domingo, 5 de octubre de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) -Final de temporada

Capítulo 32




***
Habíamos llegado a la misma hora que partimos de América, del mismo día. Fuimos directo a las habitaciones y nos dormimos. El desayuno llegó con el aviso de Leeteuk y las visitas de dos condesas, junto con la vieja urraca amiga de mi tía.
- ¿Tú qué haces aquí?
Me preguntó al verme, mirando de forma despectiva mi piyama.
- Eso debería de preguntarle yo
- ¿No te basta con romperle el corazón a tu prima? – me preguntó y yo sentí como si un aguijón se clavara en mi pecho – Solo era una prostituta oportunista, conozco a los de tu calaña
- ¿Se refiera a chicas que solo intentan salir adelante?
Pregunté, siguiendo mi camino. Las garras de la urraca se cerraron en mi brazo. Ella se acercó a mí.
- Si sabes lo que te conviene, dejarás al príncipe

- Si sabe lo que le conviene – miré a la señora, alzando la mano para que vea el anillo – Usted se alejará de mí




- ¿En verdad crees que él te ama? – me preguntó y yo sentí un hoyo en mi estómago – Niña, abre los ojos
- Lady Shin
Saludó mi novio.
- Su alteza
La vieja urraca hizo una reverencia.
- ¿Qué pasó?
Me pregunto Donghae, abrazándome.
- Nada
Mentí. Él me tomó de la mano y me llevó de nueva a mi habitación.
- No puedes desayunar en esas fachas, lo sabes
Me miré la piyama de conejitos y me sonrojé. Me vestí y salí de la habitación con Donghae. Mis amigos ya estaban ahí, esperando a que el desayuno fuera servido. Las dos condesas y Lady Shin también estaban ahí, sentadas cerca de la reina madre. Lady Shin no me quitaba la mirada de encima y le hablaba en susurros a la reina madre.
El desayuno fue servido y yo de nuevo tuve miles de problemas al recordar con cual cubierto  se untaba la mantequilla. Sentía los ojos de la reina madre y de Lady Shin en mí, me estaban haciendo sentir incómoda. Hae a mi lado intentaba tranquilizarme, yo solo le sonreía. El desayuno terminó y los platos fueron retirados.
- ¿Por qué no vamos al campo de arquería?
Le preguntó la reina madre a sus invitadas.
- Quiero decir algo – dijo Hae de pronto, levantándose de su silla – Yo… - tomó mi mano e hizo que me levantara – Me voy a casar con Min Jee
- ¿Qué?
Preguntó la urraca.
- ¿Estás seguro?
Preguntó la princesa Jae Hwa.
- Sí querida tía, lo estoy – Hae me sonrió





yo sentía que el mundo me daba vueltas




– Amo a Min Jee y es mi deseo casarme con ella
- Pero es una niña sin clase – Lady Shin me miró de forma despectiva – No sabe cómo comportarse y es una salvaje irrespetuosa
- ¿La conoce bien?
Preguntó la reina madre a la urraca.
- Sí – contestó ella con seguridad – Es la sobrina de una amiga – me miró fijamente – Y déjeme decirle su majestad, que no es la apropiada
- ¿Qué tienes que decir al respecto, Donghae?
Le preguntó su abuela.
- Que Lady Shin puede meterse sus palabras al culo



