Capítulo 4
- ¡¿Es
que tú estás loco?!
Me preguntó Joon cuando terminé de contarle lo
que acaba de pasar.
-
Simplemente fue… no sé… tengo miedo
- ¿Y te
pagó todo esto por decir tonterías?
Preguntó Joon, señalando el cheque.
- No
fueron tonterías – contesté – Sabía todo eso porque leí acerca de ello
- Pero
se los planteaste de tal forma que los hiciste pensar que eras una clase de
erudito
- ¿Y eso
qué?
- ¡Jong!
– gritó mi hyung, llevándose las manos a la cabeza – Estamos hablando de “Big-Bang Asociados” una de las empresas
líderes del país
- Lo sé…
- No
puedo creerlo… - Joon miró de nuevo el cheque – Lo que has hecho es…
prácticamente estás estafando a esos hombres
- Lo sé…
- Piensa
en tu familia, tus padres no podrán pagar la demanda que te caerá si se enteran
- ¿Pero
qué puede salir mal? – pregunté – Los datos que di, todo lo que dije, les dará
un beneficio – miré a Joon con fastidio - ¿Qué diferencia hay si soy un mesero?
- En que
creen que no lo eres – contestó él – Y si todo sale mal, serás solo un mesero
que estafó por dinero…
- Hyung…
- Y
ahora mañana tendrás un almuerzo con esas mismas personas
-
Acompáñame
Pedí y Joon me miró como si yo fuera un ente
extraño.
- ¿Estás
loco? – preguntó – Te recuerdo que nosotros somos empleados, no comensales –
miré el techo de nuestra habitación – Mientras tú almuerzas con los ricos te
cubriré, pero tú harás todo el trabajo de la mañana
- Hecho
Acepté.
- Ahora
durmamos, te espera mucho trabajo mañana
- Sí…
Apagué la luz de la mesa de noche y me quedé
viendo el techo ¿Estaba loco por querer seguir con esta locura? No podía dejar
de pensar en qué podía salir mal si iba, si continuaba con este juego. Las
reglas de los empleados decía que no podíamos involucrarnos con ningún huésped,
esto quería decir liarnos con alguno; pero yo no estaba haciendo eso, y tampoco
pensaba hacerlo. Como yo lo veía, era solo ganar experiencia que podría usar en
el “Hotel SHINee” cuando volviese, y
ahora con el dinero ganado, podría remodelar una gran parte de este ¿Qué mal
podía causar este juego?
- Eh…
Jonghyun… eh… - parpadeé varias veces, era Joon el que me zarandeaba –
Levántate ya – me ordenó – Son las siete, ve a desayunar, debes de tender camas
- Sí…
Dije, tallándome los ojos y quitándome las
sábanas. Me miré en el espejo, me veía muy guapo, sonreí, no había chico más
guapo que yo. Tomé la camisa de mi uniformé y me la colgué al hombro, luego me
la pondría, no quería ensuciarla con mi desayuno. Me calcé los zapatos y salí
de la habitación.
Respiré hondo, por algún motivo me sentía
animado. Comencé a caminar y noté que muchas personas me saludaban ¿Qué pasaba?
Continué caminando y un hombre me saludó, yo lo reconocí como uno de los
accionistas de “Big-Bang” Mi buen
ánimo se fue al suelo ¿Cómo podría hacer mi trabajo con todas estas personas
reconociéndome? ¿Cómo podría continuar con mis mentiras con todos los empleados
conociéndome?
Miré a todos lados, de pronto me sentí
observado, como si estuviera teniendo un ataque de agorafobia. Comencé a
correr, sin mirar a nadie, corrí a refugiarme en las cocinas. Entré y respiré
hondo, aliviado de que ahora nadie podía verme, por lo menos no los dos mundos
a lo que pertenecía ahora. Miré a mis hyungs y me dispuse a servirme un
desayuno ligero. Comí con rapidez, sintiéndome nervioso ¿Cómo podría continuar
con mi trabajo ahora que no debía de ser visto? No podía dejar de trabajar así
de fácil, pues mis faltas también serías las de Joon, y él también necesitaba
el dinero, quizá más que yo ¿Qué podía hacer?
- L… L
hyung
El susodicho me miró.
- ¿Me
prestas tu gorra?
- ¿Qué?
– el chico miró su gorra – Toma…
-
Gracias hyung… - la tomé y me la coloqué – Que más…
Caminé hacia el baño, ahí alguien había dejado
unas gafas de sol, un huésped que estaba en el baño conmigo había dejado sus
gafas de sol en el lavabo. Miré los lentes y miré la puerta cerrada de uno de las
toilettes. Miré de nuevo las gafas, sintiendo mi cuerpo temblar. Estiré mi
mano, temblando, sudando, los tomé y salí corriendo del baño.
