000000000000000000000000000
Capítulo 1
- Cho Kyuhyun…
- dijo el sacerdote con lentitud - ¿Aceptas a Kim Sungmin como tu legítima
esposa? ¿Para amarla y respetarla, en la salud y en la enfermedad, en la
riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe?
Sonreí, mi segundo nieto se está casando, me
siento tan orgulloso. Es uno de esos momentos en los que simplemente no puedes
evitar sonreír, pues todo es perfecto. Mi nieto había encontrado a su otra
mitad, esa chica que parecía un conejo, y era feliz, así como mi primer nieto,
Siwon, con esa chica que era una princesa. Todo es perfecto, todo brilla y
parece que nada va a salir mal, pues cuando la hallas, nada sale mal.
Miro al rededor, toda la familia se ha reunido
para esta segunda boda, la segunda de esta generación, pues la primera fue de
Siwon con Heechul. Jinki está mirando sonriente el altar de nuestro nieto, Joon
le toma la mano, ambos sonríen, yo sonrió. Miro la mano de mi esposa y le
aprieto con suavidad, ella también me sonríe.
Siempre he creído que cada persona tiene un alma
gemela en este mundo, y que cuando la encuentras no puedes soltarla, no puedes
dejarla ir. Yo encontré la mía, así como mi hija encontró la suya, y así como
mis tres nietos encontraron las suyas, todos teníamos a nuestra alma gemela al lado.
Sabía que ella era mi alma gemela cada vez que la veía, porque cada vez que la
veía me enamoraba de nuevo. Aunque ya estuviera entrada en años, para mí, ella
seguía siendo la mujer más hermosa del planeta, mi alma gemela, aquella por la
que me volví quien era ahora, por la que crecí, por la que luché. También sabes
que es tu alma gemela cuando tienes que luchar para conseguirla.
- Jonghyun… - susurró cerca de mi oído – Te amo…
***
1958:
Tender
camas, en eso se iba a basar mi verano, en tender camas. Cuando tome en cuenta
la posibilidad de buscar un trabajo de medio tiempo por el verano, jamás me
imaginé que sería en la isla Jeju en un hotel de cinco estrellas. Había
conseguido el trabajo gracias a que mi appa había sido trabajador en ese hotel,
el hotel “Jeju Sun Resort”
esta forma empecé a trabajar en este hotel como
el chico que tendía camas, cargaba maletas y demás.
- ¿Ya
terminaste?
Me
preguntó Joon, mi mejor amigo
, saliendo del baño de la habitación.
- Ya
casi – acomodé las almohadas – Adelántate, ya casi es nuestro descanso
- Sí –
aceptó el, sacudiéndose la ropa y caminando hacia la puerta – Cuando tu appa
nos dijo que trabajaríamos en un hotel, pensé que se refería a su posada, no
esto, pero no me quejo, es vacacionar sin vacacionar
Sonreí y
él se fue. Mi appa también tenía un hotel. El “Hotel SHINee”
”; básicamente era un hotel de paso con desayuno incluido. Podía ser
pequeño, pero era nuestro, era especial y sabía que podíamos mejorarlo. Ese era
mi deseo, poder llegar a ser un gran magnate hotelero, hacer crecer el “Hotel SHINee” y devolverles a mis
padres todo lo que hicieron por mí.
Terminé con la cama, lanzando una moneda para
ver la tensión ¡Perfecto! Un buen hotel debe de tener un buen servicio
¡Anotado! Corrí hacia la puerta, aún podía alcanzar a Joon. Salí de la
habitación y algo chocó contra mí:
- ¡Lo
siento!
Me disculpé, haciendo una reverencia y ayudando
a la muchacha que acababa de empujar.
- Puedes
deberías sentirlo
Masculló la muchacha, sacudiéndose el vestido.
- ¿Estás
bien Key?
Preguntó la muchacha que la acompañaba.
- Sí,
Jinki
- Lo
lamento…
Volví a decir y continué con mi camino hacia la
cocina, donde por fin podría comer algo. Joon me esperaba con mi plato servido.
Otra de las cosas buenas que sacaba de este trabajo de verano era la buena
comida.
- ¿Por
qué te retrasaste?
Preguntó Joon, engullendo su carne.
- Choqué
con un par de chicas
Contesté, quitándome el uniforme y quedándome en
mi camiseta blanca.
- Que
mal, no te darán propina
Bromeó.
- Sí… -
me lamenté – Las propinas son más que la paga
- De
hecho
Joon terminó de comer y empezó a lavar su plato.
- ¿Qué
tenemos que hacer ahora?
