viernes, 6 de marzo de 2015

No Quiero que me Olvides (Kyumin) - 25

Capítulo 25





- Minnie… - ella me miró - ¿Estás recordando?
- Kyu… - sus ojos se llenaron de lágrimas – No puedo recordarte… - entonces comenzó a derramar las lágrimas – Oppa… - me miró – Te quiero… te… amo…
- Minnie…
Entonces la abracé, con todas mis fuerzas, prometiéndome no volver a separarme de ella. Ella me miró y entonces se paró sobre la punta de sus pies, rozando sus labios nuevamente con los míos. Mi cuerpo se elevó hacia el cielo y les di la mano a todos los Santos; había extrañado besar a Minnie, había extrañado que ella me besara, corregiría mis errores para poder volver a ser feliz con ella.
- ¡Sí! – celebró una voz - ¡Henry oppa, mis padres se aman de nuevo!
- ¡Yo amo mucho a tu omma!
Grité, alzando la cabeza para ver a mi hija.
- ¡Y yo quiero mucho a tu appa!
Minnie me dio un abrazo, y ni siquiera me importó que no dijera que me amaba. Por ahora un “Te quiero” estaba bien, estaba logrando recordar, y mi insistencia estaba dando frutos. Minnie sonreía, sabía que debía de sentirse bien, sabía, tenía la certeza de que ahora todo podría estar bien.
  - ¡¿Eso significa que llamaran a la cigüeña otra vez y me darán otra hermanita?!
Miré a Minnie y esta estaba más roja que un tomate. Solté una risita, a veces Sunny era tan inocente como Sungmin, pero decía las cosas precisas en los momentos precisos. Le di un codazo a Minnie para que reaccionara, ella sacudió la cabeza y se sonrojó aún más.
- Soy muy joven…
Susurró.
- Y yo solo tengo veintitrés años, estoy en la flor de mi juventud
- Idiota, ya tenemos dos hijas
Me señaló Minnie, soltando una risita.
- Sí… - también solté una risita – Creo que llamamos a la cigüeña con mucha antelación
- La próxima será a los treinta
Dijo.
- ¿Me dejarás en abstinencia por siete años?
- ¡Kyuhyun! – se quejó ella, dándome un zape y sonrojándose todavía más - ¿Qué cosas dices oppa?
- Lo siento
Dije riendo, rodeando la cintura de Minnie con mis brazos, ella se apartó.
- Te dije que fueras lento…
Me susurró, ya sin rastro de diversión en la voz.
- Sungmin… solo fue una broma
- Sí pero… me hace sentir incómoda
Admitió, mirando el suelo.
- Lo lamento, me contendré
- ¿Cómo es que no me dejas? – preguntó – Otro hombre ya se hubiera ido con la primera fulana que viera
- Porque yo no soy como cualquiera – tomé su mano y la coloqué en mi pecho – Este corazón solo late por Kim Sungmin y no podrá latir jamás por nadie que no sea Kim Sungmin
- Oppa… - Minnie sonrió – Lobito, te volviste cursi…
- Es porque me enamoré de la persona más tierna del planeta
- ¿Yo?
- Obvio que tú
Ambos nos sonreímos y entonces, nos besamos de nuevo, pero esta vez de forma diferente. Ya no era un simple roce, ahora mis labios se movían rítmicamente, amoldándose a los suyos, y ella me correspondía. Rodeé su cintura con mis brazos y ella hizo lo mismo en mi cuello, me sentía en el cielo.
 

***
Abrí mis ojos ¿Dónde estaba? Parpadeé varias veces, sintiendo mucho dolor ¿El hospital? ¿Estaba en un hospital? ¿Qué había pasado? Me senté en la cama, sintiendo mucho dolor. Me revisé, tenía un brazo enyesado y una pierna enyesada ¡Que demonios!
Cerré los ojos e intenté recordar algo. Había estado en el auto y ahora aquí… ¡Tuvimos un accidente! ¿Cómo estarían los demás? ¿El chofer estaría bien? ¿Dongie estaría bien? Bueno… él no me agradaba así que me daba igual ¿Shindong estaría bien? No quería otro productor, ingeniero, coreógrafo, amigo, que él.
Sentí un dolor punzante en la cabeza y me llevé las manos a ella ¿Tenía vendas en la cabeza? Ahora recordaba, mi cabeza había roto una de las ventanas blindadas ¿Cuánto habré estado dormido? ¿Podría salir rápido? Tenía un álbum que grabar, conciertos que dar, una novia que recuperar.
Sungmin… mi último pensamiento antes de despertar fue el de su rostro ¿Cómo estaría ella? ¿Sabría que estaba en el hospital? ¿Hace cuanto que estaba aquí? ¿Dónde estaba ella? Si todos sabían de mi accidente ¿Dónde estaban todos? ¿Mi familia? ¿Dónde estaba mi hyung y mi dongsaeng? ¿Omma y appa, dónde estaban? ¿Por qué estaba solo?
- Veo que ya despertaste
Dijo Kibum ¿Qué hacía Kibum aquí?
- ¿Kibum?
Pregunté y el amigo de mi hyung sonrió.
- Estoy haciendo mi residencia aquí – me informó y yo asentí – Te vi llegar y antes de que el hospital llamara a tu familia o que la prensa viniera, yo llamé a Siwon
- ¿Mi familia sabe de esto? – pregunté - ¿Hace cuanto estoy aquí? ¿Cuándo me podré ir?
- Has estado toda la noche – me contestó y yo solté el aire aliviado – Te operaron el brazo y la pierna – Kibum empezó a leer sus anotaciones – Y una de tus costillas atravesó tu pulmón
- ¡¿Qué?! – pregunté sorprendido, tocándome el pecho, donde sentí las vendar debajo de la bata – Kibum-shi… - le miré con miedo – Soy cantante… yo…
- Descuida – él sonrió – El doctor que se hizo cargo de la operación logró arreglarlo, podrás cantar pronto
- ¿En serio?
Pregunté alegre.
- Sí, pero sé precavido – me pidió – No te esfuerces mucho y tendrás que estar en reposo total durante seis meses al menos, eso es nada de baile ni deporte, nada que te exija mucho
- Sí, de todas formas no sé bailar y en deporte no soy muy bueno
- Bien, entonces estás bien – anotó algunas cosas - ¿Te duele algo? – me preguntó - ¿Quieres más medicina?
- ¿Me hará dormir?
Pregunté.
- Sí…
- Si me duele – admití y Kibum se acercó a las botellas con líquidos incoloros que estaban conectados con tubos a mis brazos, luego giró algo y el goteo empezó – Kibum… - dije, sintiendo una extraña sensación en el brazo izquierdo - ¿Mi familia?
- Están todos en la cafetería almorzando – contestó, anotando más cosas en el – Los Kim también están…
- ¿Sungmin está abajo? – pregunté, sintiéndome pesando - ¿Ella está aquí?
- Fue la primera en venir y quedarse en tu habitación cuando te llevaron a las tres de la mañana
- Ella… - mis ojos me pesaban – Quiero verla…
- Puedo llamarla
- Sí… - cerré los ojos – Por favor…


