domingo, 18 de octubre de 2015

Hotel SHINee (Jongkey) - 12

Capítulo 12





- ¿Qué pasó?
Preguntó Joon.
- Hyung… - respiré hondo, intentando contener las lágrimas – Hyung…
- ¿Qué ha pasado?
Volvió a preguntar Joon, tomándome de los hombros.
- Creo… creo que… - me llevé ambas manos al rostro – Creo que me he enamorado…
- ¡¿Qué?!
- Es que… no puedo evitarlo, ella… - respiré hondo - ¿Qué voy a hacer? – me llevé ambas manos a la cabeza – No puedo sacarla de mi cabeza y… ¡Jamás va a poder ser!
- Jong…
- Pero al mismo tiempo… no quiero dejarla ir
- Jonghyun… - miré a Joon – Debes de dejarla ir, debes de dejar de verla – las palabras de Joon eran las correctas pero no quería que lo fueran – Antes de que esto termine peor, antes de que ambos se hagan daño
- ¿Cómo lo hago?
- Simplemente evítala… - asentí – Ahora se te hará más fácil, pues ya no frecuentas a los ricachones desde la fiesta
- Hace tres días que fue la fiesta… - me lamenté – Y no he podido sacar a Kibum de mi mente…
- Calma… - Joon me dio unas palmaditas en el hombro – No quiero decir “Te lo dije” pero…
- Lo acabas de hacer – me restregué las lágrimas – Es… increíble cómo es que encuentras a tu alma gemela y… simplemente no puedes estar con ella
- Debe de ser un infierno – dijo Joon y yo asentí – Bueno… respira hondo que debemos de seguir trabajando
- Sí…
- Cuando seamos adultos les contaré a mis hijos todo lo que su tío Jonghyun hizo – sonreí – Las locuras que hizo y los problemas en los que me metió
- Mejor no o Minho me odiará
Ambos reímos.
- Mi hijo imaginario te odiará pero por otras cosas, como no darle dinero
- ¿Qué te hace pensar que tendré dinero en el futuro?
- Todo este teatro – contestó y yo lo miré sin entender – Este teatro me hace ver que, si te lo propones, puedes lograr mucho…
- Gracias hyung…
- Ahora bien… sigamos trabajando
Asentí, saliendo de la habitación con Joon. Hace tres días había sido la fiesta de los Kim, hace tres días que los Kim me prohibieron acercarme a su hija, y hace tres días que Kibum rompía las reglas. No hacíamos nada malo, solo vernos por “Casualidad” en los pasillos y conversar un poco; a mí eso se me hacía algo difícil, pues teniendo que lucir mi uniforme de mesero, tenía que siempre estar alerta.
No extrañaba la vida de millonario, pero el haber sido expulsado no quería decir que me tuviera que alejar de Key. Sin embargo ahora… a pesar de las advertencias de Joon, no pude evitar enamorarme de ella. La noche de la fiesta, ella me dijo que quería conocer el “Hotel SHINee”, tarde o temprano mis mentiras se caerían, eso lo sabía muy bien, pero pensé que podría continuar con ellas hasta que el verano se acabara; ahora… eso se veía tan imposible como que Corea se vuelva a unir. Mis mentiras me estaban atormentando, pues eran justo esas las que me acercaron a Key, pero también las que me alejaban de ella, pues como dijo Joon, no era realmente mi vida, pero ella lo creía. Key conocía a Jonghyun compuesto de mentiras y realidad; aunque yo no le gustara, sería imposible consolidar algo, pues ella jamás se hubiera interesado en hablarme si yo no hubiera mentido. Malditas mentiras, si no hubiera mentido tanto, jamás me hubiera hecho amigo de Jinki y por ende jamás hubiera conocido a Key y ahora no estaría enamorado de ella…