- Pues
estamos en nuestro descanso – contestó Joon, mirando su reloj – Termina de
comer y vemos qué hacer
- De
acuerdo…
Acepté, terminando mi almuerzo. Lavé mi plato y
junto a Joon salimos a recorrer todo el hotel. Bordeamos la piscina, recorrimos
el campo de golf, el jardín japonés, el mini zoológico y los establos.
Continuábamos peregrinando, hablando de lo que haríamos cuando volviésemos a
Seúl, para terminar la escuela.
A los dieciséis yo ya tenía muchas metas, y
varias de esas estaban relacionadas al “Hotel
SHINee”. Continuamos caminando por todo el hotel hasta que nos decidimos
por jugar con una pelota que encontramos. Era un juego simple, lanzándonosla y
atrapándola, pero igual era divertido, sobre todo si tienes a tu mejor amigo.
- ¿Qué
harás cuando llegues a Seúl?
- ¿Pues
qué más? – pregunté, lanzando la pelota – Estudiar con todas mis fuerzas, yo
haré que el hotel de mi padre llegue a ser como este
- Lo
lograrás
Me lanzó la pelota y la atrapé, estirándome un
poco debido a mi estatura.
- Ojalá
– lancé la pelota - ¿Tú qué harás? – pregunté – Ya te graduaste
- Pues…
- Joon miró el suelo – No lo sé aún
- ¿No
planeas seguir con tus estudios?
- Es lo
que más quisiera – confesó – Pero la universidad no está a mi alcance monetario
- Para
mí tampoco… - me lamenté – Y en verdad quiero seguir aprendiendo, para así
hacer un buen trabajo con “Hotel SHINee”
- ¡Ya estuvo! –
exclamó Joon, haciéndome sobresaltar – Pase largo
- Ya…
Dije y él lanzó el balón. Corrí, mirando hacia
el cielo en busca de la pequeña pelota. El sol me cegaba, mis ojos buscaban y
mis piernas corrían. Sentí como algo chocaba con mi cuerpo y me tiraba al
suelo.
- ¡Aish!
– exclamó una voz y levanté la mirada, era la muchacha – Mi vestido…
- Lo
lamento mucho – hice una reverencia, pero ella me seguía mirando con desprecio
– No fue mi intención perturbarla
- Como
sea… - la chica volteó el rostro hacia su acompañante, la otra chica nueva en
el hotel – Jinki, vámonos
- Adiós
Dijo la otra chica, agitando su mano sonriente.
-
¡Jinki! – le regañó la primera chica - ¡No los saludes!
- Esas
chica es odiosa – dijo Joon, acercándose a mí - ¿Estás bien?
- Es la
primera vez que una chica me mira con desprecio
- Lo
superarás – dijo él en tono burlón – Vamos, sigamos jugando, nos queda media
hora de descanso
Continuamos con nuestro juego de lanzarnos la
pelota mientras conversábamos. Volvimos a ponernos nuestros uniformes y
caminamos hacia la recepción para subir algunas maletas a las habitaciones,
luego nos daban exageradas propinas que servirían para el futuro. Estuvimos en
ese trabajo como por una hora, y los millonarios por algún motivo siempre
llevan rocas en las maletas, pero no importaba cuan pesadas o cuantas maletas
hubiera, las propinas lo valían.
-
Tenemos que arreglar la 615
Dijo Joon, subiendo conmigo por el ascensor.
- Sí –
busqué en mi bolsillo la llave maestra – Oh no…
- ¿Qué
sucede?
- Creo
que perdí mi llave maestra
Contesté, revisando todos mis bolsillos.
-
¡¿Qué?! – Joon abrió los ojos – Solo nos dieron esa a ambos
- Debe
de habérseme caído en la recepción antes de subir – comencé a caminar hacia el
ascensor – Espera aquí, ahora voy, aún la tenía antes de subir, ahí debe de
estar – el ascensor se abrió y entré - ¡Ay!
- Ten
más cuidado
Dijo una
voz. Era otra vez la muchacha, acomodándose los guantes y mirándome fijamente, sus
ojos parecían los de un gato. Cubrió su rostro con su abanico y salió del
ascensor, sacudiéndose el vestido. Me quedé viéndola, bamboleaba las caderas
mientras caminaba ¿Cómo una chica tan bonita podía tener una actitud tan
desagradable? Sacudí la cabeza, no tenía tiempo de pensar en desagradables
niñas mimadas.
Bajé por el ascensor y comencé a buscar mi llave
maestra. Si se enteraban que la había perdido me sancionarían y no quería eso.