- No me quiero ir
Dijo una voz femenina.
- Ya es tarde hija – dijo una voz masculina – Son las nueve, ha estado durmiendo todo el día
- No me importa – replicó la primera voz – Me quedo
- Sungmin…
- Appa… - escuché silencio – No me voy a ir, me quedaré
- Mañana tienes escuela…
- No me importa
- Sungmin, no voy a dejar que faltes a la escuela por Kyuhyun
- No es solo “Kyuhyun” appa – nuevamente el silencio tenso, tan tenso que sería capaz de sostener un buque de guerra – Es el chico que amo
- Eres muy joven para amar a alguien
- No es cierto
- Si lo es – Kangin sonaba enojado – Aún no sabes nada de la vida como para saber lo que es el amor
- Solo sé que lo amo
Sentí como su mano acariciaba mi rostro.
- Solo has estado con dos chicos en toda tu vida – volvió a hablar Kangin - ¿Cómo sabes que Kyuhyun es el indicado? – preguntó – Antes decías eso de Zhou Mi, y él si me agradaba
- No me importa si no te agrada – la voz de Sungmin se escuchaba más severa – Nunca te agradó y no sé por qué, y me importa un bledo
- ¡Sungmin!
Kangin sonaba enojado.
- Me voy a quedar appa, le diré a omma
Se escuchó la puerta abrirse.
- Kangin, deja a Minnie quedarse
Esa era la voz de Leeteuk.
- Pero…
- No puedes hacer nada – dijo ella – Nunca pudiste
- A primera hora de la mañana vendré a recogerte, y no protestarás – la voz de Kangin también sonaba severa – Regresarás a casa mañana, ya has pasado más de un día acá
- De acuerdo
Aceptó Minnie.
- Si despierta… dile que espero oírlo cantar pronto
- Appa… - escuché el sonido de una silla moverse – Gracias appa… te quiero
- Yo igual… - dijo Kangin – Ahora ve con tu tonto novio, yo me llevo a tu omma y a Heechul que debe de estar protestando por no haber tenido su sueño de belleza
- Sí…
- Cuídate hijita
Dijo Leeteuk.
- Vendré mañana por ti
Dijo Kangin. Entonces la puerta se escuchó de nuevo. La silla volvió a ser arrastrada y sentí la mano suave de Sungmin en mi rostro. Ella acariciaba mi rostro, y entonces sentí sus labios contra los míos.
- Te amo Kyuhyun… - sentí más caricias – Despierta ya mi amor… para que podamos volver a estar juntos – nuevamente sentí sus labios sobre los míos – Sabes… me encantó mucho tu canción, tal vez te cobre la mitad de lo que ganes por ella, o tal vez te demande por plagio – escuché su risa, su cantarina risa – Mi omma es una excelente abogada – nuevamente risas – Solo despierta, por favor… - sentí sus brazos sobre mi pecho, luego sentí calor en mi costado, ella debía de haberse recostado en la cama – Para que me la cantes – apretó más el abrazo – Te extraño mucho Kyuhyun, eres un maldito por hacer que me enamore tan profundamente de ti – apretó más el abrazo – Te amo Lobito idiota, por favor despierta… - apretó más el abrazo – Te amo…
- Minnie… - susurré con voz rasposa – Me estás lastimando
- ¡Kyuhyun!
Exclamó ella, soltándome.
- Hola…
- Mi amor, lo siento…
Minnie volvió a abrazarme.
- ¡Sungmin, me duele!
Me quejé y ella se apartó.
- Lo siento…
- Ya… solo dame un beso, los labios no me duelen
- Está bien
Aceptó sonriente. Se inclinó lentamente hacia mí y entonces rozó sus labios con los míos, luego se separó de mí. La miré con el entrecejo fruncido, ella estaba nuevamente sentada en la silla.
- ¿Qué fue eso?
- Un beso
Contestó ella como si fuera lo más obvio del mundo.
- ¿Qué clase de beso fue ese?
- Uno de “Tengo miedo de romper a mi novio”
- Pues yo quiero uno de “Quiero comerme a mi novio”
- ¡Kyuhyun!
Minnie se tapó el rostro, sonrojándose.
- Ya… ven aquí y dame un beso como Dios manda, que desde hace mucho que no lo haces
- Pero si el último fue tres días
- Son tres días sin probar los labios de mi Conejo, es una eternidad
- Aish Lobito… - Minnie acarició mi rostro – Te amo, aunque estés algo chifladito…
Y entonces se volvió a acercar a mí, ahora sí, dándome un beso como Dios manda. Sus labios se movían al compas de mi corazón, sus labios eran suaves y con un ligero sabor a fresas. Amaba besarla, y deseaba no estar enyesado y vendado para poder besarla con más profundidad. La falta de aire nos hizo separarnos y entonces nos quedamos viendo.
- ¿Esto significa que hemos vuelto a ser novios?
Pregunté feliz.
- Creí que eso había quedado explicito en el beso, o en el “Te amo”  o en el hecho de haberme referido a ti como mi “novio”
Solté una risita, a veces Minnie se parecía demasiado a Heechul.
- Te amo…
Le dije y ella sonrió, volviéndome a besar.
- Yo también – dijo, separándose de mí – Y… - me miró fijamente – No me importa si eres famoso, o si no te puedo ver por mucho tiempo, o si no puedo tener citar contigo, o si tengo que ocultar esa parte de mi vida – parpadeé varias veces, no podía cree lo que me estaba diciendo – Te amo oppa… - mi corazón comenzó a latir a toda velocidad de nuevo – Y no me importa nada más, pues sabré que solo eres mío y que solo me amas a mí – sus ojos se llenaron de lágrimas – Mientras me ames solo a mí… no me importa nada más
- Sungmin… - la miré fijamente – Te amo mucho, jamás ¡Jamás! Dejaré de amarte
- Promételo
- No necesito prometértelo, porque lo sabes – sus ojos dejaron escapar las lágrimas – Pero juro que no dejaré que nada nos separe, ni siquiera la fama que tengo, siempre debes de tener presente que mi corazón es solo tuyo
- Kyuhyun… es lo más lindo que me has dicho hasta ahora
- Entonces lamento no decirte cosas bonitas con mucha frecuencia
- Kyuhyun… te amo…
- Yo más
- No, yo más
- No, yo más
- Que no, yo más, soy la novia paciente
- Yo el novio impaciente
- Te adoro
- Te amo
- Yo más
Ambos reímos y nuevamente nos besamos.


