Los días
fueron pasando. No les dije nada a mis amigas, no quería que pensaran que había
sido manipulada por mi tía, o que me dijeran que era estúpida. Las tres
vivíamos juntas
pero apenas nos veíamos; yo ya había empezado con mi
entrenamiento de patinaje, e intentaba estar entrenando el mayor tiempo
posible, no solo porque las regionales se acercaban, sino para evitarlas. Yang
se tuvo que conseguir un trabajo de medio tiempo, y Sun era la única que
permanecía aburrida, como ella decía, en casa. No quería pasar tiempo con mis
amigas, pues temía que me hicieran preguntas, aunque ya sabían que iba a volver
junto a ellas a la universidad. Por otra parte, como no quería hablar con
Donghae y las pocas veces que lo hacía era para decirle que estaba entrenando o
que me iría a dormir por el cansancio, no había podido evitar a mis tutores
reales. Estudiar para ser princesa era doloroso ahora que ya no lo iba a ser.
Los chicos se habían ido a Aspen a probar un poco de
adrenalina, e iban a regresar cuando el semestre iniciase, eso me convenía,
pues no quería ver a Donghae. Tenía que planear muy bien qué decirle y cómo
hacerlo, no podía tomármelo como una simple ruptura, iba a terminar con el
príncipe heredero. Todas las noches sollozaba contra la almohada, pensando en
cómo mi historia de amor no acabaría en un “Vivieron
felices por siempre” Lo amaba, pero tenía demasiado miedo.
Estaba patinando, ensayando mi rutina sola. Había mentido a
mis amigas diciendo que los sábados tenía entrenamiento, pero no era así, iba a
la pista de hielo de la universidad y desperdiciaba ahí todo mi día, hasta que
el cuerpo me pedía tregua. Tenía los audífonos puestos, con la melodía a todo
volumen. El hielo era lo único que mantenía a Donghae lejos de mi mente.
Aceleré y salté para hacer un Lutz; la imagen de Donghae apareció en mi mente y
entonces caí estrepitosamente, golpeándome la cadera. Me quedé tendida en el
hielo, con los ojos cerrados, y entonces sentí unos brazos ayudándome a
levantarme.
- ¿Estás bien?
Me preguntó un muchacho de rostro amable, piel algo tostada,
y, lo que más me llamó la atención, uno par de ojos café muy hermosos.
- Sí, gracias
Conteste, acomodándome la ropa.
- Te caíste muy… horrible
- Si… - reí con nerviosismo - ¿Qué
haces…?
- ¡Oh! – exclamó él – Es que… este
setiembre empiezo aquí – me informó – Quería visitar la pista, me uniré a
hockey si me lo permiten
- Pues… - miré su cuerpo, se
notaba que entrenaba mucho, y era muy alto – No dudo que logres entrar
- Gracias – sonrió él – Soy Choi, Choi Siwon
- Mucho gusto – le extendí la mano
y él me la estrechó – Yo soy…
- Se quién es usted – Siwon me
sonrió, tenía una sonrisa gentil - ¿Su alteza?
Solté un suspiro, no podía esconderme siempre.
- Min Jee
De todas formas me presenté.
- De acuerdo – él me miró
extrañado, tal vez era intuitivo – ¿Deseas tomar algo? – me preguntó – Debes de
estar muy cansada
- Gracias, pero… - mi teléfono
comenzó a sonar, lo saqué, era el príncipe – Estoy practicando, hablamos luego
- Pero…
No escuché más, colgué.
- Disculpa que sea un
entrometido, sobre todo porque nos acabamos de conocer – empezó a decir Siwon -
¿Pasa algo malo?
- No sé si deba de hablar de esto
– contesté – Pero la verdad es que me muero por hablar del tema, pero no puedo
decirle a las personas que sí conozco y confío
- ¿Tan grave es? – preguntó y yo
asentí - ¿Le está siendo infiel a su alteza?
- ¡No!
Exclamé y él soltó una risita.
- Lo siento – dijo él y yo patiné
fuera de la pista, yendo hacia las gradas – Acabamos de conocernos pero… todos
me dicen que soy muy confiable
- No lo sé – dije – Acabamos de
conocernos
- Por lo mismo no te juzgaré
Sonreí.