Tres sanciones y te despedían, Joon y yo estábamos inmaculados y queríamos
mantenernos así para conseguir el bono al final del verano. Traer dinero a
casa, y en gran cantidad, era mi objetivo, aunque fuese un trabajo por el
sueldo mínimo que me darían mensualmente, y solo trabajaría por el verano ¡Pero
no importaba! Como nos daban hospedaje y comida gratis, las propinas
exuberantes de los millonarios era suficiente como para cambiar los muebles del
“Hotel SHINee”. Mejorar el hotel de
mi padre era mi objetivo, ese hotel iba a dejar de ser un hotel de paso y se
convertiría en el más visitado por todo el mundo, y de eso me encargaría yo.
Encontré mi llave, estaba en el muro de una
ventana. La tomé y volví a subir al ascensor. Una chica corrió hacia mí y yo
evité que el ascensor se fuera sin ella, a cambio ella me sonrió.
-
Gracias – dijo, haciendo una reverencia, yo la imité – Tú eres el oppa que
siempre choca con Key-shi
- Eh… -
la miré bien, era la chica que acompañaba a la chica mimada – Sí… creo que sí
- Soy
Jinki – me extendió su mano, cubierta por uno guante de encaje que se veía muy
fino – Pero me dicen Onew
- Yo… -
me limpié disimuladamente la mano con la tela de mi pantalón, no quería
ensuciarla – Soy Jonghyun
- Un
gusto
El ascensor llegó a nuestro piso y entonces
salimos de él. Joon me miró sorprendido, y debía de estarlo, al verme tan cerca
de un huésped que me hablaba mientras se acomodaba su fino vestido, igual de
fino que el de la chica mimada con mirada felina. Llegué donde Joon y Jinki nos
miró, luego miró a Joon y bajó la mirada.
- ¿Aquí
es su habitación?
Preguntó.
-
Nosotros…
Empezó a decir Joon pero una puerta se abrió.
- Jinki…
- miré, era la chica mimada – ¿Me prestas tus pendientes de diamantes?
- Quería
usarlos en la cena – contestó la chica y Joon y yo nos miramos ¡¿Diamantes?! –
Te presto los de rubís, los que tienen el collar de oro con incrustaciones de
rubí
- Bien…
- la chica mimada hizo un puchero – Mejor uso los de plata y zafiros
-
Entonces yo usaré los zafiros para estar a juego
- No
mejor usa los diamantes y yo las amatistas
- ¿Con
tu vestido negro?
- Sí, y
tú usa tu vestido rojo
- De
acuerdo… - nos miró y sonrió – Adiós… - me miró – Un gusto Jonghyun-shi, ojalá
puedan comer con nosotras
- Eh…
- Ven ya
– le ordenó la chica mimada a Jinki – Tenemos que vestirnos para salir a
caminar
- Sí…
Jinki nos volvió a mirar e hizo una reverencia.
Se fue y entró en la habitación, la chica mimada cerró con un portazo. Joon y
yo nos miramos sorprendidos y luego miramos la habitación 615, entramos en ella
con la llave maestra y nos quedamos viendo su interior.
-
¿Acabamos de ser testigo de una charla sobre diamantes y rubís?
Preguntó Joon, aún sorprendido.
- Eso
parece
- Hay
diamantes y rubís en este hotel
- Y oro…
- nos miramos con los ojos bien abiertos – Con todo el dinero invertido en
joyas, podría ampliar el hotel de mi appa
-
Deberíamos robar las joyas de esas chicas
-
¡¿Qué?!
Miré sorprendido a Joon ¿Bromeaba, verdad?
- No lo
digo en serio – me tranquilizó – Pero con una llave maestra para entrar a
cualquier habitación, fácilmente podríamos tomar pequeñeces y venderlas… - Joon
se acercó a la cama y quitó las sábanas - ¡Podría pagar un semestre en la
universidad si tuviera un diamante!
-
Lastimosamente no es nuestra vida – dije, ayudándolo con las sabanas de la otra
cama – Esas chicas tienen mucha suerte, nosotros…
-
Trabajamos como mulas
- Pero
así es la vida
-
Lastimosamente
- El que
puede, puede - lancé las almohadas al suelo – Y el que no…
- Aplaude
- Exacto
– comencé a tender la cama – Ahora continuemos, necesitamos terminar con este
desorden antes de la cena
- Sí… -
Joon terminó de tender la cama y se dirigió a los closets - ¡Jong!
-
¡¿Qué?!
- ¿Los
de esta habitación ya se fueron?
- Sí… -
contesté, revisando mi hoja – Sí, se fueron
- Pues…
no se llevaron todo
- ¿Qué?