¿Acababa de robar? ¿A un huésped? ¿Le acababa de
robar a un huésped? ¿Cómo pude? Miré la puerta y miré las gafas. Quería entrar,
devolverlos, pero había una fuerza que me lo impedía. Miré de nuevo las gafas y
me las coloqué en el rostro. Me acomodé el gorro y al cuarto de mantenimiento.
Saqué mi carro con escobas y plumeros y me
dispuse a ir a las habitaciones. Ahora ya nadie me saludaba, ya nadie me
miraba, nadie me sonreí, y eso me hacía sentir incómodo. Me había gustado mucho
cuando todos me trataban como si fuera alguien importante, pero ahora tenía que
volver a mi vida real, la de ser un empleado por propinas.
Ya llevaba cinco habitaciones totalmente limpias
y me había demorado una eternidad ¿Por qué algunos huéspedes tenían que ser tan
sucios? Había encontrado desde ropa tirada a “Utensilios” muy pero muy personales, regados por la habitación.
Necesité más de tres pares de guantes para limpiar todo y más de un gancho la
taparme la nariz.
Ahora nuevamente me encontraba en la 615, aún
deshabitada. Me dejé caer en la cama y cerré mis ojos, respiré hondo, realmente
me sentía cansado. Abrí mis ojos de nuevo y miré mi reloj, eran las doce en
punto, tenía una hora para llegar al almuerzo de los Kim.
Me senté en la cama y me miré en el espejo. Me
veía muy bien, pero “Muy bien” no era
suficiente. Las palabras de Key volvieron a mi mente: Yo era un “Perro en ropas finas”. Pero no podía
volver a ponerme las mismas ropas finas. Miré mis cosas, el gorro de L y las
gafas robadas…
Me levanté decidido, pero sin poder crees lo que
estaba a punto de hacer. Salí de la 615, mirando a todos lados y subí por el
ascensor al último piso. Caminé por el piso; por la hora, todos los huéspedes
debían de estar disfrutando de la piscina o almorzando. Me metí en una
habitación y caminé hacia el closet. Abrí de par en par las puertas y entonces
me encontré con mi botín…
- ¿Estás
seguro de esto Jonghyun?
Me
pregunté a mí mismo. Respiré hondo y tomé la camisa y los pantalones. Miré a
todos lados y los metí en mi carrito. Miré la ropa hecha bola en mi carrito,
junto con los plumeros y escobas. Me dispuse a salir de la habitación, pero
entonces algo me llamó la atención, era un “Rolex”
mi ropa en el carrito… iba a necesitar un buen
accesorio. Lo tomé y lo lancé junto con lo demás, luego lo cubrí todo con la
ropa de cama sucia.
Salí de la habitación y bajé por el ascensor al
primer piso. Caminé a las lavanderías y dejé ahí las sábanas, luego caminé
hacia el cuarto de limpieza. Ya ahí dentro, con el seguro de la puerta puesto,
me cambié de ropa. Me miré en el espejo, ahora me veía más que “Muy bien”.
Salí del cuartucho, me coloqué las gafas de sol
y caminé con las manos en los bolsillos, nuevamente siendo saludados por todos
los que se me cruzaban.
Por fin llegué al lugar reservado por los Kim.
Una mesa larga, con un mantel blanco, bajo un toldo blanco que lo protegía del
sol, se veía elegante. Las personas aún no se sentaban, más bien conversaban
parados sosteniendo copas con jugos frutales. Nuevamente todos se veían
elegantes, a pesar de no estar en una fiesta elegante, era como si volvieran
una simple camisa de diario y unos shorts en algo de alta costura ¿Era la ropa
o era el hecho de ser de la “Alta
Sociedad”?
-
¡Jonghyun-shi!
Gritó una voz que no podía confundir.
- ¡Jinki
noona!
Me giré para verla. Ella como siempre sonreía, y
lucía bonita en su vestido floreado. Ella me tomó de la mano y me guió hacia
otra parte de la carpa, donde había muchos jóvenes. Al instante todos me
quedaron viendo, parecía que me estuvieran analizando de arriba abajo,
inspeccionando mi apariencia.
- Él es
el oppa del que les hablé – me presentó Jinki y todos saludaron, yo hice lo
mismo – Él ayudó a Kim ahjussi
- El
experto…
Dijo uno de los chicos, sonriendo, entonces
todos empezaron a cuchichear sobre mí. Todos parecían estar en una conversación
muy animada sobre mi persona, sobre viajes, sobre compras y demás, incluso
Jinki estaba metida en eso, y era de esperar, era su mundo. Pero entonces mi
visión se vio obstruida por una chica que estaba sentada sola, apartada del
resto, con mirada aburrida.