- ¡Oppa!
Gritó Key, apareciendo de la nada, agradecí a los Santos que ni Joon ni yo llevásemos el uniforme puesto.
- Key…
- ¡Key, debemos irnos!
Dijo Jinki, apareciendo de la nada y tomando a Key de la muñeca.
- ¡Ay!
Exclamó Key, mirando a su amiga con expresión de dolor.
- ¡Ey, suéltela!
Intervino Joon, mirando a Jinki, ella obedeció.
- Oppa…
Key me miró y yo miré a otro lado.
- Estoy ocupado
- ¿Eh…?
- Tengo que irme…
Comencé a caminar con Joon.
- ¡Espera! – me detuvo ella, yo apreté los puños - ¿Podemos dar una vuelta por la plaza?
- Lo siento… no puedo
- Pero…
- Kibum… - la miré fijamente, ella solo me miraba con confusión – Tengo una vida más allá de ti y Jinki, déjame vivirla y tú vive la tuya
- Oppa… ¿Por qué me estás diciendo esto?
- Lo siento Key… pero no puedo estar pegado a ti todo el día, todos los días – sentí como si mi boca se llenara de ácido, no podía creer que estuviera diciéndole eso – Me tengo que ir
- Bien… entiendo… - la voz de Key hizo que mi pecho se contrajera, la había lastimado – Nos veremos entonces en otro momento…
- No creo que pueda… - ella me miró con los ojos bien abiertos – Me tengo que ir
- Oppa…
- Adiós…
Fue lo único que dije, comenzando de nuevo mi andar con Joon a mi lado. Sentí una presión en el pecho y los ojos comenzaron a escocerme ¿Cómo fue capaz de hacer eso? Sentí la mano de Joon en mi hombro, me giré a verlo.
- Es lo mejor… no puedes continuar así
- Sí…
Dije, aunque más hablaba para mí que para él. De esta forma entramos en las cocinas y comenzamos con nuestro trabajo. Tenía que dejar de pensar en Key, no estaba bien lo que hacía, debía de parar, aunque doliera, aunque nos doliera.
Todo el día estuve haciendo mi trabajo, ya hasta se me había olvidado cómo era estar todo el santo día trabajando por propinas. Joon no mencionaba a Key, eso estaba bien, no quería hablar de ella ni de nada. Sabía que a él le alegraba mi decisión de dejar mis teatros, y agradecía que tampoco hablara de ello, pero era realmente difícil hacerse a la idea de que ya no volvería a estar cerca de ese mundo y sobre todo… ya no estar cerca de Key.
Terminar el día sin haber visto a Key se sentía como un día vacío. No había podido verla y, por lo que me contaron algunos empleados: Vieron a un huésped tocar repetidas veces la puerta del 615. Me sentía mal, yo había prometido no dejarla sola y ahora… ¿Pero por qué estaba siendo tan dramático? Era solo un amor de verano, tan pronto como acabase el verano y todos nos fuéramos, todo sería como antes ¿Verdad?