Pregunté, caminando hacia el closet. Ahí,
colgados en dos percheros, dos trajes negros. A simple vista se podía ver lo
finos que eran. Pasé mi mano por las telas ¡Eran muy suaves! Lo tomé y caminé
hacia el espejo, imaginándome cómo se me vería usando ese fino traje. Me quité la
corbata y la camisa y comencé a poner la ropa olvidada.
- ¿Qué
haces?
Me preguntó Joon, volviendo a colgar el otro
traje.
- Solo quiero ver que se siente usar ropa tan
cara – terminé de vestirme
– Se siente muy bien…
-
Genial, ahora quítatela, no es nuestro, es de un huésped
- Pero
hyung… - miré Joon, acomodándome la corbata – El huésped ya se fue y no se
llevo esto
-
Entonces hay que dejarlo en recepción, tal vez puedan ubicar al huésped
- O tal
vez no
-
Jonghyun…
- ¡Por
favor hyung! – supliqué – Solo quiero sentir
- Bien,
pero después lo dejamos en recepción
- De
acuerdo – acepté a regañadientes – Tú ponte el otro
- ¡Ni loco!
– exclamó – No me pondré algo que no es mío
- Vamos,
nadie se enterará
- De
acuerdo – aceptó mi hyung, poniendo los ojos en blanco y quitándose la camisa –
Esto es una locura
- Se ven
increíbles en nosotros – me miré en el espejo – Que guapo soy
- Sí… -
dijo Joon con ironía – Wow… - se miró en el espejo – Es…
- Te lo
dije
- Si
tuviéramos una cámara, nos tomaríamos fotos, en casa no nos creerán que estamos
usando sombreros Chanel
- Yo aún
no puedo creerlo
Dije, acomodándome el saco y sonriendo, en
verdad se nos veía muy bien. Pero no era nuestra realidad. Sin el traje
nosotros éramos dos empleados de dieciséis y dieciocho, meseros, trabajando por
propinas en un mundo de ricos y poderosos. En el futuro quizá podría usar esto,
por ahora era un mero disfraz que debía de guardar… o tal vez no…
- ¿Qué
te parece salir a hacer el trabajo así?
- ¿Con
esta ropa? – Joon se quitó el saco - ¿Estás loco?
- ¿Qué
tiene de malo? – pregunté, acomodándome el sombrero – Quizá hasta encajemos en
la alta sociedad
-
¡¿Estás chiflado?! ¡¿El sombrero te aprieta?! – Joon lanzó el saco a la cama –
Jonghyun, somos meseros, que nos pongamos esto no quita ese hecho
- Yo no
quiero ser siempre un mesero
- Pero
por ahora lo eres… - Joon soltó un suspiro – No quiero que esa gente te haga
sentir mal, eres mi dongsaeng, mi mejor amigo y no quiero que te hagan daño
- No lo
harán – le aseguré, abotonándome el saco – Además… será solo una noche ¿Qué
puede pasar?
- De
acuerdo… - Joon se volvió a poner el saco – Pero será la última locura en la
que te sigo
- Sabes
que eso no es verdad
- Ya…
vamos antes de que me arrepienta
Sonreí y salimos de la habitación en nuestros
nuevos atuendos. Bajamos por el ascensor y caminamos por la piscina, muchas
personas nos miraban. Joon se veía incómodo, yo en cambio me sentía genial,
como si de verdad perteneciera a ese mundo. Algunas chicas nos saludaban, con
ellas Joon no se sentía incómodo. Continuamos caminando, exhibiéndonos y
esperando a que nuestro jefe nos vea.
- ¡Ay,
al fin los veo! – exclamó uno de nuestros compañeros – Tomen – nos entregó a
cada uno una hoja con un pedido para el bar de la piscina – Tengo como diez
pedidos, apóyenme
- Claro
- contestó Joon y nuestro compañero se fue corriendo – Vamos Jong
- Sí…
Acepté, tomando el pedido y caminando hacia el
bar de la piscina.
- Un
whisky y un coñac
Pedí y el barman asintió, empezando a servir,
algún día las bebidas alcohólicas se servirán con más cosas y tendrán nombres
raros. El barman se fue y yo me senté a esperar por las dichosas bebidas, esa
noche había más comensales que otras veces en el bar. Los meseros debían de
estar saturados, como nuestro compañero que nos pidió ayuda. Joon y yo éramos
normalmente botones o conserjes, pero de igual forma nos llamaban meseros
aunque jamás servíamos directamente a un huésped.
Empecé a golpetear la barra, se estaban
demorando mucho y Joon hace mucho que había acabado con lo suyo ¿Por qué no me
daban mis pedios? Mi paciencia se estaba acabando y debía de ayudar a mi amigo
¿Qué demonios pasaba?
