Capítulo 32
***
Habíamos llegado a la misma hora que partimos de América,
del mismo día. Fuimos directo a las habitaciones y nos dormimos. El desayuno
llegó con el aviso de Leeteuk y las visitas de dos condesas, junto con la vieja
urraca amiga de mi tía.
- ¿Tú qué haces aquí?
Me preguntó al verme, mirando de forma despectiva mi piyama.
- Eso debería de preguntarle yo
- ¿No te basta con romperle el
corazón a tu prima? – me preguntó y yo sentí como si un aguijón se clavara en
mi pecho – Solo era una prostituta oportunista, conozco a los de tu calaña
- ¿Se refiera a chicas que solo
intentan salir adelante?
Pregunté, siguiendo mi camino. Las garras de la urraca se
cerraron en mi brazo. Ella se acercó a mí.
- Si sabes lo que te conviene,
dejarás al príncipe
- Si sabe lo que le conviene –
miré a la señora, alzando la mano para que vea el anillo – Usted se alejará de
mí
- ¿En verdad crees que él te ama?
– me preguntó y yo sentí un hoyo en mi estómago – Niña, abre los ojos
- Lady Shin
Saludó mi novio.
- Su alteza
La vieja urraca hizo una reverencia.
- ¿Qué pasó?
Me pregunto Donghae, abrazándome.
- Nada
Mentí. Él me tomó de la mano y me llevó de nueva a mi
habitación.
- No puedes desayunar en esas
fachas, lo sabes
Me miré la piyama de conejitos y me sonrojé. Me vestí y salí
de la habitación con Donghae. Mis amigos ya estaban ahí, esperando a que el
desayuno fuera servido. Las dos condesas y Lady Shin también estaban ahí,
sentadas cerca de la reina madre. Lady Shin no me quitaba la mirada de encima y
le hablaba en susurros a la reina madre.
El desayuno fue servido y yo de nuevo tuve miles de
problemas al recordar con cual cubierto se untaba la mantequilla. Sentía los ojos de la
reina madre y de Lady Shin en mí, me estaban haciendo sentir incómoda. Hae a mi
lado intentaba tranquilizarme, yo solo le sonreía. El desayuno terminó y los
platos fueron retirados.
- ¿Por qué no vamos al campo de
arquería?
Le preguntó la reina madre a sus invitadas.
- Quiero decir algo – dijo Hae de
pronto, levantándose de su silla – Yo… - tomó mi mano e hizo que me levantara –
Me voy a casar con Min Jee
- ¿Qué?
Preguntó la urraca.
- ¿Estás seguro?
Preguntó la princesa Jae Hwa.
- Sí
querida tía, lo estoy – Hae me sonrió
yo sentía
que el mundo me daba vueltas
– Amo a Min Jee y es mi deseo
casarme con ella
- Pero es una niña sin clase –
Lady Shin me miró de forma despectiva – No sabe cómo comportarse y es una
salvaje irrespetuosa
- ¿La conoce bien?
Preguntó la reina madre a la urraca.
- Sí – contestó ella con seguridad
– Es la sobrina de una amiga – me miró fijamente – Y déjeme decirle su
majestad, que no es la apropiada
- ¿Qué tienes que decir al
respecto, Donghae?
Le preguntó su abuela.
- Que Lady Shin puede meterse sus
palabras al culo
- ¡Donghae!
Le reprendió su tía.
- ¡Ve su majestad! – señaló Lady
Shin - ¡Ese es el comportamiento que obtiene por juntarse con la chusma! – soltó
una risita burlona – Jin Kyong, la mejor amiga del príncipe, es su prima, ella
si es una dama – cerré los puños al oír eso - ¿Por qué no puedes imitar el buen
comportamiento?
- ¡Mire vieja fea! – gritó el
príncipe y la urraca se quedó callada - ¡No le permitiré que hable así de mi
novia!
- ¡Ya basta!
Gritó una voz, era el rey en su silla de ruedas.
- Papá…
El rey alzó la mano para que Hae se callara.