***
- Kyuhyun… - ella me miró – Me gusta esto – admitió sonriente – Estar contigo, y que tú seas mi pareja y el padre de mis hijas
- Conejo…
- Creo que no se te hará tan difícil hacer que te vuelva a amar…
Sus mejillas se tornaron rosas de nuevo.
- ¡Sunny! – grité - ¡Creo que para el próximo año te podremos dar otra hermana!
- ¡Kyuhyun!
Minnie me dio un zape y yo la abracé fuertemente.
- Te amor Conejo – le susurré al oído – Lograré enamorarte de nuevo
- Eso espero…



No Quiero que me Olvides (Kyumin) - 24

Capítulo 24





Abrí mis ojos ¿Lo había soñado todo? ¿Sungmin realmente me iba a dar otra oportunidad? ¿Y si no fue real? Me senté en el sofá, tallándome los ojos y adaptándome a la luz del día que se colaba por la mampara. Me levanté y calcé las pantuflas, caminando hacia la cocina. Abrí la puerta y me encontré con la escena más hermosa de todas: Sungmin dándole el pecho a Jessica.
- Buenos días…
Saludé y Minnie al instante se tapó con la manta rosa con Conejos de Jessica.
- Ho… hola…
Saludo ella, sonrojada a más no poder.
- ¿Cómo amaneciste?
Le pregunté, sirviéndome el desayuno que Minnie había preparado.
- Bien – contestó, sonriendo – Muy bien

- Me alegro
Dije, sonriendo también.
- Kyu…
- Minnie…
- Tú primero – dijimos al unísono – No tú
Reímos.
- Yo primero – pidió y yo asentí – Sobre lo de anoche…
- Anoche…
Miré mi plato, rezando por dentro para que no me pidiera olvidarlo.
- Quiero intentarlo
Miré a Minnie sin poder creerlo ¿Lo había dicho? ¿Había escuchado bien? ¿En serio lo estaba diciendo? Si no estuviera dándole el pecho a Jessy, me hubiera lanzado hacia ella para poder besarla.
- ¿En serio?
Pregunté, intentando no sonar muy emocionado ¡Mierda, estoy más que emocionado!
- Sí… - la bebé comenzó a moverse y me la entregó, luego se acomodó la ropa – Pero tengo unas cuantas condiciones
- ¿Cuáles?
- Primero… - me miró – Ve lento – asentí – Segundo, nada de besos, solo abrazos, aún sigo viéndote como mi mejor amigo – volví a asentir – Tercero, no dormiremos juntos porque… mi punto dos – volví a asentir – Cuarto… - me miró fijamente – Si esto no funciona… me dejarás ir, con mis hijas
- Sungmin…
- Por favor, no protestes, por favor
- Solo una cosa – dije, acariciando la nariz de Jessica y mirando a los ojos a Sungmin – Haré mi mayor esfuerzo para poder volver a enamorarte, y así podamos ser la familia que siempre debimos ser
- ¿No lo fuimos acaso?
Miré a Minnie, ella no sabía nada, y no estaba listo, ni ella tampoco, como para decirlo. No le podía decir que la dejé, no podía decirle que desprecié el amor que me tenía por algo tan efímero como la fama. Miré a Minnie, ella le hacía mimos a Jessica e mis brazos.
- ¡Tengo hambre!
Se quejó Henry, entrando a la cocina con Sunny en su espalda.
- ¡Arre caballo!
Reía mi hija, provocando las risas de Sungmin y Henry.
- Tu appa solía hacer eso también – miré a Minnie – Llevarme en su espalda por horas…
- Eso… - la miré – Eso solo hice una vez – Minnie me miró con los ojos bien abiertos – Cuando… - miré a Sunny y me sonrojé – Después de la fiesta de Año Nuevo
- ¿Estás intentando decir que eso fue cuando…?
Minnie miró a Sunny también y se sonrojó.
- ¿Qué cosa?
Preguntó Sunny, sentándose en la mesa.
- Cuando tus padres llamaron a la cigüeña
Contestó Henry y yo me atraganté.
- ¡Henry!
Le regañamos Minnie y yo.
- Yo también quiero llamar a la cigüeña
Dijo Sunny y de nuevo me volví a atragantar.
- Tú le llamaras a la cigüeña cuando tengas treinta, ya dije
Sentencié.
- Henry oppa… - dijo Sunny y el susodicho la miró - ¿Tu amas a Amber oppa?
- Sí… mucho…
Contestó Henry, sonrojándose ligeramente.
- Entonces llamen a la cigüeña por mí…
- ¡Tú llamarás a la cigüeña a los treinta!
Sentenció Minnie, alzando la voz.
- Ustedes empezaron a llamar a la cigüeña desde los quince – Henry nos señalaba con sus palillos - ¿Yo por qué no puedo hacer lo mismo?
- ¿Podemos cambiar el tema? – pedí – Soon Kyu es muy joven para la charla de las abejas y las flores
- ¡Yo quiero oír esa historia!
Sunny alzó la mano como si estuviera en la escuela.
- ¡La oirás cuando tengas treinta!
- ¿Puedo hacer algo ahora que tengo cuatro?
Preguntó, haciendo un puchero y cruzándose de brazos.
- Terminar de desayunar y jugar videojuegos
Contesté, sirviéndole mucha comida.
- Bueno…
Terminó aceptando ella, tomando los palitos y comiendo un poco.
- Y yo tengo dos hijas…
Susurré. Entonces sentí algo en mi brazo izquierdo, era Minnie, abrazada a él. Sonreí, hacía mucho que no lo hacía, extrañaba tener a mi Conejo conmigo, y en cierta forma seguía siéndolo. Tal vez no era mi Conejo que me amaba y besaba, pero era la Conejo que tuve desde los cuatro años, esa amiga incondicional. En conclusión, no había perdido del todo a mi Conejo.
- Hay que ir al parque – pidió Minnie de manera tierna, como antes – Hace mucho que no vamos a nuestra banca
- ¿Nuestra banca?
Pregunté, recordándola, Minnie solo asentía.
- ¿Nuestros nombres seguirán ahí tallados?
Preguntó.
- ¿El de “Sungmin y Kyuhyun: BFF”?
- Sí…
- Sí, me sirvió de mucho
- ¿Por qué?
Ella me miró con ojos muy curiosos.
- Por nada, algún día te lo contaré
- O lo recordará…
Dijo Henry y yo lo fulminé con la mirada. Había muchas cosas que no quería que Minnie recordaba, pero que progresivamente lo haría. Temía por aquellos recuerdos que dejaron heridas sangrantes que aún no había logrado curar.
Después del desayuno nos alistamos para una tarde en familia. Sungmin llevaba a Jessica en su cochecito, yo llevaba la pañalera y Henry llevaba a Sunny en la espalda. Juntos los cinco caminamos hacia el parque, siendo fotografiados desde lejos por los paparazis ¡Que odiosos!
Llegamos al parque y entonces los niños, es decir Sunny y Henry, corrieron hacia los juegos. Minnie y yo nos sentamos en nuestra banca, me encantaba poder decir que era “Nuestra”. Ella abrazó mi brazo izquierdo, acomodando el mosquitero de Jessica.
- Es tan pacifico aquí
Minnie soltó un suspiro.
- Sí… - miré a mi hija jugar en los columpios – Este lugar no ha cambiado con el tiempo
- Solo nosotros…
Nos quedamos viendo, sonriéndonos.
- ¡Aish, me cansé!
Se quejó Henry, sentándose en medio de nosotros dos.
- ¡Appa, ven a jugar! – gritó Sunny desde los juegos - ¡Omma, tú también!
- Vayan, yo cuido a Jessica
Nos indicó Henry. Caminamos hacia nuestra hija y comenzamos a jugar con ella, empujándola en el columpio, en el sube-y-baja y tomándonos muchas fotografías. Sunny quería subirse al “Castillo” y yo la acompañé, pues quería subirse al tobogán más alto y temía que se callera.
Subimos tomados de las manos por las escaleras y puentes, y Minnie haciendo bromas sobre que el juego se rompería por sostenerme. Sunny se sentó en el tobogán y se dejó caer, siendo recibida por Sungmin. Sunny se soltó y corrió de nuevo al inicio del juego, llegando de nuevo a mi lado.
- Appa, deslízate
Me ordenó, jalándome del brazo para que me sentara. Obedecí y ella me dio un empujoncito. Era un poco difícil deslizarme por ahí, pues ahora era el triple de grande. Vi la luz y esperé a que mis zapatos tocaran la arena…
- ¡Ay!
Exclamó Minnie, cayendo al suelo. Me enredé con sus pies y caí encima. Ambos nos miramos, ella ligeramente boquiabierta.
- Lo lamento…
Intenté levantarme pero ella me detuvo.
- Kyu… - la miré, ella estaba sonrojada – Bésame…