- No lo sé – volví a decir - ¿Cómo
sé que serás confiable?
- Porque Dios me observa –
contestó él – Dios dice que traicionar a una persona que confía en ti es tan
malo como asesinar a alguien
- ¿En qué parte de la Biblia dice
eso?
- En Hebreos once, versículo dos[1]
- Entiendo…
Reí, jamás creí toparme con un fanático religioso, aunque
este me agradaba.
- Entonces te escucho
- Bueno… verás… - lo miré – Tengo
un grave problema
Empecé a contarle, a este extraño, toda la historia. Le
conté como fui adoptada por mis tíos, como conocí a Donghae en la universidad,
como nos odiábamos y como nos terminamos enamorando. Le conté de la locura de
mi tía y de la ceguera de mi prima, incluso le conté de la desaparición de mi
tío. Le conté sobre los maltratos con lujo de detalle, de los miedos que tenía
y de cómo sentía que jamás sería feliz.
- Dios siempre hace las cosas por
una razón – me dijo – Tal vez no te de la felicidad que quieres de la manera
que tu esperas, pero serás feliz, después de todo…
- Bienaventurados los que lloran
Sonreí al decirlo.
- Exacto
Él sonrió y yo no pude evitar soltar una risita, en verdad
se sentía bien poder soltar todo.
- Pero espero que lo que me
espere sea algo bueno – abracé mis piernas – Aunque no creo que Dios premie con
felicidad a una cobarde como yo
- ¿A qué te
refieres?
Me preguntó.
- A que le tengo
mucho miedo a mi tía
Solté un sollozo, era todo tan
difícil para mí.
- Ella será
desterrada del Reino de los Cielos
Siwon comenzó a acariciar mi
espalda con suavidad.
- No le basta con golpearme – lloré – Ahora me amenaza con matarme
- Que me perdone Dios pero… ella
es una hija de puta – reí al oírlo decir eso - ¡Ustedes se van a casar!
- Pues ya no – contesté – Eres el
primero y único que lo sabe, ni el mismo príncipe lo sabe
- Descuida, mantendré tu secreto
el tiempo que desees
- Gracias Siwon
- No me parece bien lo que haces,
pero te respeto – lo miré y le sonreí – Deberías decirle a alguien, no debes de
aguantar todo este maltrato
- Soy una cobarde, no sé por qué
no lo hago – me limpié las lágrima – Soy un lio – reí – No la denuncio porque
es la esposa de mi único tío, no la denuncio por miedo a que Donghae y Jin
rompan su amistad, y no la denuncio porque temo lo que vaya a hacerme después
- Calma… - me pidió – No creo que
se arriesgue a que la imagen de su hija se vea afectada
- Yo creo que lo haría de una
forma tan solapada que nadie se daría cuenta que fue ella
- Rayos…
- Prométeme que no dirás nada
Le pedí y él asintió.
- Te doy mi palabra, lo juro – alzó
la mano – Sino, que Dios me lo demande
- Gracias
Él me extendió un pañuelo y yo sonreí. Me limpié las
lágrimas e hice bolita el pañuelo. Él me volvió a sonreír, tenía sonrisa
amable, de esas que te hacen sentir mejor.
- Dios te recompensará
- Eso espero
- Ten fe en Él, que todo lo puede
y todo lo ve
- Supongo – dije sonriente – Por
cierto… bienvenido a la Royal
- Gracias – él sonrió de oreja a
oreja – Me alegra tener una amiga
- Espero ser buena amiga – bajé
la mirada – Mi amigos tuvieron que esconderse por mucho tiempo por ser mis
amigos
- ¿Por la prensa?
- Sí
- Supongo que es el precio a
pagar por tu amistad – Siwon seguía sonriente, me llenaba de paz – Dios eclipsará
tu sufrimiento Mn Jee
- Terminaré yendo a la iglesia si
sigues hablando así
Bromeé y él rió.
- Deberías – dijo – Pero supongo
que debes de mantener una imagen
- No estaría mal que me vean yendo
a la iglesia, después de tanto escándalo en el que estuve
- Pues cualquier día te llevo a la
mía
- Gracias Siwon
- Dios agradece cada oveja que
lleves a su rebaño
Reí a carcajadas, jamás me habían comparado con una oveja.
