viernes, 17 de octubre de 2014

WTF! Soy una princesa! (Super Junior) - 34

Capítulo 34




Después de mis dos clases, y de que me dejaran tarea, almorcé con mis amigos en el jardín de nuevo. Sentía tanto enojo que no pude evitar apuñalar mi suflé de queso. Todos me miraban extraño, sobre todo Donghae; no podía controlar mi enojo. Esa maldita loca no me iba a detener, yo me había ganado mi puesto en la Royal, en la más prestigiosa universidad de Corea, con mi esfuerzo e intelecto. No le iba a permitir meterse conmigo nunca más, no se lo iba a permitir.
- No has comido nada
Me susurró Hae y yo lo miré.
- No tengo mucha hambre
- Como un poco – me pidió – No quiero que te vuelva a pasar aquello por el exceso de trabajo
Lo miré, se veía preocupado. Suspiré, del enojo se me había quitado el hambre. Los platos fueron retirados y los chicos decidieron ir a entrenar taekwondo, eso me iba bien, pues quería hablar con mis amigas.
- Vamos a mi habitación
Les pedí y ellas me siguieron. Entramos y cerré la puerta con llave, luego nos fuimos a mi cama. Mis amigas me miraron y yo respiré hondo.
- La universidad me ha llamado
- ¿Qué, te han ofrecido una beca a alguna universidad en el extranjero?
Preguntó Yang.
- No – contesté – Debo dinero a la universidad y si no pago no podré seguir estudiando
- ¡¿Qué?!
Gritó.
- ¿Qué tu tío no te paga la universidad? – preguntó Sun y yo asentí - ¿Qué pasó entonces?
- Ha desaparecido, no sé dónde está
- ¿Cómo es eso?
Preguntó con el entrecejo fruncido.
- Desde que  se fue de viaje, ya hasta olvidé cuándo se fue
Me sentía desesperada ¿Dónde podría estar? ¿Qué le había pasado? ¿Dónde estaba? Ahora que lo pensaba, no había sabido nada de mi tío en mucho tiempo, a pesar de que había prometido que mantendría el contacto.
- ¿Y qué harás? – preguntó Yang - ¿Ustedes no la pueden ayudar?
- No – contestó Sun – No hasta que esté casada con mi primo, solo así la corona le podrá dar dinero
- En otras palabras, adiós semestre
Solté un suspiro, no era justo.
- ¿Fue tu tía verdad?
Preguntó Yang y Sun frunció el entrecejo de nuevo.
- Eso supongo
- ¡Esa maldita bruja! – gritó ella - ¡Este iba a ser “El Semestre”! – Sun golpeó el colchón – Quería ver a todas las personas bizcas al verte
- Pues no podrá ser – me lamenté – A menos…
- ¿Qué estás planeando?
- Es algo loco y… totalmente alejado de mi personalidad…
- ¿Cómo algo que haría Sun?
Me preguntó Yang y yo asentí.
- Estoy planeando hacer algo que haría Sun Hee
- ¿Te enfrentarás a tu tía?
Me preguntó la princesa y yo asentí.
- Ya que seré la reina… - miré a mis amigas – Le haré hacer lo que yo quiera
- Así habla un gobernante loco
Yang empezó a aplaudir y yo me reí.
- Bien, iremos las tres – miré a Sun y ella sonrió – Solo así el tonto de mi primo no protestará
- Diremos que iremos a nuestro pent-house y que atacaremos las tiendas
Bromeó Yang y nosotras también.
- Haré el anuncio en la cena – dijo Sun – Ya no hay eventos en donde mi linda presencia tenga que presentarse
- Gracias, chicas
Mis amigas y yo nos abrazamos, en verdad era afortunada por haberlas encontrado. Mis amigas y yo bajamos al cine. Los chicos se nos unieron, Hae tenía un golpe en la cara producto de enseñarle a pelear a Kyuhyun. Le di un beso en el golpe.
- Yo me quedo con el Starcraft
Dijo Kyu y todos reímos. No quería estar un semestre lejos de mis amigos, tenía que ir con ellos sí o sí este semestre. Miré a mi novio y este me sonrió, vocalizó la frase “Te amo” y me dio un beso.
La hora de la cena llegó, nos sentamos junto a la princesa Jae Hwa y sir Jay Ha, Yoora estaba encima de su padre y la reina madre conversaba con una baronesa. Trajeron los platos y comenzamos a comer. Una de las cosas buenas de volverme reina algún día, era que iba a poder comer delicioso todo el tiempo.