- Madre, Seo Jung tampoco tenía
modales – empezó a decir él – Era muy torpe con la equitación, no le gustaba
las reglas – la reina madre miraba a su hijo con atención – Pero en los catorce
años que Corea la tuvo como reina ¿No demostró ser digna?
- Así es
Contesto la reina madre con lentitud, mirándome de nuevo.
- Abuela… no te hablo como un
príncipe, sino como un hombre que está enamorado y que no quiere perder lo
único bueno que tiene y que lo hace sonreír después de tantos años
Miré a Donghae, tenía los ojos humedecidos y sostenía mi
mano con fuerza. Miré a los demás, cada uno miraba su plato, de seguro temían
ver por si la ira les ganaba. Sun Hee miraba con enojo a su abuela, y pude
adivinar que maldecía a la urraca en su mente. Sentí presión nuevamente en mi
mano y mis ojos chocaron con los de Donghae, me sentí tranquila.
- Dime, niña… – miré a la reina
madre - ¿Amas a mi nieto?
- Sí – contesté de inmediato y sin
titubeos – No sé cómo explicarlo pero… sí, lo amo demasiado
- Es una huérfana oportunista, sólo
eso
Acusó la urraca.
- ¿Eres huérfana?
Preguntó la reina y yo asentí.
- No le digo – la urraca rió de
forma burlona – Ella solo busca sustento, fama, ve a su nieto como una alcancía
viviente
- ¡Eso no es cierto!
Grité.
- ¡Ve lo salvaje que es!
-
¡Cállese! – le grité sin poder contenerme
– Con todo respeto su majestad –
me atreví a verla a los ojos – Yo no tengo nada, eso es verdad. Pero no por ser
huérfana debe de señalarme como mala persona, porque yo no pedí quedarme sin
padres, ellos murieron en un accidente el año pasado – derramé lágrimas – El
ser huérfana no me vuelve menos o más importante – miré a la urraca – Un título
no te hace mejor persona o menos salvaje e irrespetuosa – la urraca me fulminó
con la mirada – Solo le pido confiar en mí cuando le digo que amo a su nieto
más de lo que puede imaginar
- Yo también la amo, abuela – agregó
Hae – Cuando nos conocimos, nos odiamos al instante – la reina me miró con
confusión – Ella… ella es la razón por la que maduré, por la cual ya no soy una
vergüenza para la corona – la reina relajó su expresión – Ella realmente me
odiaba y tuve que hacer mil cosas para que me aceptara como amigo, y luego como
novio
- ¿Lo ves madre? – preguntó el rey
– No hay trucos, no hay tretas, solo es amor
- ¿Qué dices?
Preguntó Donghae, apretando mi mano.
- Bueno… ya un hijo me retó – el
rey sonrió – Y pagué caro por no haberle hecho caso – tomó su tiara y se la
quitó – Un título no te hace mejor persona – repitió ella – Yo también debería
de estar en prisión por lo que hice – miró a su hijo y sus ojos se llenaron de
lágrimas – Si Seo Jung estuviera aquí, las cosas hubieran sido diferentes para
ti, lo siento tanto
- Tú te retiraste, no sabías que
eso acabaría así
Le dijo el rey, acercándose a su madre y posando su mano en
su hombro. La reina tomó la mano de su hijo y sonrió. Luego me miró y sonrió.
- No cometeré el mismo error –
dijo la reina – Les doy mi bendición – sentí que un gran peso se me iba de
encima – Les deseo lo mejor
- Quiero que se casen en
diciembre – pidió el rey – Quiero poder ir a la boda de mi hijo
- Padre…
Hae sonrió.
- ¡Tendremos boda!
Celebró
la pequeña Yoora, yendo a abrazar a su padre. Dejé salir las lágrimas y Donghae
me abrazó fuertemente.
Él estaba sonriendo y llorando también. Nuestros amigos se
levantaron y nos felicitaron. Las condesas también lo hicieron y luego la
reina. Lady Shin se nos acercó y me miró con seriedad.
- Yo se lo diré a mi tía – le dije
y ella alzó una ceja – Es una orden
- ¿No es pronto para dar órdenes?
