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Capítulo 8
- Aún
estoy dudosa sobre esto
Dijo Key, engarfiando su brazo al de Jinki.
- Descuide, Key-shi,
no dejaré que nada le pase
- Más le vale
La miré y sonreí, de vez en cuando se le salía
lo mimada.
- Hay que disfrutar
del paseo y no pensar en las consecuencias
Pidió Jinki, abriendo los brazos y dejando que
la brisa agite su vestido y cabello.
- Muy bien dicho,
Jinki noona
Le sonreí a mi noona y ella me correspondió el gesto,
en verdad que ella era muy agradable.
- ¡Ya! – gritó Key de
pronto, volviendo a engarfiar su brazo al de Jinki y posicionándose en medio de
nosotros dos – No me dejen atrás
- Intente caminar más
rápido
Le sugerí a Key y esta me miró ceñuda.
- ¿Ha usado usted
alguna vez tacones?
Preguntó
- No he tenido el
placer
Contesté, intentando reprimir mi risa por la
ocurrencia.
- Entonces cállese,
porque es muy difícil
- ¿Y por qué no se
puso algo más cómodo?
Pregunté, ella solo me fulminó con la mirada.
- Porque me veo mejor
con tacones
- De acuerdo…
Sonreí, pero ella de todas formas me fulminó con
la mirada.
- ¿Ya vamos a llegar?
Preguntó Jinki de pronto.
- Sí, ya casi
Señalé a lo lejos la plaza.
- Aigo, me alegra… -
Key dejo escapar un suspiro – Ya me había cansado de… ¡Ay!
- ¡Key!
La sostuve en brazos antes de que callera. Ella
me miró, aferrándose a mi cuello, con las mejillas ligeramente sonrojadas. La
miré fijamente, a la luz de la luna se veía más bonita ¿Cómo alguien tan bonita
podía tener una vida tan vacía?
- Gracias…
Dijo ella y yo asentí, ayudándola a enderezarse.
- Creo que… los
tacones y las caminatas no son una buena combinación
Comenté y ella asintió sonriente.
- ¡Miren chicos!
Jinki señaló emocionada la plaza, donde los
isleños habían instalado su feria.
- ¡Wow! – exclamó Key
– Es…
- ¿Fabuloso?
Pregunté y ella asintió.
- Jamás había venido a
un sitio como este… - miró todo a su alrededor – Hay mucha gente y… ruido – su
sonrisa se hizo más grande, a mí me impresionaba la forma en la que maravillaba
por algo tan normal como una feria - ¿Qué hacemos primero?
- Comer pollo frito
Sugirió Jinki sonriente y Key la miró con una
ceja alzada.
- ¿Vamos a los
juegos?
Pregunté y Jinki asintió emocionada.
- Pues vamos…
Engarfié el brazo de Jinki al mío y las llevé al
primer juego que vi: la “Montaña Rusa”.
Nos formamos en la fila y esperamos. Jinki se veía emocionada, Key sin embargo
miraba el juego con expresión de pánico.
- ¿Te asusta?
Preguntó Jinki.
- Se ve muy… alto
- A Key le asustan
las alturas y el terror
Me explicó Jinki.
- ¿Cómo a alguien le
puede asustar el terror?
Pregunté confundido.
- Todo lo que puede
dar miedo, le asusta
Explicó y yo la miré aún más confundido.
- En cristiano
significa que soy muy miedosa
Intervino Key, cruzándose de brazos y mirándome
ceñuda.
- No debe de tener
miedo, no le puede pasar nada, es un juego seguro
Le aseguré.
- Sí… - dijo Jinki –
No es como que de pronto el carrito se salga de las vías y todos los pasajeros
empiecen a caer uno por uno, muriendo al instante – Key la miró boquiabierta –
Y luego resulte que todo es una premonición y nos salvemos, muriendo después en
el orden que debimos morir en el juego
- Jinki… - la miré
boquiabierto – Que imaginación tan grande – ella sonrió – Eso podría ser una
buena película
- ¿Usted cree?