- Quiero hacer un anuncio – dijo Sun y todos prestamos a tención – Quiero volver a mi pent-house antes de tiempo
- ¿A qué se debe, hijita?
Preguntó a princesa Jae.
- Es que queremos ir ahora, instalarnos, comprar cosas nuevas y disfrutar de la ciudad antes de que nos estresemos mucho por la universidad
- A mí me suena bien
Dijo sir Jay, pinchando un langostino.
- Yo puedo ir también, me gustaría pasar al menos una semana con mi hija
- Pero yo quiero pasarla con mis amigas, no con mi madre
Miré el rostro de la princesa Jae; se veía afectada por las palabras de Sun. Todo el mundo sabía que la princesa Jae adoraba a su única hija Sun Hee, nadie lo podía negar. Sin embargo, también sabían que la muerte de la reina Seo Jung no solo afectó a sus hijos, sino a también a Sun.
  - De acuerdo…
- Tal vez… podrías quedarte con nosotros unas semanas – propuso Sun y la princesa Jae sonrió – Si la agenda no te lo impide
- Claro que no
Las princesas se sonrieron y la atmosfera en el comedor se aligeró.
- Yo también pienso que está bien – habló el rey – Son tiempos modernos, dejemos a los chicos vivir sus vidas, tienen que saber vivir para poder ser gobernantes
- Yo no gobernaré
Recordó Yoora sonriente y todos reímos.
- Supongo que opino lo mismo – habló la reina madre – Tenga mucho cuidado princesa
- Gracias abuela
- Nosotros forzosamente tendremos que esperar para poder ir a la residencial
Dijo Kyu y Yang hizo un puchero.
- Cuando entremos a clases tendrán que ir a buscar un departamento
Sun y Hyuk se dedicaron miradas pícaras, entonces entendí el mensaje oculto en sus palabras; el departamento se convertiría en un nido de amor para ellos.
- Podrían vivir los tres
Ahora era Yang la que compartía miradas pícaras con Kyu, yo solo me sonrojé. Las bromas en doble sentido siguieron, los adultos solo nos miraban sin entender, aunque el rey y sir Jay sí reían con nosotros. El único que no reía era Donghae. Él comía viendo su plato con el entrecejo ligeramente fruncido.
- ¿Cuándo se irán?
Preguntó cuando el trajeron el postre.
- Mañana en la tarde
Contestó Sun y la expresión de Hae empeoró. Sentí miedo, Donghae se enojaba con mucha facilidad, así que me tenía que preparar para una pelea. Lo único que esperaba era que no saliera nada mal.
Los platos fueron levantados y cada uno se retiró de la mesa. Caminé a paso veloz a mi habitación, el viaje iba a ser mañana en la tarde y tenía que acomodar todas mis cosas. Entré en el inmenso armario y saqué toda mi ropa, la ropa que Sun me había regalado. Metía todo con mucho cuidado en mis maletas, revisando siempre no olvidarme nada. Yuki, a mi lado, mordisqueaba su hueso de plástico, haciendo un sonido chirriante. Le acaricié la cabeza y él movió la esponjosa cola; miré alrededor y suspiré, en verdad no me quería ir, pero tenía que hacerlo.
- ¿Podemos hablar?
Preguntó una voz. Era Donghae, cerrando con llave la puerta. Yo lo miré y de nuevo volví a mirar mi ropa, continuando con mi labor de doblar y guardar.
- Claro
- ¿Por qué de repente Sun quiere cambiar sus planes?
Me preguntó y yo dejé caer una camiseta.
- Supongo que extrañaba su libertad
Contesté, volviendo a doblar la ropa.
- Sun podrá creerse la “Rebelde sin Causa” pero ella jamás incumple una agenda
- ¿A mí qué me dices? – lo miré, me estaba empezando a enojar – Son decisiones de ella, ella quiere hacerlo
- ¡No mientas! – gritó él y yo caí sentada en mi cama - ¡Algo te debe de haber de pasado para que de pronto todas quieran volver!
- ¡No te oculto nada!
Grité yo también.
- ¡¿Por qué no me lo quieres decir?! – me preguntó, sacando las cosas que yo iba empacando - ¡Soy tu novio!
- ¡Soy libre de querer hacer lo que yo quiera!
