí…
Contesté con temor.
- No
falte…
Pidió, yéndose. Miré a Joon y este me jaló
dentro de la habitación. Ambos nos miramos y él soltó un suspiro.
- Dime,
por favor, que no me metiste en una de tus mentiras
- Dije
que estaba con un hyung – admití y Joon se llevó las manos al rostro – Ahora
han visto tu rostro
- Yo no
voy a mentir – me dijo con seriedad – No esperes que yo también vaya y finja
como tú
- No lo
espero – lo miré fijamente, él asintió – Ni siquiera te lo he pedido
- Esa
mujer… - señaló la puerta – Ahora siento pena por la chica odiosa
- Sí… -
miré a Joon – Hyung, en seguida vuelvo
- De
acuerdo
Aceptó él. Yo no le había dicho nada a Joon
acerca de las reuniones con los ricos, y no lo haría jamás, aunque ahora
supieran de su existencia. Salí de la habitación con mi mochila en hombro y
corrí escaleras arribas, entrando en el primer baño que vi. Saqué la ropa que
aún no devolvía y me la puse. Me miré en el espejo y arreglé mi cabello, me
veía demasiado guapo. Sonreí al espejo y salí mundanamente de ahí.
Llegué al “Salón
Presidencial” un salón en el primer piso donde la gente importante, como el
señor Kim, hacían reuniones. Entré y vi solo hombres y una mujer, debían de ser
los accionistas de “Big Bang” y sus
hijos varones. Los presentes me saludaron, la sensación de ser alguien
importante volvió, me sentía a gusto.
- Usted
se sentará a mi lado, Kim Jonghyun
Me indicó el señor Kim y yo obedecí. Los platos
fueron servidos y yo comencé a degustar las delicias. La reunión transcurrió
con conversaciones amenas sobre negocios, inversiones y demás. Todos esos temas
me interesaban, los negocios siempre me interesaron, y estudiaba mucho para
poder convertir al “Hotel SHINee” en
algo grande.
- ¿Usted
qué opina Kim Jonghyun?
Me preguntó el señor Kim.
- Yo
pienso que no debería escindir el área de consultoría de “Big Bang” – dije, mirando a todos los hombres que me rodeaban –
Pues es un fuerte ingreso, hoy en día la consultoría de empresas está creciendo
debido al boom en los negocios y la industria – todos me miraban atentos –
Pienso que debería de absorber a su competencia “Consultores Asociados” Ofrézcale una buena suma de dinero
- ¿Y si
no la aceptan?
Preguntó uno de los accionistas y yo sonreí.
-
Señores accionistas… - los miré a todos – Saquen sus billeteras y abran sus
cajas fuertes – me miraron confundido – Necesitan ser accionistas mayoritarios,
así dejarían sin salida a “Consultores”,
el capital de “Big Bang” es mayor al
de esa pequeña empresa, será fácil…
- Amo a
este niño
Dijo otro de los accionistas y yo sonreí, los
demás rieron.
-
Viniste del cielo, Kim Jonghyun
Miré al señor Kim, este me estrechó la mano,
dejando ahí otro cheque, que disimuladamente metí en mi bolsillo.
- Esto
de tener mentes frescas en el negocio de verdad sirve – comentó otro de los accionistas – Desearía que mi hijo fuese como
usted, Kim Jonghyun
- Me
alega ahjussi…
- Mi hijo
solo piensa en autos y más autos, le compré uno y ahora quiere un “Cadillac”
Comentó otro hombre.
- Con mi
hijo yo no tengo esperanzas, el pobre es tan despistado, un error de su parte
me dejará en la quiebra, de eso estoy seguro
Decía otro y todos asintieron dándole consuelo.
De esta forma empezó una tormenta de padres hablando de lo decepcionantes que
eran sus hijos. Todos sus hijos coincidían en las virtudes de educados, hábiles
con los idiomas y deportes, inteligentes en distintas materias, creativos y
demás, pero también coincidían en que ninguno lograba llenar la expectativa de
sus padres, o más bien dicho, ninguno de ellos quería hacer lo que el padre
quería que hiciera.
- ¿Y
cómo está su hija, Seunghyun-shi?
Miré al señor Kim, él al instante se puso serio.
- Sus
hijos quieren algunos ser abogados, doctores ¡Profesores! – el hombre puso cara
de horror – Y ninguno tiene interés en los negocios… - soltó un suspiro – Pero
mi hija… ella sueña con diseñar ropa
- Oh…
pobre de usted
- He
invertido en educación de primera en esa niña y lo único que quiere es dibujar
– la mirada del señor Kim era severa – Sabia que darle tantas libertades iban a
causar esto, y ahora lo estamos lamentando
- Su
actitud también ha cambiado mucho
Intervino otro hombre.