– preguntó – Espero que sepas lo que te espera
La urraca se fue.
- ¿Qué quiso decir?
Me preguntó Hae.
- Ella también me odia
Contesté, él me envolvió en sus brazos.
- Tenemos que llamar a la prensa,
mañana harás el anuncio oficial
Dijo el rey y Leeteuk iba anotando algunas cosas en su libreta.
- ¿Tan pronto?
Preguntó Hae.
- Quiero estar en tu boda – volvió
a decir el rey – Donghae, ven conmigo
- Sí
Contestó él. Me miró y yo asentí, él empujó la silla de su
padre y salieron. Yo me quedé con los demás en el comedor, aún no digería el
hecho de que estaría casada al final del próximo semestre escolar. Mis amigos
se me acercaron y me llevaron lejos.
- ¡Vamos a la piscina!
Propuso Sun y todos aceptamos. Subimos a las habitaciones y
nos pusimos los bañadores. Volvimos a reunirnos y corrimos a los jardines,
siendo perseguidos por la nana, quien iba diciendo que en el palacio no se
podía correr, menos una princesa.
Entramos en la piscina, el agua estaba tibia y el sol
brillaba. Todos se estaban divirtiendo, lanzándose agua, lanzándose salvavidas
de colores, lanzándose a Kyuhyun, pero Hae no volvía y yo me estaba empezando a
sentir ansiosa.
- ¡Vamos! – gritó Sun,
arrojándome agua – Siempre están pegados, puedes divertirte sin él
- Me divertía antes de estar con
él, aún sé cómo hacerlo
Bromeé y ella rió. Empezamos a jugar vóley acuático, las
chicas contra los chicos, los chicos ganaron. Jugamos a darnos clavados desde
la tabla, pero yo no me atreví, así que como castigo entre todos me arrojaron a
la piscina, pero desde el suelo.
- Ya me dio hambre
Se quejó Hyuk.
- Tú siempre tienes hambre mi amor
Rió Sun, y ambos se besaron.
- ¿Podemos pedir más botanas?
Preguntó Kyu, saliendo de la piscina y aceptando una toalla
de las mucamas.
- El almuerzo se servirá en breve,
joven Cho
Contestó la nana.
- Genial
Celebró Hyuk, saliendo de la piscina también.
- Vamos a cambiarnos para el
almuerzo
Dijo Yang y las tres salimos. Caminamos al Palacio y
corrimos a las habitaciones. Me di una ducha muy pero muy rápida y luego me
vestí.
Desde mi estadía en el Gyeongbokgung antes de irnos de
Corea, había descubierto que para todo tenias que vestirte. Te vestías para el
desayuno, para el almuerzo, para la cena, para ir a cabalgar, para ir al campo
de arquería, para ir al campo de cricket, para practicar tiro, para muchas
cosas.
Salí de mi habitación y fui a la de Hae. No lo había visto
desde el desayuno, quería saber qué había conversado con su padre. Toqué la
puerta pero nadie me contestó, volví a tocarla y de nuevo nadie contestó. Tomé
el picaporte, la puerta no tenía llave. Abrí la puerta y ante mí apareció un
lio.
Las
cortinas estaban caídas, había dos lámparas rotas, varios libros regados por el
suelo, las sabanas por todos lados, una silla con una pata rota, la puerta del
closet estaba abollada, y el televisor estaba en el suelo. Entré en la
habitación y miré todo el desastre ¿Qué había pasado? Lo primero que se me vino
a la mente fue Donghae ¿Qué le había pasado? Miré a todos lados en busca de mi
novio, pero no lo vi. Entré en el closet y solo encontré la ropa regada,
gemelos regados en el piso y medallas por doquier. Caminé al baño y abrí la
puerta. Ahí estaba él, sentado en el suelo y abrazando un portarretratos. Tenía
los ojos rojos e hinchados, al igual que su nariz, las mejillas tenían dos
finos caminos casi invisibles por donde sus lágrimas habían caído.
Él me
miró y las lágrimas volvieron a trazarlas.