- ¡Entonces admites que sí eres la razón por la cual se van!
- ¡No! – Donghae me estaba empezando a desesperar, quería lanzarlo por la ventana – Simplemente queremos volver, además mi entrenamiento ya va a empezar
- ¿Es por tu entrenamiento?
Me preguntó de forma más calmada. Yo lo miré, debía de decirle la verdad, pero de nuevo me preguntaba ¿Cuál verdad? ¿La versión donde le sigo ocultando cosas por el bien de los que me dañan, o la versión real?
- Tengo que resolver unos asuntos
Terminé por contestar.
- ¿Qué asuntos?
Me preguntó y yo solté un suspiro.
- Al parecer mi tía no permite que me paguen la universidad
- ¡Es maldita bruja!
Gritó Donghae y yo reí.
- Sí, es una maldita bruja
Reí.
- Mi amor, siento que por mi culpa te pasa todo esto
- Eso no es cierto – posé mi mano en la mejilla de Hae y este sonrió – No vuelvas a pensar así – él asintió – Te amo
- Yo también te amo – nos dimos un beso – Podríamos irnos a Las Vegas y casarnos ahí – bromeó él – Entonces así podrías pagar la universidad
- ¿Y arriesgarnos a que nos castiguen? – pregunté riendo, él me volvió a besar – Además, aunque suena tentador, sabes que eso sería imposible
- Lo lamento
Le di un beso.
- ¿Qué te dije? – él asintió – Bueno, ayúdame a empacar
- Terminaré desempacando tu ropa, es que realmente no quiero que te vayas
Reí, Donghae era demasiado tierno. Nos dimos otro beso y yo seguí con mi tarea de empacar mi ropa. Él se quedó con Yuki y Bada, jugando. La noche llegó y nos dormimos juntos, era nuestra última noche, después de un mágico verano.


  - Ya te estoy extrañando
Me dijo él, abrazándome.
- No exageres – me reí – No me estoy yendo a la luna, me iré a Gangman, un lugar al que tú también puedes ir,  un lugar al que tú irás dentro de unas semanas
- No dejes que la vieja bruja te haga daño – pidió, abrazándome más fuerte – Te amo mi Ratona
- Yo también te amo mi príncipe de pacotilla
Nos besamos y luego caminamos a la puerta donde la limusina esperaba.
- Min… - Hae me miró – Protege a Jin.
Miré a Donghae y asentí. Él sonrió y me volvió a dar un abrazo, susurrándome un “Gracias” Yo era la que se iba a tener que proteger de Jin, pero no dije nada, era mejor así. Pasara lo que pasara, yo no quería acabar con su relación, una amistad que venía de años.
Subimos a la limusina y partimos hacia nuestro pent-house. En el camino iba retorciéndome los dedos del miedo ¿Qué pasaría cuando llegue a casa? ¿Cómo le diría a mi tía lo de la boda? ¿Cómo estaría Jin con respecto a la boda? Todas estas incógnitas, y más, me atormentaban.
Al Gyeongbokgung no se permitían civiles, a menos que sean nobles o famosos por pedido de alguien. Ahí adentro estaba protegida ¿Qué harían cuando me vieran? Ahora podía entender el miedo de Donghae a estar sin guardaespaldas.
- Tranquila
Me pidió Sun y yo asentí. La limusina se estacionó y fuimos recibidas por varios paparazis. Entramos en el edificio y subimos por el ascensor hacia el pent-house. Todo estaba en orden y limpio, tal como lo habían dejado. El día anterior Leeteuk había mandado a los sirvientes a limpiar el pent-house de la princesa Sun, debía de admitir que tener sirvientes era una gran ventaja. Nos acomodamos en las habitaciones y pedimos comida china, yo tomé mi teléfono y llamé a Donghae.
- Ratona
Contestó él al instante.
- Hola
- ¿Llegaron bien?
Preguntó él y yo sonreí, siempre era tan sobreprotector.
- Sí – contesté – Aunque los paparazis nos sorprendieron – comenté – Y uno me golpeó el brazo
- ¡¿Quién fue para matarlo?!
Me reí, a veces él era un poco exagerado.