- Es
vergonzoso, pareciera que lo único que quiere en esta vida es avergonzarme y
dibujar. Antes de venir estuvimos en Japón, nos reunimos con el emperador ¡Fue
la vergüenza más grande de mi vida debido a esa niña!
- Pero
será la edad… - intervino la única mujer – Está en plena adolescencia
- Sí,
puede ser… - el señor Kim soltó un suspiro – Por eso ya no la aparto de mi
vista, quiero que se vuelva a encarrilar, porque señores… - miró a todos – Yo
no voy a dejar “Big Bang” en manos de
alguien que no sea una Kim, y esa es mi hija
- Pero…
- todos me miraron - ¿Y si ella no quiere?
- Soy su
padre, soy mayor, me debe de obedecer – fue lo que obtuve como respuesta – Tal
vez ustedes, mis amigos, no logran de sus hijos lo querido, mi hija no será
así, haré que se haga cargo de “Big Bang”
así tenga que quemar todos sus cuadernos de dibujo…
Empecé a sentir miedo ¿Cómo un padre podía ser
así? Era un pensamiento muy cruel el querer obligar a un hijo a hacer algo que
no quiere, y ya estaba claro que Key quería hacer algo totalmente distinto a lo
que su padre ordenaba.
¿Por qué nadie decía nada? ¿Es que a todos les
parecía bien? ¿Por qué ninguno de los hijos decía nada? ¿Todos era unos
oprimidos? No podía creer que así fuera la vida del hijo de un hombre de negocios.
Sentí lástima, no solo por Key, sino por todos los hyungs y noonas que había
conocido, pues ninguno tenía “Libertad” realmente,
aunque sus padres dijeran lo contrario.
- Eso
está bien – habló de nuevo la mujer – Siendo una señorita correcta podrá
encontrar al hombre perfecto y continuar con esa línea
- Sí… y
ya encontré al hombre perfecto para ella…
- ¡Oh,
eso es perfecto!
- Sí… Nam
Woohyun es el partido perfecto para Key – el señor Kim sonrió – De buena
familia, educado, y conoce a Kibum desde que eran pequeños, es perfecto
- ¿Pero
está seguro, Kim hyung? – preguntó uno de los accionistas, ganándose una mirada
severa del señor Kim - ¿Y si su hija está enamorada de otra persona?
- Con lo
huraña que es esa niña… - dijo una voz, era la omma de Key – Dudo mucho que
ella pueda enamorarse, o enamorar a alguien – soltó una risita – Así que para
ahorrarnos los bochornosos intentos de flirteo de nuestra hija o las
vergonzosas escenas de rechazo que ella suele hacer… la comprometimos con
Woohyun
Me quede pasmado ¿Cómo una madre podía hablar de
esa forma de su hija? ¿Es que no la querían? ¡Era su hija! ¡Con un demonio! Se
supone que a los hijos les das amor, o eso me enseñaron mis padres. Si la iban
a tratar como si fuera una mala adquisición ¿Entonces para qué carajos la
tuvieron?
La conversación me estaba enfermando, no podía
seguir ahí. Las palabras de Jinki volvieron a mi mente. Ella tenía razón, había
toda una Key que yo no conocía. Estaba la Key malcriada, que podía ser la
exteriorización de su frustración hacia sus padres; y también estaba la Key
resignada, la inexpresiva que aceptaba lo que sus padres decían. Mi corazón de
nuevo dio un tumbo, no podía ser así la vida de una persona.
- Si me
disculpan… - me levanté de la mesa – Iré a caminar…
- Creo
que aburrimos al muchacho con nuestras conversaciones de padres
Rió el señor Kim y yo hice una venia. Comencé a
caminar por el hotel, pensando en esos ojos tristes que me atormentaban.
Sacudía la cabeza, ella no debía de importarme ¡Ella no era nadie para mí! Pero
de nuevo pensé en sus ojos y los deseos de abrazarla volvieron a mí. Continué
mi camino, todo esto era una locura ¿Cómo podía ella vivir así? No estaba bien.
-
Jonghyun-shi – me giré, ahí venía la señora Kim - Compré algo para usted, mandaré
a entregárselo a la 615
- Eh…
gracias
La señora Kim sonrió y regresó hacia el salón.
Me quedé ahí parado ¿Me había comprado algo? Y me lo iba a entregar al 615.
Sentí que las entrañas se me revolvían. Miré hacia el camino que llevaba a la
recepción y luego miré la puerta del salón.
Me acomodé la mochila al hombro y corrí hacia el
cuarto de mantenimiento. Me volví a colocar el uniforme y caminé a paso veloz
hacia la recepción. Había muchas personas ahí y los recepcionistas hacían
malabares para atender a todos. Caminé hacia la pared con las llaves y
entonces, con un rápido movimiento, tomé la llave de la 615, ahora nadie podría
tomarla, y sería solo mía…
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ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO
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