***
Definitivamente no iba a olvidar a Sungmin, no lo iba a hacer y no iba a dejar que nos separen, ni siquiera ella misma. Ya había pasado una semana, el el “SM Town” estaba a dos días y mi canción estaba lista. Solo había un inconveniente, que mis jefes me dejen presentarla, pues ellos elegirían cuál sería la mejor canción para presentar.
- Está muy buena
Felicitó Shindong, dándome unas palmadas en la espalda.
- Me gusta mucho, solo espero que me la acepten
- Tienen que hacerlo – Shindong rió – De tu segundo álbum, solo tienes esta y tres canciones más totalmente grabadas – volvió a reír – Estamos muy atrasados
- Soy un niño aún, tengo otras cosas que hacer
Me defendí, también riendo.
- Vamos a dársela a Dongie para que los jefes la escuchen – Shindong puso la el CD en su estuche – ¿Te das cuenta que casi todas tus canciones hablan de Sungmin?
- Sí, y no me importa – me crucé de brazos, dando vueltas en mi silla – La conozco desde los cuatro años, obvio que todas mis canciones hablan sobre ella
- Wow, yo nunca hablo de Nari de esa forma, y tú solo tienes dieciséis
- Pero eso no me detiene para amar a alguien de esta forma
- Iré ahora – Shindong se levantó – Tú reza para que dejen poner esto en la presentación
Asentí y vi como salía de ahí. Empecé a rezar mentalmente para que me dejen presentar esa canción en el concierto, pues mis amigos irían y obvio obligarían a Sungmin a ir. Tenía que cantarle la canción y esperar a que eso sea suficiente para poder volver con ella. Al rato Shindong volvió con una sonrisa en el rostro.
- ¿Y?
- Al parecer les gustó
Dijo él, sentándose a mi lado. Sonreí, sintiéndome más optimista. Solo esperaba que fuera suficiente para Sungmin. Henry había dicho que una canción siempre hacía caer a Minnie a mis pies, esperaba que esta vez fuera igual, que una canción pudiera regresármela. Regresé a casa y me dormí con la esperanza en el corazón.
Los dos días pasaron rápido y yo estaba ensayando para mi presentación con Shindong, quien era cada tanto mi coreógrafo. Me alegraba saber que podía cantar mi canción, y me alegraba el doble cuando Donghae me reveló que Sungmin también iría a verme. Quería que todo saliera bien, necesitaba que todo saliera bien. Leí de nuevo mi letra, casi todo eran palabras que ella me había dicho aquella vez, esperaba que lo entendiera, que entendiera que no podía vivir sin ella y que debíamos de estar juntos a pesar de todo. Esperaba que, aunque fuese egoísta de mi parte, quisiera volver a vivir esta doble, triple, cuádruple vida como mi novia, porque en verdad la necesitaba, o no podría sobrevivir; era un adicto a Sungmin, estaba obsesionadamente enamorado de ella.
- ¿Listo?
Me preguntó Dongie colocándome la chaqueta.
- Sí…
Contesté, respirando hondo. Me paré a ver el espectáculo desde tras bambalinas, rezando para que mis amigos y Sungmin estuvieran ahí. Los grupos entraban y salían del escenario, y mi corazón latía cada vez más rápido.
- Kyuhyun… te toca
Me indicó mi manager y entonces subí al escenario. Ahí estaban los cinco, con baritas azules en las manos, color característico de mi club de fans. Había un mar de azul zafiro perlado, pero a mí solo me importaba una persona, que me estaba mirando desde el público, sosteniendo su barita azul.
La música comenzó y comencé a bailar junto con mi grupo de bailarines. No era muy buen bailarín, por eso me alegraba tener todo un ejército de bailarines diestros. Las fans gritaban y gritaban, la presentación de esta nueva canción era un éxito. La música se detuvo e hice una reverencia al público.
- Muchas gracias – dije, volviendo a hacer una reverencia, mirando a Sungmin – Hace unas semanas escribí una canción – todos gritaron – Salió desde lo más hondo de mi corazón – miré a Sungmin – Esto es… - señalé al púbico, luego miré a Minnie, esperando que entendiera que era para ella – “You’re my endless love”
Dije y todo el lugar estalló en gritos. Miré a Minnie, ella tenía los ojos muy abiertos, debía de saber que esas habían sido sus palabras. La música comenzó y yo empecé a cantar (https://www.youtube.com/watch?v=ULO5nx6S7Wo ) sin quitarle los ojos de encima a Minnie. Veía como los ojos se le llenaban de lágrimas, entonces supe que lo había logrado, entrar en su corazón de nuevo, derrumbar ese muro que intentaba construir.
Terminé de cantar y me bajé del escenario, tendría que esperar a verla. Mi corazón latía a toda velocidad; lo sabía, sabía que había funcionado, ahora solo tenía que verla para pedirle que no me vuelva a dejar solo, y la envolvería en mis brazos para no dejarla nunca. Mi corazón latía con fuerza, necesitaba verla ya, estaba muy ansioso, necesitaba verla.
El concierto dio fin y todo el público se fue yendo. Fui guiado hacia los camerinos, me cambié de ropa y luego me guiaron hacia mi camioneta blindada. Mi corazón seguía latiéndome con fuerza, haciéndome doler el pecho, quería llegar ya a casa e ir a la de alado, donde Minnie.
- Pareces un gusano loco, intenta bajar la adrenalina
Dijo Dongie y Shindong me hacía gestos con la mano para que me calmara.
- ¿Podría ir más rápido?
Le pedí al conductor.
- ¿Qué sucede?
- Quiero llegar rápido a casa – le contesté a mi manager – Acelere por favor
El auto aceleró y yo miré por la ventana, respirando hondo e intentando calmar el ansia de ver a Minnie. Si me volvía a aceptar, sería la persona más feliz del mundo y nunca la dejaría de nuevo, nunca permitiría que le hicieran nada, y la protegería siempre. El auto aceleró, yo seguí viendo por la ventana, pensando en el rostro de Sungmin, sus mejillas regordetas y sus aegyos; amaba sus aegyos y no podía creer que hubo una época en la que me molestaban
¿Cómo pude sentirme fastidiado con su presencia? Cuando Sungmin era la persona más maravillosa del mundo ¿Cómo no me di cuenta de cuánto la amaba? Pudimos haber tenido más de un año de “relación normal” pero yo tenía que ser un ciego. No volvería a decepcionarla, la amaría siempre y haría todo lo posible para que se quede a mi lado…
- ¡No tengo frenos!
Gritó el chofer, girando el auto.
- ¡Ah!
Gritamos todos. La camioneta comenzó a dar vueltas y vueltas, mi cabeza golpeó la ventana y esta se quebró. Todo mi cuerpo era sacudido hacia todas las direcciones, golpeándose y magullándose. La camioneta se volcó y comenzó a rodar. Sentí un fuerte dolor en la pierna y otro en el brazo. Cerré mis ojos y me los cubrí con el brazo bueno, los vidrios explotaron. Sentía dolor, mucho dolor.
- Sungmin…
Susurré, entonces todo se puso negro.