- Ojalá entres en hockey, así
podré verte
Dije sin poder contenerme.
- Sí… - él sonrió aún más,
mostrando sus blancos dientes - ¿Ya pensaste cómo decírselo al príncipe?
- Obvio no – contesté, abrazando
mis piernas de nuevo y escondiendo el rostro entre mis rodillas – No creo tener
el valor, pero debo de hacerlo – suspiré – Supongo que llegado el momento, se
me ocurrirá algo
- Que la fuerza te acompañe
De nuevo me empecé a carcajear. Siwon no solo era muy
cristiano, también era muy divertido. Continuamos hablando y luego nos pusimos
a patinar, también era un excelente patinador. No había reído de esta forma
desde que mi tía me amenazó con muerte si no dejaba a Donghae, debía de ser
porque Siwon no me hacía pensar en é.
La hora del almuerzo llegó y nos despedimos, prometiendo que
nos veríamos al día siguiente. La verdad es que me gustaba la idea de tener un
amigo que no esté relacionado con el príncipe, así podría hablar todo lo que
tenía retenido. Llegué a mi departamento, había extrañado mucho conducir, y
entré. Preparé macarrones con queso y almorcé, mi teléfono volvió a sonar, era Donghae.
- Hola
Saludé, fingiendo voz de cansancio.
- ¿Estabas durmiendo?
Preguntó.
- Iba a irme a la cama – mentí –
Estoy exhausta
- Me imagino – dijo él – Te
extraño
- Yo también te extraño
Admití, sintiendo un nudo formándose en mi garganta. Quería
decirle que lo amaba, que lo extrañaba demasiado, que lo necesitaba para volver
a sonreír, que había sido una muy mala idea salir del Gyeongbokgung, y que sí
debíamos de irnos a Las Vegas a casarnos. Pero entonces la imagen de mi tía
sobre mí, sosteniendo el filoso artículo de manicura, apareció en mi cabeza.
Todo mi cuerpo tembló, no quería que me pasara nada malo.
- Te compré algo muy bonito,
espero que te guste
- ¿Qué es?
- Es sorpresa
Me dijo él y yo sonreí.
- Donghae…
- ¿Qué pasa Ratona?
- Te amo mucho
Confesé, sintiendo que el corazón se me estrujaba y los ojos
se me llenaban de lágrimas.
- Pronto estaremos juntos, solo
se paciente – me pidió él y yo solté un sollozo – Yo también te amo Ratona, no
llores
- Es fácil para ti decirlo
Me limpié las lágrimas con el dorso de la mano.
- Claro que no, no me gusta estar
lejos de ti
Sonreí al oír eso, pero de nuevo los miedos aparecieron.
Volteé a ver la olla del macarrón, se estaba quemando la base. Pegué un grito y
apagué la candela.
- Casi causo un incendio
- ¿Te distraje? – preguntó él con
inocencia – Mi amor, te dejo, contesta cuando te llamo, te amo
- Yo también
Comí mi almuerzo entre lágrimas ¿Cómo iba a poder hacer
esto? Donghae me amaba y yo a él ¿Cómo podía hacerlo? No podía terminar con él,
pero el miedo podía más que mi corazón, el miedo me dominaba y no tenía valor
como para hacerle frente.
- ¿Se puede saber por qué no le
estás contestando el teléfono a mi primo?
Preguntó Sun Hee, entrando con varias bolsas con el logotipo
de Gucci.
- He estado practicando, las
regionales se acercan
Intenté explicar, a pesar de que era una mentira.
- Me importa un carajo – Sun lanzó
las bolsas al sofá - ¡Es tu novio!
- ¡Lo sé! – grité - ¡No necesitas
gritarlo!
- ¡Entonces haz algo! – gritó ella
- ¡Está realmente preocupado por ti!
- De acuerdo
Eso ya lo sabía, sabía que él se preocupaba por mí, no por
nada me llamaba cada cinco minutos. Pero no podía hablarle, sabía que si lo
hacía lloraría, pues era muy difícil para mí imaginarme el tener que dejarlo
¿Es que nunca podré tener un final feliz?
- ¿Qué sucede Min Jee? – me
preguntó Sun – Y no me digas que es exceso de entrenamiento porque esa ni tú te
la crees – ella me miraba con enojo, era de esperarse pues Hae era su primo –
Con un centenar de trabajo encima, de igual forma podías pasar tiempo con él
- Simplemente estoy cansada
Dije.