- ¡Donghae!
Le reprendió su tía.
- ¡Ve su majestad! – señaló Lady Shin - ¡Ese es el comportamiento que obtiene por juntarse con la chusma! – soltó una risita burlona – Jin Kyong, la mejor amiga del príncipe, es su prima, ella si es una dama – cerré los puños al oír eso - ¿Por qué no puedes imitar el buen comportamiento?
- ¡Mire vieja fea! – gritó el príncipe y la urraca se quedó callada - ¡No le permitiré que hable así de mi novia!
- ¡Ya basta!
Gritó una voz, era el rey en su silla de ruedas.
- Papá…
El rey alzó la mano para que Hae se callara.
- Madre, Seo Jung tampoco tenía modales – empezó a decir él – Era muy torpe con la equitación, no le gustaba las reglas – la reina madre miraba a su hijo con atención – Pero en los catorce años que Corea la tuvo como reina ¿No demostró ser digna?
- Así es
Contesto la reina madre con lentitud, mirándome de nuevo.
- Abuela… no te hablo como un príncipe, sino como un hombre que está enamorado y que no quiere perder lo único bueno que tiene y que lo hace sonreír después de tantos años
Miré a Donghae, tenía los ojos humedecidos y sostenía mi mano con fuerza. Miré a los demás, cada uno miraba su plato, de seguro temían ver por si la ira les ganaba. Sun Hee miraba con enojo a su abuela, y pude adivinar que maldecía a la urraca en su mente. Sentí presión nuevamente en mi mano y mis ojos chocaron con los de Donghae, me sentí tranquila.
- Dime, niña… – miré a la reina madre - ¿Amas a mi nieto?
- Sí – contesté de inmediato y sin titubeos – No sé cómo explicarlo pero… sí, lo amo demasiado
- Es una huérfana oportunista, sólo eso
Acusó la urraca.
- ¿Eres huérfana?
Preguntó la reina y yo asentí.
- No le digo – la urraca rió de forma burlona – Ella solo busca sustento, fama, ve a su nieto como una alcancía viviente
- ¡Eso no es cierto!
Grité.
- ¡Ve lo salvaje que es!
- ¡Cállese! – le grité sin poder contenerme




– Con todo respeto su majestad – me atreví a verla a los ojos – Yo no tengo nada, eso es verdad. Pero no por ser huérfana debe de señalarme como mala persona, porque yo no pedí quedarme sin padres, ellos murieron en un accidente el año pasado – derramé lágrimas – El ser huérfana no me vuelve menos o más importante – miré a la urraca – Un título no te hace mejor persona o menos salvaje e irrespetuosa – la urraca me fulminó con la mirada – Solo le pido confiar en mí cuando le digo que amo a su nieto más de lo que puede imaginar
- Yo también la amo, abuela – agregó Hae – Cuando nos conocimos, nos odiamos al instante – la reina me miró con confusión – Ella… ella es la razón por la que maduré, por la cual ya no soy una vergüenza para la corona – la reina relajó su expresión – Ella realmente me odiaba y tuve que hacer mil cosas para que me aceptara como amigo, y luego como novio
- ¿Lo ves madre? – preguntó el rey – No hay trucos, no hay tretas, solo es amor
- ¿Qué dices?
Preguntó Donghae, apretando mi mano.
- Bueno… ya un hijo me retó – el rey sonrió – Y pagué caro por no haberle hecho caso – tomó su tiara y se la quitó – Un título no te hace mejor persona – repitió ella – Yo también debería de estar en prisión por lo que hice – miró a su hijo y sus ojos se llenaron de lágrimas – Si Seo Jung estuviera aquí, las cosas hubieran sido diferentes para ti, lo siento tanto
- Tú te retiraste, no sabías que eso acabaría así
Le dijo el rey, acercándose a su madre y posando su mano en su hombro. La reina tomó la mano de su hijo y sonrió. Luego me miró y sonrió.
- No cometeré el mismo error – dijo la reina – Les doy mi bendición – sentí que un gran peso se me iba de encima – Les deseo lo mejor
- Quiero que se casen en diciembre – pidió el rey – Quiero poder ir a la boda de mi hijo
- Padre…
Hae sonrió.
- ¡Tendremos boda!
Celebró la pequeña Yoora, yendo a abrazar a su padre. Dejé salir las lágrimas y Donghae me abrazó fuertemente.