Sentí lástima de pronto por aquella chica mimada
¿Por qué no hablaba con nadie? Si sus padres eran los anfitriones de todo eso
¿No debía ser ella el centro de atención? ¿No debería de ser ella quien esté
llamando la atención de todos? Ni siquiera Jinki, su mejor amiga, estaba con
ella en ese momento.
- La comida
será servida
Anunció la señora Kim y todos empezamos a tomar
asiento. Los jóvenes, algunos hyungs y otros dongsaeng, se empezaron a pelear
por los asientos, los típicos “Yo no me
quiero sentar con él” o los “¡No, tú
siéntate en otra parte!”. Era un poco cómico ver los berrinches de los
jóvenes ricos. De esta forma me vi apretado entre la esquina de la mesa y un
robusto chico, justo en frente de Key, quien sostenía una libreta con una mano
y un lápiz con la otra.
Los platos fueron servidos, la comida estaba
deliciosa, no podía negarlo, el hotel tenía muy buena comida, pero no tan buena
como la de mi omma. Jinki era la única que tenía algo diferente a todo el
mundo, ella comía pollo ¿Por qué Jinki siempre come pollo? Habiendo tantas
cosas deliciosas que comer, ella solo comía pollo.
- Me
compraron un nuevo auto – dijo uno de los chicos ahí presentes – Como es mi
primer auto no me quisieron comprar nada ostentoso
- ¿Qué
carro te compraron?
Preguntó otro chico y varias chicas miraban
atentas la conversación.
- Un
“Volkswagen”
Contestó por fin el chico.
- Es un
buen auto – comentó otro – Y es rápido, aunque nada se compara con el “Ferrari”
- Sí, pero ninguno
tiene un “Ferrari”
Se burló el chico del auto.
- El “Volkswagen” es un buen auto, resistente
- Yo no
confío en nada que fue hecho para el ejército Nazi
Solté y todos me miraron.
- ¿Qué?
Me preguntó el hyung del auto.
- ¿No lo
sabías? – pregunté, comiendo un poco de mi plato – El “Volkswagen” fue diseñado para transportar a los soldados Nazis en
la “Segunda Guerra Mundial”
- Wow… -
dijo uno de los dongsaeng – Si es un experto
- ¿Sabes
de autos?
Me preguntó el hyung del auto.
- Algo –
contesté, tomando de mi bebida – Por ejemplo, sí, el “Ferrari” es un buen auto si a velocidad te refieres, pero si
esperas suavidad y comodidad, un “Porsche”
sería lo que yo recomendaría – todos me miraron – Pero si quieres
reconocimiento… un “Cadillac” es lo
mejor
-
Impresionante – el hyung de los autos aplaudió y de nuevo todos empezaron a
cuchichear sobre mí – Muy impresionante…
- Les
dije que oppa era un genio
Habló Jinki, sonriéndome, yo hice lo mismo. Miré
mi plato, sirviéndome un poco más, y luego levanté la mirada. Key miraba con
aburrimiento su plato, jugando con las verduras y cada tanto lanzándolas fuera
de la mesa ¿Qué le pasaba? La comida estaba deliciosa y ella no la iba probar.
- Kim
Jonghyun – me llamaron, era el señor Kim – Díganos… - miré a Key, ahora tenía
peor aspecto, como si el hecho de que su padre hablara fuera algo desagradable
para ella - ¿En que trabajan sus padres?
Dejé caer uno de mis palitos. Esa pregunta… esa
era la peor pregunta, pues no la podía contestar. Mi appa era el dueño de una
posada de paso y mi omma cocinaba ahí; ellos apenas podían con las cuentas y
las deudas se acumulaban ¿Eso iba a contestar? No podía contestar eso. Miré a
todos lados ¿Qué podía hacer? ¿Qué debía de hacer?
- Mi
appa tiene hoteles – contesté – En el extranjero – agregué con rapidez – Son
muy visitados y dicen que la comida es excelente
- ¿Y qué
hace el hijo del dueño de un hotel en otro hotel? – preguntó, para mi sorpresa,
Key, mirándome fijamente – Porque sé que tu appa no es el dueño de este
- Key…
Susurró su omma, mirándola con severidad.
- Pues…
- fulminé con la mirada a Key – Me envió a mí y a mi hyung a este hotel a pasar
las vacaciones, para ver cómo es el servicio del más grande hotel en la Isla
Jeju – empecé a explicar – Está… cómo se dice… utilizándome como
chivo-expiatorio
- Gran
táctica
Felicitó uno de los accionistas de la fiesta.