- ¡¿Cansada de qué?!
Gritó Sun y yo la miré.
- ¡De todo!
Grité.
- ¿Te estás arrepintiendo de
casarte con Donghae?
Me preguntó y yo miré al suelo.
- Lo amo más que a nada – miré a Sun,
sintiendo como los ojos se me llenaban de lágrimas – Pero en serio necesito un
respiro de toda la locura de la princesa
- Tienes razón, lo siento – miré
a Sun, ella asentía – Debe de ser abrumador para ti
- Lo es
Aseguré. Sun me abrazó; estaba mintiéndole, ocultándole algo
muy importante a una de mis mejores amigas, pero tenía que hacerlo. Le serví el
almuerzo a Sun y me fui a mi habitación. Tenía muchas cosas en las qué pensar.
El tiempo siguió pasando y ya nos encontrábamos en las
últimas semanas del verano. Me había distanciado de mis amigas por estar todo
el tiempo en el hielo; al mismo tiempo, había logrado crear una linda amistad
con Siwon, en verdad me agradaba.
Todos los días nos veíamos en el hielo, nos quedábamos
hablando por horas y siempre me daba consejos acerca de mi decisión. Él no
estaba de acuerdo conmigo, y de una forma muy elegante me decía lo tonta que
estaba siendo, pero la gran mayoría de las veces él solía escucharme y darme
buenos consejos. Me alegraba que el complejo deportivo fuera privado, pues así
podía pasar un rato con un amigo sin preocuparme por los paparazis. Después de
cada práctica él iba a buscar el almuerzo y comíamos en los vestidores, era
todo un caballero. Lo único que tenía Siwon de malo, era que me recordaba a Donghae.
Había sostenido conversaciones con mi novio, tanto por
teléfono como por skype, y siempre terminábamos diciéndonos cuánto nos
amábamos. Deseaba poder dejar de hacerlo, dejar de decirle que lo amo, y
terminar con él de una buena vez, pero no podía. Me había planteado mentalmente
que buscaría un buen momento para hacerlo, pero cuanto más pasaba el tiempo nos
íbamos acercando más a la boda. Los tres últimos días, tuve que ir con mis
amigas a ver lo del bufete, el catering, y la vajilla ¡Estaba planeando una
boda que no iba a suceder! Y yo aún no le decía nada a Donghae.
- ¿Has hablado con el príncipe
últimamente?
Me preguntó Siwon y yo asentí.
- No sabes cuánto lo extraño, no
te imaginas cuanto lo amo
- Me puedo hacer una idea – dijo
él y yo lo miré sorprendida – Yo también amo a alguien, o bueno… - bajó la
cabeza – Amé a alguien
- ¿Y por qué no estás con ella?
- Siguió a Dios
Contestó, intentando sonreír.
- ¿Se volvió monja?
Él sonrió de verdad, pero negó con la cabeza.
- Murió
Me quedé boquiabierta y me golpeé mentalmente.
- Lo siento…
- No hay problema
- ¿Cómo se llamaba?
- Gabrielle
- Es un hermoso nombre
Él sonrió y me pasó un brazo por los hombros.
- Fue el amo de mi vida – dijo él
– Mi auto se llama como ella – intenté no reír, pero él lo hizo primero – Pero
ya no la tengo, pero soy feliz de saber que está con Dios
- Ahora está en un mejor lugar –
él asintió - ¿Hace cuanto pasó?
- Ya se van a
cumplir cuatro – contestó y yo abrí mucho los ojos – Murió de leucemia – luego
esbozó una sonrisa – Fuimos novios desde tercero de primaria
- Wow… - dije, pues no sabía qué
más decir - ¿Y no has pensado en tener otra novia?
- Sé que a ella le gustaría que
me diera otra oportunidad – Siwon sonrió y yo asentí – Pero no he encontrado a
alguien tan bella como ella
- La hallarás
Le aseguré y él volvió a sonreír.
- Supongo… en el futuro
Me contestó y yo sonreí.
- Cuando la veas, escucharas un
coro de ángeles y el cielo se abrirá
- Eso suena celestial – ambos
sonreímos – Usted debe de pensar más en el Cielo y confiar en Dios, así dejarás
de temer
- ¿Estudiarás teología?