Preguntó sonriente.
- Sí
Contesté, llegando por fin nuestro turno de
subir y jalándola hacia mí.
- Yo iré con Jonghyun
oppa – se apresuró a decir Key, separando a Jinki de mí – Soy la dongsaeng –
nos miró – Deben de cuidarme
- Cierto…
Aceptó Jinki, mirándola de forma extraña, Key
solo sonrió, empujándome dentro del tren.
- ¿Está seguro que no
moriremos en esta cosa?
Preguntó Key, aferrándose al seguro.
- Se lo aseguro –
dije – Pero si empieza a tener una premonición sobre nuestra muertes…
- ¡Oppa! – exclamó,
poniendo cara de miedo – Es usted malo
- Lo siento…
Me disculpé, soltando una risita y recibiendo
una mirada asesina de parte de Key, sus caras de asesina daban miedo. El juego
comenzó y Key cada vez se aferraba más al seguro, poniéndosele blancos los
nudillos. Empezamos a subir la cuesta y ella cerró los ojos, respirando de
forma extraña, como si estuviera hiperventilando.
- ¡Ay, está muy alto!
– gritó de pronto, viendo hacia un lado - ¡¿Cuánto más vamos a subir?!
- Cálmese…
- ¡Aquí vamos!
Gritó Jinki, atrás de nosotros. Entonces el
carrito comenzó su caída en picada. El estómago se me revolvió, era muy veloz y
provocaba que mi cuerpo se aplastara contra el asiento. Giré a ver a Key, ella
gritaba a todo pulmón, sosteniendo con tanta fuerza la barra que sus nudillos
estaban más que blancos.
- ¡Ah! – gritó - ¡Haz
que pare!
- ¡Cálmate!
Le pedí y ella gritó aún más.
- ¡Pare! – gritó y
entonces comenzó a llorar - ¡Que pare!
- Key…
Intenté estirarme, pero la velocidad me lo
impedía.
- ¡Ah, sálvenme!
- Key… - logré
estirarme y la envolví en mis brazos – No te pasará nada
Ella dejó de llorar y gritar. Soltó el seguro y
lentamente se aferró a mí. Mi corazón comenzó a latir con rapidez ¿Qué era esta
sensación? Miré hacia Key, ella seguía con los ojos cerrados, aferrada a mí, yo
solo sonreí.
Las personas gritaban, algunos reían, podía oír
a Jinki disfrutar del juego, pero solo Key se mantenía oculta en mis brazos,
abrazada a mi cuerpo. La volví a mirar, ahora tenía los ojos abiertos y se veía
más cómoda, sonreí. La apreté más a mi cuerpo y ella respondió alzando la
mirada, sus ojos brillaban con la luna. Algo en mí se removió y me impedían
dejar de ver sus ojos, esos ojos felinos.
No había ojos más bonitos, jamás había visto
ojos tan bonitos como los de Key. Ella miró a otro lado y volvió a recostarse
contra mi pecho, disfrutando de lo último que quedaba del paseo. El tren se
detuvo y todos empezaron a bajar, yo no me movía ¿Por qué no me movía? ¿Por qué
seguía sentado abrazándola? Su perfume llegó a mi nariz y de nuevo sentí esa
sensación, nacía del estómago e inundaba todo mi cuerpo ¿Qué era esto?
- ¡Vamos a otro
juego!
Pidió Jinki, haciéndome volver a la realidad.
- Eh… sí – solté
lentamente Key, de pronto me sentí extraño – Vamos…
- Sí…
Contestó ella, mirándome y tomando mi mano. Una
corriente eléctrica recorrió de la punta de mis dedos a mi hombro y luego a
todo mi cuerpo ¿Qué había sido eso? La miré, ella miraba nuestras manos unidas
y luego me miró, sus mejillas estaban ligeramente sonrojadas. Tragué saliva
¿Qué era esto? ¿Qué sucedía?