***
Me incliné hacia adelante, presionando mis labios con los de Sungmin. Cerré los ojos, disfrutando de aquel tacto, tan inocente y suave. Sentí como Minnie me daba leves empujones, entonces me separé de ella.
Sus mejillas estaban rojas y respiraba lentamente. Me levanté y la ayudé a levantarse, sacudiéndose su rosada ropa. Ella me miró fijamente, luego se tocó los labios. Me quedé ahí parado viéndola, esperando a que dijera algo.
- Cada que me besas… - empezó a decir, aún tocándose los labios – Siento como si una corriente eléctrica recorriese mi cuerpo – me miró – Con mucha fuerza como…
- El romper de las olas del mar azul zafiro perlado
Completé, recordando.
- Que es eterno… - me miró fijamente – Como nuestro amor…
0000000000000000000000000000

Hasta aquí este capítulo, subiré tres más.
FRIDaa extraño tus comentarios 

domingo, 1 de marzo de 2015

No Quiero que me Olvides (Kyumin) - 23

Lectores!!! Hola, disculpen la demora :( Espero que pasen una buena semana, el inicio de clases en la universidad me tiene estresada y no sé por qué. Les informo que las dos precuelas de esta novela ya están terminadas así que solo queda esperar (Yeyyyy!!!!) Bueno, con esto me despido y les dejo el capítulo. Pasen un divertido domingo ^^.
00000000000000000000

Capítulo 23





Minnie no se había ido, no pudo, tan pronto como Jessica comenzó a llorar. Las cosas iban de mal en peor, pues ambos nos estábamos distanciando mucho y eso era doloroso para Sunny.




Sungmin se frustraba mucho al no poder hacernos felices, lo notaba, ella vivía para hacer feliz al resto.
Habían pasado dos semanas desde aquel día, e intentábamos seguir adelante, solo que por separado. Las grabaciones de mi álbum me mantenían ocupado y ella intentaba dar todo de sí para mantener a nuestras hijas felices. Era difícil, pero me esforzaría, no me rendiría.
- Kyuhyun… - dijo Hangeng a través del micrófono – Te buscan
- ¿Quién?
Pregunté, saliendo de la cabina y encontrándome a mi suegro.
- Annyeong
Saludó.
- Ahjussi…
- ¿Podemos hablar?
Me preguntó Kangin y yo asentí.



Caminamos hacia la cafetería en el segundo piso del edificio, y pedimos dos cafés ¿Qué sucedía? ¿Por qué quería hablar conmigo? ¿Había hecho algo malo? ¿Me diría que deje a Sungmin?
- Ahjussi…
- Gracias…
Dijo él y yo lo miré sorprendido.
- ¿Qué?
- A pesar de todo… de todas las trabas que has tenido para poder estar con mi hija – él me miró, estaba… él estaba sonriéndome – Jamás te he visto tirar la toalla, siempre has estado con mi hija y no la has abandonado o traicionado, sobre todo ahora
- Es que… yo amo mucho a Sungmin
- Lo sé – dijo, tomando un sorbo a su café – Ahora es que me doy cuenta de la magnitud
- Ahjussi…
- Cuando sucedió lo de esa chica… Seohyun – miré la mesa – No lo podía creer, te habías esforzado tanto por recuperar a Sunny y Minnie, que no podía creer que hayas hecho algo tan vil – seguí viendo los reflejos de la luz sobre la mesa – Si hubiera sido verdad, ahora estarías con esa zorra, pero sigues con mi hija a pesar de que te rechaza
- Ahjussi – me sorprendían sus palabras - ¿Usted me cree ahora?
- Sí… y lo siento Kyuhyun – terminó su café, viéndome a los ojos – Te he hecho la vida imposible por mucho tiempo, es hora de terminar con eso
- Gracias… Ahjussi, gracias
- Solo haz feliz a Minnie, como has venido haciendo desde hace mucho
- Lo juro
- Más te vale
A las seis de la tarde estuve libre y regresé a casa. Minnie ayudaba a Sunny a hacer las tareas,




mientras alimentaba a Jessica con su biberón. Mis dos chicas me miraron y luego sonrieron. Yo me acerqué y besé a Sunny en la frente, lo mismo hice con Jessica y a Minnie solo le dije:
- Annyeong
- Hola…
Me dijo, cabizbaja.
- Appa, mira el dibujo que hice
Dijo Sunny, mostrándome un dibujo de una casa con todos nosotros dentro.
- ¿Y este monstruo quién es?
Pregunté en broma y Sunny infló las mejillas.
- ¡No es un monstruo, soy yo!
- Oh… entonces es una princesa
- ¡Sí! – Sunny aplaudió, Minnie sonrió - ¡Ya terminé con las tareas! – anuncio - ¿Puedo ir a la sala de juegos a seguir siendo un ula-ula con patas?
- Ludópata, Sunny
Le corrigió Minnie con una sonrisa. Sunny no dijo nada, solo salió corriendo escaleras arriba. Me quedé viendo a Minnie, Jessica se había acabado su leche y ahora miraba a Minnie con atención. Yo las miré ambas, imaginándome cómo habría sido vivir esto con Sunny, donde todo podía haber sido normal.
- Sabes… - dijo ella, dejando a Jessy en su coche – Eres mejor appa que yo
- Eso no es cierto – y no mentía – Tú te estás esforzando, y lo estás haciendo muy bien
- Siempre me dices cosas lindas, oppa – ella sonrió – Y no lo merezco
- Claro que sí, mereces que todos los días te recuerde cuan especial eres
- Pero te hago daño, siempre te estoy haciendo daño
- Es no es cierto…
- ¡Si lo es! – Minnie respiró hondo – Como cuando dejé de hablarte de la nada, antes de la obra – la miré sorprendido – O como cuando te decía lo mucho que me gustaba Zhou Mi, mientras tú eras desdichado
- Minnie… - la miré sorprendido - ¿Has recordado algo?
- Solo eso – dijo – No sé por qué dejé de hablarte, solo recuerdo que ocurrió – me explicó – Y Zhou Mi me recordó que yo hablaba mucho de él delante de ti y que eso te dolía
- ¿Zhou Mi te dijo eso?
- Él viene para intentar hacer que te recuerde
- ¿En serio? – ella asintió – Aish… le debo mucho a ese edificio andante
- Pero solo ahora realmente he logrado recordar eso
- Me alegra saber que estás empezando a recordar
- Oppa… tengo miedo de saberlo todo – me quedé callado; era verdad, había muchas cosas que ella no podía saber ¿Cómo sería cuando las averiguara? - ¿Y si no es de mi agrado?
- Probablemente muchas cosas no lo serán – aseguré – Pero de todas formas en algún momento las recordarás, y yo seré paciente, esperaré a que eso pase
- Oppa… - ella me miró - ¿Somos felices?
- Eso depende…