Pregunté y él rió.
- Negocios – contestó – Mi padre
es dueño de empresas y quiere que las dirija algún día
- ¿Y tú quieres hacerlo?
Le pregunté y él sonrió.
- Quiero estudiar música
- ¿Y por qué no lo haces?
Pregunté intrigada.
- Mis padres no me lo permitirían
Terry bajó la mirada, se veía afligido.
- Yo creí que los cristianos
escuchaban a sus hijos
- Lo hacen – me aseguró él – Pero
el mío elije lo que es mejor para mí, así son las costumbres
- Entiendo… - dije – No lo
apruebo, pero entiendo
Él sonrió y terminó su comida. Nos despedimos, yo le deseé
suerte y él hizo lo mismo conmigo. Esperaba que, al menos, alguien en este
mundo pudiera estar con la persona que amaba.
Ya faltaba poco para el comienzo de clases. Me sentía muy
nerviosa, pues Donghae ya iba a regresar, no estaba lista para ello. Cuando lo
viera, iba a ser incapaz de terminar con él, sin importarme el miedo. Mi
corazón me decía que no me rinda, que debía de luchar por mi amor, pero mi
cerebro me ordenaba alejarme, que terminaría dañada, o peor, muerta.
Había recibido una llamada de mi tía, me ordenaba ir a su
casa. Me sentía nerviosa ¿Era correcto ir? ¿Y si era una trampa? Me vi tentada
a avisarle a Sun, pero no lo hice, pues pediría muchas explicaciones, así que
opté por avisarle a Siwon, quien me deseó buena suerte.
Me fui acercando a la gran casa, se veía espeluznante y era
apenas el mediodía. Aparqué mi auto y entré por el portón. Conforme iba
caminando por el camino de grava, mi corazón se aceleraba. El miedo se estaba
apoderando de mí, y con mano temblorosa, toqué el timbre.
- Tú… -
la mirada de odio que me dedicó mi prima me dejó totalmente helada
- ¡¿Qué haces aquí?!
- Tú mamá me
llamó
Expliqué.
- Déjala pasar
Escuché su voz.
- ¡¿Cómo pudiste hacerme esto?! –
me gritó Jin Kyong - ¡Sabías que lo amaba y no te importó para meterte en
medio! – me lanzó un adorno y yo lo esquivé - ¡Yo lo amaba, y él a mí, lo
sabías, y me lo quitaste!
- ¡Ya
basta! – gritó mi tía – Min… - ella me miró fijamente
– A partir de mañana vivirás aquí
de nuevo
- ¡¿Qué?!
Gritó Jin.
- Vivirás aquí – volvió a repetir
de forma severa – Saldrás de la universidad y vendrás directo a aquí, no
saldrás con tu grupito ese – asentí – No usarás el teléfono, ni el internet, y
te decomisaré el celular todos los días al llegar
- No me puede mantener aislada
del mundo
- Si es la única forma para que
te alejes del príncipe, soy capaz de encerrarte en un sótano
Me sorprendieron las palabras de mi tía ¿Cuán loca y
peligrosa era? Miré a Jin, ella lucía confundida, nos miraba a mi tía y a mí.
- ¡No te saldrás con la tuya! –
grité en un arranque de valentía - ¡Él me ama, no a Jin!
- ¡Cállate, prostituta!
Gritó mi tía, abofeteándome.
- ¡Dime prostituta todo el tiempo
que quieras! – grité con lágrimas en los ojos - ¡Pero yo no necesité de
prostituirme o ponerme ropa costosa para enamorarlo!
- ¡El no te ama a ti!
Gritó mi prima, tapándose las orejas con las manos.
- ¡Soy su primer
beso! – grité - ¡Soy su primer amor! ¡Y también soy su primera vez!
- ¡Cállate! – gritó mi prima,
sosteniéndose la cabeza con ambas manos - ¡El me ama! – gritó - ¡A mí, no a ti,
me amó primero!
- ¡Reacciona loca psicópata! – le
grité a mi prima - ¡Si nunca te amó no lo hará aunque me vaya!
- ¡No!
Los ojos de mi prima estaban desorbitados y comenzó a
balancearse de atrás hacia adelante.