Me acerqué a él, como aquella primera vez, sentándome en el
suelo a su lado, y dándole un abrazo. Él estalló en llanto, apretándome contra
su cuerpo.
- Calma – le pedí, acariciando su
espalda – Calma
- No… - lloró él desconsoladamente
– No puedo…
- ¿Qué pasó?
Le pregunté y él me miró.
- Papá – contestó él – El doctor
le dijo que… - Hae respiró hondo y se limpió la nariz con el dorso de la mano –
No cree que llegue al próximo año
El siguió llorando. Debía de hacerlo, debía de descargar su
tristeza, su enojo, y yo no lo soltaría, aunque no quisiera mi presencia, en momentos
así siempre se necesita alguien que te abrace. Él no me soltaba, así que con
dificultad logre hacerlo dejar el suelo y volver a su habitación. Lo senté en
su cama y me solté para volver por pañuelos, pero él no me dejó ir. Lo miré y
volví a abrazarlo, nuevamente me apretó contra sí, llorando como un niño
desconsolado.
- Calma…
Le pedí, acariciando su mejilla.
- No sabes cómo se siente – lloró
él, tapándose el rostro con una mano – Que te arrebaten a tus padres
- Si lo sé
Contesté y él me miró.
- Lo lamento
Hae se restregó las lágrimas.
- No hay problema – le sonreí –
Comprendo
- Gracias
Dijo él. Le volví a acariciar la mejilla y él me dio un
beso. Lo volví a abrazar, él seguía llorando, pero ya no tanto, solo derramaba
lágrimas. Sabía cómo se debía de sentir. Primero su madre a manos de un
terrorista y ahora su padre a manos del cáncer. Yo perdí a los míos al mimo
tiempo, y los extrañaba mucho. Saber que en algún momento vas a perder a uno de
tus padres debe de ser horrible, y eso lo hacía peor para él.
- Su alteza… - Leeteuk se quedó en
la puerta – Oh…
- Leeteuk… - me dirigí al
secretario – Si no es mucha molestia ¿Podríamos almorzar aquí? – pregunté y él
me miró con los ojos bien abiertos – Donghae se siente indispuesto
- Sí… - contestó el secretario –
Avisaré a las cocinas
- Gracias
El hombre me dedicó una sonrisa y asintió, luego miró al
príncipe e hizo una reverencia.
- Si quieres puedes ir con los
demás
Me dijo él y yo lo miré, frunciendo el entrecejo.
- No quiero estar con los demás –
le dije, sentándome de nuevo a su lado – Quiero estar con mi príncipe llorón –
le toqué la punta de la nariz de forma cariñosa – Porque me necesitas
- Te amo
Me dijo él, derramando lágrimas nuevamente. Le di un beso en
los labios y él me abrazó. Dos mucamas vinieron con un carrito plateado con los
platos del almuerzo. Acomodaron dos especies de mesas y sirvieron todo, se
retiraron haciendo una reverencia, Hae rió por ello.
- Traeré a esas dos chicas de
nuevo, para que te hagan reír
Bromeé y él sonrió.
- Es que a veces se me es chistoso
ver a las personas reverenciándome
- Que humilde eres
Dije de forma sarcástica y él me manchó el rostro con un
poco de puré de acelgas.
- ¡Ey!
Reí, e hice lo mismo, solo que con la nata de mi postre. Al
final terminamos embarrándonos más de lo que comimos. Nos lavamos el rostro y
regresamos a la habitación donde varias personas limpiaban. Fuimos a mi
habitación y, abrazados, comenzamos a ver televisión.
- Te amo y gracias por estar aquí
- Dentro de poco, no me iré nunca de tu lado
Fin de la primera temporada
Wow , estuvo muy bueno , menos mal y la aceptó la reina madre, ahora a saber q dirá el pueblo la tia y la prima , espero con ansias la siguiente temporada y capitulo :D y que te este yendo muy bien :D
ResponderEliminaryo...pense que terminaria en la boda pero no fue asi .....me quede con las ansias de mas >w< <3 me encanta....... n.n
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