- Vamos…
Volvió a decir Jinki. Key asintió y soltó mi
mano, ahora siendo ayudada por Jinki. Me quedé ahí parado, mirando mi mano, aún
extendida ¿Qué había sido eso? La miré de nuevo, abrazada a Jinki y mi corazón
se estrujó.
- Oppa… apresúrate
Pidió y yo asentí, sonriendo, corriendo hacia
ellas. Key sonrió de nuevo y yo volví a sentir esa sensación en el estómago, no
me gustaba nada eso. Nos subimos a otro juego, una donde los tres podíamos
estar juntos, ahora ella reía de la emoción, y yo no podía evitar hacer lo
mismo.
- ¡Esto es divertido!
Gritó Jinki, mientras dábamos vueltas en las
sillas voladoras, el tercer juego.
- ¡Sí!
Gritó Key, sentada en la silla que estaba junto
a la mía.
- Me alegra que se
estén divirtiendo
- Jamás me había
divertido tanto en mi vida
Confesó sonriente, yo hice lo mismo. El juego
termino y Jinki fue corriendo a un puesto de pollo frito, era extraño que eso
hubiera en una feria isleña. Key se quedó conmigo, sentados en una banca,
mirando el cielo.
- El cielo se ve
peculiarmente bonito esta noche
Solté y ella asintió sonriente.
- Brilla – dijo ella,
señalando las estrellas – Como tú
- Gracias…
Sonreí al oírla.
- Gracias… - dijo ella
y yo la miré sin entender – En quince años no he hecho nunca algo tan divertido
como lo que he hecho hoy – sonrió – Gracias oppa…
- De… de nada…
- Que bueno que
chocamos aquella vez – comentó y yo sonreí – Sino, no hubiera conocido a un
oppa tan lindo como usted
- ¿Cree que soy lindo?
Pregunté divertido y ella se sonrojó.
- Sí… mucho – asintió
sonrojada – Es un buen oppa, cumplió con lo que dijo
- ¿Qué cosa?
- Que como Perro que
eres, eres un buen amigo
- Soy un “Perro” fiel
- Eres “Puppy oppa”
Rió ella y yo la seguí.
- Chicos… - Jinki se
nos acercó y nos miró a los dos – Hay que ir a un juego más, ya es tarde
- Sí…
Key miró al suelo.
- ¿Qué sucede?
Pregunté y ella me miró.
- Es que… esta noche
ha sido muy bonita gracias a usted – dijo y yo sonreí – No quiero que acabe
- Siempre podemos
repetirlo
- ¿En serio?
Preguntó sonriente.
- Si usted lo desea,
lo haré las veces que quiera
- ¡Gracias oppa!
Exclamó, dándome un abrazo. Me quedé estático,
abriendo mucho los ojos. De nuevo sentí esa sensación en mi interior. Con
lentitud, subí mis manos y también la abracé, se sentía cálido este abrazo.
- Chicos…
Jinki habló y nosotros nos separamos.
- Ups… - rió Key –
Lamento mi atrevimiento
- No es un
atrevimiento abrazar a alguien – le dije y ella sonrió – A mí me gustan los
abrazos
- ¿En serio? – Key me
miró de forma divertida – Es usted un oppa extraño
Sonreí y ella hizo lo mismo.
- Un último juego,
vamos
Nos indicó Jinki y nosotros la seguimos. Como
último juego decidimos ir a la “Rueda de
la Fortuna”. Jinki le pidió a Key que se sentara con ella, pero yo no
soltaba su brazo, provocando que el acomodador nos sentara juntos ¿Cómo pasó
esto? El juego comenzó a ascender y Key sonreía, se veía tan tierna con ese
gesto, tenía una sonrisa tierna.
- Gracias por esta
noche, oppa
Volvió a decir ella mientras ascendíamos.
- No es nada…
La miré, sonriente, ella me imitó.
- Ayer le dije que no quería un súper héroe –
dijo – Aún no quiero que sea un súper héroe para mí, pero me alegra que sea un
amigo
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continuará....
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