- ¡Él me ama a mí,
por eso se casará conmigo!
Grité y sentí algo golpear mi cabeza. Caí al suelo y vi la
sangre caer en el piso de madera. Miré a mi tía sosteniendo un bate de
baseball, sus ojos soltaban chispas y de nuevo sentí miedo.
- Él me ama a mí – volvió a
repetir Jin – No hay mejor persona para él que yo
- Mi hija y el príncipe están
unidos, y una cualquiera como tú no lo romperá
Mi tía se empezó a carcajear y mi prima la imitó. Me sentía
furiosa, quería matarlas a ambas, pero seguí en el suelo. Mi teléfono comenzó a
sonar y yo lo saqué de mi bolsillo, era Sun. Mi tía me miró fijamente y
vocalizó “Piensa bien lo que vas a decir”
- Hola
Saludé.
- ¿Dónde carajos estás? – me
preguntó - ¿Se te olvidó quien llega ahora?
- No
- Entonces trae tu trasero aquí –
me ordenó – Donghae ya llega y querrá verte
- Ya voy
Contesté y ella me colgó. Mi tía me miró fijamente y luego
miró a Jin.
- Haz que luzca decente – Jin
asintió – Te esperaré aquí
- Sí
Dije, siguiendo a Jin a su habitación. Ella me dio un
descolorido vestido y me entregó maquillaje para la herida. Me miré al espejo y
comencé a llorar. Todo era tan injusto ¿Por qué no me dejaban en paz? ¿Por qué
no me morí junto con mis padres? No pasaría por tanto drama so eso hubiera pasado.
- Cuando termines con el
príncipe… - mi prima apareció detrás de mí, desabrochando mi collar – Él vendrá
directo a mí, y yo estaré lista para consolarlo, porque siempre lo he hecho
- ¿Estarás feliz habiendo
destruido el amor de la persona que dices amar?
- Como lo amo, es por lo que hago
esto
Dijo ella, reemplazando mi collar por una pañoleta.
- ¿Intentarás mantener a tu lado a
alguien que no te ama?
- Eso no es cierto – mi prima
empezó a ajustar con excesiva fuerza la pañoleta – Él siempre me amó, pero tú
lo confundiste
- Eso… eso es… lo que tú crees –
dije con esfuerzo – Pero no ganarán
- Jin… deja que se vaya
Ordenó mi tía y Jin obedeció. Yo salí del baño y caminé
hacia la puerta. Mi tía me tomó de la mano y me miró con ojos llenos de odio.
Yo me zafé de sus garras y la miré sintiendo todo el odio posible.
- No diré nada – prometí – Volveré
- ¿Lo harás hoy?
Me preguntó.
- Ya veré qué día hacerlo
- ¡No! – gritó ella, sacando una
navaja ¿Dónde guardaba ella todo los objetos filosos? - ¡Lo harás hoy!
- ¡No estoy lista! – grité,
intentando alejar mi rostro del filo de la navaja - ¡Él tampoco!
- Por lo mismo – mi tía sonrió –
Tu sufres, él sufre y Jin consuela
- Eres una lunática
Escupí y mi tía rió.
- Que no te pase nada en el camino
querida
Mi tía me dio un abrazo y yo sentí que el cuerpo se me
escarapelaba. Salí corriendo del departamento y corrí escaleras abajo, hacia el
sótano. Entré en mi auto, encendí el aire acondicionado y me largué a llorar.
- No puedo hacerlo –
lloré – No puedo hacerlo
00000000000000000000000000000000000000000000
¿Qué pasará ahora? ¿Lo hará? ¿Habrá un final feliz? Descúbranlo en el proximo capítulo de WTF! Soy una princesa!
Hola , sorry por no comentar pero fueron 2 dias horribles de estudio , me han encantado los capitulos , espero y hae se de cuenta de todo y min se atreva y tenga valor , espero por mas caps
ResponderEliminarPD : salio el mv de this is love y esta muy bno !!!!!
en lo particular, este capítulo me gustó mucho :P
Eliminaren seriooo??? tengo que verloooo yaaa!!!
Y ? Que te pareció el mv ???? Viste las portadas de this is love ???? Y hoy promocionan en mcoundown 6pm kts !!!
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