***
- ¿Estás escribiendo una nueva canción?
Me preguntó Shindong, el practicante a ingeniero de sonido.
- Tengo más o menos la música
Le mostré mis partituras.
- Se ve bien – dijo, empezando a tocarla en el piano - ¿Ya estás escribiendo la letra?
- Estoy bloqueado
Admití, mirando las miles de bolas de papel con letras fallidas. No podía, desde que terminé con Sungmin, escribir una canción, o si quiera tocar bien una canción. En un mes no había podido hacer nada, y mi álbum tenía que tener al menos tres canciones compuestas por mí ¡Pero no podía! ¡Tenía un bloqueo mental!
- Pues supéralo – dijo Shindong – Esto está muy bueno
- Gracias…
Contesté sin ánimo.
- Kyuhyun… tienes mucho talento – sonreí de lado al oírlo – Las personas tenemos dificultades, el temple de uno se mide en cómo logramos superarlos o sobrellevarlos – lo miré, sus palabras me estaban haciendo sentir mejor – Que termines con tu novia no es el fin del mundo…
- Sí pero… - lo miré, pues él sabía todo, era como un amigo para mí – La amo mucho, desde hace mucho
- Si necesitas llorar hazlo, no te he visto hacerlo desde que sucedió lo de su atentado – me pasó un brazo por los hombros – A veces llorar todo un día es la mejor solución, y el primer paso para súper un problema
- Gracias…
Volví a decir, mirando mi anillo de pareja, aquel que no podía usar en público. Los ojos se me llenaron de lágrimas y entonces rompí en llanto. Extrañaba a Sungmin, siempre extrañaba a Sungmin, pero ahora lo sentía diferente, pues esta no era una pelea simple como mis ataques de celos, que podía solucionar con una disculpa o comprándole una dulcería entera; esta vez mi fama era la que nos había separado.
¿Qué debía de hacer? ¿Renunciar? Era una posibilidad pero… ¿Sería capaz de hacerlo? Miré mis partituras, tocando la música mentalmente. Amaba esto, era mi sueño hecho realidad, no quería dejarlo; pero si era la única forma de volver con Sungmin…
En la noche volví a casa, pues había tenido que ir a otro programa de entrevistas, volviendo a negar que tuviera alguna relación con Sungmin que no fuese una amistad de hace años. Eran las diez de la noche y la camioneta blindada por fin me dejó en mi casa. entré en ella, sintiéndome muy cansado y entonces…
- ¡Sungmin! – gritó mi dongsaeng de diez año, desde alguna parte de la casa - ¡Quiero más pastel!
- ¡Ya te lo llevo! - gritó la voz de Sungmin, saliendo de la cocina – Kyuhyun…
- Hola… - saludé, sorprendido por su presencia - ¿Qué haces aquí?
- Henry tiene un resfriado, tus padres trabajo y Siwon con unnie en quien sabe Dios donde – contestó, caminando hacia la habitación de Henry – Pensé que llegarías más tarde
- Duró menos de lo que esperaba
- Sí… - Minnie abrió la puerta, dejó el pastel y volvió a salir – Supongo que negar tantas veces que no tienes nada conmigo, ha hecho que ya no necesites dar un gran discurso
- Minnie…
- Bueno… ahora que ya llegaste – tomó su chamarra rosa – Puedo volver a mi casa
- Minnie – tomé su brazo para que no se fuera – Hablemos…
- Kyuhyun… - ella soltó un suspiro, mirando al suelo – Lo mejor es que… olvidemos todo esto
- No quiero
Sentencié.
- Debes de olvidarme
Me pidió, mirándome con tristeza.
- No puedo…
- Pero tienes que, es lo mejor…
- ¿Tú ya me has olvidado? – pregunté, sintiendo que el corazón se me caía a pedazos - ¿Ya me dejaste de querer?
- Kyuhyun…          
- Respóndeme…
Rogué, mientras mi corazón se deshojaba como un girasol.
- No – contestó ella – Estoy loca por ti – confesó y mi corazón nuevamente se armó – Cada momento que hemos pasado, sigue en cada latido de mi corazón, y despierta mi corazón que quiere dormir – la miré, acercándome más a ella – Quisiera dejarte ir
- No quiero que lo hagas
- Lo sé – Minnie me miró, sus ojos estaban cristalinos – Cuando intento olvidarte, solo encuentro más recuerdos – se acercó a mí – Porque eres mi amor sin fin
- Minnie…
Entonces la besé, sin poder evitarlo, sin querer soltarla, y aunque esto no significara que volveríamos a estar juntos, solo quería besarla. Ella me correspondía, enredando sus brazos alrededor de mi cuello. Posé mis manos en sus caderas y la acerqué más a mi cuerpo, sintiendo el latido de su corazón contra mi pecho. La falta de aire hizo que nos separásemos; ella me miró y luego se alejó unos pasos de mí.
- Kyu…
- Si aún me amas… - volví a acercarme a ella - ¿Por qué te quieres alejar de mí?
- Porque no podemos tener una relación normal, y eso no me gusta – se puso la chamarra y caminó hacia la puerta – Lo siento Kyuhyun… algunas cosas simplemente no pueden ser
- Minnie… - la tomé del brazo – No me dejes…
- No quiero hacerlo pero… - ella quitó mi mano de su brazo – No puedo seguir así
Y entonces se fue, dejándome parado en medio de la sala, con la mano extendida. Henry salió de su habitación, con la cara llena de chocolate; yo lo miré, él me dio un abrazo, yo le correspondí, era reconfortante. Henry me soltó y me sonrió, yo solo hice una mueca.
- Minnie aún te ama, solo debes de hacer algo que haga que regrese contigo
Dijo, lamiendo su plato.
- ¿Cómo qué?
- Hazle una canción – contestó, caminando a la cocina, yo le seguí – Siempre cae a tus pies cuando le compones una canción
- Cierto… - me lo pensé bien – Debería hacerlo…
- Pues hazlo… - dijo mi hermano, sacando el cuchillo – Pero primero sírveme más pastel
- Niño…
Fulminé con la mirada a mi hermano y luego le serví su pastel. Entré en mi habitación y me recosté en mi cama, viendo mi “Minnie altar” Henry tenía razón, debía de hacer algo para recuperarla, quizá una canción, pero estaba con mi bloqueo mental.
Tomé mi guitarra y un lápiz. Comencé a tocar las pocas notas que había comenzado a escribir en la mañana, y fue como si la música viniera a mí. Empecé a escribir notas en las partituras improvisadas, vertiendo nuevamente mi alma y mi corazón, en cada nota. Pensaba en el rostro de Sungmin, en sus aegyos, en sus pucheros, en sus sonrisas y en sus Conejos rosas, no quería perderla, no lo iba a permitir.