Él estaba sonriendo y llorando también. Nuestros amigos se levantaron y nos felicitaron. Las condesas también lo hicieron y luego la reina. Lady Shin se nos acercó y me miró con seriedad.
- Yo se lo diré a mi tía – le dije y ella alzó una ceja – Es una orden
- ¿No es pronto para dar órdenes? – preguntó – Espero que sepas lo que te espera
La urraca se fue.
- ¿Qué quiso decir?
Me preguntó Hae.
- Ella también me odia
Contesté, él me envolvió en sus brazos.
- Tenemos que llamar a la prensa, mañana harás el anuncio oficial
Dijo el rey y Leeteuk iba anotando algunas cosas en su libreta.
- ¿Tan pronto?
Preguntó Hae.
- Quiero estar en tu boda – volvió a decir el rey – Donghae, ven conmigo
- Sí
Contestó él. Me miró y yo asentí, él empujó la silla de su padre y salieron. Yo me quedé con los demás en el comedor, aún no digería el hecho de que estaría casada al final del próximo semestre escolar. Mis amigos se me acercaron y me llevaron lejos.
- ¡Vamos a la piscina!
Propuso Sun y todos aceptamos. Subimos a las habitaciones y nos pusimos los bañadores. Volvimos a reunirnos y corrimos a los jardines, siendo perseguidos por la nana, quien iba diciendo que en el palacio no se podía correr, menos una princesa.
Entramos en la piscina, el agua estaba tibia y el sol brillaba. Todos se estaban divirtiendo, lanzándose agua, lanzándose salvavidas de colores, lanzándose a Kyuhyun, pero Hae no volvía y yo me estaba empezando a sentir ansiosa.
- ¡Vamos! – gritó Sun, arrojándome agua – Siempre están pegados, puedes divertirte sin él
- Me divertía antes de estar con él, aún sé cómo hacerlo
Bromeé y ella rió. Empezamos a jugar vóley acuático, las chicas contra los chicos, los chicos ganaron. Jugamos a darnos clavados desde la tabla, pero yo no me atreví, así que como castigo entre todos me arrojaron a la piscina, pero desde el suelo.
- Ya me dio hambre
Se quejó Hyuk.
- Tú siempre tienes hambre mi amor
Rió Sun, y ambos se besaron.



- ¿Podemos pedir más botanas?
Preguntó Kyu, saliendo de la piscina y aceptando una toalla de las mucamas.
- El almuerzo se servirá en breve, joven Cho
Contestó la nana.
- Genial
Celebró Hyuk, saliendo de la piscina también.
- Vamos a cambiarnos para el almuerzo
Dijo Yang y las tres salimos. Caminamos al Palacio y corrimos a las habitaciones. Me di una ducha muy pero muy rápida y luego me vestí.
Desde mi estadía en el Gyeongbokgung antes de irnos de Corea, había descubierto que para todo tenias que vestirte. Te vestías para el desayuno, para el almuerzo, para la cena, para ir a cabalgar, para ir al campo de arquería, para ir al campo de cricket, para practicar tiro, para muchas cosas.
Salí de mi habitación y fui a la de Hae. No lo había visto desde el desayuno, quería saber qué había conversado con su padre. Toqué la puerta pero nadie me contestó, volví a tocarla y de nuevo nadie contestó. Tomé el picaporte, la puerta no tenía llave. Abrí la puerta y ante mí apareció un lio.
Las cortinas estaban caídas, había dos lámparas rotas, varios libros regados por el suelo, las sabanas por todos lados, una silla con una pata rota, la puerta del closet estaba abollada, y el televisor estaba en el suelo. Entré en la habitación y miré todo el desastre ¿Qué había pasado? Lo primero que se me vino a la mente fue Donghae ¿Qué le había pasado? Miré a todos lados en busca de mi novio, pero no lo vi. Entré en el closet y solo encontré la ropa regada, gemelos regados en el piso y medallas por doquier. Caminé al baño y abrí la puerta. Ahí estaba él, sentado en el suelo y abrazando un portarretratos. Tenía los ojos rojos e hinchados, al igual que su nariz, las mejillas tenían dos finos caminos casi invisibles por donde sus lágrimas habían caído.




Él me miró y las lágrimas volvieron a trazarlas. 