- ¡¿Cuánto
más tengo que esperar?!
Pregunté enojado, haciendo ademanes con las
manos…
- ¡Ay!
Exclamó una voz cuando mi mano chocó con su
rostro.
- ¡Lo
siento!
- ¿Es
que acaso usted, simple mesero, va a golpearme por toda mi estadía en el hotel?
La chica me miró con enojo, pero eso me
importaba poco. Me había dolido, me había ofendido; por primera vez desde que
empecé a trabajar en el hotel, me sentí ofendido y avergonzado. Sí sabía que al
venir a este hotel vería a lo mejor de lo mejor de la sociedad, a los más ricos
y poderosos de Corea y quizá del mundo, pero jamás me sentí inferior a ellos,
hasta ese momento.
Su mirada severa y altiva, con un toque de
presunción, era la mirada de alguien que se sentía superior y se creía superior,
y era obvio que así era. Me sentía pequeño a su lado, y no porque ella me
llevara unos centímetros de altura, sino porque sabía que era inferior a ella,
que había muchas diferencias entre ella y yo. Renegué de mi vida, y no podía
creer que lo estuviera haciendo, pero lo hacía, pues no quería ser un mesero en
ese momento, quería ser alguien, cualquier persona que pudiera cerrarle la boca
a esa chica, aunque tuviera que ser educado con ella por ser mujer, pero quería
callarla.
- ¡Oh,
hola! – saludó de pronto Jinki, sonriéndome, luego miró a su amiga - ¿Sucede
algo?
- No soy
un mesero
Dije, mirándola fijamente y cerrando mis puños.
- ¿A
no…? – la chica me miró con una sonrisa burlona en los labios – Si mal no
recuerdo, usted y su acompañante usaban uniformes
- Key… -
su amiga la tomó del brazo – Vamos a buscar una mesa
- No soy
un mesero – volví a repetir, cerrando los puños y mirando fijamente a esa chica
- ¿A caso luzco como uno?
-
¿Entonces qué hacia vestido como uno?
Mirándome de arriba abajo, como analizando mis
ropas, el traje fino que llevaba puesto.
- Eso no
es de su incumbencia
Contesté y ella abrió mucho los ojos.
- ¿Cómo
se atreve usted a hablarme así?
- De la
misma forma que usted osó en llamarme “Mesero”
Ambos nos miramos. Sus ojos lanzaban chispas y
no dudaba en que los míos también. Solo Jinki se veía preocupada, mirando de
hito en hito, y balbuceando.
-
Key-shi, mejor vámonos – volvió a decir y la chica asintió – Disculpe la
actitud de mi amiga…
- ¡¿Por
qué te disculpas?! – gritó de pronto la chica, zafándose con brusquedad del
agarre de su amiga - ¡Yo no he hecho nada!
- Key…
por favor…
- Al
menos una disculpa haría que usted quede como una persona con educación
Solté y la chica me miró con furia.
- ¿Se atreve
usted a decir que no tengo educación? – tragué saliva, la mirada de esa chica
era de temer, como si lanzara ácido con los ojos, me sentí asustado –
Demuéstreme usted que no es un mesero y que mis palabras han sido ofensivas,
solo así me disculparé…
- Key-shi…
Jinki miraba a su amiga con temor.
- Estoy
esperando…
Dijo la chica, yo solo la miré, apretando aún
más los puños.
- Su
pedido señor Kim – dijo de pronto el barman, Seungri, y yo lo miré sorprendido
– Espero que esté disfrutando su estadía en el “Jeju Sun-Resort”
- Eh… -
miré a Seungri y él me señaló el vaso con lo que parecía ser limonada –
Gracias…
- Fue un
placer…
Dijo, dándose media vuelta y yéndose.
- Bueno…
- miré a la chica, ella me miraba ceñuda – Creo que merezco una disculpa
La chica me miró fijamente y giró el rostro,
alzando la nariz y cruzándose de brazos, yo solo solté una risa.
- Key… -
la chica miró a su amiga – Discúlpate
- Aish…
- la chica bufó y me miró – Disculpe usted mi comportamiento ofensivo
-
Descuida…
- Bueno…
- empezó a decir Jinki, sonriendo – Ya que todo está solucionado, iré por más
pollo
Y diciendo esto se fue.
- ¿De
verdad no lo vi a usted usar ropas de servidumbre?
Preguntó la chica de mirada felina con una ceja
alzada.
- No…
0000000000000000000000000000
BUENO, ESTE HA SIDO EL PRIMER CAPÍTULO DE "HOTEL SHINEE (JONGKEY)" ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO
No hay comentarios:
Publicar un comentario