Siete de la mañana, tenía que volver al estudio de grabación. Me desperecé, me aseé y cambié. Tomé mi nueva canción y la guardé en mi bolso, me coloqué los lentes de sol y caminé hacia la cocina para tomar mi desayuno.
- Mira Minho, nuestro hijo parece una súper estrella – omma me tomó una foto con su teléfono

 

- ¿No es guapo mi hijo?
- Obvio que sí, salió a mí
Rió appa, dándole un beso en la mejilla a omma.
- No, ninguno de mis hijos se parecen a ti
- Taemin, si Siwon es tan guapo es porque soy su appa
- No, tú eres una rana
- Estoy aquí parado, quiero mi desayuno
Pedí, sentándome en el antecomedor.
- Lo siento hijito
Se disculpó omma, dándome un beso en la mejilla.
- ¡Omma! – gritó Henry, entrando a la carrera - ¡Siwon dice que parezco un hámster!
- ¡Cho Siwon!
Regañó omma, tomando de la oreja a mi hyung.
- ¡Lo siento, fue solo una broma!
- ¡Familia, me tengo que ir en unos momentos! – les recordé - ¡Mi desayuno!
- Ya… no te enojes Henry – consolaba appa a Henry – Te compraré un nuevo violín
- Mejor un perrito
- Desayuno…
- Eres el mayor, debes de dar el ejemplo
Regañaba omma.
- Sí omma…
- Desayuno…
- Un perrito será – dijo appa – Tae, tendremos un perrito
- A Heechul no le gustan los perros – comentó Siwon – No vendrá a casa si hay uno
- ¿Y a mí que me importa?
Contestó Henry, inflando las mejillas.
- Desayuno…
- ¿Un perro? - preguntó omma – Bueno…
- Saben qué, mejor me sirvo jugo y me voy
Me levanté de mi asiento, mientras mis padres seguían atendiendo a mis hermanos. Saqué el jugo y algo de la comida de ayer; me serví un poco y lo calenté en el microondas. Después de diez minutos, en donde mi familia seguía hablando como si yo no estuviera, mi trasporte llegó.
- Annyeong…
Dije y todos dejaron de hacer lo que hacían.
- Annyeong hijito
Omma me dio un abrazo y un beso. Salí de la casa y vi a Sungmin salir también, con su uniforme escolar. La quedé viendo, mi corazón comenzó a latir a toda velocidad, quería correr hacia ella, besarla y abrazarla, pero entonces ella siguió su camino. Entré en la camioneta y partí, pasando por su lado, y grabándome su figura en la mente.
Llegué al edificio de la SM y corrí hacia la sala de grabación. Ahí estaba Shindong, tan diligente, mezclando la música de una de mis canciones. Él se volteó y me miró, sonriente, en el futuro él será mi ingeniero personal, no lo iba a compartir.
- Te ves mejor
Dijo y yo sonreí, sacando la canción de mi bolsillo.
- Lo logré
Agité las hojas con la letra y la partitura.
- ¿Tan rápido? – preguntó, mirando la letra - ¿Qué pasó?
- Me dongsaeng me inspiró
- ¿Tu dongsaeng te inspiró una canción romántica?
- Su consejo
Aclaré y este asintió, leyendo la letra de nuevo.
- Comencemos ya…
Exigí impaciente.
- ¿Cómo se llama?
Preguntó y me quedé viendo las hojas, aún no le ponía título.
- “You’re my endless love”
Contesté, y Shindong asintió, escribiéndolo en la hoja.
- Entra ya muchacho
Me ordenó y yo obedecí sonriente. Primero grabamos la música con el “MIDI” eso nos tomó unas cuantas horas.

 

Dongie apareció y se sentó al lado de Shindong, observándome, yo solo lo veía, deseando tener otro manager, quizá Hangeng.
- ¿Es nueva?
Preguntó Dongie y yo asentí.
- La escribí ayer
Contesté.
- Es buena – decía él mientras asentía – Haré unas llamadas…
Y diciendo esto se fue.
- A veces me da miedo ese hombre…
Bromeó Shindong y yo reí.
- Terminemos esto
Pedí y mi amigo asintió. Cuatro horas después ya teníamos la canción hecha, solo faltaba los arreglos que de eso se encargaba Shindong. Me fui a la sala de ensayos, el concierto de la SM era pronto y teníamos que presentar nuevas canciones.
Encendí la música y comencé a practicar una de las coreografías de mi álbum, hacía mucho que no lo hacía. La pegajosa música comenzó y yo inicié mi baile, tropezándome de vez en vez ¡Soy cantante, no bailarín! Repetí la misma coreografía unas cinco veces y entonces me dejé caer en el suelo, cerrando los ojos y cubriéndomelos con el brazo. Respiré hondo, agotado, pero con un solo pensamiento en mente: Sungmin…
- Hola…
Dijo una voz y yo alcé la mirada. Parpadeé varias veces y entonces la vi, sonriéndome, con las mejillas sonrojadas. Me senté en el suelo, aún sorprendido por verla, y volví a parpadear.
- Hola
Saludé.
- Hola…
Repitió ella.
- ¿Qué hace aquí, Seohyun?



- Oh pues… - ella sonrió – Un agente de la SM nos vio a Tiffany y Taeyeon cantando en una fiesta y pues…
- ¿Vas a ser parte de la SM?
- Eso parece…
Seo esbozó una radiante sonrisa.
- ¡Eso es genial!
Le felicité.
- ¿Te alegra que ahora podamos vernos más?
Preguntó, acariciando mi brazo izquierdo, el brazo de Minnie.
- Sería bueno tener caras conocidas por aquí
Dije, caminando hacia la radio.
- Oí que tú y Sungmin terminaron…
- No lo hemos hecho
Mentí con rapidez.
- ¿A no?
- No, es solo para callar a la prensa y calmar a las personas
- ¿Entonces por qué me lo dices?
- Porque sí… - me senté al lado de la radio – En el “SM Town” le dedicaré una canción, y ella estará en primera fila
- ¿En serio…? – preguntó Seo, acercándose a mí – Porque es Minnie la que anda diciendo en la escuela que ya terminaron
- Como te dije… - me aparté – Es solo para callar a la prensa
- Pues yo no me lo creo…
- ¡Seo, al fin te encontramos! – exclamó Taeyeon - ¡Kyuhyun!
- Hola…
Saludé.
- Justo hace poco vi a Sungmin
- ¿Qué?
- Creo que vino a ver a su omma
- ¿Dónde la viste?
- En el ascensor, la vi entrar…
No oí más, salí corriendo hacia el ascensor, presionando el botón a la planta más alta, donde se encontraban los ejecutivos. Busqué la oficina de Leeteuk, había tenido que ir allí una vez, cuando firmé mi contrato, pues ella es la jefa del cuerpo legal de la SM. Por fin encontré la puerta con el letrero de “Kim Jung Soo” Toqué la puerta y entonces ella me abrió la puerta.
- No eres mi omma
Fue lo que salió de sus labios.
- Gracias a Dios que no
Dije, entrando.
- ¿No deberías estar ensayando o grabando algo?
Preguntó, sentándose en la silla de su omma.
- Estaba en la sala de ensayos, pero me dijeron que estaba aquí así que…
- Tú y yo ya no somos nada – sus palabras taladraron mi corazón, fueron tan crudas y pesadas, tan calientes como el magma de Pompeya, tan destructivas como un terremoto, fueron horribles – No tienes que dejar tus labores por mí
- Quería hacerlo – la miré, acercándomele – Aunque hayas terminado conmigo, yo no lo he hecho contigo
- Kyu…
- Tú aún me amas – le recordé – Te recuperaré como sea Sungmin – rodeé su cintura con mis brazos y la atraje hacia mí – Así sea lo último que haga
- Kyu…
No la dejé terminar de hablar, atrapé sus labios con los míos. Era en estos momentos en los que desearía no ser famoso, pues no podía estar con la chica que amaba. Un carraspeo nos hizo separarnos, era Leeteuk.
- Ahjumma…
- Omma…
- Hola – Leeteuk nos sonrió – Me alegra ver que ya están bien, pero sean precavidos, los pueden ver, y el escritorio no es muy cómodo para estas cosas 
 