La semana pasó desapercibido, o más bien dicho, yo pasé desapercibido por una semana. Tenía que mantenerme oculto para que los ricachones no me descubran y sobre todo… para no toparme con Key. Así que mi trabajo se había reducido a lavar platos nada más y limpiar los salones; era en esos momentos, cuando no recibía mis exuberantes propinas, que me lamentaba el haber gastado tanto con Jinki y Key.
En toda la semana no había visto a Key, ni siquiera me había atrevido a caminar por el sexto piso ¿Era un cobarde? Debía de afrontar mis miedos y verla ¿Qué podía pasar? Ya estaba enamorado de ella y eso no cambiaría por dejar de verla, solo que evitando verla evitaba enamorarme todavía más… eso me decía Joon. Sin embargo no lo hacía, no quería verla por miedo a no poder contenerme; tenía miedo de que tan pronto como la viera, me lanzara de rodillas hacia ella, rogando perdón y confesándole mis sentimientos. No podía hacer eso, no debía, pues ya no podría seguir mintiendo, no con todos los riesgos que ahora había.
Caminé por el pasillo del primer piso, tenía que limpiar uno de los salones. Iba arrastrando mi carrito y escuché ruido, parecía dos personas forcejeando. Me asomé a la esquina y me volví a esconder, quitándome la camisa del uniforme y quedándome solo en mi camiseta. Volví a mirar, la señora Kim intentaba quitarle algo a su hija y esta intentaba conservarlo.
- ¡Dámelo!
La mirada en la señora Kim era feroz, cien veces peor que la de Key cuando se enojaba.
- ¡¿Qué te cuesta entender?! – Key empezó a llorar - ¡¿Qué hay de malo en que quiera dibujar?!
- No permitiré que mi hija sea una burla en la sociedad por querer seguir un sueño loco
- ¡Pero soy tu hija! – ese había sido un grito de súplica - ¡Deberías de apoyarme! ¡Deberías de respetar mis decisiones! ¡Deberías de quererme como soy!
- ¡No me levantes la voz, niña insolente!
- ¡A ti solo te importa lo que las personas digan! – continuó gritando Key - ¡Solo te importa el maldito respeto y la admiración que te tienen!
- Kibum… estás acabando con mi paciencia
- ¡Pero nadie sabe que en realidad eres una arpía! – gritó aún más alto - ¡Que eres mala! ¡Que no eres capaz de querer a tu hija! ¡Que no eres capaz de ser una buena madre!
- ¡Cállate!
Gritó la señora Kim, dándole una bofetada a Key, ella se llevó una mano a la mejilla ahora roja.
- ¿Por qué no me quieres? – preguntó, derramando lágrimas – Un abrazo, una palabra de afecto… ¿Qué te cuesta? – la mirada de la señora Kim seguía siendo de ira - ¿Es que no me puedes demostrar algo de afecto?
- ¿Cómo quieres que le muestre afecto a una patética niña que no hace bien las cosas?
Me quedé boquiabierto ¿Cómo una madre podía decir eso? La señora Kim tiró el cuaderno de Key al suelo y luego lo pisoteó, haciéndole un hoyo en la portada con el tacón. La señora Kim sonrió, le dio una palmadita en la mejilla a Key, ella se quedó inexpresiva de nuevo, y entonces la señora Kim se fue. Key se agachó, llorando, sosteniendo su cuaderno roto, uno más que le destrozaban de forma brusca.
- Key…
Salí de mi escondite y la miré, ella me miró sorprendida, con los ojos llenos de dolor. Me agaché, poniéndome a su altura, y entonces la abracé. Ella, como la anterior vez, estalló en lágrimas, derramando su dolor en mi hombro, apretándome cada vez más fuerte, teniendo espasmos a causa del llanto. Acaricié su espalda, ella seguía llorando, me partía el alma verla así y no saber qué hacer para calmarla.
- Eres igual a ella… - sollozó – Eres igual a ella
- ¿Qué?
- Tú también me apartas sin motivo alguno… - se separó de mí y me miró a los ojos - ¿Por  qué me apartas?
- Key…
- Prometiste… - respiró hondo – Prometiste que estarías a mi lado…
- Es que…
- ¿Tú también te irás? – preguntó – No me dejes sola… - se abrazó de nuevo a mí – Solo necesito… - las lágrimas no la dejaban hablar – Solo necesito que alguien…
- No me alejaré… - la abracé más fuerte – Lo siento… no debí alejarme
- Solo necesito que alguien esté a mi lado…
Completó y yo la miré.
- Lo lamento Key… - la abracé más fuerte – Lo siento…
- Oppa… - miré a Key, sus ojos estaban rojos – Abrázame más fuerte…
Así lo hice, ella volvió entonces a derramar lágrimas. Cuando estuvo más calmada la ayudé a levantarse y caminar hacia el ascensor. Presioné el botón y las puertas se abrieron. Key se abrazó a mi brazo y yo la aparté para poder rodear su cuerpo con mi brazo. Ella no dijo nada, no protestó ni se removió, solo se quedó ahí parada, jugueteando con una de sus coletas, mientras yo la abrazaba. Caminamos a su habitación y nos detuvimos en su puerta, ella de nuevo se me quedó viendo.
- Llegamos…
- Oppa… - miré a Key, y entonces ella depositó un beso en mi mejilla, yo me toqué la mejilla sorprendido – Gracias…
- De… de nada…
- Siempre llegas en los momentos precisos – dijo – Tal vez sí eres un súper héroe
- Voy a estar ahí cuando me necesites
- Me cuesta creerlo…
Dijo, abriendo su puerta, yo la tomé de la muñeca, evitando que se vaya.
- Ya no me importa nada… - admití, aunque ella no podía saber a qué me refería – No importa nada… solo no quiero verte triste
- Oppa…
- Si sonríes sonreiré también, así que mantente sonriente para que veas mi linda sonrisa – ella sonrió y yo hice lo mismo – Te ves más bonita cuando sonríes…
- Gracias Jonghyun oppa…
- De nada…
- Eres un gran amigo…


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