- Eso
supongo
Dije, mirando a Key, quien solo me fulmina con
la mirada. Sonreí, era una delicia verla enojada, y continué comiendo. De esta
forma el almuerzo continuó. Las conversaciones seguían, de vez en vez
participaba, pero prefería no hacerlo, pues no dominaba mucho de los temas que
ellos sí. También miraba a Key, ella había dejado su plato de lado y continuaba
garabateando algo en su libreta, a veces conversaba en susurros con Jinki, pues
ella también había dejado de hablar con el resto y se dedicaba a comer sus
interminables piezas de pollo. Me parecía una actitud muy rara de Key, pero de
nuevo, no me importaba lo que esa chica mimada hiciera, yo seguía disfrutando
de la comida.
-
¿Quieres por favor dejar de dibujar?
Preguntó de pronto una voz en un susurro. Era su
appa y le había quitado su libreta, dejando a Key con las manos tiesas y los
ojos bien abiertos. Miré la escena y noté que solo dos personas prestaban
atención, y esas éramos Jinki y yo. Key miró a su appa, inexpresiva, sin
altanería, sin soberbia, sin arrogancia, ni siquiera había miedo, simplemente
era la mirada de una estatua.
- Lo
siento…
Susurró Key, viendo como su appa se alejaba.
- Key… -
susurró Jinki - ¿Quieres pollo?
- No
gracias, Jinki – Key sonrió – Ya me llené
Key sonrió aún más ¿Por qué lo hacía? ¿Por qué sonreía?
¿Era algo importante lo que ella hacía con esa libreta? ¿Por qué me importaba
tanto? Key alzó el rostro, mirándome, y lo que vi no me gustó. No estaba esa
arrogante chica que había conocido hace dos días, no estaba la altanera,
malcriada y soberbia chica, solo una chica de ojos llorosos con una muy falsa
sonrisa.
Sentí algo en mi interior, me sentía triste y un
deseo de levantarme de mi asiento y abrazarla se empezó a apoderar de mí. Key
miró a un lado y entonces se limpió algo, una lágrima quizá. Mi corazón se
estremeció, estaba sintiendo lástima por una chica rica.
El almuerzo concluyó; todos los hyung y
dongsaeng se despidieron de mí con sonrisas. Todos los invitados se dispersaron
por distintas partes del hotel y al final solo quedamos los Kim, Jinki y yo. Me
despedí de los señores Kim y de Jinki, luego continué mi camino hacia el cuarto
de limpieza.
Miré a diestra y siniestra, asegurándome que
nadie me mirara, y aprovechando que un hombre con tabla de surf pasaba, entré.
Me quité la costosa ropa y la guardé en mi mochila, luego me puse la mía. Me
dispuse entonces a salir del cuarto, pero escuché voces afuera.
- No
quiero verte haciendo esto de nuevo Kibum
Esa era la voz del señor Kim.
- Sí
appa… - esa era la voz de Key – No lo volveré a hacer
- Es
solo un hobby – dijo la señora Kim con severidad - Déjalo así, eso no te llevará a ningún lado
- Sí
omma…
- Ahora
disfruta de tu día hija… nos vemos para la cena
- ¡Appa!
– gritó ella de pronto - ¿Me devuelves mi libreta?
- La voy
a quemar – contestó el señor Kim – Tal vez así dejas de soñar con diseñar ropa
y te centras en lo que realmente importa
- Sí
appa…
-
Cuídate hijita
Dijo la señora Kim, y entonces escuché pasos.
Abrí la puerta; en esa esquina escondida nadie podría verme, era un lugar
perfecto para esconderse y… Al salir del cuarto me topé con la espalda de Key,
quien intentaba reprimir sus sollozos con su puño. De nuevo sentí que el
corazón se me estrujaba.
¿Cómo un padre podía ser así con su hijo? Sobre
todo si era una mujer. Key sollozaba, temblando un poco, y mi corazón se
estrujaba cada vez más. En esa esquina escondida nadie podía verla, era el
lugar perfecto para llorar. Me acerqué más a su cuerpo, ella temblaba y
reprimía los sollozos. Toqué su hombro y entonces la giré hacia mí, ella me
miró con sus rojos ojos, yo solo la abracé fuertemente.
- Calma…
- le pedí, acariciando su espalda – Calma… - ella estalló en lágrimas,
escondiendo su rostro en mi cuello – Calma…
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hasta aquí este capítulo, espero que les esté gustando la historia
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