- ¡Omma…! - las mejillas de Sungmin se encendieron – No estábamos haciendo nada…
- A pues, parecía que sí
- ¡Omma!
- Yo…
Miré a ambas mujeres, sintiéndome acalorado.
- Kyuhyun, mejor vete – me pidió Sungmin – Vine a ver a mi omma, no a ti
- Minnie…
- ¡¿Eres sordo?! – gritó y su madre la miró con los ojos bien abiertos - ¡Vete!
- ¡Kim Sungmin! – le regañó Teukie - ¿Qué modales son esos?
Minnie hizo un puchero y me tomó del brazo, arrastrándome fuera de la oficina de su madre. Minnie apretaba mucho mi brazo, debía de reconocer que mi Conejo era muy fuerte. Ella me llevó a una esquina y me lanzó contra la pared, mirándome con enojo; respiró hondo y relajó la expresión, luego miró el suelo.
- No lo hagas más difícil oppa… - pidió – Me duele verte…
- A mi me alegra verte…
- Kyu… - entonces se levantó sobre la punta de sus pies y me dio un beso – Te amo…
- Yo más…
- Por favor, no vuelvas a buscarme…


***
- Kyuhyun… - sentí que algo me sacudía – Kyuhyun… - abrí mis ojos y vi a Sungmin – Kyuhyun… despierta…
Minnie estaba con su pijama rosa y su bata rosa, se veía adorable. Me tallé los ojos y parpadeé varias veces. Ella sostenía a Jessica con un brazo y con el otro me zarandeaba. La miré fijamente y ella dejó de zarandearme, luego miré mi reloj, eran las tres de la mañana.
- ¿Qué pasa?
- ¿Cómo debo de alimentar a Jessica? - me preguntó y yo la miré sin entender – Me olvidé de comprar más fórmula para bebés, y ya le di lo último que quedaba… - miró al bebé – Creo que sigue con hambre
- Sungmin… no soy mujer – le dije – Eso deberías saberlo tú
- Pero no lo sé – Minnie hizo un puchero – No tengo la mente de una adulta
- Solo… ábrete el pijama y dale el pecho
Le indiqué.
- Ummm…
- ¿Qué?
- Vuelve a dormir entonces
- ¿Por qué?
- No quiero que me veas
- Conejo… ya te he visto muchas veces sin corpiño
- ¡Kyuhyun! – Minnie me dio un zape - ¡No digas esas cosas delante de dos niñas!
- Solo hay un bebé y una mujer de veintitrés años
- Aún así – Minnie me miró de forma severa - ¿Cuándo te volviste tan pervertido?
- Desde que tuvimos nuestra primera vez
- ¡Por el Dios de Siwon! – exclamó - ¡Cállate!
- ¿Por qué?
- ¡Porque no quiero recordar esas cosas!
- De acuerdo, lo siento – me levanté del sofá caminé al baño - ¿Has recordado algo más últimamente?
- No… - escuché que contestaba – Me acuerdo… - Minnie se quedó callada, yo salí del baño, ella estaba dándole el pecho a Jessica – Se siente raro – el puchero en sus labios se veía adorable. Era la primera vez que la veía de esa forma. Con Sunny me perdí esto, pero ahora podría disfrutarlo con Jessica y nunca fallarle ni faltarle a mis dos hijas – Me acuerdo… - ella me miró – Verte llorando, mucho
- Obvio, lloré mucho por ti
- ¿Por qué?
- Porque mi mejor amiga me veía solo como un amigo, porque no podía estar contigo, por muchos motivos he llorado por ti…
- No digas eso…
- Minnie… - la miré, ella volteó la vista a otro lado – Te amo desde que usabas tus vestidos rosados con Conejos – ella seguía sin mirarme – Te amo desde que te vi con tu manta rosada con un Conejo en nuestro parque – Minnie seguía mirando hacia otro lado – Te amo desde…
- No sigas – me ordenó, mirándome - ¿Eres masoquista? – la mirada en sus ojos era severa - ¿Te gusta sentirte mal?
- Minnie…
- ¿Cómo puedes decirme todo esto? – preguntó – Sabiendo que no recuerdo nada
- Yo…
- Lejos de hacer que te quiera, estás logrando que sienta asco
- Minnie…
- Lo siento oppa… - Minnie bajó la mirada – Te dije que lo intentaría – asentí – Ve lento – pidió – Porque solo estás logrando que quiera evitar todo lo que dices
- Minnie…
- Tienes que tener presente… - ambos nos miramos – Que tal vez no pueda volver a esa época, que no recuerde nunca lo que pasó entre tú y yo
- No digas eso… - cerró con fuerza los puños – Te haré recordar, Conejo, así sea lo último que haga en mi vida
- Oppa…
- Yo no puedo estar lejos de ti Minnie – ella me miró fijamente, con las disculpas en los ojos – No me pidas que te suelte si no logras recordar – los ojos comenzaron a llenárseme de lágrimas – No voy a ser capaz de hacerlo porque tú eres yo, tú eres una parte de mí y sin ti… - respiré hondo, intentando evitar en vano que las lágrimas salgan – Así tengamos ochenta años cuando logres recordar algo de estos diez años… aún así no te dejaré
- ¿Y si nunca llego a recordar nada?
- Pues entonces volveré a enamorarte – Minnie me miró con los ojos bien abiertos – Lo hice una vez y lo haré todas las veces que sean necesarias
- Oppa…
- Déjame volver a enamorarte Minnie
- Oppa…
- Sé que me has dado mil y un oportunidades, te pido una última…
Las lágrimas comenzaron a caer.
  - Oppa… te la doy