- Descuida, no fue nada, fue solo un golpecito con la cámara, lo estaban empujando a él también
- Eres muy compasiva – dijo – Y sensible, noble y… nada egoísta. Esas cualidades hacen que me enamoré más de ti todos los días
- Te amo mi amor – quería abrazarlo, besarlo, pero no podía – Te extraño
- El tiempo se pasará rápido – sonreí al oír eso – Después podremos estar siempre juntos
- Eso espero
- Dalo por hecho – reí – Por cierto Ratona, en setiembre tendrás que ir viendo lo de tu vestido, la boda será después de Navidad
- Me casaré a los diecinueve
Sentí nauseas de pronto, era muy pronto.
- Y con un príncipe
Bromeó él, pero no hizo ningún efecto con mis nauseas, solo las aumentaron.
- Siempre pensé que mi boda la organizaría yo, vería lo de la fiesta, la decoración, y la comida
- Bueno… eso lo harán por ti, lo lamento
- No hay problema
Le tranquilicé. Mi novio creía que me hacía infeliz más de lo que era feliz, pero la verdad es que era muy feliz con él. Sin importar qué, siempre era feliz con Donghae, por ello me daba miedo que eso acabara, con él era muy feliz, y la felicidad no es eterna.
- El pastel y la comida lo elegiremos – me informó – El tipo del bufet y catering irá a la universidad, Leeteuk ya lo arregló. La decoración igual, sólo tienes que elegir lo que quieras y ellos harán magia
- ¿Acabas de arreglar todo eso mientras hablábamos por teléfono?
Le pregunté sorprendida.
- Lo que la amada de su alteza quiera, su alteza se lo dará – puse los ojos en blanco, a veces él no era nada humilde – Tengo que ir a una reunión con el parlamento, hablamos luego
- Se buen príncipe
Le pedí y él colgó. La comida llegó y mis amigas y yo comimos mientras veíamos “High School Musical” Luego de cantar todas las canciones, nos fuimos a la habitación de Sun para poder conversar sobre lo que pasaría al día siguiente.
- ¿Qué harás si tu tía no te deja volver a la universidad?
Me preguntó.
- Primero… lloraré – mis amigas rieron – Luego supongo que vendré aquí y esperaré paciente a la boda
- Suena sencillo
Dijo Yang y yo asentí. Sonaba muy sencillo, demasiado para mi gusto. Era una opción o la otra, solo esas, era demasiado sencillo, y si algo había aprendido leyendo tantas novelas: Los villanos nunca dejarían que los protagonistas se vayan con una opción u otra, siempre iban a hacer algo para que haya más sufrimiento, y no dejar que sea feliz. Con las dos opciones, sería feliz, sin sufrir, y eso no estaba bien, pues mi tía era una psicópata, eso solo significaba que me estaba esperando algo realmente malo.
- Ya vámonos a dormir – pidió Yang – Mañana iremos de compras después de que hables con la loca de tu tía


Me sentía nerviosa, el taxi estaba a una peligrosa distancia del edificio donde solía vivir. Parecía otra vida, como si hubieran pasado años en lugar de unos meses. Aún me impactaba como había cambiado todo, y todo ese cambio debido a algo tan absurdo. Antes de que conociera a Donghae, de que nuestro drama romántico naciera, en casa era feliz; tenía a mi prima, que era una de mis mejores amigas, tenía a mis tíos que estaban actuando como padres ¡Me daban de todo! Pero ahora tenía menos de lo que tenía al quedar huérfana.
- Señorita, hemos llegado
Me informó el taxista y yo pagué. Me bajé del taxi y miré a todos lados. Era un típico sábado en la mañana, muchos niños a punto de saliendo al parque, mujeres en tacones muy altos, mascotas, y un hombre leyendo una revista de decoración. Caminé hacia la puerta y la abrí con mi llave, una que sentí arder en mi mano. Mi corazón latía a toda velocidad mientras caminaba por el camino de grava ¿Qué me esperaba? ¿Me atacaría? ¿Cómo estaría Jin? Llegué a la puerta, le di tres golpes y esperé.
- Vaya, vaya… - era la vieja urraca – Miren lo que la marea trajo – esbozó una sonrisa burlesca – No es nada más que la putita
- Hazla pasar
Escuché una voz tan filosa como un cuchillo, era mi tía. La urraca se hizo a un lado y yo entré, sintiendo que las piernas se me volvían gelatina. Mi tía estaba ahí, se veía macabra, pero no como una bruja o una asesina en serie, sino como una muerta en vida. Estaba pálida, sus ojos estaban opacos, tenía los cabellos despeinados y un cigarrillo en la mano izquierda. Le dio una colada al cigarro y dejó caer las cenizas en el suelo, luego me miró con sus tenebrosos ojos.