Me acerqué a él, como aquella primera vez, sentándome en el suelo a su lado, y dándole un abrazo. Él estalló en llanto, apretándome contra su cuerpo.
- Calma – le pedí, acariciando su espalda – Calma
- No… - lloró él desconsoladamente – No puedo…
- ¿Qué pasó?
Le pregunté y él me miró.
- Papá – contestó él – El doctor le dijo que… - Hae respiró hondo y se limpió la nariz con el dorso de la mano – No cree que llegue al próximo año
El siguió llorando. Debía de hacerlo, debía de descargar su tristeza, su enojo, y yo no lo soltaría, aunque no quisiera mi presencia, en momentos así siempre se necesita alguien que te abrace. Él no me soltaba, así que con dificultad logre hacerlo dejar el suelo y volver a su habitación. Lo senté en su cama y me solté para volver por pañuelos, pero él no me dejó ir. Lo miré y volví a abrazarlo, nuevamente me apretó contra sí, llorando como un niño desconsolado.
- Calma…
Le pedí, acariciando su mejilla.
- No sabes cómo se siente – lloró él, tapándose el rostro con una mano – Que te arrebaten a tus padres
- Si lo sé
Contesté y él me miró.
- Lo lamento
Hae se restregó las lágrimas.
- No hay problema – le sonreí – Comprendo
- Gracias
Dijo él. Le volví a acariciar la mejilla y él me dio un beso. Lo volví a abrazar, él seguía llorando, pero ya no tanto, solo derramaba lágrimas. Sabía cómo se debía de sentir. Primero su madre a manos de un terrorista y ahora su padre a manos del cáncer. Yo perdí a los míos al mimo tiempo, y los extrañaba mucho. Saber que en algún momento vas a perder a uno de tus padres debe de ser horrible, y eso lo hacía peor para él.
- Su alteza… - Leeteuk se quedó en la puerta – Oh…
- Leeteuk… - me dirigí al secretario – Si no es mucha molestia ¿Podríamos almorzar aquí? – pregunté y él me miró con los ojos bien abiertos – Donghae se siente indispuesto
- Sí… - contestó el secretario – Avisaré a las cocinas
- Gracias
El hombre me dedicó una sonrisa y asintió, luego miró al príncipe e hizo una reverencia.
- Si quieres puedes ir con los demás
Me dijo él y yo lo miré, frunciendo el entrecejo.
- No quiero estar con los demás – le dije, sentándome de nuevo a su lado – Quiero estar con mi príncipe llorón – le toqué la punta de la nariz de forma cariñosa – Porque me necesitas
- Te amo
Me dijo él, derramando lágrimas nuevamente. Le di un beso en los labios y él me abrazó. Dos mucamas vinieron con un carrito plateado con los platos del almuerzo. Acomodaron dos especies de mesas y sirvieron todo, se retiraron haciendo una reverencia, Hae rió por ello.
- Traeré a esas dos chicas de nuevo, para que te hagan reír
Bromeé y él sonrió.
- Es que a veces se me es chistoso ver a las personas reverenciándome
- Que humilde eres
Dije de forma sarcástica y él me manchó el rostro con un poco de puré de acelgas.
- ¡Ey!
Reí, e hice lo mismo, solo que con la nata de mi postre. Al final terminamos embarrándonos más de lo que comimos. Nos lavamos el rostro y regresamos a la habitación donde varias personas limpiaban. Fuimos a mi habitación y, abrazados, comenzamos a ver televisión.
- Te amo y gracias por estar aquí
- Dentro de poco, no me iré nunca de tu lado



Fin de la primera temporada

2 comentarios:

  1. Wow , estuvo muy bueno , menos mal y la aceptó la reina madre, ahora a saber q dirá el pueblo la tia y la prima , espero con ansias la siguiente temporada y capitulo :D y que te este yendo muy bien :D

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  2. yo...pense que terminaria en la boda pero no fue asi .....me quede con las ansias de mas >w< <3 me encanta....... n.n

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