- Yo…
- ¿A qué has venido?
Me preguntó.
- Yo… - era justo ahora que la valentía y el enojo se me tenía que ir, solo sentía miedo en mi interior – Venía a pedir… - respiré hondo – Que me dejes volver a la universidad este semestre
Mi tía esbozó una sonrisa macabra y luego dejó caer el cigarrillo, pisoteándolo. Ella se paseó delante de mí y luego se me acercó. Tomó mi mano y observó mi anillo de compromiso, luego dejó caer mi mano y encendió otro cigarrillo.
- Bonita sortija – dijo ella, dándole una colada al cigarro – Así que quieres que te permita volver a la Royal
- Sí…
Contesté con miedo.
- Que descaro
Dijo mi tía, soltando humo por su boca y dejando caer las cenizas en el suelo.
- Tía, por favor…
- Lo haré
- ¿Qué?
No entendía ¿Me iba a ayudar así de fácil? Me estaba esperando un monologo cruel de su parte, me esperaba un estallido que arrasara todo como Pompeya, me esperaba el acabose, pero esto era muy sorprendente ¡¿Se le zafó un tornillo?! Mi tía de nuevo esbozó su sonrisa macabra y yo me estremecí. Toda ayuda, proveniente de una persona malvada, siempre tiene un precio.
- Pagaré tu universidad – empezó a decir con lentitud – Si dejas al príncipe
- ¿Qué?
Sentí que el aire se me escapaba. Una parte de mí se lo estaba esperando, pero el impacto de las palabras fue peor de lo que me imaginaba. Miré a mi tía, no estaba muy lejos de parecerse a la imagen dantesca que solía aparecer en mi mente.
- Es lo justo – me miró con desprecio – Tú quieres la universidad, yo quiero a mi hija feliz
- Pero…
- ¿Sabes dónde está Jin? -– negué con la cabeza – Está en terapia… - mi tía frunció el ceño – Le rompiste el corazón – lanzó el cigarro al suelo y lo pisoteó - ¿Sabes cuánto lloró? – mi tía avanzó hacia mí, con lentitud y balanceándose un poco - ¡¿Lo sabes?! – gritó y yo me estremecí - ¡Contesta, hija de puta!
Me lanzó una bofetada y sentí como mis ojos se llenaban de lágrimas.
- ¡No!
Contesté, apretando los dientes para no llorar. Solo me había imaginado la reacción de Jin al saber que el príncipe estaba enamorado de mí y no de ella, que sería yo y no ella la que se casaría con él, incluso había sentido satisfacción al imaginármelo. Jamás pensé que mis acciones la llevarían al punto de necesitar ayuda psiquiátrica.
A mi mente apareció mi prima, aquella muchacha que me ofreció su hombro para poder llorar cuando mis padres murieron. Ella siempre fue como mi hermana, éramos muy unidas a pesar de vivir separadas. La quería mucho y ella a mí, éramos hermanas y mejores amigas ¡¿Cómo pude hacerle tanto daño a alguien que significó mucho para mí?!
- Eres una perra – habló la urraca - ¡Hacerle algo así a tu propia familia!
Por primera vez no podía contradecir a lady Shin. Era cierto, era una perra. Estaba en el código de mujeres: “No te metas con el chico que le gusta a tu amiga” Yo sabía lo enamorada que Jin estaba de Donghae, y aún así no pude evitar besarlo aquella vez en su habitación. Todo se había iniciado con ese beso, tal vez si nunca lo hubiese besado, él estaría con Jin y todos seriamos felices. Era una perra.
- ¡El no la ama! – grité - ¡El me ama a mí!
- ¡Hija de puta!
Gritó mi tía, dándome otra bofetada.
- ¡Estás loca si crees que dejaré a Donghae por una matrícula!
Grité y sintiendo la mejilla arder.
- ¡Maldita puta! – gritó mi tía, abalanzándose sobre mí. Ella me apretó el cuello con sus manos y me miraba con furia. Cada vez apretaba más y yo intentaba sacarla de encima, pero no podía – Dejémoslo así – me miró, sacando una lima y posicionando la punta en mi mejilla – Tú dejas al príncipe… - hizo presión y yo empecé a soltar lágrimas - ¡O yo te mato!

  - ¡No, por favor! – grité y ella sonrió, soltando mi cuello – Lo haré…

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